My Only Possession... [2Seop...

By _MKiSS_

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Un chico, Lee Kiseop, siendo de familia adinerada, fue desterrado junto con su madre cuando era pequeño. Moti... More

D I S C L A I M E R y N/A
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By _MKiSS_

—¿Sophie? —Kiseop de inmediato supo que era Eli.

—Sí, soy yo —respondió resignado ante el apodo —. Es extraño que me llames.

—Más extraño lo es para mi.

—¿Entonces...?

—¿Podemos hablar... en persona?

—Mmm... Está bien —al fin y al cabo no encontraba nada raro en hablar con el hermano de AJ.

—Entonces nos vemos en el cafetería que está cerca del parque.

—Claro —después de todo ya conocía el lugar. AJ siempre lo llevaba ahí —. ¿A qué hora?

—En treinta minutos.

—¿Es muy urgente?

—Sí, es el único tiempo que tengo libre —Eli había mentido, no era urgente. Lo hizo para que Kiseop no pudiera negarse a ir en ese momento.

—Ok. Nos vemos entonces, adiós.

—Adiós.

Para Kiseop fue una llamada extraña y eso de que lo llamara Sophie, aún le molestaba. Ese maldito de AJ... Bueno, ya fue, ahora era Sophie para Eli, Ángel para AJ y Seoppie para Kevin. No se imaginaba que otros apodos podrían ponerle.

Fastidiado, fue a vestirse adecuadamente.

Ya iba caminando hacia la cafetería. Relativamente quedaba cerca de su casa y caminar le servía para pensar. ¿De qué cosas tendrían que hablar? Después de todo no conversaban más que algunas veces y cuando estaba con AJ.

«No creo que Jaeseop le haya preguntado si sale con chicos», pensó Kiseop casi furioso internamente. «No puede ser. Maldito AJ, me las vas a pagar, idiota». Y su mente procesaba como castigo, que AJ se quedaría sin sexo. «¡Qué cosas estoy pensando!». Kiseop sacudió la cabeza para sacarse esa idea loca de la cabeza y comenzó a sentir sus mejillas arder de la vergüenza. AJ lo estaba corrompiendo mentalmente, además de física y sentimental.

Llegó al lugar y no encontró a Eli, así que se sentó en uno de lo asientos del fondo. Suponía que lo que conversarían sería totalmente privado. Pidió un jugo de fresas, que era lo único que le alcanzaba de momento.

—No debería haber dejado el trabajo tan pronto —hizo un puchero triste.

Observó como entraba y salía gente, sin ser Eli; aunque él había llegado antes de lo que esperaba. Cinco minutos después, lo vio entrar y levantó la mano para que Eli supiera y se dirigiera a la mesa.

—¿Esperaste mucho? —preguntó el palomo.

—No tanto, vivo cerca de aquí.

—Ah. Bueno, veo que ya pediste algo. ¿No quieres otra cosa? Yo invito.

—No, con esto es suficiente —pero su estómago le jugó una mala pasada.

—Mmm, ¿en serio?

—En serio —y otra vez gruñó su estómago.

—Espera, ya vuelvo —Eli se dirigió a la caja y estaba pidiendo, seguramente, lo que quería. Luego volvió con algo en sus manos —. Toma —era un pedazo de torta de esas que tanto le gustaban pero tenía que negarse a aceptarlo.

—No, gracias.

—Come o te desmayarás antes de que empecemos la conversación —le sonrió y lo puso frente a Kiseop.

—Está bien —no podía evitar que tenía hambre, había salido de casa sin comer nada. Probó un bocado y se le hizo agua la boca —. Gracias.

—No hay de que —Kiseop era encantador. Además de hermoso y atractivo.

—Entonces, ¿de qué querías hablar?

—Bueno, mi hermano me contó algo —oh, no. Lo que estuvo pensando en el camino se haría realidad. «¡Maldito AJ!» —. Lo más curioso es que esa pregunta no vino de él, sino de ti.

—Ehmm... —Kiseop estaba nervioso y avergonzado.

—Si querías preguntarme, me hubieras llamado directamente. AJ se molestó con algo que le dije. Nos hubieramos evitado eso.

—¿Qué le dijiste? La pregunta era simple.

—¿Quieres saberlo? —Kiseop asintió curioso de la respuesta —. Le dije que si te hubiera conocido primero, la respuesta era: sí, sí saldría con chicos —con esa duda aclarada y un poco rara, se puso aún más nervioso. ¿Qué decir ante eso? ¿Era mejor quedarse callado y escuchar? —. Pero también le dije que lamentablemente él te había conocido antes que yo.

—Seguramente te hubiera golpeado.

—Casi lo hizo —Kiseop estaba tan sorprendido como Eli —. Lo dije tomándote como ejemplo y eso lo calmó —Eli seguía con la duda de a qué venía esa pregunta —. Pero, ¿por qué preguntar eso?

—Es que... —Kiseop lo pensó y meditó. Si Kevin creció con igual actitud y sutileza como lo era cuando pequeño, tal vez si podía gustar de Eli —. Nada —mejor dejaría esa incógnita para cuando llegase su primo —. ¿Te gustaría cenar con nosotros?

—¿Te refieres a Jae, a ti y yo, tocando el violín? —rió ante la invitación.

—Bueno, puede que sí o puede que no.

—Oh, eso se oye interesante. Entonces, sí y no. Lo veremos más adelante —a Kiseop le gustaba la actitud de Eli. Se veía como una persona que entendía las cosas. Diría que mejor que AJ.

Conversaron alrededor de una hora. Kiseop siempre decía que no quería hablar sobre su vida, sin embargo, Eli si le contaba la suya como si fuera lo más normal. AJ nunca lo hacía, exceptuando lo de su madre.

Después de tantos meses, nunca hablaron con respecto a sus familias. Tal vez lo de ellos, si era algo pasajero y no sería necesario saber tanto del otro. ¿Amor? Posiblemente se estaban equivocando en lo que realmente sentían. Saber la realidad, entristecía a Kiseop.

AJ había ido a casa a tomar la siesta, ya estaba recompuesto totalmente. Acostado y mirando al techo de su habitación, recordaba todas las veces que tuvo a Kiseop entre sus brazos, poseyéndolo. El solo pensar eso, sintió el cosquilleo en su bajo vientre y sentía su miembro endurecerse. Lo quería de nuevo, lo quería todo el tiempo.

Consciente de la situación, llevó una de sus manos a su miembro y comenzó a acariciarse. Unas ideas pervertidas se le pasaron por la cabeza: como tener esa boca y lengua en su miembro, que se tomara todo su semen hasta la última gota... De todas maneras tenían que intentarlo algunas vez, quizás esa misma noche.

Pero alguien lo interrumpió sin aviso.

—¡Jaeseop! ¿Qué no escuchas que te llamo? —no había escuchado nada, estaba concentrado en sus pensamientos. Era su padre que, como siempre, irrumpía en su cuarto.

—No, no te escuché —escondió su erección con una almohada y se estiró como si hubiera despertado recién —. Estaba durmiendo un poco —y el señor en la puerta lo miró extraño.

—¿No has visto a tu hermano? No lo encuentro por ningún lado.

—¿No está? Pues... cuando llegué, sí estaba... —y cayó en la cuenta que se equivocó en decir lo último. Su padre frunció el ceño.

—¿Cuándo llegaste? —preguntó desconcertado —. ¿No estabas aquí?

—Ehmm... no.

—¿En dónde estuviste? —lo miró serio.

—En casa de un amigo —tenía que mentir de momento.

—Tú no tienes amigos.

—Bueno, ahora sí.

—Espero que no te estés metiendo en cosas turbias —estaba dispuesto a irse pero el comentario de AJ, lo dejó estático en la puerta sin cerrar.

—No como las tuyas, de seguro —AJ sabía que ese señor que se hacía llamar padre, lo había escuchado y también que estaba en lo cierto, tanto que se fue sin rechistar nada —. Que molestoso puede ser a veces —siseó AJ —. Tú y yo —refiriéndose a su erección —, vamos a tener que relajarnos y esperar hasta la noche —sonriente, se levantó de la cama y se fue a dar una ducha fría.

Kevin estaba impaciente esperando el avión. Tenía más de una hora de atraso y ya quería arrancarse los cabellos pero más nervioso estaba porque iba con otro acompañante, uno que no le dijo a Kiseop. Solo esperaba que no se enojara con él por eso. También sería una sorpresa, después de todo es un primo que no conocía.

—¿En serio qué quieres ir? ¿No es mejor que te vayas a casa? —le decía a la persona sentada al lado.

—Claro que no. Quiero conocer a toda mi nueva familia y saber que me falta un primo por conocer, me entusiasma aún más —le dijo éste.

—Si, claro. Entusiasmado, ¿eh? Espero que no te pases de la raya cuando lo conozcas.

—Por supuesto que no, soy inocente —y puso sus ojos como cachorro y un puchero tierno.

—No funciona en mi, lo sabes.

—Aish. Por lo menos te lo hubieras creído una vez —resignado, quedó tranquilamente sentado y escuchando música de su Ipod.

Kevin aún recordaba cuando el chico llegó a la familia. Un bastardo, pensó en ese momento. Y supo que por culpa de ese bastardo... ¿Por qué negar a Kiseop y no a éste? Aún no lo entendía, pero iba a averiguar el por qué echaron a su tía y a su primo de la familia. Sabía del tema exteriormente, sin embargo, no sabía el tema a fondo.

Eso tendría que preguntárselo a su fiel sirviente, quien era más como su amigo, y que aún se encontraba en la Masión Lee.

La curiosidad que tenía era más fuerte, así que se alejó un momento y lo llamó.

—Hoon.

Kevin sabía que la seguridad de Hoon peligraba, es por eso que le había proporcionado un celular para contactarse con él, ya que llamarlo al teléfono de la mansión sería un peligro seguro.

Amo Kevin —contestó la persona tras la línea —, espéreme un momento —dijo en voz baja. Kevin sabía el por qué —. Ahora sí, dígame.

—¿Has averiguado algo al respecto? —esperaba que así fuera.

—Pequeñas cosas, no pulidas ni concretas.

—Cuéntame lo que tienes.

—Escuché a alguien decir que uno de los nietos del abuelo Lee, no es precisamente nieto.

—¡¿Qué?! ¿No habrás escuchado mal? —sorprendido, intentó no gritar para que su acompañante no lo escuchara.

—Lo escuché de una fuente fidedigna y es cercano al abuelo.

—No puede ser —dijo para sí mismo, impactado por tal descubrimiento.

Luego pensó en Kiseop y el posible motivo de que los echaran de la familia o tal vez del pendejo con el que iba a viajar y por eso había ingresado a la familia como uno de los nietos del abuelo Lee.

—¿No dijeron algo más a parte de eso?

—No. Siempre tratan de hablar cuando no están los sirvientes, pero intentaré averiguar más.

—Está bien, pero ten cuidado —agradecía a la vida por haber encontrado a una persona tan fiel y confiable.

—quedó un momento en silencio y luego habló —. Amo Kevin.

—Dime, Hoon.

—El Amo Kiseop...

—Él está bien, lo contacté e iré a verlo ahora mismo, no te preocupes —escuchó un suspiro de alivio —. Hablamos después y ten cuidado, por favor. No quiero que te echen o hagan cualquier cosa contigo por culpa mía.

—Descuide, Amo, no me pasará nada. Soy demasiado cuidadoso.

—Y es por eso que podrían descubrirte.

—Entonces seré menos cuidadoso —eso hizo sonreír a Kevin, después de todo Hoon tenía una pizca de humor.

—Adiós, Hoon.

—Amo.

Aquí había gato encerrado. Si se trataba de su abuelo, cualquier cosa podía pasar en esa cosa que le llamaban familia. Aunque esa ya no era una, sino una mansión de bastardos. De seguro, cualquier día el abuelo iba a llevar a alguien más de otra parte haciéndolo pasar por su nieto y le molestaba de sobremanera que desterrara a los de su propia sangre y traiga sangre podrida y corrupta.

Escuchó el llamado del altavoz para los que viajarían hacia Corea del Sur.

—¡Por fin! —regresó donde estaba el chico, tomó sus cosas y se fue. Quería dejarlo ahí mismo, si pudiera pero el otro no fue nada de tonto que se dio cuenta y lo siguió casi corriendo.

—¡Espérame, primo! —y Kevin se detuvo en seco, mirándolo furioso.

—No me vuelvas a llamar primo porque no lo somos, ¿entendiste? —el chico asintió —. Bien —y se dirigieron a la entrada de esta para pasar sus pasajes y entrar al avión.

Kevin ya quería saludar a su primito tan querido. Después de todo eran el dúo tiernucho.

AJ, por otra parte, ya había salido de la ducha y se había arreglado como si fuera a tener una cita. Kiseop lo volvía loco y le daba lo mismo si se enojaba, si lo golpeara o lo tratara de alejar, siempre insistiría en quedarse a su lado.

Cuando se le ocurrió la idea de destrozar su casa, le pareció gracioso en un principio y después se odió a si mismo. Ahí es dónde había crecido Kiseop con su madre y no quería destrozarle lo único que le quedaba del recuerdo de ella. Se tenía que disculpar y lo haría esa noche. Pero antes, decidió llamar a Eli. Sonó una, dos, tres, cuatro veces y contestó.

—Gato, dime.

—¿En dónde andabas? Papá te buscó como loco.

—Ah, verdad que no era mi día libre —Eli rió.

—¿Eres estúpido? Te matará.

—Ya, ya. Que fueron algunas horas solamente.

—¿Y dónde estabas? —la curiosidad mató al gato esta vez.

—Me reuní con Kiseop para hablar.

—¿Y de qué tenían que hablar ustedes dos? —su voz sonó seria.

—Lo de la pregunta, era personal.

—¿Le dijiste? Estoy muerto —hizo un puchero y cayó de espaldas en la cama.

Eli volvió a reír —. Me hubieras dicho que la pregunta la hacías tú y no él. Pero ya le respondí lo que pensaba al respecto.

—Espero que no le hayas dicho mentiras. Te gusta distorsionar cosas.

Claro que no, toda la pura verdad. Hasta lo que pensaba de él —y esto enfureció a AJ.

—¿Y te mandó al diablo?

No, comprendió lo que dije. Por lo menos él sabe escucharme, idiota.

—¡¡YA!! Más te vale que no le hayas dicho nada malo de mi.

—Tampoco, toda la puritita verdad: lo de las chicas con las que salías y todo —bromeó.

—Maldito, me las vas a pagar pero no será hoy.

—Tan gruñón. Mejor me voy a la empresa.

—Sí, porque si llegas a la casa, te despellejo y no sales vivo.

—Ok, ok. Ya entendí. Nos vemos, Jae.

—Adiós.

¡Increible! Ahora tenía que lidiar con el enojo de Kiseop, y eso que estaba tan feliz... Los dos estaban tan felices (refiriéndose al amigo de abajo).

No le quedaba más que ir en la noche, Kiseop aún estaría ocupado en su casa. Tenía ganas de llamarlo pero era mejor no presionarlo y a él si lo mandaría al diablo. No le quedaba más que rogar, aunque no le molestaba. ¿Quién no rogaría por Kiseop? Tan hermoso, tan respetuoso (a veces), tiene un encanto que cualquiera le rogaría, pero solamente sería él. Porque era suyo y de nadie más.

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