Pov Neteyam
- ¿Cómo es posible que no sepas donde está tu hermano?- papá estaba furioso.
- Lo siento señor.- agaché la cabeza como siempre lo hago cuando papá me regaña. Llevarle la contraria jamás es una buena idea.
- Ma Jake- intervino mi madre- Neteyam no es su sombra, no puede andar con él todo el día solo para que Lo'ak no se meta en problemas.
Papá me miro con el ceño fruncido, pero no dijo nada más.
Mi padre podía ser Toruk Makto, pero cuando madre hablaba, ni él tenía el valor de contradecirla.
-- Esposo, en vez de estar aquí llamándole la atención a tu hijo, vamos a pedirle ayuda a Ronal y Tonowari, ellos sabrán donde buscarlo.
Papá no dijo nada, solo tomo sus cosas y comenzó a caminar junto a mi madre.
Se acercaba una tormenta y donde quiera que esté el tonto de Lo'ak, si no era en tierra firme, corría peligro.
- Ayuda a buscarlo tú también, pregúntale a los hijos de Tonowari si lo han visto.- dijo papá saliendo de la casa.
Sabía exactamente a quién preguntarle.
- ¿Has visto a Tsireya?- le pregunte a Roxto un amigo de Aonung, se encontraba en la orilla del agua junto a otros chicos del clan.
- No - respondió seco. No era un secreto que mis hermanos y yo no le caímos bien.
No le respondí y seguí corriendo por la playa, hasta que a la distancia vi a la chica caminando de un lado a otro.
- ¡Tsireya! - grité para llamar su atención.
- Hola Neteyam- parecía preocupada.
- ¿Está todo bien? - talvez ya sabía que mi hermano estaba desaparecido.
- Sí, es solo que no encuentro a Laia.- sé quejo- Me preocupa que aún no regrese, mamá y papá comenzaran a preguntar por ella y no me gusta mentir, pero no quiero que se meta en problemas.
- Puedo ayudarte e ir a buscarla- me ofrecí- ¿Sabes donde puede estar?
- Hay muchos lugares en donde se esconde cuando se acuerda... - hizo una pausa para analizar sus palabras- Cuando quiere estar sola- se corrigió- Así que solo espero a que llegue pronto, se acerca una tormenta y no sé cuanto más podre encubrir su ausencia.
- Está bien, pero si necesitas que vaya...
- Te lo haré saber-termino mi oración- muchas gracias Neteyam, es lindo que te preocupes por ella. - sonrió- Ahora, ¿para qué me buscabas?
- ¿Qué cosa?
- Que si me buscabas para algo, te vi llegar corriendo y comencé a hablar de Laia. ¿Necesitas algo?
- Ah, sí- había olvidado al tonto de Lo'ak por estar hablando de Laia.- Sé que tú pasas mucho tiempo con mi hermano.- la chica se sonrojó.- No lo he visto desde muy temprano y no lo puedo encontrar. Temo que haya salido de la isla y que lo encuentre la tormenta en donde sea que este.
- No lo he visto Neteyam, lo siento - pude ver la angustia en los ojos de Tsireya- Pero te ayudaré a buscarlo, es peligroso que esté ahí afuera él solo.
Llevábamos un rato buscándolo dentro de la isla, mis padres, Ronal, Tonowari y un grupo de pescadores se habían ido a recorrer fuera del arrecife por si lo veían varado en alguna roca o algo por el estilo.
Con Tsireya nos alegramos de que así fuera, el escándalo de Lo'ak le daba tiempo a Laia para que regresara de su paseo sin enfrentar las reprimendas de sus tíos.
- ¿Por qué tu prima me odia? - pregunte rompiendo el silencio que se había formado.
Tsireya se rio - Ella no te odia - volvió a reír. Yo no le encontraba la gracia a la situación.
- ¿Entonces? ¿Cuál es el problema?- no entendía nada.
- Ella solo tiene miedo Neteyam.- lo dijo como si fuera lo más obvio del mundo.
- ¿Miedo? - de todas las respuestas eso era lo que menos habría pasado por mi cabeza- ¿Miedo de qué?
- No es algo que me corresponda decir a mí, cuando ella este lista talvez te lo cuente. Solo debes tener paciencia.
- Por favor.- no podía quedarme con la mitad de la respuesta.
- Ella te gusta ¿No es así? - Tsireya sonreía de oreja a oreja.
-¿Qué? ¡No! Ósea.- una tos que casi me saca los pulmones se hizo presente.
Tsireya río ante mi nerviosismo- No debes mentir conmigo, yo veo como la miras desde el día en que la conociste. Ustedes tienen una conexión especial, solo que aún no lo saben.
- ¿Por qué dices eso?- ¿será talvez que Laia le había mencionado algo?
- Una futura Tsahik hace más que solo preparar hierbas, estoy segura de que tu llegada le ayudara a mi prima a curar el corazón roto que ha llevado a cuestas por tanto tiempo.
-¿Corazón roto?- cada palabra que decía Tsireya me dejaba aún más confundido.
- No puedo decir más Neteyam, solo deja que ocurra.- dejar que ocurra, su frase quedo clavada en mi mente, se repetía una y otra vez, dejar que ocurra. ¿Pero que ocurra qué?
Luego de buscar a mi hermano junto a Tsireya, optamos por separarnos para abarcar más terreno.
Avance por la isla, aburrido y enojado. Cuando mi hermano llegara le dejaría bien en claro que si volvía a hacer algo como esto, yo mismo le daría una lección.
Cuando ya estaba dándome por vencido, vi que un grupo de Metkayinas se agolpaban a la orilla de la playa. La curiosidad fue más fuerte y corrí para unirme a ellos, era claro que algo estaba pasando.
Como pude me abrí paso entre los cuerpos que tapaban la visión. Poco a poco el panorama se iba haciendo más claro, Lo'ak estaba arrodillado en la arena, mi hermano había regresado.
Sin embargo, no era para nada lo que yo esperaba.
- Bro, ayúdame, por favor- sus ojos suplicantes se clavaron en mí cuando me vio avanzando hacia él, se veía cansado y con algunas heridas y moretones en su rostro y cuerpo.
Pero esa no era la peor parte.
Con los ojos cerrados y sin signos aparentes de estar respirando estaba Laia.
¿Qué carajos había pasado?
Me acerqué de inmediato y cuidadosamente saque a la chica de entre los brazos de mi hermano para tomarla en los míos.
Al moverla lo vi, un charco de sangre la cubría, estaba herida.
Mi corazón comenzó a latir sin parar. Los na'vi que estaban alrededor susurraban preocupados, uno que otro grito apareció cuando la sangre se hizo visible.
- Busca a Tsireya.- con dificultad logré pronunciar esas palabras, mis labios y lengua estaban secas, como si hubiera tomado un puñado de arena y me lo hubiera metido a la boca. Mi hermano asintió y rápidamente se puso de pie.
Cargue a Laia y corrí a su casa.
Ronal y mi madre debían venir de regreso, pero necesitábamos que alguien la ayudara rápido, su herida era grave y la única que tenía las habilidades para algo así era Tsireya.
La puse con cuidado sobre la cama.
- Resiste por favor- susurré.- Te acabo de conocer, no me dejes aún.
-¿Qué paso? Lo'ak me dijo que era... ¡LAIA!- Tsireya quedo en shock cuando vio a su prima en esas condiciones.
- ¿Qué fue lo que le hiciste?- Aonung que venía a su lado se abalanzó sobre Lo'ak.
- ¡Fuiste tú!- respondió igual de furioso- ¡Esto es tu culpa!
Ni Tsireya, ni yo entendíamos que era lo que estaba pasando, sin embargo, no era el momento para averiguarlo.
- ¡BASTA! ¡BASTA YA!- grité.
Aonung, Lo'ak e incluso Tsireya me miraron asustados.
-- No es momento de hacer esto- intentaba mantenerme tranquilo, mi prioridad era salvarla.- Lo'ak y Aonung, salgan de acá y busquen la manera de contactar a Ronal y a mi madre.- Tsireya, dime que hacer para que la salvemos.
Sin decir una palabra, Aonung y mi hermano hicieron los que les pedí.
Tsireya revisaba a Laia minuciosamente - Encontré la herida, pero no se ve para nada bien.
- ¿Qué hago?- veía a Tsireya moverse de un lado a otro sacando diferentes ungüentos, hojas y aguas.
- Salgan de acá- Ronal entro a la casa junto a Tonowari y mis padres.- Por Eywa ¿que te han hecho mi niña?- la mujer derramó un par de lágrimas mientras acariciaba cara de la chica.
Tonowari y papá se mantenían al margen, pero igual de afectados que todos nosotros.
- Hay que actuar rápido- ordeno Ronal- Tsireya ya sabes que hacer.
Con una sola mirada de la Tsahik, todos los presentes dejamos la habitación.
- ¿Ella estará bien?- pregunto Aonung a su padre mientras esperábamos afuera a que Tsireya o Ronal tuvieran alguna noticia.
El hombre no le respondió, no quería dar falsas esperanzas, lo que me apretó aún más el estómago.
- Esto es tu culpa- dijo mi hermano de repente, miraba con rabia hacia donde se encontraba Aonung.- Esto no habría pasado si tú no fueras un idiota.
- Cállate Sully- Aonung parecía nervioso.
- ¿De qué hablas Lo'ak?- intervino papá.
Con atención todos escuchamos como Aonung había enviado a mi hermano a un lugar peligroso y como Laia lo había salvado de una muerte segura.
- Si ella muere, su sangre estará en tus manos. - gruñó Lo'ak.
Tonowari no decía nada, estaba muy afectado.
La decepción en su rostro era evidente.
- ¿Todo eso es cierto? - pregunto Tonowari, pero Aonung permanecía en silencio- Respóndeme.-le ordeno.
- Si señor- Aonung solo bajo su cabeza, estaba avergonzado.
- Criar a un hijo sin honor es la mayor decepción que puede tener un padre.- esas palabras le habían dolido más a Tonowari que al propio Aonung.- Vete de aquí. No quiero que estés cerca en este momento. Ya has hecho mucho por hoy.
Aonung no dijo palabra alguna, solo se fue arrastrando su vergüenza y la preocupación de que si Laia no sobrevivía sería su culpa.
Llevaban ya una hora dentro de la casa, nadie se atrevía a entrar. Solo estaba Ronal y Tsireya.
Un grito ensordecedor irrumpió en el silencio.
- Neytiri, necesitamos más ayuda.- Ronal apareció en la puerta cubierta de sangre.
Mi madre como antigua Tsahik de nuestro anterior clan tenía muchos conocimientos sobre medicina y curación, sin dudarlo entró con Ronal.
Los gritos no paraban.
- ¿Que le están haciendo? - pregunto Lo'ak.
Conociendo a mi hermano sabía que, dentro de todo, igual sentía algo de culpa.
Otro grito nos sobresaltó.
Una Tsireya muy afectada salió de dentro de la casa con los ojos llenos de lágrimas, por un momento pensé lo peor.
- Dime que está bien- le supliqué.
- Está luchando por no morir -respondió- Pero su herida es muy profunda, pasó a llevar venas importantes, el curarla resulta muy doloroso para ella. No soy capaz de verla sufrir así. Tu madre y la mía quedaron dentro, hacen todo lo que pueden.
Mi mente que trabajaba a mil por hora tuvo una idea.
- ¡Neteyam vuelve aquí!- escuche el grito de papá desde afuera, pero hice caso omiso.
Esperaba que esto funcionará.
- No lose Ronal, los sedantes no le están haciendo efecto y si no cerramos pronto, se terminará desangrando. Su corazón fallara antes de que podamos cerrar las heridas.
- Laia, tendrás que aguantar, solo resiste un poco más- Ronal seguía acariciando la frente de su sobrina.- Se que te duele pero debemos hacerlo.
Sobre la cama una Laia que apenas podía mantener sus ojos abiertos daba sutiles quejidos de dolor que eran apenas audibles.
Sin dudarlo me acerque a ella.
- Neteyam, ¡¿que haces aquí?!- dijo mamá.
La ignore.
- ¡Hey!, estoy aquí- dije arrodillandome a su lado- Te ayudare. Eres una chica fuerte, tienes que resistir. Aún te quedan muchas cosas por enseñarme. - mi voz se quebró, se veía tan vulnerable.
Laia me observo y una lagrima rodo por su mejilla, pero rápidamente la atrape con el dorso de mi mano.
Ronal y mi madre me observaban sin entender que era lo que quería lograr.
--Haremos esto juntos- dije mientras miraba Laia a los ojos.
Aún sin explicarle, ella ya había comprendido todo.
Tome mi trenza y con delicadeza tome la suya.
-¿Estas seguro?- pregunto mi madre preocupada.
- No la dejare morir- respondí sin titubear.
Mire a Ronal esperando que se negara, sin embargo, solo recibí un gesto que indicaba que procediera.
Temblando y con el mayor de lo cuidados uní las puntas de nuestras trenzas haciendo Tsaheylu con Laia.