Beginning

נכתב על ידי Zabeth_Bany

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¿Como enmendar los errores del pasado sin comprometer tu presente? ¿Existía una manera? La vida de Lilith-ju... עוד

Personajes
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ACLARACIÓN
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נכתב על ידי Zabeth_Bany

~Lilith-june Anderson~

Mis hermanos y yo nunca habíamos tenido una relación idónea.

-Intentamos arreglarlo todo -los tres me sonrieron y el menor de nosotros me tendió un ramo de flores.

Alcé una ceja.

-Únicamente queremos que sepas que estamos aquí para ti -murmura mi hermano menor.

Leo, mi hermano menor, observaba con una expresión casi de pánico la manera en la que yo reaccionaría. Mi mejor intento fue tomar las flores aunque no siquiera agradecí por ellas.

-Ahora ya pueden irse.

Mientras más rápido se vayan, mejor.

Leo sonrío incómodo y se volteó para cumplir con mi petición.

-¡Alto! No vamos a irnos. Estas muriendo y vamos a hablar como hermanos que se han llevado buen toda la vida antes de que sea demasiado tarde -exclamó mi hermana bastante decidida.

-Ustedes no estarían aquí si no estuviera a punto de irme de esta tierra. Y no quiero que pretendamos ser algo que no somos. Por eso les pido que se vayan.

-Un poco de tiempo en familia es lo que más necesitas en este momento.

Entonces alcé una ceja sin poder creer lo que mis hermanos pedían. Era hora de que aceptarán que eso no iba a pasar. Dejé besos por las mejillas de cada uno de ellos cuando me fui de casa y ninguno me respondió con amabilidad, así que no veía razón para que mis hermanos quisieran estar conmigo en mis últimos días. Mis papás no estaban juntos desde el nacimiento de mi hermano menor y muestra familia se había echado a perder desde ese momento. Leo fue el único que me correspondió gustoso aquel beso de despedida casi veinte años atrás, pero no era suficiente para dejarlo quedarse aquí porque tampoco había luchado por su relación conmigo. Me separé de mi familia por una razón: vivir mi vida de la manera en que a mí me parecía hacerlo. El paso del tiempo no había cambiado esa decisión y su absurdo intento de hacer que cambie de opinión no iba a funcionar.

-¿En verdad nos estás echando?

-Oye, ya la escuchaste, no nos quiere aquí.

Orchid, mi única hermana, mordió su labio evitando llorar cuando entendió que no había nada más que hacer.

Evan alzó una ceja en mi dirección esperando una negativa de mi parte.

Leo me dio una sonrisa y salió de la habitación.

Su cálida sonrisa me hizo recordar nuestra infancia, la única etapa buena de nuestras vidas.

-¿Saben que? Tienen razón, ya no tenemos tiempo para remediar las cosas, pero podemos fingir que si.

-¿Así que podemos quedarnos?

La mueca de sorpresa en el rostro del menor de nosotros me hizo reír un poco, asentí y les pedí que se sentarán en las nada acolchadas sillas que había en la habitación. Orchid soltó una risa que la hizo derramar un par de lágrimas, ella siempre era así de dramática.

-¡Ay! Que bonita familia reunida.

Así fue como todos nos tensamos con escuchar su voz.

-¿Ustedes que hacen aquí?

-Estamos visitando a nuestra hija ¿no es obvio? -preguntó mi padre.

-¡Hagamoslo oficial: esta es una reunión de la familia Anderson! -celebró mi hermano menor sin nada de gracia.

Él sonrío de lado.

Íbamos a fingir ser una familia llena de hermanos felices pero la aparición estelar de mi padre no era parte del plan.

Íbamos a tener un buen momento entre hermanos hasta que papá tuvo que arruinarlo todo.

-Tendré que pedirte que regresen en otro momento, papá -dije -.
¿Quizás el próximo año?

Ubiqué a mi hermano mayor viendo la escena bastante entretenido. Su expresión se suavizó cuando su mirada se cruzó con la mía, al menos ahora parecía estar viendo la situación como pasaba y no como el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl.

Leo apretó mi mano y esperó a que yo dijera algo más contundente para que se marcharán, pero parecían no querer dar su brazo a torcer, lástima que yo tampoco estaba dispuesta a ceder.

-A ver, ya todos somos adultos, así que actuemos como tales.

-Asi pues, como adultos, decidimos quedarnos a ver a nuestra hija.

Papá y su esposa se sentaron en las sillas que Orchid y Leo habían dejado vacías al colocarse a mi lado cuando ellos entraron al cuarto. Me rendí porque no tenía caso seguir discutiendo.

Mi hermanito parecía asesinarlos con la mirada. Papá y su esposa parecían no inmutarse ante la evidente incomodidad que su presencia provocaba, eso o eran buenos fingiendo demencia. Evander nos reprendió entre risas, era al único al que le parecía divertida nuestra situación.

-Entonces ¿de que quieren hablar? -nos cuestionó el menor de todos entendiendo que no había más que agregar a la discusión de su partida.

Dejé de prestar atención a lo que salía de la boca de mi hermano para adentrarme en mis pensamientos y buscar razones coherentes para que toda mi familia estuviera en la misma habitación con la misma vieja excusa de venir a visitarme por mi enfermedad.

Los amaba, pero no quería pretender ser algo que no éramos, porque era evidente que una familia funcional no éramos, por mucho que Orchid se creyera ese cuento. Tenía miedo de que mi vida se hubiera arruinado desde que nací en una familia así de distanciada, pero cuando cree la mía me di cuenta de que no era así. Había más retos que atravesar si quería que mi familia fuera más unida que en la que había nacido, por supuesto, pero sabía que Evora e Isana valían la pena el esfuerzo, eso me hizo recordar que no quería que ellas pasarán por nada de lo que yo pasé, no quería que ellas sufrieran un distanciamiento tras la muerte de su madre, por eso debían conocer la verdad.

No pude corresponder a ninguno de los comentarios que mis hermanos intercambiaban con papá y su esposa porque ahora me preocupaba algo más. Él sonrío y entendí que estaban preguntandome algo. Al regresar a mi entorno no tenía idea de que estaban hablando. Mi padre y mi hermano me veían expectantes. Busqué ayuda en Leo, quien al ver la confusión en mi mirada solo pudo soltar una de sus risueñas risas, pero no dijo nada que me ayudara. Mi hermano se veía tranquilo y eso me dio alivio porque significaba que la conversación era amena. Había algo bueno en todo este asunto de papá.

La melena rubia de Elena, mi madrastra, se movió con gracia cuando entré risas se dio cuenta de que no tenía ni idea de lo que habían estado hablando y todos rieron con ella, lo que me hizo sonreír un poco, por lo menos no había tenido que explicar la situación por mi cuenta, pero creo que la vergüenza que eso me podría haber generado igual la había vivido al tener todos los ojos puestos en mi.

-Lo lamento, no estaba prestando atención. ¿Que decías, papá? -le pedí que repitiera lo que hablaban.

Mi papá alzó una ceja sorprendido.

-Ahora papá también quedó en trance -se quejó mi hermana.

-Aquí nadie se quedó "en trance".

-Ok, no importa. El punto es que hablábamos de cuando éramos pequeños y ahora que tus hijas sin la nueva generación han cambiado tanto -me contagió de su sonrisa al hablar de ellas.

Mi hermano hizo una aportación a la conversación y todos reímos ante ello. Mi mamá tenía cierta paciencia que era muy fácil de alterar. Nos amaba a todos, eso era evidente, pero cuando mis hermanos y yo hacíamos alguna travesura, aunque fuera mínima, ella estallaba en desesperación y nos reprendió muchas veces más de las que seguro puedo recordar, Leo el único que se salvó de eso. Leo siempre fue un niño bastante bien portado y el hecho de que fue prácticamente criado por nuestra madrastra influyó mucho. Mis padres nos amaban, de eso no había duda.

-¡Ay, que buenos tiempos!

-Esos fueron buenos tiempos para ustedes. A mi siempre me reprendió por no llamarles la atención.

Mamá y su poca paciencia.

-Uno siempre pagaba por las travesuras del otro.

Mi hermano menor alzó una ceja sin entender lo que yo dije.

-¿En serio? ¿Aunque no haya sido culpa suya?

-Usualmente ni siquiera era culpa de nosotros. Solo se desquitaba un poco.

-Oh, bueno, su madre suena tan estupenda. Pero parece que lo método de crianza funcionó también - comentó la esposa de papá uniéndose a la conversación.

-Eso es evidente. Él es la prueba de ello -mi hermano mayor sonrío viendo a mi hermanito y todos asentimos de acuerdo.

-Gracias por todo lo que has hecho por esta familia, gracias a todos por no rendirse conmigo -dije en una sonrisa sincera al igual que mis palabras y ellos devolvieron el gesto.

Andrea ingresó a la habitación en ese preciso momento y comenzó con la rutina de los últimos días: analizar el latido de mi corazón y mis niveles de lo que sea que la pantalla indique. Pidió que mi familia se retirará pues la hora de visitas había acabado y ellos así lo hicieron, no sin antes decir adiós.

-¿Estas bien?

Si, tan bien como se puede estar en tus últimos días.

Alzó una ceja y esperó mi respuesta pacientemente. Andy siempre tomó el papel de mi amiga muy en serio. Mi enfermera siempre estuvo conmigo cuando más la necesite y le agradecía eso.

-Lo siento, no quiero mentirte. No estoy bien Andrea y no quiero sentirme así.

Ella acarició una de mis manos y se sentó junto a mi.

-Isana y Evora necesitan saber la verdad. Pero no creo ser lo suficientemente fuerte para que me odien y vivir con eso -las lágrimas se empiezan a deslizar por mi mejilla y ella me mira apenada.

Entonces rió y negó.

Mi amiga despegó su mano de la mía.

-¿Intentas burlarte de mi? -le cuestioné incrédula.

-Ellas no van a odiarte. Y voy a probarlo.

Andrea abandonó el cuarto con esa última frase, dejando mil preguntas en mi mente y ninguna respuesta. Dejé de darle vueltas al asunto cuando pasaron cinco minutos y no volvió.

~×~

M

i doctor rió sin recordar que se encontraba en un hospital lleno de personas en estado crítico y frente a una mujer moribunda.

-Eres tan graciosa -rió con más ganas y fui incapaz de no seguirle la risa.

-Intento verle el lado positivo a esta situación - dije -. Aunque a veces es mucho más complicado de lo que crees. Estar en cama todo el día no es tan divertido como parece.

Mi doctor se despegó de ese porte serio que lo caracterizaba y me dedicó una alegre sonrisa.

Mi enfermera nos estrechó en sus brazos cuando apareció de la nada.

-Isana y Evora están en la sala de espera listas para verte -dijo mi amiga con mi mano entre las suyas y una sonrisa resplandeciente y orgullosa de su acción.

-¿Oí mal o dijiste que sus hijas están aquí para visitarla? Sabes que no puede tener visitas hasta mañana - replicó con el ceño fruncido y mi enfermera lo enfrentó con una mirada fría.

-Oíste bien, doctor. Y ellas van a entrar porque no puedes interferir entre una bella relación madre-hijas -le explicó.

Mi doctor la observó sin saber que decir ante aquello.

Él me observó y decidió por que haría.

-Esta bien. Pero que no se vuelva a repetir -nos pidió.

Mi doctor era la versión de un angel cuando lo conocías mejor.

Mis hijas se tensaron al entrar y verme mucho peor que el día anterior.

-¿Estas mejorando, mami? -preguntó la pequeña de ellas con un poco de esperanza en su voz.

Su hermana se paró a su lado y la tomó de la mano cuando negué en respuesta. Me quedé en silencio sin saber que decir.

Ella le lanzó una mirada comprensiva a su hermana y me sentí peor.

-Isana necesito hablar contigo solamente -solicité.

Ella alzó una ceja y le pidió a su hermana esperar afuera.

-¿Esta todo bien?

Mi dulce niña, nada está bien.

-En realidad no. Quiero hablar sobre un tema serio -comencé -. Algunos años atrás estuve embarazada y no sé si mi recuerdas. Te dijimos que había perdido al bebé por complicaciones médicas y nos creíste.

-Ok, alto allí, ¿estas diciendo que ese bebé no murió? ¿Esta vivo? -la sorpresa y rabia en su voz era evidente y entendible.

-Olvidaste lo que había pasado por el paso del tiempo y nunca cuestionarse porqué a tu hermana no se le contó, por eso no creí que fuera necesario que supieras. Al menos no hasta ahora - dije -. No quiero que pienses mal de mi, Isana. Yo te amo, a tu y a tu hermana más de lo que tú crees. Pero no puedo irme de aquí sabiendo que no conocen la verdad.

-¡¿Intentas decirme que tengo un hermano del que no sabía nada?! -la decepción en su mirada era evidente y me dolía no poder hacer algo para cambiar ese sentir.

Ella rió sin gracia y me vió con todo el mar de emociones negativas que se arremolinaban en su interior.

Mordí mi labio con la intención de no derramar más lágrimas frente a ella.

-Eres impredecible. Y no en un buen sentido ¿como pudiste no decir algo así? -gritó -. ¿Ocultar a tu propio hijo? ¡Eso no es lo que una buena madre hace! ¿Y si hubiera sido yo? ¿O mi hermana? ¡¿Nos habrías hecho lo mismo?!

Asentí y respondí a la pregunta que yo misma me hacía desde hace años. Ambas sabíamos que algo había cambiado después de aceptar aquello y me destrozaba que tuviera que ser así.

Me abracé el cuerpo yo misma porque sabía que al llegar a este punto sería difícil que ella lo hiciera en lo que me restaba de vida y era justo lo que necesitaba para calmarme un poco.

Asentí e Isana me observó con tanta decepción que era incapaz de soportar su mirada sin intentar arreglar las cosas.

-No quería hacerlo, Isana, en verdad que no. Pero tenía que, porque sino ustedes dos no tendrían la vida que tienen. Tu padre iba a dejarnos y no podía permitir que tú vida se volviera igual de miserable que la mía. Entonces escogí y tú ganaste la elección -le conté esperando que eso la hubiera hecho cambiar de percepción sobre mi.

Ella rió nuevamente y mi corazón se rompió un poco más cuando me vio con repulsión.

Isana y yo habíamos tenido una mejor relación que la que había tenido con mi madrastra o mi propia madre y estaba rompiéndose en pedazos que no podía reconstruir porque de cualquier manera en que intentara pegarlos, ya estaba rota. Al llegar al punto de no retorno mi hija ya había tomado una decisión sobre mi actuar y no pretendía perdonarme por ello.

-Únicamente espero que puedas perdonarme en tu corazón. Aunque ya no esté para verlo.

-Oh, vaya que eres cínica. ¿Todavía te atreves a pedir mi perdón? -el enojo había disminuido, dando paso al dolor y decepción completa.

Observé a Isana y entendí que no había nada que yo pudiera decir para que me viera diferente.

Se puso de pie antes de que dijera algo más y abandonó la habitación, fue allí cuando me derrumbe.

Era momento de aceptar que mi familia estaba rota y era todo culpa de mis errores. Únicamente deseaba recuperar su cariño y poder partir en un entorno de amor.

¡Hola gente bonita de Wattpad! 🙂

Espero que les haya gustado mucho este capítulo lleno de emociones, díganme en comentarios ¿que les pareció?

Saludos,
Zabeth_Bany.

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