Ya habían pasado días desde que el juez falló a favor de la familia Malik, resulta que las inconsistencias administrativas que habían encontrado en las declaraciones para poder ceder el seguro de la abuela se podían comprobar con meses en los que simplemente no le iba tan bien a la florería y tenía que pedir dinero prestado para no irse a los números rojos. Montos económicos que saldaba apenas el negocio salía a flote de nuevo. Zayn había salido de la preparatoria momentos antes de que comenzara una horrenda lluvia torrencial, definitivamente el clima se había lucido aquellos días.
Esto no puede ser posible. Pensó al recordar que en su mochila llevaba su computadora que, siendo prehistórica, corría el riesgo de dejar de funcionar si se mojaba. Así que comenzó a correr por la avenida para poder evitar aquello que le dejaría en desventaja en sus últimas semanas de clases.
Apenas cruzó una esquina y sin vista de ningún árbol en el cual cubrirse momentáneamente, notó como a lo lejos se aproximaba un auto deportivo oscuro de vidrios polarizados que reconoció. Bufó apenado al ver que le tiraba las luces para notificarle del auxilio, para intentar correr más rápido. No podía darse el lujo de volver a pasar momentos así. Fue muy tarde, ya que al pararse el carro a su costado y abrir la puerta, se subió.
— Voy a mojarlo todo, discúlpame —murmuró mientras se orillaba en el asiento, apenado— solo déjame un par de cuadras adelante, hay una hilera de árboles y puedo llegar a mi casa sin seguirme mojando.
— Te dejo en la puerta de tu casa —sentenció Liam con autoridad, mientras echaba a andar el auto. Le bajó el volumen a la radio, escuchaba una estación de jazz. Un gusto culposo— ¿Siempre sales a esta hora?
— La mayoría de los días, sí. Aunque otras veces me quedo en la escuela, estudiando o terminando actividades para no llevarme a la casa. Estos días he salido usualmente temprano porque tengo que llegar a cubrir el turno en la florería para dejar que mamá se encargue de las cosas de la casa, pido permiso a los maestros y me dejan salir.
— Entonces, cuando salgas, espérame fuera de la escuela. Pasaré por ti y te traeré a la florería, —antes de que Zayn tuviera alguna objeción, volvió Liam a insistir—los procesos legales son muy complicados y le debo una a tu mamá por asustarla con poder perder su negocio. Digo, es parte de mi trabajo responder a lo que se me pida pero en este caso, a mi me quita un peso de encima y siento que a ti también, ¿No?
— Sí —asintió Zayn apenado mientras miraba hacia la ventana, ignorando la presencia del otro a su costado. Antes de bajarse, le agradeció estrechándole la mano y le dejó una flor que cargaba en su mochila (sin motivo alguno más que el de ir con prisas) en el asiento. Una agrimonia de un púrpura intenso. Liam la tomó entre sus dedos para llevársela a la nariz, suspirando.