-¡YoonWoo! ¡Trae las palomitas de maíz que está por empezar!
-Está en pausa. Si comienza la podemos regresar.
-No, nadie le va a regresar. El control se quedará en la mesita y nadie lo va a agarrar, ¿entendido?
-Ash, pero si yo pago el Internet...-dijo a regañadientes, pensando que su Hyung no lo escucharía.
Que equivocado estaba...
-¡Pues esta es mi casa y se hace lo que yo diga!-después de ponerle play, tomó el control con brusquedad y después lo dejó sobre la mesita con un golpe seco. Lo fulminó con una mirada, para después mirar la pantalla y disfrutar de la película.
Sin embargo, no pasaron ni siquiera dos minutos cuando el teléfono de YoonWoo sonó, llamando la atención de ambos.
-Es JiMin.
-¡Rápido contesta!-exclamó SeokJin con preocupación, a lo que el contrario hizo caso rápidamente.
-¿Qué sucede, JiMin?
-¡Chicos ya sé que es su día libre, pero me urge que vengan!
-¡JIMIIIIIN!-gritaron los dos al unísono.
-Prometiste tenerlo todo bajo control-lloriqueó SeokJin.
-Y lo hice, pero ya se salió de control. Hay mucho que hacer y el espectáculo está por empezar. JungKook no puede hacer todo sólo. Y Hoseok y yo tenemos que salir al escenario en unos minutos. ¡Así que los necesitamos!
-Tendremos que cambiarnos y encontrar un taxi.-le hizo saber SeokJin que llegarían un poco tarde.
-Está bien, no importa. Sólo no tarden mucho por favor.
-Ahg, bieeeen...-contestó YoonWoo de mala gana, para después colgar la llamada.
Ambos se vieron, en busca de refuerzo, ya que, ningúno de los dos quería ir a trabajar.
-¿Tenemos que ir obligatoriamente?
-No lo creo. Pero tampoco quiero quedarle mal a JiMin o abandonar a JungKook. ¿Recuerda la vez que asustaron a nuestro Kook? Ese maldito...-le recordó, para después apretar sus manos en puños con tan sólo recordar la carita de miedo y terror de aquel muchacho que quería como a un hijo.
-¿Qué pasó con ese idiota? ¡Dime que le cortaron el miembro!-exclamó.
-Lamentablemente no, sólo lo vetaron para siempre del club. Pero Kookie vive con el miedo constante a volver a encontrarselo. Y si eso llega a suceder, estoy más que dispuesto a cortarselo con unas tijeras.
-Te apoyo completamente-dijo, apoyando su plan por completo.
Ambos se levantaron del sofá, para después dirigirse a sus habitaciones con intensiones de ponerse sus uniformes y partir hacia el trabajo que compartían. Trabajaban en el mejor burdel de la ciudad. Un edificio demasiado lujoso que cada noche sin falta era iluminado por un gran anuncio neón de color rojo que resaltaba las letras: "Euphoria". El lugar perfecto para los hombres que buscaban saciar sus más profundos y oscuros deseos y fetiches sexuales. Con una lista confidencial de clientes frecuentes y la mejor atención al cliente según la mayoría de opiniones.
Por otro lado, el personal del lugar también se encontraba satisfecho, pues siempre procuraban su seguridad ante todo. Era bien sabido que en el área del burdel, los abusos y las agresiones eran frecuentes, así como el acoso en el caso de los meseros y los bailarines; es por eso que cada acción de los clientes hacia el personal era monitoreada en tiempo real.
Sin embargo, SeokJin prefería llamarlo club. Ya que no se sentía cómodo al decir que trabajaba en un bar-burdel gay. Por supuesto que no podría eso en su curriculum, aún si su puesto de puesto de trabajo se trataba de ser un mesero y de hacer cócteles detrás de la barra.
Por otro lado, YoonWoo era parte del burdel y no tenía problema con ello, al contrario parecía disfrutar del placer y las buenas propinas que le daban. Había intentado convencer a SeokJin de cambiar de área con el fin de ganar más dinero. Sin embargo SeokJin tenía una moral y esa moral le decía que no debía andar vendiendo su cuerpo así como así. Aún si los clientes que siempre recibía YoonWoo eran Alfas dominantes, con rasgos de actores de dramas o modelos de marcas caras. Y no lo podía negar, aveces estaba a nada de ceder, afortunadamente después recordaba que podía atenderse solito y se le pasaban aquellos pensamientos lujuriosos.
Una vez en su habitación, tomó aquella playera blanca que era parte de su uniforme. Por un momento frunció sus labios, ya que se suponía que no volvería a ponerse su uniforme hasta el próximo lunes, pero en fin, no es como si odiara su trabajo.
Después de colocarse su moño rojo, sus pantalones negros formales y sus zapatos negros perfectamente boleados. Salió de su habitación, no sin antes colocarse bálsamo en los labios y peinar un poco su cabello.
Al salir, se topó con YoonWoo, quien de igual manera ya se encontraba listo. Pero al contrario de él, YoonWoo traía consigo un atuendo casual, mismo que escondía una sensual y delgada lencería, lo cual podría contar como su uniforme.
-¡Vámonos!-dijeron los dos al unisono una vez que se vieron.
Rápidamente SeokJin tomó las llaves del departamento y salieron por la puerta. Bajaron del edificio hasta llegar a la planta baja. Una vez afuera, tomaron un taxi y se dirigieron hacia su trabajo, ignorando la mirada de asco que el conductor les dedicaba. Pues ya se había hecho costumbre.
Una vez que llegaron al lugar, pagaron el viaje. SeokJin se vio obligado a dejar el dinero en el mismo asiento, ya que el conductor no aceptó su efectivo y se negó a una transferencia.
Ambos chicos bajaron del automóvil y al momento de ingresar al edificio, un joven de al menos unos veintisiete años, cabello rosado, ojos tiernos y labios abultados, los recibió con una gran sonrisa. Traía puesta una bata roja de seda, la cual escondía el oufit que mostraría al momento de subir al escenario. Con rapidez los envolvió en un abrazo y se permitió soltar el aire que había retenido al verlos ahí.
-Pensé que no vendrían.
-¿Alguna vez te hemos quedado mal, Minnie?
-Ja, ja, por supuesto que no-sonrió, para después tomarlos de la mano y adentrarlos al edificio que conocían perfectamente bien.
Las luces neón y la música de antro resonaba por el lugar. Los clientes comenzaban a llegar y a apartar lugar para poder ver el espectáculo que estaba por empezar.
YoonWoo rápidamente se dirigió a su área, la cual por ahora se encontraba casi vacía, pero que después del espectáculo se llenaba hasta el punto de realizar filas.
Mientras que SeokJin se dirigió hacia la barra, donde yacía un chico de al menos unos veintiseis años. Cabello negro azabache y unos ojitos de bambie que te dejaban chillando de ternura. JungKook se encontraba concentrado en crear aquellos cócteles y bebidas alcohólicas que solían pedirse con más frecuencia. No fue hasta que elevó su vista y miró a su Hyung favorito y entonces corrió hasta él para abrazarlo, abandonando su trabajo por completo.
-¡Hyung!
-¡Hola Kookie!
-JiMin-shi dijo que no vendrían porque tenían día libre-puchereó.
-Es verdad, es nuestro día libre, pero tampoco iba a dejarte solo.
-Muchas gracias, Hyung. Pero recuerde que esto es culpa de JiMin-shi y Hoseok Hyung. Cada vez que se presentan, el lugar se llena hasta el punto de que no puedes caminar.
-Ja, ja, lo sé. Ellos son las estrellas de este lugar.-el contrario asintió, dándole la razón, para después esperar ordenes de parte de su mayor-. Prepararemos lo mismo que siempre, sólo que esta vez hay que tener más botellas de vodka y de whisky, porque la última vez que se nos acabó tardamos en ir a la bodega y la gente se molestó.
-¡Enseguida, Hyung!-dijo, para después hacer un saludo de soldado a su mayor e irse hacia la bodega, causando una risa de ternura en el rubio.
Mientras se encontraba realizando la misma tarea que el menor había dejado, una persona se colocó frente a él y al momento de alzar su vista, un Alfa bastante atractivo, de traje negro y ojos encantadores se encontraba sonriéndole. Su aroma era tan embriagador que SeokJin no pudo evitar respirar profundo en busca de ese aroma a vino tinto y chocolate amargo.
-¿Se le ofrece algo?-preguntó, intentando actuar lo más natural posible. Pues no quería mostrarse emocionado por el simple hecho de que aquel desconocido Alfa intentaba mantener contacto visual con él.
-¿Puedes darme un cóctel?
-Lo siento, pero aún no tenemos servicio, hasta después del espectáculo.
-Y... ¿no puedes hacer una excepción? -aquel tono coqueto que había usado derritió a SeokJin por dentro, sin embargo se contuvo.
-Lo siento, pero aquí no hay preferencias. Son las reglas.
-Bien, entiendo. Pero desafortunadamente soy un cliente frecuente, así que tendrás que darme algo a cambio para no perderme-dijo, apoyando sus codos en la barra, relamiendo sus labios cada vez que veía al atractivo mesero delante de él.
-Oh, por supuesto. En este club no podemos darnos el lujo de perder a nuestros clientes. ¿Qué desea? ¿El primer turno en el burdel después del espectáculo? ¿O algún acompañante por esta noche? Hay chicos que están libres por esta noche, puedo hablar con uno de ellos y-...
-Quiero tu número, si no es mucha molestia-interrumpió, dejando perplejo al Omega.
-¿M-mi número?
-Oh, ¿acaso eres casado?-frunció sus cejas, angustiado.
-A-ah, no-admitió con una sonrisa-. Es sólo que no suelo relacionarme de manera romántica con los clientes. Es una moral mía.-dijo, a lo que el contrario apretó su pecho, fingiendo dolor ante el rechazo del rubio.
-Lo siento mucho-mordió su labio, sintiéndose culpable.
-Tranquilo, yo respeto, sin embargo, acepto que es una lastima, ya que eres... un ángel.
SeokJin estaba por contestar, cuando de pronto las luces se apagaron, para después prender al segundo en dirección al escenario, donde el presentador yacía en el escenario, haciendo una pequeña introducción para el pronto espectáculo. SeokJin rápidamente desvío su atención hacia el escenario, donde bailarían sus mejores amigos. Siempre disfrutaba verlos bailar, porque creía que tenían un gran talento para expresarse a través del baile. Creía que podían explotar su talento en un mejor lugar, un lugar donde los hombre no se masturbaran en medio de su baile.
La canción Oh My Oh de Camila Cabello, resonó por todo el lugar y a los segundos, dos chicos con oufits sensuales qué no dejaban mucho a la imaginación, hicieron aparición en el escenario. SeokJin miraba embelesado los movimientos que realizaban sus amigos, tan precisos y coordinados. Toda la atención se centraba en ellos, pues eran las estrellas del lugar.
SeokJin desvío su mirada por un instante al percatarse de lo tenue que era el aroma de aquel Alfa, y vaya sorpresa que se dio al ver que este se había ido, pero había dejado una tarjeta de presentación sobre la barra. La cual tomó entre sus manos, para después leerla:
LEE JAE HWAN
PRESIDENTE EJECUTIVO DE LA EMPRESA TROUBLE
CONTACTO: ***-***-1294
Una vez que la leyó, la apretó contra su pecho con emoción, para después guardarla con rapidez y volver a su trabajo como si nada hubiese pasado...