Si supieras que lo siento mucho.
Estaba por marcharme cuando vi como tu clara mirada se enrojecía.
Si había algo que me golpeaba más duro que los celos, era verte llorar.
Esas dos lágrimas que rodaron por tu mejilla rompieron mi orgullo, mi enojo, y toda barrera que había levantado entre nosotros.
_ Lo siento_ solté de inmediato.
_ Lo siento_ dijiste casi al mismo tiempo que yo.
Avancé los dos pasos de distancia y te abracé.
Lloraste en mis brazos, como otras veces. Pero no podía dejar de sentirme culpable.
Esta vez fueron mis celos los que te hicieron poner así.
_ No llores_ dije mientras sentía tu pequeño cuerpo sollozar en mi pecho_ lo siento, prometo contener mis celos.
Respondiste de inmediato que ya no estarías tanto con Enzo.
_ Fui un tonto celoso.
Me aparté buscando tus labios.
Extrañaba besarlos.
Tenían ese gusto salado de aquel primer beso.
_ No me gusta estar peleado con vos_ confesé.
_ A mi tampoco.
Las cinco horas que habíamos pasado si hablarnos, ni besarnos habían sido eternas.
Creo que comprendí que no quería perderte. No podría seguir mi vida sin tu compañía.
_ Hagamos una promesa_ dije mientras te secabas las mejillas_ Prometamos que si alguna vez volvemos a discutir o pelear, arreglaremos las cosas rápido.
_ Lo prometo.
_ Te amo_ dije acercándome a tu oído y respirando esa fragancia a vainilla que siempre tenía tu cabello.
_Yo también te amo_ respondiste con una sonrisa.
Y esa sonrisa me hizo feliz. Ver nuevamente el brillo en tus ojos me calmó el corazón.
Si supieras que siento mucho haberte hecho llorar.