REFLECTIONS | Misho Amoli

By Veradissia

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REFLECTIONS
GRAPHIC ZONE
PRร“LOGO
[ACT ONE]
ONE
TWO
THREE
FOUR
SIX
SEVEN
EIGHT
NINE
TEN
[ACT TWO]
ELEVEN
TWELVE
THIRTEEN
FOURTEEN
FIFTEEN
SIXTEEN
SEVENTEEN
EIGHTEEN
NINETEEN
TWENTY
[ACT THREE]
TWENTY-ONE
TWENTY-TWO
TWENTY-THREE
TWENTY-FOUR
TWENTY-FIVE
TWENTY-SIX
TWENTY-SEVEN
TWENTY-EIGHT
TWENTY-NINE
THIRTY
[ACT FOUR]
THIRTY-ONE
THIRTY-TWO
THIRTY-THREE
THIRTY-FOUR
THIRTY-FIVE
THIRTY-SIX
THIRTY-SEVEN
THIRTY-EIGHT
THIRTY-NINE
FORTY
[ACT FIVE]
FORTY-ONE
FORTY-TWO
FORTY-THREE
FORTY-FOUR
FORTY-FIVE
FORTY-SIX
FORTY-SEVEN
FORTY-EIGHT
FORTY-NINE
FIFTY
[ACT SIX]
FIFTY-ONE
FIFTY-TWO
FIFTY-THREE
FIFTY-FOUR
FIFTY-FIVE

FIVE

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By Veradissia





EL RUIDO DE LA MÚSICA ME LASTIMÓ LOS OÍDOS CUANDO PASÉ FRENTE AL PARLANTE, me abracé a la espalda de Rosario mientras caminaba arrastrando los pies, no recordaba bien a qué había venido, solo sabía que no me encontraba con todos mis sentidos despiertos.

Semanas enteras habían pasado desde la última vez que me había visto encerrada en mi cuarto, ahora con mi nueva libertad y confianza plena podía ir a dónde yo quisiese.
Exactamente eso es lo que había hecho, ir a dónde se me cantase el orto, después de un intercambio de números y muchas promesas vacías había conseguido que los padres de Andrea la dejasen ir a una "fiesta de pijamas" afuera del vecindario, ellos habían aceptado con la condición de buscarnos en la madrugada, no tenía mucho sentido pero no nos quejamos

Volteé a todos lados intentando encontrar a Andrea entre la multitud de adolescentes borrachos que me rodeaban, con 14 años yo ya había probado el alcohol varias veces, ella no, me preocupaba un poco que se pasara de copas sin querer, yo ya estaba medio dada vuelta.
Sobre todo me preocupaba no poder espabilarla para cuando nos buscaran, le habíamos mentido a su padre con que esto no sería más que una pijamada solo para que la dejaran venir, si se enteraba de que ella estaba tomando no solo la iban a matar a ella, yo iba a volver a ser encerrada.

Me abrí paso entre las personas intentando buscarla, un brazo me rodeó los hombros, Mateo, un chico de un curso mayor a nosotras, no había tenido mucho contacto con él pero sabía de buena mano que le había dicho a toda la escuela que me iba a conseguir besar esa noche. Le corrí la mano casi que con asco mientras intentaba ponerme de puntitas a ver si encontraba a mi rubia.

— ¿Viste a Andrea?, ya nos tenemos que ir.— Le pregunté gritando, quizá el estúpido este me iba a servir de algo.

— ¿Ya te vas? ¿No te quedarías un rato más?— Negué con la cabeza, no tenía por qué darle explicaciones, lo hice a un lado y entré a la casa, él pareció seguirme.— Te estoy hablando, bonita.

— Y yo estoy buscando a Andrea, o me ayudas o te vas.— Le respondí, miré la hora en mi celular, 06:17, su padre vendría a buscarnos a las 7, dónde mierda se había metido.

Subí las escaleras apurada y me la encontré de frente, se besaba con Dios sabe quién de manera muy asquerosa y sobre todo despreocupada, me acerqué a ella y golpeé dos veces la pared para alertarla de que había gente observandola, ella se apartó rápidamente.

— Andrea, nos vamos.— Le hablé, seria, probablemente con el ceño fruncido, no me gustaba no tener el control, sobre todo en estas situaciones dónde todo podía salir mal.

La rubia se tambaleó hasta mis brazos pero el chico con el que estaba la agarró por el hombro.— Estaba conmigo.— La voz le salió seca, lo miré fijamente, ese tipo debía tener casi la edad de Álvaro, le saqué la mano del hombro de mi mejor amiga, por poco y no podía ponerse en pie.

Acomodé a Drea en mi pecho en un abrazo para que no se me cayera.— Y ahora se va sin tí, buenas noches.— Sin esperar una respuesta por su parte, arrastré el cuerpo de mi rubia escaleras abajo, iba borrachísima.

La senté en una silla cerca de la encimera de la cocina y abrí el fregadero para lavarle la cara, ella pareció querer darle un uso diferente porque en vez de lavarse la cara abrió la boca y vomitó. Puteé y rezongué pero saqué mi teléfono, al final no me quedaba de otra, si el viejo de Andrea la encontraba dada vuelta no la iban a dejar salir nunca más.
Sin pensarlo mucho presioné el único contacto en común que tenía con el hermano de mi mejor amiga.

Sonó varias veces hasta que atendió.— ¿Hola? — Preguntó al aire con voz de dormido, se quedó en silencio unos segundos y volvió a hablar.— ¿Vale, pasa algo?—

— No me mates por favor, no sabía a quién llamar.— Dije poniéndome el celular en la oreja mientras le sostenía el pelo a la rubia y le acariciaba la espalda haciendo malabares.

— ¿Qué pasó? ¿Estás bien?— Sonaba preocupado, la voz se le hizo más grave.

— ¿Estás con Álvaro?—

— Si pero, ¿Que pasó?— Preguntó una vez más.— Valentina me estás asustando.

Me tensé, jamás me había llamado por mi nombre completo.— Escucháme bien lo que te voy a decir. Necesito que nos busquen.— Dije como pude, puesto que Andrea había dejado de vomitar y casi se me cae encima.— No el papá de Andrea, no su mamá, ustedes cuatro, o Álvaro, quien sea menos ellos.—

— ¿Te pasó algo?—

— No, no.— Dije intentando sentar a mi mejor amiga en la silla.— Andrea amor, colaboráme un poco.—

— ¿Le pasó algo a Andrea?— Preguntó él, en el fondo de la llamada podía escuchar más voces hasta que Mihail pareció pasar el teléfono. Aproveché que no tenía que hablar para sentarla bien, ella se dejó caer despatarrada en la silla, le soplé la cara para que no se durmiera, sonrió como boba.

— ¿Que le pasó a mi hermana?— Preguntó Álvaro, sonaba muy preocupado.

— Te voy a ser totalmente sincera para que sepas la gravedad del asunto.— Hablé acomodándo el teléfono entre mi cara y mi hombro.— Andrea está completamente dada vuelta, destruída, ida, no ve dos dedos de frente.—

— Puedes ser un poco más específica.— Me cortó de lleno.

— Que va borrachísima que no sabe ni quién es ni dónde pisa, si tus viejos la llegan a ver la asesinan.— Y se hizo el silencio, hubo un par de ruidos de ambiente, alguna puerta que se abría y el ruido de un auto prendiéndose.— ¿Álvaro?

— Soy yo, Mihail.— Me habló, sonaba agitado.— Estamos yendo, haznos el favor y esperamos afuera, ¿Vale?. No tardamos.— Y corté.

Con todas las fuerzas que tenía y la nueva sobriedad que cargaba, la tomé en brazos y la arrastré como pude hasta la entrada, no pasaron ni cinco minutos que Lucio y Nicolás se bajaron de la camioneta y corrieron a nuestro rescate, subieron en brazos a Andrea en el asiento trasero y yo los seguí desde atrás, comenzaba a hacer frío y mi vestido sin mangas no me estaba ayudando nada.

— ¿Que coño ha pasado?— Preguntó, avanzando con el auto.— ¿Ustedes no iban a una pijamada?—

— Eso les dijimos, sí.— Bostecé, relajándome por fin al saber que ambas estábamos yendo a "casa".

— Ya vamos a tener una charla tu y yo cuando lleguemos.— Habló Mihail desde el asiento pasajero, ¿Y a este que bicho le había picado?

— ¿Y tú?— Me preguntó Nicolás, el único que parecía divertido con la situación.— Tú también vas fina.

Yo negué con la cabeza.— Yo si se tomar.— Lucio se rió de mí.

— Anda, la cría.— Se burló.— Ella sabe tomar.

— Más que vos si, yo no me pongo el pedo con un vaso de Whisky.— Recordé la anécdota que habían contado en mi presencia, a su vez me recosté en el asiento trasero.
En algún momento del trayecto terminé por quedarme dormida, por más que me hiciera la superada si que iba bastante ida. Supe espabilarme un poco cuando sentí que me despegaba del cuero frío y era rodeada por piel cálida, abrí un poco los ojos y miré hacia arriba, tenía la vista perfecta de su mandíbula.

Traía el ceño fruncido, alcé una de mis manos y le picoteé la manzana de Adán, el me miró de reojo sin parar de caminar.

— Si es que mira como vas...— Murmuró suspirando, el ceño se le frunció aún más, podía escuchar como le latía el corazón.

— ¿Estás enojado conmigo?— Mi voz salió más suplicante de lo que esperaba, sorprendiendome, el ablandó la expresión.

— Ya hablaremos mañana.— Le picoeé el cachete con insistencia para que me mirara, el no lo hizo, deslicé mi mano y le tomé la cara con delicadeza para voltearlo hacía mi.

— No te enojes.— Pedí, el me miró a los ojos  un segundo por lo que evitando el contacto visual le analicé el rostro, me gustaba demasiado su nariz.— Das miedo cuando te enojas.—

— Pero como quieres que no me enoje, Valentina.— Dejó de mirarme, y movió su cara rechazando mi toque, se me encogió el corazón.— Te podría haber pasado cualquier cosa...— Abrió la puerta de la casa con cuidado, entrando y paró, creí que iba a bajarme pero no lo hizo, allí en la oscuridad me sostuvo en brazos.— Les podrían haber pasado muchas cosas, ¿Tú viste como iba Andrea?, se podrían haber aprovechado de ti.— Abrió los ojos un poco más y me miró con la cara desencajada.— ¿Alguien te hizo algo?— Yo negué con la cabeza con el pensamiento un poco difuso.

— Me sé cuidar.— Hablé bajito, el sonrió aún enojado, era raro de ver.

—Y tan bien te sabes cuidar.— Se rió de mi, yo le volví a tomar el rostro para que me mirara, no sabía qué decirle si no sabía cómo se sentía, sus ojos eran la parte más expresiva de si mismo.— Si es que de verdad tu no piensas en...

Se veía guapo enojado, quería que se callara, en mi mente hizo sentido darle un pico. Fue suave, casi como si le acariciara la boca pero con los labios, cuando estuve a punto de besarlo de verdad el se separó de mi con cuidado.— Vas borracha, no voy a aprovecharme de ti.— Y dicho esto subió escaleras arriba en dirección al cuarto de Andrea.

— Técnicamente yo me estoy aprovechando de vos.— Hablé casi en un susurro mientras le pasaba los dedos por el pelo, quería abrazarlo pero estando así no podía.— Aparte no es la primera vez...— Hablé esta vez si solo para mí.

— ¿Cómo?— Preguntó alivianando el paso.

— No es la primera vez que te beso...— Hablé en su oído, a mi mente llegaron como flashes recuerdos muy vivos de aquella noche de verano, sus manos en mi cintura, mis pies en punta y el calor en mi cara.

"— Si te beso ahora, ¿Me dejarás disfrutar del concierto?— Me preguntó, en sus ojos había una chispa de picardía, se me subió la sangre a la cabeza sin embargo decidí tomar la oportunidad.

La vida me dió limones.

Sin pensarlo dos veces lo miré, el pareció captar un mensaje en el brillo de mis ojos, estampó mis labios contra los suyos en un beso casi necesitado. Poniéndome de puntillas atiné a agarrarlo del cuello de la remera, Mihail me sostuvo de la cintura para que no me cayera, sentía que podía tocar el cielo con la mano."

—Ya... — Habló un poco avergonzado.— La diferencia es que ahora no fui engañado.— Reí por lo bajo mientras él abría la puerta de la habitación.

— No era tanta la diferencia de lo que soy a lo que dije ser...— Respondí excusándome aunque sabía que lo que había hecho estuvo mal, el me dejó recostada en la que cama de visitas.

— De 14 a 17 hay tres años.— Habló con obviedad y luego hizo una mueca.

— No tengo perdón.— Hablé mientras me metía bajo las sábanas.— Algún día te lo compensaré, lo prometo.—

— Lo veo difícil.—


A la mañana siguiente me levanté y lo primero que hice fue bajar a la cocina, Andrea seguía durmiendo igual que los chicos, caminé descalza por el piso de cerámica y me senté en la isla de la cocina a tomarme un té.

— Despertó la bella durmiente.— Casi me caigo de la silla al ver la cara de Mihail asomarse por el salón, agaché la cabeza como si me estuviera regañando.

— Lamento haberte llamado a noche.— Le respondí, apoyando mi cabeza entre mis manos mientras esperaba que se hiciera mi té.

— Que va, si para algo te di mi movil.— Me recordó, se sentó en frente mío.— Deberías seguir durmiendo un rato más.— Yo asentí con la cabeza, los ojos se me cerraban solos.

— Ya me hice mi té.— Respondí bajito, tenía muchísimo sueño, ¿Para qué me había levantado?

— Nadie se va a morir porque no te lo tomes.—

— Los niños de África.— Le respondí, el me pegó suavemente en la cabeza, lo más suave que me podía pegar con semejante mano.— Le voy a decir a mi hermano que me violentás.—

— Y yo le voy a decir que me besaste en un concierto de los Guns.— Mágicamente me desperté, lo suficientemente rápido como para taparle la boca en segundos pero no tan despierta como para atrapar mi taza de té que se estrelló en el suelo de cerámica.

— Mierda...— Rezongué, y me intenté bajar del taburete.

— Quédate ahí, ya lo limpio yo.— Estaba a punto de retrucarle pero se fue y me dejó hablando sola, cuando volvió hacia dónde yo estaba se puso a juntar los pedacitos de cerámica y secar el té derramado.

— Perdón.—

— No me pidas a mi las disculpas, mejor ve juntando para la taza de Andrea, ya sabes cómo se pone.— Balanceé mis pies de un lado a otro.

— Sabés que no me refería a la taza...—

— ¿Otra vez con eso?— Preguntó suspirando, antes de irse a tirar los trocitos de taza me miró.— Fui yo quien te besó, te recuerdo, no deberías seguir disculpándote por algo que no fue tu culpa.—

Y con eso dicho desapareció por la puerta de la cocina.

Me reí sola en la cocina al recordar una escena en mi cabeza

"Siguiendo a Mihail no pude evitar tensarme cuando divisé a Álvaro y sus amigos frente a nosotros, el hermano de Andrea se acercó rápidamente y nos miró a ambos confuso.
Ambos se quedaron hablando mientras yo me acerqué a mi rubia y me enganché a su brazo escuchando la conversación que sucedía detrás de nosotras mientras abandonábamos el estadio.

— Esta cría va a sacarme canas verdes un día de estos.— Habló Álvaro claramente refiriéndose a mi, me di la media vuelta para confrontarlo.

— ¿Por qué la llamais cría?, no lo entiendo.— Fue demasiado tarde como para reaccionar y dejar de girar, cuando me di cuenta de por dónde iba la conversación quedé tiesa frente a los dos quienes por suerte no estaban mirándome.

— Allá tú pero para mí con catorce años sigues siendo una cría.— Respondió el con simpleza, colocándose las manos en los bolsillos. Pude ver en cámara lenta cómo le cambiaba la cara a Mihail.

— Creía que tenía 17...— Habló él con la cara desencajada, mirando hacia el frente, nuestras miradas se cruzaron un mini segundo antes de que me diera la vuelta y arrastrara a Andrea por delante de Lucio y Nicolás.

— Que va tío, si es compañera de curso de mi hermana.— Fue lo último que escuché decir a Álvaro antes de dejar de oír la conversación.— ¡Hostia puta!, no me jodas.— Eso si que pude oírlo minutos después, reía a carcajadas, Lucio y Nico se dieron vuelta rápidamente y yo me hice diminuta en mi sitio mientras esperaba a salir, la vuelta iba a ser larga e incómoda.

— Y a estos dos que cojones les pasa...— Murmuró Lucio.

Si tan solo supieran..."














NOTA DE LA AUTORA:

Actualización de madrugada porque es probable que mañana me pase el día arreglándome el desastre que me termino de hacer en la cabeza. Desastre que involucra polvo decolorante, pelo débil y gran caída del cabello en estado chicloso.

A mí no me pueden dejar sola, gracias a dios eran dos mechoncitos pobres en la zona de la nuca, nunca se dejen el decolorante mucho tiempo, no sean como yo.

POR CIERTO, QUE ME ACABO DE DAR CUENTA, no me acordaba que pasaba en este capítulo, pensé que tenía más rato antes de desvelar el secreto, en un principio iba a ser desvelado solo el besito en la escena del té pero me supo a poco y le agregué el flashback y después vi que el pobre mango quedaba como un re pedófilo así que tenía que yo hacer mis aclaraciones.

Si, la protagonista estuvo recontra re mal, no normalizo sus acciones ni mucho menos las apoyo, es un personaje ficticio.



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