Corazones en llamas ©

Bởi emmaaabooks_

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Thiago es un chico de 22 años que vive solo con su hermana pequeña. Sus padres lo abandonaron y él tuvo que c... Xem Thêm

Dedicatoria + Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 33

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Bởi emmaaabooks_

Thiago

Estos días no estaba durmiendo mucho porque estaba inquieto al recordar que en unos días me tenía que ir a Alemania a jugar unos cuantos partidos. Y lo que me preocupaba es que al tener que jugar en diferentes países era muy complicado llevarme a mi hermana. Aunque mi entrenador me había asegurado que no tenía ningún problema con que Mar se viniera conmigo.

Me quedé pensando en que podía hacer porque no quería dejar a mi hermana sola. Sabía perfectamente que los padres de Daniela estarían encantados con cuidar de ella, pero a mi hermana no le gustaría estar tantos días sin mí. Entonces recordé que mi mejor amiga me dijo que ella me podía acompañar y ocuparse de Mar, ya que podía escribir en todos lados y no hacía falta que se quedará aquí.

De repente, tocaron al timbre y supuse que todos se despertaron porque mi hermana y Daniela se despertaron al instante. Me levanté para ver quién era y ellas me siguieron detrás de mí. En el instante que oí esas voces que reconocía a la perfección quise que no fuera verdad.

—Daniela, te puedes quedar aquí con mi hermana—le pedí

—No—se negó—Si tú vas a hablar con ellos, yo también voy—asentí y esbocé una sonrisa

Di unos cuantos pasos para acercarme a ellos y en el momento que me llamó hijo quise reírme por su inocencia.

—Isabella, por favor déjanos hablar con nuestro hijo—le insistió William

—¿Hijo?—solté una risa irónica—Por desgracia tengo vuestra maldita sangre, pero no soy vuestro hijo. Porque por si se os olvidaba yo todavía me acuerdo de cómo me abandonasteis del día a la mañana sin piedad. Vosotros no tenéis ni puñetera idea de todo lo que yo he sufrido y mucho menos de todas las pesadillas que ha tenido Mar por vuestra culpa. Y tú William, casi me matas por intentar a arrebatarme a la persona que más quiero en este mundo. Pero sabes, lo que más me duele es que podrías haber dejado a esa niña preciosa sin un padre, porque es eso es lo que he sido y voy a seguir siendo. Tú nunca lo has sido, ni lo serás. No sé qué narices haces aquí, ni que piensas que vas a obtener, pero ya te aseguro yo que no es nada bueno.

—Sabemos que os hicimos mucho daño, pero Naya...—me dijo Abbie. Pero no dejé que siguiera hablando porque no quería seguir escuchándola

—Naya os manipulo, lo sé. Pero preferisteis creerla a ella que estaba realmente mal de la cabeza antes que a mí—les dije

De repente, noté unos brazos rodeándome la pierna y vi a mi hermana. En ese momento fue cuando me di cuenta de que Daniela estaba avanzando hacia ellos y sabía que iba a soltar todo lo que se había estado guardando este tiempo.

—¿Qué queréis de él?—les preguntó Daniela—Todavía no se me olvida que casi lo pierdo y si le hubiera pasado algo me habría encargado de que ninguno de los dos volvierais a ver la luz del día

Esa era mi chica.

Esa era mi rubia.

Esa era mi novia.

Esa era la Daniela que conocía. La que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por la gente que quería. La que no le importaba enfrentarse a quien fuera con tal de defender los suyos. Y por eso me enamoré de ella. Me enamoré de su forma de ser, de su carácter, de su agresividad, de su honestidad, de su sonrisa, de su risa, de sus besos y del brillo de sus ojos.

—¿Estás diciendo que nos habrías matado?—preguntó William sabiendo la respuesta

—Y sin piedad—les aseguró

Vi que Daniela estaba apretando sus puños y sabía que estaba muy cabreada. Pero no lo estaba solo por ellos, sino porque cuando estuve ingresado se culpó por lo que me pasó y eso sí que me dolió muy en el fondo. Así que antes de que ella hiciera una locura, la agarré de la cintura para pegarla a mi pecho y tranquilizarla.

—Decirme de una vez por todas lo que queréis y largaros, por favor—les dije

—Hijo...—pronunció esa palabra y la detesté al instante

—Thiago—le corregí

—Thiago, necesitamos que nos prestes un poco de dinero. Solo es eso y desapareceremos para siempre de vuestras vidas—me dijo William

—¿Qué? Ni de broma os va a dar dinero—dijo Daniela enfadada

—¿Cuánto?—pregunté y Daniela me lanzó una mirada asesina

—5.000—me respondió y puse los ojos como platos

Todos en la sala se quedaron igual que yo. Nadie sabía que decir por qué nadie se lo esperaba. Pero sin mucho remedio, le hice una transferencia de esa cifra a William y todos me miraban como si hubiera enloquecido. Aunque la mirada que realmente me daba miedo era la de Daniela porque parecía que quisiera asesinarme y la entendía.

—Ya lo tenéis. Este es el último favor que os voy a hacer—les aseguré

—¿No nos vas a pedir explicaciones?

—No me importan

Patrick cerró la puerta y me dio unas palmadas en el hombro mientras se llevaba a Mar a desayunar. Todos desaparecieron de donde nosotros estábamos y cuando bajé mi mirada para mirarla supe que se me avecinaba un berrinche de ella.

—¿Se puede saber por qué le diste tanto dinero?—me preguntó enfadada

—Daniela, no deberías preocuparte por eso. Ahora mismo ganó demasiado dinero jugando partidos. Y aunque no me haya hecho ninguna gracia darle todo ese dinero, ellos me estuvieron ingresando un poco de dinero, aunque no me sirvió para mucho—le contesté

Se sentó al borde de la escalera y me hizo un hueco para qué me sentará a su lado. Me senté, le puse mi mano en su rodilla mientras trazaba círculos en ella y dejé que ella apoyará su cabeza en mi hombro.

—No sabes cómo me ha gustado que te enfrentarás a William—le dije y sonrío

—Eso lo mínimo que podía hacer. Me estaba cabreando muchísimo—me confesó

—Sí, creo que me he dado cuenta

—Ha sido divertido

—Sobre todo porque no sabes lo cachondo que pongo cuando estás en tu momento más agresivo—dije con una sonrisa maliciosa y ella se empezó a sonrojar

—Idiota—me dio un pequeño empujón en el hombro

En el fondo sabía que se estaba aguantado la risa y bajé la mirada al suelo para no hacerla sentir más nerviosa de lo que ya estaba. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de las zapatillas que llevaba y no pude evitar sonreír.

—Bonitas zapatillas de osos pandas—le dije y volvió a sonrojarse

—¿Te gustan?—me preguntó extrañada

—Sí, porque esos animales al menos no son tan agresivos como tú—le dije burlándome

Me levanté de su lado y me alejé cuando vi su mirada asesina. Fue entonces cuando se levantó y me lanzó sus zapatillas que no me dieron porque las esquivé. Ella las volvió a coger y tenía cada una en una mano. Me persiguió con ellas y me escapé al salón donde estaban todos.

—¡Thiago, ven aquí!

Una zapatilla se dirigía hacia mí, venía directa a mi cabeza, pero me agaché y conseguí que no me diera. Me levanté y vi que todos nos miraban divertidos y se apartaron a un lado para ver toda esta escena. Daniela corrió por encima del sofá para venir hacia donde yo estaba,  pero no me dio con ninguna de sus zapatillas. En cambio, se lanzó a mí, pero no la vi venir y perdí el equilibrio. Caí al suelo con ella encima, pero no me hice daño.

Cuando ella levantó su mirada para fijarla en la mía, pude reconocer esa sonrisa maliciosa. Así que antes de que hiciera lo que se le estaba pasando por la cabeza, rodeé sobre nuestros cuerpos y la dejé tumbada con su espalda en el suelo.

Ella me seguía sonriendo y me di cuenta de que tenía un brillo en sus ojos que era inevitable de ignorar. Me dio un beso en los labios para desconcentrarme y volví a quedar debajo de ella.
Si le apetecía jugar sucio, yo también lo haría.

Me quedé unos instantes admirando esos ojos azules que se habían convertido en mis favoritos y acerqué mis dedos a su piel. Comencé a subir de la curva de su cintura hasta su cuello, y ella se empezó a sentir nerviosa y tuvo que cerrar los ojos un par de veces para no enloquecer. Finalmente, conseguí lo que quería y acabé dejándola de nuevo debajo de mí.

—Te odio con todas mis fuerzas, Thiago—me dijo rozando nuestros labios

—¿Eso significa que me quieres?—inquirí con una sonrisa en los labios

—Sí y mucho—admitió

Me plantó un beso en los labios y cuando se alejó se mordió el labio inferior y me entraron más ganas de besarla. Quería besar cada parte de su cuerpo, quería sentir su piel contra la mía, quería escuchar pronunciar mi nombre de ella y quería hacerla enloquecer para que lo que le hiciera sentir no se le olvidará nunca.

Le aparté su cabello rubio de la cara, le pasé mi pulgar por su labio inferior para qué dejará de mordérselo y al notar que estaba húmedo, sabía que seguía teniendo tantas ganas de besarme como yo a ella. Así que cuando susurró mi nombre cerca de mi oreja, no me pude contener más y la besé. Nuestros labios jugaron con los del otro, nuestros dientes entre chocaron, nuestras respiraciones estaban agitadas porque nos deseábamos demasiado. Fue un beso increíble, fue tan intenso y ardiente que nos olvidamos de los demás y nos seguimos besando hasta que Gabriel nos interrumpió.

—Tortolitos, si queréis os reservamos una habitación y acabáis allí vuestro trabajo—nos dijo Gabriel y su hermana le sacó el dedo del corazón

—Yo no tendría ningún problema—dije esbozando una sonrisa

—Por favor, un poco de respeto

—¿De qué te quejas? Tú haces lo mismo con Grace—le dijo Daniela

Inmediatamente, Grace abrió los ojos como platos y casi se atraganta con el vaso de agua que estaba bebiendo. Gabriel le dio unas palmaditas en la espalda y dejó de toser.

—Yo todavía no hago esas cosas con tu hermano—dijo Grace cuando recuperó la voz

—Todavía...—dijo con una sonrisa

—Thiago dile algo a tu novia—me pidió mi mejor amiga

—Pervertida, esos comentarios son mejor guardarlos en tu cabeza

—De acuerdo

Me aparté de encima de ella y me levanté del suelo. Cuando estuve de pie le ofrecí mi mano a Daniela para que ella también se levantará. Entonces, en ese momento, su teléfono comenzó a sonar porque le estaba llamando su entrenador, contestó y lo puso en altavoz para que todos escucháramos la conversación.

—¿Qué pasa Jay?

—Daniela, tengo una noticia que no te va a gustar para nada

—Jay, me estás preocupando. ¿Qué pasó? ¿Me sacaron del campeonato?

—¡No!—contestó alterado—Tampoco es una noticia tan mala

—Bueno, entonces dime que ocurre

—Está bien. Me han enviado la lista de todos los que compiten y digamos que te toca contra alguien que no te cae para nada bien. Te voy a enviar la lista para que veas con tus propios ojos a quien me refiero

Le llegó el mensaje y abrió el documento lo más rápido que pudo porque se estaba volviendo loca con tanto suspense. Fui leyendo junto a ella cada contrincante hasta que llegué al nombre que Jay se refería.

Jessica Ward

Y nada más al ver su mirada supe que esta noticia le estaba jodiendo mucho. Sabía que era la última persona que deseaba ver en este mundo, no quería estar relacionada con nada que tuviera que ver con Ryan. Y aunque su hermano no la iría a ver porque no se llevaban bien, no le gustaba nada la idea de tener que combatir contra ella.

—No me jodas. ¿Tengo que competir contra Jessica?

—Sí. Prefería decírtelo ahora que no cuando te la encontrarás en el ring

—Jay, gracias por decírmelo

—Intenta no matar a alguien, por favor

Colgó la llamada y cabreada lanzo su teléfono al sofá. Sin darse cuenta, comenzó a caminar de un lado a otro y estaba apretando mis puños. Nosotros estábamos quietos sin saber qué hacer ni que decir y se dio cuenta cuando levantó su mirada y nos vio mirándole.

—Chicos, no quiero pagar esto con vosotros. Me voy a ir un rato afuera

Se fue y nada más sentarme, escuchamos como soltaba palabrotas y supe que no estaba para nada bien. Me volví a levantar y salí afuera. No me hacía falta que ella me dijera que me necesitaba. Me acerqué a ella y le puse mi mano en su hombro para qué se relajará.

—Sé que esto te jode y te entiendo. Pero solo piensa que va a ser un combate y ya está

—No me gusta la idea de tener que verla durante unos cuantos días

—Lo sé. Pero créeme que ella es buena persona, que no te va a hacer la vida imposible. Es más, si sabe que a ti no te gusta su presencia, no se va a acercar a ti

—¿Cómo lo sabes?

—Porque la conozco y es mi amiga

Cuando pronuncié la palabra amiga arrugó la nariz y desvió la mirada hacia otro lado.

—Pero tú eres mi novia y te quiero

—Oye Thiago, entiendo que hayas sentido algo por ella alguna vez. Es preciosa más que yo y no te culpo

Me fastidiaba que pensara eso y que se comparará con ella. Pero si le tenía que recordar constantemente que Jessica y yo solo éramos amigos, lo haría.

—Daniela no te compares con Jessica, ni con Naya, ni con otras chicas

—¿Por qué?

—Porque tú eres más guapa que ellas, porque tú vales mucho más que ellas, porque ellas no te llegan a las suelas de los zapatos. Eres la chica más preciosa que he conocido, la que mejor se lleva con mi hermana, la que me hace enfadarme y aun así eso hace que te quiera más, la que no le importa que el mundo se le venga abajo con tal de sonreír y ser feliz por los demás. Daniela eres la única chica de la que he estado y estoy enamorado. Nadie puede igualar ni superar lo que siento por ti. He escondido durante 4 años que estaba enamorado de ti y aún así no estado con ninguna otra chica porque no te podía sacar de mi cabeza, rubia.

Le aparté de la cara su cabello que por culpa del viento me tapaba esos ojos azules tan preciosos y que tanto me gustaban. Cuando la acerqué a mí me rodeó el cuello y me sonrió.

—¿Podrías repetirlo de nuevo?

—¿Por qué?

—Porque así lo grabo y tengo pruebas de lo cariñoso y amoroso que eres

—Jaja, muy graciosa

—Siempre lo soy

Alcé una ceja y a ella se le escapó una carcajada que me hizo sonreír. Daniela se abalanzó sobre mí y me besó mientras llovía. Las gotas de agua caían sobre nosotros, pero eso aún nos gustaba  más. Cuando nos separamos, apoyamos nuestras frentes juntas y sonreímos a la vez cuando vimos los empapados que estábamos.

—Te quiero, Thiago

—Yo también te quiero, Daniela

Holaa, ¿cómo están?

¿Qué les pareció este capítulo?

Bueno volvimos con las peleas de Daniela y Thiago. Eso que nunca falte jejej 

¿Qué creen que pasará en el combate de Jessica y Daniela?

Bueno, espero que hayan disfrutado este capítulo. 

Nos vemos en el próximo!!!

Los quieroo muchoo. Gracias por todo el apoyo que le dan a esta historia ❤


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