—Tu eres el que insistió en venir aquí —Joon se colocó los lentes de sol—, ahora no entiendo porque te estás quejando tanto.
—Odio los viajes comerciales —gruño Estefan—, compartir el avión con otras personas que hacen ruido y te miran, me incomoda demasiado.
—¿Cómo no quieres que te miren si le escupiste el agua a la aeromoza en la cara? —preguntó Joon mirándolo divertido—, eres muy melindroso con la comida para ser alguien que come demasiado.
—Esa botella de agua no era mineral —Estefan lo miró enfurruñado—, yo le especifique que necesitaba agua mineral.
—Te he visto comer dos fuentes de comida tu solo, ¿Cómo alguien que puede comerse un pavo entero le importa si el agua es mineral o no? —se burló Joon.
—Porque casi siempre comemos en el palacio, donde hay chefs que se encargan que la comida sea de primera calidad, si hubiera sabido que íbamos a tomar un vuelo comercial, le hubiera pedido a Sulen que el Jet que nos trajo del Reino se quedara para poder movilizarnos —siguió quejándose Estefan—, creo que hubiéramos estado más cómodos si hubiéramos volado con mis alas hasta aquí.
—¿Y que media población de Corea nos viera? —Joon miró a su novio—, Ay Estefan, si le hubiéramos pedido a mi tío su Jet, estaríamos con toda la familia aquí. Sabes cómo es mi tía In jae, esa mujer hubiera arrastrado a todos con nosotros porque adora Jeju y adora molestarme, no creo que te hubiera gustado estar de vacaciones con Shin.
Estefan puso mala cara.
—Es por eso por lo que era mejor escaparnos nosotros solos —Joon se sujetó de un brazo de Estefan y se apretó contra él—. ¿No es romántico?, ¡Además esta fue tu idea en primer lugar!
Estefan aflojo en ceño fruncido y suspiro al ver el rostro tan feliz de Joon.
—Yo solo quiero llegar al hotel para quitarte la ropa —Estefan lo miro con total seriedad—, eso mejorará el día.
Joon lo pellizcó y se apartó de él.
—¡Sexo, sexo y más sexo! —lo regaño Joon—. ¿Es que no piensas en otra cosa?
Estefan lo miró ofendido.
—¿Piensas que venimos a la isla que según tú es la más romántica de todas a turistear?
—Exactamente eso es a lo que venimos a hacer —dijo Joon totalmente decidido—, iremos a todos los lugares turísticos, iremos a la playa y nos sacaremos muchas fotos para restregárselo a Gabriela, estoy harto de que me alardee de su viaje al caribe.
—Pero Joon... —Estefan arrugó la frente—, odio a la gente, ¿Qué tal si nos quedamos en nuestra habitación con vistas al mar para descansar?
—No vine aquí para estar metido en el hotel idiota —Joon sujeto bien su maleta—, si quieres quédate todo el tiempo en el hotel, yo me iré a darle la vuelta a la isla en moto.
Joon se fue molesto mientras Estefan sonreía, le encantaba ver a su novio molesto.
—Está bien —Estefan lo alcanzó arrastrando su maleta—, vamos a dar una vuelta por el lugar, pero al menos déjame tomar una siesta en el hotel, no pude dormir bien en la residencia de tu manada, sigo odiando esos malditos futones.
Caminaron hacia la salida cuando Joon paró de caminar cuando noto que alguien tenía sus nombres en un cartel.
—¿Qué carajos? —Joon miró a Estefan.
Este le mostró su media sonrisa siniestra.
—Llame a Sulen antes de entrar al avión mientras fuiste al baño —dijo encogiéndose de hombros—, le dije que organizara todo para estar cómodos aquí, un viaje comercial es mi máximo que puedo soportar, me niego a subir a un taxi de la calle e ir a un hotel de mala muerte.
Joon solo negó con la cabeza y se dejó llevar.
El auto los dejó en un bonito Hotel mientras Estefan lo llevaba de la mano por todos lados. Joon sentía un poco de pánico a las demostraciones de cariño de Estefan en su país. No tenía miedo a que les hicieran daño, lo que tenía miedo a que alguien les dijera algo y que su novio los friera vivos.
Algo muy posible, dado el temperamento de Estefan.
Por supuesto que se alojaban en la suite del hotel con vistas al mar y suficiente espacio para que su novio semidemonio estuviera cómodo. Se ducharon juntos y después hicieron el amor varias veces antes de que pidieran algo de comer a la habitación.
—¡Mañana si iremos a pasear por la isla! — Joon lo amenazó con los palillos con los que comía en ese momento—, ¡Temprano!
—Si por temprano te refieres después de las 10 de la mañana, por mi está bien —dijo Estefan tomando una bebida tradicional coreana—, si me levanto muy temprano, estaré pesado el resto del día.
—¿Más de lo normal? —pregunto Joon.
Estefan le lanzó una mirada venenosa.
Joon miró hacia el mar desde su alcoba después de que terminaran la comida, se dieron cuenta que habían estado todo el día encerrados cuando llegó el anochecer. Aunque se quejó mucho, había disfrutado cada momento y estaba más feliz de lo que reconoció.
Muchas veces había soñado que él y Estefan visitaban juntos la isla Jeju y tenían citas románticas por todos lados. Aún le parecía surreal estar ahí con él y disfrutar de todo esto.
Ya había pasado casi un año después de la guerra, las cosas aún seguían algo complicadas porque muchas manadas tenían que restaurar lo que esa mujer había destruido. Hace unos meses Bael había sido encerrado con ayuda psiquiátrica después de que tuviera un estallido de furia y aniquilara un pueblo de hechiceros. Se pudo controlar y ya se encontraba estable.
Joon no olvidaría lo afectado que se encontraba Estefan por Bael, tal vez siempre mostrará que tenían una tonta rivalidad, pero Estefan adoraba a sus primos y se preocupaba demasiado por ellos.
Habían sido meses difíciles, en especial para la familia real. Pero se mantenía fuerte y unida como siempre. También sentía que había avanzado mucho en su relación con Estefan. Se conocían de toda la vida; sin embargo, fue algo difícil encontrar una armonía en su relación como pareja. Joon creía que casi lo lograban, habían madurado mucho y se comunicaban mejor.
Tenían planes para el futuro donde los dos lograban sus objetivos.
Joon iba a hacer un alfa y Estefan aún se mantendría en el escuadrón del príncipe. Estefan estaba trabajando con su tío Dylan para controlar su magia demoníaca de tal modo que pueda teletransportarse al lado de Joon cuando quisiese y poder estar juntos a pesar de la distancia. Por el momento Joon asistía a la universidad con él y se habían mudado a su propia casa en el Reino, dejando la casa de la manada a su hermano Daeho para tener más intimidad.
Estefan había llegado una tarde con una caja llena de gatitos cuando tuvo que irse de misión a otro continente mediante teletransportación mágica. Dijo que no podía creer que alguien fuera tan cruel para abandonar a esos pequeños bebés. Ahora Joon tenía 6 gatos en casa.
Entre las clases de universidad, su grupo de amigos, su familia, las misiones del semidemonio, los gatos, los quehaceres domésticos, las cenas con velas, los días malos y las pijamadas con Junior. Estefan y Joon habían encontrado un equilibrio. Joon nunca había sido tan feliz.
La guerra los había cambiado un poco a todos, pero sintió más el cambio en Estefan. Seguía siendo su cascarrabias altanero favorito, pero podía notar que ahora lo escuchaba más, era más compasivo y empático con los demás. Como si ver tanta muerte le hubiera abierto los ojos.
Lo único que no había solucionado, son las ganas asesinas de electrocutar a su familia que tenía Estefan. No lo podía culpar, su tía In jae había estado de lo más insoportable los últimos días que habían visitado la manada. Su última ocurrencia fue decirle a Estefan que presentará a su prima Sun Hee ha Bael, porque era una pareja más clasificada para un príncipe que la hija de una asesina y que su primo Shiho sería un estupendo futuro alfa ya que Joon no podría tener hijos propios.
Joon había tenido que usar todos sus encantos para que Estefan no la asfixiara en frente de toda la familia.
Al final Estefan le dijo que se escaparan a la isla Jeju y ahora estaban ahí los dos solos.
Definitivamente no eran iguales a cómo eran de amigos, pero seguían disfrutando ser dos tontos que se sentaban por horas a jugar videojuegos y hacer estupideces, también disfrutaban los besos y los arrumacos.
—Ahora entiendo porque Gabriela está haciendo una casa frente al mar —dijo Estefan abrazando por la espalda a Joon para que los dos vieran las olas del mar a lo lejos—, despertar con la brisa marina no estaría mal.
—Me gusta nuestra casa —dijo Joon—, tenemos mucha privacidad al estar tan alejada del todo.
—Podría encerrarte en el sótano y nadie se daría cuenta —dijo Estefan con malicia.
—A la larga alguien se daría cuenta —dijo Joon sin hacerle caso—, además de que me soltarías pronto por ti mismo, eres un inútil con las labores de la casa y si trajeras sirvientes, se darían cuenta de mi encierro.
Siguieron bromeando y después salieron a la playa para caminar por la orilla.
—La otra vez me puse a pensar en algo —dijo Joon—, no sé porque nunca me lo he preguntado.
Estefan alzó una ceja.
—¿Por qué tú eres un príncipe? —se cuestionó Joon—, digo, Bael y Gabriela son hijos de la princesa Lucy, el señor Alan es príncipe consorte por casarse con ella. Tu papá no tiene algún título aparte de ser parte del escuadrón, los hijos del señor Jaime no son príncipes, Theo y Odette tampoco tienen títulos, ¿Por qué tu si eres un príncipe? ¿Es solo un título artificial?
—Soy un príncipe con todos los derechos —se burló Estefan—, antes de la ley de las mujeres alfas, yo era el cuarto en la línea de sucesión.
—Por la diosa ¿Qué hiciste?
Estefan soltó una carcajada.
—Cuando tenía 7 años hice el berrinche más grande registrado en la lista de berrinches de nuestra familia —Estefan seguía riéndose—, a veces no puedo creer que me lo dieran por eso.
Joon lo miró sorprendido.
—¡¿Te dieron un título real por hacer un berrinche?!
—Cuando tenía 7 años, no lo recuerdo bien —empezó a explicar Estefan—, yo me di cuenta de que a Bael, Gabriela y Liam los trataban de príncipes, les daban más privilegios por eso o eso es lo que mi mente de niño creyó. Entendía porque Liam era un príncipe, pero en mi inocencia no entendía porque Bael y Gabriela podían ser príncipes y yo no, porque según yo creía, que de un modo u otro mi tío Alan también era mi papá.
—¿Es como si lo fuera no? —dijo Joon—, es como si tú y los gemelos intercambiaran de papá constantemente, el señor Alex también los trata como hijos a los dos.
—Ahora de mayor me doy cuenta de lo raro que es —asintió Estefan—, pero de niño era normal, estaba mi papá Alex y mi papá de reemplazo Alan. No ayudaba que los dos sean gemelos idénticos.
—Ni tanto, el señor Alex es la persona más amable y dulce que conozco —hablo Joon—, tu tío Alan es dinamita marca Acme.
—Entonces a la negativa, hice lo que mejor sabía hacer, hice el real berrinche —siguió Estefan—, pero este berrinche era diferente a los demás, porque yo realmente me sentía herido. Creía que mis primos eran más valiosos que yo, que para los mayores no valía nada por eso no me daban el título de príncipe. Así que me negué a salir de mi habitación.
Joon bufo.
—¿Solo eso?
—Espérate, eso solo fue el comienzo, me metí en mi armario y me negué a salir y a comer —explicó Estefan—, obviamente mi mamá me obligo a comer a la fuerza, pero fue desastroso, yo escupía la comida, lloraba y los pateaba. Fui un desastre.
—Oh por la diosa, puedo imaginarme —Joon se estremeció al imaginar a un Estefan de 7 años totalmente insufrible—, ¿Qué pasó después?
—Mi berrinche duró una semana y mis papás estaban muy preocupados porque no me estaba alimentando bien, entonces llegó la caballería pesada. Mi tío Jaime apareció amenazándome con que no tendría cumpleaños si seguía negándome ir a la escuela y a comer.
—Madre santa —Joon soltó una carcajada—, puedo imaginarte a punto de explotar de ira.
—Ese día comí en silencio, mis padres parecían más preocupados que cuando no comía, porque estaba silencioso y no les decía nada —Estefan suspiro nostálgico—, esperé que se durmieran para ir al despacho de mi papá donde guardaba las pócimas de mi tío Dylan. Sabía cuál era la tapa olor y tome otras que sanaban por si acaso. Tome el tapa olor, empaque cosas y varios dulces.
—¿Te escapaste a los 7 años?
—Siempre he estado loco —Estefan se encogió de hombros—, pero siempre fui listo, el tapa olor impedía que me rastrearán, tuve toda la noche para adentrarme a lo más profundo. Estaba tan enojado que no tuve miedo, tomé senderos que no conocía, caminaba con cuidado de no dejar rastros. Cuando amaneció me escondí en un árbol hueco y me quedé totalmente dormido. Dormí mucho ese día, porque no desperté horas después, como tenía reloj y un GPS, fue fácil saber que ya era la tarde, comí dulces en silencio hasta que escuché a mi tío Matt. Mire por una pequeña apertura como el lobo de mi tío Matt olfateaba el lugar y me buscaba.
—¿Te encontró?
—No —Estefan negó con la cabeza—, el tapa olor aún funcionaba, después de inspeccionar el lugar siguió buscándome. Después escuché aullidos, todos estaban buscándome.
—Desde niño eras un malvado —dijo Joon—, pobre de tus padres, todo lo que les hiciste sufrir.
—Pasaron varios días y yo me sentía orgulloso de mi mismo por ocultarme tan bien, iba caminando de noche un poco y después me escondía rápidamente porque aún me buscaban —dijo Estefan—, para el tercer día ya había toda una brigada buscándome, ser tan pequeño creo que fue la razón de que no me hallaran. El problema fue cuando se me acabó la comida y me enfermé.
—Oh mi pobre bebé —se burló Joon—, enfermo y solito en el bosque.
Estefan lo empujó de broma.
—Ya estaba cansado y en ese punto asustado, al parecer desistieron de buscarme por la zona donde estaba, así que ya no había nadie que me encontrara. Me puse a llorar desconsoladamente muy en alto, hasta el momento de mi boca no había salido algún sonido por si me escuchaban, poder emitir sonido fue gratificante.
—Eras un niño muy listo —Joon arrugó la frente—, a mí me hubieran atrapado al instante que hubiera intentado salir de la casa.
—Lloré tan fuerte que aparecieron poco después mi papá junto a mi tío Alan y mi tío Oliver, ellos no habían desistido de buscarme en el bosque, los demás buscaban en otros lados —Estefan sonrió—, mi papá estaba llorando más fuerte que yo, tuvieron que arrancarme de sus brazos. Se negaba a soltarme, después me enteré de que no pudo ni dormir o comer durante esos tres días.
Estefan y Joon se sentaron en la arena, disfrutando de lo hermoso que se veía el mar de noche. Joon recostó su cabeza en su hombro.
—No me sorprende —le susurro Joon—, el señor Alex te adora.
—Pensé que estaría castigado toda la vida y que mi papá estaría muy molesto conmigo —siguió Estefan—, pero nunca había visto tan alegre a mi papá, aunque tuvo que dormir varias semanas conmigo y me seguía a todas partes después de mi escapada, le atormentaba perderme de nuevo.
—¿Ahí fue cuando te dieron tu título?
—De hecho, me olvidé del asunto hasta mi cumpleaños —habló Estefan—, mi tío Oliver me regaló el título de príncipe con la promesa de no escaparme nunca más.
—Eres un príncipe por berrinchudo —Joon bufo—, quien lo diría.
—Ya de grande no me gustó la idea, tengo más responsabilidades de las que quisiera —se quejó Estefan—, pero si le digo a mi tío Oliver que no quiero más el título, me matara.
—Aparte está el hecho que te encanta amenazar a la gente diciéndole que eres un príncipe —sonrió Joon—, déjalo como esta, me gusta ser el novio del príncipe Estefan.
—Convenido.
—Te ves realmente sexy en el uniforme de príncipe.
Estefan empezó a mirar a todos lados.
—No... —Joon se levantó rápidamente del suelo sacudiéndose la arena—, no lo vamos a hacer aquí, cualquiera nos podría ver desde el hotel.
Estefan le lanzó una mirada siniestra.
—¿No lo hace más divertido? —dijo amenazante—, ven aquí, démosle un verdadero espectáculo.
Joon huyó a toda velocidad.
Estefan lo miro desaparecerse, suspiro nervioso. Metió la mano a su bolsillo y abrió una pequeña caja. En ella se encontraba un anillo de compromiso para hombre, lo compró junto a su papá para Joon.
—Mañana —dijo cerrando la caja—, mañana se lo pediré.
****
Estefan gruñó para sí mismo, cuando Joon dijo que recorrerían la isla en moto. No creyó que literalmente rentarían dos motos y darían la vuelta al lugar. Al comienzo estaba escéptico, pero después con el buen clima y los hermosos paisajes, no lo estaba pasando tan mal.
Sin embargo, todo el día tuvo que soportar su propio nerviosismo, había estado tan seguro antes cuando le contó todo lo que iba a hacer a Gabriela y Bael.
—¿No te has puesto a pensar si realmente te dice que no? —pregunto Bael desde su cama—, porque creo que te estás apresurando mucho.
—Si dice que no, lo morderé para que no tenga alternativa —contestó Estefan sentado al pie de la cama.
—Solo lo hace porque tiene miedo de perder a Joon —se burló Gabriela—. Por eso ya lo quieres amarrar.
Estefan le lanzó un almohadón después de eso.
Ahora recién se ponía a pensar si realmente Joon se negaba no sabría qué hacer, en lo único en lo que pensaba era que lo amaba y que quería estar unido a él por todos los medios. Morderlo para que todos supieran que era suyo.
Gabriela tenía razón, él tenía miedo de perder a Joon. No creía que Joon lo dejaría por otro, aunque sus celos enfermizos a veces le metían esa espina en la cabeza, tenía miedo de perderlo en otros sentidos. Vivían en un mundo peligroso, donde sus vidas corrían peligro por las posiciones donde se encontraban. Quería un lazo que los uniera más fuerte, un lazo más difícil de romper.
Los recuerdos de su primera vida a veces volvían a él haciéndolo padecer, se retorcía de dolor en solo revivir los recuerdos de cuando perdió a Joon. Perderlo de nuevo era su mayor miedo en el mundo. Lo único que deseaba era que Joon tenga una vida plena, larga y feliz.
Su primera parada era una aldea llamada Seongeup, era una aldea tradicional coreana que se encontraba en la isla y que Joon estaba muy entusiasmado en visitar. A diferencia de las aldeas tradicionales que había visto antes en el país de origen de Joon, en esta habitaba gente. Cosa extraña porque las casas eran de paja y algo más bajas de lo normal, a Estefan todo le ponía de punta porque el lugar le daba la sensación de magia antigua y se le hacía familiar a las visiones que tenía del pasado. Afuera de las aldeas que visitaron, había unas estatuas de piedra en forma de abuelitos.
—¿No son lindos? —preguntó Joon a punto de tocar uno.
—No los toques —gruñó Estefan—, son mágicos, son talismanes gigantes de protección.
—¿Enserio? —Joon lo miró preocupado.
—No son peligrosos, pero absorberán un poco de tu energía si los tocas —Estefan tomó a Joon de la mano—, aunque la magia del lugar sea leve, me hace recordar un poco a la magia con la que luchamos en esa montaña con mi tío Alan.
—Si, el olor es parecido también —Joon apretó su mano—. ¡Ahora nos toca el acantilado!
Subieron a sus motos para dirigirse a su próxima parada, Estefan vio como Joon aceleraba con una gran sonrisa en el rostro. Estaba tan feliz que a Estefan se le llenó el corazón.
Llegaron a un mirador que mostraba los acantilados de Jusangjeolli, que mostraban unas piedras en formas hexagonales muy particulares. Joon le explicaba que el fenómeno fue creado por la lava del monte que iban a visitar a continuación.
Realmente Estefan no le veía la gracia al asunto, pero Joon miraba aquellas formaciones con mucha ilusión, la brisa marina jugaba con su cabello y el sol lo hacía brillar más que nunca. Estefan no miraba maravillado el atractivo turístico, miraba maravillado el rostro de Joon.
Su corazón latía tan fuerte que le tapaba los oídos.
—Mierda.
Joon lo miró extrañado.
—¿Qué pasa? —preguntó Joon al ver el gesto tan serio de Estefan—, ¿No te gusta?
—Estoy enamorado —dijo Estefan con solemnidad—, terriblemente enamorado.
—¡Sabía que te iban a gustar las formas!
Estefan no dijo nada por algún momento, su mirada seguía clavada en el rostro de Joon.
—No estoy hablando del lugar —Estefan dio un paso hacia él, los dos se encontraban apoyados en el barandal del mirador—, estoy hablando de ti.
Joon se sonrojo.
—Ya empezaste —Joon negó con la cabeza nervioso mirando a otro lado—, no vamos a...
—No estoy hablando de sexo esta vez —Estefan trago saliva—, estoy sintiendo un estampida de malditas mariposas en el estómago y es tu culpa.
Joon volvió a mirarlo, más sonrojado que nunca.
—¿Qué te picó ahora? —dijo nervioso.
—Perdón por no decírtelo antes —siguió Estefan—, sé que te he dicho que te amo, pero siempre lo he hecho. Sin embargo, jamás te explique cómo me haces sentir, como ahora, siento que estoy tan enamorado de ti que me sacude todo el cuerpo.
Tomó una mano de Joon y la puso en su corazón.
—¿Puedes sentirlo? —le cuestiono Estefan—, ¿Lo agitado que está por ti?
—Estefan... —Joon estaba sobrepasado que no sabía qué decir.
—No es mi demonio o mi lobo —siguió Estefan tocando su rostro ahora—, no son las conexiones biológicas o mágicas, esta vez soy yo, es mi verdadera esencia, mi parte humana la que ha quedado completamente enamorada de ti.
Joon lo beso desesperado, dejando de lado lo que los turistas a su alrededor podrían decir. Los dos se besaron mientras las olas del mar rompían contra las rocas y la brisa parecía alentarlos empujándolos con esmero.
De pronto escucharon aplausos y gritos a su alrededor. Un grupo de turistas que acababan de bajar de un bus para ver el acantilado estaban alentándolos.
Joon ocultó su rostro en el pecho de Estefan y este se rio. Después del momento icónico y que uno de los turistas con cámara profesional le mandara las fotos que les tomó por correo. Los dos siguieron su camino hacia el volcán dormido de la isla que era su principal atractivo turístico.
Tenían que hacer una larga subida hasta el cráter y Estefan realmente deseo desplegar sus alas y darle a Joon una verdadera vista del lugar.
Si pudiera desaparecer a todos los humanos del lugar para estar a solas con su mate, lo haría.
Caminaron de la mano y Joon estuvo más callado de lo normal. Estefan no sentía que estaba triste o algo por el estilo, pero si lo veía muy contemplativo.
—¿Estás cansado? —pregunto Estefan a mitad del camino—, puedo llevarte cargando hasta abajo si quieres.
—No —Joon lo apartó un poco de los escalones de la subida—, creo... es que...
—¿No te gustó lo que dije?
—¡Me encanto lo que dijiste! —hablo Joon rápidamente—, lo que pasa es que me has tomado por sorpresa, es algo que siempre anhele escuchar.
Estefan sujeto firmemente a Joon y lo apartó aún más para que pudieran conversar mejor. Estaban en una posición muy empinada, así que tenían que ir con cuidado. Llegaron a una gran piedra que el semidemonio probó que podía soportar el peso de los dos sin zafarse y caer. Cuando confirmó que estaban seguros, se sentaron apreciando la vista de la isla y la vegetación.
—Lo siento por no decírtelo antes —habló primero Estefan—, yo...
—No tienes que disculparte Estefan —Joon le acarició el brazo para que se calmara—, no es tu culpa que yo sea inseguro. Yo... algún tiempo me atormente a mí mismo pensando que si no fuera la reencarnación del antiguo amor de tu demonio, nosotros no seriamos pareja.
—Eres mi mate —Estefan frunció el ceño—, eres mi alma gemela.
—Sin nada de eso, tú nunca te hubieras fijado en mí o eso es lo que mi cabeza me grita en mis momentos más oscuros. No eres el único con demonios internos.
—No es cierto —hablo Estefan a la defensiva—, tal vez me hubiera tomado mucho más tiempo porque soy un gran idiota, incluso si fuéramos simples y desabridos humanos, estoy realmente seguro de que, de un modo u otro, hubiera quedado totalmente enamorado de ti. Siempre te he querido Joon, incluso de niños, pero tenía un velo de estupidez y prejuicios en los ojos.
Joon apoyó su frente en un hombro de Estefan.
—No tienes idea de lo mucho que necesitaba escuchar eso —habló Joon afligido.
—Si lloras porque voy a romperme aquí —Estefan lo atrajo para darle un gran abrazo—, me odio a mí mismo por no haberme dado cuenta antes.
—No... no Estefan —Joon lo beso con dulzura—, no amor, esto es algo solo mío. Son mis inseguridades hablando y jodiéndome la cabeza.
—Olvida el pasado por favor —suspiro Estefan—, dejemos toda la mierda atrás, ahora solo piensa que todas las partes de mi ser, de mi cuerpo y mi mente están terriblemente enamoradas de ti, no importa lo demás.
—Está bien —asintió Joon dándole otro beso—, soltaré esa mierda ahora mismo. Yo solo quiero ser feliz a tu lado.
Los dos se quedaron ahí sentados bastante rato abrazados mirando como el sol empezaba a ocultarse.
—No me digas que aun quieres seguir subiendo —gruño Estefan—, ya sobrepasé mi tolerancia a las personas.
Joon soltó una carcajada.
—Estoy orgulloso de ti —hablo Joon poniéndose de pie—, no has intentado asesinar a nadie hoy.
—Estar reprimiendo mis ganas de desnudarte me mantuvo ocupado.
Joon puso los ojos en blanco.
—Mira, de aquí nadie nos vería...
—¡No! —exclamo Joon negando con la cabeza—, a veces pienso que tu pene domina tu mente.
Los dos bajaron haciendo una tonta carrera hasta sus motos.
—Ahora es mi turno de elegir el lugar a donde vamos a ir —hablo Estefan subiéndose a su moto—, tienes que seguirme.
—¿Vamos a ir a otro lugar? —preguntó Joon sorprendido—, ya anocheció, pensé que querrías volver al hotel.
—Es mi turno de enseñarte algo.
Estefan no espero réplica, arranco la moto y Joon tuvo que apresurarse para seguirlo.
Se mantuvieron en el carril que los llevaba por la costa, Joon despegó su mente totalmente. Sentía que no solo había visitado un lugar hermoso, también sano una herida en su alma.
Se quitó un peso de la espalda.
Después de bastante rato manejando, llegaron a un hermoso farol algo apartado de todo.
A Joon se le paró el corazón.
Estefan ya lo esperaba con una gran sonrisa.
—Recuerdo que una vez dijiste que querías un momento romántico en un farol de Jeju como en las novelas que ves —Estefan se encogió de hombros—, no es algo muy original, pero...
Joon se abalanzó hacia Estefan para besarlo, estaba suspendido y Estefan lo cargaba.
—Por la diosa —Joon se aferraba a Estefan con fuerza—, no sé qué te ha dado este día, pero me estas matando.
—Espera aun —Estefan lo puso cuidadosamente en el suelo—, tengo que mostrarte algo.
—¿Aún hay más?
—Sé paciente.
Empezaron a caminar hacia el farol y Joon noto el camino de velas que alumbraban el lugar.
No pudo contener la emoción y empezó a soltar algunas lágrimas.
—Camina de espaldas un momento —dijo Estefan sujetándole las manos—, yo te guiaré.
—Mierda, Estefan —Joon se limpió las lágrimas mientras le hacía caso y caminaba de espaldas—, jamás pensé que hicieras algo tan bonito como esto. Se supone que odias el romance y las cursilerías.
—Pero a ti te gustan —sonrió Estefan—, y a mí me gustas tú, con todo y cursilerías.
Cuando llegaron al final el semidemonio le pidió que se diera la vuelta.
Joon volteo emocionado y miro la oscuridad por un momento al final del camino de velas. Solo estaba el farol, estuvo a punto de voltearse y preguntarle a Estefan que se supone que debería estar viendo cuando de pronto unas letras enormes llenas de luz se encendieron.
Las palabras que leyó fueron las siguientes:
¿Quieres casarte conmigo?
Joon casi se desmaya de la impresión, aún pasmado se dio la vuelta para ver a Estefan arrodillado sosteniendo un anillo en las manos hacia él.
Joon rompió en llanto.
—Estefan...
—¿Qué dices? —Estefan parecía muerto del miedo—. ¿Quieres casarte conmigo Joon?
—¡Por supuesto que sí! —Joon se arrodilló junto a Estefan—. ¡Ni siquiera había necesidad de preguntar!
Estefan le puso el anillo con dificultad, los dos temblaban arrodillados en el suelo.
Se besaron cayendo al suelo y rodando el uno sobre el otro.
—¡Creo que moriré de felicidad! —dijo Joon intentando calmar su llanto—, maldito imbécil, como te amo.
Estefan sonrió.
—¿Quién dijo que los demonios no podemos ser románticos?
Joon le llenó de besos.
—Quítate la ropa ahora mismo —rugió Joon intentando quitarle la camisa—, me importa un carajo que nos vean, te quiero ahora mismo.
—¡Alto ahí hombre desvergonzado y lujurioso! —Estefan soltó una risotada sujetando las manos de Joon para detenerlos—, hay en una pequeña isla secreta cerca de aquí, con un padre y un abogado del Reino esperándonos en la playa para casarnos. Hay una casa digna de ocuparla para pasar ahí nuestra luna de miel.
Joon palideció.
—¡¿Nos casaremos ahora mismo?!
Estefan desplegó sus alas.
—¿Crees que podría esperar? —lo sujetó con fuerza antes de tomar vuelo—, ya no quiero pasar otro segundo en este mundo sin estar unido a ti para siempre.
Estefan se elevó con rapidez para que nadie lo visualizara bien y voló a gran velocidad al lugar donde los dos se jurarían amor eterno.