Here With Me - Dido
And I won't go, I won't sleep
I can't breathe, until
you're resting here with me
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—Sí era una disculpa, ¿no?
Jennie, Nayeon, Yeri y Ahyeon estaban en la piscina subterranea abandonada, la cual estaba así... Dejada a la suerte. Rosé le había dicho a Yeri que la limpiarían un poco para intentar recuperarla, por lo que las tres amigas se ofrecieron a quitar la maleza, barrer y sacar la basura de la alberca vacía.
Y arrastraron a Jennie con ellas, aunque esta última fuese increíblemente torpe hasta para pasar el cepillo por el suelo. Se tropezó dos veces con la escoba y sus propios pies en menos de treinta minutos.
—Lisa no hace... —Ahyeon negó con la cabeza, como si no le pudiera entrar la idea en la mente.— No se disculpa. —Terminó diciendo, cerrando la tercera bolsa de basura.— No hace esas cosas, probablemente solo quiere burlarse del asunto.
Bueno, eso tendría mucho sentido. Pensó Jennie.
—Precisamente porque no hace esas cosas sí me parece que es una disculpa. —comentó Nayeon desde varios metros de distancia. El área de la piscina era inmensa. La rubia caminó hacia Jennie con una expresión cansada. —A ver, muéstramelo de nuevo.
La joven sacó el papel doblado de su bolsillo, había llevado el dibujo consigo para intentar entrar en la mente de Lisa desde la cabeza de alguien que la conociera. Su primera opción había sido Rosé y fue a buscarla a donde sabía que era su oficina, pero se encontró con la sorpresa de que no estaba.
Yeri le confirmó esa misma mañana que Rosé, Jisoo y Lisa habían salido a una expedición a la ciudad. Ese último dato la tomó desprevenida porque se supone que tenían que mantenerse en el búnker si no querían ser detectados por el gobierno.
Jennie se preocupó un poco por ello, pero no dijo nada al respecto.
—Es que dice claramente "No". —Nayeon giró el papel entre sus dedos y Yeri se asomó por su hombro para chequearlo también.— Y una X, ¿verdad? —Miró a Yeri con los labios apretados para no reir.— Y su cabeza descuartizada.
Yeri, Ahyeon y Nayeon se rieron al unísono con eso último. Jennie se mordió el labio con fuerza para no reirse también. Era una situación en la que no podía hacerlo, pero por alguna razón le causaba gracia.
Eso era retorcido, era su cabeza de la que hablaban.
—Igual no podemos exigirle mucho a Lisa y a sus facultades en escritura. —Observó Yeri, quitandole el papel a Nayeon para devolverselo a Jennie.— Por poco y sabe escribir su nombre.
Jennie recibió el papel con el ceño fruncido. Se había perdido con eso último.
—¿Cómo?
—O sea... —Yeri hizo una mueca, como si pensara.— Creo que no sabe leer ni escribir muy bien, algunos dicen que no sabe hacerlo del todo.
Con la misma expresión confundida, Jennie arrastró sus ojos al papel en sus dedos. Ciertamente la pequeña palabra "No" se veía curvilinea y prácticamente como un garabato inentendible, pero ahí estaba. Aparte, Lisa tenía 31 años, ¿cómo era posible que no pudiera saber algo tan básico como eso?
—¿Por qué lo dices? —Insistió Jennie en preguntar.— ¿Es eso cierto? —Giró su atención a Ahyeon, quien estaba más lejos de ellas todavía apilando bolsas.
La muchacha se encogió de hombros.
—Es solo un chiste rancio del búnker. —Murmuró en voz baja mientras seguía en lo suyo.— Por lo general hacen reuniones semanales respecto a las directivas del sitio. Sólo pueden estar presentes unas cuantas personas de confianza, por lo general los padres de las familias principales. El rumor salió porque Lisa nunca lee o escribe algo en las reuniones y Rosé se la pasa leyendo las cosas en voz alta. —Se pasó la mano por la frente sudada con cansancio.— Pero es solo eso, un chiste. Lisa nunca lo ha negado o afirmado de todas formas.
Jennie asintió con la cabeza, agradeciendo la corta explicación.
Quizás solo era eso, un intento de burlarse de la líder como solían hacerlo algunos ciudadanos solo para matar el tiempo. Por la actitud de Lisa, Jennie podía adivinar que no era moneda de oro para todo el que la conociera. Esa personalidad irremediablemente irritante le debía ganar varios enemigos diarios.
Y sí solo quería burlarse de ella con ese dibujo, Jennie le respondería de igual forma. También se burlaría de ella.
Pasaron dos días desde el incidente problemático en su habitación y un día desde que había visto a Lisa. Ese breve momento en que le advirtió con amenaza de que tenía que ir a almorzar fue el único antes de que desapareciera con Rosé, Jisoo y probablemente con varias personas más.
Hasta el momento no los conocía a todos como para darse cuenta de su ausencia, pero sí Ahyeon, una de las oficiales de Lisa estaba acá, el tema de Londres probablemente no era muy importante. Jennie esperaba que no fuera así, sí algo le pasara a esas tres el resto de las personas encerradas acá se quedarían sin una guía.
Inconscientemente se enojó porque se hubiesen ido de esa forma, algo por supuesto ilógico para ella.
De pronto quería volver a golpear a Lisa. Y más porque parecía haber tomado una tienda de campaña, una colcha y una linterna y se había alojado permanentemente en su cerebro. No podía sacarla de su cabeza, empezando por la situación de la cámara.
Todavía tenía dudas al respecto, y sí sus sospechas eran ciertas de que Lisa o alguien había visto ese momento de debilidad, podría despedirse de su vida porque rezaría con fuerza para morirse pronto.
Oh, es que era un verdadero sofoco.
Cuando terminaron de dejar el área de la piscina púlcra y habitable, las cuatro se dispusieron a ir la habitación que compartían Yeri y Nayeon. Como sí fuera algo usual, Ahyeon se dejó caer pesadamente en la cama de Yeri y Nayeon en la suya. Jennie se sentó timidamente en la silla el escritorio que estaba en la esquina.
Todas estaban un poco sudadas y sucias por el cuidado anterior, por lo que Yeri fue la primera en sacarse la camiseta mojada y bajarse los pantalones para una ducha pronta.
—Oh, no por favor. —Ahyeon se tapó los ojos con dramatismo.— Ya hemos hablado de esto, Yerim.
La nombrada le lanzó la misma camiseta percudida a Ahyeon.
—No seas una hormonal. Eso es asqueroso.
—No te desnudes en frente de mí, ando en una sequía tremenda.
Jennie frunció el ceño con la interacción mientras que Nayeon se limitaba a reirse tanto de la pareja como de la confundida joven en la silla.
—Ahyeon viene con regalo incluído. —Señaló su entrepierna con la barbilla.— Y su mente viaja a 10 polvos por hora. Sálvese quien pueda.
Ahyeon tomó la almohada que tenía en la cabeza y se la arrojó a Nayeon en la cara, espelucandola un poco en el camino.
Jennie se mantuvo en su sitio, sus ojos subiendo y bajando por la pequeña contienda de palabras y cosas lanzadas que parecían tener esas dos. Solo le tomó un par de minutos darse cuenta que el regalo del que hablaba en cuestión era el que tenía dentro del pantalón.
Inevitablemente y con las mejillas ardiendo, su mente viajó nuevamente hacia Lisa. Nada nuevo sí se ponía a pensarlo, pero igual de problemático como siempre.
Sólo la sintió una vez demasiado cerca como para confirmar que Lisa también parecía tener uno de esos y a pesar de que no quería pensarlo demasiado, era como sí todavía pudiera sentirlo recostandose contra ella. Tan vivo y palpitante como un corazón.
Sin darse cuenta, Jennie tenía el rostro tan rojo que Nayeon y Ahyeon terminaron su contienda solo para mirarla con curiosidad. La joven, al reparar de su escrutinio, se avergonzó mucho más y cogió torpemente una botella de agua para empinarsela entera.
Le estaba sucediendo de nuevo, el diablo estaba nuevamente acariciando su piel de forma interna.
En ese momento, Yeri salió del baño envuelta en una toalla y con el cabello chorreando.
—Yeri. —Habló Jennie antes de que alguna dijera un comentario sobre su rostro encendido.— ¿Tienes papel y lapiz?
La miró inclinarse para sacar una muda de ropa y desvió el rostro con rapidez cuando Yeri dejó caer la toalla despreocupadamente en el suelo. Nayeon soltó una carcajada cuando Ahyeon miró su cuerpo indisimuladamente como una puberta.
—Lisa me mataría si te doy un lapiz e intentas matarte con eso. —Yeri le alzó una ceja, pero Jennie no podía mirarla porque estaba demasiado ocupada tratando de no ver su cuerpo.
¿Los gitanos eran siempre de esa forma? ¿Sin tanto pudor?
—No estoy tratando de hacerme daño. —Masculló entre dientes.
—Ya puedes mirar.
Jennie obedeció, agradeciendo que su amiga estuviera vestida ahora. Yeri la miró con sospecha.
—Es en serio.
—De verdad. —Ratificó Jennie. Ahora todos tenían la idea de que en cada oportunidad que tuviera intentaría matarse.— Sólo quiero... —Negó con la cabeza.— Te lo devolveré, no haré nada nocivo con ello. Lo prometo.
Yeri quedó mirandola un par de segundos más con dudas antes de abrir otra gaveta, sacar un cuaderno y estirarselo a Jennie.
—Adentro hay un lapiz.
Jennie lo aceptó, colocandose de pie y abrazandolo a su cuerpo como si fuese un tesoro.
—Gracias. —Pasó la mirada por las presentes de nuevo, todas tenían esa cara que indicaba que no confiaban en ella. Realmente, Jennie no haría nada que las metiera en problemas a ellas, no después de que se habían portado tan bien.— Nos vemos en la cena.
Ahyeon se levantó de un salto. Sí se había quedado en el búnker, era porque era los ojos de Lisa cuando no estaba cerca. Tenía que cuidar a Jennie.
—Te acompaño.
Jennie le sonrió apenas, aceptando que fuera su sombra como en las últimas 48 horas. Algo le decía también que la gitana endemoniada tenía que ver con su nueva guardaespaldas.
Caminaron en silencio hasta su habitación, lo primero que Jennie haría es darse una ducha y después pondría uso en la nueva adquisición que tenía en sus manos.
Sí era cierto que Lisa parecía ser una analfabeta solo podría descubrirlo sí le escribía algo. La gitana se había burlado de ella tantas veces en las últimas semanas que sí podía fastidiarla un poco debía hacerlo con ello. No es que disfrutara de reirse de las incapacidades de las personas, pero esa vil mujer se lo merecía.
Aparte, muy en el fondo solo creía que era falso. No había forma de que fuera así, Lisa era una líder y lo había sido por años. Era letrada al menos verbalmente, lo sabía por sus incontables argumentos y por como se expresaba. Era bruta, sí, pero era inteligente y sabía de palabras. Entonces, probablemente solo era un modo de burla hacia el chiste general del búnker.
Tan pronto como llegó a su habitación, dejó el cuaderno en su cama y se sacó la ropa solo cuando estuvo dentro del baño. No iba a cometer el mismo error dos veces de exhibirse así con alguien. Tomó una ducha rápida, y se vistió en el mismo baño antes de tirarse en la cama y abrir el cuaderno en cuestión.
Hojeó el mismo por encima con curiosidad, habían un par de hojas ocupadas con algunos garabatos por lo que Jennie intuyó que era un cuaderno de ocio para Yeri. Tomó el lapiz y se colocó en indio en la cama, mordiendose el labio y pensando qué podría decirle a esa odiosa gitana.
Otra mofa, ¿no? Ella tomó lo de su cabeza despegada de su cuerpo como una gracia colectiva, incluso sus amigas se rieron por ello.
Jennie escribió:
"Idiota".
Lo borró.
"Gitana idiota e insoportable".
Lo volvió a borrar. Escribió una vez más:
"No te perdono"
Borrar.
"Deja de ser de ser así."
Borrar.
"Sal de mi cabeza."
Borrar.
"Bestia."
"Cruel."
"Bruta."
Borrar, borrar, borrar.
Jennie respiró profundo, mirando el hueco que había hecho en la hoja después de intentar escribir un insulto para Lisa. Debía haberlos dejado todos y agregarle un profundo "Jódete" del fondo de su corazón, una palabra que no diría en voz alta jamás. Sin embargo, no podía terminar de convencerse de hacerlo.
Así que en un suspiro, escribió en una hoja nueva:
"Tus disculpas dan mucho que desear, si acaso se trata de una. Manténte lejos de mí." -Jennie Kim.
Sólo después de escribir lo último, Jennie dio cuenta que lo hizo por inercia. Su nombre ligado a ese apellido ahora se sentía extraño de asimilar, como sí no quisiera estar vinculada nuevamente a él.
Siempre había pensado que su apellido y sus rasgos eran diferentes a comparación de los demás ingleses. Su madre era una mujer blanca, de ojos claros y con el cabello tildando a rubio mientras que su padre tenía la piel un poco más tostada y poseía rasgos asiáticos. Era una desgracia que en las coincidencias de la vida sus genes giraran más hacia él.
Por eso sus ojos eran tan rasgados, comparados siempre con la forma de un gato.
Gato.
Gatita. Se escuchó la voz en su cabeza, acariciandola con su dulce aliento.
El escalofrío avanzó por su cuerpo como el roce de una aguja, tan tenebroso y atrayente como la idea del peligro. Jennie negó con la cabeza, aferrandose a sus pensamientos anteriores.
¿Tenía raíces asiáticas? Era una pregunta un poco tonta porque todos los días se veía al espejo y era un poco obvio, pero su padre siempre le había dicho que eran ingleses. Sus abuelos también y sus tatarabuelos de igual forma, a pesar de que por parte de padre tenían esos rasgos.
¿Qué tenía de malo admitirlo de todas formas? Se podía engañar al oído pero no a los ojos.
En una exhalación, Jennie dobló el papelito y se lo guardó en el bolsillo. Colocó en sus pies las mismas zapatillas de siempre y salió de su habitación. No fue una sorpresa encontrarse con Ahyeon apoyada de la pared con una expresión aburrida.
—De saber que estabas allí podría haberte dejado entrar. —Jennie enarcó una ceja.
Ahyeon la igualó en la caminata hacia el comedor.
—No tengo permitido entrar a tu habitación.
Jennie iba a preguntar por qué, pero es que era demasiado notorio que era otra demanda silenciosa de la líder.
Mordiendose la lengua para no entrar en otro mal humor común, caminó nuevamente en silencio con Ahyeon hasta el encuentro de las demás. Al llegar, inconscientemente comenzó a buscar con la mirada ese rostro conocido que tanto la atormentaba. 48 horas sin su presencia deberían ser un canto al cielo, pero Jennie ya quería ver su cara de confusión cuando leyera su nota.
La noche avanzó con rapidez, comieron tranquilamente y Jennie escuchó una vez más cada historia que tenía Yeri o Nayeon para contar. En ocasiones desviaba la mirada para buscar las circunferencias celestes de siempre, pero no aparecía por ningún lado.
Esa noche Lisa no apareció del todo.
Al día siguiente, Jennie se despertó sumamente temprano solo para acudir a la cafetería.
Una vez más, Lisa, Rosé ni Jisoo estaban allí.
Quería preguntar, de verdad que sí, pero no quería mirarse interesada en el paradero de su captora. Podía preguntar por Rosé porque Yeri sabía que Jennie la apreciaba, pero después de tomar la decisión fatal de contarles sobre el dibujo de Lisa, ahora las tres amigas comenzaron a bromear sobre ellas dos.
Yeri le había comentado anteriormente que compartir notas era una forma usual de coqueteo dentro del búnker ante la falta de celulares, pero Jennie no creía realmente que se tratara de esa forma. Que Dios la salve de que fuera así, simplemente era una burla en conjunto y nada más.
Al cuarto día, Jennie no podía con la ansiedad de saber en dónde se habían metido esas tres. Pero de nuevo, las bromas estaban en su mayor auge y no quería darles motivos para bromear al respecto.
De forma ineludible, Jennie comenzó a pensar los peores escenarios.
¿Qué pasaba si las habían cogido?
¿Quedaron atrapadas en alguna redada de gitanos?
¿Había alguna forma de saberlo siquiera?
—¿Estarán bien? —Terminó preguntando a Ahyeon en una ida a su habitación. Era el final de la noche después de estar un buen rato en la habitación de Yeri y Nayeon.
La oficial se rió entre dientes.
—Sí lo están.
—¿Te has comunicado?
—¿Por qué te importa?
Jennie desvió la mirada sin contestar.
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1/2
Iba a hacer un solo capítulo, but se hizo muy largo. Voy a subir dos hoy, dejo publicado este mientras termino el otro. No se duerman
Por favor voten y comenten uwu asi me ayudan a posicionar la historia.