Mastermind || T. S

By taylorsecretwife

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No era un secreto que Taylor tenía un ligero enamoramiento por Addie desde que la vió actuar en la serie norm... More

Nueva historia :)
prólogo
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Epílogo

03

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By taylorsecretwife

Addison apretó los labios mientras veía a Sebastian tomar las maletas y acomodarlas junto a la pila de cajas en la entrada. Tal vez lo mejor era dejar de verlo porque su nueva novia —Victoria—, estaba asesinándola con la mirada.

«¿De verdad era necesario traerla?» pensó Addie, reprimiendo sus ganas de rodar sus ojos.

Decidió concentrarse en su propio trabajo, después de todo, ella también estaba ahí por la misma razón: desocupar la casa y ponerla en venta.

Jackson le ayudó a cargar las maletas hasta su auto. Era un poco deprimente ver que toda su vida cabía en la cajuela de un Toyota mientras que Sebatian había llevado un camión de mudanzas.

Ella sabía que podía tomar lo que quisiera de ese lugar; muebles, pinturas, decoración. ¿Pero que caso tenía? Deseaba empezar desde cero y llevarse objetos que traen consigo un montón de recuerdos no le ayudaría en nada.

Sonrió cuando un mensaje iluminó la pantalla de su teléfono. Se trataba de Taylor —lo dedujo por el tono personalizado que esa misma mañana le había puesto cuando le mandó un mensaje para pedirle que guardara su número—, así que tomó soltó lo que estaba cargando y lo leyó de inmediato.

"¿Cómo va todo? :)"

"Aburrido :("

"¿Necesitas ayuda?"

Sebastian comenzó a llamarle, arrebatándole la oportunidad de seguir hablando con Taylor. De mala gana guardó su celular y se giró a verlo.

—¿Es todo lo que te llevarás? —preguntó mientras señalaba con un dedo sus maletas.

—Si, no necesito más.

—¿Y qué haremos con el resto?

Addie se encogió de hombros. —Puedes quedártelo o venderlo junto a la casa, me da igual.

El arrugó los labios en respuesta. Ese era un gesto que solo hacía cuando le ganaban los nervios y no sabía que decir o hacer.

La joven tomó una maleta y dejó que sus amigos cargaran el resto. —Adiós, Sebastian. Buena suerte.

—Igual, Addie.

Quiso pedirle que no la llamara así, explicarle que ya había perdido el derecho de usar ese apodo. En su lugar, solo hizo una sonrisa —que pareció más una mueca de odio—, y salió de la casa con un nudo en el estómago.

No estaba triste pero sentía que había perdido tres años de su vida y que ahora no había nada que hacer para recuperarlos. Desearía viajar en el tiempo y no haberse casado nunca.

—¿Crees que los medios hablen sobre esto? —le preguntó a Ángela, su representante, quien ya estaba esperándola en el auto. Addison se subió a su lado y la miró con preocupación.

—No lo creo. Hay demasiadas tendencias ahora mismo —respondió con el ceño fruncido y la vista clavada en la pantalla de su móvil.

Addie levantó ambas cejas mientras se abrochaba el cinturón de seguridad. —¿Qué sucede?

—Muchas cosas. Se habla de Ryan Reynolds, Selena Gómez, Sabrina Carpenter, Lana del Rey... el internet está colapsado.

—¿Y nada sobre mí? —preguntó con emoción—, ¿nadie habla sobre mí o Sebastian o sobre el fiasco que resultó nuestro matrimonio? ¿O sobre cómo ya presume a su nueva novia?

—Nope —respondió—, por primera vez en semanas estás libre del ojo público.

Addie sonrió sin poder creerlo. Jackson subió al asiento del copiloto y se giró a verla con la misma sonrisa burlona de siempre, solo que esta vez parecía tener un brillo especial en sus ojos.

—Sabes que todas esas personas son amigos de Taylor, ¿no?

Joseph se colocó detrás del volante y encendió el auto. —Esa chica si que sabe cómo se hacen las cosas.

Addie se ruborizó cuando ambos comenzaron a canturrear «uuuh».

—Tal vez es solo una coincidencia —argumentó, aunque en el fondo sabía que Taylor había movido los hilos para protegerla. Era más que obvio, esa misma mañana le había contado que se mudaría en la tarde y que estaba un poco nerviosa porque los paparazzis estaban cazándola como si fuese un animal indefenso.

Y Taylor le había respondido solo con «no te preocupes, todo estará bien 😉»

Addie no lo había entendido en ese momento, pero ahora todo tenía sentido: ella había esparcido rumores para desviar la atención de su mudanza.

—Por favor dime que no estás pensando en ella como una amiga —prosiguió Jackson, pasando la mitad de su cuerpo hacia los asientos traseros para que su hermana pudiera verlo con claridad—, esa chica es la definición de perfección.

Addison sonrió sin ser capaz de contradecirlo. Si, Taylor era perfecta y golpearía a cualquiera que se atreviera a decir lo contrario.

—Además está loca por ti. ¡Dos malditos años! —siguió Jackson—, ¿quién carajo espera dos años?

—Yo no hubiera esperado ni siquiera un mes, Marianne —soltó Joseph con la vista fija en el camino. Addie rodó los ojos, odiaba su segundo nombre y su mejor amigo lo sabía.

—Pero ella es especial —continuó Jack, empeñado a hablar bien de Taylor como si su trabajo fuese convencer a Addie de que salga con ella—, piensa en todas las canciones que podría escribirte. Y ella te entiende, jamás tendrías que explicarle demasiado lo que pasa en tu vida.

—Tiene un buen punto —se unió Ángela—, y dudo mucho que Tree le permita andar en escándalos, así que tu nombre estará limpio con ella.

—Oh, vaya —soltó con una risa—, ¿de eso se trata? ¿Quieres que salga con ella por Tree?

Ángela se encogió de hombros. —Es mi modelo a seguir.

Addie rodó los ojos y pronto el tema de conversación cambió. Aprovechó que todos estaban distraídos y tomó su teléfono para continuar hablando con Taylor.

"entonces... quieres venir a mi departamento hoy? Tengo muchas cosa que acomodar y me vendría bien una mano :)"

Obtuvo respuesta en menos de tres minutos.

"Por supuesto!! Envíame tu dirección y estaré ahí a las siete en punto"

Addison tecleó su dirección y de nuevo Swift le respondió rápidamente.

"Te veo más tarde 😽😽"

Addie y Jackson pasaron el resto de la tarde en el nuevo departamento —aunque, de hecho, Addison lo había comprado hace medio año. Estaba en una zona privada y la decoración era exactamente a su gusto. En general era cálido y ella estaba feliz de haberlo conseguido.

—Que hayas comprado un departamento era señal suficiente para saber que tu matrimonio no iba bien, ¿lo sabes, verdad?

Ella rodó los ojos y continuó acomodando su ropa. Jackson prosiguió sin importarle demasiado los gestos de su hermana, quien claramente no quería oírlo.

—¿Y por qué demonios llevó a su nueva novia hoy? ¿Qué le pasa?

—¿Verdad? Es como si quisiera restregármela en la cara. Sé que es bonita y...

Jackson la miró con una sonrisa al mismo tiempo que la interrumpía: —¿Sabes quién más es bonita?

—Oh, Dios —murmuró por lo bajo. De pronto recordó que la había invitado y el pánico inundó su cuerpo—, ¡Jackson! Dijo que vendría a las siete.

—Son las seis en punto —respondió mirando su reloj—, me voy.

—No. Iré a ducharme, quédate en la sala por si llega.

—Pensé que querías que me alejara de ella todo lo posible —se burló—, así que me voy.

Addie tomó su brazo para evitar que siguiera caminando.

—¿Quieres que sea tu cuñada? —soltó. Él se detuvo de pronto y la miró seriamente.

—No juegues con eso.

—Hablo en serio. Si ella viene y no alcanzo a abrir la puerta lo más probable es que se vaya.

—Addison, estamos hablando de Taylor, si toca y no le abres lo más probable es que se siente en el piso a esperar.

—¿Lo crees? —soltó ilusionada. Le costaba explicar la forma en que su corazón se aceleraba ante la posibilidad de terminar siendo novia de Taylor.

—Addie —tomó su mano y la apretó ligeramente—, Taylor te quiere, de verdad. Sé que te suena loco creerlo, pero ella no se hubiera comunicado contigo sino quisiera hacer las cosas bien.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó soltándolo. Se acercó a sus maletas y comenzó a sacar lo necesario para alistarse.

—Solo lo sé —respondió, logrando que su hermana entrecerrara los ojos. Conocía a su hermano, y siempre hacía lo mismo cuando estaba nervioso: desviaba la mirada y fruncía los labios. Justo lo que estaba haciendo en ese momento.

—Dime lo que sabes, ahora —exigió. El resopló mientras rascaba su cabeza.

—Bien —se rindió, regresando sus manos a sus costados—, pero no puedes decirle a nadie.

—De acuerdo.

—Ella me llamó cuando empezaron los rumores.

—¿Cómo tenías su número? —indagó. Jackson bajó la cabeza y de nuevo comenzó a mover las manos con un notable nerviosismo.

—¿Recuerdas el día que la conociste? —preguntó. Addison asintió, aunque era un recuerdo muy vago. Sabía que fue en la fiesta de Gigi, que conversaron un par de horas y nada más. Ella regresó a casa sola porque Sebastian tenía una reunión en el trabajo o algo así.

—En la fiesta de Gigi, ¿no? Hace dos años.

—Según Taylor han pasado 622 días.

—¿Qué?

El sonrió ligeramente mientras asentía. —Eso fue lo que dijo. Según ella, desde el primer momento que hablaron hasta cuando se se enteró que eras soltera transcurrieron 622 días.

Addie se quedó sin palabras mientras observaba a su hermano. Literalmente pudo sentir como el aire abandonaba sus pulmones y de pronto olvidó como es que debía respirar.

Jackson se vió obligado a seguir: —Esa noche, cuando te fuiste a casa, ella se acercó a mí para preguntarme si lo tuyo con Sebastian iba en serio.

Addison comenzó a jugar con el pantalón de pijama que había sacado de la maleta. Su corazón se aceleró mientras esperaba que su hermano continuara.

—Le dije que sí, obviamente, y pude ver en su cara como se le rompía el corazón. Se enamoró de ti ese día, Addison.

—No es posible... —empezó, pero él hizo una mueca para reprenderla.

—Hablo en serio, Addison Marianne, ella misma me lo dijo. Yo siempre creí que Sebastian no era el indicado, así que intercambié número con Taylor por si acaso.

—¿Por si acaso qué? ¿Por si mi matrimonio fallaba?

El se encogió de hombros. —Ustedes dos no podrían ser menos incompatibles.

—¿Y ella y yo?

—¿Desde mi punto de vista? Almas gemelas —respondió poniéndose de pie—, pero no me hagas mucho caso, solo soy tu hermano, el que te conoce desde que eras una mocosa llorona, el que predijo tu divorcio y todo eso.

Addie rodó los ojos cuando lo vió salir de la habitación. Tomó sus cosas y se apresuró para bañarse, después de todo, no quería hacer esperar a Taylor.

Media hora más tarde salió de su habitación con una toalla envuelta en el cabello. Se dirigió a la sala con los ojos clavados en su teléfono.

—Jackson, ¿te quedarás a cenar? Porque no estoy de humor para cocinar.

—Addison, que demonios, péinate —la regañó. Ella levantó la mirada y se topó con Taylor, quien estaba sonriéndole desde el sofá principal.

—Tay —soltó en sorpresa. Jackson continuó sus gritos.

—Ve a arreglar tu cabello —agitó ambas manos para apresurarla, pero Addie seguía perdida en los ojos de la rubia. Cuando Jackson finalmente lo notó, suspiró con fuerza—, me voy.

—Si, adiós —sacudió su mano en despedida y el rodó los ojos al salir del departamento. De pronto Addison cobró conciencia de su atuendo y sus mejillas se tornaron de un rojo intenso.

—Oh, lo siento —soltó avergonzada—, pensé que aún tenía unos minutos para terminar de alistarme.

—Creo que luces muy bien —respondió Taylor—, no hay nada de que avergonzarse. Eres una mujer muy bella.

Addison se ruborizó aún más. Cubrió su rostro con ambas manos logrando que Swift soltara una pequeña risa.

—Iré a peinarme, ¿si? Solo serán cinco minutos.

—Tómate tu tiempo. ¿Quieres que ordene algo para cenar?

—Por favor —respondió antes de darse media vuelta y correr a su habitación.

Comenzó a sacar su cabello con una rapidez increíble. Aunque ya había hecho su skincare nocturna, lucía un poco pálida y sus ojeras eran notables. Decidió aplicarse un poco de corrector, perfume y cambiar su enorme camisa por una de tirantes ajustada.

Pensó que sería muy raro si cambiaba su atuendo por completo, así que se quedó con los pantalones de pijamada de cuadros azules y se colocó bálsamo labial. Suspiró mientras se veía al espejo, la extraña sensación —que solo aparecía con Taylor—, de nuevo estaba burbujeando en su estómago.

—Perdón por hacerte esperar —dijo mientras llegaba a su lado. Sorprendió a la rubia al abrazarla brevemente en forma de saludo.

—No pasa nada —murmuró. Luego carraspeó para recuperar su voz, y dijo: —De verdad que no me molesta.

Taylor miró su cabello más tiempo de lo normal, por lo que Addie levantó ambas cejas logrando que se sonrojara un poco.

—Ordené pizza, y comida china, y sushi... Es que no tengo idea que te gusta —soltó la rubia con un poco de vergüenza.

—Oh, cualquier cosa está bien —le respondió—, entonces, Taylor, ¿me ayudas a desempacar?

La rubia sonrió y la siguió hasta su habitación. Pasaron más de una hora sacando las cosas de Addie —principalmente su ropa—, y organizando su habitación. Cuando llegó la comida ya habían terminado, así que se sentaron en el sofá, colocaron una película y comenzaron a cenar con toda la calma del mundo.

—Gracias por venir —dijo Addie de pronto—, de verdad. Y gracias por lo de hoy, fue increíble. Hace tiempo no me sentía tan calmada.

—Me alegra oír eso, Addison.

—Dime, Tay, ¿irás a los Grammys?

Taylor se movió en su lugar, logrando que sus cuerpos quedaran un poco más juntos.

—No, no creo.

—¿Por qué? —susurró, dejando de prestarle atención a la pantalla de la televisión. Swift sonrió ligeramente y un pequeño color rojo cubrió sus mejillas.

—Porque tendría que ir a Los Ángeles y yo quiero quedarme aquí, en Londres.

Addie por un momento pensó que diría «aquí, contigo».

—¿Por qué? —susurró otra vez. Taylor se encogió de hombros con simpleza.

—No lo sé, tengo muchos eventos a la vuelta de la esquina, supongo que quiero aprovechar mi tiempo libre.

—¿En qué trabajas ahora mismo?

—Es secreto, Addie —soltó en broma—, no puedo decírtelo.

—Vaya —fingió molesta, llevándose una mano al pecho como si estuviese ofendida—, creo que tengo que pedirte que salgas de mi casa ahora mismo, Taylor.

Swift hizo un falso puchero que derritió el corazón de la actriz.

—Bien, me voy —soltó poniéndose de pie. Addison tomó su mano y la jaló de regreso al sofá, solo que esta vez cayó pegada a su cuerpo.

—No, no te irás —entrelazó sus brazos con toda la confianza del mundo, y dijo: —te prohibo que te vayas.

—¿Esto es un secuestro?

—Creo que si —recargó la cabeza en su hombro y luego la inclinó ligeramente para verla a los ojos mientras le sonreía—, ¿alguna objeción?

Taylor soltó un suspiro entrecortado que aceleró los latidos de Addison.

—No, ninguna —murmuró—, pero mis gatos van a extrañarme.

Addie sonrió y regresó su atención a la televisión.

—¿Dónde están ahora mismo? ¿Con una niñera, o algo así?

Taylor soltó una pequeña risa que envió una ola de electricidad por todo el cuerpo de la actriz, quien seguía aferrada al brazo de la rubia como si su vida dependiera de ello.

—No, están en mi departamento, probablemente durmiendo.

—¿No pasa nada si los dejas a solas?

—Podría irme una semana y no notarían mi ausencia, créeme.

—Tuve un gato a los seis años —soltó Addie, atrapando la atención de Swift de inmediato—, se llamaba señora Marín porque era gruñona como mi maestra.

Taylor soltó una carcajada, cerrando los ojos durante unos segundos. Luego regresó su vista a Addison y esperó a que continuara su historia.

—A mi papá no le agradó, por supuesto, pero era su niña pequeña y no le quedó de otra más que aceptarlo.

—¿Y qué sucedió después?

—Jackson dejó la puerta abierta y la señora Marín escapó —se encogió de hombros—, estuve llorando durante dos meses y un día, de pronto, la encontré. Estaba en su nuevo hogar y era muy feliz, la traidora.

—Oh —soltó intentando ocultar su risa—, lo siento tanto.

—Da igual. Estaba bien y eso es lo que importa.

—Le agradarías a mis gatos, especialmente a Benjamin.

—Los he visto en fotos. Lucen adorables.

—¿Ah, sí? ¿En qué fotos, exactamente? Porque creo que no me sigues en Instagram —bromeó, empujando su hombro ligeramente.

Addie se ruborizó mientras buscaba alguna excusa rápida, pero sabía que nada de lo que dijera tendría sentido.

—Bueno, Jackson es un gran fan tuyo, siempre está hablando de ti.

—Ajá —respondió burlona. Aunque era una buena excusa, el rubor de sus mejillas la delataba.

—Si, es verdad. Siempre escucho «Taylor esto, Taylor lo otro».

—Claro —siguió burlándose.

—Bien, no me creas —respondió mordiéndose el labio para no sonreír—, da igual.

—Ajá —continuó la rubia—, da igual.

—Si —soltó con fuerza—, te has ganado que no te siga de vuelta en Instagram. Pensaba hacerlo hoy, pero... —se encogió de hombros y Taylor abrió la boca con asombro.

—¡No, por favor!

Addison sonrió cuando la rubia comenzó a hacerle cosquillas en sus costados. —¡Basta!

Taylor continuó, logrando que la menor se retorciera sobre su agarre. —¡Tu ganas, te seguiré hoy mismo!

—Quiero ver que lo hagas —levantó ambas cejas en advertencia y Addie asintió mientras tomaba su teléfono. Abrió la aplicación y fue directo al perfil de la rubia, apretando el botón «seguir».

—¿Contenta?

—Mucho —respondió con una sonrisa—, así ya puedes seguir viendo mis publicaciones sin culpa.

—Oh, sí, claro —respondió con sarcasmo, pero de nuevo su rostro estaba completamente rojo. Taylor seguía viéndola con una sonrisa; de pronto Addison cayó en cuenta lo cerca que estaban sus rostros, lo bien que olía la rubia y lo mucho que brillaban sus ojos.

Y de nuevo ahí estaba esa extraña sensación en el estómago. Y ella reconoció que no eran nervios, sino una calidez indescriptible que al parecer solo Swift era capaz de otorgarle.





A/n. FAVOR DE LEER.

Como Wattpad no está mandando notificaciones, estaré actualizando todos los viernes (o sábados) por la tarde/noche, por si quieren estar al pendiente.

Pero, si veo que siguen votando y comentando como hasta ahora, puede que esté actualizando más seguido (siempre publicaré un aviso en mi perfil sobre que día actualizaré)

Quien más creyó que íbamos a reputar? 🥹

GRACIAS 🫶🏻

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