Hemos llegado al final, ¡al fin!
Santo cielo, me dio duro escribirlo, las ideas no me llegaban pero lo logré, aun así no se preocupen volveré algún día con los extras donde se explicara muchas cosas y se presentarán las parejas
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Fiesta II
Aoko Nakamori no suele venir a ese tipo de fiestas porque solían bombardearla de preguntas referentes al trabajo de su padre y esta no era una excepción, el problema era que Ayumi no estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones.
Ella simplemente se quedaba en silencio sin saber qué hacer, debido a las constantes fotos y preguntas sobre el trabajo de su padre, la pobre Ayumi estaba al borde del colapso hasta que apareció su caballero de brillante armadura azul oscura.
—Aoko-san, la anfitriona la está llamando. —exclamó Mitsuhiko con una sonrisa tomando su hombro.
Los ojos de la joven brillaron por la emoción de poder salir de semejante acontecimiento, antes de seguir a su novio.
—¿Dónde está Sonoko-san? —preguntó Ayumi caminando a quien sabe donde.
—No lo sé, probablemente siga saludando a los recién llegados. —le respondió el de pecas.
—¿Eh? ¿Pero entonces…? —murmuró extrañada.
—Solo quería sacarte de allí y estar a tu lado. —habló Tsubaraya avergonzado, rascándose el cuello.
—¡Yo-Yo también! —exclamó con fuerza, al darse cuenta que llamó la atención bajo la mirada antes de seguir en voz baja. —¡Quiero estar a tu lado!
—Hola. —exclamó muy alegre Kazuha (Sonoko) acercándose a su propio cuerpo y su novio.
—¿Qué pecado estaré pagando para estar haciendo esto? —preguntó Sera agotada.
Sonoko solo pudo reír sabiendo lo extenuante que es ese trabajo. —¡Los recompensaré mañana, lo prometo!
Sera simplemente suspiró agotada antes de seguir saludando a los invitados.
—Deberás hacer algo muy bueno por ellos. —le dijo Makoto con una sonrisa pasiva.
—Lo sé. —respondió la chica con una sonrisa ambigua.
La luna alumbraba la hermosa noche, en uno de los balcones del lugar, una pareja que cualquiera vería como rara. Después de todo es imposible ver a Conan y Akako tan compatibles; pero allí estaba hablando de lo más alegre.
Habían decidido alejarse de tanto ajetreo como es normal cada vez que van a una fiesta Suzuki.
Las máscaras que se habían requerido para el baile se encontraban en sus manos, claro que al principio nadie la uso para acercarse a sus conocidos. Después de una hora se las pusieron y trataron de reencontrarse con sus conocidos, un juego emocionante para las personas en el lugar.
—Es extraño tener que resolver un caso sin ti. —murmuró melancólico, empezando su conversación después de un largo silencio.
—A mi me es extraño levantarme sin que seas lo primero que vea. —le respondió está mirándolo con una suave expresión.
—... —el muchacho se mantuvo en silencio, se acercó de golpe juntando su frente con la otra. —Amor, tengo algo que decirte.
—¿Qué sucede? —preguntó preocupada. —Te ves nervioso. —murmuró acariciando su hombro.
—Sabes que tu cuerpo ha tenido condiciones extrañas. —le dijo Conan. Esta asintió confundida, así que este se apartó con una suave sonrisa. —Quería decírtelo antes pero no estaba seguro, así que ayer lo confirme. —habló con algo de nerviosismo. —Amor, seremos padres.
Tal afirmación dejó impresionada a su pareja que no sabía como reaccionar. —¿Yo…? —preguntó la chica señalándose así misma.
Al recibir un asentimiento y una mirada tan amorosa, empezó a llorar. —¿Tendremos una familia? —gimoteo. —Podré tener una familia después de todo. —lloro sintiéndose completamente feliz por una vez en su vida. —Te amo. —afirmó abrazándolo con fuerza. —¡Te amo, te amo, te amo, te amo muchísimo! —afirmó emocionada sin parar de llorar.
—Cuando vuelvas a tu cuerpo, le diremos a mis padres y al profesor, ¿bien? —dijo el detective tomando con suavidad sus mejillas. —Ya quiero que esto acabe, en verdad me haces tanta falta. —murmuró suavemente.
—También me haces falta… —sus palabras se perdieron al mirarlo fijamente a los ojos. —Hoy… todos nos quedaremos aquí, así que, ¿podrías dormir conmigo esta noche, por favor? —preguntó tímidamente batiendo lentamente sus pestañas mostrando un mohín en sus labios.
Por un segundo Conan frunció el ceño disgustado antes de cerrar los ojos, se sintió algo incómodo al sentir una fuerte atracción en el cuerpo de la novia de uno de sus mejores amigos.
—Claro que sí. —respondió con ternura. —Te quiero siempre a mi lado.
—Gracias por estar siempre conmigo. —susurró sonriendo al ver sus ojos cerrados se acercó a este.
Solo quería estar con él, es lo único que le importaba.
Un beso sería suficiente.
A diferencia de estar en su cuerpo no necesitaba empinarse así que se acercó a los labios del otro.
—...Ai… —la llamó dulcemente al sentir su respiración cerca de él.
—¿...si?
Al estar a tan solo unos centímetros para besarse un fuerte sonido haciendo eco los exaltó.
—¡Good night, ladys and gentleman! —se hizo eco rápidamente en el lugar. —Mis queridos amigos, les pido que se acerquen porque verán una increíble ilusión. —exclamó con fuerza con su habitual alegría.
La pareja se miró extrañada antes de alejarse y colocarse las máscaras, pues era la regla una vez pasaba una hora de entrar a la fiesta.
Al salir Kaito se encontraba en medio de la sala de baile, con una gran sonrisa ya conocida por esos dos protagonistas y muchos reflectores ante él.
—Está será la mejor ilusión que sus ojos verán en su vida. —afirmó emocionado. —Nuestras ayudantes aquí serán… —de la nada varios tambores se escucharon por los micrófonos. —Una estudiante ejemplar y una gran científica retirada; y por lo aburrida que está, seguro que vuelve. —habló con prisas y continúo de inmediato al saber que alguien protestaría. —Una de mis mejores amigas y la esposa de mi mejor amigo, ¡Ai Haibara! —señaló a la joven de cabello corto pelirroja y de ojos verdes que enseguida fue puesta bajo el reflector.
Esta parpadeó extrañada sintiéndose incómoda al ser el centro de atención, por suerte la máscara roja en su rostro la hizo sentir segura, además que a su lado Eisuke Hondou estaba a su lado.
—La hija del inspector Nakamori con gran agilidad física y una pequeña base de magia aprendida por mi, ¡Aoko Nakamori! —exclamó señalando a su amiga de la infancia.
La joven de cabello revuelto castaño y ojos azules se exaltó, tanto su vestido como su máscara combinaban a la perfección con sus ojos, al retroceder casi cayó pero por suerte fue ayudada por sus dos amigos, Genta y Mitsuhiko que la sostuvieron.
—Una de las mujeres más sensuales de la historia, con habilidades misteriosas y la que siempre me ayuda en mis actos, ¡Akako Koisomi! —señaló esta vez a la joven de cabello ciruela y ojos rojos.
Está simplemente suspiró dando una mirada aburrida, esta lucía un encantador vestido negro de bordados al igual que su máscara, claramente a su lado se Conan miró aun lado igual de aburrido.
—La hija del inspector Toyama, experta en Aikido, quien siempre está peleando con su pareja, ¡Kazuha Toyama! —le siguió Kaito.
La joven de cabello café que ese dia usaba rizos que la hacían ver aún más linda, con un vestido azul oscuro que casi pasaba por negro y una máscara negra con leves toques azules. Sus mejillas se enrojecieron cuando un reflector se posó encima, Sonoko no esperaba eso para nada.
A su lado Makoto le dio un pequeño golpecito para decirle que no estaba sola.
—Nuestro pequeño ángel del grupo y con una fuerza imparable cuando quiere conseguir lo que quiera. —afirmó con burla. —¡Ayumi Yoshida!
La joven de cabello corto y ojos azules con un vestido azul cielo, al igual que su máscara con pequeños cristales. Esta arrugó la cara al ver la luz directo a ella.
—Que tramara, el idiota. —refunfuño fastidiado Heiji a su lado con una expresión divertida ansiando lo que pronto ocurrirá.
—La hija del detective Mouri y la campeona nacional de Karate, ¡Ran Mouri! —señaló enseguida a la chica.
La mujer de cabello largo lacio de ojos azules, con un vestido blanco con ligeros toques azules al igual que su máscara cerró los ojos por impulso, al sentir una mano en su hombro los abrió, al mirar atrás noto como Hakuba le daba una sonrisa tranquila.
—Una excelente amiga y pueden pensar que es una marimacho, experta en el Jeet kune do. —alabo y se burló de su amiga. —¡Sera Masumi! —señaló a su lado.
Esta llevaba un vestuario negro simple al igual que su máscara, su cabello lleno de rizos y un maquillaje sutil que la hacían ver muy femenina. Esta rodó los ojos divertida sabiendo como era el chico a su lado.
—Y por último pero menos importante, nuestra anfitriona y heredera de una gran corporación, ¡Sonoko Suzuki! —soltó señalando a la otra chica que estaba al lado de Makoto.
Este solo sonrió animado, esperando lo que pasaría.
La joven de cabello corto llevaba un vestido rojo merlot y una máscara negra con rojo saludando a los invitados.
—Aprendanse sus lugares porque dentro de unos instantes cambiarán de lugar. —exclamó alegre, a lo que todos empezaron a estar atentos. —3.
Un humo empezó a llenar el lugar cubriendo todos los pies de todos.
—2.
Kaito aumentó su sonrisa maníaca, cuando las chicas exclamaron confundiendo a todos.
—1.
Una gran luz iluminó a cada chica por un segundo cegando a todos.
—¡OBSERVEN AHORA A CADA CHICA!
Todos empezaron a ver a las chicas incluyendo a los chicos que las acompañaban.
—¿Qué dices, mi querida bruja? —preguntó el mago con una gran sonrisa arrodillándose ante la mujer de cabello ciruela y misteriosos ojos rojos.
El de cabello revuelto tomó su mano y le dio un suave beso en el dorso de su mano.
—El mejor truco. —le respondió con una gran sonrisa repelente mirando a su novio arrodillado ante ella.
—Sabía que tramaban ustedes dos. —exclamó divertida Sera señalando a esos dos en el lugar de Sonoko, justo al lado izquierdo de Makoto.
Tanto Akako como Kaito solo mostraron una sonrisa divertida, ellos siempre lograban lo que querían.
—¿Sonoko? —preguntó Makoto impresionado mirando a su lado derecho.
—Soy yo… —murmuró está mirando sus manos. —Soy yo. —exclamó nerviosa y alegre. —¡¿SOY YO?! —gritó saltando encima de su novio que rápidamente la tomó.
—¿Ran-chan? —preguntó impaciente Eisuke, el cuerpo de su novia estaba allí junto a él.
—S-Si... ¡soy yo! —afirmó alegre mostrándole una sonrisa antes de abrazarlo con fuerza.
Eisuke tembló unos instantes antes de corresponderle a su abrazo.
—Si todos están volviendo, entonces… —murmuró Heiji conflictuado.
—¡¡HEIJI! —gritó con fuerza Kazuha saltando sobre el moreno, por lo que ambos terminaron en el suelo.
El joven de pecas arrugó su frente al ver a sus amigos caer estrepitosamente al suelo, hasta que sintió a alguien tomar su brazo mientras saltaba.
—¿Ayumi…?
Esta asintió una y otra vez. —¡¡Regrese!! ¡¡Regrese!!
—Emm, A-Ayumi, más despacio. —habló Mitsuhiko con miedo de que terminara lastimándose.
—Oh, disculpa. —respondió ella riendo aún muy feliz. —Solo que me alegra volver. —con esas palabras beso de golpe a su pareja.
—¿Aoko? —murmuró cauteloso debido a que no sabía qué esperar, Hakuba.
—¡Si! —afirmó con fuerza dándole un abrazo. —¡Soy yo! —el hombre solo pudo sonreír antes de dejarse llevar por ese cálido abrazo.
—...Ai… —susurró viendo el cuerpo de su chica aparecer ante él.
—Si. —exclamó con una reluciente sonrisa tomando su mano, entrelazando sus dedos.
—Te extrañé tanto. —susurró el detective con ternura.
—Ahora sí podemos decirles a tus papás. —exclamó Haibara con una brillante sonrisa.
—¿Qué nos tienen que decir? —exclamó emocionada una mujer de vestido blanco con toques plateados y una máscara similar planteándose delante de ambos, tomando por sorpresa a ambos.
—Ahora tendrán que decirlo, porque su madre no se quedará con la duda. —a su lado comentó un hombre de trajo negro con corbata blanca y marcará igual.
—¡Madre, que no dijiste que no vendrían! —refunfuño Conan.
—Padre, madre la verdad es… —comentó alegre la joven. —¡Serán abuelos! —afirmó mostrando una sonrisa encantadora abrazando su estómago.
—¡KYAAAAAA! ¡QUE EMOCIONANTE! —gritó con fuerza llamando la atención. —¡Me alegra por ustedes!
—¡Felicidades! —comentó Yusaku abrazando a ambos.
—¿Eh? ¿Eh? ¿Qué pasa? —preguntó impaciente Sonoko, de inmediato otras personas se acercaron.
—Chicos, en realidad Ai está embarazada. —sentenció feliz Conan abrazando a su pareja.
—¡¿Qué?!
—Eso explica muchas cosas.
—¡Genial!
—¡Me alegra!
—¡Felicidades!
Habían muchas cosas que todavía se debían dar a conocer, pero hasta el momento era suficiente; después de todo todos habían pasado por muchas cosas y habían aprendido de ellos mismos.
Y todos ellos podían decir con firmeza que estaban muy felices con su vida en ese momento.