Polluelos / ASL ONE PIECE FAN...

By Melody146089

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Wendy Darling se vuelve madre del ASL, uniendo asi sus historias. Peter pan dejara ser un simple cuento, los... More

SALVAR UN HERMANO [V.F]
JUNTOS NOSOTROS 4 [VF]
TENEMOS MAMÁ [VF]
ENCUENTRO DE MADRES [V.F]
DESDE LAS CENIZAS (1/2) [V.F]
DESDE LAS CENIZAS (2/2) [V.F]
VOLANDO SIN MIEDO [V.F]
TU NOBLE CORAZÓN [V.F]
ESCUELA [V.F]
TAMBO, TAMBO [V.F]
PREPARANDO UNA SORPRESA [V.F]
PAJARO AL ROJO [V.F]
FELIZ CUMPLEAÑOS LUFFY [V.F]
ANUNCIO!
PUÑO DE FUEGO [V.F]
PERDIDO [V.F]
EL REY [V.F]
LILING, LILIN, LIN (1/3 V.F)
LILING, LILIN, LIN (2/3 V.F)
LILING, LILIN, LIN (3/3 V.F)
ROSAS DEL AYER (2/2 V.F)
ACE VS DOFLAMINGO
CAMBIANDO EL FUTURO
Mellizos Li [Art 1]
EL REVOLUCIONARIO
LA ALIANZA
JARDINES DE KENSINGTON
PRESO
Nota
JURAMENTO
✖Travesura Nocturna✖
PESADILLA
WENDY DARLING
EL POPPER
LA ISLA DE LA PROMESA
ENTRE AQUÍ Y ALLÁ (1/2)
ENTRE AQUÍ Y ALLÁ (2/2)
ECLIPSE ROJO
PAÑOLETA DE PROMESAS
JUEGA COMO CABALLERO
BIENVENIDOS A TEX-TEX
TAYSON EL COBARDE
PELEA A TODA RUEDAS
TODOS VS GRAN "B"
SABAODY

ROSAS DEL AYER (1/2 V.F)

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By Melody146089

[ Grand Line — Paraíso: Isla Yu: Hace 129 años].

Las estrechas calles de la ciudad se encontraban repletas de personas tratando de llegar a sus hogares por la víspera de navidad. Pocos tenían tiempo de voltear a ver a la pequeña niña de seis años que cantaba en medio del frío invierno.

"Ooh-ooh, ooh-ooh. En algún lugar más allá del arcoiris" La niña cantaba sin un zapato. Su zapato se encontraba siendo usado para las propinas que la gente daba.

A unos metros de ella se encontraba un anciano tocando la guitarra, este tenía su estuche abierto para recibir el dinero.

"¿Alguna suerte niña?" El anciano le preguntó a la niña.

"Mi zapato solo tiene cuatro berries..." Respondió ella algo decepcionada.

El hombre asintió agregando veinte berries de su guitarra al zapato de la niña.

"Ni siquiera cantó tan bien" la niña le miró sorprendida.

"Mejor ponte el zapato, se va a congelar tu pie” El señor le advirtió.

"No puedo aceptar su dinero. Son todas sus ganancias” La niña dijo negándose a recibir el dinero.

"Sabes bien que con eso será suficiente para que te vayas. ¿O acaso piensas quedarte más tiempo?, podrías morir.” Dijo el señor con una mirada desaprobadora.

“¿Pero que hay de usted?” Le preguntó la niña.

“Ya estoy viejo, que importa si muero.” Dijo el con una amarga sonrisa.

“A mí me importa, necesito mi acompañamiento.” Dijo la niña regresando el dinero.

"Y los sueños que soñaste una vez en una canción de cuna." La niña tomo aire, y volvió a cantar. "En algún lugar más allá del arcoiris pájaros azules vuelan".

Con el pasar de los minutos, más gente empezaba a prestarle atención.

“Vas a necesitar algo más para guardar todo eso,” dijo el señor, ofreciendo su estuche de guitarra al ver que el zapato estaba lleno de berries. La niña levantó la mirada, sorprendida, y luego sonrió con gratitud.

“¿Te importa si me uno?” preguntó el señor con una sonrisa cálida, mientras tocaba un par de acordes.

“No,” contestó la niña con timidez pero agradecida.

Gracias al acompañamiento de la guitarra, la gente se interesó aún más, formando un círculo alrededor de ellos y aplaudiendo al ritmo de la música. Cuando llegó el momento de partir, el señor ayudó a la niña a llevar sus ganancias, que ahora llenaban el estuche de la guitarra, al albergue donde ella vivía.

“¡Ya volví!” exclamó la niña entrando al albergue Sunny.

“¡Oh, Aika!” Una señora con varias cosas en las manos y una gran sonrisa fue a recibirla, dejando lo que hacía para abrazarla.

“Déjame ayudarte,” dijo la señora, tomando con cuidado el estuche lleno de berries y ayudando a Aika a contar el dinero.

Una vez Aika guardó el dinero en sus pertenencias, fue al área principal a buscar a su hermano. El lugar estaba decorado con luces cálidas y dibujos hechos por los niños del albergue.

“¡Oi! ¡Marco!” llamó la niña, su voz llena de alegría.

“¿Yoi?” respondió el pequeño bebé, gateando con entusiasmo hacia los brazos de su hermana, que lo recibió con gusto, levantándolo y girando con él en brazos.

“¿Has sido un buen hermanito para mí? ¡Por supuesto que sí!” dijo Aika con una sonrisa, besando la frente de Marco, quien soltó una carcajada contagiosa.

“¿Quieres tocar mi rosa?” preguntó Aika al notar que Marco intentaba agarrar la rosa azul de su cabello.

“¡Por supuesto que quieres, niño mimado! Solo porque eres tú, te dejaré…” dijo Aika, quitando la rosa y dejándosela a Marco, quien la miró con fascinación.

Mientras Marco jugaba con la rosa de su hermana, se dirigieron al comedor con los demás refugiados.

“Gracias por cuidarlo mientras no estaba, señorita Yoko,” le agradeció Aika a Yoko, una joven voluntaria que siempre estaba dispuesta a ayudar.

“Por ti, cualquier cosa. Eres una increíble hermana para el pequeño Marco,” dijo la señorita Yoko, sonriendo con ternura.

Todos tomaron asiento para empezar a comer. Mientras cada quien disfrutaba de su comida, comenzaron a conversar entre sí.

“Entonces, ¿has reconsiderado lo del orfanato?” uno de los integrantes del albergue le preguntó a Aika, mientras recogía un poco de arroz con su tenedor.

“No voy a retroceder en mi palabra, Marco y yo no vamos a ir a ningún orfanato,” dijo Aika, decidida, mirando a su hermano con determinación.

Aika llegó al albergue Sunny para pasar el invierno. Ella ha sido muy abierta en sus planes de irse a otra isla, después de que algunos refugios le recomendaran quedarse o ir a un orfanato para ser adoptada por una buena familia.

“Bueno, lo intentamos, pero sabes que nos preocupas,” dijo Yoko, poniéndole una mano en el hombro.

“Entiendo,” dijo Aika con gratitud.

La cena continuó hasta que todos terminaron y se retiraron a dormir. Los niños se despidieron entre bostezos y abrazos, y las luces del albergue se apagaron poco a poco, dejando solo el suave susurro del viento nocturno.

El día siguiente Aika se levantó temprano.

"¡Despierta bichito!" Aika le dijo a Marco, poniéndolo en la mesa donde estaban todas las cosas para un cambio de pañales.

"Pobre bichito en la pared, sin nadie que lo ame" Aika tareo mientras le cambiaba el pañal a Marco.

"Nadie quien le lave su ropa, nadie quien le de cosquillas en los pies" Aika finalizó el cambio de pañal. Y había dado algunas cosquillas en los pies al pequeño Marco.

Una vez listos, Aika se preparó para irse a trabajar.

"Lo siento, bichito, pero no puedes venir. Hace mucho frío afuera," le dijo a Marco mientras lo abrazaba.

Sin embargo, Marco no dejaba de llorar, su carita se llenaba de lágrimas, y al final Aika terminó cediendo y decidió llevarlo con ella. Lo abrigó lo mejor que pudo, envolviéndolo en varias capas de ropa antes de atarlo a su espalda con una manta que había encontrado en el albergue.

"Primero, necesitamos comprar algunas provisiones para nuestro viaje, con el dinero que tenemos," le dijo Aika a Marco, intentando mantener un tono optimista para calmarlo.

Caminaron juntos hasta el mercado local, donde Aika compró todo lo necesario. Los comerciantes, al verla con su hermano a cuestas, le ofrecieron algunas cosas a un precio reducido, compadecidos por su situación. Aika agradeció con una sonrisa sincera, y una vez con las provisiones en mano, las dejó en el refugio.

Después de asegurarse de que todo estaba en orden, Aika se dirigió al centro de la ciudad para cantar. Se paró en su esquina habitual, donde la acústica de los edificios cercanos hacía que su voz se escuchara mejor.

"Y los sueños que soñaste realmente se hacen realidad, ooh," cantó, su voz clara y melodiosa atrayendo a los transeúntes. Marco, amarrado a su espalda, se mecía al ritmo de la música, finalmente calmado por la voz de su hermana.

Aika cantó durante horas, su zapato lentamente llenándose de monedas y algunos billetes. La gente se detenía a escuchar, algunos aplaudían, otros dejaban una moneda antes de seguir su camino. La noche comenzó a caer, y Aika sintió el cansancio apoderarse de ella, pero siguió cantando.

Finalmente, cuando la luna ya estaba alta en el cielo, Aika decidió que era hora de regresar al albergue. Su voz estaba ronca y sus piernas temblaban por el esfuerzo, pero su corazón estaba satisfecho. Marco, dormido en su espalda, estaba abrigado y seguro.

“Algún día, pediré un deseo a una estrella.”

Mientras caminaba de regreso, Aika no pudo evitar quedarse mirando por la ventana a una familia reunida por las festividades. Los niños correteaban alrededor del árbol de Navidad, iluminado con luces brillantes y adornos coloridos. Los padres reían y compartían historias, mientras en la mesa se servía una abundante cena.

“Despertarme donde las nubes están muy detrás de mí,”

No pudo retirar la mirada mientras los veía convivir juntos, hacer todo en seguridad y prosperidad. Los niños intercambiaban regalos, los padres se abrazaban, y la calidez del hogar se reflejaba en cada rincón de la casa.

Se mordió el labio para entrar en razón y seguir su camino, sacudiendo la cabeza para despejar los pensamientos de lo que podría haber sido. No podía permitirse el lujo de soñar con una vida que no tenía.

Al terminar el invierno, ellos se prepararon para dejar la isla. Lamentablemente, la mayoría de los barcos mercantes se negaban a llevar a dos niños en sus embarcaciones. Solo unos pocos accedían, pero a cambio de algo que Aika no siempre podía ofrecer. Los capitanes pedían trabajo duro, mercancías valiosas o incluso favores que Aika encontraba difíciles de aceptar.

Las duras noches que siempre enfrentaba valían la pena en sus ojos; eran su única forma de seguir desplazándose. Muchos la llamarían una idiota, pero era cuestión de vida o muerte no quedarse en un mismo lugar, con aquella compañía expandiéndose por el Grand Line a velocidades alarmantes.

La famosa Sams, conocida por sus productos hechos de fénix, era una amenaza constante.

“Donde los problemas se derriten como los caramelos de limón,” susurró Aika, tratando de mantener la esperanza viva en su corazón mientras continuaba su camino.

Al menos siempre tenía a Marco a su lado. Por él, podía soportar el dolor. Cada noche, mientras lo acurrucaba a su lado, se prometía que algún día encontrarían un lugar seguro. El fuego aguanta y cambia, siempre más fuerte con cada soplo del viento, pensaba, aferrándose a la esperanza.

Los años pasaron, y Marco pronto cumplió seis años. Su hermana, Aika, tenía ahora unos diez años.

"¡¿Listo, hermanito?!" le preguntó Aika a Marco, quien la acompañaba cada vez más seguido.

"Siempre," respondió Marco.

"¡Oi, Marco! ¡Necesito ayuda aquí!" Esa era la señal para Marco.

Aika había adoptado la costumbre de llamarlo "Oi, Marco" porque la primera palabra de Marco había sido "Yoi", en un intento de captar la atención de su hermana.

"¡Ya voy!" exclamó Marco.

Marco sostuvo las cosas de su hermana, mientras ella finalmente les pateaba el trasero al grupo que los molestaba.

"¡Malditos! ¡¿Puedes creerlo, Marco?! ¡Dicen ser los dueños de estas calles y que debería pagarles por usarlas!" dijo Aika, con su puño todavía rojo por la golpiza que les dio a esos tipos.

Marco retrocedió un poco; su hermana daba miedo cuando se enojaba.

"¡Lo siento, bichito! No quería asustarte..." dijo Aika, preocupada.

"¡No me asusté!" negó Marco, con la cara roja de vergüenza.

Ese mismo día, su hermana lo acompañó a la biblioteca. La gente siempre lo admiraba por su interés en temas complicados para su edad, como la cartografía o el conocimiento del mundo en general.

Mientras tanto, esa misma gente miraba con desaprobación a su hermana por su gusto por las historias de fantasía, diciendo que debería crecer y dejar de creer.

Marco realmente no veía el problema. Cuando la vida es cruel, a veces son las historias lo único que nos queda para aferrarnos a la esperanza.

"Entonces, pequeño bichito, ¿qué leíste hoy?" le preguntó Aika a Marco.

"Encontré este libro sobre el Nuevo Mundo, es bastante bueno," respondió Marco, mostrando el libro que había sacado de la biblioteca.

Aika sonrió.

"Sabes, tengo una historia muy interesante sobre el nuevo mundo" Dijo Aika.

"Hay una historia de los fenghuang que normalmente es contada a través de canciones. Pero no la cantaré, quiero contarla en esta ocasión" Dijo Aika, sentándose en la cama, invitando a su hermano a hacer lo mismo.

"La evolución viene de la ambición, la ambición viene de los sueños, y los sueños son una meta. Si uno se empeña en hacer realidad algo lo hace con ambición en su corazón. Si logran hacerlo una realidad jamás volverán a ser los mismos, por que para ello tienen que evolucionar en la mejor versión de sí mismos" Aika explicó, haciendo una llama de fuego en su mano.
"En lo profundo del nuevo mundo hay una isla nacida de una promesa. La promesa de proteger las piedras de la promesa." El fuego tomó la forma de dos piedras que brillaban intensamente.

"Estas piedras son la promesa de la evolución. Una puede hacer realidad tus más grandes sueños y la otra ofrece la eternidad." Declaró Aika. "Coexisten juntas, una no puede dar el sueño eterno sin la otra. La piedra del sueño debe tener la piedra de la eternidad para que el sueño no muera con el paso del tiempo, y la piedra de la eternidad necesita la piedra del sueño para hacer realidad los sueños”.

"¿Alguna vez te has preguntado por qué las frutas del diablo siempre regresan después de que el usuario muere?" Aika preguntó haciendo que Marco asintiera.

"Las frutas del diablo son sueños que tomaron la forma de una fruta. Y los sueños son evolución, los usuarios de frutas del diablo son el siguiente paso en la evolución. No pueden dejar de existir si la gente sigue soñando por ellos: Sueño con un guerrero que nos libere, sueño con poder sacudir el mundo, sueño con ser tan fuerte como un guepardo, la lista puede seguir y seguir." Aika convirtió el fuego en figuras representando a todo tipo de usuarios; zoan, paramecia, logia.

"¿Estás diciendo que las frutas del diablo provienen de unas piedras mágicas que les dieron la capacidad de seguir existiendo mientras la gente siga soñando?" Preguntó Marco.

Aika asintió.

"Pero eso no es todo, las piedras están siendo protegidas en una isla llamada: La isla de la Promesa. Se dice que las personas que protegen las piedras lo han estado haciendo desde el siglo vacío" Dijo Aika.

"¡¿Tanto tiempo?! ¡¿Cómo?!"  Preguntó Marco.

"La piedra de la eternidad evita que todos los de esa isla envejezcan. Y la piedra de los sueños hace de la isla un lugar sacado de una de mis historias." Dijo Aika convirtiendo la llama en una isla. "Un lugar donde los sueños se hacen realidad si lo sueñas con suficiente pasión".

"¡Tal vez algún día podamos verlo juntos! ¿No suena genial?" exclamó Marco con entusiasmo, sus ojos brillando de ilusión.

"¿Nosotros en una gran aventura? ¿Marco, no eras tú el que no era un soñador? ¿Acaso estás tratando de robarme el trabajo?" dijo Aika, capturando a Marco y haciéndole cosquillas.

"¡Para! ¡Voy a vomitar!" dijo Marco entre risas, tratando de liberarse de las manos de su hermana.

Desde ese día, Marco convirtió en su sueño tener una gran aventura junto a su hermana, una digna de las historias que tanto le contaba. Tal vez incluso viajarían a la Isla de la Promesa, un lugar mítico donde Aika podría divertirse como nunca antes. La diversión era un lujo que solo se permitían en el pequeño departamento que compartían; el resto del tiempo, la vida era una constante lucha por sobrevivir. Pero en esos momentos de sueños compartidos, Marco se permitía actuar como el niño que era.

En la escuela, a Marco le iba bien como siempre. Sus maestros lo admiraban por su inteligencia y dedicación, aunque a veces su mente volaba hacia sus fantasías. Un día, la maestra Pattinson lo sorprendió dibujando la Isla de la Promesa en sus libros de texto.

"Marco, eres uno de mis mejores estudiantes. Eres mejor que esto..." dijo la maestra Pattinson, entregándole más tarea como castigo. Marco asintió, pero en su interior, sus sueños seguían vivos.

De regreso a casa, Marco se encontró con personas repartiendo folletos para una feria. Al llegar a casa, le mostró el folleto a su hermana y le pidió que lo llevara.

"Lo siento, bichito, pero hoy tengo que cantar en el restaurante hasta tarde. Es importante que mantenga este trabajo al menos unos meses más antes de mudarnos otra vez…" le explicó Aika.

"Aparte, tienes la tarea que te dio la señorita Pattinson," le recordó Aika, a lo que Marco asintió con resignación, guardando el folleto en su mochila.

Marco pasó el resto de su día haciendo tarea en su pequeño escritorio hasta que la noche llegó. Desde su ventana, podía ver las luces brillantes y escuchar la música de la feria.

"Solo iré un momento..." pensó Marco, dejando una carta en la mesa antes de salir a escondidas hacia la feria. Al llegar a la feria, los colores y sonidos lo envolvieron, llenándolo de emoción y maravilla.

Su emoción se convirtió en decepción al darse cuenta de que no traía dinero. Los puestos de juegos requerían dinero, y sin él, se quedó solo en una esquina, observando a los demás divertirse. Justo cuando empezaba a resignarse, un grupo de adolescentes se acercó a él.

"¿Sin dinero? Nosotros tenemos la solución," dijo el chico más alto del grupo, mostrando unos billetes.

"¿Quieres un poco? Temo que no podemos dártelo, al menos no gratis," comentó otro adolescente con una sonrisa maliciosa, mostrando una hilera de dientes perfectos.

Marco debería haber rechazado la oferta. Debería haber vuelto a casa. Nunca debería haberse escapado a la feria.

Pero no lo hizo.

"¿Qué quieren?" preguntó Marco, tratando de sonar confiado, aunque su voz temblaba ligeramente.

Marco acompañó al grupo de adolescentes a todos los juegos, disfrutando de la diversión que tanto había deseado. Ganaron peluches, comieron algodón de azúcar y rieron en los juegos mecánicos.

Cuando llegó el momento de pagar la deuda, Marco se encontró frente a la entrada de una casa embrujada.

"Este es el trato, nada de arrepentimientos ahora, mocoso," dijo uno de los adolescentes, su tono amenazante, indicando que Marco debía entrar para saldar la deuda.

"No tengo miedo..." dijo Marco, tragando saliva y dando un paso adelante.

Al entrar, se dio cuenta de que la casa embrujada no era tan aterradora como esperaba. Los primeros pasillos estaban llenos de accesorios obviamente falsos y efectos especiales mal ejecutados. Incluso la famosa emboscada que tanto había escuchado aún no había ocurrido.

"Esto tiene que ser una broma," pensó para sí mismo al ver una araña de plástico colgando de un hilo transparente.

De repente, las tenues luces se apagaron, sumiendo todo en una oscuridad completa. Marco tropezó con una pared de metal y cayó al suelo. Se levantó a oscuras, su corazón latiendo con fuerza. Intentó regresar, palpando el camino a tientas, pero antes de que pudiera encontrar la salida, sintió un golpe fuerte en la cabeza.

El mundo se volvió negro y se desplomó en el suelo, inconsciente.

En el puerto de la isla.

"¿Treinta niños? Realmente son buenos en esto", les dijo Benoit, un hombre robusto con un largo sombrero de copa, al grupo de adolescentes con los que estaba Marco.

"No fue tan difícil, todos ellos eran un montón de idiotas", respondió el líder de los adolescentes, un joven de mirada fría y sonrisa arrogante. Sus compañeros asintieron, todavía eufóricos por su éxito.

"Esto debería ser suficiente, ¿verdad?" dijo Benoit mientras les entregaba un saco lleno de oro. El tintineo metálico hizo que los ojos de los adolescentes brillaran de codicia.

"Nos parece bien", dijo el líder del grupo, haciendo una seña para que los demás adolescentes se retiraran rápidamente hacia la oscuridad de la noche.

Benoit, satisfecho, se dirigió hacia su barco, un imponente galeón que se mecía ligeramente en el puerto. La luna reflejaba su pálida luz en las aguas tranquilas mientras él subía por la pasarela. Antes de zarpar, decidió revisar su mercancía.

"¿Hay alguna anomalía con la mercancía?" Benoit preguntó a sus subordinados, un grupo de hombres de aspecto rudo y caras marcadas por cicatrices.

"Sí, señor. Uno de los chicos está tratando de escapar", respondió Lulumin, uno de los subordinados, con nerviosismo en su voz.

"¿Y aún no lo han controlado?" preguntó Benoit, frunciendo el ceño.

"No, verá, es que..." Lulumin comenzó a decir, pero fue interrumpido bruscamente por Benoit.

"¡Cómo que no, Lulumin! ¡Es solo un chico!" respondió Benoit furioso, sus ojos chispeando de ira.

En ese momento, Marco salió de las cabinas, sus brazos transformados en alas de fuego, listo para despegar y huir.

Benoit lo miró un instante con sorpresa antes de reaccionar. Sacó una de sus pistolas y disparó a Marco con precisión, haciéndolo caer al suelo.

Marco intentó transformarse de nuevo, pero cada intento le provocaba un dolor intenso, como si sus entrañas se quemaran.

"¿Te gustan, chico? Estos son dardos muy especiales, hechos para niños como tú", dijo Benoit con una sonrisa sádica, levantando a Marco por el cuello y arrojándolo al suelo con fuerza, dejándolo inconsciente.

"Lulumin, ve por nuestras cadenas de piedra marina. Acabamos de obtener la lotería, gracias a que compré esta belleza por si la suerte llegaba a mi puerta", ordenó Benoit, mirando con orgullo los dardos en su pistola. La cruel satisfacción se reflejaba en su rostro mientras contemplaba su nueva adquisición. Un fénix azul, se vendería bien.

Al despertar, lo primero que vio Marco fue la cara de otro niño observándolo atentamente.

"¡Por fin despertaste! ¡De veras que eres dormilón! Estuviste fuera por días", dijo el otro niño, moviéndose un poco más lejos. Dejando ver a Marco que estaban en una celda.

"Por cierto, ¿cómo te llamas? ¿No tienes nombre? ¿Eres mudo?" comenzó a preguntar sin parar el otro niño.

"¿Dónde estamos?" preguntó Marco, aún un poco confundido.

El niño parpadeó y rápidamente asintió, como si recordara algo importante.

"¡Claro!... Espera. ¿Qué es lo último que recuerdas?" le preguntó el niño.

"Me dispararon con un dardo..." respondió Marco, esforzándose por recordar lo sucedido. Imágenes borrosas de su intento de escape y la sensación de caer al suelo pasaron por su mente.

"Intentaste huir volando, pero no pudiste transformarte, ¿verdad?" dijo el niño, moviendo la cabeza en afirmación.

Marco asintió lentamente.

"No hay duda, ese dardo tenía una pequeña dosis de una solución concentrada de la misma oscuridad." afirmó el niño sin dudar, como si lo hubiera experimentado de primera mano.

"Respondiendo a tu pregunta, estamos en una tienda de esclavos en el archipiélago Sabaody. Esta tienda es parte de la compañía Sams, y si no eres ignorante, creo que ya sabes lo mal parados que estamos", explicó el niño, jalando a Marco para llevarlo lo más cerca de los barrotes posibles.

Desde ahí, Marco vio jaulas repletas de Fénix azules.

"Nuestras cadenas y jaulas están hechas de oscuridad. Por eso, aquellos que fueron atrapados en su forma de Fénix no pueden tomar forma humana. En nuestro caso, los que aún no terminamos de transformarnos o no lo estábamos, nos quedamos en esta forma humana. La oscuridad nos debilita y neutraliza nuestras habilidades", dijo el niño, mostrando su collar como cadenas, con una mirada de resignación.

Marco finalmente se dio cuenta de que él también llevaba lo mismo.

"Por cierto, me llamo Lin, ¿y tú?" dijo el niño, presentándose con una sonrisa que no iba a corde a su situación.

"Marco", respondió Marco, aún atónito ante lo que veía.

"Así queeee, vamos a estar juntos por un tiempo. ¿No tienes algo de qué hablar? ¡Me estoy aburriendo!" exclamó Lin, haciendo la cara más extraña que Marco había visto en su vida, tratando de aligerar el ambiente.

Marco se rió.

"¡Oye! ¿Por qué te ríes?" preguntó Lin, frunciendo el ceño.

"¡Te ves como un tonto!" dijo Marco entre risas.

Lin se enfureció y saltó al lado de Marco.

"¡No soy tonto!" gritó Lin, aunque una sonrisa traviesa comenzaba a formarse en sus labios.

Con el pasar del tiempo, nobles mundiales como realeza pasaban a comprar como si se tratase de ropa. Marco jamás había sentido un miedo igual al que sentía cuando los nobles los examinaban uno por uno, con sonrisas alegres y contentas, como si lo que estaban haciendo no fuera algo malo.

Marco se abrazaba a sí mismo por las noches, tratando de encontrar consuelo. Se arrepentía profundamente de ser el peor hermano menor de todos.

"Entonces Liling dijo: 'No puedes comer un plátano sin pelarlo'," contó Lin, imitando la voz de su hermana con una expresión cómica.

"Y yo le respondí: ¿Por qué no? ¡Es parte del plátano!" continuó Lin, imitando su propia voz con un tono desafiante.

"De verdad eres un completo idiota", dijo Marco con una leve sonrisa.

Así pasaban la mayoría de sus días, con Lin contando anécdotas de su vida, tratando de mantener el ánimo en aquel lugar sombrío.

"Oye Marco, ¿por casualidad tú también tienes hermanas?" le preguntó Lin un día, con curiosidad en sus ojos.

"Tengo una," respondió Marco. "Mi hermana mayor, Aika. Probablemente está preocupada por mí."

Al menos eso es lo que Marco se decía a sí mismo. ¿Por qué le importaría, después de que él la desobedeciera y se metiera en tantos problemas?.

"Las mías también." dijo Lin, ahora con lágrimas en los ojos. "Quiero a mis hermanas de regreso."

Lin siempre estaba sonriendo y actuando como un tonto, por lo que sorprendió a Marco ver su sonrisa contaminada con lágrimas. "¡Pero está bien! Al menos no estoy solo, porque tengo un amigo a mi lado", dijo Lin, esforzándose por sonreír nuevamente.

Un amigo.

Marco se dio cuenta de que, a pesar de todo, era amigo de Lin.

"Igualmente", dijo Marco, devolviendo la sonrisa.

Y Lin era amigo de Marco.

Proximo capitulo:

ROSAS DEL AYER (2/2)

—.

✔Notas del autor:

Palila es Aika, como habia mencionado en capitulos anteriores su nombre completo es: Aika, Sara, Palila. Tiene tres nombres que representan sus tres vidas más importantes.

Felicidades a blaze_Memory quien si le atino en que Marco era tío de Ace xD. Veremos en qué más le atina y en que no👀🤞:

•Lin conoce a Marco? Si. ¿Por que Marco parece haber perdido la memoria y Lin no ha dicho nada al respecto? Eso se resolverá en el próximo capítulo asi que esperen con paciencia a la resolución.

Teorias acá:

▶ Comentario del autor:

Muchas gracias por la espera! Siento la tardanza!. Este capítulo es y fue lo más dificil que he hecho hasta ahora e incluso más largo. Esta es sola la introducción y fueron 4k palabras. Por eso no se si termine la segunda parte para la próxima semana! Ya lo tengo avanzado pero aun asi pasan demasiadas cosas~. Otro motivo por el cual me tarde en traerlo es que me enferme y no pude avanzar como hubiera querido.

De todas formas ya está acá la primera parte! Que les pareció?.

Ando con mucha emoción que estos proximos ultimos capitulos del arco estaran llenos de acción y momentos emotivos.

Atte: Melo.

Ilustraciones especiales por lanzamiento de la primera parte:

▶ Arte conceptual:


Los artes conceptuale no son canon jaja. Son usados para visualizar y dar una idea de algunas cosas.

Publicado: 26 de febrero del 2023.

Editado: 18 de junio del 2024.

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