Más allá de este mundo (Libro...

By ZahiKing

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-------------------------------- Si algo tiene claro Maine Samuels en esta vida es que quiere morirse. Lo anh... More

Prólogo
• Antes de leer •
REPARTO
1. Inside
2. Next to me
3. Hello!
4. Smart Boy
5. Night
6. Secret
7. Run
8. Relief
9. Look
10. Movie
11. Fight
12. Friends
13. Party
14. Tomorrow
15. House
16. YES!
18. What happened?
19. Broken
20. Nickname
21. Love
22. Sing, Bitch
23. Destruction
24. Revenge
25. Side Effects
26. Family
27. Make me yours
28. Cry
29. Birthday Surprise
30. Favino
31. Before
32. Blue Eyes
33. Guilt
34. True Love
❄️
35. Time
36. Graduation and Fire
37. Myself
38. Goodbye
39. The last letter
Curiosidades+Anuncio
PLAYLIST DE MAINE
PLAYLIST DE EDMUND

17. Kiss

65 9 1
By ZahiKing

MAINE

Playlist: Bring me the horizon-can you feel my heart

《●》

Apenas la limusina cruzó por una esquina el sonido de una ruidosa canción me explotó los tímpanos. Fue tan sorpresivo que el libro saltó de mi regazo y cayó al piso.

Can you feel my heart de Bring Me The Horizon invadió la atmósfera. Sentía que el auto vibraba en rebeldía al ritmo de la canción. Los chicos empezaron a cantar a gritos, a todo pulmón, moviendo la cabeza y el cuerpo como si una fuerte corriente los hubiera poseído.

Son tan ruidosos...

-¡¡¡¿Can you hear the silence? Can you see the dark? Can you fix the broken?
Can you feel, can you feel my heart?!!!

Les va a doler la garganta luego, estoy segura.

Edmund estaba inspirado cantando con Tai, cada uno sintiendo la canción a través del otro...esos dos en serio se aman. Apenas la limusina estacionó, quise bajarme de voladas.

-¡Llegamos, llegamos!-exclama Vivien, soltando chillidos emocionados.

-¡Silencio, tengo algo que decir!-nos calla Brad, y todos, en silencio, esperamos-. Escuchen esto...

El imbécil se tiró un peo bastante sonoro.

-Y mi discurso terminó, ¡Al festival!-Brad se muere de la risa.

Todos le caemos encima.

-¡Asco! ¡Estás podrido! ¡Bájense rápido antes que el olor nos mate!

-¡Puaj! Soy muy hermosa y perfecta para ser novia de un cochino-se queja Bella, cubriéndose la nariz al igual que el resto.

Nos despedimos de Moco y bajamos de la limusina.

Mi boca llegó al piso. El festival era hermoso, colorido, repleto de personas, portador de un escenario gigantesco, parque de diversiones, tiendas de comida y más, mucho más. El aire exprimía un aura de descontrol que te ardía en la piel. Te entraban ganas de hacer todas las cosas prohibidas posibles, de liberar a la bestia en ti, de vivir las próximas horas como si fueran las últimas.

Era un ambiente embriagador en "no recordaré nada mañana"

-¿Qué te parece?-me susurra Edmund, apoyando sus manos en mis hombros. Temblé ante su cercanía. Si no lo noto, es un estúpido.

-Es asombroso-contesto, honesta.

Me toma la mano y andamos en grupo hasta la chica que recibía las entradas. Llevaba dos coletas rosadas y un maquillaje exótico en el rostro. Los chicos la miraron como si tuviera cinco ojos en vez de dos.

-¿Y Jude?-pregunta Tai.

-¿Jude?-la chica de coletas rosadas frunce el ceño.

-Si, Jude, ya sabes, la de "hey Jude, don't make it bad, take a sad song and make it better"-canta Edmund-. Jude Odiaba que cantaramos la canción, así que le cantábamos la canción.

-No sé quién...

-Mierda, ¿Despidieron a Jude?-Will se asusta.

La chica de coletas rosadas, extrañada, asiente.

-Yo, pues, eso creo.

-Mierda, ¿Y tú eres?-inquiere Brad.

-Soy Annie.

-Annie-repiten los cuatro al mismo tiempo.

-Si, Annie...¿Quieren darme sus tickets?

Los cuatro se quedan en silencio, pensativos.

Annie se aclara la garganta.

-¿Quieren darme...?

-¡Oh, oh! ¡Lo tengo!-exclama Edmund de repente-serás Annie de Smooth Criminal.

-Edmund, eres un genio-halaga Tai y empieza a cantar la canción que luego los otros tres siguen-"Annie, are you ok? So Annie are you ok? Are you ok Annie? You've been hit by, you've been hit by, a smooth criminal"

-¡Dale los malditos tickets!-Bella agarra los tickets del bolsillo de Edmund y se los entrega a la confundida chica de coletas-. Perdónalos, son unos idiotas.

La chica le resta importancia y al fin estamos dentro del festival. Me sentí como una niña por primera vez en Disneyland, ¡Es que hay de todo!

-¡Miren, una pelea, y ni siquiera son las seis todavía!-señala Will.

Dos chicas se estaban agarrando a puñetazos limpios por, según puedo observar, una dona de chocolate con chispitas de marihuana.

-¡Pelea, pelea, pelea!-anima Edmund.

-¡Edmund, no!-lo calla Tai.

No puedo evitar reírme.

-Chicas, vámonos, hay que ponernos perrísimas. Ustedes, idiotas, nos vemos al rato-Bella los espanta con una mano.

Vivien, Bella, Cassie y yo nos adentramos en el baño de una de las tiendas y nos quitamos el vestido que teníamos arriba para dejar relucir el atuendo que teníamos debajo. Nos peinamos, agregamos algunas perlas a nuestro rostro y volvemos a salir. Justo a tiempo, pues una presentación estaba empezando.

Se cumplieron las seis de la tarde, el gentío estaba acumulado en el área del escenario, unos chocando con otros, saltando, gritando y bailando al ritmo del primer DJ. Era increíble. Fuegos artificiales invadieron el cielo al ritmo de la música.

-Fuegos artificiales, Maine. Verte cada día es como presenciar un espectáculo de fuegos artificiales.

Giré mi cabeza, observando a Edmund parado junto a mí. Me sonreía de medio lado, llevaba pulseras en ambas muñecas, el cabello negro revuelto y el abdomen descubierto, unos jeans holgados y en su rostro lentes de fiesta...era tan blanco que su piel parecía alumbrar más que el sol, no tenía marcas ni cicatrices, solo una piel lisa llena de diminutos lunares y definidos abdominales que me dejaron en el limbo.

Edmund Bianchi me está volviendo loca.

-Hola-es lo único que pude decir-¿Eso significa que me veo hermosa?

Doy vueltas sobre mi eje, realizando poses graciosas. Llevaba puesto unos shorts, botas negras, un sujetador verde esmeralda, el cabello rojo completamente liso y en el rostro perlas de sirena.

-Maine, para mí eres más que hermosa, ¿Bailamos?

Estiré mi mano para unirla con la suya...

-No-dije al último segundo-bailaré con las chicas, ¡Adiós!-y dando saltitos infantiles llego hasta el espacio que ocupaban mis amigas, sonriendo con maldad, aguantando las ganas de reírme por su cara incrédula.

Era mi venganza por ese chupón que dejó en mi cuello sin pedir permiso.

Cassie bailaba con Will, ambos saltando y agitando la cabeza, Vivien realizaba alguna coreografía de algún grupo K-pop con Tai, que era observado por las mujeres a su alrededor. Parecían hipnotizadas con sus movimientos y su también descubierto abdomen. Luego, teníamos a Bella y Brad...me costaba adivinar si bailaban o follaban con ropa. Por mi parte bailé sola, moviéndome lo más sexy que podía, agitando mi cabello, moldeando mi figura con mis manos, todo para provocar a Edmund, que me miraba de reojo y  bailaba mucho más provocativo que yo.

Las horas transcurrían, el alcohol viajaba por nuestras gargantas, el olor a drogas que recorría el festival nos entraba en las narices como aire. Todo se volvió tan irreal, el piso se movía en círculos, la mente dejó de trabajar, y entre tanto, Edmund y yo seguíamos provocandonos mutuamente...ganaré, no voy a caer rendida ante ese poderoso movimiento de caderas que se gasta.

Estaba sudada de tanto bailar, tenía los ojos cerrados porque, si los abría una vez más, le caería a Edmund como un relámpago. Sin embargo, no lo resistí. Abro los ojos, lo miro, y me encuentro con lo peor: una estúpida chica le estaba bailando.

Mi universo se detuvo en ese instante, y una rabia no digna de una dama se apoderó hasta de mis ovarios.

No, definitivamente Edmund Bianchi está apartado.

Definitivamente, es mío.

Mis pies corren hasta la chica y, nada dulce, le toco el hombro dos veces. Ella deja de bailar con Edmund y me mira. Iba a decir algo, pero no la dejo ni articular una "A".

-Mejor vete si no quieres problemas. Este chico me pertenece.

Ella no pudo discutir contra mi tono posesivo, pues solo se alejó con un tambaleo borracho.

-De nada-le grito a Edmund para hacerme escuchar sobre la música-Vi que estabas incómodo y vine al rescate, ¡Soy una excelente amiga! ¿A qué si?-le doy un golpe amistoso en el hombro.

-Dímelo, Maine.

-¿Qué?

Se pasa la lengua por el labio inferior antes de hablar.

-Si estás celosa y no quieres que baile con ninguna mujer que no seas tú, dímelo. Haré todo lo que me pidas. Todo.

Trago saliva, dándome cuenta de que, sin dudas, perdí la batalla.

-Ganaste-le digo y le tomo la mano-. Baila conmigo.

Lo arrastro al corazón del festival, justo en el centro de todo el gentío, donde estaba más oscuro, donde el ambiente era más íntimo, más pegajoso y potente...solo quiero tenerlo cerca.

Edmund me quita el cabello de la cara, me acaricia la mejilla con su pulgar y baja hasta mi labio inferior, suavizando como solo él sabe, mientras que su otra mano se apoya en mi cintura desnuda. El contacto de sus dedos me debilita la respiración y me enciende un deseo oscuro en el vientre. Me pega a su cuerpo. Siento todo de él, él siente todo de mí. Su mano que estaba en mis labios pasa a envolverme la nuca, y su otra mano sube lentamente por mi cuerpo, explorando, llegando hasta la curva de mis pechos...me habla, ronco, profundo, honesto en promesas cargadas de calentura: 

-Abróchate el cinturón, Maine. Estamos en un avión, y la caída es inminente.

Apenas Edmund termina la frase una música electrónica más lenta, sensual y poderosa nos silba en los oídos. Invadida por una fuerza desconocida, empiezo a bailar con Edmund siguiendo un compás cargado de un frenesí sensual, jalando su cabello, tocando su abdomen, pegándome a él como un puto chicle, meneando mi culo contra su entrepierna, suspirando en su oído...me gustaba...nos gustaba.

-Maine-gruñe Edmund en mi oído y me obliga a mirarlo.

Todo lo que nos rodeaba, incluso lo que no podíamos tocar, desapareció. El espacio, la materia, todo se redujo a su cuerpo y al mío, a nuestros latidos apresurados, a nuestros deseos callados...quiero, no, necesito que me bese.

-¿Ya es el momento?-me pregunta, mirándome tan profundamente que me atravesó como una espada. Me miraba con deseo, con cariño, necesidad, desespero...

Le envuelvo la cara con mis manos. Sus ojos se abren con ligera sorpresa y picardía.

Cuando contesto, sueno decidida.

-Es ahora o nunca.

Cuando lo besé, sentí que el corazón me explotaba en el pecho. Al principio nuestros labios tuvieron un contacto potente pero leve, fue un simple choque explosivo que marcó el inicio de la maratón, luego, trás escuchar el silbato, nuestros labios se dieron rienda suelta y empezaron a correr. Edmund me sostuvo la cara con cuidado y me abrió la boca para poseer, marcar, chupar, y dejarme tan atontada que las piernas empezaron a temblarme. Nuestro beso se convirtió en una competencia, en un quién llegará a la meta primero, quién enloquece más a él otro.

Quería besarlo así desde hace tiempo, quería besarlo con descontrol, con todo lo que mi cuerpo, vida y mente sentían por él desde que lo conocí en ese bus. Mi amor por Edmund era un pequeño diablo que crecía con mucha rapidez, que solo quería consumir todo de Edmund y quedárselo para siempre.

-Chico listo-suelto en un hilo de voz, suspirando profundo cuando su lengua me acaricia el labio inferior y luego sus dientes lo atraen hacia él como si fuera a arrancarlo. El sonido del choque de su boca con la mía me hizo cerrar los ojos en puro placer. Su lengua, sus toques...si hubiera imaginado que besarlo estaría así de bien, sin dudas lo habría hecho antes.

Abandona mis labios para besarme el cuello mientras acaricia mi cabello. Se me escapó un gemido. Me sentía en el cielo, y de repente quería más, más, una probada más profunda, una mordida más mortal.

-Chico listo-le digo, con la respiración trabajosa-¿Quieres ir a la carpa?

Me mira con los ojos encendidos.

-¿Estás segura?

-Si no lo estuviera no habría dicho nada.

-¿No era más fácil decir "si"?-niega con la cabeza-. Odiosa.

Me toma la mano y salimos con mucha dificultad del bullicio formado en el festival. Apenas llegamos al área de los campamentos, notamos con alegría que no había nadie en todo el perímetro. Estábamos solos.

-¿Tu carpa o la mía?-bromea, dándome castos besos en la mejilla y luego en el cuello. Me río y lo alejo solo lo suficiente para contestar.

-Usemos la tuya, me parece que es más grande.

-No le digas a Beyoncé, se enojará.

Nos adentramos en la cómoda carpa para dos que Edmund compartía con Tai y, antes de que depresión hiciera su aparición sorpresa y me llevara a pensar mucho las cosas, me acosté sobre su cómoda bolsa de dormir, paseando mis dedos por la separación entre mis pechos juguetonamente. Para añadirle la cereza al pastel, me mordí el labio.

-¿Vienes, chico listo?

Edmund se pasa ambas manos por el cabello, dejándome notar los músculos leves de sus brazos, y lentamente se va posicionando sobre mí. Le toco la espalda, delineando las líneas que se formaban en ella.

-Voy a besarte toda la noche-me advierte-lo quieras o no.

No me deja contestar. Edmund ataca mis labios como si estuviéramos en una película para adultos. Siento una de sus manos subir lentamente hasta uno de mis pechos. Lo aprieta, suave, ¡Madre mía! Mi espalda se arquea y cierro los ojos con fuerza.

-Edmund-le tomo la mano que tenía en mi pecho. No la aparto, solo la tomo con desconfianza.

No hace falta que le explique, él lo entiende.

-¿Ni con James?-me pregunta.

-Solo lo he hecho contigo...en mi cabeza.

Edmund sonríe.

-Bien, muy bien, ¿Te parece si lo hacemos fuera de tu cabeza?

-¿Y-ya?

-Maine, linda, no te voy a hacer el amor en una carpa. Me refiero a después, otro día muy cercano, ¿Tal vez mañana?

Nos tomamos la libertad de reírnos. Desde la distancia todavía podía escuchar la música del festival. Era mucho mejor estar aquí con Edmund.

Mucho mejor.

-Curioso, esa música que se escucha a lo lejos era la que tenía puesta el día que...el día que me toqué.

-¿Y cómo estuvo?-inquiere.

-Bien, supongo.

-Muéstrame.

-¿Qué?

-Muéstrame lo bien que estuvo, Maine. Para después hacerlo mejor.

Me le quedo mirando, paralizada, pero ansiosa por sentirlo donde mi cuerpo más lo anhelaba. Edmund retoma el beso y yo suelto su mano, dejando que haga lo que quiera conmigo. Sus besos bajan por mi cuello, dejando un camino de besos hasta el inicio de mis pechos y, solo así, aparta la tela que los cubría y se lleva a la boca uno de mis pezones, lamiendo, mientras que su otra mano apretaba mi pecho izquierdo. Gemí con libertad sabiendo que estábamos completamente solos. Le envolví las piernas en las caderas y le sujete el cabello fuertemente con mis dedos.

Me quitó el sujetador, dejándome expuesta solo para él.

-Eres tan suave...-le escucho decir mientras sigue su camino de besos, bajando hasta mi vientre.

-¿Estás cosas no lo hacen solo los novios?-logro decir, necesitada de aire, necesitada de él.

-Tienes razón-Edmund toma el borde de mis shorts y los baja de un solo tirón, dejando a la vista mis bragas negras. Gimo más fuerte cuando besa el interior de mis muslos-Maine, ¿Quieres ser mi novia?

Novia.

Novia.

Novia.

¿Quieres ser mi novia?

Y es ahí cuando literalmente despierto. Mi universo volvió a girar, la música ya no se escuchaba tan lejana, Depresión e Inseguridad aparecieron y miraban la escena expectantes...mierda.

Me levanté precipitadamente, volviendo a ponerme la ropa con una velocidad sobrenatural. Apenas estoy lista salgo de la carpa ignorando los llamados de Edmund.

-¡Maine! ¡Maine!

Estaba caminando sin parar de vuelta al festival.

-¡Maine! ¡Maldita sea, Maine!-Edmund me toma por la muñeca y me gira para encararlo-¿Qué pasó? ¿Hice algo que no te gustó?

-Nada.

-¿Nada? No lo entiendo, explícate.

-Odio dar explicaciones.

-Tienes que hablar conmigo. Estábamos bien y yo no...no entiendo que pasó, ¿Fue porque te pregunté si querías ser mi novia?

-¡¿Cómo te atreves a arruinarlo así? ¿Cómo pudiste preguntarme eso?!-grité, a punto de echarme a llorar.

-Creí que eso querías. También es lo que yo quiero.

-No tienes idea de lo que quieres si esa cosa soy yo.

-Basta, sé lo que quiero, ¿Por qué amarte es pecado para ti? ¿Por qué?

-Quiero estar sola, Edmund. Deberías irte.

-Ese es el problema, Maine. Te gusta mucho tu propia compañía.

-¡¿Qué quieres decir con eso?!-vuelvo a gritar. Esta vez, llorando como una recién nacida.

-Dime la verdad, ¿Por qué no quieres estar conmigo? Me gustas, me gustas mucho, siempre pienso en ti, incluso cuando no debería. Extraño tenerte cerca, detesto que estés enojada conmigo y no me digas la razón. Sé honesta, maldición. Parla come mangi.

-¿Qué significa?

-Literalmente significa habla como comes. En otras palabras, suéltalo todo, ¡Solo dilo, Maine!

-Siento que decirlo me matará.

-De algo nos tenemos que morir, ¿No? Pero puedo asegurarte que ser honesta conmigo no va a matarte. Al menos no hoy.

-Mierda Edmund. De eso se trata, no puedo ser tu novia, no puedo ser novia de nadie, no me conoces, no realmente. No quiero mentirte, pero tampoco podré decirte la verdad. Cuando me preguntes que me pasa, justo como ahora, me enojaré por no poder ser honesta, me enojaré por  sentir que tengo una responsabilidad contigo que no podré cumplir, me enojaré por todo, y tú mereces más, necesitas más.

-Nada de lo que dices tiene sentido, Maine. Nadie es perfecto.

-¡Escúchame!

-¡Tú escucha! Si, eres una amargada, odiosa, peleona, bipolar, ¿Y qué? ¿Ah? ¿Crees que no podré lidear con eso?¿crees que importa? ¿Crees que yo soy perfecto y que tampoco me enojo?

-Eres perfecto y muy pocas veces te enojas.

-Cállate, Maine. No puedes simplemente...

-¡No tienes problemas!

-¡Los tengo! ¡Claro que los tengo! Si no los tuviera no fuera humano.

Se acercó, se acercó mucho a mí y, si lo sigue haciendo, no podré terminar lo empezado.

-Edmund, quédate quieto. Espacio personal.

Se detiene a un paso de mí.

-Este es el único espacio que va a existir entre nosotros.

-No soy buena para ti. Debemos ser solo amigos.

-No.

-Dijiste que harías todo lo que yo quisiera.

-Todo menos eso.

Resoplo, limpiándome unas lágrimas.

-Seremos solo amigos, Edmund.

-¡¿Quieres pensar lo que dices un maldito segundo?!-me grita, tan fuerte que pego un brinco.

-¡Eso hago! Te estoy salvando de cometer el peor error de tu vida, deberías agradecerme.

-Maine, no eres un error, no eres...

-Sé mi amigo, chico listo. Sólo mi amigo.

-No puedo ser tu amigo, no me interesa para nada ser solo tu amigo. Quiero que estemos juntos, quiero que seas mi novia. Es eso o nada.

-Está bien, entonces mañana déjame en mi casa y olvida esto. No volveré a hablarte ni a ti ni a tus amigos. Se acabó.

Edmund se ríe, se ríe como si le hubiese contado un chiste.

-¿En serio prefieres hacernos infelices solo porque piensas que no eres buena para mí?

Asiento. Él se acerca más, lo suficiente para hacerme dudar sobre mi decisión. Huele tan bien...

-Mírame a los ojos y dime que no quieres volver a verme. Convénceme, más vale que te crea, porque de otro modo voy a seguir aquí hasta que nos salgan canas.

Hubiese sido más fácil venderle mi alma al diablo.

Sin embargo...

Lo dije de la manera más fría posible.

-No quiero volver a verte, Edmund Bianchi.

Al instante, retrocede.

-Está bien, Maine. Cómo tú quieras-me pasa por el lado sin mirarme, expulsando ira-. Ten en cuenta una cosa. Yo te amo tal y como eres. Solo falta que tú te ames a ti misma.

Y trás dar el último golpe que me dejaría destruida, Edmund se va.

Por mi parte, me quedé en la carpa que comparto con Vivien. Solo lloré hasta que me quedé dormida. Nadie volvió hasta el día siguiente, y por la tarde, volvimos a casa.

El resto de los chicos no sospechaba nada, creían que me sentía mal, y Edmund no aparentaba haberse peleado conmigo anoche. Se veía muy contento y relajado, mientras yo me pudro por dentro.

Cuando me bajé en la entrada de mi hogar, él habló por primera vez. Solo dijo:

-Arrivederci.

No se molestó en mirarme. Los chicos se despidieron de mí alegremente, sin saber que esta sería la última vez que hablaríamos.

Se fueron, y a partir de allí, todo dió un giro similar a una catástrofe.


12am: Estoy rodeada de espinas. Las odio, danzo entre ellas, pero las odio. Respiro entre ellas, pero las odio. No se van, no me voy, nos quedamos danzando juntas por la eternidad en nuestra jaula.

《●》

Si llegaste hasta acá, tienes mi eterno agradecimiento.

Hellou! Disculpen la demora, Darlings. Todo es culpa de la universidad, pero ya terminé el semestre, así que actualizaré más seguido :3



































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❝𝖫𝗈𝗏𝖾 𝗈𝖿 𝗆𝗒 𝗅𝗂𝖿𝖾 𝗒𝗈𝗎 𝗁𝗎𝗋𝗍 𝗆𝖾❞ Shinichiro sano x fem oc Publicado : 30 de julio del 2021