El Rostro de una Mentira

By darlis_steff

2.2M 319K 204K

En un país multicultural cómo Australia, en un día puedes toparte con más de mil rostros y diversas personali... More

El Rostro de una Mentira
El día que nací
Prefaccio
Capítulo Uno: Hola, Leonid
Expediente abierto
Capítulo Dos: Gracias por tu compra
El Caso de Carolie Cox
Capítulo Tres: Espíritu, tumor o locura
Mensajes enviados entre Shaina y Azhar
Capítulo Cuatro: Cocodrilo
El caso de Lane Cove
Capítulo Cinco: ¿Quién es Rebecca?
Capítulo Seis: Crocodrile Woman
Capítulo Siete: Dos opciones
Capítulo Ocho: Hola, Traviesa
Capítulo Nueve: Primer paso
Capítulo Diez: Tres no son multitud (+)
Capítulo Once: Tentar
Encontrado cuerpo a las afueras de Ryde
Capítulo Doce: Ser mala
Capítulo Trece: Rara Vs. Normal
Capítulo Catorce: Miedo
Capítulo Quince: La niña
Capítulo Dieciséis: ¡Bienvenida al mundo de los raros!
Capítulo Diecisiete: Las voces
Capítulo dieciocho: Dependencia
Capítulo Diecinueve: El loco mundo de Azhar
Capítulo Veinte: ¿Demasiado?
Capítulo Veintiuno: alucinación vs realidad
Capítulo Veintidós: El despertar de Shaina
Sydney amanece con hallazgos escalofriantes
Capítulo Veintitrés: El beso de la muerte
Capítulo veinticuatro: el eslabón débil
La niña que ya no quiso creer en la ciencia (+)
Capítulo Veinticinco: Libre albedrío (+)
Capítulo Veintiséis: ¿Me crees? (+)
Capítulo veintisiete: La liberación de Shaina (Parte I)
Capítulo Veintisiete: La liberación de Shaina (+) (Parte II)
Capítulo veintinueve: No una víctima
Capítulo Treinta: Los cocodrilos tienen hambre
Annie ya no será la chica mala.
Capítulo Treinta y Uno: Soy Azhar Beckett
Capítulo treinta y Dos: Ya no hay grietas, está roto (+)
Capítulo Treinta y Tres: Hola ¿...?
Capítulo Treinta y Cuatro: Odette(+)
Capítulo treinta y cinco: De cuando Odette le sonrío a André
Capítulo Treinta y Seis: La fiesta del pecado
Capítulo Treinta y Siete: La fiesta del orgullo
Capítulo treinta y ocho: la fiesta de la revelación
Capítulo treinta y nueve: Ser superior
Capítulo Cuarenta: ¿Familia?
Capítulo Cuarenta y uno: Reuniones
Capítulo Cuarenta y Dos: Los amantes trágicos
Capítulo Cuarenta y tres: No uno ni dos, son tres (+)
Capítulo Cuarenta y Cuatro: Fiesta de sangre
Capítulo Cuarenta y Cinco: Una víctima, una victimaria
Capítulo Cuarenta y Seis: bajarse del barco
Capítulo Cuarenta y Siete: «Crocodrile Woman & Fire Woman dejan huella» (Final)
Epílogo

Capítulo veintiocho: Víctima

24.1K 3.9K 1.8K
By darlis_steff


Capítulo veintiocho: Víctima.

Azhar.


La conozco.

Sé quién es.

Y ella está muriendo, pero antes de eso, está sufriendo.

Estoy sentada en el césped, lo puedo sentir debajo de mis manos y saboreo la sangre, pero frente a mí, él está abrazándola, no a la chica que conozco, pero sí a la otra, a la letal... La asesina de hoy.

La asesina está de espaldas y asiente mientras él la abraza y creo que después la besa.

La víctima llora, implora, se arrodilla y suplica en tanto sus dedos ensangrentados sin uñas atraen mi atención, tiene tanta sangre: en su boca en donde faltan dientes, en la esquina de uno de sus ojos, a un lado de su cabeza en donde falta una oreja, también en su pecho en donde solo lleva un sujetador y en donde le hicieron un corte en forma de equis.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta un hombre desconocido.

Es rubio y se agacha frente a mí sonriendo, algo en mí lo desprecia y quiere asesinarlo, porque ha hecho cosas, me ha hecho cosas. El rubio despreciable estira una mano con la que me toca la esquina de labio en donde sangro.

Me golpeó, fuerte y también me tocó.

Él es del pasado, cuando asesiné a mis padres, él vino por mí junto a Atlas.

Atlas me traicionó antes ¿Lo hará de nuevo?

—Te hice una pregunta, Azhar ¿O te llamo número dos?

—Te va a matar —susurro y me lamo la sangre del labio antes de sonreírle—, te hará sangrar y también me dejará hacerte sangrar.

—¿Quién? —pregunta con burla, deslizando la mano por mi rodilla hasta la cara interna de mi muslo, sus dedos rozándome de manera peligrosa.

—N —deletreo en austro bávaro, un idioma que no sé cómo conozco—. I. K. L. A. S.

»Te matará, te hará sangrar y yo también lo haré.

No atrapa el nombre, pero no le gustan mis palabras porque me golpea haciéndome caer de costado en el césped, lo que hace que vea el momento exacto en el que ella, la letal, se acerca a su víctima, le da el beso de la muerte y la empuja.

Grita.

Grita.

Cae.

Chapoteos y chapoteos, gritos de dolor y angustia porque los cocodrilos la devoran.

Y entonces Annie se queda en silencio.

Annie ahora está muerta.

Y yo veo al vacío mientras el rubio despreciable me golpea y habla sobre planes de los que no quiero ser parte.

***

Me veo frente al espejo y yo...Me asusto, cosa que antes me negaba a sentir.

Hace mucho tiempo me prometí a mí misma que no volvería a sentir miedo, hui de esa emoción en el momento en el que mis padres dejaron de respirar, pero supongo que todos tenemos debilidades o puntos que no son tan fuertes que a veces acaban con nuestras fachadas y creo que me estoy acercando a mi límite.

Tengo moratones en los brazos y mi labio inferior se encuentra roto al igual que la esquina junto a una inflamación cómo si hubiese sido golpeada, duele un montón, pero lo que en realidad me hizo acurrucarme en la esquina de la ducha fue ver moretones en el interior de mis muslos, marcas de dedos que me generaron náuseas y me hicieron vomitar en plena ducha al pensar cualquier manera en la que esas marcas pudieron haber llegado ahí.

No me drogué, esta vez puedo prometerlo, tampoco ingerí licor. Mi último recuerdo fue en este baño y ese humo... No estoy imaginándolo, eso pasó, las marcas en mi cuerpo me hacen saber que no me fui de juerga, alguien me lastimó y no me gusta pensar las maneras en las que pudieron hacerlo porque una cosa es mi libertad sexual y otra que alguien la forcé y me la arrebate.

Me hace sentir indefensa que me quiten mis elecciones y me asquea el pensamiento de que algo...De que me hayan lastimado de maneras viles.

No debía bañarme, tal vez debí ir a un médico, pero no quiero saberlo. No quiero quebrarme.

—Si no lo sabes, no pasó —Me digo.

No sería la primera vez que mi cuerpo sea abusado, mamá y papá también hicieron experimentos en mis partes íntimas, cosas que prefiero no recordar.

Mi reflejo en el espejo me muestra cómo mis labios tiemblan y los aprieto con fuerza porque yo no lloro y no comenzaré a hacerlo ahora. Una lágrima logra escaparse y furiosa me la limpio.

—Eres fuerte, Azhar Becket ¡Eres malditamente fuerte! —Me recuerdo.

En el reflejo del espejo visualizo a mamá, habla, pero no puedo escucharla y tal vez sea porque no quiero hacerlo.

Ahora es ella la que no tiene voz incluso si solo se trata de una alucinación o un fantasma. Le sonrío con los labios apretados.

—Me alegra que estés muerta, maldita enferma ojalá te encuentres ardiendo en el infierno y ojalá al morir te alcancé ahí para hacer tu condena aún más miserable.

Tras mis palabras siento la necesidad de golpear el vidrio para acabar con su reflejo, pero logro resistirme pese a que la ira me quema desde adentro, la rabia incontrolable nuevamente aparece.

Giro encontrando el lugar vacío y sosteniéndome fuerte la toalla salgo del baño, encontrándome en el pasillo a Priscila que luce grandes ojeras y quien me frunce el ceño.

—Supongo que hoy no es mi día de suerte si me encuentro con la droga...

—Hoy no puedo aguantar tu mierda, cariño —Le advierto con un falso tono de voz feliz.

—No es cómo si pretendiera entablar una conversación contigo —Es su respuesta pasando de mí y entrando al baño.

Echo un vistazo hacia la habitación de Shaina al final del pasillo, cuya puerta se encuentra cerrada, no sé si se encuentra ahí, pero tengo que admitir que ahora no soy la mejor compañía, por lo que avanzo hasta mi habitación y luego simplemente dejo caer la toalla al suelo, acostándome de costado en la cama, desnuda y con la mirada clavada al frente.

Me encantaría recuperar mi indiferencia, ser la Azhar de siempre, pero me he descongelado y ahora soy más fuego que nunca. Estoy ardiendo en dolor, incertidumbre. Me siento ajena a mi cuerpo, a mí ser, a mis recuerdos.

Hace un tiempo pensé que dejaba atrás a la Azhar con la que experimentaban, que me hacía dueña de mí, pero... Tal vez sigo siendo una prisionera en este cuerpo, en un sistema que no entiendo.

Pienso y pienso, hasta que esos pensamientos se convierten en escasos recuerdos de un hombre rubio desconocido frente a mí, golpeándome, el césped contra mi mejilla y Annie cayendo, gritos y chapoteos...En el estanque de cocodrilos.

En el estanque de cocodrilos de Rebecca.

Me incorporo jadeando cómo si el aire me faltara.

—Rebecca, era la mansión de Rebecca —repito, atrapando el recuerdo y aferrándome a ello.

Siendo lógica y relacional sobre mi amiga las situaciones encajan: el estar en la misma fiesta que Annie, la identificación de Alexander, sus evasivas y agresión verbal llevando a amenazas cuando hablé al respecto. Tiene poder, dinero y demasiada vida política que la respalde.

¿Puedo imaginar a Rebecca asesinando a alguien? Sí, puedo. Puedo imaginar a esta persona ególatra, con serios problemas de drogadicción, clasista y en ocasiones irracional dejándose llevar por la ira, pero lo que no puedo imaginar es a ella siendo lo suficientemente inteligente para idear planes tan precisos que no dejen rastros, que me dejen sin recuerdos, que me hagan una cómplice, porque eso es lo que soy.

Puede que recuerde poco, que mi mente sea confusa, pero comienzo a entender y aceptar que estuve en esos lugares. Que mis imaginaciones sobre la muerte de Alexander Pérez son recuerdos, que mis pesadillas de Carolie son realidades y ahora lo de Annie.

Annie a quien apenas llegué al apartamento esta mañana vi en las noticias está siendo buscada, pero no van a encontrarla, no si no hablo. No si se la comieron unos reptiles hace más de setenta y dos horas, porque he estado ausente por demasiado tiempo, los mensajes de mis amigos en mi teléfono me lo confirman.

Más de cinco días de ausencia.

Vuelvo a mi razonamiento sobre Rebecca, tiene sentido, pero a su vez no, porque aunque las evidencias la señalan, no la creo lo suficiente inteligente, entonces ¿Quién la ayuda?

Una parte de mí, la asustada, me dice que esto tiene que ver con lo que me hacían, pero me niego a creer que eso no murió junto a mis padres, me niego a creer que podría volver a ser esa persona, volver a ese lugar.

Busco a tientas mi teléfono y me enfoco en leer varias veces los últimos mensajes de Rebecca mientras no estuve, todos ellos son reclamos, invitaciones y señalando cuán perra soy, también hay un audio que no tardo en reproducir.

«Azhar soy yo —Sorbido—...Yo, no sé por qué hago esto. Me siento tan sola, lo tengo todo y no tengo nada. A veces deseo morirme tanto, pero tanto. Hoy quiero morir, tal vez debo morir.»

Me gustaría decir que es la primera vez que recibo un mensaje así de su parte, pero estaría mintiendo, sin embargo, no soy indiferente a ello, siempre respondo, solo que esta vez no estuve y veo en su próximo mensaje cómo me maldice, me envió una foto de una línea de coca y luego una sonrisa feliz. Todo ello hace tres días y de hecho veo que hace una hora estuvo en línea, eso quiere decir que no se murió y está bien, porque no me haría buena amiga perderme su funeral incluso si nunca me ha interesado ser una buena amiga.

Podría tomar distancia de Rebecca o podría indagar qué mierda tiene que ver con todo esto, no porque quiero la paz mundial, no porque me importe una mierda la seguridad de Australia, tampoco porque quiera paz —esa la perdí hace mucho—, pero deseo saber qué se supone que está pasando en mi vida.

Le escribo un rápido mensaje a Albert diciéndole que hablaremos al vernos si tiene tiempo de recibirme en su apartamento esta noche, su respuesta es insultarme y decirme que obvio siempre puedo ir.

Desplazándome por los mensajes me doy cuenta de que no hay ninguno de Leonid y eso me decepciona, porque pensé...

Bueno, tal vez simplemente no deba pensar o al menos no en él, después de todo soy bastante buena en ello. Solo que me quedo viendo su nombre por muchos minutos antes de bloquear el teléfono y volverme a acostar.

—Sunny —susurro el nombre porque el que la mujer que a veces aparece me ha llamado y por la que ese rubio desconocido me llamó antes de golpearme.

No recuerdo con claridad lo sucedido con Annie, pero sí los golpes, algunas risas, no lo que dije, pero sí lo que el rubio me dijo.

Hace mucho me dije que no sería nunca más una víctima y estoy muy dispuesta a cumplirme esa promesa, no me importa lo que tenga que hacer para que suceda.

Una vez asesiné a mis padres por sus torturas, por hacerme una víctima... Lo volvería a hacer. Nunca más seré una prisionera.

No soy un número.

***

Albert parpadea antes de beber de su té sin azúcar y verse sus uñas perfectamente arregladas, por mi parte me mantengo acostada en su cama en tanto él está sentado en su distinguido sofá.

—Así que ves a personas muertas, pierdes la memoria, apareces con moretones y tienes pesadillas de cosas locas que prefieres no mencionarme. Por eso te ves así, porque al parecer recibiste una paliza de un tipo rubio que dices no conocer, pero que te despierta un odio.

—Sí, ese es un buen resumen de la locura que te he contado.

—Y fuiste a un espiritista en donde viviste la auténtica película de terror de "ven, perra, te arrastraré al infierno."

—Básicamente.

Y sonrío, porque solo Albert haría un resumen tan especial y actuaría con tanta calma al respecto.

—Y entre todo esto te follaste a Leonid —agrega y enarco una ceja—. Me pareció interesante recalcar un hecho que te hizo sentir tan bien entre tanta mierda.

Tiene razón y no solo el orgasmo con Leonid me hizo sentir bien, nuestro coqueteo y breves encuentros me gustaron mucho, toda la cosa de hablar con una persona que te gusta fue algo nuevo, supongo, y me gustó haberlo escuchado siempre que quiso hablar. Me gustó tanto que incluso cuando ya follamos, desearía que me escribiera de nuevo y no solo porque me encantaría repetir, es porque me gusta conversar con él y siento que es mucho más que un heredero y el prometido de alguien al quien al parecer le encantó verlo follarme.

—Piensas que de alguna manera eso se relaciona con las desapariciones y asesinatos.

No lo pienso, estoy segura. Sin embargo, simplemente asiento.

—Y en estas pesadillas ves el estanque nada adorable de cocodrilos ilegales de Rebecca ¿Es por eso que estabas precariamente colgándote de ahí la otra vez?

Habla de aquella vez en la que pensé que "imaginaba" la muerte de Alexander Pérez, ahora sé que es un recuerdo.

—No estaba colgándome, Albie.

—Bueno, parecía que ibas a nadar con ellos ¿Te crees domadora o su reina?

—Humm, no, pero solo intuí algo ese día.

—¿Algo con los cocodrilos? —pregunta y asiento—. ¿Te das cuenta de lo alocado que suena todo esto? Es casi absurdo de creer ¿Y por qué has decidido contármelo? Sabes que soy demasiado frío para creer en tonterías.

—No vine a rogarte que me creyeras, solo eres la única persona en la que confío y quién también conoce a Rebecca lo suficiente para ayudarme a entender toda esta mierda. Claramente seguiré contigo o sin ti, puedes creerme o no, pero eso no cambia lo que yo creo.

Bebe de su té de manera remilgada mientras me observa.

—Rebecca ha sido mi amiga durante más de once años, quizá estuve incluso la primera vez que se metió mierda por la nariz, la he visto crecer y sé que es malvada incluso diabólica y que ¡Joder! Puede caer realmente mal, a veces ni siquiera deseo verla, pero Rebecca no es una asesina, Azhar, mucho menos una tan inteligente que no deja huellas.

—No digo que tiene que ser ella, pero ¿Qué hay de su familia misteriosa? ¿De las personas de las que se rodea? Esta mierda me está afectando, Albie y no seré una víctima.

De nuevo me ve con fijeza.

—¿Te jodieron en el pasado, verdad? por eso todo te importa una mierda, no tienes familia, vives cómo si morir mañana fuese una posibilidad, nunca nos dices que nos quieres y finges que nada te duele —Me lee bien y eso no me gusta—. Fuiste una víctima y te aterra serlo de nuevo.

»Obviamente tienes problemas de confianza hasta el punto de desconfiar de las únicas personas que te han aceptado sin exigirte nada, nunca te pregunto ni una mierda de tu pasado y las otras dos perras tampoco, nos preocupamos genuinamente cuando desapareces y luego tenemos que fingir reírnos cuando reapareces cómo si nada y sí, ahora me dices que cuando lo haces al parecer te vuelves rara e inservible sin recordar nada, pero durante un tiempo nos hiciste creer que te ibas de juerga porque no querías ser honesta.

—Estoy siendo honesta ahora y no me crees —Me encojo de hombros.

—Qué divertido es manipular ¿No, Azhar? —Me da una pequeña sonrisa—, volteando las cosas para hacerme ver en este momento cómo el amigo de mierda que no te cree y no cómo el que siempre ha estado para ti cuando se lo permites.

»Nunca te haría daño, te amo y no de una manera en la que quiera follarte porque no tienes pene y me gusta ser penetrado por el culo.

—Puedo comprar arnés y consoladores.

—Me gustan los juguetes, pero también me gusta un pene real caliente, preferiblemente gordo —Sonríe de costado—, pero el punto de la conversación es que te amo, eres mi amiga y desearía que admitieras que me amas de la misma manera, que me permitieras preocuparme por ti y sé que Rebecca y África piensan lo mismo, lo hemos hablado, sí, hablamos a tu espalda, pero ¡Supéralo! Eso es algo que todo el mundo hace.

Odio sentir sus palabras, que me lleguen más de lo que me gustaría, que no sea un desinteresado y esté tan preocupado por mí. Que su amistad sea tan real, que diga amarme porque es una emoción que nunca he recibido y ante la que no sé cómo reaccionar.

Ni siquiera sé lo que es amar.

—¿Me crees o no?

—No te creo —Se encoge de hombros—, pero quiero ver hasta dónde llega esta locura y verte confirmar que Rebecca es demasiado ineficiente para ser una asesina, ahora, no dudo que su familia pueda llegar a ser turbia y eso si estará interesante de descubrir ¿Cuál es el plan?

—Pensaré en ello.

—¿No eres un poco bruta para ello?

—Soy escritora, Albie, es cómo tener en mi cabeza un gran potencial para ser todo lo que quiera: desde investigadora a asesina.

—Ah, pensé que solo escribías sobre sexo.

—Soy más que eso.

—No lo sé, realmente no te conozco —Me dice poniéndose de pie—. Ahora, mientras piensas en tu súper plan ¿Qué ha sido de Leonid? ¿No lo ves desde la gran follada?

—Maravillosa fiesta —Medio sonrío, pero entonces me detengo.

¡Mi maldita memoria de mierda! ¡La fiesta!

Atlas, el prendedor, el recuerdo del nombre de Niklas, las indicaciones y al día siguiente: los sobres.

¡Maldición! Tengo información que aún no leo, algo que olvidé al volver, algo que no pude leer antes de que me llevaran.

—Albie —digo y enarca una ceja en respuesta—. ¿Quieres conocer el lugar en dónde vivo?

Porque esta vez nadie me va a arrastrar o llevar antes de que lea lo que hay en ese sobre y si lo intentan, tengo a Albert para demostrar que no lo imagino.

O nos pueden llevar a los dos, esa también es una opción, pero arriesgarme nunca ha sido un problema y sabré qué rayos me dio Atlas en esos sobres.



Holisss,  ya vuelvo.

Continue Reading

You'll Also Like

59.3M 2.6M 70
Freya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejado...
66.6M 6.3M 118
¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si es atractivo, pero también es perturbad...
8.8M 536K 47
Dos semanas en tu casa sin ir a la escuela y sin obligaciones es el sueño de cualquier adolescente. Ahora imaginaros que debéis pasar esas dos semana...
2.4M 246K 37
«Al final del arcoíris es donde todos tus sueños se hacen realidad» Aquella historia infantil era la favorita de Aurora Garti, una adolescente con un...