Y vuelve, tu recuerdo casi siempre vuelve
Me llega cada vez que respiro
Te quiero, y aunque al decirlo nada se resuelve
Al menos soy sincero y lo digo
(Lo que hará mi boca - Antonio José ft Morat)
¿Por qué pensé que esto iba a ser una buena idea?
Nadie me avisó que veníamos a un bar de música latina, cuya orquesta es dirigida nada más y nada menos por el ex de Pick.
Nunca lo conocí, y nadie tuvo la decencia de decirme que se parece a Patrick Dempsey y baila salsa como si fuera miembro de un club de baile de Cuba.
Nadie me preparó para el modo en el que ella salió corriendo y se colgó de su cuello cuando lo vio.
Nadie me dijo que el tipo era tan genial que dirige a la Filarmónica de Bilbao, y ahora que está de vacaciones, este bar con música en vivo es su trabajo de verano.
Martín y Laura están desplegando su talento en la pista, y Simón ya se hizo amigo del barman, que está contándole historias un poco geniales acerca de lo que pasa en el bar, pero no logro que mi atención se quede en él.
No mientras ella baila del modo en el que lo está haciendo.
El director la hace girar y su pelo se sacude tras ella, mientras menea las caderas de un modo que...Ay, por Dios. Ese cuerpo menudo, con esas curvas de muñeca, va a ser mi perdición.
El modo en el que los tirantes de ese vestido le cruzan la espalda es tentación pura, sobre todo porque ha empezado a sudar y su piel se ve brillante y provocativa, como si quisiera que pasara la lengua a lo largo de su columna.
Por favor, que alguien me quiebre la otra mano, así me distraigo con algo.
Le doy la espalda, porque no puedo seguir mirándola y conservar la cordura. Me llevo el botellín de cerveza a los labios y exhalo una respiración lenta.
- ¿Necesita respirar en una bolsa? – Se burla Simón. Me río
- A lo mejor
- ¿Por qué no baila con ella?
- Moncho, usted es el más inteligente de los 4. No me haga explicarle eso – Le digo con un suspiro. Él hace una mueca
- ¿Esto es muy raro para usted?
- No sé. Me gusta verla todos los días. Siempre quise compartir algo así con ella, y justo viene y nos pasa en estas circunstancias
El celular de Simón suena. Es una videollamada de Nath.
- Contéstele
- Nah, estoy teniendo un momento de unión con usted
- Deje la bobada. Vaya contéstele. Con la diferencia horaria, después la va a despertar – Le digo, y le hago un gesto con la mano para que se vaya
Se revuelve el bolsillo en busca de unos audífonos y se levanta mientras le contesta.
Son melosos y babosos hasta decir basta, pero tienen una de las relaciones más bonitas que he visto.
Levanto un dedo hacia el barman para pedirme otra cerveza, y me entretengo mirando a la gente.
Es un bar animado, con fotos de cantantes de salsa enmarcadas en las paredes. La banda toca en un escenario pequeño ubicado en una esquina, que me recuerda esos lejanos toques de Malta en La Tea. Es un lugar agradable y cálido. La cerveza está buena, y las parejas que hay en la pista de verdad saben lo que están haciendo.
Llevo el ritmo con el pie, mientras me distraigo mirando a dos chicos que deben ser apenas legales que están bailando en una esquina. Son los que menos bien se mueven en términos técnicos del baile de salsa, pero se están mirando de un modo estremecedor. Él le enreda los dedos en el pelo de ella y la atrae hacia su boca para un beso dulce y cálido.
Qué bonito.
- ¿Estás aburrido?
- Ay, me asustó, Pick – Exclamo, mientras me llevo una mano al pecho
Ella se ríe. Me quita la botella de cerveza de la mano y bebe un trago.
En serio, ¿Qué necesidad hay?
- No. Estaba viendo bailar a esos chicos – Apunto hacia ellos. Aunque la canción se acabó, siguen balanceándose uno en los brazos del otro como si no pudieran soltarse – El amor parece más fácil a esa edad
- ¿Tú crees?
- No lo sé – Me encojo de hombros y suelto una risita – No sé una mierda sobre el amor. Pero me acuerdo de querer mucho a una chica a los 19 años, y que pareciera que nada importaba y que solo por quererla así podía vencer todo
Me mira con curiosidad mientras se recoge el pelo en ese moño raro que sabe hacerse, sin realmente sostenerlo con nada.
- ¿Ya no crees eso?
- No creo que se deba poner el amor de excusa para absolutamente todo. A veces, el amor también nos hace actuar como unos imbéciles
- A esa chica de los 19...¿Se lo dijiste?
- ¿Qué cosa?
- Que la querías tanto
Se me escapa una sonrisa porque, aunque es salvajemente inteligente, a veces se pierde de lo más obvio.
- No – Respondo, mirándola a los ojos, exactamente como sé que no debo
- ¿Por qué?
Sonrío y niego con la cabeza, porque es obvio que no hice un buen trabajo hablándole de mis sentimientos si ella no tiene idea de que de quién hablamos es ella misma.
¿Y por qué lo sabría? Literalmente me secó las lágrimas mientras lloraba por otra persona.
- Creo que uno puede enamorarse más de una vez, con amores diferentes. La cuestión es que, a veces, mientras pasa, uno no se da cuenta de que está viviendo un gran amor
- Estás muy filosófico hoy – Observa, subiendo las cejas. Me río
- Lo siento. Estaba escribiendo una canción con Isa ayer y estuvimos discutiendo de esto como por 4 horas y quedé con la cabeza rayada
- Nunca los he visto componer. ¿Es emocionante? – Reflexiona ella, mientras apoya la espalda en la barra junto a mí
Le ofrezco mi botella de cerveza, y toma un trago distraído.
- Nunca es igual. A veces somos muchos tirando ideas, a veces alguien llega con algo ya medio armado. Tarareamos mucho. Filosofamos mucho. Tarareamos otra vez. Casi siempre Martín se pone a hacer ruido y marca las percusiones de la nada. Hay canciones que han salido super rápido, y otras que se quedan sin terminar por años
- Todo el rollo de ser letrista me parece muy surreal. Especialmente como lo hacen ustedes
- ¿Por qué?
- No sé – Se encoge de hombros – Siempre pensaba que solo escribían de cosas que les pasaban
- Tendríamos que llevar una vida amorosa demasiado agitada – Me burlo
- ¿Algún día vamos a hablar de lo que dijiste ese día que te desmayaste?
Agh. Esta mujer y su falta de filtro, por Dios.
Desvío la mirada hacia la pareja de enamorados.
- Nop. Nunca – Respondo
- "Nunca" es una cosa muy absoluta – Sugiere, levantando las cejas
- Ahora quién está filosófica – Me burlo
Sonríe, pero no agrega nada más.
Lo que está bien, porque ese es un tema que no podemos tocar. Nunca. Jamás. Tan absoluto como eso suena.
Ella va a estar aquí por otros 4 meses, y luego va a seguir con su vida y solo la veré en los cumpleaños de Martín. Definitivamente va a superar lo que le hice, porque después de eso seguramente soy un tipo fácil de dejar atrás, y va a ser feliz.
Y yo...Bueno, supongo que voy a escribir canciones de calidad mientras eso pasa.
- Gracias por lo del show de hoy, Val. Fue más allá de increíble – Le digo luego de un rato de silencio
- Lo vi en un episodio de Glee. No pensé que fuera a sonar tan bien – Confiesa ella
- Pick, todo puede salir mal entre nosotros. Yo lo puedo joder todo un millón de veces y usted me puede odiar, pero siempre vamos a sonar bien – Le digo. Ella sonríe
- Lo sé, que mierda contigo. Eres muy difícil de odiar – Se queja
La canción cambia a una salsa de Rubén Blades que está musicalizada de una manera increíble.
- Te voy a robar a este príncipe, porque no se ha levantado de ahí en toda la noche – Sugiere Laura cuando lega junto a Pick, mientras me tiende su mano para sacarme a bailar
- Todo tuyo – Asiente ella
Supongo que, si ya estoy aquí, vamos a divertirnos, ¿no?
Bailo un par de canciones seguidas con Laura, y luego hacemos un círculo y bailamos todos juntos.
Cuando volvemos a nuestra mesa, todo el mundo está sudoroso y agotado.
Se piden rondas de cerveza. Luego, algunos se pasan al ron.
Esos algunos están bastante achispados un rato más tarde.
Miro mi reloj. Aunque mañana tenemos el día libre, deberíamos dormir algo. Marto debería estarse cuidando un poco más la voz.
- Chino, deberíamos irnos ya – Le digo, interrumpiéndolo mientras canta a voz en grito una canción de Mark Anthony
- No se amargue, Papo. Mañana no tocamos
- Me he ganado demasiados regaños de Pedro últimamente como para arriesgarme a buscarme otro – Murmuro entre dientes
Estoy sentado en la silla que da a la pista.
Por eso, cuando Pick regresa de bailar con El Director, llega directo a mi lado.
Me ofrece su mano extendida.
La miro como si hubiera perdido la cabeza.
- Baila conmigo – Exige
- Uhmm...No – Me las arreglo para responder
- ¿Por qué no?
- ¿Necesita que le haga una lista de todas las razones? Porque me va a tomar un rato
- A la mierda. Baila conmigo – Repite
- Mejor no
- Deja de decirme que no
Entrecierro los ojos.
Le dije eso la Noche de los Cristales Rotos. ¿Está tratando de rememorarlo de algún modo retorcido, o es una casualidad?
- Pick, ¿por qué mejor no...? – Empiezo, pero ella me jala de mi mano buena y literalmente me arrastra fuera de mi silla, medio dislocándome el hombro en el proceso.
Me distraigo mirando la curva increíblemente sensual de su espalda en ese vestido, porque solo soy un humano, y eso le da la oportunidad de llevarme hasta la pista.
Parpadeo lentamente cuando pone las manos sobre mis hombros, y empieza a bailar.
No soy tan dotado en esto de la danza como ella, pero puedo hacer un trabajo decente.
Pongo mi mano buena en su cintura, y dejo que marque el paso.
- No te mires los pies – Me regaña
- No soy tan buen bailarín – Me excuso
- Mentiroso. Estabas bailando bien con Laura hace rato. Me gusta como te mueves, me recuerda...
- Pick – La detengo.
Otra vez, palabras que le dije esa noche.
Sus ojos son inescrutables. No puedo leer ninguna emoción en ellos, sobre todo porque están brillantes y encapotados por el alcohol.
- ¿Esto es como una venganza muy elaborada? – Pregunto sinceramente
- Podría. Te la mereces – Me dice con la misma sinceridad
- Lo sé. Es solo que han pasado dos meses y parece un tiempo extraño – Reflexiono más para mí mismo
- Sigo pensando en esa noche – Admite
Arrugo la cara, porque aquí viene la parte en la que me golpea, me insulta o lo que sea que vaya a hacer.
- Y ojalá fuera en la parte dramática, pero pienso en la forma en la que me besaste. En cómo me miraste mientras me follabas. En la forma en que gemiste mi nombre. No sabía que me iba el sexo duro, pero hubo algo de eso que fue super excitante
Es una venganza muy cruel.
No me puede decir eso mientras se roza contra mí con la excusa de bailar.
No me puede decir eso y punto, y ella lo sabe.
No puede traer a colación lo que escuchó el día del desmayo y esto en tan poco tiempo.
O sí, supongo que puede. Si lo que quiere es hacerme pedazos y recordarme lo que he perdido con ella, supongo que va por buen camino.
Guardo silencio, porque si tiene que decirme algo y sacárselo del pecho, lo menos que puedo hacer es tragarme mis sentimientos y escucharla.
- Es irónico que seas el mismo hombre que me hizo sentir hermosa y deseada por primera vez. 4 letras del nombre de ella, y me sentí más humillada de lo que me he sentido nunca. Voy y te digo que no puedo resistirme a ti, y me lo tiras a la cara de esa manera. ¿Quién hace eso, Villa?
Me quedo en silencio.
Sabe perfectamente las cartas que sostiene en mi contra, porque en lugar de voltearme la cara de una cachetada o hacer algo dramático como eso, se acerca más.
Sube una de sus manos hacia mi cuello y ejerce algo de presión, así que bajo la cabeza para ver directamente a sus ojos.
Se humedece los labios.
- Respóndeme – Me exige
- Un niño de mierda – Le contesto – Un niño confundido que no sabe lo que quiere, y que tiene que perderlo para poder valorarlo. ¿Qué quiere que le diga, Val? No tengo ninguna explicación ni justificación, excepto que...
- ¿Qué?
- Nada – Digo en voz baja
- ¿Excepto que qué, Villa? – Exige de nuevo, y se acerca un poquito más
Mi mano en el cabestrillo se interpone en el camino para que su cuerpo se aplaste contra el mío, pero su boca está muy cerca.
La siento respirar. Rápido. Duro. No sé si está agitada por el baile o si solo está furiosa, pero esa respiración pesada evoca recuerdos que no necesito en este momento.
- No voy a maquillar el hecho de que la amé mucho a ella. Mucho – Enfatizo – Pero eso nunca hizo nada para mermar mis sentimientos por usted. No sé esa mierda de si se puede a amar a dos personas, y no me voy a poner a juzgarlo ahora. La cuestión es que mi amor por ella fue cambiando hasta que terminó, pero sigo acá sintiendo todo lo que siento por usted, y ha sido así desde que tenía 19 años
Veo cuando su cerebro hace clic, como si atara los cabos de nuestra conversación de más temprano.
Frunce el ceño.
- ¿Qué sientes por mí?
- Pick, pare – Le susurro
- Dímelo – Exige. Y luego, con absoluta frialdad, agrega – Me lo debes
Sí, se lo debo.
Pero está haciendo esto solo por ganarse el punto.
- Estoy tan enamorado de usted que me duele – Le digo sinceramente – Y en este momento me duele más que nunca, porque la Pick que amo nunca me habría hecho pasar por esto solo para tener un ojo por ojo.
Abre la boca para decirme algo. Con toda seguridad, para reprocharme.
Y tiene razón. Yo fui el que eligió a Gabriela por encima de ella. Yo fui el que eligió el amor cómodo y fácil que ya conocía por encima de la tormenta de emociones que siempre tuve con ella, que siempre me retó y no me dio la razón solo porque nos queríamos.
Tiene razón.
Me merezco que me ponga contra el paredón solo para tirármelo a la cara, tal y como yo lo hice con ella con absoluta crueldad. Es lo justo.
Pero que sea justo no lo hace correcto ni necesario.
Y precisamente porque no es necesario, solo doy media vuelta y me voy.