Trihibrida |EN PROCESO|

By PasquarelliMaria

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La humanidad no estaba lista para lo qué se desataría a continuación. Talvez nunca lo estuvo. Blake Mykelsson... More

Trihibrida
1| Intrusa
2| Pesadillas y Realidades
3| Problemas
4| Dolor y Muertes
5| Regente Dé La Manada Blossom
6| Mates
7| Lazos Unidos
8| Vinieron por mi
9| ¿Qué diablos me pasa?
11 | Palacete Vampiro
12| Comienzos dé la historia

10| Narrador Omnicente

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By PasquarelliMaria

Narrador Omnicente

Desde hace un tiempo atrás se pauto la regla dé qué ningún humano puede saber él secreto qué hay detrás de los bosques, de todo el mundo. Nadie sabe, sólo hablan por si solas las desapariciones en sus alrededores. Niños, jóvenes, ancianos nadie sabe nada y nunca sé encuentran sus cuerpos.

Se rumora qué utilizan los cuerpos para sacrificios a los dioses, yá qué era unas de las tantas hipótesis que los mismos habitantes sé hacían.

Pero la verdad detrás de todo eso era qué había personas más hábiles qué ellos y dé un orígen sobre natural. Una raza distinta y que el bosque era uno dé sus hogares dónde podían saciar sus demonios y sus necesidades naturales. Vampiros, hadas, lobos, demonios, duendes, brujas, ninfas, sirenas, todo aquello contando en las historietas y películas dé miedo si existían.

Siempre existieron por algo es qué fueron creadas sus películas que netamente eran sus historias plasmadas en ella. ¿No? Después dé todo toda esa información qué había en ellas si era cierta, lo vampiros se alimentaban dé sangré humana, las hadas eran hermosas y vengativas. Las brujas hábiles por naturaleza, los lobos eran seres bestiales condenados a cada luna luna llena perder el control de sus cuerpos y de su lobo. Todo aquello sí existía y por orden natural la humanidad no podía saber dé la existencia dé seres superiores a ellos.

—¡Piedad, pie..dad!—el golpe secó qué emitió su cráneo la dejó chillando dé dolor

El dolor la hizo callar, pero aún sin embargo emitía quejidos por el líquido tibio qué escurría de la parte trasera dé su cabello. Sentía la piel débil por las manos dé su asesinó cuándo la tomó, y debido a su indiscreción no le hizo caso a su madre y salió en la noche a trotar cerca dé el bosque sabiendo las consecuencias qué últimamente la policía se encontraba en el bosque en la búsqueda exhaustiva dé adolescentes perdidos que en la estación policíal.

Ahora ella sería una dé el montón y sabría quien era qué asesinaba a ésas pobres almas. Y también sería una de ellas.

Maldice la hora en qué cruzó su puerta omitiendo las advertencias dé su madre ya no regresará a casa. Élla no hizo nada malo sólo fué a trotar en las afueras dé la ciudad cerca dé el bosque pero nisiquiera lo cruzó ella sabía qué no merecía morir dé una forma así.

Sólo había visto la figura dé un chico saltar entré las tiendas cercanas dé el bosque, ella se había sorprendido al ver que una persona era capaz de saltar a esos metros tan largos de distancia y aterrizar completamente bien. Quiso atribuirle esa agilidad a él parkour pero élla sabía que nisiquiera ése deporte era de darle las capacidades qué fue capaz dé hacer ése chico.

Ella vió cómo en un acto dé violencia le lanzó un puñetazo a una lámina dé hierro de una dé las tiendas. Eso sí no lo haría nadie en su sano juicio.

Quiso retroceder y desviar su camino porque algo le decía que no tenía qué haber era visto lo qué vió. Cuándo se hiba a dará la vuelta sintió un pecho duró y frío atrás suyo y vio que era el mismo chico que estaba viendo.

Quiso ahogar un gritó por ver esos colmillos que le parecieron muy parecido a las películas dé vampiros qué veía con sus mejores amigas cuando sintió una bofetada, que la hizo ver oscuridad.

El chico de cabello castaño la llevo a los extremos dé el bosque cuándo despertó ella estaba sobre él respaldo dé un tronco y con los labios fríos de ese chico sobre su cuello. Repartía pequeños besos con desesperó ella sólo escuchaba el sonido de los animales dé el bosque y, quiso apartarlo pero nada funcionaba.

Poseía una fuerza descomunal, qué la hizo golpearse contra el tronco dejando su cabeza adolorida.

Quiso qué el chico la matara rápido pero lo qué hiba hacer la hizo cerrar los ojos. Vio cómo se levantó y empezaba a bajar su bragueta dé el pantalón. No estaba nada mal, sí el chico no la hubiese tomado dé esa forma talvez, si se hubiesen conocido dé una forma distinta ella hubiese aceptado salir con el. Pero no le agradaba lo qué quería hacerle.

La hiba a violar.

Gritó, chilló y nadie la podía escuchar.

—¡Porfavor, no lo hagas!—le pedía entre llantos—Soy virgen, mátame sí quieres pero no me hagas ésto.

El chico esbozó una sonrisa macabra y metió sus dedos fríos atravez dé el mono dé la chica ella sé retorcía de ensucio dé tierra, cuándo cae sobre ella revolcandose. Siente cómo es arrastrada sobre la tierra a otro lugar, aferra sus dedos sobre la tierra cómo si por un momento ésto detuviera su final.

Por otro lado desmintiendo los mitos ningún ser sobrenatural estaba con él derecho dé acabar con la vida dé un débil humano. Sólo lo hacían cuándo ellos veían lo qué hacían, algunos utilizaban su poder de compulsión cómo los vampiros y los hacían olvidar lo qué vieron y otros los asesinaban.

Por otro lado existía la pirámide alimenticia y hacía todo fácil dé entender.

Los duendes sé alimentaban dé las hadas y vivían en esa constante guerra dé sobrevivir. Las sirenas sé alimentaban dé los duendes y ellos debían protegerse de ellas esos eran los estándares más bajos mientras más subía los seres superiores ganaban. Los vampiros sé alimentaban dé la sangre de todos ellos, sin pizca dé suplica eran seres sin escrúpulos a la hora dé atacar a sus víctimas se alimentaban dé los humanos y los hacían olvidar lo qué veían.

Todos sabían qué los vampiros era los reyes dé la pirámide alimenticia ya qué nadie podía exterminarlos o asesinarlos con una mordida.

Pero ella sí lo hacía y estába consiente que la mayoría dé veces ese sed de ellos la hacía perder el control.

—¡Ahí! ¡Ahí!—la humana sé levanto despavorida señalando un punto muerto de el bosque. El vampiro giro el la cabeza lentamente haciéndolo cagarse dé los pantalones.—Matamé dé una vez, porfavor no quiero qué éso lo haga.

La humana ya estaba nerviosa prefería qué el vampiro terminara con su vida rápidamente antes qué esa otra persona lo hiciera. Las venas oscuras resaltaban los párpados y todo el rostro hasta su cuello. Atravez dé la oscuridad y los reflectores dé la ciudad le daban ése aura dé qué es capaz dé acabarte en un chasquido de dedos. Lo más terrorífico dé sus aspectos eran esos ojos qué brotaban dé sus cuencas y ese tono tan inusual dé ellos.

El vampiro sé separó dé ella gruñendo ante esa persona qué amenazaba su bocadillo. La humana sé levantó a sancadas rápidas sin despegar la vista dé la abominación qué tenía al frente y tomo el suéter dé el vampiro moviendolos bruscamente mirándolo a los ojos.

—Mátame—le pedía entre jadeos ya ella no sabía qué era real o no—No quiero qué ese mounstro lo haga.

Los mechones dé el cabello dé la chica porque sí era una chica esa abominación, los apartó dé su rostro ladrando una sonrisa alegré. Sus oídos no fallaron ante el olor tan delicioso que emitían esos seres qué se alimentaban dé sangré y siguió su instinto hasta estos extremos dé el bosque.

El vampiro adopta una posición defensiva y no duda en saltar sobre ésa chica qué igualmente poseia sus colmillos pero más largos y puntiagudos. La chica se movió fácilmente y el vampiro cayó sobre un tronco azotando. Sé va contra ella y ella evade, los golpes y puñetazos que el trata de darle sin hacer un mínimo esfuerzo. Al contrario cuando su mano se va a su codo parte su codo sin miramientos el gruñe y trata de zafarse dé su agarré cuando élla lo ve fijamente a los ojos y le ordena algo en voz baja qué lo hace gritar.

La humana sé hace un ovillo cuándo ve al vampiro qué la hiba a asesinar siendo asesinado por algo más poderoso qué él. Grita y llora y sus piernas no se pueden mover por el miedo que la consume.

Solo ella y el bosque fue testigo dé cómo la chica clava sus colmillos brutalmente sobre el cuello flácido y encorvado que lo ponía el vampiro tratando de escapar de ella. La sangre brotaba exageradamente sobre el cuello sus ojos... Esos ojos...

Eso no bastó cuándo sé separó dé el cuerpo de el vampiro y veía la herida qué le había causado élla. La piel del el joven vampiro dónde fué mordido sé puso dé un color amarillo viscoso y veía como él gritaba dé dolor hasta qué su llanto cesó y su manos cayeron sobre la tierra y su cuerpo empezó a desintegrarse hasta qué solo había cenizas en lugar del un cuerpo .

«Murio»

La chica tenía los labios empapados dé sangré y dirigió su vista sonríente hacía élla. Oh, no no.

No sabe dé dónde saco la fuerza para empezar a correr lejos dé ese lugar no sabe cuánto recorrió, sólo sentía su corazón galopar debido a la adrenalina. Hasta qué choco con un cuerpo femenino.

Se va de bruces y cuando ve que es la misma chica, maldice y ve la opción dé lanzarse sobre el barranco qué estaba a metros dé ella. Se desplaza con brusqueza sobre la tierra y siente el vacío acompañarla, su cuerpo choca con piedras, ramas, uno qué otro golpe en su cabeza. Hasta qué cae sobre un pequeño rio se levanta con su cuerpo y ropa humedad y cuando va a levantar su vista se ropa con esas botas oscuras. Y vuelve a maldecir y espera ese mismo final qué el dé el vampiro.

Pero sé sorprende cuándo el tacto frío la agarra dé el brazo ayudándola a levantarse y ella queda al frente dé ella sin dejar dé ver esos ojos qué prometen ser tus verdugos.

¿Qué era ella realmente?

Lucía aterradoramente, tenía venas oscuras alrededor dé su rostro y en los brazos y podría jurar qué en las piernas también. Acepta su final cuando ve qué la chica alza su brazo sin perder el contacto visual con ella y con sus colmillos perfora su muñecas y un líquido carmesí brota dé ella y se la ofrece.

Oh no, no ella no era un chupasangre.

—Yo no...—ella la calla.

—Vas a beber dé mi sangré, y luego de hacerlo olvidarás absolutamente todo lo qué vistes en este bosque. Y saldrás de aquí con la necesidad de correr y cuando cruces los extremos dé el bosque olvidarás todo lo que vivistes.

Ella asíente y cómo sé lo ordenó bebé dé ese líquido. Y ve como el dolor dé sus heridas de las manos y la herida dé su cráneo es sanada por arte mágica quería decirle algo pero de sus labios no podía emitir nada coherente y sólo sentía la necesidad dé hacerle caso a lo qué decía.

Luego qué lo hizo, cómo sí su cuerpo le mandara órdenes empezó a correr sobre el bosque. La adrenalina la consumía sabía que por órdenes dé ella. Olvidaría todo lo qué vivió esa noche mientras corría vislumbró un lobo inmenso dé ojos amarillos qué le veía al correr sigo caminando y se topaba con luciérnagas y todo tipo dé seres qué descubrió qué desambulaban en la noche.

Ella ya no recordaría nada.

—¿Que hago aquí?—se dijo así misma al ver que admira de reojo la ciudad y los letreros brillantes.

Su móvil suena y ve el rostro dé su madre en ella.

Oh cariño, me tenías preocupada ¿Estás bien? Me preocupé y tuve un mal presentimiento regresa a casa y ya no salgas a estas horas es muy peligroso.

—Tranquila madre estoy bien—suspira—Ya vuelvo al departamento.

—¿Segura cariño? te escuchas agitada ¿ dónde estás?

Volteó hacía los lados y vio algunas tiendas cerradas y otras abiertas las 24 horas vio el Subway cercano qué se encontraba una qué otra persona comiendo. ¿Qué hacía aquí? No recordaba nada dé como llego ahí así qué suspiró y tomo su celular buscando una respuesta coherente pará los mandatos dé su madre.

—Estoy en él Subway creó qué hiba a comprar un emparedado.—se escucha una exaltación dé fondo—Igual no te preocupes ya voy a casa.

—Cuidate.

Sé da la vuelta y saca unos billetes dé su chaqueta y dispuesta a entrar a la tienda dé comida rápida se detiene al escuchar los alaridos dé lobos. Sé da la vuelta hacia el comienzo dé el parque dé el bosque y ve a lo lejos unos ojos amarillos y un hermoso lobo dé pelaje blanco. Nunca lo había visto, pero era realmente hermoso, no dejó dé detallarlo y pareciera qué el estuviera también viéndola. No recordaba que los lobos tuvieran ese color amarillo pero no le hizo caso sé sentía paranoica y no sabía porqué.


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