Más allá de este mundo (Libro...

By ZahiKing

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-------------------------------- Si algo tiene claro Maine Samuels en esta vida es que quiere morirse. Lo anh... More

Prólogo
• Antes de leer •
REPARTO
1. Inside
2. Next to me
3. Hello!
4. Smart Boy
5. Night
6. Secret
7. Run
8. Relief
9. Look
10. Movie
11. Fight
12. Friends
13. Party
14. Tomorrow
15. House
16. YES!
17. Kiss
18. What happened?
19. Broken
20. Nickname
21. Love
22. Sing, Bitch
23. Destruction
25. Side Effects
26. Family
27. Make me yours
28. Cry
29. Birthday Surprise
30. Favino
31. Before
32. Blue Eyes
33. Guilt
34. True Love
❄️
35. Time
36. Graduation and Fire
37. Myself
38. Goodbye
39. The last letter
Curiosidades+Anuncio
PLAYLIST DE MAINE
PLAYLIST DE EDMUND

24. Revenge

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By ZahiKing

MAINE

Playlist de Maine: Taylor Swift-I did something bad.

Playlist de Edmund: XXXTentacion-Revenge.

《●》


Hay una cosa que debes saber sobre las venganzas: la noche siempre será la mejor cómplice cada que quieras ensuciar un poco tus manos.

Una vez que tengas eso claro, la venganza en cuestión se va volviendo tan interesante como real. Yo, Maine Samuels, tengo una serie de diferentes habilidades que he adquirido durante una muy larga carrera y que me hacen una pesadilla para personas como ustedes...

Je, no. Pero tenemos que admitir que Liam Neeson nos pone los pelos de punta a todos con esa escena.

Mi conocimiento sobre venganzas se debe mucho a la gran cantidad de películas que he visto en las noches de insomnio, (y a la gran cantidad de veces que he leído Dulces Mentiras). Por eso, me proclamo la mente maestra de este vuelco en la vida de James alias Jodido Idiota.

Presta atención, tal vez un día también debas organizar una dulce venganza. 

Todos estábamos reunidos en la sala de mi casa. Me hallaba parada frente a la pizarra del mal cuando le concedo a Will el turno de palabra.

-¿Si, Will?

-¿Por qué mejor no lo matamos y ya? Digo, tengo un patio grande...

-¡Te lo dije!-me exclama Edmund.

-No somos asesinos, somos gente buena y decente-recalco.

Todos se ríen de mi comentario, ¡Pero yo hablaba en serio!

-No sabemos nada sobre James, ¿Cómo sabremos dónde golpear?-dijo Cassie.

-Por eso la profesora Maine está aquí para ustedes, niños. Conozco a James desde hace años, sé que le gusta y que no...sé lo más importante...-hago una pausa dramática para generar tensión.

-¿Vas a hablar o qué?-dijo Bella.

-Tengo hambre-suelta Vivien.

-Maine, tu gata me llenó la camisa de pelos-se queja Brad.

Resoplé, pidiéndole paciencia al Dios Todopoderoso.

-Sé que podemos quitarle para, literalmente, volverlo mierda-sonrío-. Su preciado y largo cabello castaño de ensueño.

Los chicos me obsequian su completa atención, y metida de cabeza en ello, les explico todo a detalle, señalando mis puntos en el pizarrón del mal:

-En toda venganza es vital conocer cada pequeña parte en la vida de tu víctima, de esa manera, sabrás cuáles son las cosas que le importan más que su existencia, y así, se las podrás arrebatar como un caramelo a un niño. En la vida de James esas cosas  se puede dividir en tres partes. La primera: lo material. Para James cualquier objeto carísimo vale más que su familia y su vida misma. Lo segundo: su belleza. Si tuviera que elegir entre eliminar la pobreza del mundo o una mascarilla para el rostro, elige la mascarilla. La tercera y la más importante: su cabello. Es básicamente el núcleo. James no lo ha cortado nunca, le tiene un aprecio tan grande que varias veces lo pillé teniendo serias conversaciones con su cabello, hasta se casaría con cada mechón si fuera posible. Todos los días contrata gente que lo lave, seque, peine y lo mantenga tan perfecto como lo vemos cada mañana en clases. Él piensa que, si lo corta, la desgracia lo va a perseguir, que se enfermará de clamidia y, aún peor, será feo.

-Sabes muchas cosas sobre James-me dice Edmund en un tono cortante que intentó disimular sin éxito.

-¿Estás celoso?-le pregunta Vivien, sonriendo con inocencia.

Edmund la mira mal.

-Cállate.

-¿Alguien más siente que Maine los fines de semana es una especie de mafiosa?-Comenta Brad, mirándome con desconfianza.

Me encogí de hombros y continúe:

-Saber sus miedos más grandes también es muy importante. Aquí, como lo acabo de anotar, tenemos dos miedos principales: sus padres. Esos dos seres son adictos al orden, necesitan que James mantenga su humilde Mansión perfecta cada que llegan a casa. Todo debe estar en un lugar específico, si lo mueves un poco, se dan cuenta, y James lo paga caro.

-¿Su padre lo golpea?-inquiere Bella.

-No, para James eso sería mejor. Solo le quitan la tarjeta. Nada de dinero por tres semanas enteras. Su segundo miedo es nada más y nada menos que-hago con mi boca sonidos de redobles de tambor-: los cerdos.

Todos parpadean exageradamente.

-¿Nos estás tomando el pelo?-Cassie no podía creerlo.

-Cuando tenía cinco años fue a uno de los tantos terrenos que tienen sus padres. Había un cerdo en ese terreno. El cerdo lo persiguió y el pequeño James, asustado, no prestó atención y cayó por una colina. Casi muere. Desde ese entonces no puede ver a ninguno porque sufre ataques de pánico.

Sonreímos, malévolos. Sabiendo todo eso, básicamente el plan se formó por si solo, y sin perder tiempo lo llevamos a cabo un tranquilo día jueves.

La Mansión de James estaba, afortunadamente, rodeada de incontables hectáreas de un bosque sombrío, pero desafortunadamente, habían guardias protegiendo la entrada principal y la trasera.

Nada con lo que no podamos lidiar. Todos estábamos vestidos de negro, cada quien en su posición.

-Cassie, aquí Maine, inicien el show. cambio-digo a través del walkie-talkie.

-Entendido-contesta Cassie. Ella y Will, que estaban escondidos en un arbusto frente a la Mansión, inician la base de todo plan:

La distracción.

-¡Oigan!-Will llama a los dos guardias en la entrada y les tira dos globos de agua que impactaron justo en sus caras. Ouch, debió doler-. Parecía que tenían calor-dicho eso tira globos de agua sin parar, uno tras otro con la agilidad de un lanzador de jabalina. Cassie aprovecha su pequeña estatura para arrebatar a ambos guardias las pistolas que venían con sus uniformes.

Corre y se para detrás de Will, mostrando las pistolas en alto con una sonrisa juguetona.

-Creo que esto les pertenece-les guiña el ojo. Cassie y Will empiezan a correr.

Uno de los guardias hace justo lo que esperábamos.

-Necesitamos seguridad en la entrada, tenemos un inconveniente con unos malditos niños-y se pierden de vista apenas empiezan a correr detrás de los chicos.

Vivien, Tai, Edmund y yo salimos de nuestro escondite con todo y mochilas de combate cuando los guardias se van a proteger el frente. Corremos medio agachados hasta la puerta, y muy fácil, ya estamos dentro de la Mansión. Fuimos caminando pasito a pasito, alumbrando con nuestras linternas.

-¿Dónde está la habitación de James?-dice Vivien.

-Arriba-respondo, y colocándome unos guantes, digo-: Pero antes, ¿Les parece si desordenamos un poco?

Edmund me da un beso en la frente.

-Meteorito Furioso, no lo tienes que pedir dos veces.

La habitación de James es la última del segundo piso, y sumándole a eso su sueño pesado, no hace falta hacer silencio, de modo que, con Terminator dentro de nuestros cuerpos empezamos a convertir la casa de James en un auténtico basurero.

Destrozamos cada objeto que se cruzó en nuestro camino con ayuda de unos pesados mazos que Tai escondió en su bolso, haciendo trizas discos tan caros como el trasero de Madonna, esculturas, platos traídos directamente de Barcelona, el inmenso televisor de la sala, cuadros de colección, las macetas...dejamos todo bien feito. Ahora en vez de ser una Mansión es el pantano de Shrek.

-Me siento malota, como Light Yagami-dice Vivien, entusiasmada.

-Y yo siento que te amo-responde Tai, besando la mejilla de Vivien con cariño.

Edmund se aclara la garganta y le toca el hombro a Tai. Este lo mira con el ceño elegantemente fruncido.

-¿Qué, Edmund?

-¿Por qué solo le dices te amo a ella? También estoy aquí.

-¿Y qué?

-Me pondré celoso, ya estoy celoso.

Tai le mete un empujón.

-No empieces.

-¡Dime que me amas!-Edmund le toma la cara a Tai, sacudiéndolo como a un trapo.

-¡Suéltame, pendejo!

-¡Dilo, dilo!

-¡Paren ya! ¡Estamos en medio de una misión!-chasqueo la lengua y enciendo el walkie-talkie-. Aquí Maine llamando a Bella. Cambio.

-Aquí Bella, esperando órdenes de la capitana. Cambio.

Uhhhh, capitana, me gusta como suena. Bella es oficialmente mi cómplice favorita.

-¿Llegó el camión?-pregunto.

-Si, estamos listos para bajarlos a todos y meterlos a la casa.

-¡No hables en plurar, ni quieres ayudar!-escucho reclamar a Brad.

-Es que no quiero ensuciar mis uñas-se excusa Bella.

Niego con la cabeza.

-Está bien, háganlo con cuidado y en silencio, nosotros iremos subiendo para completar la misión. Cambio-miro a los chicos, que habían vuelto al modo serio, y con una señal subimos las escaleras directo al cuarto de James.

Suavemente, abro la puerta, y poco a poco vamos entrando de uno por uno. James estaba dormido boca arriba, roncando como un tractor. Saco del bolso un pañuelo que tenía preparado, y rápidamente le cubro la cara a James. Si antes estaba dormido, ahora está prácticamente muerto.

-Oficialmente, señores, tenemos buen chance para terminar con esto y salir de aquí-digo.

-¿Segura que está dormido?-me pregunta Vivien.

-Si.

-¿Muy segura?

-Demasiado.

Vivien se encoge de hombros.

-Okis-y ¡Zas! Le da a James la cachetada de su vida. Sonó como caer de panza al agua.

A Edmund, Tai y a mí se nos salen los ojos.

-Vivien, ¡Que carajos!-exclamo.

-Tenía ganas de hacerlo desde hace tiempo-dice sin arrepentimientos.

Tai, entusiasmado, se aclara la garganta y dice:

-Me toca.

-¡Yo primero!-dijo Edmund.

-¡No!-les aparto-. Cuando terminemos lo planeado, tal vez puedan darle una que otra cachetada.

Tai asiente, y sin perder tiempo saca de su mochila una máquina de hacer tatuajes. Ya encendida, todos intercambiamos miradas.

-Bueno chicos, no le tengan miedo al éxito-Edmund sonríe-. A trabajar.

Bella y Brad realizaron su parte del plan en el piso de abajo, y luego, como les ordené, se fueron de voladas. Nosotros, en cambio, terminamos la misión con broche de oro y nos ocultamos en lugares que nos ofrecieran una buena vista de la reacción de James cuando despertara y admirara nuestra sorpresa.

《●》

James se levantó de la cama con un gran bostezo y, sin abrir los ojos, se dijo a sí mismo muy seriamente:

-Me estoy cagando.

Arrastrando los pies entra al baño y enciende la luz. Escuchamos una guerra de olorosos peos y, exactamente dos minutos después, la fiesta inicia.

-¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!! ¡¡¡JESÚS, JESÚS, JESÚS!!! ¡¡¡¿PERO QUÉ MIERDAAAAAAAA PA...?!!! ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

Lo que James vió en ese baño fue un inmenso espejo que le mostró la dura realidad: ahora se ha convertido en James alias Jodido Idiota pelón. James está calvito como Vin Diesel. Y, para colmo, tiene tatuado en toda la frente un cerdito cachetón que parece dibujado por un niño de preescolar (lo que tiene Tai de bonito lo tiene de mal dibujante)...justo al lado del cerdito puedes leer "Jodido Idiota" en letras cursivas. Oh, cabe resaltar que es un tatuaje real, lo que significa que es permanente, que no se quita con agua y con jabón y que, sin dudas, debe tener a James al borde del suicidio.

James abre la puerta del baño con las pelotas al aire, el trasero peludo y la cara más traumada que he visto nunca. Estaba llorando con esmero, maldiciendo y gritando al mismo tiempo, cosa que creía imposible hasta hoy. Intentó correr por algún motivo, pero como olvidó subir sus pantalones terminó cayendo al piso, estrellando la cara contra la madera, ¡OH, DIOS MÍO, SE HA ROTO LA NARIZ! James levantó un poco su cabeza y gotas de sangre empezaron a brotar, aunque para él no fue lo peor...

Lo peor fue caer encima de los restos de su preciado cabello castaño de ensueño. Empezó a temblar de impotencia y espero que ira, sosteniendo su tan querido cabello entre sus dedos.

-¡NO, NO, MALDICIÓN! ¿POR QUÉ A MÍ? ¡ME VA A DAR CLAMIDIA! ¡PAREZCO CAILLOU!-se lamentaba, llorando aún más fuerte. Levantó la mirada y vió el camino que amablemente creé con los restos de su cabello castaño para animarlo a salir de su habitación. Sus gritos cada vez se tornan más agudos-¡GEORGE! ¡AH, MIERDA!-¡Zas! Golpe con la orilla de la cama en la frente-¡¿GEORGE, DÓNDE DIABLOS ESTÁS!? ¡SATANÁS SE HA METIDO EN LA CASA! ¡NECESITO QUE MATES AL DESGRACIADO! ¡ÉCHALE LITROS DE AGUA BENDITA EN LAS BOLAS!

Subió sus pantalones y se arrastró como una rata, recogiendo todos sus castaños cabellos hasta llegar a la puerta. Justo ahí, vió todas sus tarjetas de créditos, las cuales Vivien cortó por la mitad como si estuviera cortando verduras. También se encontró toda su ropa echa pedacitos (Edmund literalmente la trituró). Chanel, Louis Vuitton, Versace...cada pieza convertida en trozos de tela que James podría usar para limpiarse la colita por las mañanas juju.

James sujetó todas sus pertenencias rotas, sufriendo como si caminara sobre miles de carbones. Sinceramente me sentía carente de remordimientos. Verlo así, en ese estado tan demacrado a niveles físicos y mentales no me traía ni una gota de arrepentimiento. Él se lo buscó solito iniciando esta guerra, y ya saben lo que dicen: los primeros en luchar son los primeros en morir...y vaya que ya está bien muerto.

Según mi elaborado plan, James ahora debía salir de su habitación. Sin embargo...

Hubo un problema.

Edmund, Tai, Vivien y yo estábamos ocultos en la habitación de James. Yo bajo la cama, Edmund detrás de las cortinas, Tai dentro de un baúl y Vivien en el armario. Cada uno de nosotros ha estado en completo silencio para no ser pillados, pero repentinamente escucho el tono de llamada del teléfono de Vivien. La bendita canción de Demon Slayer retumba dentro del armario unos dos segundos...segundos suficientes para llamar la atención de James.

-¿QUIÉN ANDA AHÍ?-gritó, soltando todas sus cosas, dando pasos cautelosos directo al armario...directo a Vivien...¡JODER, SACÓ UNA PISTOLA, TIENE UNA PISTOLA!-¡DA LA CARA, HIJO DE PUTA!-Y abre el armario.

De un momento a otro la venganza se convirtió en un corre por tu vida. Se me detuvo el corazón. Mierda. Escapar o ser baleados...esa es la cuestión.

Vi a Tai salir de su escondite para proteger a Vivien, pero un grito lo detiene en seco, un grito de James, que ahora se cubría los ojos y se retorcía por toda la habitación.

Apenas James abrió la puerta del armario, Vivien lo recibió con un pequeño gas pimienta. Expulsó casi todo el producto en su cara.

No había tiempo que perder.

-¡Corran, corran, corran!-exclamé, y todos salimos de la habitación tan rápido que dejamos atrás incluso nuestras sombras.

Resultó que estaba muy oscuro, por lo que nuestro sentido de orientación se fue por el caño, y en el pasillo chocamos unos con otros, cayendo al piso como resultado.

-¡No veo nada!-digo, alarmada.

-¡Alguien encienda una linterna!-apresura Vivien.

-¡Si dejaras de tocarme el trasero podría sacarla de la mochila más rápido!-aulla Tai en respuesta.

-¡No te toqué el trasero!

-Fui yo-confiesa Edmund.

Tai enciende la linterna y alumbra el rostro de Edmund.

-Te voy a...

-¡LOS VOY A MATAR, CABRONES! ¡NO VA A QUEDAR DE USTEDES NI EL RECUERDO CUANDO LOS ATRAPE!-James, completamente enloquecido y con los ojos cerrados, sale de su habitación con la pistola y empieza a soltar tiros a lo loco.

¡POR LOS CLAVOS DE CRISTO! ¡Menos mal no es John Wick porque si no híjole!

El sonido de las balas me retumbaba en la cabeza como golpes secos, y ni hablar de mi corazón, que se había transformado en Optimus Prime y conducía en mi pecho a doscientos kilómetros por hora.

¡Bang, Bang, Bang!

-¡NOS VA A MATAR!-Dice Tai, moviendo la linterna como un loco mientras corría en círculos-¡Y todo por culpa de Edmund! ¡Siempre supe que juntarme con el iba a matarme tarde o temprano!

-¡Cállate y baja la cabeza!-ordena Edmund, que nos va agarrando de uno por uno y nos coloca en la dirección correcta por la que debíamos correr: derechito por las escaleras.

-¡AVADA KEDAVRA!-le suelta Vivien, lanzado en dirección a James uno de los cuadros que había en el largo pasillo.

-¡Taekwondo, controla a tu mujer!

-¡Salgan por la puerta de la cocina, Bella la dejó abierta para nosotros!-grito, cubriendo mi cabeza con ambas manos. Vaya, soy tan hábil que puedo correr y dar órdenes al mismo tiempo.

-¡Somos soldados entrenados! ¡No miren atrás, no miren atrás!-ordenaba Tai mientras miraba atrás.

De la completa nada teníamos a James justo detrás de nosotros, y eso solo logró un efecto dominó: James tropieza y cae sobre Tai, Tai sobre Vivien, Vivien sobre Edmund, Edmund sobre mí, y así rodamos por las escaleras, juntitos, dando vueltas por cada escalón.

Genial.

A los Vengadores no les pasan estas cosas, gente.

Aterrizamos en el primer piso, seguramente con algún hueso roto. Ahora ustedes dirán, ¡Levántense y sigan corriendo! ¡Ese loco tiene una pistola! Pero no es tan fácil.

Es que, verán...

Todo el piso de abajo está repleto de cerdos.

Si, de cerdos.

Bella y Brad se encargaron de meter unos cuarenta cerdos dentro de la Mansión, por lo que el lugar está infestado de ellos. Edmund aprovechó el despiste de James por la caída para patear la pistola lo más lejos posible, y más ágiles que un ninja nos desplazamos a cuatro patas entre los cerdos.

Pero como cosa no rara, Tai y Edmund no se tomaban nada en serio.

-Cerdooo, no me llames cerdooo-canta Tai.

-¡Mueve tu cuerpo!-le sigue Edmund.

-Cerdooo, no me llames...

-¡Silencio, par de inútiles! ¿Qué canción es esa?-regaño, desesperada por respirar aire fresco. Estos cerdos huelen horrible.

-Busca Molotov "cerdo" en Youtube y lo sabrás-informa Vivien.

-Cerdooo...-continua Edmund.

-¡Si no se callan los voy a golpear!-amenazo.

En fila, nos fuimos abriendo paso hasta la puerta trasera, y una vez ahí, ya fuera de peligro, los cuarto giramos a mirar a James.

Estaba tirado en el piso echo una bola, temblando de los pies a la cabeza. Ya no era peligroso, solo era de nuevo James alias Jodido Idiota pelón.

-¡Hey, James!-lo llama Edmund. Él abre un poco sus ojos hinchados y lo mira fijamente-. Cuando dije que te lo devolvería mil veces peor me refería a esto-Edmund señala todo su alrededor-. Y también a esto...

Todos sacamos de nuestras mochilas aperitivos como arroz y maíz...cada trozo que lanzamos cayó sobre James. Al instante, los cuarenta cerdos se amontonan sobre él, comiendo tranquilamente mientras James suelta gruesos alaridos asustados, llamando al tal George con todo el aire que tenía en los pulmones.

-No te metas con ninguno de nosotros-añade Tai-o vas a terminar hundido en la mierda.

Con las sonrisas más grandes que hemos esbozado nunca, salimos corriendo de la Mansión.

-¡Alto ahí!-nos gritan los guardias, que acudieron bastante tarde a los alaridos de James. Venían corriendo por nuestra ruta de escape.

Teníamos que improvisar.

-¡Por ahí!-Edmund señala una cerca.

-Pero dice "no pase"-puntualiza Tai.

Edmund toma el aviso y lo tira lejos. Sonriendo, dice:

-Ahora ya no.

Atravesamos la cerca y corrimos por el patio de algún vecino, acompañados del sonido único de nuestras risas de victoria.

Esta era mi primera travesura, y que bien me había salido, debería unirme a una pandilla. Debería unirme a la Tokyo Manji.

Llegamos al final de la calle y vimos a Cassie, Will, Brad y Bella esperándonos.

-¿Ese es mi carro?-Dice Tai, estupefacto.

-¿De quién más si no?-contesta Brad, que iba al volante-¡Suban!

-Nadie me respeta en este grupo-susurra Tai para sí mismo.

Rápidamente subimos al auto y escapamos a toda velocidad. Los chicos celebran casi a gritos, abriendo unas cervezas. Edmund y yo nos quedamos en silencio en la parte trasera del auto, mirándonos como si fuera el mejor pasatiempo de todos. Me dió su mano. Verle tan animado me hizo brincar de felicidad. Por su bienestar metería cerdos hasta en la casa del mismísimo Messi.

-Gracias-me susurra.

-No tienes que agradecerme, Chico Listo.

-Si tengo, por mí ahora eres una criminal-me mira de arriba a abajo, bajando el tono de su voz-. Me da curiosidad, ¿Qué más llegarías a ser por mi causa?

Me acerco lo suficiente para morder su oreja lentamente. Luego, solo susurré la verdad:

-Lo que haría y sería por ti no tiene límites.

Edmund me acaricia la mejilla y une su frente a la mía. Cierra los ojos y respira mi aroma.

-Dímelo otra vez cuando estemos solos. Así, en vez de solamente decirte "te amo, Meteorito Furioso" podría también follarte.

Le cubro la boca y me río.

-Voy a ignorar eso último...también te amo, Chico Listo.

Nos besamos todo el camino a casa.

《●》

Si llegaste hasta acá, tienes mi eterno agradecimiento.























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