El Ángel del Diablo. | II DIA...

Od Ursahe

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El tiempo había pasado y la venganza de Davina fue lo que le llevó a irse lejos de Diablo, sin embargo, el de... Více

-SINOPSIS-
-CAPÍTULO 1-
-CAPÍTULO 2-
-CAPÍTULO 3-
-CAPÍTULO 4-
-CAPÍTULO 5-
-CAPÍTULO 6-
-CAPÍTULO 7-
-CAPÍTULO 8-
- CAPÍTULO 9 -
- CAPÍTULO 10 -
- CAPÍTULO 12 -
- CAPÍTULO 13 -
- CAPÍTULO 14 -
- CAPÍTULO 15 -
- CAPÍTULO 16 -
- CAPÍTULO 17 -
- CAPÍTULO 18 -
- CAPÍTULO 19 -
- CAPÍTULO 20 -
- CAPITULO 21 -
- CAPÍTULO 22 -
- CAPÍTULO 23 -
- CAPÍTULO 24 -
- CAPÍTULO 25 -
- CAPÍTULO 26 -
- CAPÍTULO 27 -

-CAPÍTULO 11-

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Od Ursahe

DAVINA

Hoy era el día mas esperado y ansiado por mi mejor amiga, era su boda. Y yo no podía llevar una resaca mas apestosa encima. Katia, la misma chica que me maquilló el fatídico día que me presente como mujer de Diablo, estaba haciéndome las cejas mientras Aria nos echaba la bronca a Molly y a mí. Esta ultima llevaba un antifaz frio puesto en los ojos para intentar disminuir el dolor de cabeza.

-        ¡Os dije que no quería la maldita señal! – Grito yendo de un lado a otro de la habitación en la que estábamos.

Katia tenia una sonrisa divertida mientras yo intentaba no morir por los chillidos agudos de Aria, de verdad que la cabeza me iba a explotar. Una de las cuestiones que me atormentaban era pensar que Raynard, probablemente, me llevo en brazos a mi cama. Tanto Molly como yo amanecimos en mi cama abrazando la placa con el nombre de una calle.

La noche se nos fue totalmente de la manos.

-        Ya. – Gruñí. – Lo sabemos.

-        ¿Entonces? – Se puso a un lado de la estilista con los brazos cruzados de manera acusadora.

-        Estábamos borrachas Aria, no pensamos, actuamos. – Dio un pisotón soltando un gruñido.

-        Eso es vuestro problema. – Nos apuntó. – No pensáis.

Rodé los ojos poniéndome de pie cuando la chica termino con mis cejas. Me puse en frente de Aria y le agarré por los hombros.

-        Aria, es el día de tu boda, sonríe. – Hizo una mueca disgustada. – Enserio, sonríe.

Poco a poco comenzó a esbozar una sonrisa sincera.

-        Anoche me lo pase genial, y se lo que vas a decir. Pero me sentí joven, acorde con alguien de mi edad, así que, por favor, no nos eches mas la bronca. – Esta negó varias veces antes de suspirar rendida.

-        Solo me preocu...

-        Te preocupas por mí. – Termine por ella. – Lo sé.

Le sonreí abrazándola con fuerza, sus brazos rodearon mi cintura escuchándole soltar un suspiro tembloroso. Aprete con más fuerza intentando calmar sus nervios, estaba alterada porque en tres horas se casaba. La separé para mirarla, estaba maquillada y ya peinada, Aria era preciosa, pero hoy... estaba deslumbrante, como una estrella que brillaba en su máximo esplendor.

-        Estas preciosa Aria. – Esta se rio entrelazando mis manos con las suyas. – Tu también, a pesar tener resaca. – Rodé los ojos divertida.

-        En un rato se me pasará, Katia me maquillará y listo. – Esta miró hacia un punto fijo de la habitación. - ¿Qué te preocupa?

-        ¿Crees que saldrá bien? – Ladeé la cabeza confusa. – Es decir, ¿esta bien que en la finca se realice la boda? Quería algo íntimo y la finca de nuestros alemanes es enorme, tiene sitios hermosos.

Ignore el "nuestros alemanes", lo que menos necesitaba mi amiga era que le corrigiese.

-        Oye Ari, esta todo perfecto. He hablado con Sofie y tiene todo preparado, en una hora comenzaran a llegar los invitados, y en menos de cuatro horas serás la señora Schuz... - Arrugue la nariz intentando decir el apellido de Jakob.

-        Schulz. – Me corrigió ella con una sonrisa.

-        Como sea. – Comencé a reírme contagiándole la risa. – Venga guapa, es tu día.

Después de unas fotos con Aria y la familia me fui hacia el principio del pasillo de flores que había en el jardín marcando el recorrido hasta el señor que iba a realizar la ceremonia. Carraspeé mirando a mi alrededor observando a toda la gente que ya permanecia sentada en sus asientos, estaba por comenzar la boda y Raynard debía de venir ya para entrar conmigo. Jakob estaba al pie del altar de rosas blancas nervioso, le dedique una sonrisa a lo que me respondió con un asentimiento. Cuando escuche un "chss" gire la cabeza observando a Kaito y Daiko sentados en una esquina, este ultimo me guiño un ojo provocando que soltase una carcajada.

Este chico nunca cambiara.

-        Algún día le arrancaré la cabeza. – El acento alemán de una persona en particular amortiguo mi cuello provocando un escalofrío.

Me medio giré para quedar cara a cara con él, el aire se quedo atascado en mis pulmones cuando lo vi por completo. Trague duramente la saliva que se había formado en mi boca sin poder formular una maldita palabra. Raynard estaba increíblemente sexy y guapo. Su traje negro ceñido con una corbata del mismo color rojo de mi vestido le quedaban de escándalo.

-        No creo que... - Carraspeé. – que sea necesario. – Mi estúpida tartamudez provoco una sonrisa ladeada de su parte.

-        Estas preciosa, hübsch. – Sin poder evitarlo me sonroje.

Joder, me estaba mirando de una forma tan potente que en cualquier momento mis piernas dejarían de funcionar y me metería un buen tortazo contra el suelo. Aprete los labios intentando pensar con claridad que decirle.

-        Tu también estas muy bien. – Alzo una ceja con una sonrisa socarrona.

Aprete los puños a ambos lados de mi cuerpo. El vestido que Aria me diseño era perfecto, ella me conocía mejor que nadie, tanto mis medidas como mis gustos, su arte era incuestionable. Me sentía sexy, segura, una mujer dispuesta a todo, pero ahora con Raynard mirándome así, sentía como todo eso se iba a la mierda.

Una campanas dieron el aviso de que todos los invitados se pusieran de pies, suspire tranquilizándome. Raynard puso su brazo de forma que pasase el mío con el de él, le mire fijamente unos segundos antes de pasarlo. Su otra mano se posó en la mía creando el famoso escalofrío que solo él había sido capaz de provocar en mi maldito cuerpo hormonado.

La canción dio pie a que comenzásemos a andar hacia el altar y en aquel momento no pude mas que imaginarnos a nosotros dos casándonos algún día, que el fuera quien me esperaba en el otro lado con una enorme sonrisa y las ganas de pasar la vida juntos. Aprete los labios cuando un puchero amenazaba con salir, solté levemente el aire por mis labios con la mirada fija en el frente. Un apretón se hizo en mi mano cuando llegamos, mire hacia otro lado separándome de Raynard para así colocarme en mi sitio a la espera de que mi amiga apareciera del brazo de su padre. Podía sentir la mirada de Raynard encima de mí, sin embargo, luche con todas mis fuerzas para no mirarle.

La música ceremonial se puso mucho mas alta dando la entrada de mi mejor amiga acompañada por su padre, me mordí el labio inferior con una enorme sonrisa y sin poder evitar que mis ojos se cristalizasen, caminaba tan segura de si misma que me encantaba verla así. Escuche una risa a mi izquierda viendo como Jakob le sonreír mientras se limpiaba un par de lágrimas rebeldes.

Dios, esto era tan bonito.

Aria me dio su ramo que agarré sin dudar, nos dimos un pequeño abrazo antes de que se pusiera frente a su futuro marido.

Mire a Raynard después de mucho luchar dándome cuenta de que mientras el cura hablaba sus ojos estaban fijos totalmente en los míos. ¿Estaría pensando en un futuro donde nosotros estuviésemos en la situación de nuestros amigos? Me limpié un par de lagrimas que cayeron sin poder detenerlas. Miré de nuevo a los novios atenta a todas las palabras que el señor les decía hasta que llegó la entrega de alianzas.

-        Yo Jakob, te quiero a ti como legitima esposa y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida. – El precioso anillo se deslizo por el dedo de mi amiga. – Recibe esta alianza en señal de mi amor eterno y fidelidad a ti.

Podía escuchar sollozos de mi madre y Sofie, Rose intentaba mantener las formas, pero era algo inevitable. Mas quien estaba llorando como un niño era el padre de Aria, que no podía creer que su pequeña fuera tan feliz después de todo.

-        Yo Aria, te quiero a ti como legitimo esposo y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida. – Aria, temblorosa por la emoción, deslizo la alianza de oro por el dedo de su marido. – Recibe esta alianza en señal de mi amor eterno y fidelidad a ti.

-        Por el derecho que me constituye yo los declaro marido y mujer. – Ambos soltaron una risita sin poder apartar los ojos el uno del otro. – Puedes besar a la novia.

Jakob agarro delicadamente a su mujer por la cintura y la atrajo a él para sellar la ceremonia con un bonito y apasionado beso. Los presentes comenzaron a aplaudir y vitorear el hermoso momento que estábamos viviendo. De nuevo, por quinta vez, mire a Diablo quien aplaudía con una enorme sonrisa en la cara. Le observe con una sonrisa ladeada fascinada porque él esbozase semejante sonrisa por su amigo.

Pocas veces era las que Raynard sonreía con total sinceridad.

Después de una cena contundente y el corte de la enorme tarta de los novios, comenzó el baile y fiesta de después. Todos los presentes comenzaron a moverse sin parar. Apoyada sobre una mesa alta y con una copa de champan en la mano observaba todo a mi alrededor. Daiko me había sustituido por la hermana de Emilio, que había venido con su hermano a la boda.

Bufé porque me dolía la cabeza y, aunque me encantaba esto, tenía unas ganas increíbles de quitarme el vestido para echarme a dormir.

Aria bailaba con Rose y Jasmine como si no hubiese mañana, Jakob estaba con Diablo y Aeron charlando muy animadamente, Molly bailaba muy, pero que muy, pegada con Igor. Alce una ceja sorprendida, solo esperaba que no le rompiese el corazón de nuevo. Bebi un trago girando bruscamente la cabeza cuando sentí una americana sobre mis hombros. Kaito estaba tras de mi con una sonrisa, se comenzó a arremangar las mangas mientras me sonreía.

-        ¿Qué haces aquí sola, Ángel? – Me encogí de hombro devolviéndole la sonrisa.

-        No sé. – Le respondí sinceramente. – ¿Sabes que mi madre me ha preguntado que por que los amigos de Jakob y Raynard pareces capos de la mafia? – Comenzó a reírse mientras negaba divertida. – Si mi madre supiese todo...

-        En ciertos casos, es mejor que viva en la ignorancia. Saber podría ponerles en peligro. – Afirmé dándole la razón.

-        Lo se. – Suspire mirando hacia el cielo totalmente despejado. - ¿Vendréis a Alemania? – Alzo una ceja por mi pregunta, ladeo la cabeza analizándome. – No me analices.

-        Davina... - Puso un tonito de voz apenado. – Me gustaría vivir en la misma ciudad que tú, ya lo sabes. – Asentí rascándome con una mano el brazo contrario. – Solo estaremos de paso para la ceremonia de unión al consejo. Y nos iremos viendo para atrapar al Belov y Lynx.

-        Solo os echaré de menos Kaito. – Me sinceré. – Al principio te odiaba. – Nos reímos ambos. – Pero eres para mi como un hermano. – Me sonrió ligeramente agarrándome de la mano para acercarme a él.

Nos abrazamos transmitiéndonos tantas cosas que solo pude más que quedarme ahí durante unos segundos. Era cierto, todo lo era, el maldito japones se había convertido en un pilar importante para mi durante nueve meses. Me levanto cuando me derrumbaba, me enseño a hacerlo sola mientras él me cubría las espaldas, y ahora cada uno debía de seguir su vida.

-        Iré a verte a Alemania, y tu puedes venir a verme a Japón cuando quieras. – Hice un ruidito con la garganta en modo afirmativo alejándome de él.

-        Ya. – Le saque la lengua para romper un poco la situación dramática.

-        Alguien viene a buscarte. – Fruncí el ceño girando sobre mis talones.

Mi mejor amiga me agarro de la mano llevándome a la pista de baile haciendo se que cayese la americana de mis hombros, arrugue la nariz negando con la cabeza repetidas veces.

-        ¡Te robo a Davina! – Le grito.

Me gire para mirar a Kaito quien levantaba la copa que antes había sido mía para así beberse el líquido. Gesticule un "te mato" con los labios provocando que se carcajease.

-        Aria... - Me queje.

-        Aria nada. – Me calló.

Comencé a sonreír cuando me agarro de las manos y empezó a hacer raros movimientos. Rodé los ojos divertida para saltar con ella al ritmo de la música.

-        ¡Estoy casada! – Grito por encima de la música.

-        ¡Lo estas! – Afirme haciéndole dar una vuelta.

-        ¡Te quiero Davi!

-        ¡Te quiero Ari!

Estuvimos durante unos minutos así hasta que la música cambio radicalmente a una canción lenta, alce la cabeza confusa por el drástico cambio, a mi alrededor comenzaron todos a ponerse en parejas para bailar a son de la melodía con lentitud. Puse una cara de socorro queriendo salir del medio de todo el mundo, Aria encontró a su prometido bailando con tanto sentimiento que me abrumaba. Con una mueca me di la vuelta dispuesta a irme cuando una mano agarró mi muñeca. Cerré los ojos por la sensación que me transmitía, no necesitaba girarme para saber quien era.

-        ¿Bailas conmigo? – Clave mis ojos en los suyos asintiendo lentamente.

Sus calientes y masculinas manos se posaron en mi cintura transmitiéndome una agradable sensación. Alce los brazos despacio hasta pasarlos por su cuello, eleve un poco la barbilla para facilitar que nuestras miradas no se desconectaran. Tragué con una fuerza disimulada cuando iniciamos a movernos con suavidad.

-        No sabia que te gustaba bailar. – Esta ladeo una de sus comisuras mirando por encima de mi cabeza, volviendo de nuevo su mirada a la mía.

-        No me fascina, pero ahora mismo estoy cómodo. – Me contagio su pequeña sonrisa.

-        Me alegro de que haga sentirte cómodo. – Rodé los ojos divertida por usar la palabra "cómodo" a este baile.

-        Me haces sentir muchas cosas Davina, no solo cómodo. – Entreabrí los labios quedándome sin palabra alguna por su declaración. La forma tan sensual en la que me lo dijo me dejó de piedra.

Me miraba con tanta intensidad, transmitiéndome una cantidad asfixiante de cosas que sentía que mis pulmones habían dejado de funcionar en ese mismo segundo. Parpadeé intentando no perder la calma, sin embargo, estaba siendo muy difícil. Me arrimó más a su cuerpo hasta que nuestros pechos estaban completamente en contacto. Agachó la cabeza hasta el punto de que nuestros labios solo los separaba un milímetro de distancia, ambas respiraciones se mezclaban y las pulsaciones de los dos se sentían completamente disparadas.

-        Te...tengo que ir al baño.

La magia entre nosotros se rompió por completo por mi pedazo de bocaza. Mierda, un miedo increíble se había instalado en mi pecho de una manera descomunal, tenia tanto miedo al amor, a que me lo arrebatasen, a que Diablo dejase de quererme, que simplemente no pude.

El amor era una tortura.

Su rostro completamente confuso por mi actitud no pudo ser mas que obvio, me agarré el vestido y salí a paso ligero fuera de la multitud de gente, sonreí forzosamente a mis padres que bailaban muy acaramelados y seguí mi camino. Después de cinco minutos andando entre jardines aparecí en frente de la casa de mi amiga y su marido. Entré allí saludando a un guardia con un breve "hola". Mi mente viajaba directamente hacia el gimnasio, no sabia muy bien el porqué de ello, pero ahí fui.

Di un paso por la puerta, que permanecia entreabierta cosa que me extraño, quitándome los tacones quedándome así descalza, fui a cruzar el umbral cuando una voz hizo que parase por completo. Arrugué la nariz escuchando a escondidas su conversación.

-        Mañana se van de luna de miel. – Sabia de quien era esa voz. – Hablaré con el idiota de Igor para que me diga la ruta. – Gruño, asome un poco la cabeza observando su reconocida espalda. – Confían en mi mas que en cualquier hombre, acabaré con Igor, así me convertiré en el mando se los de seguridad.

Volví a meter la cabeza procesando toda la información que acababa de escuchar. ¿Él era el traidor? Pero...él no...

-        Tendrás a Aria, Lynx. – Sentenció duramente. – Esta bien, hablamos luego. Debo volver a la boda.

Oh no, tu no volverías a la boda.

Sali de allí con un aire totalmente desafiante, cuando se giro se quedo completamente helado en el sitio. Su rostro paso por varias fases, sorprendido, confuso y luego puso una enorme sonrisa en su cara.

-        ¿Qué haces aquí Davina? – Achine los ojos hacia él. - ¿Todo bien?

Sabia que estaba tanteando el terreno, él quería saber si yo había escuchado su conversación, y por supuesto, no pensaba callarme.

-        ¿Por qué?  - Le pregunté dando un paso hacia delante?

-        ¿Perdón? – Entonó falsamente su voz de confusión.

-        Se supone que estabas empezando a salir con Derek, ¡¿Por qué?! – Le grité intentando no perder los nervios.

Y ahí fue, cuando la mascará de inocencia de Andreu se cayó al suelo mostrando su sonrisa lobuna.

-        Fue simplemente un peón, él no es quien debería haber muerto aquel día. – Aprete los puños junto con los dientes. – Belov debía de haberte matado a ti.

Comenzó a pasearse con unos aires que jamás me había fijado en él, fue tan buen mentiroso que ninguno hubiésemos sospechado que Andreu era en realidad un hombre de Lynx, era el traidor.

-        ¿Le querías? – Pregunté cabreada.

Soltó una sonará carcajada.

-        Por favor... no soy maricón. – Se burló despectivamente.

Eso realmente me enfureció, los sentimientos de rabia e ira se iban arremolinando en mi buen juicio, en aquel momento estaba viendo un gran punto rojo en el objetivo que tenia delante, iba a matarlo, disfrutaría haciéndolo.

-        Por tu culpa está muerto. – Musite viendo como encogía los hombros con desinterés y aburrimiento. – Aria ha estado en peligro muchas veces por tu jodida culpa. – Entre dientes le acusé.

Bufó sacando una pistola de su espalda, la cargo y me la enseño meneándola.

-        Me caías bien, pero te has convertido en un gran grano en el culo. – Endurecí la mirada analizando la situación.

Me apuntó con el arma, el seguro estaba sin quitar, si lo hacía bien podría cambiar las tornas del juego. No me lo pensé más, solo tenia una oportunidad y si la malgastaba podría acabar muerta, y para ser sinceros, hoy no era mi día. Di un paso hacia delante agarrando el cañón con una mano golpeando su antebrazo con la otra, le desarmé en un abrir y cerrar de ojos. Aprovechando su confusión alcé el puño para golpearle en la nariz. Estaba descalza, y eso era un impedimento, me dio una patada en el estomago haciendo que soltase todo el aire de mis pulmones, fue a quitarme en el arma lanzándome al suelo. Con su cuerpo encima del mío empezamos a forcejear, con la rodilla conseguí golpear sus costillas. De un movimiento consiguió lanzar la pistola en un rincón de la sala. Siendo más lista, de un veloz movimiento le quite de encima de mí dándole un puñetazo en la nariz de nuevo.

-        ¡JODER! – Se quejó con un gruñido.

Me giré para ir hacia la pistola cuando con una mancuerna pequeña del gimnasio me golpeo en la cabeza. Solté un quejido cayendo al suelo desplomada, mis ojos comenzaron a nublarse del impacto. Solté un jadeó horrorizado. Me arrastré, pero no fui muy lejos, mi visión cada vez se complicaba más dejándome indefensa. Giró bruscamente mi cuerpo quedándome bocarriba ya con la arma ya en sus manos. Intentando mantener los ojos abiertos mi cabeza se tambaleaba, y justo cuando fui a perder la conciencia se escuchó un disparo.

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¡NUEVO CAPÍTULO Y MUY INTENSO!

ANDREU ES EL TRAIDOR...¿OS LO ESPERÁBAIA?

¿COMO ESTARÁ DAVINA? ¿QUE PASARÁ?

CHAN CHAN CHAAAAAAAAAAAAAN

-URSAHE-

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