Aún recuerdo la niñez que he dejado atrás aquellas veces en la que me pasaba jugando, cuando no conocía la maldad ni las preocupaciones, cuando no tenía que pensar sobre mi futuro y cuando los problemas eran ajenos a mí.
Tenía a mamá, escondiéndome detrás de ella cuando me asustaba.
Tenía a papá que me cargaba siempre que tenía sueño.
Tenia a mi hermana que era con la que siempre jugaba.
Tenía el "todo está bien"
Pero ahora se ha ido, ha llegado la realidad.
Ha llegado el "tienes que crecer", "ve madurando", "¿Que quieres para tu futuro?", todas esas preguntas agobiantes y todos los problemas que ahora se presentan.
Al extrañarla me di cuenta de que seguía aquí.
Mi niña interior, que no me había abandonado y que nunca se irá porque esas memorias siempre estarán conmigo, está conmigo cuando juego y bailo, cuando hablo sola o canto a todo volúmen, cuando veo caricaturas y comparto risas con mis amigos, cuando me esfuerzo por lograr mis sueños.
Mi yo pasado siempre estará ahí, lo único que tengo que hacer es: encontrarlo.
Volver a mis raíces y soñar como lo hacía aquella vez, cuando todo parecía estar bien.