nómada

By ninsafo

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Alba lleva una vida tranquila y estable, un trabajo, un hijo y una hija. Natalia nunca está demasiado tiempo... More

1. criminal.
2. pizza y Sherlock.
3. acento ruso.
4. (in)paciecia.
5. dos realidades.
6. llamame intensa.
7. el chubasquero fugitivo.
8. un piti o un polvo.
9. conflictos mañaneros.
10. control.
11. el pianista.
12. Shrek (p. 1)
13. Shrek (p.2)
14. el corazón delator
15. altibajos domingueros.
16. cicatrices.
17. polvo en el ambiente.
18. Un camino.
19. vestidos de tul.
20. una cita.
21. aquí y ahora.
22. carrera inversa.
23. siete de enero.
25. la sopa de ama.
26. frío diciembre.
27. condensación.
28. el baile de las hadas.
29. el regalo.
30. sitios.
31. Blaya Noel.
32. ¿me aconpañas a fumar?
33. cumpleaños³
34. treinta y dos peliculas y media
35. madres

24. Plan B.

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By ninsafo

Daban las seis de la mañana. Alba estaba, evidentemente, dormida.

Siempre que se quedaba, se planteaba llevarse su cepillo de dientes, ya que el de su casa tenía unas cerdas mucho más rígidas; pero podía con ella la idea de ver su cepillo junto al de la rubia. En un par de semanas debería cambiar ambos y compraría uno igual para reemplazarlo. Ya lo había pensado.

Escuchó ruidos abajo y negó con la cabeza mientras sonreía, intentando imaginar qué trastada estaban haciendo los pequeños diablillos que tenía la rubia por hijos.

Bajó las escaleras en silencio, para que no la escucharan y pronto descubrió que faltaba la mitad de aquel dúo, pues el niño estaba solo haciendo pasos de baile frente al reflejo de la pantalla apagada de la televisión.

- ¡ay, Nati! Que susto. Creí que eras mami.

- ¿cuando has visto a tu madre despierta a las seis de la mañana?- bromeó.

- ya... Es que estoy practicando para el festival del cole y tengo que aprenderme el baile de Olivia también.

- ¿y eso?

- es que siempre bailamos todos juntos pero no sé por qué la maestra nos ha separado en niños y niñas y a Olivia le da miedo bailar sola.

- ah, ya entiendo.- soltó una risa nasal como forma de expresar la ternura que le había provocado escuchar aquel gesto.

- pero hay un problema...- dijo, jugueteando con sus manos.- es que ellas van de hadas y yo de pirata. Y no quiero ser el único pirata del escenario, porque es el baile de las hadas, pero la maestra no me ha dejado ir como hada.

- Joe, que putada. Sí.- asintió volviendo a entercnecerse, esta vez por el pequeño gran problema de Ander.

En seguida se sintió también nostálgica, pues llegó a su mente el viejo recuerdo de una Natalia de la edad del niño que también quería que todo se viese lo mejor posible en el escenario. Tal vez no era la niña más simpática y sociable pero siempre procuraba llegar media hora antes para asegurarse de que todas las niñas estén listas, se tomaba el tiempo de peinar a las más pequeñas porque sabía que a su maestra no le gustaba ver niñas con pelos locos y detestaba ver como sus compañeras hacían todo mal mientras la maestra estaba muy ocupada peinando a las otras. Tanto así que durante un año solo pidió muñecas con largos cabellos que le valiesen de conejillo de indias para perfeccionar sus peinados.

- y por eso necesito tu ayuda.

- mi ayuda sí ¡alto! ¿qué?

- yo he hecho un plan, pero no le digas a mami y mamá ¿vale?


...

La alarma sonó como siempre, se tomó su tiempo para despertarse y hacer sus cosas con tranquilidad, solo entonces bajó. Ya escuchaba ruidos, risitas y notas musicales que pronto comprobó, eran de la guitarra.

La escena le dio toda la información que necesitaba en un segundo: Ander ya estaba vestido con sus leggins de leopardo y chaqueta vaquera. El niño con más arte que conocía... se sentaba sobre el regazo de la morena que a su vez se sentaba en el suelo sosteniendo la guitarra y presionando las cuerdas con su mano sana, mientras dejaba que el pequeño se encargase del rasgueo en reemplazo de la mano derecha de Natalia.

Olivia, por su parte, estaba sentada frente a ellos, despeinada y en pijama, devorando un tazón de avena que probablemente haya sido obra de la mayor.

- vale, ya casi lo tenemos.

- ¿crees que esté para navidad?

- claro que va a estar para navidad.

- ¿pero tú vas a tocar con nosotros?

- no, Olivia. Ella se va en navidad.- dijo él, como si fuera una obviedad.

- jo.- la niña torció el gesto.- ¿te vas con tus padres?

Natalia dudó.

- en realidad no sé a donde voy.

- entonces... ¿igual te quedas?

- es una posibilidad. Sí.

- buenos días.- Alba decidió interrumpir.

- ¡mami, no escuches! Estamos preparando una sorpresa de navidad.

- no, si yo no he escuchado nada.- compartió una mirada cómplice con la morena.

Ambas fueron a la cocina a por el primer y segundo café de la mañana y aprovechando que Ander estaba practicando su baile en la sala y Olivia vistiéndose arriba, sacaron tiempo para un par de besos furtivos.

- ¿no ibas a pasar navidad en pamplona?- dijo tras un rato de conversación banal, en la que no sabía si mencionar o no el tema.

- ah, sí pero al final no, tal vez me quede a trabajar. Si África y Damion deciden abrir, claro.- le dio un sorbo a la taza de café.

- Nat, si es por los boletos a pamplona yo...

- no, no es eso... es que hablé con mis padres hace un rato, y parece que están en Nueva York con mis hermanos, mi hermano está estudiando allí y parece que querían estar con él y tal.

- ¿y tú?- frunció el ceño, preocupada.

- yo es que debí decirles antes que volvería para navidad, creyeron que había decidido ir a Murcia... no lo sé, igual y voy a murcia, siempre me hacen un lugar.- forzó una sonrisa mientras removía el café con desgana.

- ¡MAMI!- Olivia llegó con uno de los vestidos que Natalia les había regalado, acompañado de pantalones de campana y botas de invierno, también llevaba un jersey debajo del vestido, todo en distintos tonos de azul celeste.- ¿has visto mi diadema de Frozen?

- aquí.- Ander apareció detrás de ella con la diadema, además había complementado su outfit con unas gafas de sol.- Nati ¿me haces unas dos trenzas pequeñitas aquí?- señaló ambos lados de su cabeza.

- claro, siéntate.- se levantó de su silla y el niño se sentó en su lugar, acercó su nariz a la taza de café con curiosidad y rió.

- huele bien pero sabe mal, ¿sabes?- hizo reír a la más alta.

- oye, que vais guapísimos. Ese era mi vestido favorito.- comentó Natalia al recordarse en ese sencillo vestido celeste, sobre el escenario, buscando a sus padres con la mirada.

- ¿de verdad?- la niña sonrió mientras se mecía mirando como se movía la falda, con ilusión.

- que sí, lloré cuando me dejó de quedar y todo.

- jo, espero no crecer tanto...

Natalia miró a la rubia de pies a cabeza.

- yo no me preocuparía por eso.- dijo volviendo a mirar de soslayo a Alba que tuvo que contener la risa para no escupir el café.

Olivia y Ander esperaban a su mamá Claudia, mirando por la ventana y haciendo dibujos con sus dedos sobre el vaho que echaban.

- ya me voy par de diablillos... ¡eh! que esas ventanas las he limpiado yo.- ambos se alejaron de la ventana y simularon no estar haciendo nada, con sonrisas pillas y mejillas tensas por aguantar la risa.

- si queréis darme un abrazo, no me enfado, ¿eh?

Se miraron cómplices y corrieron hacia ella, Alba se sorprendió pues Natalia nunca había dado el primer paso al sugerir una muestra de afecto.

También dejó un beso en las cabezas de cada uno y volvió a la rubia que la miraba con una mezcla de sensaciones.

- ¿qué? ¿también quieres uno?- siempre le venían bien los abrazos, más los de ella y aunque sabía que probablemente era la propia Natalia la que lo necesitaba, le siguió el juego.
Se acercó primero y Natalia flexionó las rodillas quedando a su altura. Se abrazaron fuerte, con ganas, tanto que cuando Natalia se fue, Alba comenzó a temer que se haya tratado de una silenciosa despedida, y a pesar de repetirse a sí misma que era más que evidente que no le había caído bien la noticia del viaje de sus padres, no podía dejar de pensar en el hecho de que Natalia jamás le había asegurado que se quedaría, o que se despediría antes de irse.
Tuvo que ir a trabajar en cuanto sus peques se fueron con su mamá, y verificó tomar su descanso en el horario que sabía que Natalia estaría teniéndolo también; a la hora de la comida.


alba reche

hola nat

q tal todo por allá?


natalia furgo

Hola, todo genial, me han dado unos espaguetis de muerte

Tú allí, ¿qué tal?


alba reche

normal

ahora estoy almorzando

me queda un rato y a casa

estaba pensando en si querías venir a cenar esta noche


natalia furgo

¿a solas?


alba reche

no lo se

igual si claudia se lleva a los peques



natalia furgo

No, está bien. Solo qieria saber

Me adapto a todo, nena

No te preocupes


alba reche

enonces vienes

?


natalia furgo

Llevo postre.


...


- ¡uy! ¿y esa sonrisa que me traes ahora? Que hace literalmente cinco minutos parecía que venías de un funeral.

- jo, lo siento. Estaba un poco distraída.

- ¿todo bien con Alba?

- sí, todo genial. Estaba pensando en Navidad. ¿Vosotros abrís?

- íbamos a hacerlo, pero decidimos que no, por las niñas y tal. ¿Pero tú no te ibas?

- aún no lo sé, igual me voy a Murcia pero...- el teléfono de la morena comenzó a vibrar e su mano y la foto de Blaya con sus sobrinas apareció en toda la pantalla.

- tengo que contestar, un segundo.

- no, tú tranquila. Es tu descanso.- dejó una copa con uno de los postres nuevos y salió de la sala de descanso. Le daban un postre distinto a diario, pues se había ofrecido a ayudar a decidir cual era el mejor, eventualmente decidirían el indicado para el menú en conjunto.

- ¿Blaya, por que me llamas?

- lo siento, lo siento, lo siento. Se me ha olvidado que ahora trabajas y tal, pero ví tus mensajes por lo de navidad y no va a poder ser, Nat. De hecho, necesito acoplarme a cualquiera que sea tu plan B.- sentenció como si ella no fuese su plan B.


...


Había terminado de poner el último lavavajillas. Suspiró agotada en el sillón del pequeño salón de descanso, había sido un día pesado. Demasiada gente cumpliendo años...
Noelia cruzó la puerta con la energía de siempre.

- ya, no me digas como ha estado el día, que lo veo en tu cara.- comentó dejando su bolso sobre la mesa.

- hoy ha estado intenso. La gente con niños suele venir a mediodía.

- ya eso es jodido... aunque de noche están los borrachos escandalosos y las viejas quisquillosas.

- y la peña que se queda hablando hasta las tantas...- recordó con pesadez mientras se deshacía del uniforme de trabajo.

- espero que al menos termine bien tu día.

- gracias Noe, lo mismo para ti.- tomó sus cosas, se despidió de África, pilló de la nevera el postre que había querido comprar pero que su jefa había decidido regalarle, y se aventuró a las frías calles de Madrid.

Para su sorpresa, la esperaba junto a la puerta una rubia que conocía bien. Llevaba una boina negra, los labios rojos y dos vasos de café, iba acompañada de sus dos pequeñajos que revoloteaban dispersos, jugando a quien sabe qué.

- h..hola - dijo sorprendida mientras terminaba de subir la cremallera de su abrigo.- no sabía que venías.

- si quieres me voy.- bromeó.

- que tonta eres...

Alba se limitó a sonreír y a extender su brazo para entregarle uno de los vasos de café.

- ¡Nati!

- ¿que tal renacuajos?- enderezó la diadema de Frozen que se perdía entre los rizos de Olivia.

- hemos cocinado una comida muy deliciosa. ¿Quieres venir a cenar? Porfiiiii.- la susodicha hizo un puchero y ojitos del gato de Shrek.

- solo si te apetece, puedes venir- agregó Alba.

- vale.- asintió sin pensárselo.

- ¡siii!

- ¿ y te quedas a escuchar el cuento?- preguntó el niño.

- ¿cuál cuento?


...

- Lazlo pensaba que si visitaba a la oscuridad en la habitación de la oscuridad, quizás ella no la visitaría en su cuarto.- relataba la rubia, directo del libro que sostenía frente a sí, a medio recostar, sobre su cama, con las piernas flexionadas y rodeada de sus pequeños que escuchaban atentamente mientras observaban las imágenes.- pero una noche...

Olivia se acurrucó pegándose más aún al cuerpo de su mami y buscó a su otro lado, el brazo de Natalia que, hasta ese momento, había permanecido al margen de la situación, a modo de espectadora, tanto de la historia como de la postal que eran esas maravillosas tres personas. En especial la madre.
A causa de la toma de acción de Olivia el brazo de Natalia terminó rodeando a la niña y alcanzando el torso de la rubia que no había parado de leer. A todo esto, Ander, que estaba muy ensimismado en la historia, posó una de sus manos sobre la de la morena jugueteando con sus anillos sin siquiera advertirlo.
Alba procuró disimular la sonrisa que quería salir al notar la manera en que parecía una bonita postal familiar.

Para antes del final, ambos pequeños habían caído rendidos y las dos adultas salieron al descansillo a fumar un par de cigarros, pues aún era muy temprano.

- ¿te... te ha gustado él cuento?

- ¿el qué leíste? De hecho sí, te lo iba a decir. Las ilustraciones me han sonado de algo.- levantó las cejas.

- ¿sí?- rió.- me has pillado... el texto también es mío.

Aquello sí que le sorprendió.

- ¿de verdad?

- sí, ¿te gusta?- dijo expectante, le interesaba en serio saber su opinión.

- Claro que me gusta.- le volvió a asegurar

- he enviado una copia a una editora de libros infantiles.- confesó con nerviosismo.- a ver que me dicen.

- seguro les flipa.

- ¿tú crees?

- que sí, es genial. No sabía que escribías.

- algo sí... comencé la carrera de letras cuando terminé bellas artes.

Natalia abrió mucho los ojos y soltó de una risa incrédula, todo el humo del cigarro.

- estás llena de sorpresas tú.- dijo pasando su brazo bueno por encima de los hombros de la rubia, que apoyó la cabeza sobre su hombro. Un poco para salir de su campo visual y que no notase el rosado de sus mejillas y otro poco porque le apetecía.- ¿y por qué lo has dejado?

- pues... fue el año en que Claudia y yo nos separamos. No fue por eso exactamente pero no es tan fácil sacar adelante una carrera cuando también tienes que llevar a cabo un divorcio, trabajar y hacerte cargo de mellizos de tres años tú sola...

- ya... te admiro mucho ¿sabes?

- jo, Nat...- se escondió en su cuello, más aún.

- lo pienso de verdad.

- y yo a ti, mucho...

- que va, si yo dejé todos mis estudios a la primera de cambio...

- no me refería a eso...- frunció el ceño de repente.- ¿que estudiabas?- preguntó con curiosidad.

Natalia rió.

- iba a ser profesora de ballet. Era un plan B, para cuando me retirase como bailarina... según la Natalia joven, a esta edad ya debería tener una academia medianamente importante y compaginar los ensayos con las clases hasta el fin de mi carrera a los treinta y pocos.

- ¿tan joven?

- sí, es lo normal, al menos para el ballet profesional... ¿y tú? ¿Cual era tu plan cuando terminases la segunda carrera?

- no es muy distinto de lo que hago ahora, pero la idea original era escribir e ilustrar mis propios libros... quería tener un seudónimo para escribir literatura infantil y utilizar mi nombre para sacar poemarios y novelas.

- y cual será tu seudónimo.

- ahora, ninguno. He descartado la idea. No creo que vaya a sacar un poemario jamás, menos una novela. Así que voy a utilizar mi nombre
- jamás es una palabra muy fuerte y la vida es loca y da muchas vueltas.- si no, mírala. De bailarina estructurada y centrada, a nomada incorregible y solitaria, y ahora... no estaba segura pero ninguna de las dos primeras.
- ya... no sé. Supongo que usaría mi nombre en ambos casos. No sé.
Hubo varios segundos de silencio en los que Natalia se recreó en su propia frase y pensó que ojalá poder viajar al pasado para explicarle a su versión adolescente que la vida no era un camino recto, que era un puto rally, y que eso no era tan malo como pensaba.

- me alegro mucho de haber llegado hasta aquí.- dijo por fin. Aplastó el cigarro contra el cenicero y dejó un beso en el pelo de Alba. Ambos cigarros se habían consumido pero ninguna había querido dar el primer paso para separarse. Prefirieron permanecer juntas y en silencio un rato más.







Perdón la tardanza. Este año esta siendo intensisismo.

El libro que lee Alba en realidad existe, es un cuento infantil llamado La Osucridad, de Lemony Snicket. Es muy lindo.

Nos leemos 💖

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