Te quiero aunque me guardes en silencio
Te quiero aunque me digas que no es cierto
Te quiero aunque no hablemos nunca de este amor
Pero hay algo en tu forma de mirar
Que me lo dice todo sin hablar...
Hay algo que te quiero decir y no me animo
(Secretos - Alejandro Lerner)
Día 20
Pick: Martín se enojó conmigo porque supuestamente ya no paso tiempo con él
Me seco una lágrima involuntaria que me sacó la sesión virtual de fisioterapia.
Mi doctora se ríe, me hace un par de recomendaciones y me indica que puedo empezar a practicar con la guitarra, solo una hora al día.
Vale la pena todo el dolor por esa hora.
Cierro el video de Zoom y bajo la mirada a mi celular.
Villa: Entrena con él todos los días
Pick: Es Martín. Necesita atención como un cachorro
Villa: Y luego el dramático soy yo
Pick: ¿Qué tal la fisioterapia?
Villa: Una expiación por cada pecado que he cometido en esta vida y en las futuras, como siempre
Pick: Drama, drama...
Villa: Pero me autorizaron a tocar una hora al día
Pick: Wiii...¿Esperas que le haga algo de mimos a Bachi para que toquemos juntos?
Villa: Vale. Cuidado con esos mimos
Pick: Celosito...
Villa: Ja – ja. Un beso, Pick
Pick: Que sean dos
Es una tarde soleada y por suerte otros de sus proyectos como productor tienen ocupado a Isa, así que por fin nos dejó algo de tiempo libre.
Tomo el manuscrito del libro de Simón y salgo al jardín trasero de los Isaza. No sabía que era un tipo tan de la naturaleza y el sol hasta que pasó esto, porque cuando piso el pasto con los pies descalzos, una partecita de mi batería se recarga.
Cuando llevo como una hora leyendo, Simón aparece en el jardín con dos cervezas. Me ofrece una y se sienta a mi lado.
- Gracias – Le sonrío – Esto es muy bueno, Moncho – Le digo, apuntando al manuscrito en mis manos. Se sonroja
- ¿No me lo dice solo porque es mi amigo?
- Sabe que porque soy su amigo lo criticaría más que cualquiera, pero esto es increíble. Soy su fan
- Gracias, Papo – Me sonríe
- ¿Está bien? Lo noto decaído
- Extraño mucho a Nath – Dice con un suspiro
- Lo siento
- Es una mierda, Villaco. Siempre manejamos bien la distancia porque sabíamos cuándo se iba a acabar, pero ahora...Me siento como si no la fuera a volver a ver nunca
- No se desespere, perro. No tengo idea de cómo, pero esto se tiene que acabar
- ¿Por qué suena tan triste de decir eso? – Me pregunta, y se vuelve hacia mí con expresión curiosa
- Porque pienso todo lo contrario a usted. Quiero quedarme acá, en esta burbuja de irrealidad, donde todo el tiempo está detenido, donde no existe nada más fuera de esta casa, y puedo estar con Pick. No sé en dónde estamos una vez salgamos de aquí
- ¿Y ya se lo preguntó?
- No. Soy demasiado cobarde
- Lo pueden acusar de ser muchas cosas, Villa: Dramático, se come cualquier cosa, le gustan las guitarras de todos menos las que compra para usted, le da mal genio por nada, le lleva la contraria a todo el mundo, y una larga lista de etcéteras; pero si hay algo que no se puede decir de usted, es que sea cobarde
Me río y le doy un golpe con el hombro. Tomo un trago de mi cerveza y suspiro.
- Con ella todo es diferente, perro
- Nunca lo había visto así. Ni siquiera con todo el trauma con Gabriela
- No es lo mismo. Con Pick...No es lo mismo – Repito. Él se ríe
- Lo vuelve un bobo – Asegura
- Sip. Y me gusta. Por eso tengo tanto miedo del después. Siento que el final de estos 28 días me respira en el cuello y es como una sentencia de muerte, Moncho. Estoy en sus manos del todo
- Todo va a salir bien, Villa. Usted está obviamente demasiado involucrado para darse cuenta, pero ella también lo adora
Suspiro de nuevo. Luego, suelto una risita boba.
- Tengo ganas de escribir todo el tiempo. Nunca se me habían ocurrido tantas canciones de amor
- Pues escribamos canciones de amor – Propone Simón - ¿Qué tiene en mente?
- La misma frase, una y otra vez: El amor es más que dar, hay que quedarse
Se saca el celular del bolsillo y escribe la frase.
Luego, escribimos una canción de amor.
--------------O------------
Esa noche, sigo tarareando la canción mientras me ducho.
Creo que la escribimos pensando en un tempo muy rápido, y quedaría mejor una pizca más lenta. Me quito el champú de la cabeza mientras tarareo. Cuando vuelvo a abrir los ojos, me doy cuenta de que Pick está parada en la puerta del baño.
Doy un respingo. Ella se ríe.
- No te quería asustar
- Pick, mi cara está acá arriba
- Mjmm
- ¡Pick!
- Ay, ¿Qué? Déjame – Me mira como el ciudadano promedio mira una torta de chocolate cubierta de crema. Me meto bajo el chorro de agua para disimular que me he sonrojado, pero ella lo nota de todos modos – Oye, Villa
- ¿Qué?
- ¿Te he dicho alguna vez que estás muy bueno?
- Mmm, sí. Gracias
- Oye, Villa
- ¿Qué, cariño?
Lleva puesto un vestido de verano estampado con flores.
Como respuesta a mi pregunta, levanta los bordes del vestido y se lo saca por la cabeza. Trago saliva.
Ya que estoy desnudo, tiene asientos de primera fila para ver la respuesta de mi cuerpo a la imagen de ella usando ese juego de lencería de encaje color rosa bebé. Engancha el dedo en el lazo de satén que une las piezas del sujetador en el centro de sus pechos.
Cierro el chorro de agua. Ella se muerde el labio inferior, y me mira entre sus pestañas con una expresión inocente, aunque está calibrando cada una de mis reacciones.
- Pensé que te gustaría algo que no fueran las bragas de caricaturas – Me dice inocentemente. Me aclaro la garganta mientras veo que ha traído un condón casualmente metido en la cinturilla de sus bragas de encaje
- Las de Elmo me encantaban, pero esto... – Me humedezco el labio inferior, y ella sigue el recorrido de mi lengua con atención – No se vuelva a vestir, Pick. Quédese así para siempre – Sugiero
- Bueno, aunque puede ser un poco raro cuando vaya al estudio con los chicos
- Les alegrará el día – Aseguro
Ella sonríe, aunque puedo ver que está sonrojada.
Un recuerdo lejano de ella diciéndome que no tenía nada atractivo a los ojos de los hombres viene a mi mente. Quiero que, si es que todavía piensa eso, se le olvide para siempre.
- Pick, estoy loco por usted. Por tu cuerpo, por esa boca, por...
Avanza el par de pasos que nos separan y me calla con un beso.
Se aprieta contra mi pecho sin importarle que estoy mojado, y se pone en puntas de pies para poner mi boca en el ángulo que le gusta. Mi erección queda contra su vientre, y se me escapa un gemido cuando la rodea con sus dedos.
- Así de bastante me encanta, Pick – Recalco, porque si no cree en mis palabras, debería creer en esa prueba física. Me muerde el labio inferior
- Es bastante – Está de acuerdo. Mueve su mano a lo largo de mi dureza y suspiro.
Luego se inclina ante mí.
Y después voy al cielo.
La detengo, porque quiero estar en su interior. Hay algo que tengo que reivindicar desde hace tiempo, y este por fin es el momento perfecto. Subo su boca a la mía y la levanto por la cintura. Enreda sus piernas alrededor de mis caderas mientras su boca ataca la mía con hambre y necesidad. Podemos hacer esto todo el día, todos los días, y el deseo entre los dos parece no apagarse nunca.
Cuando la dejo en el mesón junto al lavamanos deja de besarme y me da una mirada de duda.
- Villa... – Empieza
- No. Déjeme cambiar ese recuerdo por uno mejor – Le digo rotundamente. Un rayo de algo indescriptible pasa por sus ojos, supongo que ante el recuerdo de la última vez que estuvimos más o menos en esta misma posición en el baño de la casa de alguien, pero me vuelve a besar sin decir nada más.
Lleno su cuerpo de todas las atenciones que se merece, para que cuando piense en esa noche de mierda en el baño de la casa de los Vargas, ojalá este recuerdo se le imponga. Tengo que cubrirle la boca con la mano cuando se viene con mi nombre en sus labios, y sus besos se tragan mis gemidos cuando la sigo.
Su cabeza cae contra mi hombro mientras su respiración se regula. Dejo un besito en la parte de atrás de su cuello mientras la envuelvo entre mis brazos.
- Te amo – Susurro en voz baja. Escucho su respiración detenerse.
Saca la cabeza de mi cuello y me mira con unos ojos brillantes y esas mejillas sonrosadas. Pongo mis manos en sus mejillas para beberme la belleza de su rostro en este momento. Se muerde el labio inferior para contener su sonrisa, y creo que nunca he visto nada más hermoso.
Sé que no está lista para darme una respuesta. Honestamente, no esperaba que las palabras se me escaparan, pero se siente bien haberlas dicho.
Ella apoya su frente en la mía y suspira.
- Yo... – Empieza, pero se interrumpe a sí misma y me devuelve una mirada ansiosa. Veo en sus ojos todo lo que no me puede decir con palabras, y con eso me basta
- Te amo – Repito, y dejo un beso sobre su boca – Ahora vamos a vestirnos. Lo último que necesitamos en este momento es un resfriado
Me sonríe, porque sabe que le he dicho sin decirle que no le estoy exigiendo nada. Que entiendo por qué no está lista para decírmelo de vuelta, y que estoy bien con eso.
La ayudo a bajarse del mostrador y le ofrezco una toalla. Cuando ambos estamos secos y cubiertos por las toallas suaves y mullidas de los Isaza, salimos del baño.
- ¡NOOOOO! – Oigo el grito dramático ni bien ella abre la puerta. Me asomo por encima de su hombro para ver que pasó, y me doy cuenta de que justo Marto venía atravesando el pasillo en el instante en el que ella abrió.
Otra puerta se abre en el pasillo y la cabeza de Isa emerge de su habitación. Evalúa la escena y empieza a reírse.
Simón, que viene de la cocina cargando una alarmante cantidad de chucherías, se detiene en seco cuando se da cuenta de la situación.
- ¿Por qué no pueden follar con discreción? – Se queja Isa
- Estamos razonable vestidos, y estoy segura de que estuve super calladita – Se defiende ella.
Yo no diría tanto, pero no voy a poner mi vida en riesgo mencionándolo.
- Pero están ahí todos radiantes de alegría sexual, y eso lastima al niño – Señala Simón. Marto está de pie ahí tristemente, mirándonos como si hubiéramos pateado su batería
- Estar envueltos en toallas no es estar vestidos – Añade Isa
- Me voy a morir – Declara Marto - ¿Cuánto tiempo puede durar un hombre sin sexo antes de morirse de abstinencia y acumulación de ganas?
- Uhm... – Balbucea Pick. Él le lanza una mirada de odio
- Usted no me responda. Mala amiga, vagabunda, mujer de la vida alegre, descarriada – La interrumpe Marto. Ella se ríe
- ¿Mucha envidia? – Sugiere
- Mucha. Y de la mala – Anota él con un puchero
Rodeo la cintura de Pick con mis brazos y dejo un besito en su hombro desnudo.
- El mundo le está enseñando a que deje los placeres de la carne y se enfoque en su espiritualidad – Le digo a Marto. Me mira como si fuera un insecto que apareció en su cena – Está haciendo diseños muy buenos, así que está funcionando
- Ojalá nunca se le vuelva a parar – Me dice con rencor. Luego sigue su camino de forma dramática hacia su habitación. Pick suelta una risita
Isa nos mira como un profesor mira a sus alumnos más inquietos.
- Tienen que parar. Les van a salir quemaduras por fricción – Nos reprende – Canalicen su energía en el arte, perros
Y luego vuelve a su habitación.
Simón nos da una mirada de comprensión.
- Qué arte ni que mierda. Sigan follando – Es su sugerencia, mientras mete la mano en un paquete de Doritos colosal.
Y luego sigue su camino.
Cuando volvemos a estar solos, Pick y yo estallamos en carcajadas.