«Lo odio por hacerme sentir así. Por darme esperanzas y luego tirar todo por la borda».
—Jojo Moyes
Mis párpados pesan, tengo la boca seca y una necesidad inmensa de beber agua. Un sonido, parecido a una queja brota de mis labios tan pronto intento abrir los ojos y la luz blanca me ciega.
—¿Dereck? —la suave voz femenina penetra mis oídos. Parpadeo con lentitud, intentando acostumbrarme a la luz de la habitación y cuando lo consigo, enfoco a Alessandra frente a mí—. Hola, ¿Cómo te sientes?
—Agua —mi voz sale más ronca de lo normal. Ella se aparta con rapidez y sostiene el vaso que está a un costado, coloca la pajilla entre mis labios y mi boca se siente aliviada al contacto con el líquido.
Cierro los ojos de nuevo, solo en ese punto los recuerdos vienen. Miro a Less con alarma, intento incorporarme, pero ella coloca las manos sobre mi pecho, obligándome a recostarme otra vez.
—Mi padre...
—No lo hemos llamado aún —dice con suavidad—. ¿Cómo te sientes?
Niego.
—¿Dónde está Austin?
—Luke está con él —informa—. ¿Quieres que llamemos...?
Vuelvo a negar. Extiende una de sus manos, acariciando mi cabello en un gesto cariñoso.
—¿Cómo se enteraron?
—Cuando la ambulancia llegó, Austin les entregó el teléfono. Llamaron a tu número de emergencias, Colton. Él creyó que no querrías que tu padre supiera así que llamó a Halley para saber si ella podía hacer algo, y sus padres nos llamaron.
Suspiro.
—Nos preocupamos mucho —admite—. Cuando Andrew dijo que estabas inconsciente Luke realmente se preocupó.
Me mantengo en silencio, recordando exactamente todo lo que había pasado.
—Patrick sabía que eran galletas de nuez —Less parece confundida—. Él las llevó a casa y le dijo a Gema que eran para Austin y para mí.
La puerta se abre, Luke parece aliviado de verme despierto y se acerca.
—Hola, ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —inquiere.
—Él está bien cariño —dice Less—. Dereck ¿estás seguro?
Cierro los ojos, una parte de mí quería creer que estaba equivocado. ¿Por qué mi padre haría algo como eso? ¿Realmente me detestaba tanto?
—¿Seguro de qué? —inquiere Luke.
Alessandra se gira hacia él y repite exactamente lo que le he dicho segundos atrás. El rostro de Luke se contrae, soy consciente de la manera en la que aprieta los puños al costado de su cuerpo, e intenta aparentar serenidad.
—Una alergia como esa pudo matarte, Dereck —dice—. ¿Sabes lo que eso significa? ¿Sabes que tu padre tal vez intentó...?
—Luke —Less lo detiene antes de que pueda continuar hablando—. Dereck, confiamos en ti y vamos a creerte —se acerca hasta tomar una de mis manos—. Lo que nos dices, es serio, lo sabes ¿verdad?
—Es una locura ¿no es cierto? —inquiero. Ella se acerca, toma una de mis manos y sonríe.
—Nada de lo que tú creas es una locura.
—Austin está preguntando por su madre, dice que quiere estar con ella. ¿Quieres que la llamemos?
Asiento.
—El número está en mi celular.
Luke se retira, cuando me quedo solo con Less, ella se coloca a mi costado. Vuelve a acariciar mi cabello y el gesto me envuelve en una sensación cálida.
—Una parte de mí no quiere creerlo, pero él sabía lo que una alergia como esa me haría. Austin dijo que no había pastillas y es imposible haberlas gastado, porque no he tomado ninguna.
—No pienses ahora en eso —dice—. Estuviste dormido por varias horas, deja que tu mente se despeje.
—No me crees ¿verdad?
Se incorpora, levantándose de la silla solo para conseguir colocarse en el borde del colchón.
—Claro que te creo —dice con suavidad—. Tanto Luke como yo creemos en lo que nos has dicho. Y por esa razón estamos muy preocupados. Él te quiere mucho, casi como un hijo.
Mi cuerpo se siente agotado, apenas y tengo las energías para hablar, y ella se percata de eso.
—Descansa, estaré aquí por si necesitas cualquier cosa —dice, coloca una de sus manos al costado de mi rostro, y por una fracción de segundo, tan pequeña, creo que he visto a mi madre.
Es el medicamento, me repito. Es solo el medicamento.
Vuelvo a dormirme, no sé con exactitud cuándo tiempo pasa hasta que las voces en la habitación me obligan a abrir los ojos.
Luke habla con mi padre, soy consciente de la manera en que se encuentra cruzado de brazos, no pretende ser amable, es evidente que está en búsqueda de cualquier indicio para echar a Patrick de la habitación.
Cuando ambos se dan cuenta que he despertado, papá camina con rapidez hacia la cama. Me quejo cuando sus brazos me envuelven en un abrazo fuerte, quiero apartarme, pero solo permanezco aguardando porque él sea quien coloque distancia.
—Estaba preocupado ¿por qué no me llamaron? ¿Por qué hasta ahora? Por Dios, Dereck.
—Le colocaron epinefrina —informa Luke—. Deberá quedarse en observación por algunas horas, fue una alegría fuerte, señor Jones ¿sabe que pudo ser fatal?
—Luke...
—¿Qué trata de decir?
—Luke, por favor —pido—. ¿Podrías dejarme solo con mi padre?
—Dereck...
—Por favor.
No está convencido, Less me observa como intentando entender, pero al final, ambos terminan saliendo.
—Lo sabías ¿verdad? Sabías que las galletas tenían nuez. —acuso—. El nombre estaba perfectamente visible.
—Dereck...
—Dijiste que mi madre era alérgica también, así que sabías perfectamente el efecto que tendría, sabías que era cuestión de minutos.
—¿De qué hablas? Dereck...
—¿Qué acaso no dijiste que deseabas que estuviese muerto? —mi voz se quiebra—. Es eso lo que buscas ¿no?
Un destello de arrepentimiento cruza por su mirada.
—No tuve nada que ver. No sabía...
—¡No sabías y una mierda, Patrick! ¡Tú las llevaste!
—¡Las llevé para Austin, no para ti! —exclama con desesperación.
Un silencio nos envuelve, mi cuerpo cada vez se siente más agotado. Y las energías para discutir eran nulas.
—Vete, Patrick.
—No sería capaz de hacerte algo como eso —dice acercándose—. No sería capaz de intentar...—no consigue terminar la frase, un ligero temblor se presenta en su voz.
—¿Cómo puedes mirarme a la cara y mentirme?
—Esa noche no debí de gritarte aquello, no debí de haberte lanzado esa botella. No debí decir nada de lo que dije, y me arrepiento. Te dije que lo siento y...
—Un lo siento no va a remediar todo el daño que causas, un maldito lo siento no me va a hacer olvidar que crees que mamá está muerta por mi culpa. Estoy harto de esta mierda, Patrick, estoy harto de que me trates como si no valiera nada.
No sé de donde tomo la valentía para hablar.
—Si quieres continuar con tu vida, si quieres hacer otra familia a lado de Gema y no me quieres ahí, entonces me iré. Encontraré un lugar que seguro será por mucho un mejor sitio que esa casa. Estoy cansado y hastiado de tus malos tratos, estoy en el límite, y ya no quiero seguir tolerándolos. No los merezco.
Parece derrotado, camina hasta la silla que está a un costado de la cama, y se deja caer con descuido sobre ella.
—Lo siento —repite y sonrío sin ganas.
—Creo que tus disculpas llegan tarde —afirmo—. Llegan trece años tarde.
—Voy a arreglarlo —dice mirándome—. Dereck yo...
—¿Arreglarlo? Dime ¿Cómo planeas arreglarlo? —inquiero—. No puedes hacer...
—Gema sugirió terapia —interrumpe haciéndome callar—. Lo haré. Iré. Nunca superé la muerte de tu madre, Dereck, tal vez deba hacerlo ahora.
La incredulidad por sus palabras me llena, lo miro como si el hombre frente a mí fuese completamente otra persona. El Dereck iluso surge entonces, ese al que me he esforzado por ocultar, aquel niño que añoró siempre a su padre, se adueña de mí.
—Solo...solo necesito que me des la oportunidad. Pero si quieres irte, no seré yo quien te detenga —afirma conectando su mirada con la mía—. Si quieres irte puedo hablar con tu abuela, o con tu tío Sebastián, puedes estar un tiempo en Texas...
—Ni siquiera lo conozco —articulo.
—Voy a intentarlo, Dereck. Lo juro.
Dejo de mirarlo, fijo la atención en la pintura blanca del techo, y luego cierro los ojos.
—Estoy agotado. ¿Puedes dejarme solo?
Lo escucho suspirar, pero no se opone. Se incorpora y sale de la habitación, dejándome completamente solo.
—Estaba preocupada —Halley se acerca a la cama, palmeo el borde del colchón y ella se sienta justo en ese sitio.
Sonrío con ligereza cuando extiende una de sus manos para acariciar mi rostro.
—Solo fue una alergia.
—Ingresaste inconsciente, estuviste sedado por varias horas, y según palabras del médico, no fue una simple alergia, pudiste morir, Dereck.
—Pero no lo hice.
Ella golpea con ligereza mi pecho.
—No es momento para bromear —objeta, pero no oculta la sonrisa en los labios—. Realmente me asusté.
Tomo una corta inhalación.
—Debí ser más cuidadoso —susurro. Por la manera en la que me mira, sé que algo sabe—. ¿Qué?
—Estabas seguro de que tu padre había sido, ¿por qué de pronto...?
—Halley, no quiero hablar de mi padre ahora —pido—. Por favor. He tenido suficiente.
Ella asiente, toma una de mis manos y deja un suave apretón.
—Los señores Lewis están preocupados, mamá dice que nunca antes los había visto de ese modo. Ellos te quieren, Dereck. Si intentan ayudarte, no los apartes, solo quieren que estés bien.
—Halley, de verdad que no quiero hablar de eso ahora —casi suplico—. ¿Podemos hablar de algo más, por favor?
No está convencida, sin embargo, termina por asentir.
—¿Nadie sabe de lo que tenemos? —cuestiona con curiosidad—. Quiero decir...
—Como podrás darte cuenta, mi padre no es una persona con la que se pueda hablar de temas privados —expreso—. Y Gema, bueno...no es precisamente mi confidente. Respecto a Luke, creo que ya se lo sospecha.
Sonríe.
—Sí, creo que si —admite—. Pero, si pregunta... ¿qué somos?
—Estamos saliendo —me acomodo mejor sobre la almohada—. Y conociéndonos, y soy el chico al que quieres, tú la chica que quiero, creo que no necesitamos un nombre.
—¿Soy la chica a la que quieres? —No me pasa desapercibido el tono que emplea al hablar.
Tomo sus manos entre las mías.
—¿Todavía lo preguntas? —inquiero—. Claro que eres la chica a la que quiero. Sin duda.
Se inclina, sus labios rozan los míos, joder, creo que nunca me cansaré de esto. Cuando se aparta, coloca uno de sus mechones detrás de su oreja y me observa.
—Creo que no necesitamos un título. —concuerda.
—Aún
Un destello ilumina su mirada, afianza el agarre en nuestras manos mientras asiente con lentitud y repite:
—Aún.
Permanezco en el hospital un día entero en observación, aun cuando la reacción alérgica desapareció algunas horas después de haber ingresado. Luke y Alessandra no se han marchado, sin embargo, ninguno está contento.
—Te está manipulando —Luke se cruza de brazos—. ¿No te das cuenta?
—Por favor —resoplo—. No...
—Te da justo lo que quieres, lo pone delante de ti en bandeja de plata y te dice que va a cambiar, te dice exactamente lo que siempre has querido que ocurra para retenerte, para que no te marches.
—Luke...
—Dereck, ese hombre está enfermo, solo está sembrando en ti la duda, pero no va a cambiar.
—¿Cómo lo sabes? —reto—. ¿Cómo estás tan seguro? Ni siquiera lo conoces.
—No hace falta conocerlo para estar seguro, basta con saber que es el hombre que te ha maltratado toda tu vida, que lanza una botella de vino en contra tuya, y que te ofrece galletas que pueden matarte.
—Fue un descuido. Yo debí...
—No, no te atrevas a asumir la culpa —advierte—. No te atrevas a cargar con la responsabilidad de algo que no fue causado por ti.
—Tal vez dice la verdad, tal vez las llevó para Austin y Gema...
—¿Te estás escuchando? —Luke luce desesperado—. ¡Es ridículo, Dereck!
—Luke...—Alessandra intenta tomar su brazo, pero él se libera—. Cariño...
—No, Less, ¿lo estás escuchando?
Ella suspira, me observa y sé que opina exactamente igual que su esposo.
—No puedes pretender que nos quedemos tranquilos sabiendo lo que nos dijiste. Estabas tan seguro, Dereck, estabas segurísimo de que había sido tu padre.
—No estaba pensando con claridad, los medicamentos, la alergia...
Un silencio se instala en la sala. La pareja frente a mí luce realmente preocupada.
—Dereck, no podemos ayudarte si no nos dejas. —Luke da algunos pasos al frente—. No podemos sacarte de ese lugar, si no nos das la oportunidad.
No respondo.
—Quiere que dudes de ti mismo, va comenzar a hacerte dudar de tus instintos, de lo que crees, va a comenzar a distorsionar tu realidad y luego...
—Basta, Luke, basta —pido sintiéndome sofocado—. Lo aprecio, pero debes detenerte.
La puerta se abre antes de que él pueda responder.
—Dereck, ya está todo listo, ¿nos vamos? —inquiere mi padre.
—Ahora voy —él observa a la pareja, asiente antes de volver a cerrar la puerta y dejarnos solos otra vez.
Ninguno de los tres dice nada por un par de minutos, es como si ellos no supieran que más hacer o decir para convencerme, y yo no consiguiera nada para explicarles que no tienen de que preocuparse.
—Dereck...
—Estaré bien.
—¿Cuántas veces me has dicho eso? —inquiere—. ¿Cuántas antes de llegar a mí con un nuevo golpe?
Mi cuerpo se tensa, Less intenta hablar, pero Luke no lo permite.
—Te está manipulando —insiste—. Y lo está consiguiendo perfectamente.
—No me está manipulando, yo he tomado la decisión de volver a casa. Él no me ha obligado.
—Así funciona la manipulación —dice con firmeza—. La victima...
—¿Víctima? ¿Ahora eso soy para ti? ¿Una víctima?
—Dereck...
—No, no tienes ningún derecho a opinar de mi vida, Luke. No tienes derecho alguno. No sabes absolutamente nada.
—Se lo suficiente, no me basta con conocer a ese hombre y no quiero que suceda algo peor para hacer que te convenzas.
Cierro los ojos por una fracción de tiempo para recomponerme.
—Solo queremos ayudarte. Eres importante para nosotros.
—Lo aprecio, de verdad que lo hago. Estoy agradecido, pero...sé tomar mis decisiones.
—¡Decisiones que ponen en riesgo tu vida! —reclama Luke. Es la primera vez que luce tan molesto y desesperado—. ¡Ese hombre nunca va a cambiar!
Less intenta hacer que se calme, pero no lo consigue.
—Sabes que te quiero como un hijo y...
—¡Pero no lo soy! —grito—. ¡Así que no actúes como un maldito padre! ¡Deja de comportarte como tal!
Mi grito se suspende entre nosotros, Luke retrocede, algo cambia en su mirada mientras se aparta. Cuando caigo en cuenta de lo que acabo de decir, una punzada de arrepentimiento me cruza el pecho, pero no me disculpo.
—Tienes razón —ahora es Less la que habla—. Sobrepasamos los límites. Nos disculpamos por eso y ten por seguro que, de ahora en adelante, no nos tomaremos atribuciones que no nos corresponden.
Toma su bolso, Luke permanece en completo silencio. Algo en él ha cambiado y quiero disculparme, porque lo que dije el otro día sobre desear que él fuese mi padre, es verdad.
No se despiden, ninguno dice nada más cuando salen de la habitación y de nuevo me siento envuelto en una ola de frustración.
—Dereck, tenemos que irnos —esta vez no pongo objeción al seguir a Patrick, cuando estamos afuera y estoy por subir al auto, los veo.
Ambos están a varios metros, Luke abraza a su esposa y ninguno se da cuenta de que los miro. Joder, una parte de mí quiere ir con ellos, quiere seguir en el sitio seguro que me brindan, pero la otra, me repite que esta vez todo puede ser completamente diferente con Patrick.
Porque eso es lo que ocurre cuando has vivido toda la vida en medio de una nube de oscuridad y divisas un pequeño rayo de luz, por diminuto que sea, te aferras a él.
Sin importar el costo que eso pudiera traer consigo.
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