Buen chico malo | Pelfi

By Purpurina_Stories

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Ella sabía que no debía acercarse a él, él sabía que no debía enamorarse de ella. Pero uno no elige a quien a... More

Sinopsis
Capítulo 1: No es para tanto
Capítulo 2: No puede gustarme
Capítulo 3: Sincronizados
Capítulo 4: ¿Arreglo?
Capítulo 5: Estúpidos sentimientos
Capítulo 6: Ellas dicen que sos malo

Capítulo 7: Abrazada a Pedro

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By Purpurina_Stories

Luego de su primer día de clases universitarias Delfi se dedicó a caminar un poco por las instalaciones con sus nuevas amigas. Ya no tenía más clases ese día, pero le pareció buena idea acompañar a las chicas hasta que sus siguientes clases comenzaran y luego irse al Roller.

Tanto las gemelas como la chica venezolana (a quien, olvidando el hecho de que debía preguntarle su nombre, comenzó a llamar Rojita, como le decían las gemelas) seguían impactadas del hecho de que Delfi conociera al "chico malo", y que fueran amigos, además. Así que, sin nada de vergüenza, comenzaron inmediatamente a bombardearla con preguntas, las gemelas más que todo.

Ella respondió gustosa todo lo que defendiera a Pedro.

—¿De dónde lo conocés? —preguntó Ada.

—Trabaja en el Jam & Roller, un lugar de patinaje y música que yo frecuento, tenemos amigos en común —respondió Delfi.

—¿Hace mucho que lo conocés? —esta vez fue Eva.

Delfi pensó un momento, no recordaba si lo conocía hace mucho, para este punto se siente como si Pedro siempre hubiera estado allí.

—Unos... ¿Cuatro años? Más o menos —respondió aun dubitativa.

—¿Ha matado a alguien?

A Delfi no solo la sorprendió la pregunta, la incomodó sobremanera. Su dulce y tímido baterista nunca haría tal atrocidad.

—No —respondió con mucha seguridad—. Claro que no.

Se sentaron en una mesa de jardín cuando se cansaron de caminar. Delfi aun fruncía el ceño.

—Perdonálas —dijo rojita—, se iban a morir si no lo preguntaban.

Ambas hermanas se encogieron de hombros y sonrieron avergonzadas. Seguidamente continuaron con el interrogatorio.

—¿Es amigable? —en algún momento dejó de prestar atención a quién preguntaba.

—Bastante, el chico más dulce del Roller. Aparte de Simón.

—¿Quién es Simón?

—Ah, un amigo de su banda —dijo al recordar que ellas no conocen a sus amigos.

—¿Tiene una banda? —preguntaron ambas sorprendidas.

—Sí —afirmó—. La Roller Band, son excelentes.

—Increíble, cuando Rojita nos habló de él nos imaginamos uno de esos criminales de películas que corrompen a las chicas buenas... Pero más grotesco —dijo Ada mirando a su hermana.

—Sí, en mi mente ara como una combinación de Hache y Kratos... Pero terminó siendo solo Hache —esto último, Eva lo dijo en un susurro solo para ella misma.

La mirada de Delfi decía de todo, estaba la confusión de lo que las chicas pensaban de Pedro y la de lo que acababa de decir Eva... ¿O fue Ada? Así que Rojita decidió intervenir.

—¡Alto ahí, locas! Yo nunca les dije nada de nadie, ustedes espiaron una conversación con alguien que ni conocen y se pusieron a indagar solitas.

Delfi no supo si fue la manera rápida de hablar o que ella también defendiera a su amigo, pero se sintió reconfortada.

—Bueno no nos pueden culpar de escuchar lo que dicen en la facultad a la que aún no entrabamos —se excusó Ada bebiendo de su cooler.

—El punto es que enseguida nos dimos cuenta de que todo era falso, el chico se veía muy dulce cuando vio a Delfi —le siguió Eva.

—Y es genial que tenga una banda ¿no están buscando una vocalista femenina? —de nuevo Ada.

—Mm, no creo, les ha estado yendo muy bien como están —respondió Delfi.

—Aw, bueno, nuestra carrera esperará —dijeron las gemelas en un espeluznante unísono— ¡Llegaremos a la cima!

Riendo las cuatro, escucharon el bullicio que causaban los estudiantes saliendo de un salón cercano, anunciando el fin de una clase y el inicio de otra, Rojita se despidió y partió al aula. Antes de despedirse de las gemelas, Delfi escuchó su nombre sonar de una voz hermosa.

—¡Delfi!

—¡Pedro! ¿Ya acabaron tus clases? —y olvidándose por completo de las otras chicas, lo recibió.

—Sí, voy al Roller ¿vos ya acabaste? ¿te llevo a tu casa? —él tampoco se percataba de la presencia de las chicas.

—Al Roller mejor, así ensayo para el open.

—Okey.

—Ah, antes, te voy a presentar, ahora sí: ellas son Ada y Eva —dejó que ellas saludaran con la mano al decir su nombre para no pasar vergüenza—, chicas, él es Pedro.

—Hola, Pedro —saludaron juntas.

—Hola, chicas, me disculpan que no me presentara antes, las mañanas aquí son...

—Raras, sí, nos dimos cuenta —respondió Ada— ¿Y qué estudiás?

Eva parecía estar en la nebulosa, pero solo su hermana lo notó. Sin embargo, reaccionó ante la respuesta del muchacho.

—Licenciatura en música y Comunicación audiovisual

—Lo mismo que Eva —la mencionada sonrió con algo de pena—, yo estudio música también, pero solo eso.

—Bueno, en ese caso les va a encantar el Jam & Roller, deberían ir un día —dijo Pedro.

—Sí, podrían inscribirse en el Open Music —Delfi estuvo de acuerdo.

—¿Qué es eso? —se unió Eva, finalmente.

—Ya les había hablado del Jam & Roller; el Open Music es un evento que hacemos allí —dijo Delfi.

—Es como un recital de música en el que los aspirantes pueden mostrar su talento —le siguió Pedro iniciando, inconscientemente, una sincronía.

—Se hace cada mes, a veces se hace con un tema en específico.

—Miembros e invitados del Roller pueden participar en él y hacer una presentación personal, en grupos o parejas, cantando o bailando.

—Generalmente no hay premios, pero se transmite en vivo cada acto.

—Además queda grabado en el sitio oficial del Roller.

—Y en el blog de mi amiga Jazmín.

—Y en el de Delfi.

—Y en el de Nina.

—Siendo los cuatro blogs bastante populares, quienes participen se hacen bastante conocidos.

—Incluso representantes de la industria musical han ido al Roller a causa de algún artista independiente que les gustó.

—Lo hacemos con ese objetivo: que sea un pequeño pasito que lleve a alguien a cumplir su sueño.

—O solo pasar el rato y divertirse.

—Delfi participa en casi todos —finalizó Pedro, a lo que Delfi sonrió orgullosa.

—Y Pedro los abre casi todos —contraatacó Delfi a su amigo que, por el contrario, se sonrojó mucho.

Aunque perplejas por la rapidez con la que hablaban y cómo parecía que se leían la mente (obviando la tremenda pregunta de quiénes son Nina o Jazmín), las gemelas sonrieron ante la oportunidad que podría presentárseles.

—Suena genial —codeó Eva a su hermana—, deberíamos ir.

—La gente por fin podría ver nuestro talento —dijo Ada pensativa—, sería increíble.

—Cuando quiera, están invitadas —dijo Pedro—. Puedo apartarles un cupo para el próximo Open por si se deciden.

—¡Gracias!

El ambiente era muy agradable hasta que, de repente, Delfi miró su smartwatch y gritó.

—¡Pedro, la 1:45!

El horario de entrada de Pedro en época de clases era a las 2pm, cosa que Delfi sabía muy bien, por lo que este también se alertó.

—¡Rayos! ¡El trabajo! —exclamó mirando su reloj (que no era para nada un smartwatch) — Fue un placer conocerlas, chicas, pero debo irme. Las veo en otra ocasión.

Se despidió y caminó rápidamente hacia su moto, seguido de Delfi que aún se despedía.

—Hasta mañana, amigas.

—Chao, Delfi —dijeron al unísono.

Cuando llegaron a la moto Delfi se tensó. No era la primera vez que viajaba en una moto y definitivamente no era la primera vez que viajaba en la moto con Pedro, pero toda su situación mental/emocional/sentimental regresó a su cabeza al pensar que tenía que abrazar a Pedro en la moto.

"Admití que te encanta abrazarlo por la espalda cuando te lleva en su moto".

Hace días, en su pijamada de emergencia, Ámbar dijo esas palabras cuando Delfi intentó negar frenéticamente que le gustase su amigo, cosa que había admitido un minuto atrás, pero se había arrepentido.

No se dio cuenta de su parálisis temporal hasta que Pedro la llamó.

—Delfi, ¿te sentís bien? —preguntó preocupado, ya sentado en el vehículo.

—Sí, sí, muy bien —respondió ella luego de reaccionar—, es que me acordé de algo y perdí la noción de todo —se excusó.

—Bueno, sin ser grosero, perdé todas las nociones, pero sentada en la moto que nos tenemos que ir —la apresuró de la forma única y dulce que él tiene.

—Ah, sí, vámonos...

Aunque reacia, terminó por subirse a la moto detrás del ojiverde, con su ya conocido protocolo, se puso el casco que este le entregó, previamente sacado del compartimiento debajo del asiento, se acercó a él y rodeó su cintura con los brazos.

—¿Lista? —preguntó en un tono travieso.

Sabiendo lo que eso significaba, ella solo asintió y tarareó una afirmación. Luego de eso, Pedro aceleró y salieron a toda velocidad y contra el reloj hacia el Jam & Roller.

La incomodidad no se iba, su mente aun daba vueltas y no podía encontrar una solución para sus crecientes sentimientos, pero no iba a negar que disfrutaba de una manera increíble estar así: abrazada a Pedro.

Al llegar a su sitio de trabajo, Pedro corrió hacia los casilleros para guardar sus cosas y reportarse a su turno, Nico y Simón iban a matarlo, sin hablar de Juliana. Delfi, por su parte, se tomó el tiempo con más calma y guardó sus cosas lentamente en su locker, mientras miraba con más concentración de la planeada cada movimiento de Pedro.

Cualquiera con un horario establecido y su trabajo en riesgo habría seguido de largo, pero Pedro no iba a dejar a su mejor amiga parada sí y ya.

—Suerte con tu ensayo, Delfi, ya me voy a trabajar.

—¡Gracias! Trabajá duro —le respondió ella.

—¡Sí!

—Pedro ¿Qué hacés con ese casco puesto? —se escuchó la voz de Juliana.

—Agh ¡Delfina!

Eso último fue un mero eco, pues él ya había salido disparado hacia la barra y le respondió en el momento que ya estaba lejos, con el casco de la moto, que ella no le mencionó que no se había quitado, puesto aún en su cabeza. Río por lo bajo, porque él cree que fue a propósito, pero la cabeza de ella está más abrumada aún que la suya.

Al quedarse sola, Delfi decidió tomarse un momento para procesar lo que estaba en su cabeza. Pensó que patinar ayudaría así que, de forma casi automática, sacó sus patines del locker y se sentó en la banca a ponérselos, pero no pudo, solo se quedó allí mirando hacia la nada, sin poder aclarar su mente.

Algo tenía claro: estaba desarrollando sentimientos hacia Pedro, el problema es que no es consciente de cuán desarrollados están estos sentimientos y, lo más importante, no sabe cómo deshacerse de ellos. Porque sí, debía sacase esa absurda idea de la cabeza, debía destruir esos sentimientos.

No es que ella piense que Pedro no es el indicado, a sus ojos él es el ser más puro y el mejor partido del universo, mejor que todos los niños ricos y mimados que pueda conseguir su papá, lo pone por encima de Chris Evans, incluso. Lo cual es mucho decir porque Delfi ama a Evans.

Pero si se llegara a enamorar de él y él de ella no, no solo iba a sufrir y a rompérsele el corazón, sino que su amistad saldría perjudicada y eso era lo último que quería, prefería casarse con uno de esos ricos mimados antes que perder a Pedro.

Pero ¿Cómo? ¿Cómo deshacerse de un enamoramiento? ¿Cómo si era el primero que sentía? ¿Cómo si hablábamos del chico más lindo del universo?

"Ya basta, Delfina." Se abofeteó mentalmente a sí misma.

Tan perdida en sus pensamientos estaba que no notó la presencia de sus mejores amigas que la miraron como si hubiera perdido la cabeza, cosa que no era tanta mentira.

Aprovechándose de la situación, Ámbar decidió sacar la maldad que no había usado en todo el día.

—Decime, Pedro ¿qué tan bonita se ve Delfi cuando está perdida en la nebulosa? —dijo en voz alta y llena de malicia.

—¿Qué? —Delfi reaccionó.

De la sorpresa y lo abrupto, Delfi literalmente se cayó de la banca, sentada en el piso, mientras Ámbar se reía a carcajadas y Jazmín intentaba controlar su propia risa.

—Ay, Delfi, tenés suerte de que no tenía la tablet encendida porque me ibas a dejar de hablar si te grababa —comentó Jazmín mientras Delfi se levantaba—, y sería horrible vivir sin mí.

Ambas, Delfi y Ámbar, la miraron con curiosidad y algo de diversión, olvidando la situación por un segundo que no duró mucho.

—Ya en serio, Delfi, decime que no estabas así por la persona que yo mencioné —preguntó Ámbar, ya calmada, sentándose a su lado.

—Y si te digo que no, ¿qué pasa? —preguntó ella con vergüenza.

—No te creería nada —admitió la rubia.

—Ya sé —dijo sin más, dejando caer su cabeza en el hombro de su amiga.

—Ay, amiga —suspiró Jazmín mientras se sentaba al otro lado para acariciar la espalda de Delfi.

—¿Qué hago? Díganme qué hago —ella no lloraría, pero parecía que quería hacerlo— ¿Cómo te deshaces de esta clase de sentimientos? ¿Cómo en esta situación?

—Ya va, pero ¿no habías dicho que no sentías nada por Pedro?

De nuevo, Ámbar y Delfi miraron en simultaneo a Jazmín, esta vez fulminándola con la mirada, aclarando lo fuera de lugar que estaba. Ella, siendo ella, solo miró a otro lado y fingió que no había dicho nada.

—Ok, creo que es mi deber aclarar que era OBVIO —recalcó Ámbar mirando a Jazmín— que sí sentís algo por Pedro. Pero, ¿es realmente tan fuerte que vos, Delfina Alzamendi, no lo podés resolver?

—Ella tiene un punto —exclamó la pelirroja— acordate cuando te derretías por Gastón y un tal Oliveiro, que conociste en un avión y te miró bonito, hizo que lo olvidaras.

—Es diferente, Jazmín, lo que yo sentí por Gastón era puro capricho —aclaró Delfina— y Oliveiro me trató bien en un momento que nadie lo hacía, fue más que una mirada bonita.

—Desearía haber conocido a Oliveiro —dijo Ámbar saliéndose del tema.

—Sí, yo igual —Jazmín estuvo de acuerdo.

—Les habría encantado, es super in —reconoció Delfi.

Notando que la conversación se había salido de contexto, fue la rubia quien las hizo reaccionar y las sacó de su ensoñación con el brasileño hippie del avión.

—Ok, ya, enfóquense, tenemos un tema serio aquí.

—¡No! —suplicó Delfi, recostándose esta vez en el regazo de su amiga—déjame seguir soñando con cuando no me gustaba Pedro.

—Amiga, no tenemos opción —ambas chicas le acariciaron el cabello mientras la rubia hablaba—, tenés que hacer algo ya, o vas a tener este sentir nefasto por siempre. No podés simplemente dejar de ver a Pedro como aquella vez hiciste con Gastón.

—No quiero dejar de ver a Pedro —admitió— y mis sentimientos con él no son nefastos.

Recibiendo un leve golpe en la pierna por parte de su mejor amiga, Ámbar solo frunció el ceño y siguió desenredando su cabello.

—Ese sentir no —dijo rodando los ojos—, este sentir —aclaró tocando su cabeza—. Estás hecha un huracán de emociones, tenés que arreglarlo o vas a colapsar.

—¿Y cómo? Vos misma lo dijiste, no puedo dejar de verlo, está en el Roller, está con mis amigos porque también son sus amigos, y no saben, también está en mi universidad —Delfi se incorporó y comenzó a ponerse los patines con furia—. Y es mi mejor amigo, por cierto, ¿cómo resuelvo esta situación?

—Bueno, para mí, a este paso se te va a hacer más fácil enamorar a Pedro que desenamorarte de él —dijo Ámbar ya rendida— te estás ahogando en un vaso muy chiquito.

—Y no mejorará cuando tengás que verlo de vestuario en vestuario y cantando para los videoclips.

Por tercera vez ese día, Ámbar y Delfi miraron en simultaneo a Jazmín, esta vez con confusión, como de verdad no supieran de lo que hablaba, aunque solamente no lo recordaban.

—¿Qué? —preguntó ella aún más confundida— No me digan que olvidaron los videoclips que Delfi tiene que grabar con la banda para que Videa les de reconocimiento?

Con tanto en la cabeza, Delfi había olvidado por completo ese detalle y que, aun después de la crisis del matrimonio arreglado, había quedado con Juliana en que sí iba a grabar con los chicos.

—No puede ser, Jazmín —abrió mucho los ojos cuando cayó en cuanta de eso—, no puede ser, no puede ser —se levantó y patinó sin cuidado por el pequeño lugar—, lo había olvidado, Juliana me va a matar.

—Ok, no sé si el recordatorio fue bueno o fue malo —por la mirada de Ámbar y el desespero de Delfi, supuso que fue malo.

—Ay no, tengo que arreglar cientos de cosas, los vestuarios, las escenografías, las cámaras, me voy a morir, no sé si pueda con esto —dijo Delfi con suma rapidez.

—¿Poder con qué?

—¡Pedro!

Ante la aparición del pelinegro, Delfi resbaló con los patines y cayó sentada en el regazo de Jazmín, que la rodeó instintivamente con los brazos.

—Delfi, ¿estás bien? —Pedro se asustó con la reacción de ella.

—Sí, sí, no te preocupés —intervino Ámbar, sabiendo que Delfi no podría responder—, un pequeño problema que ya se está resolviendo.

—Es que Delfi parece muy preocupada, ¿qué clase de problema? ¿está todo bien?

—Todo perfecto, solo asuntos de intimidad femenina —soltó la rubia con naturalidad.

A los otros tres, sin excepción, se les subieron los colores, Pedro de incomodidad, Jazmín de confusión y Delfi de vergüenza. De todo lo que se le pudo haber ocurrido.

—Ah bueno, yo entonces, eh —Pedro se pegó con un locker intentando huir— yo, las dejo ¿está bien?

—Todo está bien —respondió Ámbar aun con total calma.

—Ok... Ok... ¿Delfi? —preguntó Pedro poco convencido.

—Sí, todo está bien...

La respuesta de Delfi fue vacía y apagada. Definitivamente algo le pasaba, y no se refería a intimidad femenina. Pero Pedro decidió descubrirlo en un momento menos incómodo y, con un movimiento de cabeza, se fue.

—Ok, no sé si es el peso en mis piernas, pero eso fue muy incómodo —dijo Jazmín una vez se hubo ido.

—Ni lo digás, no sé de dónde me salió eso, pero funcionó... Creo... ¿No, Delfi?

—¿Así se siente? —dijo tocando las manos de Jazmín— No siento nada porque se que sos vos, Jaz... Pero... ¿Pedro tampoco siente nada cuando soy yo?

Captando de que hablaba de sus paseos en moto, Ámbar dijo lo que estaba en su mente.

—Me voy a arrepentir de esto... Pero ¿estás segura de que querés dejar de sentir lo que sentís por Pedro?

—No sé —Delfi tenía los ojos cristalinos—. Yo creía que sí, pero a veces pienso que lo único que realmente quiero es estar como hace un rato —sujetó fuerte a su amiga pelirroja—: abrazada a Pedro.

El primer verdadero enamoramiento de tu mejor amiga se supone que es una montaña rusa de emociones, pero no imaginaron que sería así. Solo las Chicas Chic saben realmente por lo que pasa Delfi, no quieren presionarla a nada, pero solo desean que sea feliz. Odian ver a su amiga de esta manera.

—Bueno, no me visto tan feo ni soy tan baja, pero cuando vos querás podés quedarte abrazada a Jazmín.

Tanto Delfi como Ámbar rieron de alivio al escuchar eso, la tensión se disolvió un poco y decidieron hacer exactamente eso, se abrazaron.

—Gracias, chicas —dijo Delfi en medio del abrazo grupal—, gracias.

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Hey guys!! No saben lo dificiles que han sido estos meses -_- ni siquera tengo animos de excusarme, pero puedo disculparme por la tardanza. Tendré algunos días libres (y no por buenas razones :) ) así que espero poder tener más tiempo para escribir, tal vez no actualice taaaan seguido, pero al menos quizás avance algo.

Gracias por la paciencia (a aquellos que aun me la tienen... Los que no, me disculpo de cora)

Sin más, disfruten la lectura, espero haberlo hecho bien.

I love you, guys!

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Purpurina✨✨

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