En el puerto, el barco de Moonbyul se preparaban para poder partir en pocas horas. Subían los alimentos en costales y cajas. Los galones de agua eran colocados en la cubierta inferior, a un lado de los camarotes.
Solar caminaba intranquila en el muelle, esperaba la llegada de Moonbyul preocupada de que le haya pasado algo. La había buscado toda la noche y no la encontró, decidió esperar en el barco su llegada, pero las horas pasaban y su preocupación aumentaba.
_¡La princesa! - gritó uno de los soldados arriba de la cubierta.
Solar miró en la dirección que miraba y sonrió al ver a Moonbyul acercarse. Corrió a ella y detuvo su paso al estar de frente, reprimiendo querer abrazarla, pero su emoción era evidente.
_Princesa, ¿Se encuentra bien? Estuve buscándola toda la noche.
_Estoy bien - no mostraba alguna emoción - ¿Ya están listos? - miraba el barco.
_Sí, esta es la última carga. Podemos irnos en minutos si así lo desea.
_¿Tienen lo necesario para llegar bien? - Solar asintió, hasta que frunció los ceños confundida.
_¿Llegar?
_Solar...- mantuvo su mirada en ella - creo que ya no hay reglas - sonrió con tristeza - puedo hacerlo.
_¿Hacer qué, princesa? - Solar se mostró desconcertada y nerviosa cuando Moonbyul se acercó a ella, tranquila, y la rodeó en un abrazo cálido, necesitado - ¿Princesa? - escuchó leves sollozos - ¿Qué pasa?
_Te quiero, Solar - la pelinegra se sorprendió al escucharla - eres a quien más aprecio, incluso más que a mis padres, incluso más que mi reino.
_Princesa...
Moonbyul se separó, Solar notó sus lágrimas preocupada.
_Solar...- suspiró - yo...me quedaré aquí...
_¿Qué? - comenzó a negar - no puede hacerlo, debe volver.
_¿Princesa? - Moonbyul giró ante la voz, sus soldados la miraban del el barco. En aquellas miradas se reflejaban la tristeza, el aprecio que tenían por ella - ¿Escuché bien?
_¿Por qué se quedaría? - preguntó el líder - debe volver con nosotros.
_¿Hará negocios? - intervino uno más - podemos esperar el tiempo que sea necesario, princesa.
_No, no son negocios - negó, mirando a cada uno - yo me quedaré, viviré aquí. Lamento no haberlo dicho antes, pero no puedo volver. Mi padre...me dió un ultimátum. Si no lograba tener este reino, no me permitiría regresar, ni siquiera pisar aquellas tierras.
_No puede quedarse - los soldados fueron bajando rápidamente, yendo deprisa a ella.
_Podemos pelear, podemos tomar este reino a la fuerza - uno sacó su espada - usted solo dígalo, princesa. Lucharemos.
_Aunque lo quisiera, somos muy pocos. Solo los llevaría a su muerte. Ya lo decidí, me quedaré aquí a vivir.
_¿Pero qué pasará con la princesa Jennie y los demás? - Solar preguntó, sintiendo impotencia en no poder hacer nada - ellos quieren que se vaya.
_Sabré arreglar ese problema.
_¿Pero en dónde se quedará a vivir? - volvió a preguntar, buscaba una manera de que regrese con ellos - ¿De dónde conseguirá alimento?
_No te preocupes, me quedaré con la campesina de la taberna. Hicimos un trato y ella me dará alojamiento. Trabajaré con ella y así me ganaré mis alimentos.
_Princesa...- la voz de Solar se quebró.
_Ya no es necesario que me llames princesa, solo dime Moonbyul - sonrió con tristeza - ahora podemos ser amigas.
_Puedo hablar con sus padres, voy a...voy - estaba nerviosa - haré lo que sea necesario, pero tiene que volver.
_Ya lo decidí, Solar. Lo siento. Ustedes deben volver - retrocedió un paso, reprimiendo las ganas de llorar - vuelvan a casa. Fue un gusto...ser servida por ustedes - sonrió - que tengan buen viaje.
Los soldados se miraron entre sí, entristecidos. Asintieron apenados y se inclinaron una última vez ante su princesa. Con una mano en el pecho y manteniendo la mirada a ella, pronunciaron en conjunto "El honor fue nuestro"
En fila fueron dirigiéndose al barco y Solar aún estaba de pie, indecisa. Moonbyul le hizo un gesto para que avanzara, dándole una sonrisa. Solar comenzó a avanzar lentamente, dudosa.
"Besala"
Solar se iba alejando, batallando con sus pensamientos.
"Puedes no volver a verla, besala"
Observó sobre sus hombros, Moonbyul levantó la mano, despidiéndose. Dió media vuelta y se retiraba.
"Ya no tienes qué perder"
"Besala"
Solar regresó la mirada al frente y el líder era quien estaba susurrando serca de su oído, no eran sus pensamientos.
_¿Qué haces?
_Solo besala y ya.
Moonbyul se quitaba las lágrimas, es un cambio muy drástico en su vida, pero debía de acostumbrarse. Iba a girar en otra calle, cuando Solar frenó delante de ella, jadeante por haber corrido.
_¿Qué pasa?
Solar no respondió, se acercó a ella y tomando sus mejillas la atrajo en un beso. No uno simple, atrapó sus labios entre los suyos y fue disfrutando de ellos. Moonbyul salió de su sorpresa y sin buscar alguna respuesta a su duda, le correspondió de la misma manera.
Los brazos de Solar rodearon su cuello y sus lágrimas caían en medio de aquel beso. Y así de rápido como fue el beso, así de rápido se separó.
_Estoy enamorada de usted - pronunció rápidamente, dejando sorprendida a Moonbyul - y sé que mi sentimientos no son correspondidos. No espero nada a cambio. Tampoco que me acepte por compasión. Solo quería que lo supiera y perdón por este beso, pero quizá esta sea la última vez que la vea y necesitaba hacerlo. Espero...que tenga una buena vida - sollozaba - y que sea feliz. Adiós, princesa.
Moonbyul la vió retirarse, sus lágrimas también cayeron y suspiró. Solar tenía razón, no podía corresponderla. Sonrió levemente y pronunció al verla subir al barco.
_También deseo que seas felíz, Solar.
***
_Bienvenida, dama Lisa - Jael hacía reverencia ante la presencia de Lisa al salir del palacio.
_Buenos días, Jael - sonrió - es un gusto volver a verte.
La voz de su esposa resonó en la cabeza de Jael "debes decirle la verdad"
_El gusto es mío, dama Lisa.
_Puede que recién haya vuelto, pero no vamos a perder el tiempo, el entrenamiento comienza en una hora, vé a organizar todo.
_Como usted ordene.
Lisa admiró el palacio, era bueno regresar. Tal vez todo eso no sea suyo, pero comenzaba a sentirse en su hogar, mucho más allá que solo los lujos.
Flashback
_Muchas gracias, su majestad. Gracias por darme su permiso de casarme con su hija - se inclinaba ante ella.
_Yo no te he dado mi bendición, solo sigo las reglas. Moonbyul hizo trampa, así que mi hija ganó. Ella se casará con quién quiera, y es evidente que te quiere a tí.
_Igualmente, muchas gracias.
_Espero la sepas cuidar y espero algún día, traigas una gloria a este reino. Debo aceptarlo, eres toda una guerrera y por esa parte tienes mis respeto.
_Lo haré. Pelearé y cuidaré de este reino como si fuera mío, lo prometo.
La reina desvío la mirada, nerviosa ante aquellas palabras.
Fin del flashback
_Lisa - Jennie llegaba a su lado - te estaba buscando.
_¿Para qué me necesita mi princesa?
_¿Y eso? - sonrió, siendo atraída de la cintura por Lisa - estás muy felíz.
_Mucho - besó sus labios - ¿Para qué me buscabas?
_Mañana haré un pequeño viaje a el segundo pueblo. ¿Quieres venir?
_¿Al segundo pueblo? - Jennie asintió - yo vivía allí - comentó con nostalgia.
_¿En serio? - Lisa asintió - ¿Y cómo llegaste aquí?
_No recuerdo, solo sé que vivía allí.
_¿Entonces vienes conmigo? Tengo que asegurarme que el dinero enviado esté siendo usado correctamente. Me informaron que los nuevos proyectos ya fueron acabados y debo ver que no sea mentira.
_¿Y luego podemos dar un paseo? - sonrió.
_Sí - abrazó su cuello - podemos escaparnos por allí.
_¿Y estar solas? - sonreían cómplices.
_Sí - sus labios se rozaban.
_Está bien, iré - unieron sus labios.
***
_¿Para qué me mandaste a llamar? - Félix estaba frente a su hermano en su despacho - traje a mi esposa como dijiste, está esperando fuera. ¿Para qué nos necesitas?
_¿Lograron conseguir alimento? - el rey mantenía las manos en su espalda, viendo por la ventana.
_Logramos conseguir un poco. Tuvimos que intercambiar a muchos de nuestros animales. ¿Nos darás alimentos?
_¿Vinieron con alguien más a este pueblo?
_No, sigo cumpliendo mi palabra de no decirle a nadie. Así que viajé aquí sin decirle a nadie a donde iba.
_Perfecto - giró a él - así será más fácil, aquí nadie te conoce.
_¿Qué es lo que tratas de decir?
_Lamento lo que haré, hermano. Pero no me diste otra opción. No puedo permitir que me amenaces constantemente con revelar la verdad. No voy a arriesgar que dejes en la calle a mi hija, a mi mundo. Ella es lo más valiosa que tengo, y no vas a arruinar su futuro.
_¿Qué...qué estás planeando? - fue retrocediendo, nervioso, los guardias se iban acercando.
_Matenlos - ordenó el rey, dejando desconcertado y asustado a Félix.
Félix empujó al primero que trató de sostenerlo y salió corriendo del despacho.
_¡Atrapenlo! - el líder fue tras él, llamando la atención de los demás guardias - ¡Intentó matar al rey!
Félix se arriesgó a saltar las escaleras a mitad de camino. Gimió adolorido y se levantó rápidamente, corriendo ala salida.
Llegó a la entrada y aprovechando su velocidad, dió un salto y giró, haciendo la famosa patada de la que Lisa tanto hablaba. Noqueó por completo a un guardia y pateó el mentón a otro, dejándolo en el suelo.
Esquivó la espada del siguiente y tomando su brazo, lo hizo girar y golpear su espalda en el suelo. Dió un volantín sobre el cuerpo del guardia inconsciente y golpeó al otro que venía, rompiéndole la boca de un solo puño. Pateó con fuerza su estómago y lo mandó al suelo.
Salió del palacio y vió a su esposa esperando a lo lejos, ella lo vió incrédula al verlo correr.
_¡CORRE! - los soldados salieron y la mujer retrocedió asustada - ¡Corre! ¡Yo la cargo! - ordenó.
La mujer esperó que Félix que cargara a Lisa, la pequeña apenas despertaba de su sueño y no entendió a dónde sus padres iban tan apurados. Ni siquiera vió a los soldados.
Corrieron hasta llegar al pueblo desconocido para ellos y notaron que no había tanta gente caminando, quizá porque recién estaba amaneciendo.
_¿Qué pasa? - Lisa preguntó somnolienta.
Félix buscaba una salida, los fuertes latidos de su corazón no lo dejaban pensar. Su esposa vigilaba que los soldados no aparezcan, los habían perdido de vista.
Félix tomó la mano de su esposa y se apresuró a caminar a un callejón que tenía muchas cajas.
_Jisoo, mete a la gallina dentro, se escapó.
_Sí, mami - respondió la pelinegra. Salió a tomar la gallina, cuando vió a una pareja dejar a un niña en el callejón, le decían algo pero la niña parecía con sueño.
_¿Ya Jisoo?
_Voy - la pelinegra ingresó a la tienda.
Lisa recién despertaba por completo, miraba ese lugar que no conocía.
_Lisa, mírame - sostuvo sus mejillas, agitado - esperanos, aquí, ¿Sí? - la había dejado entre las cajas, en la oscuridad.
_Vamos a volver - su madre pronunciaba ansiosa, mirando a todos lados - solo debemos despistar.
_¿Despistar?
_Solo quédate aquí - se levantó al escuchar voces - te amo, hija - besó su frente - te amamos mucho - sus ojos se cristalizaron.
_Mamá y papá te aman mucho - su madre sollozaba preocupada, besando su frente de igual manera.
Las voces y gritos se hacían más cercanos. De repente, Lisa vió a sus padres correr, ella no entendía, solo se quedó allí de pie, confundida.
Félix sostuvo la mano de su esposa y corrieron hacia el bosque. Querían distraerlos y alejarlos lo más que podían de su hija. Y si, en el peor de los casos los atrapaban, que solo los atrapen a ellos, no a Lisa.
Félix solo le dijo que había venido con su esposa, al no ver a la niña, podía suponer que la dejaron a cuidado de alguien, así no irían tras ellas.
Corrieron entre los árboles, sus manos seguían unidas. Félix buscaba alguna salida, cuando su esposa cayó al suelo de repente.
_¡Hyun! - se inclinó a ella - ¡No! - gritó en su sollozo al ver al flecha atravesada en su pecho - ¡No! ¡Por favor! - su esposa jadeaba sintiendo la sangre en sus labios.
Los soldados aparecieron a lo lejos, entre ellos había uno que nuevamente estaba apuntando con la flecha. Este disparó y cayó en el hombro de Félix, haciendo que caiga al suelo. Félix gritó adolorido sin soltar la mano de su esposa. Quiso levantarse, pero una espada atravesó por completo su estómago.
La mirada de Jael estaba en Félix, quien mantenía su mirada en él, en aquel joven de cabello blanco que sostenía con firmeza la espada atravesada en él.
Félix cayó por completo en suelo, las mirada de aquella pareja se fue perdiendo, quedando sin vida a los pocos segundos. A pesar de todo, sus manos nunca se soltaron.
_Lleven los cuerpos al rey para que sepa que hicimos el trabajo - informó el padre de Jael - bien hecho, hijo - palmeó su hombro al sacar su espada - recuerda, siempre lealtad al reino, siempre.
En los pensamientos de Jael, estaba aquella niña que había visto al pasar frente al callejón. La pareja había salido de allí así que los siguieron, parece que nadie más se dió cuenta, solo él.
_También la viste, ¿Verdad? - murmuró con disimulo el mayor.
_Sí...- respondió Jael - ¿Qué hacemos?
_Es solo una niña, no podemos hacerle daño. No le digas a nadie y deja que ella solo busque cómo sobrevivir.
Jael asintió a la orden de su padre.
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