Esclavo del Placer ║ Kookmin...

By neremet_001

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||Si vas a compartir tu cuerpo con alguien, que sea con tu alfa.|| La vida del omega Park Jimin da un giro tr... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26

Capítulo 16

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By neremet_001

El estado de Jimin al llegar al hospital era crítico. Necesitó varias transfusiones de sangre tras la nueva operación que le efectuaron y su condición permanecía delicada.

Descansaba en una habitación VIP del hospital de Seúl, pagada por su alfa. Tenía un médico exclusivo a su cargo que se encargaba de monitorearlo todo el tiempo a través de una cámara y solía aparecer para medirle la presión y oxigenación en sangre. Jungkook no tuvo ningún inconveniente en facilitarle las mejores comodidades a su destinado, que descansaba profundamente por el sedante que le administraron.

No se apartó de Park en ningún momento. Pasó la noche a su lado, sin despegarse de él ni siquiera cuando su hermana pasó a verle. Namjoon se encargó de informarle a Nayeon, a sabiendas de que su jefe estaría preocupado por su hijo, a lo que la omega hizo averiguaciones para traerle tranquilidad.

–El cachorro está fuera de peligro –le dijo ella, luego de conversar con el equipo médico que lo intervino y revisar los estudios posteriores a la cirugía. El panorama era prometedor–. Por suerte, ningún órgano importante fue dañado. Le resta recuperarse. Sé que lo logrará porque tiene un alfa bueno esperando por él.

La mirada de Jungkook era cabizbaja. Sentado a un lado de la cama del pelirrosa, no le soltó la mano. La sentía fría e inerte entre las suyas y eso entristecía a su lado animal, que no dejaba de aullar en llamado a su pareja.

–Su lobo mencionó que no pudo hacer contacto con Jimin, ¿sabes qué puede significar? –preguntó.

Nayeon pensó por unos pocos minutos, pero no tenía una respuesta concisa para darle. Había muchos factores a considerar y debían observar la evolución del paciente antes de poder establecer ninguna conclusión.

–Pasó por algo muy fuerte. Quizás su mente sufrió una disociación dejando a su lobo a cargo después del momento traumático, no lo sé con seguridad. Tendríamos que esperar a ver qué sucede cuando despierte. Estoy segura de que los médicos tendrán más certeza que yo.

Jungkook sopesó esa posibilidad, aunque no quería ponerse a revolver mucho de lo sucedido.

–La policía está afuera, Kook –le informó Nayeon–. Namjoon los tiene controlados, pero querrán hablar contigo en algún momento para preguntarte por el autor de esto. ¿Sabes quién pudo haberlo hecho?

La expresión facial del dominante se crispó en un gesto iracundo mientras miraba hacia el suelo. La mano que no sostenía la de Jimin se volvió un férreo puño sobre su regazo, haciendo resaltar sus venas.

–Cuando lo sepa, lo mataré –se limitó a responder.

La omega percibió las feromonas fuera de control y liberó un poco de las suyas para calmar a su hermano. Se acercó a él y le dio un abrazo por detrás de la espalda, brindándole su cariño y apoyo para que no se sintiera solo.

–Baja el nivel de tu aroma –le susurró al oído–. Debes pensar en Jimin y el cachorro. No puedes tomártelo a la ligera. Si descubren que piensas hacer justicia por cuenta propia, te encerrarán. Y no les des motivos para sospechar bajo ninguna circunstancia.

Jungkook relajó la tensión de su cuerpo.

Ir preso no era una opción. Debía ser cuidadoso con lo que haría a partir de entonces porque tendría al departamento de policía encima. El caso de Jimin atrajo incluso a algunos medios locales, pues involucraba al omega de uno de los hombres más ricos de todo Corea. Tenía a un par de periodistas acampando en la puerta del hospital para tener la primicia de una entrevista.

Estaba abrumado. El rostro de su omega continuaba inflamado a pesar de las curaciones y todavía recibía transfusiones para recuperar la falta de sangre en su organismo. Se sentía impotente al no poder hacer nada para mitigar su dolor. No estuvo cuando más lo necesitaba y no estaba haciendo nada por hallar al responsable.

–Me quedaré con él –dijo amablemente Nayeon, rompiendo el abrazo–. Necesitas darte un baño, cambiarte de ropa y descansar.

El alfa le echó una ojeada a su traje de tres piezas, el cual tenía manchones y salpicaduras de sangre. Lucía terrible, como si acabara de salir de una película de asesinos. No imaginaba qué impresión habría generado en las personas que estaban en el hospital tras llegar en la ambulancia con Jimin.

–Te agradecería que me consiguieras una muda de ropa. No lo dejaré solo –pidió, sin despegar la vista del pelirrosa, atento a cualquier pequeña reacción que pudiera tener.

Nayeon suspiró con frustración. Su hermano era un cabeza dura.

Sin embargo, no podía culparlo. Un alfa era devoto por su pareja y, en las condiciones en las que estaba Jimin, su instinto protector salía a relucir. El hecho de que estuviera en espera de sus cachorros incrementaba esa necesidad de brindar acompañamiento y seguridad.

Dejó a Jungkook en la habitación para salir al recibidor, donde Namjoon seguía discutiendo con el jefe de policía. Por lo poco que pudo escuchar a la distancia, no había ningún sospechoso. En casa de Jimin no dejaron huellas, lo que volvía la investigación más complicada. Su teléfono celular desapareció de la escena y lo estaban rastreando. Seguramente darían con los culpables si el móvil se encendía en algún momento, por lo que continuaban expectantes.

Por su parte, Namjoon movió sus hilos, en paralelo con la policía. Tenía conocidos del ejército que le brindaron la información que necesitaba a cambio de una generosa compensación económica que su jefe estuvo dispuesto a desembolsillar. Hackearon el celular de Park a la distancia y le brindaron números de teléfono, un mapa de direcciones y algunos nombres.

Dudaba acerca de compartir la información con Jungkook. Su jefe estaba movilizado emocionalmente y no quería involucrarlo en una situación peligrosa. Había muchas chances de que la intervención saliera mal, que su jefe hiciera algo en contra de la ley, y no iba a permitir que cargara con ese peso teniendo una familia a la que cuidar.

También es cierto que se ponía en su lugar y, pensando objetivamente, si se tratara de su propio omega, no dudaría un segundo en destruir a cualquiera que osara tocarlo. Tenía aprecio por Jimin, más allá de sus maneras toscas, su boca suelta y los nervios que le hacía pasar a su jefe. Sabía que en el fondo sólo era un jovencito con miedo, que perdió a sus padres y a su hermano demasiado pronto y fue empujado al mundo de las responsabilidades sin haber podido madurar antes lo suficiente.

Ni bien terminó de dar su declaración a la policía, su celular vibró en el bolsillo de su pantalón, avisándole de una llamada de Jungkook. Echó un vistazo en dirección a la puerta donde estaba la habitación de Jimin y vio a su jefe en la puerta, haciéndole gestos para que se acercara.

Era muy tarde para echarse atrás. Tendría que comentarle acerca de la información.

–¿Y bien? –habló el dominante con voz grave.

Advirtió Namjoon las oscuras ojeras bajo sus ojos, la piel del rostro sin brillo, una expresión cansada y su ropa sucia. Lucía como una versión más demacrada de Jeon Jungkook. Alguien que no concibe el sueño desde hace más de veinticuatro horas y cuyo lobo lo mantiene alerta para controlar la evolución de su omega.

–Es Kim Seokjin, el proxeneta de Jimin –confesó el chofer, acomodándose la montura de sus gafas–. Lo hizo junto con dos guardaespaldas.

El cuerpo del millonario se tensó. Comenzó a respirar sonoramente, resollando. Se notaba que intentaba contenerse, a punto de estallar.

–Me encargaré –ofreció Namjoon.

–De ninguna manera. Pienso hacerlo solo.

–No podrá enfrentarse a ese hombre solo. Mucho menos si está armado y tiene a un séquito de guardaespaldas. Esos tipos no tienen nada que perder contra usted, mi señor.

Las feromonas del dominante se hicieron más espesas, doblegando a Namjoon sin que Jungkook se diera cuenta.

–Señor... estamos en un hospital –advirtió, cubriéndose la nariz con la mano.

Sólo entonces el contrario se serenó y dejó de liberar su aroma natural. Miró sobre su hombro derecho, al amor de su vida.

–Entonces tendremos que ir armados también. Te veré en el recibidor de mi casa en dos horas –fue lo último que le dijo a su chofer, antes de darse la vuelta y reingresar a la habitación para despedirse de Jimin.

Jungkook se aseguró por tercera vez de que la pistola en sus manos estuviera cargada antes de apagar el motor del vehículo robado y mirar en dirección a la cuadra donde cinco omegas se contoneaban de aquí para allá intentando vender sus cuerpos.

Eran las tres de la mañana y los nervios lo tenían crispado, estaba muy ansioso y no dejaba de repasar el plan en su cabeza. La idea era esperar hasta el horario donde Kim Seokjin abandonaría su establecimiento sin compañía para regresar a su casa, con su familia. Interceptarían el vehículo en el camino y se desharían de él. El dominante no lo dejaría escapar por temor a las represalias. Debían liquidarlo sin miramientos. Era la única forma de que no regresara a molestar a sus vidas.

La cuestión era que Jungkook no estaba preparado.

A pesar de haberse entrenado con armas desde hace años para su propia protección, pensar en asesinar a alguien era algo serio. Se ensuciaría las manos para proteger el futuro de Jimin porque lo amaba, y no permitiría que nadie se saliera con la suya después de lastimar gravemente a su destinado. Estaba dispuesto a arriesgarse a ir a la cárcel por ello.

–Mi señor, no tiene que hacerlo –Namjoon intentó convencerlo por última vez para que desistiera al percatarse del leve temblor en sus manos–. Estoy entrenado, puedo encargarme desde aquí. Debería estar con su omega, esperando que despierte.

El dominante negó con la cabeza, concentrado en mirar a través del parabrisas.

–Ya has hecho suficiente por mí, Namjoon, y te agradezco que estés apoyándome ahora. Si no quieres manchar tu expediente ni verte envuelto en problemas por complicidad, te recomiendo que te bajes del auto. Yo procederé porque si no hago esto ahora, no podré mirar a Jimin a la cara de nuevo.

Había seguridad y determinación en sus palabras. Eso asombró a Namjoon, que sonrió.

–¿Cómo podría ser tan insensible de dejarlo con toda la carga? –bromeó, quitándose los anteojos oscuros y guardándolos en el interior de la guantera–. Además, hace mucho tiempo que no estaba en una cacería. No desperdiciaré la oportunidad –le dio unos golpecitos en el hombro a su jefe–. Espero demuestre que le sirvieron mis lecciones de tiro.

Jungkook asintió y luego se enfocó en la figura alta y desgarbada que salía por la puerta trasera del edificio de enfrente. Era Seokjin, que fumaba un cigarrillo despreocupadamente.

Un par de sujetos salieron con él. Afortunadamente, sólo se despidieron para tomar un rumbo diferente hacia sus propios vehículos.

Seokjin atravesó la calle para encaramarse a su Camaro rojo. Encendió el motor y se alejó del lugar, seguido a cierta distancia por el auto de Jungkook.

Había escaso movimiento a esa hora de la noche, lo que les facilitaría la tarea. La zona era industrial y existían unos pocos semáforos en el camino, que aprovecharían para detener el paso del Camaro.

–Parará en la próxima esquina. Prepárese –avisó Namjoon, colocándose un pasamontañas para cubrir su rostro. Le quitó el seguro a su pistola y aguardó.

Su jefe se bajó el pasamontañas también y aceleró cuando el auto de Seokjin frenó en un semáforo. Lo adelantaron y cruzaron su vehículo delante del contrario, obstaculizando el avance.

Namjoon fue el primero en bajarse. Apuntó directo al hombre que estaba en el Camaro, que alzó sus brazos desde dentro y sonrió con mofa.

Jungkook llegó enseguida, con el corazón en la boca. Corrió a abrir la puerta del conductor y de un manotazo empujó a Seokjin fuera, tumbándolo sobre el pavimento. Namjoon lo siguió, apuntando como apoyo.

–Llévense el auto –dijo el proxeneta, pensando que querían robarle.

Un rodillazo golpeó su nariz con fuerza, rompiéndosela en el acto.

–¡Hijo de puta! ¡Estoy aquí por Jimin! –gritó Jungkook, agitando la pistola sobre el rostro de Seokjin.

–Ah, ese omega de mierda. Espero se haya muerto –dijo, limpiándose la nariz con el dorso de su saco. Había desafío en su mirada, mezclado con burla.

Eso enfureció a Jungkook, que lo pateó en el estómago reiteradas veces.

–¿Te pareció divertido, pedazo de basura? ¡¿Qué opinas ahora?! –le quitó el seguro al arma y la apoyó sobre la sien de Seokjin, cuya sonrisa no tardó en caer.

–Me lo hubiera follado de haber sabido que tenía un novio tan maricón. Para hacerle sentir cómo es el nudo de un verdadero alfa.

Recibió un culatazo en la frente, que volvió a tumbarlo en el suelo.

Jeon se puso de pie, con lágrimas de rabia nublándole la visión. Se las enjugó como pudo a través del pasamontañas.

¿Cómo podía ser que ese maldito no tuviera ni una pizca de arrepentimiento, ni siquiera frente a la muerte misma? Quería borrar para siempre esa sonrisa altanera que traía, destrozársela a puñetazos hasta que no fuera más que un montón de carne triturada. Su mano temblaba aferrando el arma, ansiando vaciar el cargador sobre su cuerpo, dejarlo como un colador.

–Señor, debemos apresurarnos –habló Namjoon. Se distinguían las luces de un coche a la distancia, avanzando en su dirección.

El dominante apuntó a la cabeza de Seokjin. Intentó dominar sus emociones lo suficiente como para poder disparar. La adrenalina y la culpa le estaban pasando factura.

Tenía claro lo que debía hacer, pero se preguntaba por qué su dedo duba en el gatillo. Era como si toda su seguridad se hubiera borrado de repente, dejándolo desprotegido.

Quería cobrar su venganza, estuvo dispuesto a pasar por semejante molestia con tal de hacer justicia por Jimin. Lo desconcertante para sí mismo era que no podía hacerlo estando frente al responsable de que casi lo perdiera todo. Su voluntad se caía a pedazos.

–Eres tan maricón que ni siquiera vas a matarm...

El hombre no alcanzó a completar la frase.

Dos sólidos disparos cortaron la serenidad de la noche, reverberando a través del silencio.

Seokjin yacía tendido, sin vida, con el cráneo rezumando sangre a su alrededor. Sus ojos estaban vacíos, mirando a la nada, y su burlesca sonrisa permaneció dibujada en su rostro.

Jungkook tragó saliva mientras alzaba los ojos hacia su chofer. Éste guardó su arma todavía humeante en el interior del estuche anclado a su tobillo.

–Salgamos de aquí, mi señor –lo llamó.

Al no obtener reacción por parte del dominante y captando la proximidad de las luces del vehículo, sujetó a su jefe de la ropa, le quitó el arma y lo arrastró al asiento del copiloto.

Se encaramó al asiento del conductor y aceleró el auto para poder perderse de la escena.

–¡No tenías que intervenir! –rugió Jungkook tan pronto como alcanzaron la autopista desierta, arrancándose el pasamontañas–. ¡Yo debía hacerlo!

–Usted no hubiera podido –respondió Namjoon, con tranquilidad–. Vi sus ojos. No son los ojos de un asesino.

Las lágrimas escaparon por las mejillas del dominante, sin que pudiera contenerlas. Había alivio en ellas.

Tenía razón. Él no era un asesino. Estaba seguro de que no habría podido ser el mismo tras aquello y sentía profunda gratitud. Estaba feliz de que Namjoon se hubiera encargado, aunque sonara egoísta. Hubiera perdido su humanidad, de haber disparado.

–Gracias –susurró, con sinceridad.

Entonces el timbre de su celular lo hizo reaccionar.

Atendió, sin siquiera mirar.

–Buenas noches, le llamo desde el hospital de Seúl, ¿es este el número del guardián de Park Jimin? –habló una voz femenina del otro lado de la línea.

–S-sí –tartamudeó por la sorpresa.

–Señor Jeon, su omega ha despertado.

Nuestro hombre lo dio todo, pero no es un asesino. Se desquitó a su manera y Namjoon se encargó de la parte difícil 😔

Este es un capítulo largo para compensar el anterior. Espero que les haya gustado, bellezas. No soy muy buena para la acción y la violencia, así que espero haya quedado bien 🙈

Les quiero mucho! Espero tengan un bonito finde! Gracias como siempre por el apoyo a esta y las demás historias 💕😍

-Neremet-


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