La Leyenda Áurea

By Kia020

2K 215 11

Esa noche, Xylia nunca olvidaría esa noche, en la que los habitantes del bosque salieron a celebrar sus ritua... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 20
Capítulo 25
Capítulo 21
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 22
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49 (Anuncio)
Capítulo 50 (Nuevo Anuncio)
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61 (Especial)
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68

Capítulo 19

32 3 0
By Kia020

El primer día de entrenamiento fue duro, muy duro. Las doscientas flexiones, sentadillas y abdominales fueron el principio de un largo circuito que parecía interminable. Hicieron que repitiera ese recorrido de fuerza y resistencia unas seis veces en las que tenía que trepar, saltar, arrastrarme y combatir con la espada. Había sido bastante cansado y mis músculos parecieron romperse pero tanto Senka como Malentha me aconsejaron darme un baño de agua fría para relajar los músculos y eso mismo hice cada día, llevaba ya una semana entrenando con ellas y sin duda, pude comprobar que eran unas guerreras innatas que a cada día que pasaba aumentaban la complejidad, de doscientos, a trescientos y así sucesivamente hasta que me tocó  hacer unas ochocientas.Mi cuerpo sí que se quejaba pero al haber tenido ya algo de experiencia con el entreno, no se me hizo muy difícil. 

Senka, a quién la conocí en el primer día de entreno, me pareció una mujer ruda con las cosas muy claras, era una líder que había nacido para dirigir batallones. Y Malentha, a parte de nuestro  primer encuentro el cual había sido un poco incómodo, pude contradecir mis pensamientos sobre ella. Era muy buena persona que siempre estaba atenta a mis condiciones y a mi estado físico por si tenía que bajar el rendimiento o no. Realmente esas mujeres eran amables conmigo. 

Las dos tenían físicos que todos los humanos hubiésemos deseado. Eran altas, mucho más que yo y sus cuerpos tonificados mostraban las horas de practica y entrenamiento. Simplemente eran de admirar.

Sobre mi vida en ese castillo, no había mucho que decir y más cuando no había salido de él en todo el tiempo que llevaba allí. Tan solo conocía una parte de su interior y la sala de entrenamiento tanto en interior como en exterior pero no era algo de lo que me quejara la verdad, y más cuando no había visto en varios días al bastardo del rey. Eso me había aliviado bastante y simplemente me había hecho olvidar esa sensación de ser una esclava porque me divertía entrenando aunque llorara a veces por la no poder ser incapaz de continuar con el entreno por falta de fuerza. Aún así, ellas me motivaban y me hacían sentir que podía conseguirlo, me enseñaron nuevas técnica sen el dominio de la espada y técnicas para ahorrar energía en un combate.  Agradecía sus consejos y sus ayudas pero también agradecía el poder mantener mi cuerpo en reposo.

En esos momentos, me encontraba en la tina llena de agua fría a la que me había acostumbrado ya que mi cuerpo se calentaba a tales grados durante el entrenamiento que cuando me bañaba no sentía ese cambio de temperatura. Mi cuerpo estaba relajado y aunque notara el cansancio muscular, sabía que dentro de unos días, tendría un descanso. Rezaba para que llegara ese día y poder dormir todo el día, ya que me despertaban en la madrugada y acabábamos depende de cuanto me costase a mi terminar el circuito. Esta vez, había sido rápida y había terminado por la tarde, ya que a veces los parones para comer se demoraban bastante por las conversaciones que mantenían Senka y Malentha. Por lo demás, era habitual terminar a esas horas y simplemente tenía que esperar a que fuera hora de cenar para que me trajeran la cena a mi habitación y poder cenar tranquilamente peronista vez, no fue así.

Me encontraba en el cuarto de baño de mi habitación, cuando escuché que alguien entraba dentro de la habitación. No pude ver quién era ni como tampoco pude levantarme de la tina ya que estaba bañándome. Me removí nerviosa y me escabullí más para que solo mi cabeza se quedara fuera del agua pero cuando escuché esa voz, me tranquilicé al instante.

–Señorita, soy yo, Floreen.

–Menos mal que se trataba de ti –acabé diciendo mientras escuchaba cómo se acercaba hasta el baño.

–He venido a traerle las ropas que debe usar para la cena de esta noche.

Fruncí el ceño y me giré hacia ella.

–¿De qué cena estás hablando? –pregunté yo estupefacta.

Pero ella en cambio, sonrió. Floreen parecía joven, casi una niña aunque era más alto que yo, no por mucho más que tenía la tez de color azul oscuro, sus ojos de color miel y su cabello de color castaño oscuro. Ella, sin embargo, no poseía colmillos ni cuernos aparentemente.

–Me acaban de confirmar que esta noche cenará con el rey.

–¡¿Qué?!

Me quedé boquiabierta mientras miraba a la mujer que me acababa de dar las peores noticias que podría haberme dado.

–Debería estar orgullosa por haber conseguido que el rey la haya invitado.

Pestañeé varias veces incrédula.

–Yo no le pedí que me invitase– espeté sin respeto hacia la figura del rey.

Floreen me miró con sorpresa, debía de ser la primera vez que alguien hablaba de esa forma sobre el rey pero la verdad es que no me importaba. Tan solo quería continuar entrenando y poder salir de aquí algún día.

Después de aquello, no dijo nada más y a partir de ese momento, me ayudó a salir de la tina y poder ponerme aquel precioso vestido que me trajo.

Eso sí, era un vestido digno de una reina. Nunca había visto algún tipo de vestido como ese pero supe al momento que lo ví que iba a marcar mucho la figura de mi cuerpo. Era de cuero, sin mangas y me llegaba por los tobillos. Era un vestido sencillo pero que al ser tan estrecho, la importancia de ese vestido era esa parte sexy que le daba.

Una vez me lo puse, quedé enamorada de como realzaba mi figura. Sin embargo, saber que iba a encontrarme con ese estúpido rey, me enfurencía. Aún así, cuando Floreen hizo que me subiera en unos zapatos con altura que nunca antes había visto en mi vida y los que tenían como nombre "tacones" o así es como Floreen los había llamado.

Me costó andar con ellos y más con la poca movilidad que tenía por el vestido. Tampoco supe como supieron mi talla pero mi mente se olvidó rápidamente de ese pensamiento cuando Floreen me hizo un moño para que mi cabello húmedo no estorbase. En ese momento si que pude notar el verdadero dolor. La cabeza me dolía por lo tanto que había estirado mi pobre pelo, aún así no pude recriminarle nada.

No quería ir, no quería verlo. Me estaba adaptando a esta nueva vida de mierda y no quería que él llegase y lo fastidiase todo. Me daba igual esa estúpida cena ni lo que dijera ese rey, tan solo quería olvidar lo que hizo hasta que encontrase una forma de vengarme. Cuando llamaron a la puerta de forma insistente, supe que había llegado la hora de marchar. Floreen me miraba con orgullo pero sobre todo satisfecha con su trabajo. Yo no quería salir de mi habitación porque una vez lo hiciera, no habría marcha atrás y caería en la boca del lobo. Pero cuando estuve obligada al hacerlo por una sensación en mi espalda como si algo me empujase a andar, no cabía la duda de que debía de tratarse de ese malvado rey quién debía estar contemplado aquello desde su trono probablemente. No podía impedirlo pero tampoco iba a tolerar que me ningunease así que una vez lo tuviera delante, le expresaría mi desprecio ante su persona y me daba igual que eso me diera problemas porque no me daba miedo, ni él ni su mundo.

Al salir, me topé con dos guardias reales que me acompañaron durante todo el trayecto hasta una de las salas del palacio. Las puertas de color ónice completamente decoradas con símbolos y detalles que desconocía, estaban cerradas hasta que me paré a escasos metros de ellas y sin tocarlas, se abrieron quedándose detrás de mi los guardias. Entré sola y me encontré que una espaciosa y enorme sala en la que la pieza fundamental era una mesa rectangular larga en la que tan solo habían situadas dos sillas, una en cada extremo de la mesa. Me quedé absorta en mis pensamientos al ver los destellos de la lámpara de araña que coronaba la estancia y también con los grandes finestrales desde se podía contemplar la ciudad, desconocida para mí.

Entonces mi mirada se topó con la de un hombre, una persona que desprendía un aura poderosa y oscura. Vestía un especie de traje negro que hacía que se notaran las proporciones de su cuerpo musculado. Ese hombre tenía dos cuernos en la cabeza, ni tan grandes ni pequeños, sino majestuosos que eran tapados un poco por el precioso negro pelo azabache corto y alborotado. Era hermoso, un ser divino que con esos ojos ónices penetró mi mirada y pudo ver hasta mi alma probablemente. Me sonrió con picardía mostrando sus dientes, sobre todo sus colmillos, al igual que todas las personas de este mundo. 

Estaba parado al lado una de las ventanas, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Y no sé porqué supe, que ese hombre ya lo había visto anteriormente.

–No sabía que las humanas podíais ser tan preciosas, Xylia.

Mi boca se abrió sorprendida ante su voz, era él, el maldito bastardo que me arrancó de los brazos de mi pueblo. Lo peor es que no sabía cómo tomarme sus palabras pero seguí observándolo, y acabé concluyendo que era muy guapo. Aún así, tuve que reaccionar y acordarme de mis intenciones y de las cosas que quería dejarles claras, pero era demasiado difícil enfrentarse a un hombre tan imponente como él.

–Señor, ¿porqué ha pedido mi presencia? –pregunté yo cruzándome de brazos.

Y él simplemente alzó los hombros.

–La verdad es que necesitaba ver cómo te estaba sentando el entrenamiento y veo que te va muy bien, mucho mejor de lo que había esperado. 

Bufé indignada porque sabía que se estaba refiriendo a mi cuerpo, y era algo que no me estaba gustando en absoluto.

–Mire, sé que es el rey de aquí y en verdad, a mí me da igual porque yo no soy de este mundo, ni formo parte de su raza, así que no veo ningún inconveniente en no hacerle ni puñetero caso, ni a sus palabras ni a sus peticiones y órdenes, y espero que me comprenda.

Noté como su rostro pasó a una más serio, su mandíbula se tensó y sus ojos se volvieron más oscuros de lo que ya eran. Tragué nerviosa ante este cambio pero no iba a retractarme sobre mis palabras. Sin embargo, él avanzó unos pasos hacia mi aún quedándonos en una distancia de seguridad.

–Pues si no vas a acatar ninguna de mis órdenes, qué te parece pasar a mi segundo plan, qué te parece si a partir de ahora te torturo o prefieres ser golpeada por los miembros del ejército, que de seguro están ansiosos por ver el cuerpo de una humana totalmente cubierto de su sangre y ser devorada por ellos mismos.

Tuve miedo, me recorrió un escalofrío por todo mi cuerpo al escuchar las horribles palabras que pronunció con dureza. Ese hombre no tenía escrúpulos y menos consciencia.

–Aún así, recuerdo que me pediste el favor de no dañar al niñato y te lo concedí, por lo que ahora me debes algo a cambio –mientras hablaba se iba acercando más a mi, además de que notaba como algo me impedía moverme como si me envolvieran unos enromes brazos.

Se paró a escasos centímetros de mí, nuestros cuerpos casi se tocaban pero nunca a parte mi mirada a pesar de oír lo que debería hacer a cambio de aquel deseo del cual no me arrepiento en absoluto.

Su mano empezó a tocar la piel de mi hombro izquierdo con suavidad, sus manos estaban frías y mi piel reaccionó ante aquello. Quería apartar su mano pero no podía y eso me estaba matando.

–¿Cómo sabrá tu sangre, Xylia?¿ Será dulce o será agria?

Lo pronunció en voz alta pero era mas como sus pensamientos y no me agradaba en absoluto. Dejó de tocar la piel de mi hombro para agarrarme con fuerza la barbilla, gruñendo yo antes esta acción.

–Recuerda muy bien mis palabras, soy el rey del Subsuelo y Portador de las Almas Perdidas y si quiero matarte lo haré, así que no me lo pongas fácil. –su aliento impactaba en mis labios y con la dureza que hablaba hacía que mi cuerpo temblase –Y ahora como buena humana que eres, te mantendrás quieta y sin resistirte, ¿entendido?

Pero antes de que pudiera simplemente formular una respuesta, noté como su rostro se hundía en esa zona tan sensible entre el cuello y el hombro. Sentí sus labios primero, pero segundos después, sus colmillos impactaron en mi piel y la traspasaron. Reprimí incluso mis gemidos de dolor, era una sensación demasiado extraña que hacía estremecerme. Una de sus manos voló a mi cintura mientras que la otra fue directa a mi brazo derecho. No podía escapar e incluso si intentaba moverme, no podría. Así que cerré los ojos y dejé que ese maldito y hermoso hombre, bebiera mi propia sangre.


Continue Reading

You'll Also Like

49K 1.4K 73
Erótico sensual y tremendamente morboso.Una novela que reúne las fantasías de muhcas mujeres. Tras la muerte de su padre, Eric Zimmerman, un prestigi...
13K 466 11
Historia centrada en Lemon del ship Nuzi .personajes no míos! .pertenecen a Glitch COMENCEMOS!
216K 27K 80
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...
181K 22.9K 44
Fanfic Descendientes