Demian
La observe desde la puerta por unos segundos, se veía débil y cansada pero aun así, al verme sonrió, me acerque a ella a paso lento, tome su mano porque era la única forma que podía demostrarle que estaba junto a ella, en ese mismo momento me di cuenta que nuestra cercanía era peligrosa, porque si ella me lo pidiera destruiría el mundo o le pondría el mundo a sus pies.
Hoy al ver como la llevaban en esa camilla, totalmente inconsciente y el bullicio de los médicos a su alrededor, me aterro, me aterro la idea de perderla, la idea de no volver a escuchar su risa, su forma de ver al mundo, o el brillo de sus ojos al hablar de algo que le gusta. Fue en ese preciso momento que me di cuenta de la necesidad incontrolable de estar a su lado, la insuficiencia para abandonarla, como un tonto me di cuenta que la quiero más de lo que e querido a alguien alguna vez y como siempre estaba llegando tarde, una vez más llegue tarde.
-Hoy te has hecho de rogar- bromee
-Si, soy una chica difícil- siguió el juego soltando una risita
-¿No tenias miedo?- pregunte borrando la sonrisa
- No
-Yo si- hable mirando nuestras manos- El solo pensar que algo malo te hubiera pasado me aterro
Nos quedamos mirando por algunos minutos
-Gracias- susurro con una pequeña y cansada sonrisa
-¿Qué?
-Gracias- volvió a repetir en un susurro, al ver mi cara interrogante prosiguió- Por sostener mi mano- levanto nuestras manos
-Siempre- sonreímos
-Estoy enferma- soltó sin más- Tengo leucemia. Me quedan solo dos meses de vida
Con esto último sentí que un balde de agua fría caía sobre mí, ¿En verdad estaba pasando esto? ¿Por qué ella? ¿Por qué una persona tan buena y tan llena de luz?
-Yo, yo...- No supe que decir en ese momento, las palabras no salían y el dolor que sentía era tan fuerte y sofocante
-Tranquilo- musito- Debo pedirte algo- agrego
Trague el nudo que yacía en mi garganta- Dime.
-Olvídate lo que te dije, olvida que moriré. Compórtate como siempre sueles hacerlo, búrlate de mí, bromea, escucha música conmigo en clases, corramos juntos de las fiestas que nos aburren, toma mi mano y di que es para que no me caiga por lo torpe que suelo ser, miremos el horizonte como solemos hacerlo, salgamos a tomar café por la mañana y regáñame también. Eso es lo que quiero, que sigas siendo tu mismo, que solo seamos tú y yo- Pidió casi en suplica, trague como pude el nudo de mi garganta
-Lo que tú digas rubia
Esta soltó una risita como solo ella sabía hacerlo, pasamos el rato riendo y bromeando, pero solo ambos sabíamos que detrás de todas esas bromas un profundo dolor se albergaba en nuestro interior, era un dolor agonizante de esos que sientes como te paralizan por dentro, de esos dolores que te aterran, y la verdad es que solo nosotros sabíamos lo que verdaderamente pasaba por nuestro interior
La vi reír, la vi bromear, la vi llorar y también la vi enojarse, pero jamás la vi expresar lo que realmente sentía, en el momento que lo sentía. No sé lo que sintió cuando nos conocimos, ni lo que sintió cuando comenzamos a ser amigos, tampoco lo que sintió cuando nos distanciamos, o cuando la abrace aquel día lluvioso que ella sollozaba en el puente del rio Charles, o que sintió cuando nos besamos por primera vez
Me gustaría saber ¿me quiere? O ¿Aunque sea le gusto? ¿Tiene miedo? ¿Necesita ayuda? ¿En verdad se rindió? ¿Qué está pensando? Y si no se rindió ¿Lo hará?. Pero ella aun es un incognito para mi, ella aun es un misterio que no puedo resolver, sin embargo esto ya no me interesa, solo quiero estar a su lado así sea como amigo o para tomar su mano cuando ella lo necesite
Sus ojos azules se encontraron con los míos y no podría explicar con palabras las sensaciones que estos produjeron en mí, no me cansaría jamás de mirarla.
Al cabo de una semana todo volvió a la normalidad, pero en cambio esta vez yo tenía en claro lo que sentía por ella y haría hasta lo imposible para hacerla feliz
Entre al hospital para ver a Emma, esta ya había empezado las sesiones de quimioterapia, al entrar a la habitación ella se encontraba comiendo felizmente una chocolatina, subió la mirada y al verme me saludo con la mano
-Hola Demi
-Hola primita- la salude de vuelta, acercándome a ella y dejando un beso en su frente- ¿Cómo te encuentras hoy?
-Perfecta- respondió con una sonrisa- Por cierto hoy vino a visitarme tu novia...
-¿Mi novia?
Asintió- Si, la chica del otro día, la que compartió habitación conmigo- explico
-Ah, te refieres a Abilene, pero ella no es mi novia es solo una amiga
-Como sea, la cosa es que les doy mi bendición- sonrió coqueta
-¿Y quién eres tú para darnos la bendición pequeñaja?- pregunte con tonó burlón
-Tu querida primita y la princesa de tu vida- sonrió con inocencia
-Aja...- levante una ceja- Como digas, igual no es mi novia
-Pero podría serlo- replico divertida, bufe irritado era imposible entrar en discusión con ella porque jamás perdía una
-¿Cuándo te toca la próxima quimioterapia?
-Pasado mañana- respondió, yo asentí dándole una sonrisa de aliento
Si algo había aprendido con el paso del tiempo es que todo desaparece, las cosas, las palabras, las plantas, los animales, y las personas. Esto último era bastante trágico es como si al nacer supiéramos que estamos aquí por un tiempo indefinido y que moriremos cualquier día de cualquier mes o año
Le di una sonrisa amable a una clienta del café donde había conseguido un empleo de medio tiempo, al salir del instituto trabajaba aquí hasta la tardecita, no era algo que realmente me gustara, pero era un trabajo y era lo único que había conseguido, y bueno también tomaba café gratis
La puerta del café volvió hacer abierta por lo que levante la cabeza formando una sonrisa para atender al nuevo cliente, mi sonrisa decayó un poco al ver a Abilene con un chico de más o menos nuestra edad, ambos reían y hablaban, se frenaron en el mostrador y la rubia levanto la mirada, sus ojos me vieron sorprendidos y su sonrisa se hizo mas grande
-Demian- dijo en forma de saludo- No sabía que trabajabas aquí
-Si, es mi nuevo empleo- respondí tratando de sonreír, el chico que estaba a su lado nos miraba confundido, la rubia al darse cuenta hablo
-Ahh, si lo siento- se disculpo apenada- Kevin el es Demian un amigo- nos presento, el chico asintió y sonrió
-Un gusto Demian
-¿Qué van a pedir?- pregunte en tono seco, la rubia me miro extrañada
-¿Un té helado?- le pregunto a la rubia a su lado, esta asintió- Que sean dos té helados
-Bien, son $2,85- el me tendió el dinero y yo les di sus té helados
-Gracias- dijeron al unisonó, la rubia me miro con una brillante sonrisa- Nos vemos Demian
-Nos vemos rubia
Ambos se fueron a sentar a una mesa junto a la ventana, y yo seguí con mi trabajo. No obstante no me pude en concentrar en el tiempo en el que ellos estuvieron dentro del café, era inevitable el dirigir mi mirada a ellos, ella sonreía y se sonrojaba cada vez que el tomaba su mano por encima de la mesa. Luego de un rato ambos se fueron del café, no sin antes despedirse de mi
Mi jornada de trabajo dio fin luego de una larga y estresante tarde. Camine a mi casa y al abrir sentí los gritos de mis padres discutiendo por alguna razón, solté un suspiro agotador y subí las escaleras a mi habitación, para no escuchar otra de sus jodidas discusiones
-¡SIEMPRE HACES LO MISMO! POR ESA RAZON TE PEDI EL DIVORCIO- le grito mi madre enfadada
-¡Y YO ENCONTADO TE LO DI! ¡CUANDO NO FUI YO EL QUE SE QUISO CASAR CONTIGO, ME OBLIGASTE DICIENDO QUE ESTABAS EMBARAZADA!- grito mi padre, mis pasos se detuvieron casi al final de la escalera al escuchar aquello
-¡NO SE COMO PUDE ESTAR TANTO TIEMPO CON UN HOMBRE COMO TU!- exclamo mi madre
-¡DETENTE! ¡NOS VAMOS A DIVORCIAR! ¡¿QUÉ MAS QUIERES DE MI?!- exclamo mi padre irritado
-QUE PIDAS DISCULPAS POR HABERME ENGAÑADO CON UNA CUALQUIERA- esta vez mi madre rompió en llantos y los gritos cesaron, negué con la cabeza y subí a mi habitación
Mi día no podía ser peor. Me tire boca arriba en la cama, me coloque los audífonos poniendo música, pero estos no sonaban. Los mire e inevitablemente recordé como esta mañana se me habían mojado con café, solté un bufido irritado ¿Saben? Nunca digan que su día no puede empeorar, porque inevitablemente lo hará
Sin nada más que hacer me quede dormido. A la mañana siguiente camine hacia el instituto para volver a hacer la misma rutina, no han sentido como si están actuando como un robot, caminan, hablan, duermen, comen, trabajan, pero todo esto lo hacen en un modo en el que no son consciente de lo que están haciendo, como si tu cuerpo estuviera despierto pero tú no. Así me sentía yo
Al llegar al instituto busque con la mirada a la rubia que tengo como amiga, alguien salto sobre mi espalda y al instante supe de quien se trataba conocía su aroma a la perfección
-Boo- grito en mi oído al mismo tiempo que saltaba sobre mí, solté una carcajada
-Hola rubia- la salude cuando esta se paro frente a mí
Sonrió- Buen día Demian- se acerco y dejo un beso en mi mejilla, sonreí inconscientemente y sostuve su mano, Abilene me miro con una ceja enarcada
Levante nuestras manos- Es para que no te caigas, eres muy torpe rubia- me excuse aunque la verdad es que solo quería tomar su mano aunque sea por un momento
-Mm...
Comenzamos a caminar hacia adentro del instituto- Oye- la llame
-Dime
-¿Quién era el chico que me presentaste ayer en el café?- me atreví a preguntar, ella sonrió
-Un chico que conocí de camino a mi residencia, me callo bien y es guapo- soltó una risa nerviosa, me contuve para no rodar los ojos
-¿Te gusta?
Me miro pensante y luego respondió- Si, creo que me gusta- confeso balanceando nuestras manos
-Ah, ya veo- fue lo único que pude responder tratando de no sonar celoso, pero creo que no funcionó del todo ya que ella me miro confundida y luego no tardo en darme una de sus brillantes sonrisas
-Pero no te preocupes, que tú eres mi mejor amigo- afirmo, y así señoras y señores es como se mata a un hombre sin necesidad de usar una bala
Sonreí lo mejor que pude- Ven, vamos a clases rubia
El día siguió su rumbo, entre clases y clases, bromas y charlas con la rubia, el día paso de manera apresurada. Eran las 10 de la noche cuando termine mi turno en el café que trabajaba de medio tiempo, salude a mi jefe y salí por la puerta. Al salir mire sorprendido a la rubia en frente mío, esta se encontraba parada en la acera justo en frente del local donde trabajaba, me saludo con la mano y con una hermosa sonrisa en sus labios. Le devolví el saludo y no tarde en acercarme a ella
-¿Que haces aquí?- le pregunte cuando ya estaba enfrente de ella
-El otro día me dijiste que salías a las 10pm. Yo solo pasaba por aquí y quise verte un rato- esto ultimo lo dijo de manera tímida. Solo la observe como un tonto, esta se removió incomoda en su lugar y agrego- ¿Quieres ir a caminar un rato?
-¿A donde?
-A donde sea que nos lleven estas calles- respondió mirando fijamente mis ojos, una sonrisa no tardo en aparecer en mis labios, asentí de acuerdo
-Vamos- tome su mano y nos miramos por un segundo a los ojos, para luego comenzar a caminar en un cómodo silencio
Mi mirada se dirigía de vez en cuanto a ella, caminaba despreocupada pero a la vez pensante. A diario solía verla perdida en sus pensamientos, su mirada brillaba o a veces su mirada lucia triste y apagada, aunque su sonrisa estuviera presente en todo momento. Si algo había aprendido de ella es que nunca dice lo que siente, suele guardarse todo lo que le pasa y solo observa su entorno, tratando de buscar un lugar seguro donde poder descansar
Todas las personas suelen tener un largo y duro camino, solo que hay personas que toman las cosas de manera distinta, la vida suele ser así de dura. Nos caeremos un millón de veces pero todas y cada una de esas veces debemos levantarnos ya sea que nos cueste o no, si nosotros no nos levantamos nadie vendrá a levantarte del suelo, porque solo tu tienes esa fuerza y decisión
Luego de caminar al rededor de una hora llegamos a la playa, la marea era tranquila y la luna era brillante. Abilene era como la luna y yo era solo una estrella mas en su cielo, pero rogaba permanecer en este