El rubio registró la cueva por unos minutos más en busca de alguna pista que le ayudara a tener la mínima idea de donde rayos se pudo haber ido su líder cuando se suponía que había un plan al que debía regirse.
Sin embargo, el vampiro detuvo sus movimientos cuando su móvil vibró intensamente en el bolsillo de su pantalón. Lo tomó con rapidez y respondió sin ver quién era el remitente.
—¿Sí?
—Amor, ¿qué tal te fue? —respondió cariñosamente una voz grave al otro lado de la línea, alegrando al dueño del teléfono inteligente—. Me prometiste que te reportarías, pero ya tardaste demasiado.
—Es una larga historia, mi vida. Solo te pediré que reúnas a los demás para ver cómo podemos actuar a partir de ahora.
—Como desees, Jiminnie.
—Gracias, Yoon—el susodicho no pudo contener una sonrisa al escuchar la manera tan dulce con la que su pareja musitaba su nombre. Los siglos podían pasar, pero la sensación de mariposas en el estómago jamás desaparecería—Bien, ¿y cómo se está portando mi bebé?
—¿De verdad quieres que te lo diga?
El tono de voz de su esposo le hizo soltar un suave suspiro.
—¿Qué te hizo ahora?
—Mis manos pálidas parecen un lienzo de rayas rojas gracias a sus arañazos.
—Por todos los murciélagos, a estas instancias de la vida Sombra y tú nunca aprenderán a llevarse bien, ¿eh?
—Tu gato es el endemoniado, cariño. Yo trato de ser amable, pero simplemente jamás me aceptará como tu pareja.
El otro vampiro recordó todas las cosas que le sucedían desde que esa pelusa enojona de color negro apareció en sus vidas, gracias al alma bondadosa de su pareja de sangre.
—Tal cual.
—Suficiente tengo con compartirte con él y todavía yo soy el que debe hacer méritos para que no se arme el caos. Eso no es justo.
—Pero siempre te lo he recompensado, ¿o no? —Jimin interrogó coqueto, ganándose una risita baja por parte del contrario—. Esa fue la mejor respuesta que me pudiste dar, Yoon.
—Es que no puedo ni como negarlo, Mimi. Son los mejores momentos a tu lado, y eso que cada instante que comparto contigo para mí es invaluable.
—Hoy estás más romántico que de costumbre, cariño. ¿Qué traes entre manos?
—Nada, nada... Es solo el resultado de todo lo que tú provocas en este pobre vampiro con el que decidiste unir tu alma hasta el final de los tiempos, por los siglos de los siglos.
—Pues ojalá sea más seguido—le molestó, sonando muy divertido con la situación, ya que a su mate se le hacía un tanto difícil ser expresivo con lo que sentía—. Pero eso no te eximirá de que limpies la caja de arena de sombra.
—Ahhh, lo intenté.
Jimin se carcajeó con gusto antes de contestarle a su pareja que esperaba que se relajara y pudiera formular alguna palabra.
—Te conozco de siglos Min Yoongi. No me puedes engañar.
—Debí suponerlo, aunque los cumplidos que te di son la más pura verdad, no lo olvides.
—Jamás.
—Perfecto, entonces haré lo que me pediste y ahí nos vemos. Adiós, mi amor.
—De acuerdo. Adiós, mi Yoon.
La llamada finalizó en ese instante, por lo que Jimin no demoró en guardar su teléfono y retirarse del lugar de la manera más cautelosa posible como los de su especie acostumbraban. Siempre tuvieron que mantener el perfil bajo, pero este último siglo fue mucho más, de una forma casi exagerada.
No obstante, si se trataba del bien común de su gente, cada inmortal perteneciente al clan Jeon no escatimaría esfuerzos para cuidarse las espaldas, evitando poner a todos en peligro hasta que el día del enfrentamiento final estuviera cerca.
Y dicho suceso estaba cada vez más a la vuelta de la esquina.
🍷
—¿Preparado?
—Yo siempre lo estoy Kim Taehyung—afirmó, tratando de arreglar su corbata, mientras el castaño lo analizaba desde la puerta—. Tú confía en mí.
—Lo hago. Pero...
Mientras el joven de piel nívea batallaba con ese jodido pedazo de tela que ni con el pasar de los años logró dominar, pues había gente que se encargaba de ello cuando asumió el puesto de líder, el escritor se acercaba a paso lento decidido a darle una mano.
—Déjame ayudarte, lord.
Con ese tono de voz aterciopelado que el humano poseía, el azabache simplemente accedió a su petición. En otras circunstancias, Jungkook jamás hubiera permitido aquello. Pues podía ser muy orgulloso cuando se lo proponía y preferiría cortarse las manos antes que verse como un torpe que no conseguía hacer un simple nudo de corbata.
No obstante, con Taehyung era diferente.
Le permitía tantas cosas y él mismo se portaba tan extraño a su alrededor que a veces le confundía, porque era relativamente muy poco el tiempo compartido entre los dos. Sin embargo, el líder del clan Jeon también era número uno para hacerse el desentendido e ignorar las claras señales que la vida le daba.
A estas instancias era más que obvia la atracción que sentía por el humano.
Por lo que simplemente disfrutó sentirse cuidado por alguien ajeno a su ambiente.
Ambos eran de la misma altura, él era mayor por siglos y pertenecía a una especie sobrenatural. Pero con solo sentir las manos ajenas toqueteando su pecho de manera superficial mientras la corbata tomaba forma, fue suficiente para hacerle sentirse pequeñito en medio de esa habitación de huéspedes que el susodicho le ofreció cuando llegó.
—Listo, quedó perfecto.
—G-Gracias.
—No hay de qué, si necesitas ayuda solo dímelo. No muerdo, Jungkookie. Aunque tú si lo hagas.
Taehyung bromeó, como si hubiera dicho el mejor chiste del mundo. Cuando lo cierto era que estaba igual o peor que los de su hyung Seokjin. Por lo que el joven de piel canelo pensó que el único que reiría sería él por lo malo que era, pero grata fue su sorpresa al escuchar una risita sincera brotar de los labios rojizos del líder del único clan vampírico de Corea del Sur.
—¿En algún momento no pensaste ser comediante en lugar de escritor?
—¿Halago o insulto? —debatió con diversión, haciendo rodar esos ojitos brillosos tan parecidos a los de un ciervo—. Está bien, entonces es halago.
— Tonto...
Aquel susurro no pasó desapercibido para el castaño, quien aprovechándose de ese ambiente tan cómplice que les rodeaba y que a día de hoy se había vuelto una constante en sus vidas, se tomó el atrevimiento de decir unas palabras.
—Pero con gusto puedo ser tu tonto y hacerte reír más seguido. Porque tu sonrisa es muy bonita y merece que la muestres con mayor frecuencia.
El humano fue consciente de la estupidez que había dicho al notar como el rostro ajeno en su palidez se encendía cual tomate maduro, mientras se alejaba desviando la mirada. A la par que expresaba lo siguiente con un tono que quiso ser burlón, pero que implícitamente delataba lo mucho que las palabras del mortal le afectaron.
—Estar tan nervioso por nuestro plan parece que terminó dañando tus últimas neuronas, Tae.
—Sí... Es eso—sinceramente no tenía ganas de debatir al respecto, no cuando él también se encontraba impactado por la espontaneidad y naturalidad de aquel discurso. Se aclaró la voz, fingiendo como pudo el poco interés de continuar con ese tema antes de seguir conversando de lo que realmente era de su incumbencia o más bien, de la incumbencia de ambos—. ¿En serio recuerdas hasta el más mínimo detalle de lo que practicamos?
—Que sí, no me puedo permitir joderla de todas formas.
—Bien. Estoy expectante por tu actuación, lord.
—Será magnifica, tengo experiencia en eso y en otras cosas más.
El vampiro musitó con confianza, olvidando lo contrario que se sintió segundos antes, pero el humano no demoró en obligarse a no malinterpretar sus palabras.
El estar tanto tiempo solo parecía estarle afectando de una forma que nunca imaginó. Y estar compartiendo su hogar esos últimos días con un atractivo pelinegro le estaba poniendo ansioso.
—Entonces vámonos, llegó el momento de ir a mi editorial.
Jungkook siguió de cerca al castaño, después de que este tomara una larga gabardina color café para que el clima frio de dicha mañana no se volviera una total molestia. El susodicho dirigió al vampiro hasta su garaje, donde su lujoso automóvil Génesis GV80 aguardaba por él.
Al azabache jamás se le pasó por la mente que el escritor contara con uno propio, por lo que fue una revelación interesante cuando en una de sus amenas conversaciones se lo mencionó.
Dicho vehículo era sumamente espacioso, cómodo y según las palabras de su hospedador le otorgaba mucha seguridad al manejar.
Cuando entraron al automóvil, Taehyung le pidió a Jungkook quien ocupaba el logar como copiloto que se pusiera el cinturón de seguridad. El mencionado obedeció, sonriendo internamente por la preocupación ajena aun cuando él era un ser inmortal al que nada le sucedería si no contaba con esa protección extra.
Sin embargo, ese no era el caso del humano al que analizó fijamente que copiara su acción antes de dar marcha y que el motor arrancara, consiguiendo que comenzaran a desplazarse por la amplia calle.
La música de la radio no tardó en resonar en el ambiente, y mientras eso sucedía, Jungkook se permitió quedarse hipnotizado por el lindo habito del humano al tararear inconscientemente una canción que ni siquiera conocía, pero que se escuchaba tan perfecta al ser coreada por el escritor.
No obstante, su intensa mirada fue notada por Kim, que ingenuamente descartó la posibilidad de un motivo más profundo tras el escrutinio de esos ojos escarlata que ahora se veían de un tono más oscuro que podría pasar desapercibido más fácil.
—¿Qué sucede, lord? ¿La confianza se te desvaneció tan rápido?
—No, no es eso, lirio.
—¿Entonces? —cuestionó curioso, sin despegar la mirada del frente—. Tan solo no me digas que tendrás un ataque de ansiedad y tendré que darte mi sangre estando ahí.
—¡Claro que no! ¿Por quién me tomas? No soy tan débil...
—Ya veo, me alegra escuchar eso. Porque me estresaría mucho si alguien nos descubre, además ayer quedamos con que podrías esperar hasta la noche para alimentarte ya que en durante el día aprovecharé a escribir lo más que pueda.
—Sí, sí. Lo tengo presente.
—De acuerdo. Ahora cuéntame que está atormentando esa cabecita tuya.
—¿Realmente crees que no te cuestionen nada? —inventó una excusa con una velocidad inaudita—. Es que les puede parecer muy repentino.
—Quizá, pero soy uno de los jefes—respondió, dándole una mirada llena de calma aprovechando que el semáforo se puso en rojo—. No te estreses, como tú dijiste que tu actuación será genial, confió en que será suficiente para engañarlos.
—Está bien, tienes razón.
—Igual estaré a tu lado para respaldarte.
—Gracias...
Después de eso, cada uno se mantuvo en sus propios pensamientos hasta que a lo lejos el azabache pudo divisar el edificio perteneciente a la editorial VanteBooks. Era de solo tres pisos, pero por su fachada se notaba lo moderna que era.
Ambos ingresaron por la increíble puerta con inteligencia propia según el vampiro que se había perdido de tanto por estar en un sueño de cien años. Unas personas que iban de allá para acá, apenas atinaron a saludar cordialmente al escritor y a su acompañante.
No obstante, una bonita chica de cabellos castaños claros se acercó hacia donde la particular pareja se quedó estática.
—Buenos días, Sr. Kim.
Ante ese sobrenombre Jungkook quiso reír, porque le pareció demasiado anticuado. Un poco irónico considerando que a él le llamaban "Lord", pero lo dejó pasar por el simple hecho de que el anhelo de molestar al humano ya se estaba haciendo presente.
Porque disfrutaba en demasía que el otro no se dejara y le respondiera de la misma manera. ¿Era un tanto masoquista? Seguramente.
Lástima que no contó que todas sus ganas se desvanecerían como el polvo cuando escuchó hablar tan confianzudamente al humano con la fémina de tacos altos.
—Buenos días para ti también, querida Miyeon, pero ya te había dicho que puedes llamarme Taehyung. No es necesaria tanta formalidad conmigo.
—Ay, no me acostumbro a eso, pero haré mi esfuerzo Taehyung.
—Mucho mejor, linda.
La susodicha le dedicó una sonrisa amable, sin embargo, cuando decidió posar su vista en el joven pálido que acompañaba a su jefe, la cara de este le descolocó un poco.
¿Era normal sentir con una mirada que la querían enterrada tres metros bajo tierra?
—E-Este... ¿Quién es usted?
—Oh, mis disculpas Miyeon. Soy un despistado, él es Jungkook. Primero debo conversar con Seokjin hyung de una situación importante antes de presentarlo formalmente con ustedes.
—Un placer señorita—musitó escuetamente el involucrado, ofreciendo su mano que fue tomada con cierto nerviosismo—. Es un gusto estar aquí en VanteBooks.
—Cho Miyeon. E-El gusto es mío, siéntase bienvenido.
—Así será.
La sonrisa que el vampiro le dedicó fue la más falsa, pero el humano a su costado ni siquiera la notó. Y la fémina tampoco quería continuar lidiando con ella, por lo que con una reverencia se despidió, dejándoles pase libre para que subieran al segundo piso del edificio.
—¿Quién era esa chica? Ya sé que es una de la trabajadora de la editorial, pero me pareció que tenía cierta cercanía contigo.
No entendía su comportamiento, por lo que lo más fácil era culpar la posesividad natural al tratarse de su mate. Cuando consiguiera la pócima que necesitaba, ese vínculo desaparecería y todo volvería a la normalidad. Sí, no había otra posibilidad de un resultado distinto a eso.
—Fue mi ayudante durante unos meses, es una persona muy buena. Y me sigue causando gracia que a estas instancias de la vida siga tratándome con tanta formalidad.
—Ohhh, ya veo—expresó sonando muy desinteresado—. Que interesante.
Taehyung percibió aquel tono como algo raro, pero como su cerebro estaba concentrado practicando mentalmente una y otra vez la manera en la que hablaría con su hyung, lo ignoró deliberadamente.
—Sí, pero dejando eso de lado—con confianza tomó la mano ajena, sobresaltando al celoso vampiro que había estado con el ceño fruncido gracias esa castaña de rostro angelical—. Menos charla, más actuación, ¿sí?
—P-Por supuesto, a eso venimos.
Y solo eso bastó para que su molestia se disipara en un abrir y cerrar de ojos. ¿Por qué quien podría enojarse con ese joven de piel canela y sonrisa cuadrada?
Absolutamente nadie, mucho menos Lord Jeon que estaba cayendo mucho más rápido de lo que creyó por la persona que le abrió las puertas sin esperar nada a cambio.
¿Mala o buena decisión?
Solo el destino se lo haría saber.
Continuará...
Espero les haya gustado mucho. Este capítulo me encanta por el simple hecho de que hay muchas cositas interesantes. Nos vemos en la próxima, gracias por el apoyo.