Un pequeño trato [kiribaku]

By LeOkumura

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Dos versiones distintas de una misma historia pueden causar catástrofes en el amor. Katsuki y Eijirou son he... More

ACLARACIONES
Prólogo
~Capítulo 1~
~Capítulo 2~
~Capítulo 3~
~Capítulo 4~
~Capítulo 5~
~Capítulo 6~
~Capítulo 7~
~Capítulo 8~
~Capítulo 9~
~Capítulo 10~
~Capítulo 11~
~Capítulo 12~
~Capítulo 13~
~Capítulo 14~
~Capítulo 15~
~Capítulo 16~
~Capítulo 17~
~Capítulo 18~
~Capítulo 19~
~Capítulo 20~
~Capítulo 21~
~Capítulo 22~
~Capítulo 23~
~Capítulo 24~
~Capítulo 25~
~Capítulo 26~
~Capítulo 27~
~Capítulo 28~
~Capítulo 29~
~Capítulo 30~
~Capítulo 31~

Epílogo

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By LeOkumura

di que sí

Habían estado en una reunión por casi tres horas completas en las cuales, cabe decir Eijiro no puso ni una pizca de atención. Una vez habían concluido, Mitsuki lo retuvo antes de poder correr.

- Alto ahí, mocoso.

- No soy un mocoso, tengo veinticinco. - repeló. Aunque estaba acostumbrado a que la madre de Katsuki le diera sobrenombres de ese tipo.

- Felicidades- respondió sarcástica- aun debes firmar los papeles de convenio.

El pelirrojo protestó y su madre rio al fondo de la habitación con dichos papeles en la mano. Ni siquiera lo leyó, sabía que decían de principio a final luego de que Azumi y Masaru lo hicieran leerlo un millón de veces para que no diera por alto nada.

Luego que su madre le diera el título de propietario a toda su mafia, estuvo detrás de él junto con el otro par de adultos mayores en la habitación; puede que no fuera tan detallista como Bakugo en ese aspecto, pero tampoco era un idiota.

Se alegraba que su madre y los padres del cenizo trabajaran juntos, fue difícil para todos estar de acuerdo y de vez en cuando había disputas y momento incomodos entre los mayores, sin embargo, poco a poco las cosas se acomodaban. En lo que si trabajan como uña y mugre era para molestar a sus pobres hijos.

Cuando termino con su deber dio la vuelta, listo para irse a su cita.

- ¿A qué hora vuelven a casa? - gritó Azumi mientras él desaparecía en la puerta.

- No se mamá.

- Eijiro- el pelirrojo se asomó por el marco de la entrado cuando el castaño le gritó.- buena suerte, hijo.

Kirishima contestó con una sonrisa nerviosa y siguió su camino. Uno de sus más grandes preocupaciones fue el padre de Katsuki sobre todo cuando descubrieron que el ultimo sujeto de los explosivos era él, pero se recuperaba día a día. El primer año había sido el más difícil, poniéndose al día y compartiendo la perdida de su primer hijo a lado de su madre sin embargo, ahora estaba bien. 

Era obvio que el teñido nunca conoció a ese niño, y quizá habría sido agradable hacerlo, pero pensar en ello era algo que no valía la pena para el joven. ya no. Todo estaba bien.

Aun que podía estar mejor.

Katsuki no dejaba de ver su reloj. La junta de Eijiro se había aplazado y el muy imbécil llevaba media hora de retraso a la cita que Bakugo había planeado. Sus amigos lo esperaban a fuera y si todo salía bien esa noche no mataría al pelirrojo, pero si no...

La puerta del balcón de abrió bruscamente y el mayor jadeaba recargado en una de las puertas, por otro lado, el rubio lo veía de brazos cruzados desde la altura.

- Yo... vine... lo más rápido... que pude- jadeó. Al levantar la vista quedo sorprendido por el espacio alrededor. En medio del palco había una mesa con manteles dorados y plateados con vino, velas y mucha comida. La luz de la luna estaba sobre ellos, pero por muy bonito que era todo, lo más precioso en ese lugar era su Katsuki con un traje rojo y negro- wow.

- Llegas tarde.

Fue lo único que dijo el joven con la cara ligeramente rosada. Y Eijiro sonrió. Se puso de pie como pudo y trato de ya no jadear cuando beso la mejilla del cenizo.

- Perdón. - le dijo coqueto, lo que intensifico el rubor.

- Ya cállate y pon tu trasero en la mesa.

Con eso, el rubio camino a la cena y se sentó pulcro como siempre. En cambio, Eijiro permaneció para a un lado y con duda fingida.

- ¿En la mesa?

- La silla. Pon tu puto trasero en la silla.

- ¿Estás de mal humor?- preguntó una vez apenas tomo asiento.

No, Katsuki no estaba de mal humor. Estaba nervioso, muy nervioso. Y ese imbécil no ayudaba con su apariencia elegante y hermosas sonrisas. 

Solo de verlo quería arrancarle la cara, y no exactamente por enojo.

Trato de aplazar su pedida de matrimonio hasta que llegara el postre, donde justamente había escondido el anillo. Por muy cliché que le pareció la idea, Kaminari y Ochaco habían insistido de manera hostigadora, la única razón por la que aceptó esa idea ridícula era por recordar que Mina decía que era lo más romántica del mundo. Y con Katsuki y su personalidad escasamente romántica, seguir el consejo de su mejor amiga era lo más apropiado.

Hablaron trivialidades y pelearon de nuevo sobre la piña en la pizza. Nunca, en una buena cena, podía faltar esta estúpida pelea. Pero entre más rápido terminaban con el plato fuerte más nervioso estaba el rubio. 

De haber sido otras circunstancias no estaría tan inquiero, sin embrago, él y Eijiro ni siquiera eran una pareja. Sí, coqueteaban y todo, pero luego de esa noche en la mansión y un par de besos no se habían vuelto a tocar de tal manera. Con todo lo de su padre, Mina, Kyoko y el convenio entre ambas mafias, jamás formalizaron una relación y ahora estaban un par de bocado de unirse en "sagrado matrimonio". Eso si Kirishima decía que sí.

Cuando por fin dejaron sus postres en la mesa, Katsuki vio al pelirrojo devorar el pastel de chocolate, mientras esperaba a que el anillo interrumpiera la degustación y se arrodillara. No obstante, el pastel se terminó y Eijiro no hizo ni una cara.

¡¿se tragó el anillo sin darse cuenta?!

Con los ojos muy abiertos, el cenizo se puso a picotear su postre sin hallar nada. Tan concentrado estaba en encontrar el maldito aro de oro que no vio al pelirrojo ponerse de pie.

- ¿Bailamos?

El chico le extendía la mano y su celular reposaba sobre la mesa con say you won't let go sonando.

Le cogió la mano luego de dar una ojeaba al plato vacío de Eijiro. Este lo veía con ojos brillantes y se mecía de un lado a otro con pies torpes.

- Ni siquiera sabes bailar.

- Pero a ti te gusta.

Su voz se oyó extraña, pero sus palabras provocaron que su rostro se abochornara. 

Tal vez estaban bien como estaban. Que se perdiera el anillo debía significar algo. Quizá lo hubiera arruinado todo, quizá no era el momento.

Cerró los ojos y disfrutó la canción. Cuando relajó su mente, escuchó la letra y la tradujo en su mente. Hablaba sobre quedarse para siempre uno a lado del otro y más que conmoverlo, le dolió, porque era justo lo que quería.

El pelirrojo le dio una vuelta, pero sus manos no se volvieron a unir. Abrió los ojos y su pareja de baile estaba en el suelo.

Estaba de rodillas.

- Yo... llevo, mese con esto en el bolsillo. - dijo el pelirrojo nervioso, tanto que se le trababa la lengua, de su saco apareció una caja terciopelada de color blanco- y ahora.

- No.

Los ojos del chico se abrieron de sorpresa por la interrupción de Bakugo, quien estaba más atónito que él. Su corazón latía con fuerza y enormes nauseas acariciaron su esófago.

Iba a vomitar todo lo que había cenando en ese momento.

- ¿no?

- No. No. No. No.- repitió frustrado el cenizo. La canción había terminado y el silencio abundo el balcón. – yo ensayé todo el maldito día, para esto y no puede ser que se haya perdido el maldito anillo. No. Yo te voy a pedir que seas mi esposo y vas a decir que sí, ¿oíste, pelos de mierda?

Katsuki, camino de vuelta a la mesa y buscó en cada maldito plato, en las sobras, incluso en las copas de vino el dichoso anillo. Sintió las manos de su amado colocarse en sus hombros, pero no se detuvo.

- Kats

- Voy a matar al puto cocinero- gritó.

- Kats.- el pelirrojo lo giró para obligar a verlo- solo di que sí.

- No.

Pensó que el frio o los nervios hacían que el pelirrojo hablara extraño, pero no supo si fue alivio o deseos homicidas lo que sintió cuando el mayor abrió la boca y con su lengua le mostró el aro de oro que había fingió no sentir al comer su postre.

Los dos se quedaron mirando hasta que Bakugo hablo.

- Te. Voy. A. Matar.

Estuvo a punto de asfixiarlo sino fuera que corrió al lado contrario de la mesa. Mientras Katsuki trataba de alcanzarlo, Eijiro se movía al compás para dejar la mesa como obstáculo del rubio. El pelirrojo reía cada que se libraba del agarre de su amado, y Bakugo le gritaba que era una idiota.

- Di que serás mi esposo- dijo.

- No. Yo organicé la cena. Yo elegí la comida. Yo voy a pedir tu mano. Y tú vas a decir que sí.

- Bueno... yo tengo los anillos- contestó y alzo la mano para mostrarle ambos.

Apenas iba a moverse para matarlo, cuando brincó sobre la mesa y se abalanzó hacia el cenizo hasta atraparlo en sus brazos.

- Eres un hijo de...- 

Kirishima lo calló con sus labios y lo besó como no lo había hecho en mucho, mucho tiempo. Haciendo que ambos se perdieran en el sabor de sus bocas, acompañado de un suspiro que gritaba "por fin". Era delicioso, y placentero. Era calor en el invierno, agua en una sequía, y era suyo. Eran de Katsuki y Eijiro. Y no les alcanzaría esa vida y realidad para complacerse.

Fue difícil separase. De no haber sido que necesitaban respirar hiciesen seguido unidos. No se oía como una forma mala de morir: preferir morir por falta de oxígeno antes que separarse el uno del otro.

- Te odio.

- Te amo

- Te amo.

- Dejare que tu elijas la luna de miel. Lo prometo- la mala cara de Bakugo no duro demasiado y fue remplazada por una sonrisa que derretía a Eijiro. - quiero ser tú esposo. En esta vida y en todas.

- Qué bueno, porque te iba a matar si no era así.

Ambos sonrieron por el comentario. Talvez morir asfixiados ahora mismo no sería lo mejor, así que lo dejaría para cuando estuviesen tan viejos que no pudieran caminar. Lo que, si iban a hacer era perderse de nuevo en un paraíso que solo existían ellos dos, donde sus bocas eran el camino y sus almas el destino. Donde serían Eijiro y Katsuki. Dos rivales que se amaron antes de darse cuenta.





FIN







y colorin, colorado, este cuento se ha acabado

muchas gracias a todxs, por seguir hasta el final de esta historia, significa mucho para mí. espero la hayan disfrutado. espero nos sigamos leyendo leyendo mas adelante. 

Ya saben que les quiero mucho, cuídense y no se olviden de tomar awita <3

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