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By HonuBlue

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Tiger Claw es el nuevo profesor de Literatura en la preparatoria C. Foot, una de las preparatorias mΓ‘s ejempl... More

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Tiger Claw sonrió lleno de triunfo y superioridad al tener la carta entre sus manos la cual tenia en letras grandes "ACEPTADO" junto a una patética carta de bienvenida que no se molestaría en leer, pues esa palabra era todo lo que necesitaba para saber que su vida estaba a punto de cambiar para siempre, un sueldo de ensueño, marcas de ropa que podría presumir durante la semana de clases a sus alumnos y futuros compañeros profesores al lucir un limpio y brillante traje. Todo su esfuerzo por pertenecer a la mejor preparatoria de la ciudad de New York al fin dio sus frutos, la escuela al fin estaría agradecida de tenerlo y él se aseguraría de que así fuera. 

Leyendo únicamente las instrucciones al respecto de su hora de llegada y la primer reunión a la que debería asistir para darle la bienvenida, todo aquello hizo que su pecho se hinchara con orgullo, la sonrisa triunfal no abandono para nada su rostro. Festejando en silencio en su departamento, piso once, puerta B-02. La vida no lo había tratado tan mal pues estaba una planta abajo del ultimo piso del edificio, siendo profesor en al menos cinco escuelas diferentes con tal de que su curriculum fuera perfecto, siendo su objetivo estar dentro de la escuela C. FOOT, aspirando por más, porque se lo merecía, porque así debía ser su vida. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el llamar del timbre, seguida de la voz de su, no muy deseado, amigo en el altavoz. 

Xever: ¡Gato apestoso, abre la puerta! —la típica molestia y sarcasmo juntos en su voz no ocultaban la sonrisa de su cara, sabia lo mucho que hacia enojar al tigre.— 

TC: ¿Por qué estas aquí? No te he invitado. —respondió al oprimir el botón de su altavoz, gruñendo con enfado.—

Xever: Traje cerveza. —movió las botellas cerca del altavoz para que el tigre escuchara.— 

La puerta principal hizo un sutil click y el pez mutante pudo entrar al edificio, tomando el elevador, pues no porque sus piernas fueran robóticas se desgastaría subiendo las escalaras hasta el piso once. Una vez ya estuvo en el piso correspondiente, fue a a tocar la puerta del tigre, sin embargo, el mismo ya lo esperaba al abrir la puerta segundos antes de que su puño comenzara con su molesto golpeteo. Tiger Claw lo miro con desagrado, haciéndose a un lado para permitirle el paso, Xever solo sonrió con burla por la expresión de su viejo amigo. Sin esperar invitación, el pez se dejo caer en el sofá, dejando las botellas en la mesa de centro, el tigre pronto lo acompaño, sentándose en el sofá individual. 

Xever: Entonces, ¿Tienes buenas noticias? —se animó a romper el silencio, abriendo dos cervezas y pasando una al tigre.— Parece que interrumpí tu felicidad.

TC: La estaba pasando perfectamente aquí, yo y mi soledad. Así que si, me molestas. —pese a su tonó de enfado, extendió la hoja de su nuevo empleo al pez.— Me aceptaron. 

Xever: ¿¡Qué!? —su mano izquierda tomo el papel, leyendo apenas para así soltarse a carcajadas y negar con su cabeza, asombrado.— ¿A ti te aceptaron? ¡Ahora serás todo un estirado como esos maestros! Qué no te creas, el profesor de gimnasia me compra drogas todos los fines de semana. 

TC: No estoy sorprendido. —dio un trago a la cerveza en su mano, pronto solo estaría tomando vino de calidad. Encogió sus hombros sin importancia.— Pero no me interesa, lo que menos me importa son sus vidas. 

Xever: Seria buena que consiguieras unos contactos. —sugirió, ladeando su cabeza con complicidad. No estaba con el tigre solo por amistad.— Así cuidas más tu patético trasero y me puedes dar más dinero por traerte tus mierdas. 

TC: Te encanta hacer mis compras, no seas ridículo. —rodó los ojos con fastidio, sacando su billetera para pronto ofrecer cincuenta dólares al pez.— No empieces con tus exigencias. 

Xever: ¡Te burlas de mí! ¡Esto es un robo! —arrebató el billete de la mano del tigre, lo movió con molestia para al final guardarlo en los bolsillos de su chaqueta.— Te odio. 

TC: Yo no estoy para mantenerte. —cerró sus ojos unos momentos, dio un sorbo a la botella de cerveza y fue su turno de sonreír con burla.— Si quieres más dinero, consigue un trabajo de verdad. 

Xever: Que te den. —hizo un gesto grosero con su mano.— Espero que te jodan en esa escuela de mierda.

Tiger Claw sabia que era una amenaza, pero el humor de recordar de nuevo lo que le esperaba solo lo hizo sonreír más y tomar aquellas palabras como un deseo de buena suerte, claro que le iba a ir de maravilla para no tener que soportar amigos como Xever. Ambos se conocían desde su propia etapa de preparatoria, Xever siendo el típico amigo mala influencia sin propósitos en la vida, queriendo arrastrar al tigre al mismo agujero en el cual aun seguía. Sin embargo, Tiger Claw no quería ese camino, suficiente tenía con tener una vida miserable en casa y saber desde muy pequeño que todo lo que quisiera necesitaría el doble de esfuerzo, su esfuerzo, entonces tomo a Xever como una de sus inspiraciones, ser el mejor de los dos. Lo consiguió, mientras Tiger Claw disfrutaba de la buena vida, Xever era un simple sirviente. 

TC: Espero lo mismo, pez podrido. —guiñó su ojo en dirección al contrario. De su bolsillo sacó una nota.— Esto es para ti.

Xever: No quiero tus cupones de descuento. —se empino su propia botella de cerveza, mirando las acciones del más grande de reojo.—

TC: Hey, tienes razón. —volvió a meter la mano en su bolsillo, sacando y juntando con la nota un par de cupones.— Te darán dos yogurts en la compra de uno, aprovéchalo. 

Xever: Tu maldita lista de compras. —gruñó entre dientes, arrebatando la lista de la mano contraria.— 

TC: Gracias por la cerveza. —movió su cabeza en dirección a la puerta, invitando al pez a marcharse.—

El pez se fue del departamento sin decir más, sin embargo, llevándose la nueva lista de lo que Tiger Claw necesitaba, insultándolo en voz baja al azotar la puerta al salir. Tiger Claw dejo libre una sonora risa, disfrutaba tener a las personas y mutantes en la palma de su mano, tener el control de su vida, tener el control de todo lo que se atravesara en su camino. Sacando el máximo provecho para su veneficio. Podía darse el permiso de respirar, su nuevo trabajo comenzaría el lunes oficialmente, pero debía ir a dar una clase muestra el día de mañana y presentarse con colegas y futuros alumnos, tenía un nuevo programa de clases que preparar. 




【 . . . 】



Viernes en la mañana, el fin de semana estaba cerca y la alarma sonaría de nuevo hasta el lunes, exactamente a las 6:00 am para volver a la tortura de ir a la escuela. Fueron de los primeros pensamientos de Leonardo al despertar, esperando a que el sol entrara por la esquina de su ventana entre las cortinas color crema de su habitación para dar directo en sus ojos. Los brillantes ojos zafiros de Leonardo se abrieron minutos después, el rayo de sol entro y su alarma comenzó a sonar, apagándola al instante. El ruido en los pasillos de su hogar, provocado por las pisadas de los otros tres habitantes de la misma, no pudieron iniciar unos minutos después, siempre tan puntuales.  Leo se estiro en la cama, haciéndolo una segunda vez al estar sentado, dando un bostezo final para comenzar a tomar energías, suspiro suavemente cuando la voz de su hermano mayor fue lo segundo que escucho, que mañana tan energética. 

Rafa: ¡Mueve el caparazón, Leo! —llamó con insistencia a la puerta de su hermano.— Mamá esta haciendo waffles, ayer te compre miel.

Leo: ¡Ya voy! —la mención de su desayuno favorito hicieron que se levantara de golpe, comenzando a buscar ropa limpia en su closet.— ¡Eres el mejor hermano mayor del mundo! 

Rafa: No me subas el ego, enano, y apúrate. —aunque sonara molestó, agradecía que el menor no pudiera ver su sonrisa.—

Leo: ¡No me digas así! —lanzó una almohada contra su puerta, rodando los ojos al escuchar la risa del mayor alejarse.—

Leo se coloco su bandana azul alrededor de sus ojos, un conjunto de ropa con un pantalón de mezclilla oscuro, un suéter azul cielo y tenis blancos, ropa modificada para las tortugas mutantes como él y su hermano. La sociedad estaba dividida en dos, humanos y mutantes, desde hace miles de años, poco a poco todo fue apto para que ambas especies pudieran coexistir en el mismo mundo, habiendo así todo tipo de comodidades para las especies de mutantes en la tierra. La vida de la familia Hamato era tranquila con buenos recursos, Splinter y Shen eran unos increíbles padres, siendo de las pocas familias conformadas por un mutante y un humano, Rafael y Leonardo fueron adoptados, así funcionaban las cosas para algunos niños, tanto mutantes como humanos, sin embargo, a ambos hermanos tortuga no les importaba, eran felices, siendo adoptados a una edad temprana, Leo tenia solo dos años y Rafael cinco años. Los Hamato llegaron a salvar y hacer mejores sus vidas, los trataban como suyos, no podían estar más que agradecidos por eso. 

La cálida y bella voz de Shen recibió a Leo en la cocina con un "buenos días, cariño", el olor a waffles inundaba la cocina junto al café recién hecho de Splinter. Su padre y su hermano conversaban, seguramente de algo de la universidad de Rafael, presumiendo su puesto como sub-capitán del equipo de Hockey junto a su amigo Casey Jones otra vez. Leo se sabia toda esa historia de memoria, pues era de lo que más se hablaba en casa, su hermano pese a su actitud rebelde y, a veces, explosiva, seguía siendo uno de los mejores, ¿Se alegraba por él? Si, siempre se alegraría por su hermano mayor, así que Leo le tomaba poca importancia el desaparecer de los ojos de su padre hasta que Rafael diera por cerrada la conversación y volvieran a existir los dos. 

Splinter: ¿Te llevó a la escuela, hijo?—su mirada estaba en Leo, ya llegaba su turno de nuevo. Sonriendo suave a su hijo menor.— Vamos en buen tiempo, puedo pasar a dejarte. 

Leo: Seguro, gracias, papá. —asintió con calma, comenzando a comer de su plato de waffles con extra de miel.— No tenía ganas de tomar el bus. 

Rafa: Pensé que te gustaba encontrarte con los O'neil en el transporte escolar. —su bandana roja marcó el gesto de confusión de su rostro.—

Leo: Mikey me aviso que los llevaría su padre. —encogió sus hombros sin importancia, continuando con su desayuno.—

Shen: ¿Qué hay de Usagi? —preguntó, mirando sobre su hombro a su hijo de azul, riendo suave cuando el mismo se atraganto.— ¿No se ofreció a llevarte cuando lo necesitaras? 

Splinter: ¿Qué se ofreció a que cosa? —frunció su ceño, mirando a su esposa y a Leo seguidas veces hasta parar de nuevo en su hijo.— ¿Ese quien es, Leonardo?

Leo: ¡No- no importa, papá, de verdad, solo es... —hizo ademanes nerviosos con su mano derecha, evitando la mirada de todos, sintiendo su rostro enrojecido.— Un... ¡Un amigo! Enserio, es amable conmigo, eso es todo... 

Rafael y Shen compartieron una carcajada, Leo les lanzó una mirada amenazante, la misma que le estaba dando su padre en ese momento, tal vez por esas cosas era que prefería desaparecer de la vista de su padre, pues no dudaba en comportarse como si Leo aun tuviera siete años, para después volver a recordar que Rafael aprobó todas sus materias y le estaba yendo excelente en su primer año de Universidad y los siete años de Leo habían desaparecido. Leo cursaba el segundo año de preparatoria y apenas era notado por sus compañeros, tenia buenas notas, estaba en un club de ajedrez y solo tenia dos amigos, tres si contaba a Usagi, pero vaya que el conejo blanco lo ponía nervioso y llegaba un punto en que no sabía si de verdad existía interés, teniendo que poner de su parte para "sentir lo mismo", fuera de eso, su vida escolar era demasiado tranquila e irrelevante como para presumir de ella. ¿Por qué? La escuela C. FOOT era de lo más aburrida.



【 . . . 】



El trayecto hacía el enorme edificio de la preparatoria C. FOOT fue silencioso entre los dos mutantes, siendo solo el sonido de las canciones en la radio que lo hacían menos incomodo. Leo no le exigía a su padre pasar tiempo con él, simplemente si tenía tiempo bien, sino sería para despues, a fin de cuentas su madre Shen siempre estaba para él si lo necesitaba. Volviendo a lo mismo de antes, la vida de Leo dentro y fuera de la escuela era de lo más tranquila, no tenía nada interesante que decir, así que estaba bien con lo que fuera, estando seguro que sus frustraciones comenzarían al tener que pensar en el futuro.

La enorme escuela consistía de tres edificios de tres pisos de color morado con negro, algo bastante oscuro en opinión de Leonardo, cada edificio unido por puentes que ayudaban a los estudiantes el ir y venir a sus diferentes clases. En el edificio de la derecha era donde se encontraba el laboratorio, el área de ensayo teatral, el salón de arte y el salón de computación. En el edificio de la izquierda estaba el área de los diferentes clubs escolares divididos en salones diferentes y también se encontraba el área de descanso de los profesores. En el edificio central se encontraba el salón de castigo, la oficina del director, el área de psicología y la enfermería. En cada edificio, el piso numero dos era ocupado por los salones individuales donde los maestros y alumnos ejercían sus clases correspondientes. Un edificio más pequeño a unos metros de distancia estaba la cafetería, el gimnasio y el escenario donde se llevaban a cabo las obras de teatro. Todo estaba rodeado por un pequeño muro gris y barrotes negros, la entrada era un portón enorme negro, parecía una fortaleza.

Leo: Parece la cárcel si me lo preguntas. —se quejó una vez su padre se estacionó frente a la escuela.—

Splinter: Siempre que vengo a dejarte me dices lo mismo. —colocó una mano sobre la cabeza de la joven tortuga, sonriendo divertido.— Vamos, es fin de semana, seguro será un buen día.

Leo: Lo estoy dudando, pero gracias. —tomó su mochila del asiento trasero y despues abrió la puerta del auto para salir.— Volveré con Mikey a casa, nos vemos más tarde, papá.

Splinter: Cuídate, pequeño, ten un buen día. —movió su mano en despedida, tratando de darle ánimos a su hijo.— 

Leo: También ten un buen día. —cerró la puerta del coche, colgando su mochila en su hombro y comenzando a caminar a la entrada.—

Mikey: ¡Leito! ¡Leo, espérame! —llamó con energía, corriendo hasta la tortuga de azul para pronto rodearlo con sus brazos y levantarlo un poco del suelo.— ¡Te extrañe!

Leo: ¡Mikey! —correspondió al abrazo del pecoso como pudo, soltando una risa.— Nos...vemos todos los... días, ¡Bájame! 

Abril: ¡Nos vemos, señor Hamato! —logró despedirse del mutante roedor quien correspondió a la despedida antes de marcharse. Ella se acercó a las dos tortugas dando palmaditas en sus caparazones.— Muévanse, tontitos, llegamos tarde. 

Los hermanos  O'neil eran los amigos más cercanos que Leo tenía y los únicos, Mikey era una tortuga como él, su bandana naranja rodeando sus ojos y resaltando las pecas en sus mejillas, mismas que compartía con su hermana mayor Abril, una bonita chica pelirroja, los tres conociéndose desde hace ocho años por los trabajos de sus padres. Desgraciadamente en la actualidad Abril saldría el siguiente año y Mikey solo permanecería otro año con él, al ser de grados mayores, tercero y cuarto de preparatoria, esa seria su mala suerte, con Usagi pasaría igual, saldría junto con Abril y Leo se quedaría solo un buen tiempo. Se estaba preparando mentalmente para eso, aunque sabía que podía seguir contando con ellos despues de que salieran. 

Los tres amigos entraron al edificio, comenzando a discutir de algunos proyectos que tenían y sus próximas clases, quedando de verse en el almuerzo como siempre. Leo no estaba poniendo demasiada atención, pues la misma era interrumpida por los murmullos de algunos chicos y risitas bobas de las chicas, algo estaba pasando. Estaba por mencionarlo a sus amigos, pero fue interrumpido por la voz de Mikey mientras movía su brazo derecho de forma enérgica al saludar a uno de los profesores, Donatello era el único maestro más joven de la institución, una tortuga mutante como Mikey y Leo, especializado en Química y el favorito de muchos. Vistiendo como todos los demás maestros, un traje de preferencia gris, zapatos de vestir y un maletín color café que le colgaba del hombro. Su bandana morada alrededor de sus ojos era suficiente para no tener que usar corbata. 

Mikey: ¡Profesor Donnie! —su animada voz no pasaba desapercibida, no fue problema para que la tortuga esbelta pronto girara en su dirección.— Buenos días.

Donnie: Buenos días, chicos. —acomodó sus anteojos sobre la bandana morada, asintiendo a los tres amigos.— ¿Listos para ir a clase?

Leo: Si... —respondió con aire distraído, mirando a su alrededor y luego al maestro.— ¿Sabe que esta pasando? 

Donnie: Háblame de tú, Leo, y si, eso, el profesor Pit fue despedido, su maestro de literatura. —su voz fue un tanto desanimada.—

Abril: Gracias a Dios. —suspiró aliviada, pero la sonrisa que formo en su cara se desvaneció ante la mirada molesta del profesor, carraspeando nerviosa.— Es decir- Que pena. 

Donnie: Mi pa- Ah, el director ya ha recibido a su nuevo profesor. —encogió sus hombros, dando dos pulgares arriba a los tres.— Buena suerte. —dicho eso se alejó en dirección a su salón.—

Mikey: ¿Gracias? —apretó sus labios con una expresión confusa, mirando a su hermana y amigo del mismo modo.— ¿Nos contamos nuestra mala experiencia en el almuerzo?

Abril: Seguro que si. —acomodó su fleco en un intentó de calmar sus nervios.—

No debería ser sorpresa la llegada de un nuevo profesor, son muy pocos los que llevan años ejerciendo clases en la institución, sin embargo, que el propio hijo del director, Donatello Oroku, les deseara suerte de aquella manera no era buena señal. Todos sabían que era cuestión de tiempo para que el maestro Pit fuera despedido, dudaban realmente si su titulo era verdadero, pero el momento se dio, ahora un nuevo maestro los esperaba y Leonardo solo podía pensar varias cosas al respecto del nuevo profesor ante los murmullos, risas bobas y la poca confianza de Donnie, eran que o el maestro daba mucho miedo o solo era guapo con cara de idiota presumido. Lo sabría pronto, Literatura era su primera clase.


Leo atino a una de las dos cosas que pensó, era guapo con cara de idiota presumido, no esperaba tener esa primera reacción del profesor Tiger Claw, un enorme tigre con traje de marca y sonrisa falsa, pero la tuvo en cuanto el tigre cruzo la puerta pues el mismo no dudo en demostrar que era uno de los tantos hombres/mutantes con el ego alto, Leo no era tonto y se le había enseñado a no confiar en gente con esas pintas, así que se mostro indiferente cuando el tigre y el director Oroku Saki entraron al salón, Leo dibujo garabatos en el cuaderno que tenía afuera, apenas poniendo atención a lo que el hombre decía, solo al director, pues de poner atención al tigre, se hubiera dado cuenta de la mirada molesta que le dirigía al ser el único con la mirada perdida en otra cosa que no fuera él. Solo debía tomar la clase, nada más, no le interesaba el profesor. Tiger Claw frunció apenas su ceño, los primeros de las filas tragaron nerviosos ante ese pequeño gesto, su reacción lleno al tigre de gusto, que no le duro mucho al intentar nuevamente que la tortuga de la fila tres, asiento ocho, lo mirara. No lo hizo. Ni siquiera parecía importarle que estuviera ahí. 

Saki: El profesor Pit fue transferido a otra escuela. —decía sin interés, sin importarle que lo dicho fuera mentira, colocando sus brazos tras su espalda.— Esperemos que el profesor Tiger Claw sea un elemento valioso para nosotros y se adapte. Buena suerte y con permiso. 

TC: Gracias, director. —asintió al director quien salió del aula, dejándolo al fin solo con sus alumnos.— Muy bien, me alegra estar aquí. Llámenme solo profesor, hagamos bien las cosas, ¿De acuerdo? 

Un sonoro y coordinado "Si, profesor" se escucho en el salón, como niños, como hormigas. Tiger Claw los miraba como moscas ahora, nuevas presas para cazar, era lo que le encantaba y bien sabía que los alumnos de la escuela T. FOOT eran bastante eficientes en obedecer, ser la mejor escuela debía tener sus sacrificios con sus alumnos, obedientes, ejemplares y sobresalientes. Si no querían problemas, debían seguirlo y Tiger Claw se encargaría de tener a todos los grupos como se debía, demostrar que debía estar de pie justo delante de todos ellos. Hasta que volvió a mirar a la tortuga, quien se negó a incluirse en el coro de sus compañeros, no lo tomaba enserio y antes de poder continuar, busco su nombre en la lista enumerada, comenzó a tomar lista y cada alumno fue diciendo "presente", levantando la mirada hasta llegar a él.

TC: Leonardo Hamato. —llamó en voz alta, levantando su vista de nuevo, sonriendo hasta mostrar los colmillos cuando la mirada zafiro al fin le puso atención.—

Leo: Presente, profesor. —respondió con tranquilidad, sosteniendo la mirada del tigre sin problemas.—

Aquella mirada demostró un reto para Tiger Claw, pronto sus manos se apretaron con enojo e indignación, arrugando la lista, jamás le había pasado que un alumno fuera completamente indiferente a su imponente presencia, le daría a Leonardo una lección, comenzaría a respetarlo por las buenas o por las malas. Leonardo sonrió un momento, regresando la mirada a su cuaderno, escribiendo la palabra "IDIOTA" en mayúsculas, no le tenía miedo al profesor, lo respetaría como a los demás, no tenia porque ser diferente. Sería algo difícil de sobrellevar, pensaron. 









Waaaaaah extrañaba hacer esto, los extrañaba a ustedes, extrañaba todo ;-; 

Vengo con esta nueva historia mis hermosas personitas, como he mencionado en algunos anuncios, mis historias pendientes seguirán en pausa hasta nuevo aviso debido a que debo tomar el hilo de las mismas una vez más, estoy trabajando en ello. Me perdonan? unu

Mientras tanto, quede atrapada con las tramas profesor x alumno que necesitaba hacer una a mi estilo y bueno, debía aprovechar un poco más una de mis OTP jijijiji  Por favor recuerden que si no les gusta este tipo de contenido no es necesario que lo lean, dejar malos comentarios o insultar a quienes nos gusta, sean amables :3

Espero que les guste esta nueva historia, mis hermosas personitas, que sea de su agrado y me acompañen en los siguientes capítulos uwu su voto, comentario o vista siempre se recibe con mucho amor y agradecimiento :"3

Nos leemos despues, tomen mucha awua y cuídense mucho, besitos uwu

- HonuBlue

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