Más allá de este mundo (Libro...

Por ZahiKing

3K 332 114

-------------------------------- Si algo tiene claro Maine Samuels en esta vida es que quiere morirse. Lo anh... Más

Prólogo
• Antes de leer •
REPARTO
1. Inside
2. Next to me
3. Hello!
4. Smart Boy
5. Night
6. Secret
7. Run
8. Relief
9. Look
10. Movie
11. Fight
12. Friends
13. Party
14. Tomorrow
15. House
16. YES!
17. Kiss
18. What happened?
19. Broken
20. Nickname
21. Love
22. Sing, Bitch
23. Destruction
24. Revenge
25. Side Effects
26. Family
27. Make me yours
28. Cry
29. Birthday Surprise
30. Favino
31. Before
32. Blue Eyes
33. Guilt
34. True Love
❄️
35. Time
36. Graduation and Fire
37. Myself
39. The last letter
Curiosidades+Anuncio
PLAYLIST DE MAINE
PLAYLIST DE EDMUND

38. Goodbye

42 4 0
Por ZahiKing

MAINE

Playlist: Taylor Swift-Wildest Dreams

Playlist de Edmund: Harry Styles-As it was

《●》

Por la noche, más o menos a las siete, salgo corriendo a casa Edmund, (sigo olvidando que tengo carro) y en el transcurso de mi recorrido lo llamo repetidas veces pero no contesta. Ok, opción B. Llamé a Tai.

-Tai.

-¿Ángel?

-¿Qué?

-Oh, mierda. Hola, Maine, creí que eras Vivien.

-¿Ya tienes la respuesta automática o qué?

-Algo así.

-¿Estás en tu casa?

-Si, pero...

-Voy para allá, Ángel-y cuelgo.

Salgo corriendo a casa de Tai. Cuando llego lo veo sentado en la acera, esperándome, sosteniendo en sus piernas una mochila.

-Tai-digo, apoyando mis palmas en las rodillas, intentando atrapar un poco de aire. Dios, ayúdame a ser más atlética.

-Maine.

-¿A dónde tan arreglado?-le sujeto la corbata y juego con ella.

Se pone en pie. Pasea su lengua por el borde de sus labios mientras se apoya la mochila en el hombro derecho. Incluso con esa mochila mal ajustada, Tai lucía elegante cuál chico nacido entre la realeza. Vestía un traje negro a la medida, cabe resaltar.

-Tengo una cena de negocios con mi padre dentro de veinte minutos.

-Uhhh, negocios-y de repente caigo en cuenta-¿Pero qué llevas en esa mochila? ¿Y por qué no estás con Edmund? Es sábado.

-Deja la corbata, ya tuve suficiente con Will y Brad diciendo que parezco un Peaky Blinder.

-No veo como eso pueda ser una ofensa.

-Con ellos todo es posible-aparta mi mano-. Y respecto a Edmund, justo veré a ese hijo de puta. Desde que pelearon a estado en el cementerio.

-¿Desde ayer?-abro mucho los ojos.

Tai asiente.

-Si, ahora no quiere irse, incluso ha pensando en construirse una especie de choza para compartirla con el señor de la limpieza.

-Dios mío.

-Te lo advierto, parece Gollum-se burla, pero vuelve a adoptar un tono serio rápidamente-. Sé buena con Edmund, ¿Vale? O de otro modo tendremos serios problemas.

-¿Cómo cuáles?

-Voy a secuestrar a tu gata.

-No eres capaz-aseguro.

-Por Edmund soy capaz de todo, hasta de quemar tu libro favorito o venderle tu disco de Billie Eilish a Will-me fulmina con la mirada-. Lo usará de portavasos.

Suelto todo el aire, ofendida y extrañamente intimidada. Subo las manos en señal de paz.

-Para evitar sufrir esas horrorosas consecuencias prometo no volver a pelear con Edmund en la vida.

-¿Ni a herirlo de ninguna forma?

Asiento dos veces y él sonríe. Se vió muy tierno.

-¿Ya estás feliz, Tai?

-Bastante-me alborota el cabello y yo suelto un sonido de reproche-. Vámonos ya, a fin de cuentas, es sábado. Dejarlo solo un caluroso día como este es igual a dejar un niño jugando con un cuchillo.

《●》

Me detengo en seco cuando veo a Edmund sentado frente a las tumbas de sus padres y hermano. Desde la distancia parecía estar meditando. Mi corazón saltó enamorado y nervioso dentro de mi pecho, pero luego resbaló en tristeza. Lo analicé lo más rápido que pude antes de avanzar a su encuentro. Siempre me gusta lo que veo, lo que noto en él. Todos los días se ve distinto y, aún así...espera por mí.

Llevaba puesto un suéter blanco perteneciente a Enrico, jeans negros y botas militares. Golpeaba el piso con sus baquetas, tocando y a la vez cantando al ritmo de Bitter Sweet Symphony, cerrando sus ojos, danzando sus hombros, causando que su cabello negro se agitara al mismo compás...se veía espectacular.

Claro, hasta que Tai arruinó la espléndida visión.

-¡Piensa rápido!-exclamó, lanzando la mochila en la cara de Edmund con toda su fuerza.

Mi Chico Listo recibe el golpe de lleno en la cara. Suelta un grito más de sorpresa que de dolor y cae hacia atrás sosteniendo el lado golpeado de su cara con ambas manos. Haciendo uso del ojo que le quedaba, se toma la libertad de mirar a Tai con rencor.

-¡Imbécil!-Edmund lo apunta con el dedo-¡Hazlo de nuevo y te mato!

-¡Cierra la puta boca! Llevas un día entero comiendo aire. Mi madre te preparó todo un equipamiento de Kimbap y más te vale no dejar nada, idiota.

-¡No pienso probarlo!-dice Edmund, malhumorado, con la boca llena del Kimbap que prometía no probar-¿Sabes por dónde puedes meterte tus deliciosos Kimbap, Taekwondo?

-A diferencia de ti, no tengo tiempo para adivinanzas-Tai se ajusta la corbata-¡Y te traje un regalo!

Era la señal. Tai me dijo que hiciera mi aparición sorpresa cuando dijera "regalo". Salí de detrás de unos matorrales dando un saltito de conejo. Parecía el invitado especial de algún programa en Disney Channel. Hasta escuché los aplausos.

-Holis-dije, bien pendeja.

La comisura de Edmund se levanta ligeramente. A pesar de las circunstancias, él siempre se burla de mí.

-Maine, asegúrate de que coma, por favor-Y Tai empieza a irse-¡Y más les vale arreglar sus puñeteros problemas hoy mismo! Mañana iremos por merengadas.

A lo que Tai desaparece, doy pasitos de cachorro hasta Edmund y me siento a su lado.

-Al parecer sus trajes elegantes de mierda vinieron con groserías en los bolsillos-es lo primero que dice, guardando sus baquetas sin dirigirme la mirada.

-Tienes razón, nunca lo había escuchado decir más de una grosería al día-respiro profundo-¿Pelearon ustedes dos?

-Teníamos planes, y me cambió porque Vivien quería ir al cine. Le pregunté quién era más importante, si ella o yo, y el muy cabrón se fue dando brincos a buscarla, ¿No merece ser colgado por traición?

-Gracias a Dios, ya no hacemos eso en estos tiempos.

-¿Meter a Vivien en una caja y mandarla por correo a Japón si es de estos tiempos?

Se me escapa una risa que Edmund contagia. Al momento de las risas agotarse como tickets en un parque de diversiones sus ojos de venado abrazan los míos. Noto que está triste, yo también lo estoy, y permito que dicha tristeza se refleje en el tono de mi voz.

-Dejo que la melodía brille, dejo que me limpie la mente, me siento libre ahora-hago una pausa y continúo-: un día me dijiste eso cuando te pregunté el motivo de tus desapariciones, y no lo había entendido hasta ahora-detallo su bello rostro, maravilla con su perfil-¿Te define esa canción?

Edmund le pone pausa a la canción, que apenas terminaba volvía a empezar, y acto seguido contesta:

-Antes, pero ya no.

Respiro profundo para no llorar. Ahora no distingo la anterior tristeza. ¿Está enojado? ¿Confundido? ¿Decepcionado? No podía leer lo que pasaba por su cabeza, y su tono de voz neutro me priva de toda pista.

-Edmund, yo...

-Lo lamento-susurra-. Lamento llamarte hija de puta.

Me causa algo de gracia.

-No te rías, Maine. Hablo en serio.

-Edmund, no es nada. Lo merecía.

-Claro que no. No lo permitas nunca. Nadie debería llamarte así-toma mis manos-. Perdí el control y lo lamento...no me gusta pelear contigo.

-No vine aquí a escuchar tus disculpas, Edmund. Vine a que tú escuches las mías-dejo que el calor de sus manos me envuelva por completo antes de hablar-. Lamento no haberte escuchado ni apoyado cuando lo necesitabas. Lamento la forma en que sobrelleve las cosas ayer. La verdad es que estoy orgullosa de ti y de todo lo que has logrado estos meses. Esa universidad será un éxito porque tú estarás en ella, y estoy total y completamente segura de que llegarás muy lejos con tu música. Tu familia también estaría orgullosa de ti...no, tu familia está orgullosa de ti.

Me sorprende dándome un fugaz beso en los labios.

-No digas más, Meteorito Furioso. Te perdono, y espero que tu también a mí.

Asiento con ojos llorosos. Edmund me abraza fuerte y yo me aferré a su muestra de afecto, intentando atesorar toda su cercanía hasta el punto de poder guárdala en un frasco, al igual que sus besos, al igual que su tacto. Me gustaría tener todo eso en millones de frascos, para que cada vez que lo extrañe y necesite, solo deba abrir uno y sentir eternamente lo que Edmund causa y seguirá causando en mí.

Apoyo mi cabeza en su hombro, y sin dejar de abrazarlo, digo:

-Tai me dijo que estás aquí desde ayer.

Edmund contesta acariciando mi corta melena.

-Tenía cosas en qué pensar, aquí nadie me molesta, y hablar con mi familia me hace bien, tengo millones de cosas que contarles y mostrarles. Pero ya no tendré tiempo para hacerlo.

-¿Qué quieres decir? ¿Aceptaste la oferta de la universidad? ¿Vas a irte?

-Si, acepté esta mañana-suspira-. Iré a Berklee a tocar la batería como un puto loco.

-Harás honor a tu apodo. Edloco-bromeo, besando su mejilla-. Definitivamente, estudiar economía no era para ti.

-Que dices, hubiera sido el primero en mi clase. Soy bueno en todo, ¿O ya olvidaste quién te superó el último mes en la secundaria?

-¡Prometimos no mencionarlo nunca más!-reclamo-. Y antes de que empieces a molestarme, debes saber dos cosas. La primera, busca un apartamento con anticipación, odio que dejes todo para última hora. Segundo, no hace falta que vengas al cementerio para poder hablar con tu familia. Van contigo a todos lados, por lo que tienes tiempo de sobra para contarles y mostrarles infinidad de cosas.

-Lo sé, Maine. Mis padre y Enrico, sobre todo Enrico, serían incapaces de dejarme vivir solo en Boston. Y tranquila, fastidio con patas, he estado buscando apartamentos en línea. Esperaba que me ayudaras a escoger uno-apoya su barbilla en mi cabeza-. Lo que realmente me preocupaba eres tú. No quiero tenerte tan lejos, no quiero que la distancia afecte lo que tenemos, eso me mataría. En serio quiero que lo nuestro funcione, ¿si? Es lo que más quiero sobre todas las cosas...a ti.

-He pensado en trasladarme a una universidad en Boston como dijiste, tal vez en el segundo semestre o cuando se me permita.

-¿Ah, si?-sonríe, travieso-¿Qué pasó con lo de no irte nunca de la ciudad?

-¡Estaba enojada! ¿Ok? Y estuve investigando y...bueno...Boston tiene increíbles editoriales.

-Con que increíbles editoriales, ¿Ah?

-¡No te burles! Si pensaste que te dejaría ir tremendo error. Me voy a pegar a ti como un jodido chicle.

-Por favor, hazlo-contesta, riendo-. Sígueme a todos lados, porque yo haré lo mismo contigo.

-Hay un lugar al que no podrás seguirme-me vuelvo a incorporar para plantarle cara-. También tengo noticias, y es que a partir de mañana estaré internada por tres meses. Recibiré ayuda por mi Depresión. La Doctora Peterson dice que no soy capaz de controlar mis sentimientos, y por lo tanto no puedo controlar mi vida. Tiene razón la muy hija de puta. Quiero mejorar, sentirme sana...

-Maine...

-Haré que lo nuestro funcione, lo prometo.

-¿Estás segura? ¿Es lo que quieres, o te están obligando?

-Nunca había estado tan segura de algo. Necesito ayuda, y ahí la recibiré. El único problema es que en los tres meses que estaré allí sólo podremos hablar a través de cartas. Estaré completamente aislada.

-Cuando salgas nos quedará un mes antes de irme a Boston.

-No pensemos en eso, tenemos el presente. De modo que no perdamos ni un segundo, ¿Qué quieres hacer, Edmund Bianchi? Si me preguntas, me gustaría quedarme abrazada contigo hasta el amanecer.

Edmund me regala una sonrisa.

-Eso es justo lo que haremos, Meteorito Furioso.

《●》

El reloj corría con la promesa de que el mañana sería más distinto de lo que pensamos. La vida resultó no ser tan simple como que Edmund y yo estudiaríamos en la misma universidad para estar juntos por siempre. Se presentaron oportunidades para él que no podía rechazar. Se presentaron oportunidades para mí que no podía ignorar, y de esa forma nuestras necesidades debían separarnos por un tiempo.

Pero no para siempre, porque apenas mejore...

Iré a Boston a buscarlo.

A la medianoche salimos en el bus de Tomas, manejando en dirección desconocida. Edmund condujo escuchando a Frank Sinatra, lo que combinada perfecto con la luna y las estrellas, mientras que yo sacaba la cabeza por la ventana y respiraba el aire fresco, siento mucha calma, felicidad, amor, sintiendo que podría volar y recorrer el espacio con mi Chico Listo sosteniendo mi mano. Este era otro momento para embotellar, y mientras brincaba de sentimiento en sentimiento, entendí que las cosas insignificantes a simple vista son las que más se graban en tus recuerdos porque esos pequeños detalles son los que terminas echando de menos. Edmund estacionó el bus en el medio de un campo plagado de innumerables sonidos y hermosos paisajes. Ambos subimos al techo del bus y nos acostamos a ver las estrellas, intentando identificar las figuras, riéndonos de nosotros mismos como solemos hacerlo. Ninguno de los dos actuaba como si dentro de horas tendríamos por delante tres meses de dura separación. Era mejor no estar triste estas cortas horas...

Era mejor comernos mutuamente.

-Maine, si te fijas bien, siguiendo el punto de esa estrella a esa otra, notarás que forma la perfecta figura de un culo.

Me río por el tono elegante en el que dijo semejante disparate.

-Yo vi un hermoso pavo real, y tú viste un culo, ¿Quién tendrá la razón?

-Tú no.

-Chico Listo, debemos llegar a un acuerdo y encontrarle a esa constelación una auténtica identidad, ¿Que pasa si la queremos comprar para ponerle oficialmente un nombre y seguimos debatiendo entre si es un culo o un pavo real?

Edmund no lo piensa dos veces.

-Le llamamos Pavo culón y así los dos ganamos.

Se me escapa una horrorosa carcajada de ogro.

-O Culo Real-propongo.

Reímos tanto que nos duele el estómago.

-Maine-susurra Edmund de repente-. Lamento no haberte podido ayudar lo suficiente.

Le tomo la cara.

-Edmund, me he pasado la vida sumida en un doloroso sueño profundo igual que la Bella Durmiente, y tu beso me despertó. Sin embargo, he vuelto a caer en ese sueño, y esta vez planeo despertar por mi cuenta.

Él también sujeta mi cara, y lo siguiente que dice me toma con la guardia baja.

-Maine, te amo, te amo, te amo, y más allá de este mundo te seguiré amando. Eres muy especial para mí, lo más importante, la mujer que me mantiene fuerte, por la que daría la vuelta al mundo y por la que planeo perder la cabeza. Confío en que podrás superar la batalla contra ti misma, y te deseo suerte aprendiendo a amarte más de lo que yo te amo, ¿Escuchaste? Suerte amándote más de lo que yo te amo a ti, ¡Suerte! ¡Mucha suerte!

Logra hacerme llorar el muy imbécil.

-Te amo, Chico Listo.

-¿Más allá de este mundo?

-Mucho más allá-susurré-. Y pensar que me habían aconsejado terminar contigo antes de ser internada mañana. Al parecer, me despistas y controlas mis sentimientos. Pero que se jodan.

-¿Será verdad?-Edmund acaricia mi nariz con la suya, dejando besos al azar por mi cara, posando su mano en mi pecho-. En ese caso, debería apartarme.

-No-respondo al instante, casi sin darme cuenta.

-Creo que tenían razón, Meteorito Furioso-apoya sus labios en mi oído-. Yo controlo cada uno de tus sentimientos.

Suspiré hasta que sostuvo mi cara y me dió el beso de mi vida. Se adueñó de mi boca y sentí su lengua recorriendo cada esquina, como sus dientes atrapaban mi labio superior, como chupa el inferior, y rápidamente las ideas en mi cabeza se pusieron en pausa, y el universo se convirtió en sensaciones. Tomé su suéter por el borde, pero Edmund me detuvo con la respiración agitada.

-No creo que hacerlo aquí sea muy cómodo para ti, Maine.

Sonrío, metiendo mi mano en su pantalón.

-Si es contigo, nada es incómodo.

Vuelve a atrapar mis labios en sus furiosos besos y yo muevo mi mano. Edmund entierra la cara en mi cuello, soltando gruñidos mientras me besa el cuello con los ojos cerrados y la respiración entrecortada.

-Espera, espera-retira mi mano y me mira con una sensual sonrisa-. La fiesta apenas empieza, Maine.

-Por supuesto que si-le saco el suéter, apoyo ambas manos en el inicio de sus pantalones y los bajo de un solo tirón junto a sus bóxers. Está desnudo, con la luz de la luna alumbrando su masculinidad. Se muestra implacable, enorme, dominante, de modo que apoyo mis manos en su culo y, mirándolo coqueta, chupo, juego, lamo...

Edmund me sostiene la coleta y sigue mis movimientos. Percibo su temblor ante mi contacto, como disfruta el recorrido que le doy como una ejemplar guía turística, hasta que ambos nos detenemos apenas llegamos a Marte.

-En el round dos, yo tomo el control-me quita la ropa salvajemente y me apoya en el techo de nuestro preciado bus. Inicia un camino con su lengua desde mis muslos, viajando por su interior hasta llegar a mi punto más delicado, dejando un húmedo beso en ese espacio entre mis piernas que me obliga a arquear la espalda.

-¡Ah, Edmund!-grito. Su recorrido continúa, pasando por mi ombligo hasta llegar a mis pechos. Sigue subiendo y, al llegar a mi rostro y besarme la boca, se toma el atrevimiento de hacer una pausa para mirarme.

-Maine, ¿Recuerdas el poema que te enseñé?

-Yo...¡Ah!-me hace suya antes de que pueda decir algo.

-Dime, ¿Te acuerdas?-vuelva a preguntar entre embestidas que parecían un viaje en montaña rusa. Primero lento, lento, lento...y luego venía la caída mortal, rápida, rápida, más rápida...-Maine, preciosa, debes responder.

Asiento dos veces, incapaz de hacer algo más que gemir. Entonces Edmund me deleita con su preciosa voz y ese sensual acento italiano, recitando la frase que me enseñó. Abro los ojos y soy conciente de todo, del cielo estrellado, del sudor en nuestra piel, del bus en el que nos conocimos y en el que ahora cogemos sobre su techo, el sonido de la noche, el verde paisaje...

Todo se volvió surrealista.

Todo es perfecto.

-Lor di perle ha quasi in forma, quale convene a donna aver, non for misura; ella è quanto de ben pò far natura; per esemplo di lei bieltà si prova. De li occhi suoi, come ch'ella li mova, escono spirti d'amore inflammati, che fèron li occhi a qual che allor la guati,e passan sì che 'l cor ciascun retrova: voi le vedete Amor pinto nel viso, 've non pote alcun mirarla fiso.

-Voi le vedete Amor pinto nel viso, là 've non pote alcun mirarla fiso-repito, y entonces estallo.

Fue muy similar al big bang.

Y como dijimos, permanecimos abrazados hasta que el sol iluminó nuestros cuerpos desnudos al día siguiente.

Sin embargo...

Ahora debo irme.

《●》

Si llegaste hasta acá, tienes mi eterno agradecimiento.

Seguir leyendo

También te gustarán

6K 96 6
You and Felix had been friends since childhood. As both of you grew up, you started to fall for Felix. You thought, "Is he more than just a childhood...
1.1K 91 11
-Yoongi te quiero aquí conmigo-dijo llorando- -Jimin -Se que tú amor se fue pero te quiero aquí conmigo solo esta noche ⛩Que pasaría que después de...
6.6K 469 10
Todo iba de maravilla en la gran ciudad hasta que unos llantos interrumpieron la rutina de 3 osos.
21.7K 1.1K 46
Lucas Morris, un chico frío, rudo, cruel, insensible y deshonesto. Esas son las características de este chico, pero luego de haber conocido a una chi...