Como un huracán (Vashwood Fan...

By AustraliaSR

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Aquel ángel cayo en la tierra, lamentablemente tuvo que corromperse para poder sobrevivir. Nicolas d Wolfwoo... More

Introducción
Capitulo 1 - Ángel o demonio
Capítulo 3 - huyendo juntos
Lista de Fanfic (⁠◠⁠‿⁠・⁠)⁠-⁠☆
Escenas favoritas del manga
Escenas favoritas del manga 2
Escenas favoritas del manga 3
Escenas favoritas del manga 4
Escenas favoritas del manga 5
Escenas favoritas del manga 6
Escenas favoritas del manga 7
Escenas favoritas del manga 8
✨ Aviso ✨
Capítulo 1 - Reencarnación
Capítulo 2 - las flores huelen como el
Capítulo 3 - Al fin juntos
Un final diferente.

Capítulo 2 - ¿También soñaste con un desierto?

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By AustraliaSR

Segundo capitulo :D 

Ay dios, nunca he escrito algo +18 así que espero les guste :3

***

Habían pasado una semana, la presencia de esa tal Erik, si es que en realidad así se llamaba, simplemente le incomodaba así que fingió una enfermedad para faltar al trabajo, sabía que estaba arriesgando su puesto, pero su salud mental era primero.

Estaba en un bar bebiendo junto a dos amigas, las más alta Milly ya estaba borracha y su cabeza descansaba sobre la mesa mientras balbuceaba incongruencia, Nicolás solo podía verla y reírse de ella, era una chica un tanto distraída, pero aún así la quería, después de todo se había acostado con ella una vez, aunque su relación no llego a más nada que solo ser amigos. A su derecha con una mirada preocupada, estaba Meryl, una chica bajita y de pelo negro mejor amiga de Milly. Era agradable, aunque por momentos, ya que Nicolás pensaba que era alguien intensa, siempre alardeaba de que se convertiría en una gran periodista, sin embargo actualmente trabajaba junto a Milly en una empresa de seguros.

—¡Es un dolor de cabeza, está mañana llego un idiota adinerado a reclamar por su seguro, porque al parecer su avión se ensució un poco al aterrizar! ¡Ojalá se le hubiera destrozado al muy hijo de puto, así si tendría motivos para reclamar! ¡Oye! ¡Wolfwood! — chasqueó los dedos para captar su atención — ¡Te estoy aburriendo!

—¡Más bien irritando! — respondió bebiendo lo último que quedaba de su cerveza, hizo una mueca al ver la botella vacía.

—¡Estas más amargado de lo usual! ¡A Milly aún le pareces atractivo, tengan sexo para que te relajes! — La sugerencia de Meryl hizo que se atragantara. La miro con enojo, ella solo se rio —¡Ya, ya, cálmate! ¡Jajaja solo bromeaba! ¿Por qué te ofendes?  ¡Estoy pensando que te has vuelto gei! — está ves su rostro se puso rojo, Meryl abrió sus ojos pasmada —¡Espera enser...!

—¡MERYL! — Grito su nombre interrumpiendo — ¡Dime tienes alguna información sobre Livio si o no! — dijo tratando de desviar la conversación. La chica lo miro con una ceja levantada, eran tan fácil de leer, pero no siguió fastidiando, después de todo le interesaba más decir lo que había investigado.

Al final esa era la razón por la que se juntaba aún con aquel hombre, ella quería descubrir una noticia digna de ser periodista, y el sabía todo sobre aquella organización criminal que ni la policía había logrado atrapar.

—¡Si la tengo! — soltó mostrando una foto a escondidas en su teléfono — ¡Según mis fuentes lo mandaron tras un chico! — al decir eso Nicolás apretó los puño con rabia, sabia lo que significaba — ¡Pero según lo que oí, su objetivo es muy peligroso, le pateo el trasero y lo desapareció!

—¡Eso no es posible, Livio! ¡El...! — la voz se le fue por el miedo de imaginar lo peor.

Deseaba poder hacer algo, rescatarlo, aunque Meryl era buena buscando información, no era suficiente para saber donde estaba, esa chica tampoco podía hacer magia. Las imágenes que tomo eran borrosas, pero vio una que llamó su atención, una donde salía Livio tirado en el suelo sangrando, el corazón le dolió al verlo, pero se concentró en la persona que salía en la esquiva, estaba borroso, pero había algo familiar, esos ojos, brillantes y azules.

«¡Que mierda!» se sacudió alarmado, talvez solo estaba imaginando cosas, después de todo no podía ser...

—¡Erick hola! — saludo el cantinero.

Aquel nombre lo hizo paralizar.

—¡Oye estás bien Wolfwood, te ves pálido! — pregunto Meryl preocupado al verlo tan quieto y aterrado.

El volteo hacia atrás rápido, efectivamente hay estaba, aquel chico rubio, pero están ves su corazón no se aceleraba por atracción, si no por ansiedad, rabia y miedo.

Sin pensarlo camino hasta el y lo abordo.

—¿Dime donde está? — amenazó sujetándolo por la camisa. El chico lo miro nervioso, movia sus manos asustado tratando de calmarlo, era solo un poco más alto que el, pero en los brazos de Nicolás se sentía pequeño y débil.

Se dio cuanta de lo que estaba haciendo, lo soltó súbitamente y se alejo avergonzado.

« ¿Diablos, porque hice eso? » pensó, se había dejado llevar, solo había sido una confusión. Si miraba sus ojos, podía ver una mirada pacifica y tierna, un azul tan claro como el cielo.

—¡Nico me asustaste! — dijo burlón el chico rodeando su largo brazo al rededor de su cuellos y juntando sus cuerpos — ¡Debes estar muy ebrio, no que estabas enfermo, que haces aquí! — hablaba muy alegre, sin embargo Nicolás no podía moverse, estaba avergonzado, miraba hacia el suelo deseando desaparecer. 

—¡El es tu amigo Erick! — hablo el cantinero, captando la atención de ambos — ¡Trabajamos juntos! — dijo orgulloso.

—¡Ya suéltame! — se sacudió.

—¿Jajaja parece agradable? — comento muy sarcástico, volviendo a su trabajo. Tomo dos bebidas y las sirvió.

El chico rubio lo acepto si preguntar que era, simplemente se lo tomó hasta el fondo, Nicolás dudo, lo olio, era muy desconfiado, no conocía al cantinero, pero sentía algo de confianza al ver aquel chico, cruzo sus dedos y tomo, era fuerte, pero no era tan malo.

—¿Y que haces aquí? — pregunto lanzándole una mirada fría.

El rubio volteo a verlo con una sonrisa.

— ¡Vine para ayudar!

—¿Ayudar?

—¡Si Erick se ofreció a reparar la nevera! — comento el cantinero secando un baso.

—¡No sabía que fueras plomero!

—¡Soy bueno reparando cosas! — dijo entre risas, ahí iba de nuevo, llevándose la mano detrás de la cabeza y rascando su cuellos. Esa una acción tonta, pero no podía dejar de pensar que era tierno de cierta forma.

—¡Siempre andas ayudando a todos! — comento el cantinero llenando denuevo sus vasos, Nicolás volteo a verlo — ¡Cuando lo conocí estaba ayudando a un chico a salir de una pelea con unos bravucones!

—¡Les distes una lección pelos necios! — asumió Nicolás bebiendo lentamente, el rubio lo miro riendo mientras bebía avergonzado

—¡No en realidad! — confesó.

—¡Termino haciendo que todos se sentarán y conversarán de sus diferentes, puedes creerlo! — se quejó el cantinero mirando al rubio como la personas más tonta del mundo, a lo que Nicolás coincidió ya que también le dedicó una mirada asombrada.

—¿Y te funcionó?

—¡No del todo! — admitió, pero parecía orgulloso por haberlo intentado.

—¡Tsk, pacifista loco, terminaste con un ojo morado por culpa de un extraño! — el cantinero regaño rellenando su vaso.

El chico solo rio. Nada parecía molestarlo.

—¡Oye, si no hubiera sido yo, había sido aquel chico que terminara golpeado!

«¡Diablos que idiota!» pensó Nicolás alarmado de su falta de preocupación por si mismo, estaba bien el sacrificarse por alguien que le se tenía aprecio, ese era su caso con livio, pero no entendía porque hacerlo por un completo desconocido.  «¡Este chico es muy raro, está lleno de sorpresas!» pensó bebiendo su trago.

Al principio estaba incómodo, pero entre hablar y beber termino pasando un buen rato, la noche se fue rápido al igual que su sobriedad. El era muy cerrado a expresar sus sentimientos, pero debió al alcohol empezó a hablar de cosas más personales, sentía que podía ser honesto con aquel rubio, era amable y le daba un aire de confianza y calma que nunca había experimentado.

—Sabes pelos de aguja — dijo tocando su cabello rubio tambaleándose — ¡Últimamente me persigue un sueño! ¡Estoy vagando sin rumbo en un desierto y sobre mi espalda cargo una cruz! — abrió sus brazos dando un ejemplo del tamaño, pero terminó botando parte de su bebida — ¡Es tan grande y pesada, pero no puedo soltarla, es como si fuera el símbolo de mis pecado, debo recorrer ese lugar horrible, sufriendo, pagando por crímenes terribles que el mundo me a obligado a cometer! — comento con la voz arrastrada por el peso del alcohol, sus ojos miraban triste hacia bajo y apretaba el baso con rabia.

—!WOO QUE MELANCÓLICO! — aquel grito y el falso lloriqueo rompió la seriedad del momento — ¿Cómo un forajido de novela vaquera? — comparó, Nicolás lo miro enojado — ¡Yo soñé una ves que era un vaquero! ¡Si, uno genial con abrigo rojo que se movía con el viento, tenia un arma y un brazo robótico! !oh y alas! jAJAJAJA! ¡Alas que detenían balas! — se movían imitando el movimiento con sus brazos, sin duda estaba muy borracho, su risa estruendosa llamo la atención de todos en el bar.

Nicolás apretó aún más su baso irritado, quería golpear y destrozarle esos lentes naranjas ridículos que bailaban sobre su cara, lanzó su puño, pero el lo esquivo, muy ágilmente para alguien que ya estaba alcoholizado.

—!Pero sabes, también había un desierto! —su voz se volvió suave de repente, Nicola solo miro fijamente volviendo a su puesto curioso de su cambio de actitud, aquel chico sujetaba su baso y comentaba con una sonrisa, sin embargo había una gran melancolía en sus ojos —¡En aquel mundo todo estaba seco, incluso los corazones de la gente! ¡Un mundo de guerra y odio! !No entiendo porque las personas no perdonan, la violencia solo atrae violencia! — reflexionó perdiendo su mirada hacia el techo — ¡Es mejor ayudar antes que causar mas daño o bueno eso es lo que pienso, no es fácil, la gente se cierra y lástima! ¡Temo que este mundo, termine como el de mis sueños!

La forma en la que hablaba, como si en realidad hubiera vivido aquella experiencia, el eco de aquel desierto se filtraba atreves de sus ojos caído, el dolor, el sufrimiento, pero aun así mantenía una sonrisa, una leve, pero con matices de esperanzas, que decían que el aún creía y esperaba que cambiaran, su fe era tan grande, su deseo de creer en las personas, en la humanidad, era muy irreal, demasiada amabilidad para un simple humano, sin duda Nicolás pensaba que estaba frente a un ángel.

Su broma del sueño con las alas no parecían tan irreal en ese momento, podía imaginarlo perfectamente, justo como un ser celestial que había venido a la tierra a traer paz. Su corazon se acelero frenéticamente, los nervios se apoderaron de su mente, tomo de golpe el trago que le quedaba, una subida de calor lo golpeo en todo el cuerpo, no fue buena idea, había alcanzado su límite y ahora todo le daba vueltas.

Perdió tanto la razón de si mismo que termino jalándolo por aquel abrigo rojo que lo cubría y lo arrastro hasta la pista de baila para borrar esa mirada melancólica, aquel chico tenía mucha energía, su ánimo subió rápido, como si nunca hubieran bajado y termino envolviendo a Nicolás más de lo que esperaba, terminaron abrazados cantando y bailando sobre una mesa  mientras Meryl y Milly les gritaban.

—¡Oigan pero dennos un buen espectáculo, bésense! — grito la chica baja de pelo negro siento atrapada por Milly que también la alentaba.

Ellas en realidad estaban bromeando, pero Wolfwood ya no pensaba claramente, termino pasando su mano por su cabeza, sintiendo entre sus dedos su cabello rubio y liso, sujeto su cuello con fuerza y lo empujó hacia sus labios.

Lo beso con todo el fervor que se había estado acumulando en su cuerpo, era impactante la calidez que sintió con tan poca cosa, el rubio mantenía los labios cerrados, estaba paralizado, Nicolás no esperaba que el correspondiera a su beso de todos modos, sin embargo se sorprendió cuando sintió su lengua abrirse paso entre sus labios para enrollarse con la suya, un escalofrío le recorrió la espalda y se instaló en su entrepierna, se sentía tan apretado, acalorado, el rubio paseo sus manos por todo su cuerpo hasta sujetar sus caderas para juntase más, sus partes se rozaron. Nicolás no podía contenerse más, sentía que la ropa le molestaba, deseaba quitarle la camisa para acariciar su cuerpo desnudo. Sin embargo se vio detenido cuando intento levantar su camisa negra.

—¡No espera! — advirtió separándose del Nicolás. Había algo en su mirada, una preocupación que le causo curiosidad.

Nicolás no sabía si era porque escondía algo, o simplemente se había arrepentido, si era la segunda opción, entonces le molestaba ya que el no esperaba nada y aún asi aceptó su beso. Cómo podía arrepentirse después de haberlo incitado.

No logro reclamar, apenas dio un paso, el ruido de la puerta golpeando y una pistola disparando hizo a la gente gritar. Todo se volvió un caos.

—¡Maldito, te haré pagar!

De nuevo aquel hombre de pelo azul apareció, amenazaba apuntando a su cabeza, el rubio levantó los brazos temblando, intento dialogar, pero aquel hombre tenía una mirada desquiciada, Nicolás no era tan pacientes, pensaba que ese chico solo estaba buscando su muerte al actuar así, así que decidió defenderlo, pateo una botella que había en la mesa, golpeo al peli azul en el rostro distrayendolo, tomo por la chaqueta al rubio y lo bajo de la mesa.

Las balas volaron, Nicolás tenía el corazón en la garganta mientras saltaba detrás de la barra para protegerse.

—¡Mierda! ¡Meryl llama a la policía! — le grito a la chica que estaba oculta detrás de una mesa junto a Milly grabando la escena.

La chica asintió y marco.

—¡Oye pelos de aguja eres rápido!

—¿Que?

—¡Que si eres rápido corriendo mierda! ¡Saldremos de aquí así que sígueme! — ordeno gateando por lo bajo hasta acercarse a una mesa que estaba tirada cerca del bar.

Saltaron para protegerse de las balas, y corrieron usandolo como escudo.

—¡Baja el arma si no quiere que te deje un agujero en el rostro! — grito el cantinero apuntando a Legato con un rifle, miro a Erik con rabia — ¿Es conocido tuyo?

—¡Algo así! ¡Yo...! ¡Perdón! —dijo el rubio muy apenado, tomando la culpa de aquel asalto.

—¡Vete de aquí de una vez! — escupió apuntando hacia la puerta.

El rubio parecía que quería acercarse con la intención de para aquella pelea, pero Nicolás lo jalo por la camisa, no tenían tiempo para charlar, debían aprovechar aquella oportunidad.

Lo saco del lugar. Subió a su moto y condujo lo más rápido que pudo, por suerte no los siguieron, aún así se encerró en su casa con llave y saco un arma para estar preparado.

—¡Diablos tu si que atraes los problemas, deberías cambiarte el nombre a huracán humano! — reclamo caminando en círculos por la sala ansioso.

—¡Ya me lo han dicho! — comento riendo nervioso, Nicolás deseo golpearlo. No entendía cómo podía estar tan tranquilo después de aquel ataque.

—¡Enserio que me enojas, ya deja de actuar, me enferma ver esa falsa sonrisa! — grito alzando su puño.

El lo esquivo, Nicolás volvió a atacar desde otro ángulo, el lo volvió a esquivar, parecía un gusano, difícil de atrapar, comenzó a perseguirlo por todo el departamento, el le suplicaba que se calmara, pero eso solo lo hacía enojar más.

—¡Mierda defiéndete! — dijo sujetando por fin de su camisa.

Sus ojos se encontraron, estaban muy cerca, Se supone que estaba enojado, pero el recuerdo de aquel beso aún seguían latente en su mente, lo golpeó fuerte, sintió ese hormigueo subir por su entrepierna. No podía dejar ver esos labios, tenía la boca entre abierta jadeando por la corrida, su pecho subía y bajaba y un hilo de sudor corría por su frente, bajando por su cuello, deseaba hundir su rostro en ese espacio y morderlo, averiguar a que sabe y si era tan dulce como el aroma que desprendía.

¿Cómo pasó de pelear a esta situación?  no sabía, pero ya no podía detenerse.

Se movió sin pensar, lamió su cuello provocando que el rubio se pasmara, esta vez no dejaría que lo detuviera, sujeto sus manos y lo pegó contra la pared, el gimió, un sonido tan corto e imperceptible, pero fue tan provocador, Nicolás quería oír más, comenzó a pasar sus labios por su cuello, besándolo hasta llegar hasta su oreja y morder sus lóbulos, estaban calientes y rojas.

—¡Maldita sea pelos necios, me vuelves loco!

Bajo su mano y acaricio su entrepierna causando que espasmos atacarán su cuerpo. Gimió más fuerte.

—¡Te gusta eso eh!

Lo lanzo contra el mueble y se subió sobre el. Actuaba como el dominante, aunque por dentro no sabia que mierda estaba haciendo, nunca antes se había acostado con un hombre.

Aquel chico lo observa, ansioso, esperando que hiciera algo más que solo observar. El peso en su mirada hizo que se sonrojara y tragara saliva,  Sus ojos revolotean nerviosamente hacia abajo, mueve una de sus manos entre las piernas del rubio, clavándose en el punto de su entrepierna, podía ver que estaba excitado al igual que el.

Bajo sus pantalones, dejando libre su miembro, sus manos temblaron cuando lo sujeto y masajeó arriba y abajo.

—¡Ah Nico! ¡Espe-era! — Sus palabras se ahogaron , cerro los ojos con fuerza y apretó los dedos de los pies y las manos.

Nicolás sacó la lengua para lamerlo, solo fue un toque exploratorio, que fue recompensado con un gemido embriagador del hombre debajo de él.

la piel de Wolfwood estaba caliente por la fiebre, se quitó la camisa, sintiendo un hormigueo de vergüenza por la mirada de aquel chico, sus ojos azules brillaban con intensidad, contrastaba con el oscura de la habitación, tenía muchas ganas de despojarlo de sus ropas, pero de nuevo lo detuvo.

El rubio se sintió mal, la mirada de Nicolás era de tristeza, seguro pensaba que lo estaba rechazando, sin embargo no se traba de eso, abrió la boca para hablar, pero dudo y la cerro vacilando, cuando finalmente se las arregló para hablar, las palabras salieran temblorosas y agudas. Eran humillantemente.

—¡Si quiero hacerlo! — confeso.

—¡Que! — Nicolás lo miro fijamente.

—¡Quiero hacerlo, pero no me quites la camisa! — aclaró, su pálido rostro se había vuelto rojo de la vergüenza

— ¿Porque? ¿Te da pena tu cuerpo?

El silencio le respondió.

— ¿Qué tiene de malo? ¿Eres jodidamente hermoso?

«¡No puedo creer que eso haya salido de mi boca!» pensó tapando su rostro con una mano.

No era el único avergonzado, aquel chico estaba temblando. Se quitó la camisa para que el entendiera su preocupación. Nicolás quedó paralizado.

Cicatrices.

Muchas, por todo su cuerpo.

Como un ángel tan bello podía estar marcado así.

—¡Yo tuve una infancia un tanto caótica! — fue lo único que dijo.

Pero Nicolás podía entenderlo, sin embargo a diferencia de el, aquel chico aunque tenía la capacidad de defenderse, era del tipo que se dejaría golpear antes de lastimar. Esas cicatrices era por ayudar tanto a los demás. Por ser tan amable, por negarse a pelear.

—¡Realmente eres extraño! — murmuró apretando los puños de la impotencia, el rubio lo observó angustiado — ¡Yo no comprendo del todo tus ideales, pero es parte de ti, tu escogiste vivir así! ¡No veo porque avergonzarte! — dijo con fuerza mirándolo a los ojos, el chico se sorprendió — ¡A mi no me importa tus cicatrices! ¡Por lo menos las tuyas te las ganaste haciendo algo bueno, a diferencia de mi! ¡También tengo algunas pero solo son un recordatorio de mi horrible pasado! — confesó bajando la mirada con rabia.

Sintió la mano cálida del chico en su rostro, no se había dado cuenta pero estaba llorando. Eso lo avergonzó aún más.

—¡No digas esas cosas! ¡Tu eres una buena personas, lo veo en tus ojos!

Su intento por animarlo lo rompió aún más, Nicolás sujeto su mano y la besó.

—¡No, tu eres el bueno, como un ángel! — dijo admirando su rostro, incluso su mirada triste era hermosa.

—¡No solo soy un humano, al igual que tú! — admitió sonriendo forzadamente, Nicolás apretó su mano.

—¡Si es así entonces deja de esforzarte por los demás! — regaño acercándose aún más, el rubio se sobresalto — ¡Diablos yo soy el que quiere tratar de animarte, no al revés! — Dijo empujándolo de nuevo a la cama y besando una de sus cicatrices.

El rubio se estremeció.

—¡Espera!

—¡Cállate! ¡Deja que me preocupe por ti! ¡Deja que te adore y te cuide! 

El cerro sus ojos haciendo caso, su mundo entero se había reducido a la sensación de los labios de Nicolás sobre su cuerpo, desapareció sus inseguridades, estaba más que abrumado en este punto, sentía que estaba ardiendo, retorciéndose por lo mucho que lo necesitaba.

Nicolás, abandonó su pecho para agarrar su mandíbula y juntar sus labios, el aire entre ellos se volvió caliente y húmedo mientras se frotaban suavemente. Cada movimiento era deliciosamente cruel para Nicolás, delicioso por el placer que recorría su cuerpo, pero cruel porque no había algún agujero para meterlo. O eso pensó, su trasero se veía tentador. 

Levantó sus piernas pálidas y engancho una sobre su hombro, mientras metía un dedo en su agujero.

El rubio soltó un gemido ahogado, más de dolor que de placer.

—¿Oye que haces? — pregunto con la voz ahogada.

—¡Una vez vi que así se hacía!

—¡Viste! ¡Ah! — gimió más duro cuando un segundo dedo entro.

—¡Si! ¡Mierda! ¡Desde que te vi me has tenido confundido sabes! ¡Termine viendo algunos video por curiosidad! ¡La verdad no me gustó, pero si cerraba los ojos e imaginaba que eras tú! ¡Maldición, era jodidamente excitante!

No podía creer que estaba diciendo eso en voz alta, y aún más no podía creer que esas fantasías se había vuelto realidad.

Nicolás lo metía y sacaba, podía sentir como se aflojaba, cuando metió un tercer dedo el rubio ya estaba estremeciéndose, no podía explicárselo pero le gustaba. Nicolas ya no podía contenerse mas, saco sus dedos y comenzó a frotar su miembro contra su entrada, hasta empujar lentamente, estaba tan apretado, lo hizo gemir y temblar sin control, los ojos del rubio se pusieron en blanco, a era tan grande, llenando su interior, se sujeto con fuerza y araño su espalda cuando Nicolás comenzó a empujar. 

—!Ni.. Nico... ah! !Ay se siente bien! !Mas rápido! — Suplico jadeando con los ojos cerrados,

Nicolas gruñó, empujando rápido y profundo, agarrando su cintura con más fuerza y ​​dejando marcas suaves sobre su piel sensible. Con la cabeza nublada y los ojos líquidos Nicolas gemía sintiendo que estaba a punto de estallar, el cuerpo del rubio golpeaba con fuerza el colchón, aferrándose con fuerza, el placer explotó en la parte inferior de su abdomen, se corrió sollozando, chorreando y apretando a Nicolas que también se corrió dejando la parte interna de los muslos del rubio goteando.

Nicolas suspiro agotado, cayendo sobre sus codos con su frente sobre el pecho del rubio, durante minutos que parecieron toda una eternidad, sintió que su cuerpo levitaba ligeramente. No podía explicárselo, apenas conocía a ese chico, ya había satisfecho aquel deseo que lo venia carcomiendo desde semanas, esperaba que la pena lo hiciera arrepentirse, debía sentirse avergonzado por lo que había hecho como veces anteriores, pero no era así, el estar así conectados, tan intimo, solo lo hizo amar aún mas aquel desconocido, como si sus almas estuvieran destinadas a estar juntas desde siempre, esa sensación de haberlo conocido de antes, talvez en otra vida, una donde no pudo dejar libre su amor, donde no pudo tomarlo como lo hizo ahora. 

Extrañamente se le vino a la mente aquel desierto de sus sueño, el olor a humo y sangre, un baso con alcohol en su mano y un sofá destrozado en medio del desastre junto a ese sentimiento de miedo y dolor por tener que dejarlo solo en medio de una batalla. 

Sacudió su cabeza, no le gustaba la mirada que tenia su ángel en aquel sueño, ojos cansados y bañado en sangre,  prefería ver al que estaba abrazando sobre este mueble mejor cuidado, un chico dulce, con la mirada adormilada por el gran placer que había recibo. 

Le dio un beso tierno en la mejilla mientras retiraba algunos cabellos rubios de su rostro sudoroso, el chico sonrió, Nicolas suspiro, dejo descansar su cabeza sobre su pecho cerrando los ojos y cayendo dormido satisfecho.

 Sin duda la mejor noche de su vida.

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No puedo estoy llorando por recordar la escena del sofá en Trigun Máximum TuT

Algunas imágenes que encontré en Twitter y sus artistas para que los sigan  :D

@OliverSonder

@babeyxiao

@baconplasm

@kikksie

@roshuuto

Esta imagen no se de quien es :c 

@chilinim_

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