𝙋𝙀𝙊𝙋𝙇𝙀 𝙒𝘼𝙏𝘾𝙃𝙄𝙉𝙂...

By kisseslikedreams_

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'Eres como las estrellas en mis noches frías y oscuras, brillantes e inquebrantables.' En la década de los oc... More

𝘼𝘾𝙏 𝙊𝙉𝙀
1. 𝙈𝙖𝙙𝙢𝙖𝙭
2. 𝙏𝙧𝙞𝙘𝙠 𝙤𝙧 𝙩𝙧𝙚𝙖𝙩, 𝙛𝙧𝙚𝙖𝙠
3. 𝙏𝙝𝙚 𝙋𝙤𝙡𝙡𝙮𝙬𝙤𝙜
4. 𝙒𝙞𝙡𝙡 𝙩𝙝𝙚 𝙬𝙞𝙨𝙚
5. 𝙎𝙘𝙧𝙚𝙖𝙢𝙨 𝙞𝙣 𝙩𝙝𝙚 𝙢𝙤𝙤𝙣𝙡𝙞𝙜𝙝𝙩
6. 𝙏𝙝𝙚 𝙈𝙞𝙣𝙙𝙛𝙡𝙮𝙚𝙧
7. 𝙏𝙝𝙚 𝙂𝙖𝙩𝙚
8. 𝙎𝙣𝙤𝙬 𝘽𝙖𝙡𝙡
𝘼𝘾𝙏 𝙏𝙒𝙊
1. 𝙎𝙪𝙯𝙞𝙚, 𝙙𝙤 𝙮𝙤𝙪 𝙘𝙤𝙥𝙮?
2. 𝙈𝙖𝙡𝙡 𝙧𝙖𝙩𝙨
3. 𝙏𝙝𝙚 𝙘𝙧𝙖𝙯𝙮 𝙗𝙧𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧
4. 𝙏𝙝𝙚 𝙨𝙖𝙪𝙣𝙖 𝙩𝙚𝙨𝙩
5. 𝘼𝙣𝙭𝙞𝙚𝙩𝙮
6. 𝙁𝙚𝙖𝙧 𝙤𝙛 𝙡𝙞𝙫𝙞𝙣𝙜
7. 𝙏𝙝𝙚 𝙗𝙞𝙩𝙚
8. 𝙏𝙝𝙚 𝙬𝙤𝙪𝙣𝙙
9. 𝙏𝙝𝙚 𝘽𝙖𝙩𝙩𝙡𝙚 𝙊𝙛 𝙎𝙩𝙖𝙧𝙘𝙤𝙪𝙧𝙩
𝘼𝘾𝙏 𝙏𝙃𝙍𝙀𝙀
1. 𝙏𝙝𝙚 𝙉𝙞𝙜𝙝𝙩 𝘼𝙡𝙡 𝙎𝙩𝙖𝙧𝙩𝙚𝙙
2. 𝙏𝙝𝙚 𝙃𝙚𝙡𝙡𝙛𝙞𝙧𝙚 𝘾𝙡𝙪𝙗
3. 𝙑𝙚𝙘𝙣𝙖'𝙨 𝙘𝙪𝙧𝙨𝙚
4. 𝙏𝙝𝙚 𝙈𝙤𝙣𝙨𝙩𝙚𝙧 𝙖𝙣𝙙 𝙩𝙝𝙚 𝙎𝙪𝙥𝙚𝙧𝙝𝙚𝙧𝙤
5. 𝙂𝙤𝙞𝙣𝙜 𝙘𝙧𝙖𝙯𝙮

10. 𝙄 𝙙𝙞𝙙 𝙞𝙩 𝙛𝙤𝙧 𝙡𝙤𝙫𝙚

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By kisseslikedreams_



'𝙃𝙚𝙡𝙥 𝙢𝙚 𝙤𝙪𝙩 𝙤𝙛 𝙩𝙝𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙡𝙡.
𝙔𝙤𝙪𝙧 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙡𝙞𝙛𝙩𝙨 𝙢𝙚 𝙪𝙥 𝙡𝙞𝙠𝙚 𝙝𝙚𝙡𝙞𝙪𝙢'



Ella nunca pensaba en el futuro, porque no se veía en uno. Siempre se sentaba a escuchar como los demás hablaban de cómo serían cuando crecieran, dándose cuenta de que el problema no era que estaba confundida con su yo del futuro, si no que pensaba que su vida acabaría antes de que cumpliera los dieciocho, incluso los dieciséis.

Es triste dejar de preocuparse de las cosas, porque sabes que en un futuro ya no estarás para arreglarlas. Te dejan de importar porque, total, ¿para qué vas a intentar arreglarlas si vas a morir?

Es irónico como una simple chica pensaba constantemente en cosas que poca gente de su edad se planteaba. La llamarían loca si decía lo que realmente pensaba, pero Raven tenía que callarse, porque no quería ser juzgada, no quería ser diferente.

Pero obviamente, nunca compartía sus pensamientos con nadie, ni siquiera con Max, la persona en la que más confiaba y amaba. No quería sentirse una carga, no quería ser tratada diferente.

Su peor miedo era perder el rumbo, perderse a si misma.

A veces, cuando quieres pasar desapercibido, es cuando más te observan. Y cuando quieres que las personas te vean, te vuelves invisible.





















Tres meses después del 4 de julio de 1985, el día en el que todo cambió.

Lucas y Max miraban a Dustin con una pequeña sonrisa burlona. Recordar el momento en el que cantó junto a su novia mientras estaban a punto de morir les hacía reírse como nunca antes.

—𝘛𝘶𝘳𝘯 𝘢𝘳𝘰𝘶𝘯𝘥, 𝘭𝘰𝘰𝘬 𝘢𝘵 𝘸𝘩𝘢𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘴𝘦𝘦... —Cantaban a la vez, mirándose mientras movían alegremente las manos.

— Cantáis terriblemente mal. — Dijo Dustin, mientras recogía varias cosas en una caja.

— Puedes cantarnos una pieza? — Preguntó Max, rogándole, juntando las palmas de sus manos.

— No. Os he dicho que es exclusivamente para los oídos de Suzie. — Respondió Dustin molesto, harto de escuchar sus burlas.

— Vamos Dusti, por favor. — Dijo Lucas, soltando una carcajada.

— He dicho que no. —

Lucas y Max se miraron con gracia, sabiendo que no pararían hasta lograr su objetivo.

— 𝘛𝘶𝘳𝘯 𝘢𝘳𝘰𝘶𝘯𝘥, 𝘭𝘰𝘰𝘬 𝘢𝘵 𝘸𝘩𝘢𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘴𝘦𝘦... — Dijeron de nuevo, mientras Dustin rodaba los ojos, visiblemente irritado.

Raven caminaba por el pasillo, sujetando una caja, mientras intentaba no hacer mucho esfuerzo con su brazo derecho, ahora cuidadosamente sujetado por un firme vendaje que también cubría su hombro. Escuchó como la voz de sus amigos provenía desde la otra parte de la casa y decidió acercarse a ellos. Oía los cantos de Max y Lucas, así que caminó hasta el final del pasillo y se asomó por el marco de la puerta, llamando la atención de la pelirroja, haciendo que dejara de cantar en cuanto la vio cargando más peso del que debía.

— Necesitas ayuda con eso linda? — Preguntó Max, levantándose de su lugar rápidamente y caminando hacia ella, dejando un pequeño beso en sus labios y agarrando la pesada caja que llevaba por debajo de su brazo izquierdo.

— Gracias, pesaba como un muerto. — Dijo Raven, agitando su mano para liberar la tensión que tenía por sujetarla.

— Me declaro fan número uno de esta relación. — Dijo Lucas, causando una risa en ambas chicas. Dustin le dio la razón, chocando los cinco con su amigo. — ¿Nos podéis adoptar? —

— Lleváis siendo mis hijos desde la guardería, pedazo de pañales. — Dijo Raven, riendo junto a los dos chicos.

— Sois unos idiotas. — Dijo Max, con una sonrisa en su rostro, sin apartar la mirada de su novia.

— Bueno, somos unos idiotas guapos. — Respondió Raven, entrelazando su mano con la de ella.

— Dejad vuestro amor para después, que las cajas no se llenan solas. — Dijo Dustin, dando palmadas al aire. — Vamos, espabilad, que es para hoy. —

— Oye, no le des órdenes a tu madre. — Le regañó Raven, apuntándole con su mano y con la de Max.

— Perdón mamá. —

— Ven, vámonos. — Dijo Max, saliendo de la habitación, arrastrando a su novia con ella.
— Arreglar vosotros estas cajas, yo voy a ayudar a Raven. — Dustin y Lucas protestaron varias veces, pero la pelirroja no los escuchó. Ambos le enseñaron el dedo del medio mientras las dos chicas desaparecían por el pasillo.

— No deberías cargar con tanto peso. — Dijo Max, mirándola con algo de preocupación. Se había dado cuenta de lo duro que era para su novia despertarse cada mañana y ver ese vendaje que le recordaba todo lo que pasó aquella noche en el cuatro de julio.

— No quería retrasar más las cosas. — Respondió Raven, mientras ambas entraban en la habitación que una vez fue de Will. Todo lo que quedaba era su cama y un par de armarios. — No quiero ser inútil. — Susurró por lo bajo, mordiéndose el interior del labio, creyendo que su novia no le había escuchado. Antes de que pudiera agacharse a recoger las cosas y empaquetarlas, Max puso su mano en la cintura de Raven y la obligó a que volteara todo su cuerpo para poder mirarla.

— No eres inútil. — Dijo, fijando su mirada en esos ojos oscuros que una vez tuvo miedo de no volver a verlos. — No digas eso otra vez porque te golpearé. —

— Suenas exactamente igual que mi hermano. — Rió Raven, acercándose un poco más a ella. — Solo te falta el pelo en el pecho y eres él. — Max sonrió, feliz de poder escuchar la risa de Raven, que era una de sus cosas favoritas de ella. No pudo evitar quedarse mirándola con admiración, sin poder desviar sus ojos de ella. Ella hablaba mientras la pelirroja la escuchaba. Max solo pensaba en lo increíble que se veía. Siempre se veía increíble.

— ¿Por qué me miras así? — Preguntó Raven cuando se dio cuenta de que su novia había dejado de escuchándola hace rato.

— Nada importante, me gusta tu cara. — Bromeó, sacando la lengua.

— Eres una idiota. — Dijo riendo, acercándola a ella y juntando sus labios en un pequeño beso, mientras con su mano acariciaba su mejilla.

— Tu idiota favorita dirás. — Bromeó de nuevo Max, apoyando su frente con la de Raven, mientras ambas reían.

— ¡Hey! — Una voz hizo que ambas voltearan a mirar, viendo como Mike estaba asomado por el marco de la puerta, observándolas atentamente.

— ¿Que pasa cara rana? — Preguntó Raven, molesta con el chico por interrumpir el momento con su novia.

— Tenemos que salir fuera a despedirnos, Eleven y Will se van ya. — Dijo entrando con prisa a la habitación, ofreciéndose a recoger las cajas restantes que quedaban. Desde el día de su discusión, Mike se dio cuenta de la mayoría de sus errores y quiso empezar a corregirlos, comenzando a cambiar sus actitudes hacia Max y siendo mucho más comprensivo con su novia.

— Esos dos nos van a hacer mucha falta. — Suspiró Raven, saliendo del lugar con Max, dirigiéndose a la salida de la casa que ahora echaría de menos estar, jugando y riendo con Will mientras comían un cubo lleno de palomitas, que luego se le pegaban a los dientes y se irritaba tanto que acababa lavándose los dientes tres veces. Sonrió nostálgica al recordarlo, triste por saber que esos momentos no se repetirían más.

Ella sabía perfectamente que sus amigos volverían unos días en algunas vacaciones, pero siendo realistas, está claro que desde hoy, nada volverá a ser lo mismo. Todos están intentando negar los malos pensamientos, pero Raven es la única de los chicos que, a duras penas, ha aceptado el hecho de que van a acabar distanciándose, porque es lo que hay, no se puede hacer nada para remediarlo, y eso le enfurece mucho, porque tendrá que vivirlo, sintiendo impotencia por no poder hacer nada al respecto. No podrá arreglarlo.

Cuando los tres chicos salieron de la casa, se encontraron con una imagen que les daba ganas de esconderse la cabeza bajo la almohada, derramando lágrimas, deseando que no fuera verdad. Varios de los chicos lloraban, mientras abrazaban a Eleven y Will, éste último prácticamente tenía toda la cara roja por todas las lágrimas que manchaban su cara. Raven se acercó lentamente a él, con una pequeña sonrisa. Cuando el chica la vio, inmediatamente la rodeó con sus brazos, escondiendo la cabeza en su hombro, llorando en él, mientras ella le acariciaba la espalda, intentando tranquilizar los pequeños sollozos que salían de su boca.

— Prométeme que llamarás, que no vas a dejarme. — Le susurró Will, separándose lentamente del abrazo.

— No voy a dejarte, te llamaré todos los días si hace falta, lo prometo. — Dijo Raven, secándose las lágrimas que estaban a punto de salir de sus ojos, pero no lo hicieron.

— Te quiero Raven. — Dijo Will, mientras su voz temblaba.

— Yo también te quiero Willy. Eres el chico más magnífico que he conocido. — El chico sonrió agradecido, dándole un último abrazo de despedida. — Cuando vuelvas en vacaciones, jugaremos D&D hasta quedarnos dormidos. —

Max, quien ya se había despedido de Eleven, tenía los ojitos húmedos, pero trataba de aparentar tranquilidad, aunque ahora mismo lo único que quería era llorar durante todo el día. Miraba como su novia se despedía de uno de sus mejores amigos y vio como ella estaba igual. Solo quería tumbarse en su cama y abrazarla durante toda la eternidad.

Will acompañó a Raven hasta donde estaba Eleven, quien se giró con curiosidad al sentir un pequeño toque en su hombro. Cuando vio a su mejor amiga delante suya, la abrazó con fuerza, pero con cuidado de no lastimarla.

— Voy a echarte mucho de menos. — Dijo Eleven, soltando una pequeña risa al oler el aroma a perfume que desprendía la chica.

— Yo también te voy a echar mucho de menos, cuando vuelvas vamos a hacer miles de planes diferentes junto a Max. — Dijo con una sonrisa, señalando a su novia. — Te llamaremos para contarte todas las cosas nuevas. —

— Promesa? — Preguntó, con miedo de que la contraria se negara. Pero le extrañó cuando Raven alzó su dedo meñique hacia ella, mientras agarraba su mano y hacía exactamente lo mismo.

— Promesa. — Dijo entrelazando su meñique con el suyo, con una sonrisa.

Después de varios abrazos más y un mar de lágrimas, los chicos veían como el camión de mudanzas desaparecía de su vista, perdiéndose por la extensa carretera que los separaría a partir de ahora.

— Deberíamos ir a casa. — Dijo Lucas, viendo los rostros de sus amigos, notando que cada uno necesitaba un descanso.

— Opino lo mismo. — Respondió Raven, suspirando pesadamente. — Nos vemos mañana chicos. — Dijo pesadamente, mientras entrelazaba su mano con la de Max, sabiendo que hoy estaría con ella, en la habitación de la pelirroja, y podría abrazarla el tiempo que quisiera, para intentar aliviar sus heridas.

— Nos vemos. — Respondieron los demás, mientras cada uno se iba por su lado. Sabían que este bajón no duraría mucho, pero necesitaban tiempo a solas para procesarlo.

Max y Raven caminaban en completo silencio, para nada incómodo, mientras la pelirroja intentaba copiar los pasos de su novia, andando a la misma vez que ella. Esto le pareció muy tierno a Raven, que la veía cada vez que se le presentaba la oportunidad.

Desde que Raven salió del hospital, Max ha estado mucho más pendiente de ella, acompañándola cuando hacía falta y atenta a cuando necesitara ayuda. No quería perderla a ella también. Aquel día en el hospital, al ver a Raven llena de aparatos que monitorizaban sus pulsaciones, se prometió no volver a dejarla sola nunca, la protegería aunque su vida dependiese de ello.

Al llegar a casa de Max, ninguna de las dos tuvo que preguntar que hacer, se deshicieron de sus zapatillas y entraron dentro, dirigiéndose a la habitación de la pelirroja.

— Por fin un poco de tranquilidad. — Dijo Max, desatando la coleta que agarraba su cabello, mientras pasaba una mano por él, aliviando el dolor de cabeza que sentía. Raven se le quedó mirando, se veía extremadamente hermosa a sus ojos.
— ¿Por qué me estás mirando así? — Preguntó, con el ceño fruncido.

— Nada importante, me gusta tu cara. — Dijo imitando lo que anteriormente la pelirroja dijo. Sacó la lengua en forma de burla, ganándose una risa por su parte.

— Parece ser que la idiota no soy yo. — Rió Max, mientras se sentaba en el borde de la cama, apoyando los brazos en sus rodillas. Raven la imitó, posicionándose justo a su lado, sin dejar de mirarla en ningún momento.

— ¿Sabes lo que me apetece hacer ahora mismo? — Preguntó Raven, con una pequeña sonrisa en su rostro. Max volteó su cabeza a un lado, mirándola a los ojos.

— ¿Que quieres hacer? — Preguntó confundida. Raven se acercó a ella y puso una mano en su mejilla, juntando sus labios con los de ella. Da igual cuantas veces se besaban, siempre se sentía como la primera vez. Los besos eran la calma y los abrazos eran la paz. Max puso sus manos alrededor de la cintura de Raven, levantándola cuidadosamente para luego tumbarla en medio de la cama, quedando ella a su lado. Decidieron hablar sobre temas del pasado, mientras entrelazaban sus manos y jugaban con ellas.

— Me acuerdo del día en el que te caíste de tu skate en el gimnasio. — Dijo Raven, soltando una pequeña risa al recordarlo.

— Esa fue una caída dolorosa, vas a ir al infierno por reírte. — Respondió Max, riendo también. La risa de su novia era extremadamente contagiosa y siempre acababa riéndose junto a ella.

— Aún recuerdo cuando me defendías de unos chicos en la escuela que no paraban de molestar. — Dijo Max, dando pequeñas palmaditas a la mano de Raven, mientras se perdía en sus hermosos ojos.

— Esos chicos eran un dolor en el culo. — Respondió, haciendo reír a la pelirroja.
— Obviamente que voy a defender a la persona que amo. — Max abrió los ojos con sorpresa, alzando un poco su cabeza, con una cara llena de un sentimiento que Raven no podía identificar. — ¿Qué pasa? —

— ¿Qué has dicho? — Preguntó la pelirroja, pensando que había escuchado mal.

— He dicho que te amo. — Dijo Raven, con un tono suave, sonriéndole como una tonta.

— ¿Me amas? — Preguntó de nuevo, mientras sus ojitos se aguaban ligeramente.

— Te amo. — Volvió a decir Raven, juntando sus labios con los suyos. — Te amo mucho Maxie. — Susurró en su oído, abrazándola de nuevo, sintiendo esa calidez que solo sentía cuando estaba con ella.

— Yo también te amo. — Dijo Max, con una tonta sonrisa en su rostro. Había ganado la lotería con Raven, le había tocado una entre un millón.

No supieron contar cuantas veces más se besaron y se abrazaron ese día, pero ambas notaron como algunas de sus heridas dolían menos cuando estaban juntas. El sentimiento era tan fuerte que nada ni nadie podría romperlo, y ellas se sentían orgullosas por aquello. Desearían poder abrazarse y besarse siempre, y eso es lo que iban a hacer cuando tuvieran tiempo, porque saben que los minutos, las horas y los días pasan con rapidez.

Ese día, Max lloró más de lo esperado entre los brazos de Raven, mientras ésta dejaba besos en su frente y secaba sus lágrimas cuando hacía falta. Ese día, en medio de la madrugada, Raven se levantó de la cama y se sentó en el escritorio, sacando un papel y un bolígrafo, comenzando a plasmar sus sentimientos ahí, porque sabía que no sería capaz de decir lo que sentía con palabras. Ese día, Max Mayfield despertó, notando el vacío en el otro lado de la cama, suponiendo que su novia había vuelto a casa, pero cuando fijo su mirada en la mesita de noche, vio como un plato de galletas reposaba sobre ella, y al lado, un pequeño sobre, con el nombre de Raven escrito en él. Ese día, Max se comió las hermosas galletas que su novia hizo y abrió el sobre, comenzando a leer su contenido con cuidado, fijándose en la hermosa letra que ella tenía.

'Siempre he pensado, desde que no era más que una niña pequeña, que un hogar estaba compuesto por cuatro paredes y una puerta, que un hogar solo servía para protegerte del frío y de la lluvia. Pero ahora sé, que mi hogar tiene dos brazos, dos manos, unos espectaculares ojos azules, y el latido del corazón más puro que he visto, y sirve para protegerme de las más grandes tormentas.

Tú eres mi hogar.

Me has enseñado a ser todo lo que soy y a aceptar mi manera de ser. No sabes lo agradecida que estoy de tenerte en mi vida, tengo mucha suerte de amanecer contigo cada día y ver ese hermoso rostro que tanto adoro. Me encantan esos ojos azules que puedo estar mirando por horas y nunca me cansaría. Me encanta la manera en la que te preocupas cuando algo no va bien. Me encanta tu sonrisa, es la más hermosa que he visto nunca. Pero sobre todo, me encanta todo de ti.

Escribo esto para hacerte saber que nunca vas a estar sola mientras yo siga con vida. Siempre tendrás un hombro en el que llorar y unos brazos que te acogerán cuando el frío te invada.

Mientras las estaciones cambian, mi amor por ti permanecerá.

Mientras la cera de la vela se derrite, la llama seguirá encendida.

Aunque el viento intente derrumbarlo, el árbol seguirá resistiendo.

Mientras yo te tenga a ti, mi amor por ti permanecerá, mi llama seguirá encendida, pero sobretodo, el viento nunca podrá hacer que vuelque, porque seguiré resistiendo por ti. Porque te amo. Te amo desde el primer momento en el que te vi.




————

He escrito esto mientras miles de lágrimas se me salían de los ojos.

Amo a Max y a Raven con todo mi corazón.

Últimamente he estado dentro de una espiral de falsedad y malos pensamientos, preguntándome miles de cosas que no debería, y la única manera de salvarme ha sido escribir este capítulo, porque solo con el hecho de pensar que hay gente a la que le gustan mi manera de escribir me hace la persona más feliz del mundo. Mi yo de hace unos meses no podría ni imaginarse el apoyo que le han dado. Estoy tan agradecida, no saben cuanto. <3

Aquí termina la tercera temporada, espero que estéis preparados para la cuarta, porque pondré toda mi alma en ella :)

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