Sostenme en tus brazos

By BTbae_MinYoonJi

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Kim NamJoon es un arrogante doctor católico con una vida perfecta de acuerdo el estándar coreano pero que no... More

Sostenme En Tus Brazos
CAPÍTULO UNO: When I Was Done Dying
CAPÍTULO DOS: Oblivion
CAPÍTULO TRES: Alice
CAPÍTULO CUATRO: Tender
CAPÍTULO CINCO: Beetlebum
CAPÍTULO SEIS: Play dead.
CAPÍTULO SIETE: Bury A Friend
CAPÍTULO OCHO: Il Pleut
CAPÍTULO NUEVE: We Were Friends
CAPÍTULO DIEZ: Wake
CAPÍTULO ONCE: Save Me
CAPÍTULO DOCE: Nobody
CAPÍTULO CATORCE: Magic
CAPÍTULO QUINCE: Me Gustas Tú
CAPÍTULO DIECISÉIS: Venus As A Boy
CAPÍTULO DIECISIETE: Algo Sucede
CAPÍTULO DIECIOCHO: Song For you.
CAPÍTULO DIECINUEVE: Generous Palmstroke
CAPÍTULO VEINTE: Parents
CAPÍTULO VEINTIUNO: Peanut Butter & Tears
CAPÍTULO VEINTIDÓS: Borderline
CAPÍTULO VEINTITRÉS: Felicidad
CAPÍTULO VEINTICUATRO: When Memories Snow
CAPÍTULO VEINTICINCO: Your Blood
Q&A PERSONAJES SETB pt1
CAPÍTULO VEINTISÉIS: Candy - Fantástico
Q&A PERSONAJES SETB pt2
CAPÍTULO VEINTISIETE: Ilomilo
CAPÍTULO VEINTIOCHO: Come Sweet Death
CAPÍTULO VEINTINUEVE: Call Out My Name
CAPÍTULO TREINTA: Final
COMENTARIOS FINALES
IMPORTANTE
CUENTA DE TWITCH
Universo En Desarrollo
NO ES UN CAPÍTULO, ES UN MEME

CAPÍTULO TRECE: Let It Happen

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By BTbae_MinYoonJi

🦄🍬 Fucking agarrense
de algo 🍬🦄

«Siempre está alrededor de mí todo este ruido, pero no es tan fuerte como la voz diciendo: "deja que suceda, deja que suceda, se va a sentir muy bien, sólo deja que suceda, que suceda"...
Todo esto corriendo a mi alrededor, tratando de cubrir mi sombra, una sensación creciendo por dentro... »

(Tame Impala, Let it happen, 2015)

Superado el incidente del amigo de YoonGi, sucedieron un par de cosas buenas en casa por los siguientes días. La primera fue que Min YoonGi consiguió el trabajo en el mercado familiar del barrio. La segunda fue que su relación como compañeros de apartamento había evolucionado a algo más íntimo, lo suficiente como para que NamJoon pudiera catalogarla como una amistad recién formada. No iba a mentir al respecto, todo aquello lo tenía de bastante buen humor, tanto que incluso invitó a TaeHyung y YoonGi a un restaurante de barbacoa para celebrar su nuevo empleo. Ese día descubrió que, además de ser bueno en la cocina, el joven pelinegro podía calcular hábilmente el tiempo de cocción para obtener un trozo perfecto de carne. Y que además era bastante atento para servir el soju y organizar la mesa. Tal como venía sospechando, NamJoon cayó en la cuenta de que Min YoonGi tenía talento para las artes culinarias. Por un momento se preguntó si este sería consciente de ello.

La inusual alegría le duró varios días, bastante en realidad. Recibió su nombramiento oficial en el hospital junto a su nuevo contrato sin molestarse por ello. También tuvo una cena con la familia en un caro restaurante donde recibió halagos y felicitaciones por un trabajo que en principio no le fascinaba y ni así pudo dejar de sentirse bien por dentro. Como si nada de lo que sucediera fuera de su hogar pudiera importarle. Sin embargo y para su mala fortuna, el gusto le duró poco y fue su hermana la que se encargó en su mayoría de arruinarle la semana.

Todo comenzó con la simple e inocente llamada de Kim SeokJin, una noche de viernes, a través de la cuál anunciaba el nacimiento de un saludable y muy esperado varón. NamJoon por supuesto se alegró por la dicha de su amigo de la infancia y sobre todo, de la buena salud que esposa e hijo gozaban. Había prometido visitarlos la mañana siguiente y cumplió su palabra. Fue entonces que inevitablemente se encontró con GeongMin y su odioso prometido, ambos sonriendo como unos idiotas cuando saludaron al pequeño bebé. No tardó en darse cuenta que había sido un error aparecerse por ahí. En el pasillo, cuando Lee YungJae se ofreció a traer un par de bebidas para todos, GeongMi aprovechó la oportunidad.

-¿No es precioso el hijo de SeokJin oppa? -comentó con falsa inocencia.

NamJoon intentó no seguirle demasiado el juego.

-Lo es -contestó-. Parece un niño saludable, seguro se convertirá en un niño fuerte y bien dotado.

Ella estuvo de acuerdo y sonrió.

-Ahora que tienes un trabajo fijo y que has recibido tu aumento deberías apresurarte a pedirle matrimonio a Mun ByulYi y darle nietos a nuestros padres, de lo contrario YungJae y yo no podremos tener nuestros propios hijos.

NamJoon cerró los ojos con fastidio y suspiró, intentando ser paciente con su joven hermana y le dijo:

-¿Has pensado que tal vez tu futuro marido no quiere tener hijos? ¿O que ni siquiera yo quiero tenerlos? ¿Qué no me interesa casarme?

-No hagas esas bromas -rió-. ¿Sabes que nuestro país está en vías de extinción? No puedes ser tan egoísta como para no contribuir en el crecimiento de la nación. Además, eres el orgullo de nuestra familia, no puedes decepcionar a mamá y papá de esa manera. Estás asustado, eso es todo. ByulYi es una chica muy linda y ella no te juzga.

Quién hablaba de juzgar. Todas las alarmas se encendieron en la cabeza de NamJoon, recordando su patética actuación como hombre aquella noche previa al Día Blanco.

-¿A qué te refieres?

-Ella no me quiso dar muchos detalles, pero mencionó que tal vez ella no era el tipo de chica que te gusta. Por supuesto intercedí a favor tuyo y le dije que estaba imaginando cosas, que claro es tu tipo. Es linda, muy inteligente, de buena familia y miembro de la comunidad. Así que NamJoon, sea lo que hayas hecho espero que lo arregles porque ya es momento de que sientes cabeza. Mira a SeokJin, tiene una esposa y dos hijos, y es feliz. Es cuestión de madurar. No digo que tengas que casarte ahora mismo, mucho menos con mi boda tan cerca, solo quiero que pongas un poco más de empeño en tu relación con ByulYi.

-¿Y si ella no me gusta?

-No importa porque tú a ella sí y con tu carácter, no hay mucho de dónde puedas escoger. Es cuestión de darte el tiempo de conocerla.

La maldita conversación terminó cuando Lee volvió sosteniendo un par de latas de café, bebida que NamJoon no aceptó al irse de ese maldito hospital. Más tarde, poco antes de entrar a la cirugía que él dirigiría, se le fue notificado que tenía una cita a la cual asistir en un par de días. Una salida con Mun ByulYi.

...
YoonGi era una persona que a lo largo de su vida había aprendido a adaptarse a tantos entornos como se le presentaran, incluso en la escuela media había sabido sobrevivir bastante bien, pasando desapercibido en la medida de lo posible. El nuevo trabajo no fue la excepción. A YoonGi no le era demasiado grato hablar con otras personas y suerte que su trabajo no lo requiriera. No se decepcionó mucho al saber que estaba encargado de la limpieza y mantenimiento del lugar. Básicamente sus tareas eran cargar y acomodar cosas, limpiar estantes y pasillos y por supuesto asear baños. Ningún trabajo que no hubiera hecho con anterioridad.

Sus compañeros eran otros tres jóvenes y una chica, todos más chicos que él y que básicamente trabajaban allí para pagar pequeños lujos que sus padres no podían pagar por ellos. Un par de ellos creyeron que él también era un estudiante y le trataron bien por un tiempo, sin embargo, cuando la dueña del lugar les dijo su verdadera edad y su falta de estudios, le miraron como si no tuviera derecho de estar respirando el mismo aire que ellos. Incluso la chica, quien se encargaba de atender la caja, no dejaba de llamarlo «limpia mierdas» cuando la dueña no estaba.

Bajo otras circunstancias le hubiera cerrado la boca él mismo, pero no podía darse el lujo de causar problemas y que lo despidieran. Al fin estaba siendo útil y no iba a negar que le daba alivió llevar un poco de dinero consigo, con el cual aportar a los gastos del apartamento de Kim Doctor. El malestar se le iba cuando, de vez en cuando, podía comprarle una lata de atún ahumado a Guksu como premio por ser un buen gato. Estaba acostumbrado a los insultos y esa estúpida niña no iba a arruinarle las cosas con sus idiotas comentarios.

Y todo fue bien, dejando de lado a sus compañeros, por las primeras tres semanas. Él estaba contento y Kim NamJoon parecía igual de satisfecho que él con su ascenso en el hospital. Cosa que hizo pensar a YoonGi que, muy a pesar de ser personas diferentes, con vidas completamente distintas, incluso siendo ellos dos como eran, podían gozar de dichas similares y compartir una pequeña conexión. Y qué importaba si NamJoon no parecía de buen humor por los últimos dos días, las cosas marchaban correctamente.

Pero aquella tranquilidad se vio amenazada cuando, un día a media tarde, a punto de acabar su turno, apareció Jung HoSeok asomándose por la ventana de vidrio, sonriendo mientras miraba directo a él. Quisó ignorarlo tanto como que fue capaz, evitando voltear a mirarlo cuando salió a la calle y tomó rumbo a casa llevando el dinero de la semana en uno de sus bolsillos. Quizá si se daba prisa y avanzaba, HoSeok dejaría de seguirlo. Casi funcionó pero HoSeok siempre podía adelantarse y tomarlo del brazo, justo como hizo en aquel momento.

-¿Qué es lo que quieres? -lo encaró.

-Tengo algo para ti.

El corazón de YoonGi se aceleró ante la sola idea de una pizca de polvo blanco. Que alivio fue a su pobre voluntad el ver que HoSeok le extendía un sobre de papel arrugado y doblado por la mitad, con su nombre, Min YoonGi, escrito en una esquina. Con cuidado lo tomó y revisó el contenido. Eran sus papeles más importantes y los únicos que tenía en realidad. Un registro hospitalario donde se asentaba su nacimiento, un acta de registro familiar, un expediente de su tiempo de estancia en el orfanato, algunos certificados escolares y una tarjeta de identificación ciudadana.

-Supuse que tal vez los podrías necesitar, así que los traje, ya no necesito guardarlos.

Eso fue inesperadamente amable.

-Gracias -murmuró, guardándose los papeles.

-¿Esta vez me vas a invitar a tu pequeño castillo? -dijo y YoonGi le dió una mirada de advertencia, HoSeok rió-. Es una broma, no quisiera molestarte a ti y a tu amante.

-No es mi amante.

HoSeok rodó la mirada.

-Como sea, cuando quieras verme y volver al lugar al que realmente perteneces puedes buscarme, estaré cerca. Lo que me recuerda que traje otra cosa... -HoSeok se sacó de la chaqueta una bolsita de polvo blanco y discretamente la puso en su mano-. Para que te diviertas un rato.

La garganta se le cerró por un segundo a YoonGi, mirando con terror a su alrededor, temeroso de que alguien pudiera verlos, después de todo aún no estaban demasiado lejos de su trabajo.

-Lo deje, ya no más cocaína -respondió intentando devolverle la coca a HoSeok-. Me costó demasiado estar bien.

-¿Estar bien sin esto? YoonGi, sabes que eso es imposible para los abandonados como tú y yo. La gente te mete a punta de insistencia que esto es malo pero eso es lo que dice la gente infeliz para que seas igual de miserable que ellos.

HoSeok dejó una vez más la bolsa en su mano, y cerrándole el puño lo obligó a aceptarlo mientras guiñaba un ojo al despedirse. El de rostro afilado desapareció por un callejón y Min YoonGi se quedó ahí parado, con la mano resguardando el peor de los venenos o la mejor de las recompensas, según como se viera. Él corazón de YoonGi latió tan fuerte que su cabeza comenzó a dar vueltas. Mareado por la ansiedad estuvo de pie allí en la calle, mirando la bolsita en su mano, hasta que alguien chocó con él, devolviéndole un poco de cordura.

Caminó de prisa al apartamento, cargando en su puño tan suave tesoro. Pero en un destello de razón se detuvo, intentando comprender sus propias acciones. ¿Qué pretendía al estar llevando consigo esa mierda? ¿Realmente iba a ocultarlo entre sus cosas? ¿Pensaba en inhalarlo más tarde? ¿Siquiera resistiría unas horas para ello hasta que NamJoon estuviera dormido? ¿Caería tan bajo después de haber sufrido y superado el maldito infierno de la abstinencia? Sacudió la cabeza con lágrimas en los ojos, mordiendo sus labios y clavando las uñas en las palmas de sus manos. No podía fallar, no cuando las cosas le estaban yendo medianamente bien. ¿Qué diría NamJoon de él? Que era una basura, que era un desviado prostituto y un asqueroso drogadicto. Lo miraría de esa forma antes de echarlo a la calle y deshacerse de su repugnante ser.

Entonces estaría solo de nuevo. Abandonado a su suerte. Tirado como el desecho que siempre fue. YoonGi no quería, no podía pasar por eso de nuevo, no otra vez. Decepcionaría a TaeHyung y ya no podría cuidar de Guksu. Todo se arruinaría. Y fue solo cuando el miedo superó su maldita sed que abrió la bolsa y derramó el polvo contra el suave viento y pisó con fuerza el pequeño montículo blanco que restaba sobre el césped.

Luego corrió y no paró de hacerlo hasta llegar al baño y vomitar cuanto había en su estómago, temblando y llorando. Permaneció en ese reducido espacio hasta que fue capaz de tranquilizarse. Los minutos se volvieron horas y lo único que fue capaz de levantarlo fue el recordatorio de que NamJoon ahora tenía un nuevo horario y que pronto llegaría para cenar. Comida que aún no preparaba y por la que debía darse prisa.

Cocinó la receta más sencilla que se sabía, acomodó la casa y alimento a Guksu, terminando justo antes de que Kim doctor atravesara la puerta y lo saludara. YoonGi le puso buena cara, intentando no delatarse, intentando que no viera cuan nervioso se sentía desde hacía horas. Se tranquilizó cuando notó que el hombre moreno lucía más distraído que de costumbre y que básicamente había ignorado la comida para irse directamente a su habitación.

YoonGi se acercó a echar un vistazo, NamJoon parecía inmerso en buscar algo de ropa en el closet.

-¿No cenaras? -le preguntó.

NamJoon levantó el rostro y le miró como si apenas recordara que estaba ahí.

-¿Preparaste la cena? -dijo apenado-. Lo siento, tengo una cita así que por hoy no comeré contigo.

Algo oprimió con incomodidad su estómago pero YoonGi ignoró la sensación, en cambio respondió:

-¿Es una cita con Ahn HyeJin?

-Alguien más.

YoonGi asintió y por obligación sonrió suavemente.

-Suerte

...
YoonGi podía soportar fácilmente la escuela si tenía a Park JiMin cerca. Qué más daba si no podía decirle cuánto lo quería, si no tenía permitido acercarse demasiado durante las clases o si sus sonrisas suaves y brillantes no eran exclusivamente para él. Le gustaba a JiMin tanto como para compartir la cama de vez en cuando con él. YoonGi se sentía especial a su lado y la vida parecía demasiado buena si la compartía con él.

Por eso no comprendiói nunca lo que sucedió esa mañana de miércoles en el colegio, cuando las miradas de todos sus compañeros estaban sobre él, cuando le escupieron en la cara y lo arrinconaron contra los casilleros del gimnasio. Entendió los motivos de las demás personas, pero jamás fue capaz de entender porque toda esa mierda le sucedía a él.

Esos papeles, los que sus compañeros habían encontrado de algún modo, decían claramente lo que le habían hecho a él. Que la culpa no era suya sino de las personas que se aprovecharon de su niñez e inocencia. ¿Por qué lo juzgaban a él como si hubiese sido su culpa? ¿Cómo si él se hubiera provocado aquello? ¿Y por qué JiMin, la persona que más amaba en este mundo, tampoco pudo ver eso? ¿Por qué el muchacho risueño y cariñoso lo había mirado como todas esas personas? Con asco, con repudio.

Aquel fue el día en que decidió escapar, huir de todo y de todos. Tomando un autobús que lo llevara lo más lejos posible de ese maldito lugar donde solo sufría. Ya no más golpes, no más insultos, no más miradas de odio. Solo quería dejar de llorar, dejar de sufrir, dejar de existir.

Fue poco después de eso que conoció a HoSeok, en un callejón de esa enorme ciudad llamada Seúl que no conocía. El día en que este le ofreció la solución de sus problemas, la cura a su infelicidad y a su dolor. Dijo que ya no sufriría pero para YoonGi ese tipo no era más que otro desconocido y sus promesas no se escuchaban sinceras. Quiso negarse, diciendo como el niño idiota que aún era: «Las drogas son malas.» HoSeok explotó en una enorme carcajada antes de empezar a esparcir una suave línea de coca sobre el dorso de su mano. «Eso es lo que te dice la gente infeliz para que seas igual de miserable que ellos.» Y cedió, sólo para descubrir que tal vez, y solo tal vez, su sufrimiento si contaba con un remedio, y que no estaba tan solo como creía, que había más gente como él allí afuera. Gente como HoSeok y él.
...

Quería odiar a su hermana, de verdad quería hacerlo pero Kim NamJoon sabía que eso jamás pasaría. GeongMin no era una persona mala y sus intenciones tampoco lo eran. Lo único que su hermana quería era que fuera feliz y exitoso. Estaba preocupada por él y NamJoon se sentía culpable por ello. Por eso había accedido a tener una cita más con Moon ByulYi, muy a pesar de que las cosas pudieran tomar un rumbo que él no deseaba.

Sentar cabeza. ¿Qué mierda significaba eso? ¿Por qué era tan importante casarse y tener hijos para creerse exitoso? ¿Por qué todos decían lo mismo? Pensó en ello toda la cena, aún entre sonrisas y pláticas fue imposible no hacerlo. Solo quería comprender a su familia y no tener que fallarles. Quería ser lo que ellos querían que fuera.

Por eso se esforzó tanto como pudo esa noche. Dios sabe cuanto hizo para lograrlo. Siendo amable con sus palabras, riendo de los estúpidos chistes de ByulYi, halagando una belleza que no existía para él. Puso todo de sí en esa maldita cita. Llevó flores una vez más, compró un par de pendientes por voluntad propia y fue el primero en dar un beso que solo uno de los involucrados deseaba.

Salió de él la iniciativa de entrar al apartamento de ByulYi, aprovechando que su roomie no estaba. Él la abrazó, acarició y desnudo con dedicación. Pero una cosa era engañarse a sí mismo y otra muy distinta engañar a su cuerpo, a sus instintos. Repitió imágenes obscenas en su cabeza para ayudarse pero nada fue útil y en su desesperación recurrió a lo impensable. Cerró sus ojos e invocó la bella imagen de Min YoonGi, de sus ojos, de sus labios y de su abdomen.

Había algo muy malo consigo porque su cuerpo reaccionó con la mínima estimulación visual. Y habría funcionado bien la estrategia si tan solo ByulYi no hubiera gemido tan asquerosamente agudo contra su oído como lo hizo en el momento que la penetró. Aquello no fue más que nauseabundo para NamJoon y aún así hizo un último intento de continuar, de aguantar, de funcionar. Pero Moon ByulYi no era Min YoonGi. No era su voz, no eran sus labios y no eran sus ojos. Quien le gustaba a Kim NamJoon no era ella sino él. Lo que NamJoon deseaba no era una mujer, era un hombre. Un maldito hombre.

Todo lo que le habían enseñado sus padres, maestros y amigos se derrumbó por completo frente a él. Kim NamJoon era una farsa. No era el hijo que presumían, el alumno que aplaudían y el amigo que admiraban. Todo «él» era una mentira. Un enfermo. Darse cuenta de ello fue lo peor que pudo pasarle en la vida, pero sorprendentemente, se sintió aliviado. Porque ahora entendía mucho de sí mismo.

Abandonó a ByulYi en medio del acto, decepcionándola una vez más y aunque ella quiso reconfortarlo, volver a abrazarlo y convencerlo de que se quedará para dormir a su lado simplemente no pudo mirarla más. Se vistió y condujo por la ciudad para poder pensar. Para poder escapar.

Tardó un par de horas en poder tranquilizarse, no obstante cuando creyó que estaba listo para volver al apartamento se dio cuenta que en realidad, además de desviado, era un puto cobarde. Así que fue por unas botellas de Soju y bebió dentro del carro, estacionado a las afueras de su edificio, esperando que el alcohol le ayudara un poco. No estaba muy seguro de que eso hubiera funcionado, pero estando ebrio quién podría notarlo en primer lugar. Solo bajó del auto y tomó el elevador, aún con un par de botellas llenas en las manos.

No se fijó en ser cuidadoso a la hora de entrar, simplemente se quitó los zapatos y entró directo hasta dejarse caer en el sofá de la sala. YoonGi apareció a los pocos segundos y a pesar de que NamJoon estaba mareado fue capaz de notar el sonrojo del rostro de este y sus ojos levemente cristalizados, como si recién hubiera llorado.

-¿Tuviste pesadillas? -preguntó.

Min YoonGi se encogió de hombros, luego avanzó y se sentó a su lado. NamJoon vió como este tomaba una botella y la estudiaba con algo de gracia.

-¿Por qué cuando sales con alguien regresas bebido o traes botellas contigo?

-¿Lo has notado?

-Habría de estar ciego si no lo hiciera -respondió él con burla-. Ciego y sin olfato.

NamJoon se rió un momento y dejó de hacerlo al ver el bonito pero a la vez triste rostro de YoonGi.

-¿Realmente estas bien? -insistió, provocando una leve mueca en YoonGi.

El pálido bufo quedito.

-A veces hay cosas que quisiera olvidar y no puedo, solo es eso.

NamJoon lo comprendió, también había muchas cosas que él quería olvidar pero que nunca se iban del todo. Como el recuerdo de su amado perro blanco. Conmovido por su estado, NamJoon lo invitó a beber con él. YoonGi le dijo que estaba bien, que no importaba pero él insistió, trajó un par de vasos e ignorando la etiqueta de la edad, le sirvió a YoonGi. Ambos bebieron uno junto al otro. No hablaron de nada, ni de su cita ni de las pesadillas. Fueron solo dos tipos tristes e idiotas que bebieron para ahogar sus penas hasta que no quedó una sola gota de alcohol.

-¿Por eso te drogas, no? -dijo en voz alta cuando pretendía que en realidad fuera un pensamiento privado-. Para olvidar.

La mirada de YoonGi se vió más triste en ese instante, sin embargo aquello también le dotó de una inmensa belleza que hipnotizó a NamJoon. Una expresión tan hermosa, tan magnética que lo atrajó demandando ser mejor observada. Se acercó lo suficiente como para oler su delicioso aroma y sentir su suave aliento contra su boca. Tan peligroso.

...
YoonGi se quedó quieto en el sofá, mareado pero bastante consciente de lo que sucedía, de lo que Kim NamJoon miraba. Sus labios hormigueaban, anticipando, anhelando el suave roce de su boca, mientras imaginaba lo que aquello produciría en su organismo, el alivio que a su soledad traería por un fugaz momento. Esperó largo rato sin hacer nada, sin moverse, solo quedándose quieto, muy quieto.

Ambos estaban extremadamente cerca, a solo dos centímetros de separación. NamJoon parecía estar librando una batalla interna mientras se resistía a sus claros deseos. YoonGi supo casi de inmediato lo que le preocupaba. Tenía mucha experiencia en ese campo. Casi todos los hombres que le buscaban eran así, inexpertos, temerosos y recién decididos a probar lo que injustamente les habían prohibido. Esa actitud le provocó un dejo de ternura. YoonGi alzó su mano y acarició el rostro suave y bronceado de Kim NamJoon. Ambos mirando los labios del otro.

-Nadie va a enterarse -susurró YoonGi-. Nadie.

-¿Lo prometes? -preguntó NamJoon antes de tragar saliva con pesadez.

Una genuina sonrisa se asomó de sus labios, luego respondió:

-Lo prometo.

Kim NamJoon no requirió una palabra más de él, simplemente se inclinó y tomó sus labios entre los suyos, apretando con suavidad mientras sus salivas se mezclaban hasta conseguir la homogeneidad. Y fue maravillosamente apaciguante para YoonGi, casi tan parecido, pero a la vez tan diferente al efecto de la cocaína. YoonGi solo quería olvidarse un rato de sí mismo y NamJoon era la excusa perfecta para hacerlo.

...
Besar a Min YoonGi fue una experiencia completamente nueva, era una boca carnosa y satinada, de un sabor dulce, con un embriagante jugo salado. NamJoon nunca había besado a otro hombre pero el besar a YoonGi no se sentía como si así lo fuera. Era simplemente como estar con otra persona más, no obstante, la emoción, el deseo y el gozo que experimentó, sí fue por completo algo nuevo para él.

NamJoon se dijo que debía parar, que lo que estaban haciendo él y YoonGi era una completa equivocación. Pero se sentía tan bien, tan vivo, que no pudo detenerse. En cambio extendió sus manos y tomó al delgado pelinegro por el cuello y por la cintura, atrayéndolo, apretándolo contra sí. YoonGi gimió muy bajo en respuesta pero no hizo el intento de zafarse de él, al contrario, lo abrazó por el cuello y mordió uno de sus labios. Fue maravilloso.

Que emocionante fue cuando, casi sin notarlo, YoonGi se deslizó por su abdomen hasta arrodillarse en el suelo entre sus piernas, desabrochó sus pantalones y bajó lentamente su ropa interior. NamJoon vio ese destello de lujuria en los ojos de YoonGi, una mirada intensa acompañada de una linda sonrisa coqueta. Ambos estaban ebrios, de eso NamJoon estaba seguro, las mejillas rojas del pálido se lo decían. Le encantó. Min YoonGi le encantaba.

Aquel tomó el falo milagrosamente despierto de NamJoon y se lo metió a la boca, separando bien sus dientes hasta dejarlo entrar a su garganta. Era una cavidad húmeda, caliente y gentil. YoonGi se la mamó por un rato y para NamJoon fue la mejor mamada que hubiera recibido en su vida.

Solo Dios sabe cuándo fue que ambos se levantaron y terminaron metiéndose en la habitación de NamJoon, mientras detrás de ellos dejaban un rastro de prendas a lo largo de todo el pasillo. Ambos se abrazaron y cayeron juntos en la cama, fue allí que NamJoon notó algo extraño, algo inusual. YoonGi tenía una erección, un pene duro y erguido que se frotaba contra el suyo. Claro, porque YoonGi era un hombre igual que él. ¡Un hombre!

Se asustó por aquella idiota revelación y entender lo que estaba apunto de hacer, pero ni así fue capaz de parar. NamJoon aprendió poco después que, con YoonGi, era imposible detenerse. Estaba simplemente fascinado y el otro lo sabía.

-¿Tienes lubricante? - preguntó YoonGi una vez que ambos estuvieron completamente desnudos, NamJoon metiéndose entre sus piernas.

Él negó pero recordó que había condones en su cajón y se lo dijo. YoonGi sonrió ampliamente y le respondió:

-Con eso bastará.

Entonces una nueva preocupación le invadió a NamJoon. Él jamás lo había hecho por el culo con nadie, las mujeres con las que él se había relacionado no eran esa clase de personas, así que su experiencia en aquel ámbito era, por decir algo, bastante limitada. Tenía conocimiento básico en cuestiones médicas. Sabía los riesgos y las complicaciones pero en la práctica, de lo más que disponía era un par de ejercicios en proctología. Intentó convencerse de que sería lo mismo o similar, pero bien sabía que nada tenía que ver un examen médico con tener sexo anal.

No fue necesario estudiar demasiado la situación porque YoonGi muy probablemente se dio cuenta de lo que pasaba y simplemente tomó la iniciativa. Lo hizo tumbarse de espaldas y se sentó a horcajadas de él. NamJoon lo contempló escupirse en la mano antes de empezar a prepararse. Fue la imagen más sucia y excitante de su vida. Su rostro estaba sonrojado y tenía los ojos cerrados, había una ligera sonrisa en su cara. Tenía el cuello estirado y las clavículas se le marcaban tenuemente bajo la luz que se colaba por la ventana. NamJoon se deleitó un rato con sus suspiros, embelesado por aquellos dos pezones rosas que lo apuntaban. Su ombligo era una cuenca oscura que lo llamaba a hundir su lengua en él, y su entrepierna... oh, su entrepierna era simplemente indescriptible. Todo YoonGi lo era.

Entonces YoonGi sonrió satisfecho y al segundo siguiente estaba tomando uno de los condones para ponerselo. Se alineó con él y lo cubrió con todo su cuerpo. A partir de ese momento, NamJoon solo tuvo que hacer una simple cosa. Disfrutar. Y vaya que lo hizo como nunca en mucho, muchísimo tiempo, llevándose la grata sorpresa de una erección prominente, firme y duradera. Pero el gozar tanto le hizo preguntarse si YoonGi también gozaba. Su rostro parecía decir que sí pero bien podría estar fingiendo.

¿Lo estaba haciendo bien? ¿Le dolía a YoonGi? ¿Cómo le gustaba hacerlo? ¿Qué sucedería si no era capaz de mantener la erección hasta el final? ¿Le estaría comparando con otros hombres? ¿Lo veía como un cliente más o realmente le gustaba tanto como YoonGi le gustaba a él? Cientos de preguntas como esas comenzaron a atormentarlo.

-¿Qué piensas? -preguntó YoonGi mientras subía y bajaba en su regazo.

Tan seguro de sí mismo.

-Quiero saber qué es lo que te gusta -respondió, acariciando la piel de sus caderas.

Tocó una zona profunda y YoonGi abrió su boca gimiendo con los ojos cerrados. Luego lo miro y sonrió, mordiéndose el labio.

-Me gusta correrme.

Y fue allí que NamJoon ya no supo más de sí. YoonGi controló toda la situación y él se dejó hacer como un muchacho virgen recién experimentando los placeres de la adultez. Ya no pensó en lo inmoral de sus actos, la única cosa que ocupaba su mente era la erótica escena a cámara lenta de YoonGi montandolo.

Estuvieron así un rato hasta que finalmente sucedió lo inimaginable para NamJoon. YoonGi tuvo un orgasmo y se derramó encima suyo, en su abdomen. Sintió la esencia cálida sobre su piel, el esperma de otro hombre cubriéndolo mientras contracciones cortas y rápidas lo estimulaban al borde de la locura. Y entonces pasó, NamJoon se dejó ir dentro de él, al fin aliviado, al fin curado. No había nada de malo con él, aún era un hombre y NamJoon sonrió tan amplio que creyó se le caería el rostro de mera satisfacción.

YoonGi se tiró a su lado y ambos quedaron boca arriba, mirando al techo mientras respiraban agitados y sudor corría por sus cuellos y espaldas. NamJoon apenas reunió fuerzas para quitarse el condón, amarrarlo y tirarlo a un lado de la cama directamente en el suelo. Siguió sonriendo unos segundos más y se animó a mirar a YoonGi, que al igual que él, lucía mareado, cansado pero bastante complacido. Eso le subió el ego a NamJoon, cosa que no sabía que necesitaba hasta ahora. YoonGi se veía tan bello aún desnudo. Qué comportamiento más curioso. Tragó saliva y señaló lo obvio:

-Sigues desnudo.

YoonGi giró la cabeza sobre la almohada y alzó una ceja.

-¿Quieres que me vista?

-No -murmuró con una sonrisa, algo confundido-. Es sólo que las chicas con las que suelo estar se visten de inmediato, avergonzadas de su propio cuerpo.

YoonGi rió ronco y grave.

-Kim Doctor, yo no soy una chica.

No, no lo era y a NamJoon no le importó eso por el resto de la noche, por el resto de las siguientes veces. No podría, no después de sentirse especialmente renovado, rejuvenecido. Pues Kim NamJoon, entre las piernas de Min YoonGi, había renacido.

Próxima actualización, capítulo catorce - 15/04/2022.

🦄🍬 Les dije que se agarraran. <3 Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, a partir de ahora viene el drama de verdad. Los capítulos anteriores fueron puro calentamiento.

Nos vemos la próxima semana, los quiero mucho, tomen agüita y coman sano.

P. D. Disfruten los conciertos de nuestros muchachos. 💕

Adiosin 🍬🦄

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