Este hombre debía de tener alrededor de cuarenta años. Tenía algunas canas en las sienes y emanaba una gran rectitud. Era delgado pero se notaba su fuerza.
Tomó un sorbo de fideos y luego siguió la dirección señalada por el responsable del grupo, observando a lo lejos la caravana con una mirada fija.
"¿Ese es tu coche?"
"Sí, es una caravana modificada, muy resistente", respondió Zhang Zhi.
Los ojos del hombre se llenaron de envidia. "Muy bien, muy bien. Las personas adineradas son diferentes. Ese vehículo parece ser más resistente que los nuestros. Qué conveniente".
La impresión que Zhang Zhi daba era la de una persona exitosa con una gran fortuna y un aire de distinción. Era un empresario de élite y, por su apariencia, se acercaba más a un alfa destacado en todos los aspectos.
Nadie sospecharía que obtuvo el vehículo de manera ilegal, como mucho, solo admirarían y comentarían cómo las personas adineradas son caprichosas y realmente saben disfrutar.
Después de los elogios, el hombre preguntó nuevamente: "¿Qué clase de gente va en tu coche?".
Zhang Zhi sabía que este hombre era quien tomaba la decisión final, así que respondió de inmediato: "Todos en el vehículo son alfas, no les causarán problemas". Luego agregó: "Son todos mis guardaespaldas contratados, tienen un nivel de fuerza superior al de una persona común. No tienes que preocuparte por eso".
Los omegas podrían entrar en celo en cualquier momento y no estar bajo control. Además, la mayoría de ellos eran frágiles y temerosos, y también eran sin duda el mayor lastre en este mundo post-apocalíptico.
Zhang Zhi mencionó a propósito que todos en el vehículo eran alfas para evitar preocupaciones por parte del hombre.
El señor reflexionó por un momento y le preguntó al responsable a su lado: "¿Han pasado la prueba de virus?".
El responsable bajó la cabeza y revisó los registros en el ordenador. "Señor, ¿podría proporcionar su nombre y número de identificación?".
Después de que Zhang Zhi se lo dijo, el responsable rápidamente encontró los registros. "Todos han pasado la prueba, no hay problema en ese aspecto".
El hombre miró la pantalla del ordenador durante un rato y luego preguntó con curiosidad: "¿Tu nombre es Zhang Zhi?".
"Sí, ¿hay algo mal?", Zhang Zhi intercambió una mirada con Qin Chi, sin entender por qué. Qin Chi le apretó la mano, indicándole que se tranquilizara.
El hombre sonrió amable. "Zhang Zhi, uno de los principales contribuyentes y filántropos de Luo City. Estás en la lista de personas especiales bajo protección en la ciudad. Tenemos la obligación de satisfacer todas tus demandas en la medida de lo posible. Si quieres salir de la ciudad primero, no hay problema".
Qin Chi se sorprendió. "¿Persona bajo protección especial?".
"Sí, personas importantes en Luo City, científicos, médicos reconocidos y muchas personas que han contribuido a la sociedad, como los principales contribuyentes de impuestos y aquellos que realizan acciones de caridad con frecuencia", el hombre hizo una pausa, terminó su tazón de fideos y se limpió la boca antes de continuar: "Gracias por tu contribución al desarrollo económico de Luo City. Únete a nosotros esta noche y saldremos juntos".
El responsable se levantó de inmediato, con una expresión preocupada. "¿Está bien hacer eso?"
El hombre rió a carcajadas. "Tranquilo, no es tan malo. ¿No vio al señor Zhang Zhi decir que su coche estaba lleno de guardaespaldas?".
El responsable de mordió los labios y se fue a informar a los demás.
Finalmente, las cosas se resolvieron y Zhang Zhi agradeció nuevamente al hombre antes de subir al vehículo con Qin Chi.
Esta noche por fin podrían ponerse en marcha. Los seis suspiraron aliviados, pensando que finalmente podrían dejar atrás la ciudad infernal de Luo.
Después de escuchar cómo se desarrollaron los eventos, Baping aún sentía escalofríos. "Entonces, si el esposo de Xiaochi no fuera un gran contribuyente, ¿no hubiéramos podido salir esta noche?"
Zhang Zhi negó con la cabeza, indicando que no lo sabía.
Qin Chi dijo: "No importa la situación, al menos podemos entrar en la zona urbana. Todos, prepárense mentalmente. Partiremos a las once en punto esta noche".
El vehículo militar transportaba a los supervivientes al sur de la ciudad entre tres y cuatro veces al día. Debido a las consideraciones sobre la resistencia de los soldados, se implementaba un sistema de turnos, por lo que cada soldado tenía que hacer dos turnos al día en promedio.
No era fácil llevar a los supervivientes al sur de la ciudad. Se necesitaba una concentración extrema y se intentaban elegir rutas con menos zombis y sin obstáculos. También debían estar atentos a los ataques sorpresa de los zombis, y durante el trayecto seguramente se enfrentarían a varias batallas. Dependiendo de la situación, la ruta podría cambiar.
Pero a pesar del agotamiento y el peligro, alguien tenía que hacerlo. Si todos retrocedieran, este mundo estaría condenado.
Finalmente, llegó la hora programada de las once de la noche y todos se prepararon para partir.
Las personas que iban en el vehículo con el ejército hacia la zona urbana no estaban tan emocionadas como se podría esperar. Después de todo, todos sabían lo peligrosa que era la ciudad. Podría ser un callejón sin salida donde ya no se pudiera sobrevivir. Quedarse en el punto del refugio podría ser una opción para vivir un poco más.
La caravana iba en el penúltimo lugar de la cola. En el frente iba un Humvee militar, seguido por cinco autobuses y camiones. Al final de la caravana había otro Humvee custodiando.
Baping entregó mucha comida rápida al conductor, asegurándose de que Wenjia pudiera reponer energías en cualquier momento. Lao Yuan estaba a su lado para ayudar, evitando que los zombis golpearan la cabina y lo distrajeran.
Los principales encargados en la parte trasera del vehículo eran Qin Chi y Baping, ambos expertos en el uso de armas de fuego. Eran responsables de disparar a los zombis que se acercaran por las ventanas laterales. Aunque Mu Zi era un alfa, aún era menor de edad, por lo que se unió a Zhang Zhi para brindar apoyo.
Mientras los supervivientes restantes en el punto de refugio los observaban, la caravana comenzó a moverse lentamente.
Conducir durante la noche en medio de los escombros era muy peligroso. El ojo humano apenas podía distinguir si los zombis se acercaban desde la oscuridad. Además, sin el sol abrasador, la actividad de los zombis era mucho más frecuente.
Todos estaban alerta y no se permitían estar descuidados.
Para evitar llamar la atención y ahorrar munición, Lao Yuan acordó con los demás que solo utilizarían armas de fuego cuando fuera necesario. Preferían usar armas comunes como bates de béisbol y cuchillos.
Estar dentro de la resistente autocaravana no era realmente peligroso, pero siempre había una posibilidad de problemas si tenían mala suerte.
Todos los vehículos estaban cerrados y mantenían una distancia entre sí para reducir el ruido y evitar atraer a los zombis.
En las calles llenas de polvo y escombros, solo había unos pocos zombis dispersos vagando. Algunos de ellos miraban confundidos con sus ojos vacíos, pero enseguida eran eliminados por los soldados armados que iban al frente, usando arcos compuestos para destrozarles la cabeza.
El uso de arcos compuestos reducía el consumo de balas y no generaba mucho ruido, lo cual era adecuado para los primeros días del apocalipsis. Sin embargo, a medida que avanzaba el virus y los zombis evolucionaban, volviéndose más ágiles y rápidos, los arcos compuestos perderían su eficacia.
Al darse cuenta de esto, Zhang Zhi sacó su caja espacial y buscó cuidadosamente armas, pero solo encontró armas de fuego, sin armas de cuerpo a cuerpo.
Después de media hora, la caravana finalmente ingresó a la oscura zona urbana. Las personas dentro del vehículo podían escuchar los aullidos de los zombis a lo lejos, como una llamada de muerte proveniente del infierno, lo cual era aterrador.
En la actualidad, no debería haber ni una sola persona viva en la ciudad, y aunque la hubiera, no podría ser rescatada. Incluso el ejército no podía permitirse enviar a sus mejores soldados al centro de la ciudad para que murieran.
Dentro del vehículo, Zhang Zhi miró la hora en su teléfono: eran las once y media de la noche.
Mu Zi estaba usando unos binoculares de visión nocturna para observar el entorno. Después de un momento, hizo un gesto con la mano y llamó a Zhang Zhi. "Zhi'ge, acércate un momento".
Zhang Zhi se acercó.
"Zhi Ge, mira, hay tantos zombis en el centro de la ciudad", Mu Zi le pasó los binoculares a Zhang Zhi para que pudiera ver la situación.
Era desolador y trágico.
Después del terremoto, la densa zona urbana se convirtió en ruinas, con restos de cuerpos y huellas de sangre salpicados por todas partes. Muchos zombis y humanos quedaron atrapados bajo escombros de piedra y tierra, en una escena horrible de contemplar.
Cuando los faros del vehículo iluminaron el lugar, a través de la tenue luz, Zhang Zhi vio a un anciano de cabello blanco que yacía debajo de un muro derruido, con su cuerpo aplastado a la mitad por una roca gigante. La otra mitad había sido devorada por los zombis, dejando al descubierto huesos blancos y macabros. Solo su cabeza permanecía relativamente intacta, con su cabello canoso meciéndose en el viento.
No muy lejos, debajo de un auto, había dos niños pequeños abrazados entre sí, con la parte inferior de sus cuerpos desaparecida. Parecía que intentaron esconderse debajo del coche, pero los zombis los descubrieron y les arrancaron brutalmente las piernas.
Zhang Zhi cerró los ojos y apartó la mirada hacia otro lado.
En los bordes de la ciudad, donde los equipos de rescate actuaron a tiempo, los edificios no estaban tan devastados y las pérdidas humanas no fueron tan graves. Sin embargo, aquellos que se refugiaron en el centro de la ciudad, esperando desesperadamente ser rescatados, o bien murieron debido al terremoto o fueron devorados por los zombis. Prácticamente nadie sobrevivió.
El conductor que lideraba el grupo intentaba elegir rutas con menos zombis y menos obstáculos a lo largo del camino.
Además, se les prohibió encender las luces dentro de los autos, para evitar llamar la atención, y se les ordenó mantenerse en silencio. A pesar de estas precauciones, aún había varios zombis arrastrándose lentamente hacia la caravana, con sus extremidades mutiladas.
"¡Ah!" Justo en ese momento, se escuchó un grito repentino desde el vehículo de adelante. Qin Chi pensó que no era una buena señal y rápidamente miró en esa dirección.
Un zombi había aparecido en la parte trasera de un camión, agarrándose a la barandilla protectora y gruñendo ferozmente hacia las personas dentro del vehículo. La chica más cercana a él se asustó y gritó con fuerza.
Las personas en el auto agarraron los palos de acero que tenían y golpearon con fuerza la cabeza del zombi. El zombi, que aún no había evolucionado por completo, soltó su agarre y cayó al suelo, siendo aplastado por las ruedas de la autocaravana, convirtiéndose rápidamente en pulpa.
Wen Jia frunció el ceño y comentó: "¡Qué asco!" Esto significaba que tendrían que lavar los neumáticos de su querida autocaravana otra vez.
(NT: yo soy como Wen Jia, una obsesionada con la limpieza)
Lao Yuan tenía un cigarrillo en la boca y escuchó el ruido que provenía de todas direcciones. Con resignación, levantó las manos y dijo: "Estamos en problemas".
Los zombis son muy sensibles a los sonidos y olores humanos. Cuando la chica gritó, los zombis de los alrededores se movieron y se apresuraron hacia la caravana, rodeándola en cuestión de segundos.
Desde el interior de la caravana, no podían escuchar lo que estaba sucediendo en el camión, pero la chica probablemente estaba siendo reprendida por las personas en ese vehículo.
Antes de partir, se les entregó un walkie-talkie a cada vehículo para facilitar la comunicación.
En la cabina de la caravana, Wen Jia y Lao Yuan escucharon una voz masculina distorsionada por el walkie-talkie: "Chi chi... Todos los vehículos prepárense... Aumenten la velocidad y salgan de aquí".
Miles de zombis estaban merodeando cerca, y si quedaban atrapados, a menos que usaran armas de alto poder destructivo como tanques lanzagranadas, solo podrían esperar ser despedazados por los zombis.
El centro de la ciudad estaba devastado por el terremoto y los zombis, sin ninguna luz a la vista. Todos estaban preparados con armas y estaban alertas, conteniendo la respiración mientras vigilaban su entorno.
Cientos de zombis que corrían en el frente se tambalearon hacia ellos, pero fueron embestidos y lanzados por un vehículo militar Humvee que aceleró con determinación, abriendo paso. Los vehículos que venían detrás rápidamente los siguieron y juntos lograron escapar del cerco.
Aunque los zombis no podían igualar la velocidad de los vehículos y se quedaron atrás, el peligro aún no había pasado. A medida que se acercaban al centro de la ciudad, la densidad de población aumentaba y, por lo tanto, también la cantidad de zombis.