Sola en el Mundo ©

Dyl_Jackson14

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Cara Roth, una chica de 18 años de edad, castaña, de ojos verdes y con una enfermedad muy poco común conocida... Еще

Aviso.
Prólogo.
UNO: el club.
DOS: el concierto.
TRES: el concierto (parte II)
CUATRO: Río.
CINCO: Bye, Samantha.
SEIS: Presentaciones.
SIETE: Una oportunidad.
OCHO: Ex.
NUEVE: Las salidas.
DIEZ: La fiesta.
ONCE: La historia.
DOCE: Otra fiesta.
TRECE: Invitados sorpresa.
CATORCE: el escándalo
QUINCE: La discusión.
DIECISEIS: Los juegos.
DIECISIETE: Los sentimientos
DIECIOCHO: Las preguntas.
DIECINUEVE: Las fans.
VEINTE: La entrevista y el drama.
VEINTIUNO: Los problemas.
VEINTIDOS: El comportamiento.
VEINTITRÉS: La magia.
VEINTICUATRO: Los celos.
VEINTICINCO: El viaje.
VEINTISEIS: El viaje II.
VEINTISIETE: La verdad.
VEINTIOCHO: Las decisiones.
VEINTINUEVE: La paternidad.
TREINTA: La comida.
TREINTA Y UNO: La verdadera Christina.
TREINTA Y DOS: La conversación.
TREINTA Y TRES: La noticia.
TREINTA Y CUATRO: La diferencia.
TREINTA Y CINCO: La decepción.

Epílogo.

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Dyl_Jackson14

H A R R Y.

—Willson ya debemos irnos —me llamo Shayfer, bajándose del auto de un brinco.

George y Oliver la imitaron, los tres se veían muy entusiasmados por este viaje. Yo, por otro lado, no sabía si felicidad era el sentimiento que me abordaba justo ahora.

Déjenme nos ubico bien.

Ya estamos yéndonos con la banda para hacer de teloneros en su gira por el país, el autobús que nos llevará a New York nos espera. Pero, por más confuso que suene, no me siento feliz o satisfecho. Por el contrario, siento que nada de esto está bien y que algo no funciona, no encaja. Me digo que solo soy yo, que yo soy quien se complica, pero se que no es sólo eso.

La necesito a ella.

El haberme ido de esa casa sin ella fue como dejar el color de lado para entrar a un mundo opaco. Dramático, lo sé. Pero es que... Cara hizo de mi verano algo increíble, sentí que todo lo que venía arrastrando ese año desapareció y, ahora que ella no está, todo volvió con el doble de peso.

Mi mente no deja de llevarme una y otra vez a esa noche en el club Sky, donde la vi por primera vez. Su cabello castaño cambiando de color por las luces de neón, su tersa piel brillante, esos ojos que parecían ser capaces de ver tu alma... y esa sonrisa. No había visto nada tan deslumbrante en mi vida.

¿Como no invitarla a bailar?

¿Como no pedir su número y redes para hablarle de nuevo?

¿Como no investigar cuál era su banda favorita y luego invitarla al concierto de ellos?

Debía hacer todo lo que pudiera para estar con ella, mi mente había trazado mil planes distintos para acercarme. Por suerte logré que funcionaran, pero no contaba con que no serían a largo plazo. No creí que ella sería mi primera ruptura pública...

Mierda.

Ahora debo explicar que ella y yo terminamos. ¿Y si la atacan de nuevo? No quiero que ella salga afectada de nuevo por mi causa, ya pasó una vez y fue horrible. Debo hablar con cuidado, si es necesario echarme toda la culpa a mí. Ya vi lo tóxicos que pueden ser nuestros fans, no quiero ponerlos a prueba de nuevo.

—¡Harry mueve el culo! —gritó George.

Me había quedado rezagado con mis maletas, todos me gritaban que me diera prisa, así que eso hice. El autobús de los chicos de la banda era enorme, y nos brindaron uno similar. Tenía un pequeño baño, una parte con cuatro camas y un área con mesa y gaveteros para meter algunas cosas.

Mucho lujo para un simple autobús.

—Joder, que vehículo —exclama Shayfer, soltando un silbido por la impresión.

—Y que lo digas. Ahora sí que me siento famoso —coincide George, pasándole un brazo por encima a la chica.

Shayfer permanece igual, pero sus mejillas se sonrojan un poco, delatándola. Sorprendentemente, antes no notaba ese tipo de cosas entre ellos, pero ahora es como si fuera exageradamente obvio. ¿Era así de ciego? Gritan que se gustan con demasiada fuerza.

Cruzo miradas con Oliver, quien me dedica una mirada de «Sálvame de este suplicio», o al menos eso parece. Igual y es su cara normal, Oliver cuando está cansado y relaja el rostro no se ve muy amigable. Decido ignorar lo que podría ser un pedido de auxilio de parte de Oliver, y me dejo caer en uno de los sofás del autobús.

Todos dejan sus bolsos en una mesa junto al sofá en el que estoy acostado. George y Oliver hablan sobre el itinerario que nos dieron. Por un lado, el pelirrojo hablaba de los momentos libres para ensayar, y, por el otro, George hablaba de los lugares que quería visitar —clubes y así—.

—¿Solo piensas en beber o qué? —se queja Shayfer, quien estaba al lado del dúo.

—No solo en beber, también en... —comienza a defenderse, pero se detiene en un momento, le dedica una mirada corta a Shayfer y luego vuelve a hablar:— nada, solo en beber.

Oliver volvió a verme, esta vez como diciendo «¿Viste lo mismo que yo?», y claro que lo hice. Claro que hablaba que también pensaba en Shayfer, era obvio. Especialmente cuando notabas la mirada corta que le dedicó.

Hasta un ciego ve que se gustan.

—Harry, apóyame —me llama George—. ¿Cierto que deberíamos ir de turistas y no encerrarnos solo a tocar? Creo que a todos nos vendría bien.

—Debemos mejorar nuestro acto, quizá así podamos ganar fama propia —comienzo, tratando de no sonar tan irresponsable, después de todo era el líder de este desastroso grupo—, pero somos jóvenes. Podemos divertirnos un poco también.

—Pero que George no haga el itinerario —se apresura a decir Oliver, ganándose una mala mirada de parte del enano.

—No hay confianza en esta relación...

Confianza en la relación...

En estos momentos esa combinación de palabras me pone de muy mal humor. Maldita confianza, me jodió de una forma magistral. ¿Quien la necesita? Si no se tiene se construye, se pudo solucionar, era cuestión de hablar bien todo. Ni siquiera dudo de ella, ¿es que acaso ella sí de mi? ¿Cómo podía dudar de mí? Era imposible, no podía ser.

¿Y si... dudaba de ella y no de mi? ¿Y si realmente no dudaba de mí, sino de que ella pueda herirme de nuevo? ¡Pero eso es más frustrante! Necesito que esto acabe, necesito que todas estas preguntas cesen y solo siga adelante sin ella.

¿Como hago eso?

Necesito aire, necesito salir de aquí.

—Voy a salir un momento —anuncio, levantándome de mi lugar.

Los chicos fijan su mirada en mí, atentos a mis movimientos. Llevaban días así, preocupados de lo que pueda hacer, como si me fuera a matar por algo de esto. No estoy tan destrozado, aún tengo fuerzas para decidir que quiero seguir mi vida. Incluso si en ella va a estar ese vacío de forma permanente.

Salgo del autobús y la brisa otoñal golpea mi rostro de inmediato, solo ahí sentí que podía respirar correctamente de nuevo. No había notado como mi pulso se había acelerado de esa forma, mi pecho incluso me duele. Llevo dos de mis dedos a mi yugular y corroboro que está latiendo como si acabara de hacer un maratón.

—Este no es el pulso ideal para un cantante —murmuro.

Me dejo caer en la pequeña escalera de la puerta del autobús, recibiendo el aire fresco golpeando mi cara. Por instinto, saco mi celular, ingreso a Instagram y comienzo a grabar una historia.

—¡Hola a todos! No se imaginan las grandes cosas que se acercan. Estén atentos a la cuenta oficial de la banda, seguro se alegran tanto como nosotros. ¡Un beso a todos!

Subo la historia y los mensajes no tardan en llegar a mi celular. Muchos eran halagando mi apariencia y otros tantos preguntando de que se trataba todo. Pero mi irritación se hizo presente al ver que llegaban mensajes preguntando si por fin terminé con la "falsa" de Cara. Mi sangre hervía cada vez que hablaban así de ella, ¿qué derecho tienen de opinar así de ella?

El hate debería ser hacia mí, yo fui quien hablo de más. Incluso lo aclare mil veces y lo sigo haciendo en cada ocasión. ¿Es que acaso no bastó con los videos míos defendiéndola? Eran más ciegos que George y Shayfer, se rehusaban a aceptar que quien se equivocó fui yo y no ella.

No quiero ni imaginar cómo se pondrían si supieran sobre Cara y su enfermedad. Aún sigo sin entender, ¿cómo mi papá se enteró? Esa no es información que encuentres fácilmente por ahí, y Danniel no la traicionaría así.

¿Quien es ese informante misterioso?

Mi celular comienza a vibrar, sacándome de mi hilo de pensamientos de forma abrupta. Lo reviso, era una llamada de Leyla, no habíamos hablado desde la feria. No se me antojaba tampoco, pero me educaron muy bien, por desgracia. Descuelgo y respondo de forma antipática con un «Hola».

Igual y mi educación a veces fallaba.

¿Y ese tono tan poco amable, cariño? —pregunta con su voz dulzona que, justo ahora, me provocaba náuseas.

—El mío y no me digas así —respondo, no quería escucharla—. Dime, ¿sucede algo?

No, ¿tendría que suceder?

—Me estás llamando, así que asumo que es por algo. Habla.

Bájale dos rallas a tu tono —exige, dejando caer esa máscara de chica dulce—. ¿Se puede saber que te pasa? Me invitaste a la feria y luego desapareciste como si nada. Creí que la pasamos bien ese día.

Ya sabía yo que venía por esos lados esta llamada.

—Mira, lamento decirte esto así pero... no creo que lo de la feria se repita —digo finalmente—. Me divertí y todo, pero no creo repetir nada de eso.

—¿Así que solo me usaste? Dios, tú nunca cambias.

Otra más que no suelta el pasado, ¿es que acaso su personalidad quedó estancada en la época escolar o qué?

—No sé a qué te refieres con ese comentario, pero mejor dejémoslo así.

¿¡Por qué me sigues ignorando!?

Tuve que alejar mi celular de la oreja debido a ese grito tan repentino.

—N-no te estoy ignorando, Leyla. Es solo que...

¿¡Qué más tengo que hacer para que me hagas caso de nuevo!? —siguió gritando.

—Leyla cálmate, no es nada de...

¡Incluso me deshice de la tonta esa y aún así me dejas de lado como si fuera basura!

Eso me dejo helado, lo que acababa de decir no solo me molestó porque insultó a Cara, sino porque insinuó algo que no me agradó para nada.

Que no sea lo que estoy pensando...

—Leyla... —digo lentamente, tratando de mantener un rato la compostura—, ¿a qué te refieres con que te "deshiciste" de ella?

Y-yo... ah...

—Habla, que hace un rato ni siquiera podías cerrar la boca.

Seguro escuchaste mal, la señal no siempre es buena y...

—Leyla, habla ya.

La línea se quedó en silencio un largo rato, solo podía oír mi palpitar errático por la ira que me estaba consumiendo. Si esta chica había tenido algo que ver sobre mí y Cara... no me hacía responsable de lo que pudiera hacer. No la golpearía, pero me encargaría de que no se le volviera a ocurrir acercarse o herir a Cara o a mí.

Mejor dejemos todo hasta aquí.

—Leyla no te atrevas a...

Muy tarde, ya había colgado. Mire la pantalla apagada del celular con ira, apretando con demasiada fuerza el aparato. Solté un grito de frustración, me levanto del suelo caminando de un lado al otro sin saber como manejar este sentimiento tan agobiante.

Yo la mato.

Caigo sentado de nuevo, abatido por los sentimientos que me atraviesan. Estoy por lanzar el celular al suelo por la frustración, sin siquiera importarme si me quedaba totalmente incomunicado, hasta que siento una mano posarse en mi hombro. Alzo la mirada, mis ojos acuosos por las lágrimas que querían salir a borbotones de mí. Shayfer me mira con tristeza desde arriba y junto a ella George y Oliver, quienes se ponen de cuclillas a mi lado.

—Esa llamada casi te hace cometer un homicidio, ¿huh? —comenta George en tono juguetón, tratando de aliviar el ambiente.

Quisiera decir que lo logro, que me empece a reír un poco por su comentario, pero no fue así. Solo pude llevar mis manos a mi cara, deseando que ellos no me vean así. No era un estado muy recurrente en mí, la verdad. Normalmente soy más animado, tampoco es que soy como George, pero no tenía esta cara de pesar encima.

—Ey, está bien estar mal —la voz suave de Shayfer me hace salir de mi especie de trance—. La amabas muchísimo y la forma en que se dio todo al final... no fue la más gentil.

—No fue culpa suya —murmuro, retirando mis manos de la cara—. Mi papá no le dio tiempo de hablarme, su mamá le mintió y, parece ser, que Leyla colaboró en todo este desastre.

—¿Leyla? ¿Cómo? —inquirió George, mirándome con total confusión.

—No lo sé, pero hace rato insinúo que ella se "deshizo" de Cara para estar conmigo de nuevo.

—Te dije que me daba mala espina esa chica —dice de nuevo el enano.

—Por Dios, si babeabas por ella cada que pasaba frente a ti —le recuerda Oliver.

Y ese es el mejor amigo.

—No estamos hablando de mí, Oli —dice George con los dientes apretados—. Estamos consolando a Harrysito, no apuñalando a tu mejor amigo por la espalda.

—¿Es que acaso mintió? —lo atacó Shayfer, poniéndose del lado de Oliver.

—Castor, te estás pasando de la raya —le advierte.

Ambos comienzan a molestarse, George poniéndose más alterado y colorado con cada palabra y Shayfer, bueno, ella está bastante divertida con sus reacciones erráticas. Oliver de vez en cuando comentaba algo, a veces a favor de George, otras veces a favor de Shayfer. Él solo quería ver arder Troya.

Se suponía que debían consolarme...

Los miro con diversión, siendo un espectador de sus discusiones y bromas. Las risas de Shayfer, las caras de indignación exageradas de George, las miradas relajadas, pero llenas picardía de Oliver... todo era justo lo que necesitaba. Un poco de normalidad.

—Esto es lo que necesitaba —murmuré, pero ninguno de ellos me escuchó.

Bueno, Oliver sí, pero solo sonrió y siguió escuchando la discusión. En algún punto me uní a ellos y, para cuando me di cuenta, estábamos todos riéndonos en el autobús camino a la siguiente ciudad para la gira.

Sin darme cuenta pasó un mes, lleno de noches divertidas, conciertos y aplausos de la gente. Entrevistas y fotos, nuestras cuentas explotando en seguidores nuevos. Creando canciones nuevas llenas de distintos sentimientos hasta crear una cantidad que podría ser suficiente para dos álbumes.

Ese mes se convirtió en 4 meses, las personas en los conciertos aumentó y los carteles con nuestros nombres también. Los gritos de emoción al vernos subir al escenario eran cada vez más fuertes y nuestras caras aparecían con más frecuencia en las noticias o videos de TikTok.

El sexto mes llegó y con él un contrato con una de las mejores discográficas, la que hizo nacer muchas estrellas actuales de hoy en día. No dudamos en firmar. Sentía que con cada gota de tinta estaba creando la entrada a mi sueño, al de todos. Nuestro nombre cambió, ya no éramos The Four Inadapted, ahora solo éramos The Misfits.

Obtuvimos un manager, citas con estudios y, para cuando nos dimos cuenta, ya habíamos sacado nuestro primer álbum. Nos volvimos un éxito, estuvimos en el top 10 de más escuchados en nuestro país.

Un año pasó, había conocido distintas chicas, todas maravillosas, pero nada que me hiciera sentir esas emociones tan fuertes. Decidimos tomar un pequeño descanso de los conciertos, estábamos agotados luego de un año tan agitado. Nos quedamos en Los Ángeles en una casa cerca de la playa que nos prestó la discográfica.

Mi corazón se sentía más tranquilo, menos acelerado o lastimado. La música fue el mejor ayudante, mis amigos hicieron un gran trabajo cuidándome y mi papá... bueno, no nos volvimos a hablar luego de esa cena desastrosa con ella. Quiso contactarme cuando nuestra fama aumentó, se ofreció a ser nuestro manager, pero ni siquiera quise responderle.

Nunca me apoyo cuando a penas estábamos empezando, cuando éramos una banda local conocida por pocos. Era obvio el motivo de ese repentino cambio, y no quería soportar eso ahora.

Una noche decidí ir un rato solo a un club famoso del lugar, todos decían que era ideal para pasar un buen rato sin que te reconozcan todos. Ideal para mí en estos momentos, con eso de los millones de seguidores me sentía acosado. Era lindo, muy oscuro y la música era bastante buena. Pero esa noche no me sentía con las energías para estar en la pista de baile con todos, así que fui a la parte VIP del lugar.

Bendiciones del dinero.

Buen servicio, buenas bebidas... todo maravilloso, pero nada como cuando mis ojos captaron algo aún más precioso. Un cabello largo y castaño, ahora tenía las puntas rubias. Esa sonrisa que hacía parecer que brillaba todo, y, lo más hipnotizante, esos ojos. Esos maravillosos ojos que me robaban el aliento... Los cuales se dignaron a posarse en mí. Y el aliento se fue, solo quedó un corazón latiendo con violencia y una pequeña ilusión.

La tenía a ella frente a mí, Cara Roth me estaba viendo.

Y, esta vez, no la iba a perder de nuevo...

¿ F I N. . . ?

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