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By Nelsy_diazr22

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El dragón de la mafia neoyorquina ha regresado, por su puesto, por su gente y por las cabezas de quienes lo l... More

Introducción.
Capítulo I
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capitulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34

Capítulo 22

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By Nelsy_diazr22

Sofía

__ Elisa, aquí estoy. - me lanzo al piso cuando la veo en la esquina. Sus ojos me buscan y como si no creyera verme se abalanza sobre mí. Me guardo el quejido por lastimar mi costado, el sollozo lo callo porque no es hora de llorar.

Mucho menos estando a la vista de tantos.

__ Lamento esto. Perdoname, no quise que pasara. - limpio su rostro. Las marcas de golpes envían corrientes electricas a mi tórax con ganas de matar al infeliz que se los hizo. - Te sacaré, lo juro.

__ No es tu culpa. - me calma, limpia sus lágrimas, sorbiendo la nariz, con sus nudillos reventados. Peleó también. - Nadie quiso que pasara, pero saldremos juntas esta vez. Si Bruno...

__ Atraparon a Bruno. - le cuento. Su esperanza se esfuma. - Pero está vivo, estoy segura que sí.

__ Debe estarlo. - se aferra también. - Debe estarlo.

La abrazo una vez más, tiene las uñas rotas, la nariz lastimada, el pómulo hinchado y los tobillos llenos de moretes que pueden notarse en la poca piel que le queda descubierta.

__ No es tiempo de llorar. - repite cubriéndose con los brazos. - Nada arreglan las lágrimas, ni me van a devolver nada.

No digo nada más, no quiero empeorarlo, lastimarla con preguntas o hacerla recordar algo como eso. Solo pido permiso de volverla a abrazar y cuando asiente la rodeo soltando esas gotas saladas que mojan mis mejillas sin remedio alguno. Se duerme en mi regazo, quizá tenía horas de no hacerlo y por ello, me aseguro que descanse, velando porque lo haga. Aún necesitando lo mismo.

Me quedo en ese lugar por horas, acariciándole el cabello, perdiendo la noción del tiempo. Hasta que alguien abre la puerta, despertándola de golpe.

Se incorpora, soba su cuello y me levanto a la defensiva cuando saca unas llaves.

__ Tranquila, fiera. - me dice el tipo. - Guarda energía, porque la siguiente pelea inicia en cinco.

Creo que soy yo, sin embargo es a Elisa, la que suelta.

__ Iré por ella. - ofrezco.

__ No funcionan las negociaciones aquí. - deniega. - Eres tú la elegida, pelearás. Si no, te quedas.

__ Está bien, Sofía. Puedo hacerlo. - me tranquiliza mi amiga. La cual es solo para no crear más culpa en mí, la conozco para saber que está aterrada igual que yo.

Fuimos entrenadas para pelear, pero eso no quita que el miedo surja. Ya que aquí es ganar o morir.

Temo porque me la dañen más y no poder estar para ella, por lo cual insisto al tipo que sea yo en su lugar. No cambia de idea, pero si logro que me lleve con ella, argumentando que puedo pelear una vez más.

Nos trasladan por el mismo pasillo de antes, hasta llegar al lugar de pelea. El agua tiene un color rojo nuevamente, la luchadora está esperando. Preparada, esta se nota que no lo hace por obligación porque se pone protectores en las manos y usa ropa deportiva mientras se mueve por el lugar como león enjaulado, esperando a su nueva víctima.

Con su coleta amarrada, peso superior a Elisa, flexibilidad mayor. Mi amiga es fuerte, sabe defenderse, pero su contrincante esta vez puede aprovechar sus vulnerabilidades, se nota que es de las que se agarran de los miedos de todos.

Se llevan a Elisa, en lo que no le quitó los ojos de encima a la mujer que me enfoca también. Me hace un ademán en lenguaje de señas, captando el mensaje de inmediato en un "sigues tú" muy claro.

El vocero da inicio, me tenso cuando la estudia en cuestión de segundos. La observa, detalla sus pasos moviendo las cejas al notarla renqueante. Observa su abdomen, brazos. El corazón se me paraliza cuando la toma del cuello, pero Elisa es rápida a la hora de zafarse. La aleja, para impulsarse e ir directamente a su cara, volteando su rostro con un puño a su nariz. El público se aviva, todos vitorean, la mayoría apostando por la mujer que dicen se hace llamar pantera.

Su agilidad la veo mezclarse con la fuerza para lanzar a mi amiga en el suelo. La suelta, pero antes de que se levante patea su costado sacando un grito por lastimar sus costillas lesionadas. Se ahoga con su dolor, aún así vuelve a levantarse.

Mi impulso me llama a hacerle caso, mis manos se cierran al ver a Elisa quitársela de encima enterrando la rodilla en su estómago. Se agacha y la inclina para tomarla del hombro, impactando la rodilla a su cara.

Esta se recupera dandole la vuelta a las cosas, elevando a Elisa, la pone contra la pared y dobla el tobillo, demostrando que no va a tomar todas las posibilidades que se le presenten. Entre estas, las que representan romperle el pie.

__ Una más que vas a ver morir. - la afirmación de Sabine me empeora los nervios. Veo la herida que me agarro al no dejar de sangrar. - Es lo que verás, porque adivina quién sigue.

Giro mi cuello a verla.

__ No eres tú. No te ilusiones. - apunta con la cabeza a un sitio en específico. Ruedo los ojos a ese lugar para ver a Bruno, el cual le van quitando los grilletes. Tiene la cara golpeada, no tiene camisa ni tampoco zapatos. Solo con el mero pantalón puesto. - Elige ¿Quién va a morir? ¿Él o ella?

__ Solo tengo curiosidad por una cosa. - la veo por el rabillo del ojo.

__ ¿Que cosa?

__ ¿Te mato al último o me doy ese gusto antes de irme de aquí? - consulto y se ríe.

La diversión es palpable en esa burla, pensando que lo digo por decirlo, sin saber que jamás rompo una promesa, ni fallo en mis objetivos. Puedo tardar, más no desenfocarme de ellos.

__ ¿Porqué crees que vas a poder salir de aquí?

__ Porque decidí hacerlo. Dejaré que lo veas, en primera fila. - prometo.

Doy un paso al frente en lo que la pantera tiene a Elisa del cuello, contra el suelo. Tomo una bocanada de aire, suelto mi costado y me lanzo cayendo sobre las puntas de mis pies en el agua que avisa de mi presencia a la tipa, que suelta a quien tiene bajo ella.

__ ¿Que tal si tomo su lugar? - propongo. Se levanta, liberando a mi amiga, la cual se permite respirar.

__ ¿Pelearás por ella?

__ Me refiero al que tenía. - esclarezco. - Donde dejaste la pelea.

Enarcando una ceja apunta al sitio donde tenía reducida a Elisa.

__ Ese punto exacto. Para qué no se diga que tomé ventaja de tí. - su confianza me gusta. Tiene buena técnica de pelea. Habilidades únicas, fuerza bruta y movimientos que en verdad me admiré estando con Sabine antes.

Asombrando a todos me coloco donde estaba Elisa. En la misma posición, con el brazo en la espalda, a lo que siento como la pantera coloca su rodilla en mi columna presionando tan fuerte que escucho mis huesos chocando. Mi brazo lo fuerza más, baja a mi cuello, donde sus labios me tocan la mejilla.

__ Tan hermosa, como estúpida. - arrastra sus labios por mi piel.

__ Los besos me los deberías dar ahora, porque luego no podrás. - la insto, antes de doblar la rodilla, en su sorpresa le doy un cabezazo que la aturde, mientras giro sobre mí eje para tomarla de las piernas y hacerla caer sobre su espalda en el agua.

Vitorean mi apodo. No por nada saben a quien cambiar su apuesta cuando me voy contra la pantera. Me toma del cuello para darme la vuelta, sin poder venir a tiempo cuando impacto su cara con mi pie. Levantándome con una maniobra de parkour, el cual practiqué en Brasil años atrás junto a Braulio.

La giro sin que pueda hacer nada, doblando su brazo hasta dislocarlo causando que su garganta suelte un grito de dolor que ensordece a muchos. Los cuales callan al ver que hago lo mismo con el otro, forzándola a quedarse en el mismo lugar.

Elevo la mirada a donde Sabine haciendo el mismo ademán que me dedicaron antes, para luego girar el cuello de la mujer que cae inerte bajo mis pies.

Me incorporo, camino hasta donde Elisa, la cual se toma el hombro.

__ ¿Estás bien?

No alcanza a responder cuando observa arriba de mi cabeza.

__ Dame un motivo para no reventar tu cabeza con un balazo. - me dice Dylan, al verlo es un cañón lo que tengo en la frente, su brazo firme indicando lo decidido que está. - Hay reglas en estos clubes de peleas. Rompiste cinco en menos de diez minutos. Mataste a nuestra mejor luchadora. Y aún quiero hacerlo por envenenarme.

__ Si me matas no tendrás tu antídoto. - digo con seguridad. Su gestos cambian. - Tengo lo que tanto quieres y necesitas para dejar de oler a muerto.

Señalo su cuello con la piel morada, llegando a un verde mezclado con azul en lo que la sustancia amarilla emana de toda la zona. Esta se esparce tan rápido que apostaría que todo su hombro esta igual.

__ Dámelo. - pide casi en una súplica.

__ No lo tengo aquí, no seas idiota. - me burlo. Miró a Sabine acercándose echa una furia. - Tengo una en la antigua casa, donde tan felices vivimos estos años. - ironizo.

__ ¿Donde?

__ Saca a Bruno y a Elisa de aquí. Cuando estén a salvo, ellos deberán asegurar que están bien y yo te digo dónde guardo las tres dosis que necesitas para neutralizar ese virus. - sabe que no miento. Me conoce.

__ Dame la primera y te creo.

__ En el techo sobre mi cama. Hay un compartimento que instalé para mantener sus componentes. - aseguro. - Esa te quitará el dolor, pero el virus continuará afectando cada parte de tu piel y adormeciendo esa zona. - describo lo que está sintiendo. - La siguiente quitará la piel muerta y la última eliminará por completo el veneno.

__ Sabré si dices mentiras.

__ No miento. - alcanzo a decir antes de que Sabine termine de llegar.

__ ¿Discusión de pareja? - suelta con sarcasmo.

__ Sí, ya sabes debemos tratar de mantener el amor en esta unión. - devuelvo, se molesta que responda confiada.

__ Llévalas a su alcoba. - ordena con una sonrisa. - Que inicia el enfrentamiento de hombres.

Bruno aparece por la puerta, suelta el aire lleno de alivio al vernos. Elisa corre a abrazarlo, en lo que camino haciendo lo mismo.

__ ¿Se encuentran bien las dos? - nos vuelve a abrazar. Las dos confirmamos. - Me asusté al no verlas.

__ Sabía que podía confiar en que estabas bien. - le digo. - No te rindas. Voy a sacarlos de aquí.

__ ¿Como? Ya vi por todos lados y no hay señales de salidas. No hay ruidos de autos, así que no estamos cerca de ella. Escuché varios helicópteros.

__ Me encargaré. - le prometo.

__ Mucha plática. - habla Sabine llamándolo con la mano. Lo rodeo con mis brazos para soltarlo y exigir que gane contra quien sea.

__ La vez anterior fue una montaña llena de músculos. - se ríe. - Pero trataré de salir con vida.

__ No quiero que trates, quiero que lo hagas. - me muevo cuando me empujan entre dos tipo. - O te voy a patear el trasero, Bruno

Su risa es lo último que veo cuando nos alejamos. Nos llevan de nuevo al mismo sitio. En donde me permito quejarme del dolor en las heridas que aún cargo.

Quiero saber cómo va Bruno. Pero pasan los minutos y no sé nada. Elisa se vuelve a dormir y en este momento si no puedo evitar seguirla, cerrando los ojos debido al agotamiento acumulado.

Hasta que algo golpea mi estómago, dándome cuenta que es una jeringa vacía, logrando despertarme a la defensiva.

__ La encontré. - señala Dylan con una sonrisa. - Dame la otra.

__ Sabes mis condiciones. - establezco. - Sacalos de aquí y tendrás el segundo. Cuando ellos estén a salvo obtendrás la tercera dosis. Antes no.

Mira atrás suyo que no haya nadie. Se acerca con una llave, el cual abre el grillete de la mujer a mi lado. Esta se sorprende porque Dylan vaya a traicionar a Ronald, más yo que viví con el por tres años, sé de lo que es capaz. Por ello, estoy convencida que solo verá por él, por sobrevivir.

__ Tienes que venir con nosotros. - me dice ella y Dylan niega.

__ Quedamos con ellos dos. No más. - asegura. - Esto me lo puede perdonar Ronald, pero sacarte a tí, sería poner un blanco definitivo en mi frente.

__ Estaré bien. - aseguro en su dirección. - Recuerda, deben decirme dónde están. No me mentirán. Confío en ustedes.

Se aferra a mis brazos. Los ojos me arden y la nariz se me llena de agua, pero la suelto con el escozor en la parte superior de la garganta. Escondo el sollozo, me guardo mis lágrimas y contengo el nudo caliente que quema a más no poder.

__ Vete. Todo estará bien. - niega. Está llorando también, causando que eso duela como siempre. - Llévatela, Dylan. No quiero juegos, porque esas dosis solas, duran muy poco. La única forma es que te inyecten las tres en un término de veinticuatro horas como máximo, así que date prisa.

Eso fue un incentivo, porque no le vi la cara. Yendo a pasos rápidos alejándose de mí.

Tras cerrada la puerta me deslicé en la fría pared. Sola, sin nada de compañía más que mi cabeza, la cual jamás me ayudó.

Dejo caerme, deshacer lo que yo hice y regresar al hecho que reitera que soy débil de cierto modo. Que también tengo un alma que se desmorona con cada día, porque todos se empeñan que soy una piedra a la cual deben desaparecer, mientras solo quiero regresar con mi hijo.

Cierro los ojos, no puedo hacer otra cosa. Además que necesito descansar para dejar de sentir que mi costado me va a hacer flaquear.

No se cuanto tiempo más la puerta se abre y por esta entra Dylan, apresurado con un teléfono en las manos.

__ Segunda dosis. - marca un número que contesta de inmediato. - Veinte segundos o sabrán que la llamada sale de mi teléfono.

Asiento tomando el móvil que llevo a la oreja.

__ Es Bruno. - me hablan y dejo salir el aire de mis pulmones. - Sofia, estamos bien. Estamos afuera.

__ ¿Como es el sitio donde están? - la emoción por lograrlo no me quita le serenidad. - Descríbelo.

__ Es el apartamento de Elisa. Una escaleras en el fondo, la cocina desordenada, revistas tiradas en el mueble y una figura gigante de...

__ Gorila. - me río. - Salgan de ahí y busquen a...

El teléfono me lo arrebatan de las manos. No me importa, porque sé que están bien, sabrán como salir por si los estan esperando afuera. Confío en eso y sé que no me equivoco.

__ ¿Donde está la segunda y tercera dosis? - pregunta Dylan ansioso.

__ En el despacho de Abraham. Atrás del cuadro de las frutas. La otra bajo la alfombra de ahí mismo. - su ceja se eleva y me río. - No buscarían en los lugares que creen que dominan.

Se marcha enseguida. Tiene el tiempo contado. Por ello sé que no lo veré a menos que venga a matarme, por lo cual debo ver qué más puedo hacer para mantenerme con vida. Quiero ver a mi hijo de nuevo, abrazarlo y decirle quien soy. Que fue más fuerte que yo, porque su voluntad es mayor que la de su padre o yo.

Centro mi mente en los recuerdos que me mantuvieron cuerda los últimos años. La cafetería donde lo vi por primera vez. Con ese genio de haber comido hiel toda la vida.

Donovan no es un hombre de admirar, temer o escapar. Porqué eso lo recibe todo el tiempo, aunque debí sentir algo de eso alguna vez, en lugar de querer curiosear su vida.

Con su manera habitual de vestir, roba miradas, suspiros y corazones por donde pase. Eso lo noté desde el día uno, fui una de ellas. Aunque al mismo tiempo lo odié, era más arrogante que yo, más presumido, más embaucador y en su vida solo importaba él.

La primera vez que lo besé fue por mera estupidez, una que aún queda a la incógnita de si lo falló porque quiso o si se equivocó.

De igual manera agradecí que lo hiciera.

__ Arriba. - ordenan.

Dos hombres entran, pienso que es pelea de nuevo, equivocada totalmente porque me hacen seguir el camino por un pasillo extenso. Hay demasiadas puertas, rendijas y hasta diría que celdas.

Abren una puerta, donde entro para saber quién quiere verme. Hallando una habitación cubierta por penumbra, no solo por la falta de luz, sino por el hombre que yace acostado, con vendas en la mitad de su cuerpo, mientras el otro tiene marcas de quemaduras más leves.

__ Tocaste la furia de alguien que ha comprimido su rabia hacia tí y no salió bien. - le hablo. Con su ojo libre me detalla y el asco que le tengo se hace presente.

__ El dragón no es más que un imbécil que cree que toda la vida va a ganar. - exclama en un tono ronco.

__ ¿Pregúntale cuánto le importa lo que piensas de él? - no me acerco, tiene a dos tipos a cada lado, estando a la defensiva en todo momento. Eso no evita que vea la bandeja con utensilios médicos.

__ Olvidemos nuestras diferencias, Sofía. Al final, sigues llevando mi sangre en tus venas. - me recuerda. - Soy tu padre, te guste o no. Uno que verá por la preservación de su legado, el que salvé de estar en manos de un Hunt.

__ ¿A eso le llamas salvar? - ironizo. - Mataste a mi padre...

__ Ese nunca fue tu padre.

__ Braulio siempre lo fue. - espeto.

__ Defiendes a un tipo que a últimas instancias estaba por regalar todo lo que nos pertenecía. - se sienta con ayuda de sus hombres. - Me perteneció por derecho desde que nací. Era yo a quien debía ver cómo su sucesor. En cambio cuándo Donovan llegó, lo escogió.

__ Porque le vió madera de líder y no se equivocó. Lo aprisionaste, lo encerraste y encadenaste en un lugar donde no recibió ayuda. Le mentiste con que yo lo traicioné. - reclamo llena de sangre hirviendo en la cabeza. - ¡Me violaste y me quitaste a mi hijo!

Tomo el bisturí que hay cerca, la acción alerta a sus hombres, que quieren detenerme en mi decisión de matarlo.

__ No te violé. Tú estuviste de acuerdo. - las lagrimas bajan por mis mejillas, llena de asco.

__ Jamás estaría de acuerdo en que me tocarás, hijo de puta. - le apunto. No deja de verme enviando a alguien que venga hacia a mí, ganando que lo corte del traje que lleva puesto. - Eres el ser más asqueroso que puede existir en el mundo.

Retroceden, doy un paso atrás y siento como alguien pone una cadena alrededor de mi cuello, llevándome contra él, mientras intento respirar me arrebatan el bisturí tirándolo a mis pies. Pero me les zafo cayendo al suelo junto al tipo, donde deslizo el bisturí hasta clavarlo en su cabeza. Se lo quiere sacar y lo hago yo misma, para encajarlo de nuevo en su clavícula, yendo por el segundo a quien me desquito cuando quiere atacarme.

Me lanzo contra Ronald, el cual mete las manos para que no le toque el cuello, aunque la hoja filosa le corta los brazos cuando no tengo control de mis manos, que solo quieren romperle todo, como lo hizo conmigo. Me quito al que me quiere alejar de él, pero no resiste a que le clave el bisturí que me alcanza a cortar también al sacarlo de su ojo.

Me doy la vuelta para ir contra Ronald, el cual se tira al suelo, gritando por el dolor en tanto tengo su sangre encima.

Me tiro sobre él, me toman de los pies para alejarme de su jefe. Logrando que el metal en mi mano haga un corte extenso en su brazo.

La sangre me baña la espalda, el pelo se me pega a la frente por la misma en lo que me suelto una vez más, agarrándome de la camilla.

Auxilian a Ronald, mientras me pongo de pie a tiempo que alguien me rodea con cadenas, esta vez aprisionando mis brazos tambien.

Son veloces a la hora de ponerme un par de grilletes en los pies, algo choca con mi cuello, el cual me hace caer. Aprovechan para amarrar mis manos y sostenerme entre tres de ellos.

Ronald grita con cada toque, dándome gusto de saber que sufrirá por semanas con las quemaduras y los cortes.

__ ¡¿Que demonios hiciste?! - reclama Sabine al entrar y ver cuerpos seccionados, enfocándose en el marido que logra ponerse de pie con ayuda de todos.

Tiene tantos cortes que necesitaran hacer milagros para reconstruirle la piel de los brazos y hasta el pecho. O al menos hacer que viva sin transfusiones de sangre.

__ Lleven a esa perra a la siguiente pelea, si tantas ganas tiene de pelear que la metan ahí. - ordena Sabine.

__ Es la pelea de hombres. - señala uno de los que me tienen en el piso.

__ Que sea los dos contra ella y ya. - demanda y mi sangre se enfría. - Al líder nadie lo toca, siendo mi esposo menos.

Soy arrastrada, ni siquiera me levantan cuando por todo el camino voy contra el suelo hasta que los gritos de todos llegan a mis oídos. Abren la puerta y todos se detienen al lanzarme dentro.

Me sacan los grilletes, anunciando como ordenaron que fuera todo, en lo que veo a dos tipos que me doblan en peso corporal llenos de golpes.

Todos salen, mi barbilla tiembla pero no me intimido.

Los pies me duelen, aun así me levanto. Los dos me rodean, sus caras complacidos por destrozar a alguien de menor tamaño que ellos.

Me voy al agua, caminando sin quitarle los ojos de encima. Cuando el primero se abalanza lo evado y por su peso sumado al agua se resbala al mismo tiempo que me subo a los hombros del otro, quien no alcanza a reaccionar cuando aprieto con mis piernas alrededor.

Cae conmigo, el otro se levanta así que solo tengo segundos, por lo cual aprovecho para girar el cuello y arrastrarme lejos suyo.

__ Aún quedo yo. - se ríe siniestramente. Sigo alejándome de él aún en el suelo, no veo por donde escapar, como tampoco con qué defenderme ni distraerme.

Se agacha para venir por mí, la adrenalina es tanta que no sé cómo pasó de estar en el suelo a ser elevada en el aire. Con sus manos grandes por toda mi cintura robándome el aire.

Impacto mi codo en cabeza, aturdiendolo. Caigo, me alejo, respiro lo más que puedo...

__ ¡Nos están atacando! - todos comienzan a correr, incluso el tipo que estaba por matarme.

Quiero salir por donde sea, limpio mi frente al sentirla llena de sudor yendo a la salida. Pero al abrir la puerta me veo de cara con Abraham, este tiene una jeringa en las manos que me paraliza.

Quiero huir de él, sin embargo, dos sujetos se lanzan desde arriba tomándome por los brazos para ponerme contra el suelo donde la aguja entra en contacto con mi cuerpo.

__ No te vas de aquí a menos que se decida. - me dice cerca de la oreja.

__ El barco está listo. - avisan. Mis ojos se van cerrando lentamente hasta que el sueño profundo me toma prisionera.

******


Controlo mi respiración, no sé dónde estoy solo sé que es un sitio oscuro del que no puedo distinguir más que la luz diminuta que entra por un orificio. No me muevo de donde desperté y cuando intento tocar mi cabeza descubro que tengo un grillete en ese brazo. Muevo el otro, ese sí lo tengo libre. Intento quitármelo pero no puedo.

El ruido de un martillo golpeando algo metálico me hace respingar.

La luz del orificio que vi antes es lo único que enfoco. Una especie de cadena cayendo me hace girar a todos lados, no obstante, no tiene un origen con tanto eco. La luz comienza a extinguirse hasta que las cadenas terminan de caer, una cerradura cede y la puerta se abre cegando mis ojos por el golpe de luz blanca que se esparce hasta mi sitio.

Un taconeo de zapatos de hombre me hace abrirlos ojos, cada vez más cerca, cada vez más fuertes, deteniéndose justo frente a mí.

__ Nombre. - dice. La confusión es clara en mi rostro. - Nombre.

__ Sofía. - digo en automático. Cubriendo mi rostro de la luz para ver entre mis dedos el fondo, una habitación con utensilios médicos, como si fuera una sala de hospital.

__ Shadow, ese es tu nombre. - declara apuntando algo en el tablero que carga.

__ Soy Sofía.

__ Shadow. Grábalo bien, Shadow. - niego en respuesta.

Se retira. Dejándome en la oscuridad cegadora de nuevo.

Me abrazo a mis rodillas, todo me da vueltas hasta que del grillete que aprisiona mi mano, una aguja sale disparada robándome un quejido al soltar un líquido que arde por todo mi brazo. Aprieto mis dientes al sentir que se convierte en una quemadura intensa, la cabeza me va a explotar, los mareos son más intensos y la garganta se me cierra impidiendo el paso del aire hasta que me desplomo en el suelo.

*****

Pierdo la noción del tiempo, no sé cuánto ha pasado cuando despierto, pero la misma habitación me recibe. Levanto la mano para incorporarme, tengo algo aprisionando mi tobillo.

Duele mucho.

Palpo hasta dar con lo que descubro es un grillete, intento meter los dedos entre el metal y mi pie para tratar de liberarme, sin embargo, hay una especie de clavos que impiden lo haga.

Unas cadenas caen, algo se mueve en el fondo que me eriza la piel. Un martillo se estrella contra un objeto de hierro, huele a sangre. Mi cabeza me lleva a un lugar que no comprendo, donde hay una niña tocando diversos cartuchos en una mesa, mientras un hombre la observa y explica las características de cada uno.

<<__ Por sus componentes debes reconocer todo estos. - me dice tomando uno más pequeño. - Por sus proyectiles. Si son de vaina totalmente metálica o parcialmente. - deja ese y toma otro para ponerlo en un rifle que sostiene en lo alto. - Con iniciador de persecución, eléctrico o de fricción.

__ Con base simple o doble base. - me ve con orgullo al recordarlo.

__ Este te va a servir. Pólvora negra. Todos la ven inútil, pero con unos pequeños ajustes sirve. Solo puedes usarla una vez, pero aprovecha esa vez. - ordena entregando el rifle en mis manos. - Hazme sentir orgullo, solo por quien eres. Por el apellido que cargas y la sangre que llena tus venas.

Asiento en su dirección.

__ Repite tu nombre. Que se grabe en la cabeza de todos para que si te enfrentan sea lo último que escuchen y lo primero que le digan al diablo al llegar al infierno.

__Yo soy...>>

La puerta se abre, la luz me obliga a cubrir mi cara al ser tan intensa. La voz no la encuentro más que para mascullar por lo bajo una maldición. Un par de botas están frente a mí, levanto la vista siendo un tipo vestido de negro, quien sostiene un tablero.

__ Nombre. - exclama con voz seca.

__ Yo soy... - miro al piso, mis pies están descalzos, pero no me enfoco en eso si no en buscar mi nombre entre mis recuerdos.

__ Nombre. - vuelve a pedir. Puedo oír como la bola del lápiz se arrastra en la hoja esparciendo su tinta, aunque sin resultado alguno. Una letra se hace presente, un instinto a responder sale. - Nombre.

__ So...

__ Shadow. - vuelve a decir. - Shadow. Tu nombre es Shadow porque solo eres una sombra, sin identidad.

__ ¿Shadow? - camina de regreso, quiero ponerme de pie. Recibiendo una descarga al hacer el esfuerzo. Agua cae de todos lados. En mi pie se clavan varias agujas y grito, agrietando mi garganta en el proceso.

Caigo al piso. Todo me da vueltas. Me quiero quitar el grillete y otra descarga me reduce a resistencia solamente. Comienzo a sudar, quiero agua, pero la que sale de todos lados es la única opción por lo cual junto mis manos para tomar un poco y beberla.

Sabe horrible, adormece mi lengua, pone a temblar mi pecho y cuando no puedo respirar trato de vomitarla. Nada funciona cayendo en un profundo sueño.

*****

Una habitación totalmente blanca es lo que veo cuando abro los ojos. Me froto la cara para acostumbrarme a ello, notando un vendaje en mis muñecas, los tobillos igual y en el abdomen tengo algo similar estando solo con ropa deportiva que cubre solo mis senos y la parte baja con un pantalón elástico adherido a mi cuerpo.

Con las uñas quiero quitarlo, arranco las pequeñas garras con tela que se desprende para retirar el resto de tela que cae al piso, dejándome ver una herida con suturas.

¿Que me pasó?

Duele al presionar cerca. Mis manos tiemblan al no saber que ocurrió, las lagrimas nublan mis ojos, retirando las demás vendas hasta que mis muñecas quedan libres al igual que los tobillos con marcas de haber estado amarrada.

El lugar donde estoy se sacude, vibra y un sonido ensordecedor llena todo el sitio dándole paso a una luz roja que parpadea, junto a una alarma que avisa de fallas.

Veo la puerta, me dirijo a esta y golpeo para que me oigan. Sorprendentemente estás se abren dejándome en un pasillo extenso, vacío y sin más puertas que abrir como si hubiese sido preparado solo para mí.

Impactos fuertes se escuchan. Todo se sacude de nuevo y es mucho más fuerte. Tengo que correr, pero no tengo idea hacia a donde.

Camino con cautela, mis pasos no los percibo ni yo, dirigiéndome a donde me lleva la extensión. Hay otra puerta, muevo la perilla y cede. Comienzo a correr porque no entiendo qué pasa y quiero salir a como dé lugar.

Salgo afuera, quedándome fría al sentir el viento golpear mi cara y detener mi huida al verme en...un barco de carga.

¿Como llegué aquí?

Es mi primera pregunta. Pero todo queda en segundo plano al ver a gente peleando, todos disparandose entre ellos.

__ Linda, ven aquí. - me giro a la defensiva. Una mujer está de pie en el umbral de la puerta por donde salí. - No estás en peligro. Ven.

No parece una mujer peligrosa, tiene un habito puesto y arrugas por toda la cara. Siento que la conozco, pero no recuerdo de dónde.

Los destellos continúan y le suma peligro al verse un helicóptero que derriba todo lo que haya en pie.

__ Ven, no te voy a hacer daño, ellos sí. Ya suficiente has perdido. Te vamos a proteger. - continúa avanzando hasta mí.

__ No se acerque. - la cabeza me duele, una luz me cega viendo a un niño comiendo frente a mí. - ¡No se acerque!

__ Estás bien. Toma esto. - saca dos pastillas de un bote oscuro y las extiende. Niego aún con el martillo golpeando mis sienes. - Linda.

Antes que pueda tocarme, la rodeo con los brazos en el cuello. Cerrándole el paso del aire. Todo es desconocido, ella es desconocida. Yo no tengo idea de qué hago aquí y todo me parece peligroso. Sin entender porqué.

__ No puedo...

Aprieto más fuerte, saca una navaja de su hábito con el cual quiere cortarme. Pero no logra nada, cuando se la arrebato seccionando su garganta.

La dejo caer y corro lejos del cuerpo.

En los bordes del barco puedo ver qué es de gran altura. La suficiente como para matarme si me lanzo por la velocidad que llevamos.

__ ¡Shadow! - me hablan desde atrás. La cabeza duele de peor manera, me giro sin verla ya que no puedo dejar de presionar cuando una arcada me toma. - Shadow, soy yo. Elisa. Me conoces. Somos amigas.

__ Elisa. - repito. Una y otra vez sin saber de quién se trata hasta que otro destello me rompe al lanzarme al suelo sin dejar de apuntar.

<< __ No te dejaré sola.

__ Elisa, te prometo que saldré luego de tí.>>

Grito debido al dolor. Las aspas me alertan de donde estoy. No puedo ni pensar.

__ ¿Me recuerdas? - repite esa voz desconocida. No es quien dice ser. No es la misma voz y al verla no es la mujer en mi mente. - Soy Elisa. - repite. Pero no se parece en nada a quien tengo en los recuerdos.

Quiere venir por mí en tanto todo mundo se está matando a unos metros.

__ ¡Sofía, ven aquí! - me gritan, una voz llena de ferocidad, ronca y furiosa.

__ Él quiere...

Antes que termine de hablar el hombre que salta del helicóptero la derriba con dos balazos en la frente. Cae sin vida, al segundo siguiente estoy frente al tipo que me hace ver hacia arriba. Sin saber quién es, pero parece saber quien soy porque la añoranza en sus ojos me centra en esa mirada llena de oscuridad y no es el color si no lo que se siente al tenerla sobre mí.

Su rostro está tenso, pero se suaviza al dar otro paso. Sus labios me invitan a besarlo. Quiero hacerlo. Mis manos quieren tocarlo y en el tórax tengo una inmensa explosión con solo la oleada del aroma que emana de su piel.

Paso saliva. Este levanta la mano y dejó que me toque. Una descarga me avasalla. Se siente bien. Una emoción que no sé de dónde sale, pero me gusta.

__ Al fin te encontré, wifey.

Esposa. Me dijo esposa. ¿Tengo esposo?

Su boca se acerca a la mía, su aliento me quema cuando reclama mi boca. No sé quién sea, pero el latigazo que surge en mi espalda, llena el vacío que sentí al despertar. Me suelta, detallandome con extrañeza. Una pregunta me asalta.

__ ¿Quien es usted? - cuestiono viendo el colgante en su cuello. Un cuarzo gris.

Se aleja, mira el enfrentamiento que hay volviéndose tenso.

__ No estoy para tus juegos. Si me estás mintiendo te voy a azotar el culo, y si no también por no hacerme caso. - ruge, su hombro es lo que recibo en mi estómago para llevarme con él como si fuera una muñeca a la cual carga. Sé que tengo que alejarme de él, algo dentro de mí lo grita, no obstante, me quedo inmóvil cuando me pone un cinturón a la fuerza.

Toma el mando del helicóptero y me pierdo en verlo como lanza un explosivo al barco, estallando en una de las esquinas en tanto nos alejamos.





El miércoles tendrán el capítulo siguiente. <3

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