La obsesión del CEO

By LunaSerena85

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Un millonario CEO se obsesiona con la bella hija de uno de sus empleados. Historia +21. Leer con discreción. More

1.- El CEO lujurioso e implacable
2.- La inocente hija del exempleado
3.- Pensando en ella
4.- Segundo encuentro
5.- Trato con una virgen
6.- Una probadita de ti
7.- Llamada caliente
8.- Castigo en el cuarto
9.- Gemidos en el coche
10.- Beso negro
11.- Sola en casa
12.- Oral
13.- Mujer
14.- Secuestrada en casa del CEO
15.- En el sofá
16.- Dolor y placer
17.- ¿Celos?
18.- Celos
19.- Conociéndose
20.- Hembra
21.- Posesivo
22.- Más celos
23.- Orgullo
24.- Mentira
25.- La invitación
27.- Acoso
28.- Chantaje
29.- Fin del trato
30.- Tragedia
31.- La verdad
32.- Confesión
33.- ¡Eres mía!
34.- Propuesta
35.- Final

26.- Cumpleaños ardiente

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By LunaSerena85

Alejandro conversaba con algunos de sus corredores de bolsa, su fiesta de cumpleaños había comenzado y él ya había recibido muchas felicitaciones.

Una mesa específica había sido asignada solo para sus obsequios, pero a él solo le interesaba un regalo. Y ese no había llegado todavía...

Ya se sentía impaciente por la ausencia de Alicia, se preguntó si ella de verdad asistiría con su padre a su fiesta de cumpleaños.

No le había comentado nada de que cumplía años, así que esperaba que sí apareciera. De lo contrario, iría personalmente a sacarla de su casa, esa fiesta lo tenía sin cuidado para ser sincero.

Miraba hacia la puerta una y otra vez, esperando que ella entrara, pero lo hacía todo el mundo, menos Alicia.

Toma un poco de su bebida y hace el intento de prestar atención a la conversación de sus empleados, pero le resultaba imposible... su bebida ya se estaba terminando, y cuando pensó en tomar otro trago, de soslayo echa un vistazo y se fija en la presencia de una rubia de pronunciadas caderas.

EI CEO se le queda mirando a Alicia quien llegaba al lado de su padre, en ese momento él se olvidó de todo el mundo, solo tenía ojos para ella... llevaba puesto un hermoso vestido que acentuaba sus caderas, y ese escote le producía escalofríos en todo el cuerpo.

Alejandro coge un trago y se lo bebe de un solo sorbo, frunce los labios al mismo tiempo que intenta ir hacia ella y es cuando se da cuenta de quién venía detrás de la rubia... era el maldito vecino, Marcos.

El pelinegro aprieta la mandíbula al detallar la presencia de ese idiota, ¿Qué demonios estaba haciendo en su fiesta?

- ¡OH! Allí está el señor Sangenis, vamos a saludarlo, hija -dice Jaime.

Nerviosa, Alicia sigue a su padre hasta donde estaba el CEO con expresión seria. Ella se había percatado de su presencia inmediatamente al entrar, dándose cuenta de que por su
rostro ya estaba más que molesto.

Muerde la carne de sus labios al ver que se aproximaban hacia Alejandro.

Ella observa sus penetrantes ojos azules y siente pavor y a la vez excitación. El simple hecho de saber que él estaba muerto de los celos por la presencia de su vecino, le encendía la sangre.

- Señor Sangenis, feliz cumpleaños -Jaime le tiende la mano con fuerza, Alejandro hace lo mismo mostrándose serio.

- Muchas gracias por venir, Jaime. Veo que vienes bien acompañado.

- Sí, he venido con mi hija y un vecino. Espero que no le importe, señor.

- ¡Por supuesto que no! -responde apretando la mandíbula con fuerza.

Pero por dentro estaba muerto de los celos, la ira lo estaba consumiendo por dentro. Luego le echa un vistazo a Alicia, quien no lo estaba mirando y eso lo enfurecía aún más.

- ¡Sean bienvenidos!

- Muchas gracias...

Las tres personas pasaron a un lado de él, y para cuando Marcos pasó por el frente, ambos se miran fijamente. Era claro que ese chico le estaba haciendo la guerra con Alicia, su disposición a quitársela a como diera lugar era firme.

Alejandro los ve alejarse y él vuelve la vista al frente.

[...]

Alicia trataba de no despegarse de su padre y mucho menos quedarse sola con Marcos.

Alejandro no le quitaba los ojos de encima, era como si lo sintiera respirarle en la nuca. Así estuviera rodeado de muchas personas él no le quitaba los ojos de encima.

A veces lo pillaba mirándola desde lejos y eso la hacía sentirse excitada, sus bragas estaban muy húmedas y no entendía cómo es que podía mojarse con tan solo una mirada de ese hombre.

Mira de soslayo fijándose que él tomaba un sorbo de su copa sin quitarle los ojos de encima. Todos los vellos de su cuerpo se erizaron y de inmediato apartó la vista.

- Hija, iré a conversar con unos colegas, disfruta de la fiesta.

- No, papá, no...

- Vamos a bailar, Alicia. -Marcos la invitó a bailar para empeorar su situación- Vamos, es una fiesta, bailemos un poco -el joven la toma de la mano arrastrándola al centro de la celebración donde muchas parejas bailaban.

- No tengo ánimos de bailar, de verdad -le dice con nervios.

Pero el joven la ignora y termina por tomarla de la cintura para estrecharla contra su cuerpo. La cercanía de ese muchacho la puso muy nerviosa, y como le estaba dando la espalda a
Alejandro, sentía más temor.

- Tu papá ha sido muy generoso al invitarme, la verdad es que me dio gusto que lo hiciera porque así podía compartir un poco contigo.

- Lamento todo esto, de verdad, pero no quisiera que te hicieras ideas por esta invitación. Mi papá solo está siendo amable contigo.

- ¿Eso qué significa?

- Es que no deseo que te ilusiones conmigo, tú y yo somos amigos. La verdad es que no sé si estoy malinterpretando tus atenciones, pero quisiera que las cosas estuvieran claras entre nosotros.

Alicia observa cómo su vecino guarda silencio, pero luego sonríe.

- Claro que somos amigos, tienes que saber que no hace mucho comencé a salir con una chica. Y le he hablado de ti como mi amiga, así que puedes estar tranquila. Al principio si me interesó tener algo contigo, pero te digo que puedes estar tranquila, seremos solo amigos.

- ¡Cielos! -Ella suelta el aliento-. Me da gusto saber que pienses igual que yo.

- No te angusties.

La rubia se sentía un poco más aliviada, ahora que Marcos y ella habían aclarado los asuntos podía respirar con calma. Pero la presencia de Alejandro seguía torturándola, ese hombre la estaba viendo desde donde estuviera metido, podía sentir su fuerte mirada sobre ella.

- Creo que tengo que ir al baño -un poco tensa, Alicia se separa de su vecino, alejándose rápidamente de él.

Con la mirada empieza a buscar a Alejandro, pero no da con él. Se preguntó dónde estaría metido, sin embargo había mucha gente y le era imposible ver con claridad.

Al dar algunos pasos lejos de la multitud, el cuerpo de Alicia es jalado lejos de todos.

Sus labios son cubiertos por una enorme mano mientras que otra mano envolvía su cuerpo. Ella ensancha la vista al ver la feroz mirada de Alejandro. Sus ojos se habían vuelto muy oscuros y su mirada era intensa y peligrosa.

Él la había arrastrado a lo que parecía un armario, estaban rodeados de cosas del aseo.

- ¿Por qué te gusta encabronarme, Alicia? -la rubia ensancha mucho más la mirada y es cuando él libera sus labios.

- Yo no he invitado a Marcos, ha sido idea de mi padre -pero Alejandro golpea la pared con la palma de la mano lo que la hace dar un respingo.

- Es que solo escuchar que lo mencionas me enfurece, no tolero esta mierda. ¿Qué carajos hace aquí? ¿Por qué tu padre lo invitó? -la mira con ojos rabiosos.

- Yo no tengo la culpa de esto, mi padre dijo que podía traerlo. ¿Qué querías que hiciera?

- Hablar con él y decirle que no lo trajera -menciona apretando la mandíbula con fuerza.

Ella hace lo mismo manteniéndole la mirada a Alejandro...

- Yo no soy como tú que controlas a todos -el pelinegro inclina un poco el rostro hacia abajo casi rozando sus labios con los de ella.

- Ver aquí a ese muchachito imbécil me ha hecho hervir la sangre, y más cuando te has puesto a bailar con él.

Alejandro la sujeta del mentón y la hace elevar un poco más el rostro hacia él, acerca sus labios a los de ella para luego tomarlos muy lentamente. El contacto hizo que Alicia diera un respingo, motivándolo a estrechar un poco más su cuerpo contra el de él.

La otra mano empezó a deslizarla por la tela de su vestido sedoso, y lentamente comenzó a levantar la prenda hasta conseguir subirla por completo. Tocó la piel de su muslo y emprendió el camino de ascenso.

En eso oye a Alicia gemir con fuerza, cuando muy lentamente llega hasta la altura de sus bragas.

Devorándole la boca, Alejandro desliza los dedos por debajo de la liga de la pantaleta de Alicia hasta alcanzar a tocar los labios de su vagina.

- Alejandro, no, espera... -se separa de su boca y logra decir entre jadeos.

- No, esperaré nada, no puedo esperar más por lo que me pertenece... tú y tu coño me pertenecen por un mes ¿ya lo olvidaste?

EI CEO le mete uno de sus dedos dentro del coño de ella arrancándole otro gemido de placer, Alicia se aferra a sus hombros con fuerza mientras que él empieza a follarla con la mano.

Vuelve apoderarse de su boca silenciando sus gemidos con sus besos.

Cuando siente que Alicia estaba muy mojada, baja el cierre de su pantalón para darle paso a su gigantesco pene, que ya estaba erecto y babeando precum.

Con la rodilla abre las piernas de Alicia y hace a un lado sus pantaletas, aproxima su pelvis con su verga erecta directo al coño de ella.

- No podemos... -dice entre jadeos la rubia- Aquí no podemos hacerlo, es muy...

No logra decir nada más, ya que
Alejandro penetra su coño en una única embestida, rápidamente cubre su boca con la mano y se adentra en su interior con más fuerza provocando que los ojos de Alicia se ensanchen aún más.

La rubia se aferra al saco del varón al sentirlo tan adentro de su feminidad, Alejandro sujeta su muslo abriéndolo un poco más.

- Mueve más tus pantaletas, me están estorbando-gime contra su mano.

A pesar del dolor, ella obedece moviendo la tela de su braga a un lado y allí fue que siente más la penetración de aquella enorme verga.

- Deja la mano, Alicia... déjala allí -Alejandro cierra los ojos al mismo tiempo que entra y sale del coño de la rubia.

Su frente estaba empapada de sudor, al igual que la de ella, pero ninguno de los dos se detuvo. Él siguió penetrando ese coño húmedo y caliente, oyendo los gemidos apagados de la rubia.

Extrañó mucho follar con ella, es que no entendía cómo es que se había aguantado tanto. Pero ahora que la tenía, así tan cerca y clavado en su interior, no la dejaría ir.

- Alicia -gime y es cuando la libera a ella.

- Alejandro, por favor, hazme llegar, por favor, por favor... -suplica la rubia gimiendo contra la boca abierta del castaño.

- Sí, sí, sí...

La sujeta por ambos muslos, elevando su cuerpo un poco del suelo.

Abre más sus piernas y le mete la verga con más fuerza de la normal, la espalda de Alicia chocaba violentamente contra la pared con, sus labios quedan abiertos al sentir aquellas feroces embestidas.

Cierra los ojos al sentir los labios de Alejandro en la curva de su cuello, le chupaba la piel ocasionando que sus vellos se erizaran.

- Alejandro -clama en voz alta.

- Shhh...

La rubia muerde sus labios cuando siente que su orgasmo ya estaba por llegar, se concentra en las penetraciones del CEO y es cuando siente una completa liberación de todo su cuerpo.

Inclina la cabeza hacia atrás para disfrutar mejor de la experiencia.

Alejandro al sentir lo húmeda que Alicia se puso, no dudó en correrse en su interior; cierra los ojos al explotar dentro del coño de la rubia.

Sujeta sus muslos marcando su piel con los dedos para terminar de vaciarse dentro de su cuerpo. Respira con fuerza y luego suelta el aliento... al terminar, deja reposando su frente contra el hombro de Alicia y continúa sujetándola por los muslos.

- ¡Tú eres mía, Alicia! -y es cuando ella abre los ojos al escucharlo.

- Debo volver a la fiesta, mi papá debe estar buscándome.

- Escúchame bien -la sujeta del mentón- No quiero que estés cerca de ese idiota de tu vecino, ni en esta fiesta, ni en la universidad, ni mucho menos que se vean en tu casa, ¿lo entiendes?

- Deja de controlarme, Alejandro. Él solo es es mi amigo, debes dejar de estar celándome por todo.

- No quieras verme la cara de idiota, porque no la tengo. Te quiero lejos de él, y es una maldita advertencia.

- Te recuerdo que solo nos queda una semana, luego todo se termina entre nosotros.

Alicia lo aleja para componer su ropa interior. La rubia lo ve unos segundos y luego intenta salir de aquel lugar, pero la mano de Alejandro la detiene.

La hace dar la vuelta en redondo y termina por darle un beso bastante lujurioso y caliente.

Ella envuelve su cuello con los brazos y él se aprovecha del momento para tomar una de sus tetas por encima del vestido; al apretarla Alicia suelta un ronco gemido y ella misma estrecha su cuerpo contra el suyo.

- Alicia, te deseo... quiero follarte de nuevo, no sé qué me hiciste, pero sólo anhelo tener mi verga dentro de ti todo el tiempo... nada sacia mi deseo por ti -jadea él fuera de control.

- No, no, ya debo irme...

Dichas esas palabras, Alicia sale corriendo de aquel diminuto cuarto de servicio, mientras sentía que el semen de Alejandro escurría por sus piernas, debajo de su vestido.

Continuará...

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