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14 de Marzo. 10:53 pm.
Sophie, aguijones rojos, mejillas sonrosadas
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Nos íbamos acercando, y con ello, mis dudas se hacían más grandes. ¿Acaso Aura había sido elegida por Rhyso? O acaso se trataba de algo peor. Me heló la sangre y apresuré el paso.
Todo esto se estaba volviendo muy extraño, las palabrejas de aquel extraño hombre encapuchado me había más que confundido. Y antes, Aura y Ray me habían revelado que estaban preocupados por una misión de la que yo no sabía nada. No me supe entender en ese momento, pero sentía que todo se relacionaba entre sí, y que necesitaba a fuerzas las piezas que aún me faltaban.
Pearren no se mostraba interesado ni intrigado sino más bien molesto por mis acciones. Más bien embobado y absorto en sus propios pensamientos que de costumbre, por lo que incluirlo en mi investigación ni aportaba ni excluía, así que daba igual si llevarlo conmigo o dejarlo sumiso a sus intereses propios. Ósea, ningunos.
Pero sentía que necesitaba de él para esto, es ese sentimiento usual sobre necesitar a alguien específico, como algún familiar o amigo, para ser el "testigo" de lo que sea que ibas a hacer. Así me sentía jaloneando al vago y desvelado de mi hermano hacía mis propias cosas.
Finalmente llegamos. Ray notó mi llegada, y llamó la atención a Aura, la cual volteo, aparentemente indignada. Su expresión pudo haber denotado que éramos desagradables para ella. Era tan extraña, pero sinceramente, todo ya estaba de cabeza, así que esto no me afectaba en nada.
Me postré firme y la señalé tan fuerte como pude. Ella me vio con ira incrustada. Su expresión me acobardó e hizo que casi saliera huyendo. Pero mis dudas eran más grandes, así que solté todas mis palabras sin ningún tipo de filtro de amabilidad.
—¡¡Dime de una vez lo que escondes!!
—¿Qué? ¿De qué mierda hablas, aguijón?
—¡¡El nombre es Sophie!! ¡¡Y me refiero a todo!! ¡Cuéntamelo ya! ¡¡No más secretos para mí ni para Ray!!
Si tuviera el poder de volver en el tiempo, lo primero que hubiera hecho hubiera sido volver a ese punto exacto, cerrarme la boca, agarrarme en contra de mi voluntad y tirarme la basura. Esa noche actué como si todo me perteneciera y mereciera saber algo que ni siquiera era de mi incumbencia. Me di cuenta rápido de mis palabras y cerré la boca al instante, quedándome muda en el sitio.
Aura me miró con mirada aburrida, miro hacía Ray y luego hacía mí. Luego se agachó colocándose a mi altura y suspiro unas palabras con un tono cansado.
—Mira, niña... Yo tengo 19... y tú tienes... ¿Trece años acaso? No puedo siquiera imaginar en salir contigo, puberta...
Solté una exclamación, y mis mejillas se pusieron a arder de la vergüenza y de la sorpresa. Mi postura había pasado de una decidida a una boba y flácida. Pearren estalló en carcajadas, y Ray me vio con gesto incómodo. ¡Diablos! ¿¡Acaso todos lo habían notado!?
—¡¡C-catorce!! ¡¡Y no me refería a eso!! ¡¡Hablaba de las misiones a las que no quieres que te asignen de nuevo!!
Su mirada cambió a una curiosa. Había entendido a lo que me refería. Voltee para darle una patada a Pearren, la cual recibió sin replicar, estaba muy ocupado ahogándose con su propia risa para molestarse, por lo que no hubo problemas.
Mi mirada volvió a Aura, me miró con cierta ternura, pero también como si fuera una metiche. Volteo hacía Pearren y luego volteo hacía mí otra vez.
—Además de horny, metida.
Se alejó de mí, desinteresada, le hizo una señal a Ray y le dijo un "Explícale tú", seguido de un "Romeo".
Tanto él como yo nos sonrojamos de la misma forma, y nos observamos un poco incomodos acerca de nuestro análogo interés.
—Escucha. Si sabes que Rhyso escoge a ciertos miembros de la Guardia no Muerta para... entrenarlos... ¿verdad?
—¡¡Lo sabía!! —Grité con voz triunfante, y señalé nuevamente a Aura —¡¡Te escogieron para entrenar con él!!
Aura me miró de una forma que me dejó impotente al instante.
"¿Acaso no es obvio, tonta?"
Así sentí su mirada.
—¿Escogiste invadir territorio humano?
Aura cambió su expresión, finalmente me entregó una sonrisa sincera. Y me dijo lo que quería escuchar con cierto tono obvio, pero como si al mismo tiempo, en él se resguardara un secreto profundo, insonoro y menos claro al oído de los incautos.
—Miles de veces...
Antes de que hubiera podido seguir hablando... dos nombres paralizaron mi cuerpo entero.
—¡¡Número SE-1 y número SE-2!! ¡¡Aura, Ray!! ¡¡Han sido escogidos para esta dura misión!! ¡¡Felicidades!!
Las luces enfocaron todas hacía las dos plantas. Retrocedí de un salto, y los miré a ambos con mi propia expresión aterrada. ¿Acaso los habían escogido para entrenar con Rhyso?
Aura, a diferencia de yo y Ray, no aparentó verse muy asustada. Y cuando conectó su mirada con la mía, me observó mi preocupación, y me reflejó una expresión tranquilizante, al menos para mí así lo pareció. Y me dijo de forma casi inaudible (el ruido era ensordecedor).
—¡Tranquila! ¡Estoy segura de que esto no es para entrenar!
Traté de seguirlas, pero el tiberio me arrojó lejos de ellas. Le grité a Pearren, y volteo, comprendiendo lo que yo quería. Me tomó de la mano y me trajo hacía él para hacernos paso entre la multitud de zombis y plantas. Varias personas intentaron indirectamente lanzarnos fuera, pero nos aferramos al paso y logramos acercarnos solo para ver que ambas plantas ya se encontraban arriba del escenario.
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Ray miraba al público con cierta inquietud.
Pero Aura.
Aura denotaba estar de lo más normal.
Seria, ruda, desinteresada.
No se mostraba preocupada como antes.
Pensé por un momento.
El beso. Nuestra conversación.
Creí por un momento que las acciones de Ray (y también las mías) le habían devuelto su valentía.
Y ciertamente, así era.
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