( ¿¡Donde diablos estabas?! )
❝ AKASHA ❞
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DESPUÉS DE ESE ENCUENTRO CON LOS SOLDADOS, se fueron junto la medicina para ir a la base con los demás. Hasta que en un rato después de darse una ducha, se encontró con gotas de sangre en el suelo que la llevaban al laboratorio de su madre.
—¿Pero qué demonios...?
Stella aún en toalla, preparó su arma quitándole el seguro para atacar en cualquier momento. Hasta que vio a una mujer sentada en su silla dándole la espalda mientras se curaba.
—Deja de apuntarme, Odette.
—¿¡Donde demonios estabas, Akasha?! ¿Sabes lo preocupada que estaba? Lo mucho que me ha dicho FEDRA que está haciendo las luciérnagas.
—Lo se y lo siento, estaba afuera de la ciudad. Me necesitaban y no pude avisarte.
—Si, no me di cuenta. Carajo, ¿ni por la radio? ¿Marlene?
—Ella está lo suficientemente ocupada para poder decírtelo.
—Si, poniendo bombas por la ciudad. Eso es estar ocupada, ¿No crees? Akasha, esto no era la visión que te había dado. Esto te va a terminar matando.
—Tranquila, en serio. Acabo de llegar, miras que estoy herida y solo te preocupas donde estaba.
Stella sin más, se acercó a su prima examinando la herida. Le habían disparado pero solo fue un roce. Sacando algodón y telas, se limitó a limpiar la herida y vendarla.
—Ahora si, ¿me quieres decir qué pasó en todo este tiempo?
—Fui a casa... Marlene creyó que podría ser un buen lugar si estaba abandonado, ya sabes. El sector es bueno para crecer y poder tener un lugar seguro al yo conocer el lugar. Pero no fui sola, regrese con una niña.
—¿Ahora niños se unen a las luciérnagas? —Preguntó escéptica.
—Se llama Riley pero ella regresó hace una semana por órdenes directas de la jefa. —Suspira—. Estaba vacío, esos locos o se mataron o se convirtieron.
—¿Como es posible? Eran muchos. Una comunidad entera...
—No lo se, solo se que... Marlene quiere que sea la lider del lugar mientras más gente empieza a llegar.
—No, no... ¿Te iras de Boston? —Negó, levantándose de su lugar y verla.
—Te quería pedir... Si querías irte conmigo, tendremos nuestro hogar. Un lugar con nuestras propias reglas, sin locos.
—Pero... ¿Que pasará aquí? Con las luciérnagas.
—Nos iremos de aquí, no tiene salvación. La gente muere de hambre, pronto se revelarán y no quedará nada de aquí. Además, nada te ata a este lugar. Empezaremos de cero, podrás cosechar tus semillas. Como Billy y Frank con su hija.
—¿Que me dice que las luciérnagas no son otra farsa? Marlene... Ella mandó a destruir un edificio con gente inocente.
—No fue por mi, me conoces. Sabes cómo soy y no dejaría que nadie haga algo así.
—Te tomare la palabra... Pero a la mínima que hagan algo estupido, me iré.
—Me parece válido. —Ambas sonríen pero la mayor se retuerce adolorida.
No solo por estar cansada, si no también la herida que le habían hecho antes de llegar al lugar.
—Hoy debo ir al centro comercial.
—¿El que está curiosamente lleno de infectados? ¿En serio, Grace? ¿Acaso Marlene quiere matarte?
—Debo asegurarme que Riley esté bien, por eso mismo me regrese. Yo soy la encargada de ella... Solo sigo órdenes.
—Me parece una locura, todos saben que nadie debe entrar ahí. Pero iré contigo, no quiero que termines infectada.
—En ese caso, déjame descansar y nos vamos para allá.
—Tendrá que ser en la madrugada, los de FEDRA andan muy ansiosos. Supongo que será si Marlene pondrá otro coche bomba. Andan en todas partes.
—Está bien, dormiré como un tronco entonces. —Como pudo se levantó, yendo hasta la castaña—. Gracias por ayudar, en serio.
Stella llevó sus manos a los hombros de su prima para ayudarla a caminar hasta su antigua habitación. No es que estuviera por morirse, pero debía descansar y retomar fuerzas si querían ir a ese lugar. Donde seguramente tendrían que correr por sus vidas si eran necesarios.
—Eres mi familia, Akasha, haría lo que fuera por ti. —Con cuidado la recostó en su cama.
Al parecer tendría otras cosas más por hacer.
Primer paso, iría con Marlene a dejar las cosas claras con la líder de las luciérnagas. Si tanto querían irse como tanto decía su prima perfectamente podrían hacerlo en silencio. Segundo, tendría que ponerse en contactos con sus administradores para decirles sobre el traslado. Además de tener que mover y llevarse todo lo necesario. Incluso si el laboratorio fuera móvil, se lo llevaría sin dudar.
Si eso significaba tener que hacer varios viajes con tal de llevarse sus cosas, lo haría. Años de investigación, libros de medicina y sus instrumentos. Todo valía para ella, incluso sus cómics.
Al ver que su prima estaba profundamente dormida y ya ella estar cambiada y lista, preparo algunas cosas para salir a la ciudad.
No es que tuvieran una preferencia con ella, en ciertas cosas si. Pero lo que estaba por hacer incluso era mucho más para ella, le darían un castigo como los muchos otros que lo han intentado. Además que todas las luciérnagas estaban regadas por la ciudad para no ser atrapados juntos pero Stella estaba segura de donde podría estar la líder.
—Maldición...
Examinó la calle y estaba seguro, acercándose más al punto de partida. Tenía dls opciones, irse por el edificio y llegar hasta el techo para poder saltar de edificio a edificio, o podría irse por las alcantarillas.
La primera opción era el camino más peligroso por tener que estar saltando o usar una tabla para cruzar. Pero era el más seguro para que ningún guardia te mirara.
—Me lleva la mierda. —No tenía otra opción.
Corrió hasta el otro lado de la calle entrando al edificio gracias a un hueco.
Encendió su linterna y comenzó a caminar hasta las escaleras. Tendría que subir mucho si quería ese camino. Así que no había vuelta atrás.
Eran veinte pisos.
Hasta que llegó al piso diecisiete y es que conforme se acercaba podía escuchar unas voces, reconociendo de inmediato que estaban peleando. En su mano tenía su linterna junto pistola en mano, no quería un encuentro pero no podía fiarse de ellos, no después de lo qué pasó.
Podía escuchar que eran sobre unas armas, interesándole.
Con cuidado caminaba para no ser detectada y el camino no es que ayudará mucho. Joel había puesto pedazos de vidrio en el lugar. Fue cuando ellos salieron de la habitación, topándose con la ojiazul que los miraba con su mayor actuación: fingir que no sabía nada.
—¿Que haces aquí?
—Podría decir lo mismo de ustedes dos. —Contraatacó.
Y es que no podía evitar contestarles borde, o estallar en alguna pelea física que algún día llegaría.
Joel la miro de arriba a abajo. Traía un pantalón ajustado, una blusa de líneas junto con una chaqueta roja, su pelo estaba amarrado en una coleta alta a pesar de su pelo corto, ya había crecido demasiado.
Tess lo había notado, escupiendo hacia un lado de la chica.
—Bueno, nadie de aquí vio nada. Que cada quien siga su camino. —Todos asintieron, ya que a ninguno le ayudaba que los de FEDRA supieran que estaban en ese lugar.
Cerrarían el edificio y no podrían moverse como lo hacen con sus suministros.
Stella les dio paso pero estos negaron, dándole espacio para que pudiera pasar y seguir subiendo. Siendo seguido por la mirada de Joel en silencio al perder de vista a la ojiazul pero ella ni siquiera volteó a verlo de reojo.
Todos en Boston sabían que había sucedido algo entre ellos, habían salido los tres pero solo regresaron dos: Joel y Tess, que poco a poco todos pensaron que la mujer que tanto les había ayudado ya estaba muerta. Poco a poco estaban tanteando registrar su laboratorio y poder llevarse sus cosas pero lo que nunca se imaginaron.
Fue verla renacer entre los muertos.
Venía caminando en medio del desierto, estaba exhausta, su pelo estaba desgastado y estaba irreconocible.
Todos temiendo lo peor pero aún así sin perder la esperanza, abrieron las grandes puertas dejándola pasar. Todos en el sector no podía creer lo que estaban viendo, Stella había regresado después de una semana de la pareja que decían que estaba muerta. Rápidamente fue llevada a la base para registrarla para hacerle una prueba además de pedirle que se desnudara para ver si no tenía ninguna mordedura.
Para milagro o desgracia, estaba sana.
—Mierda Marlene, espero que estes ahí. —Susurro Stella mientras se recuperaba de saltar.
Narra Stella
Poco a poco me estaba acercando, podía ver el edificio de las luciérnagas lo cual tuve que bajar de los escombros y llegar hasta las alcantarillas.
No sabía qué planeaban pero este era la ruta de Marlene, ventajas de tener a una prima que trabaja con ellos.
—Stella, ¿Que haces aquí? No deberías. —La ayudante de Marlene se puso en la puerta, negándome en paso.
—Debo hablar con Marlene, es urgente.
—Ella está muy ocupada en estos momentos. Vuelve más tarde.
—Escúchame, solo por que...
—¿Que sucede aquí? —Exclamó sorprendida la jefa quien me vio en su área de trabajo.
—Necesito hablar contigo, a solas. —Me acerqué a esta, chocando con el hombro de la chica de antes.
—Claro, vamos a mi cuarto.
Seguí sus pasos, viendo en las paredes mapas de Boston y lugares marcados con círculos rojos: los ataques bombas de las luciérnagas. El cual los terminaría matando, no por FEDRA o los soldados, serían los mimos civiles.
—¿Querías hablar conmigo? Habla, tengo cosas que hacer en estos momentos.
—Akasha. —Afirme, cruzándome de brazos viendo hacia la ventana.
—¿Que sucede con ella?
—Esto, lo que estás haciendo la terminara matando tarde o temprano Marlene. Ese sueño tuyo, la visión de una nueva vida. ¿Esto es lo que querías hace seis años atrás? ¿Matando a familias? ¿Mandándola a Pensilvania?
—Pensilvania, donde justamente tú viviste existían los rumores que ya no existía esa comunidad.
—¿Y a mi que carajos me importa eso? Estas arriesgando su vida. ¿Y el jodido centro comercial?
—Sabía que era mala idea.
—¿Eso crees? Marlene, iré con Akasha a hacer esta locura solo por ella. No por ti o tus luciérnagas. De ser la maldita Robin Hood te volviste en una asesina a sangre fría. ¿La base en Pensilvania?
—Nunca digo mentiras, Stella. Y con lo de Akasha, nunca le haría hacer cosas que no sería capaz de hacer. Ella es mayor que tú. —Suspira, llevando sus manos a su rostro cansada.
—¿Eso alguna vez la ha detenido alguna vez? Carajo Marlene, como si no la conocieras.
—Sobre el centro comercial es cierto pero tengo fuentes muy confiables que todo está bajo control. Los de FEDRA nos ha engañado con ese lugar. Está a salvo.
Guarde silencio, mordiéndome el labio. No estaba segura de la situación. Lo único que podía hacer era ver hacia la ventana y como justamente el centro comercial tenía sus luces encendidas. Volteando a ver hacia la jefa que también estaba viendo.
—¿Por que no me avisaste de que estaba allá todas estas semanas?
—Lo siento, tengo una revolución que terminar. No he tenido tiempo ni de procesar mis pensamientos.
Negué, dejando caer mis brazos rendidos y acercarme a su radio.
—¿Puedo? —Está lo pensó, confundida—. Necesito decirle a Akasha que estoy aquí, que nos juntemos en la vieja fábrica.
—Claro, hazlo.
Sincronice las frecuencias y poder así comunicarme a mi base con código morse, que dentro de unos minutos fueron respondidos.
—Oficialmente eres una luciérnaga.
—Como dije y vuelvo a repetir: hago esto por ella, no por ti. —Recalque nuevamente, tomando mis cosas.
Era otro viaje tener que llegar a ese maldito lugar.
—Nos estaremos viendo, Parker.
꒰ 🦠 ꒱
Narra Narradora
Stella estaba en la fábrica sentada esperando paciente, había tardado en llegar pero no habían señales todavía de su prima que seguramente era por su herida.
Se limitó a examinar el viejo comercial con sus bellas luces iluminando las calles.
Recordando sus viejos tiempos de niña entrando a la adolescencia junto sus primas, siendo su lugar favorito los centros comerciales por la ropa y todo lo que tuviera en el. Los cines, la comida, todo era fantástico para adolescentes que les quedaba cerca uno.
—¿Acaso teniendo un deja vu? —Está se levantó de su lugar, dándose la vuelta y encontrar a su prima.
—Eran buenos tiempos, antes del infierno. —Guardó silencio, metiendo sus manos en sus bolsillos—. ¿Estás lista?
—Nací lista para todo.
Sin más la mayor se adelantó, se conocía el camino gracias a las indicaciones que la misma Riley le había dado. Lo cual se hizo raro ver todo el centro comercial con luces cuando lo que menos que querían era que FEDRA se diera cuenta.
—Esa niña estará en serios problemas. —Exclamó molesta mientras abría la puerta trasera.
—¿Que hace una niña encerrada en este lugar?
Akasha dudo, no quería que Stella se preocupara más y la abandonara.
—Marlene quiere trasladarse aquí, todos están detrás de ella y nadie entraría aquí por estar "infectado"
—Tiene sentido.
El camino fue en silencio, solo se podía escuchar la canción del carrusel junto con los juegos. Nada fuera de lo normal pero ningún rastro de la chica.
—¿Ella sabe que estás aquí, no?
—No, bueno, supongo que Marlene le habrá dicho. No creo que esté haciendo algo.
—Si encendió todo el lugar, supongo que es todo lo contrario. —Ambas ríen, entrando a una tienda de ropa interior.
—¿Acaso quieres impresionar a esos soldados? —La castaña guardó silencio, avergonzada.
—¿Que insinúas?
—Por favor, vi como esos oficiales salieron del laboratorio.
—No tiene nada malo tener distracciones, es terapéutico y... Son posibles clientes.
—¿Como que "posibles"?
—Son clientes de Tess. —Akasha miró a su prima, sin saber que responder.
Aún era doloroso para su prima recordar cómo uno persona que consideraba un mejor amigo, la traicionaba.
—Como te decía... —Fue cuando escucharon a alguien gritar.
—Riley.
Ambas salieron corriendo, topándose con una puerta que no las dejaba pasar.
—¡Riley! ¡Te vamos a ayudar! —Golpeaban la puerta, haciendo fuerza.
Hasta que escucharon un disparo.
Después de unos minutos, lograron abrir la puerta encontrándose con un chasqueador muerto junto con dos chicas. Sangre fresca había en el suelo junto con la chica que había visto antes llorando en el suelo.
—Dios mío, Riley... —La luciérnaga se tiro al suelo sin creer lo que había pasado.
—¿Estás bien? —Preguntó Stella a la chica que no podía creer lo que había sucedido.
—Yo la mate... No, yo no...
Riley infectada aún con un disparo se arrastró hacia ellas, Akasha sin saber que hacer solo se alejaba, sin más remedio Stella le dio un tiro en la cabeza, matándola al instante.
—Escúchame, te sacaremos de aquí. —La tomó de los hombros, dándole una cachetada.
Ellie la vio sin saber que hacer, abrazándola descontrolada mente mientras lloraba.
—Está infectada.