bad boy โ”โ” [#1] jeon jungkook

By thebidoom

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โ”โ”๐—•๐—”๐—— ๐—•๐—ข๐—ฌ โel chico malo no era tan maloโž Jeon JungKook quiere esconder sus problemas detrรกs de su fa... More

ใ€Œ BAD BOY ใ€
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Choi EunRin

—¡EunRin! —una voz a la lejanía del pasillo me hizo voltear con una sonrisa al saber quién era.

—¡JiMin! —le devolví el saludo con una sonrisa y levantando tanto como pudiese uno de mis brazos.

Llegando a mí me sonrió colocando sus mano en los bolsillos de su saco.

—¿Sabes algo de Cleo June? Hoy no vino y se supone que practicaríamos juntos, pero no responde los mensajes.

Inmediatamente saqué de mi bolsillo mi celular, viendo ya en la pantalla de bloqueo que no tenía alguna notificación de ella.

—A mí me habló en la mañana para decirme que faltaría porque tiene pulmonía. Pero tampoco respondió mi último mensaje. —dije y volví a guardar mi celular.

—¿Pulmonía?

—Sí. Pobrecita, ¿no? —lo miré preocupada.

—¿Sabes que la pulmonía es una infección en los pulmones? —¿eso era malo? Sonaba malo. Pero, sin tener idea de nada, ladeé mi cabeza— No puedes tener pulmonía de un día a otro, Rin.

—¿Insinuas que CJ miente? —entrecerré mis ojos y fruncí exageradamente mi ceño.

No me parecía correcto que, en caso de que CJ estuviese agonizando, JiMin la tratara de mentirosa. Que mal amigo.

Él suspiró.

—Olvídalo, sólo...

—¡Oh! ¡Hablando de CJ! —rápidamente mi estado de ánimo surcó los cielos en alegría y emoción, dejándolo él confundido— ¿Sabes que se acerca su cumpleaños?

Sus ojos se abrieron aún más en sorpresa.

—¿En serio? —yo asentí eufórica— ¿Cómo lo sabes?

—Lo tengo en mi libreta de cosas importantes que... evidentemente no tengo ahora. —reí— ¡Pero te juro que lo sé! Pensaba en que le podíamos hacer algo lindo para ella.

Pareció pensar unos momentos, pero luego asintió sonriente.

—¿Qué tienes en mente?

—¡Nada! —levanté ambos brazos feliz— No tengo idea qué podríamos hacer. Pero estoy pensando en un regalo para ella.

—Un regalo... —repitió bajando su mirada, divagando con ella en el suelo— ¿Qué crees que podría darle?

Aww, que tierno. Quiere regalarle algo bonito.

—Pues... —colgué mi mochila en un sólo brazo, así con más facilidad la abrí y saqué un papel, el cual puse a escasos centímetros de su cara— ¡Tenemos ofertas en ramos de rosas de los colores que tú quieras! ¡Y hay mucho más!

Él tomó el volante con nuevos precios de ofertas en la florería de mis padres y lo miró unos segundos, luego a mí.

—¿Tratas de hacer que compre en tu local?

—Mamá y papá siempre me piden que les haga publicidad. Lo siento. —solté una pequeña risita— Pero a CJ le gusta... —pensé unos momentos sosteniendo mi mentón, porque en televisión eso hacen las personas cuando piensan, y yo soy una persona— los nachos, los gatos, Justin Bieber, la música, Ironman, el chocolate.... Mmm...

Habían muchas opciones.

—¿Entonces...?

—¡Ya sé! ¡Puedes disfrazarte de Ironman con orejas de gato cantándole una canción de Justin Bieber con una guitarra de chocolate mientras lanzamos nachos a su alrededor! Sería el regalo perfecto. —entrelacé mis dedos, mirando a la nada e imaginando la situación. A CJ le encantaría.

—Sí... Lo tendré en consideración. —dijo rascando su nuca y con una sonrisa que parecía estar sufriendo.

¡Está tan emocionado como yo!

—¿Podríamos comentarles a los chicos e ir pensando opciones? —propuse.

—Es una buena idea.

Su apoyo me hizo chillar de alegría, haciendo un pequeño baile que consistía en menear mis caderas al mismo tiempo que sacudía de un lado a otro mis manos hechas puños.

»¿Te emociona el cumpleaños de CJ? —preguntó divertido.

—¡Por supuesto! ¡Es mi mejor amiga! Nunca tuve una. —dije esto último con un susurro que no perdía la emoción, cerrando mis puños a la altura de mi pecho.

—Eres una buena amiga, Rin. —amplió su sonrisa, dejándome ver ahora sus dientes, mientras una mano suya viajaba a mi cabeza y trás dejar una pequeña caricia en ella se despidió.

Camino a mi casillero fui marcando un ritmo de pasos exagerados, demostrando mi felicidad con ese extraño pero divertido baile. Disfrutaba de algunas miradas que se volteaban a verme, como si nunca hubiesen visto a una persona feliz en su vida. Dándome igual las juzgantes personas en el pasillo continué, hasta que, a punto de bajar las escaleras, veo a JungYul subiendolas.

Emocionada pegué un pequeño salto y bajé casi corriendo como lombriz en tierra seca. Hacía tiempo que no la veía, pareciera que la capa de ozono se la había tragado.

—¡Yul! —llegué con una sonrisa ferente a ella, encontrándonos ambas en el descanso de las escaleras— ¿Cómo estás? Hace tiempo que no te veía. —no recibí ninguna respuesta de su parte, su mirada sólo se desvió a una de las esquinas inferiores— Sé que tienes nuevos amigos, HoSeok me lo contó. Estás arrasando en popularidad. Me alegro de que te...

—¿Puedes sólo callarte un momento? —aquél tono de voz me resultaba extraño, porque nunca la había oído a ella usarlo.

—¿Pasó algo? —pregunté preocupada de que se sintiera mal por algo.

Su mirada, extrañamente intimidante, me miró directo a los ojos. Nunca creí que JungYul pudiese tener una mirada tan fría.

—Si dejarás de hablar un poco y te concentraras por una vez, te darías cuenta de que yo no estoy feliz de verte.

Por unos momentos la miré, tratando de entender a qué se refería y por qué. Regresando hacia atrás, no recuerdo haber hecho algo malo.

—No entiendo...

—Qué sorpresa. —rodó sus castaños ojos.

Creo que está molesta por algo.

—¿Estás molesta? ¿Por qué?

—No lo sé. Tal vez sea porque mis últimas citas con HoSeok han sido canceladas o interrumpidas por ti. —dijo y se cruzó de brazos.

¿HoSeok? ¿Citas? ¿Desde cuándo salen que ni siquiera me enteré?

—Te gusta... —antes de terminar me interrumpió.

—¿Acaso no soy lo suficientemente obvia? ¿Debo utilizar un cartel que lo diga? Sí, tal vez ridiculizandome sería la forma de que lo supieras, porque tu sabes mucho de eso, ¿no? —dió un paso al frente algo brusco, lo que me hizo retroceder.

La sentía agresiva y no me estaba gustando. No me imaginé que JungYul pudiese ser así de hostil con lo calmada y dulce que siempre es.

—Yo... No sabía que tuvieras citas con HoSeok. Tampoco quisiera arruinarlas.

—¿De verdad? —rió— Porque pareciera que sí. Que sabes exactamente los momentos en los que estoy con HoSeok, porque tú siempre apareces como mosca fastidiando alrededor. —dijo y comenzó a enumerar con sus dedos— O se cancelan nuestras citas, o le mandas cientos de mensajes en ellas, o cruzandomelo simplemente en el pasillo llegas a interrumpirnos. Molestas, EunRin.

—¿Pero por qué no me lo dijiste?

—Me parece estúpido tener que decírtelo directamente, ¿Acaso no entiendes una indirecta?

¿Qué indirectas?

—Es que no las entiendo... —poco le importó lo que decía, sólo continuó hablando.

—Y para colmo es que asfixies tanto a HoSeok y lo tortures de esa forma para al final no querer nada con él.

¿Qué? Ahora entendía menos, ¿Cómo que torturar a HoSeok? Si él siempre es feliz conmigo. Actúo con él igual que desde el mismo momento que lo conocí.

—¿De qué hablas?

Mi pregunta pareció enojarla más. Cerró los ojos y suspiró de forma ronca.

—En serio me estresas, Choi. —dijo al mirarme a los ojos otra vez. Seguidamente me pasó por al lado— Salte del medio de una vez. —agregó.

Confundida por lo que acababa de pasar la observé terminar de subir el último tramo de las escaleras. Sentía una molestia en mi interior al darme cuenta de que acababa de pelear con una amiga y que ella está enfadada conmigo. Pero nada de lo que hice fue a propósito, no era mi intención estorbarle o algo por el estilo.

Me preocupaba generar un conflicto, eso es lo que menos quería.

Emití un pequeño gruñido cuando el brusco choque de mi hombro con el de otra chica, que prácticamente me pasó por encima, me sorprendió. Apenas volteó a verme con con una torcida sonrisa, reconocí la oscura pero burlesca mirada de HaNeul, y rápidamente retomó su camino detrás de JungYul.

Las chicas son intimidantes.

...

Kim Cleo June

—¡Por fin! —festejé al ver a JungKook entrar por la puerta de mi habitación con una mochila. Él dejó ir una pequeña risa al ver la celebración que hacía únicamente con mis brazos.

Todo el día de hoy fue aburrido y de lo interesante no pude ser parte. No fui a la escuela (eso es bueno pero malo) y estuve casi todo el día en mi habitación porque mamá me prohibió levantarme por culpa de mis patitas dañadas. Mientras tanto, JungKook se fue a hacer ese interrogatorio que por cómo se veía, parece haber salido bien. Porque claro, es el cerebrito estrella, de seguro lo controló como un campeón.

Luego tuvo que esperar a que llegara mi padre del trabajo, lo llevó a su casa y así recoger algunas cosas suyas.

En parte estuve preocupada de que al volver a esa casa, no sé, recordara cosas feas y yo no estuviera ahí para calmarlo. Pero él se veía tranquilo.

—¿Por qué tan feliz? —preguntó él con su sonrisita.

—Uno, porque estaba aburrida. Dos, necesito que me prestes tu cargador porque el mío se rompió.

—Creí que dirías que me extrañaste.

—El «estoy aburrida» es casi lo mismo. —dije y él hizo una mueca, pero yo comenzaba a impacientarme— ¿Me vas a prestar tu cargador o no? Mi celular está muerto.

Puso sus ojos en blanco. Pero bueno, como si no supiera que soy una insoportable. Rebuscó en uno de los bolsillos de su mochila y de ahí sacó el cable blanco que necesitaba.

—¡Oye! ¡No lances las cosas! —me quejé cuando la parte más pesada del cargador golpeó mi cabeza.

Como sea. Por fin pude conectar mi celular y cuando recibí la señal de que estaba cargando, lo encendí. Durante todo el día lo tuve apagado y sólo esperaba que EunRin le dijera a JiMin por qué falté hoy. Fue entonces sentí la presencia de JungKook sentarse frente a mí en el costado de la cama; dejaba a sus brazos cargar con el peso de su cuerpo mientras él se inclinaba hacia atrás. Y me miraba.

Una ceja mía se levantó curiosa.

—¿Qué pasa?

—Yo sí te extrañé. —soltó mirándome a los ojos.

El efecto de JungKook en mí era mágico. Podía tenerlo todos los días diciéndome «hermosa» y nunca me acostumbraría, siempre iba a sentir toda mi piel erizarse y a mi corazón retumbar más rápido dentro de mí. Eso es lo que me pasa con cada cosa bonita y tierna que me dedica con sus sonrisas. Sí, sonrisas como las de ahora.

Avergonzada le evité la mirada, bajándola a mi celular ya prendido y yendo a ver todos los mensajes en él.

Uy, uy, me siento deseada y popular.

—Ay, no me quieras hacerme sentir mal, no lo vas a conseguir. Y ni siquiera fue tanto tiempo, Jeon.

En parte él debía dejar de encapricharse tanto. Me dice esto únicamente porque no lo recibí con una fiesta de tambores y cantándole lo mucho que lo extrañé.

No. Por favor, Jeon JungKook. No es necesario.

Él resopló, ya sabía que por más berrinche que hiciera yo no le iba a hacer caso. A veces quiere exceso de atención.

Lo miré unos momentos y noté su carita decaída, no sé si por mí o por todo el estrés que debió haber estado cargando todo el día.

Bueno, debo ser comprensible. JungKook está pasando un mal momento, Cleo June, debes darle atención para que se sienta bien.

Oh, genial, ahora me siento mal de rechazarle el cariño. ¡Genial! Ahora me siento peor por andar cambiando tanto de emociones. Eso sólo significaba que me tiene que estar por venir.

Aún así, estuvo muy mal. CJ mala.

—¿Te sentiste bien? —pregunté y el volteó a verme. Difícilmente podía ver sus ojos, así que acerqué mi mano para despejarlos— Quítate el pelo de la cara, no me deja ver tus ojitos.

—¿Estuviste tocando? —señaló la guitarra a un lado de mi cama.

Hacía tiempo que no la tocaba exclusivamente para mí, así que sí, toqué un poco.

—Me estaba aburriendo. —expliqué con simpleza.

—¿Qué tocaste?

Me detuve un momento a pensar porque no, no había tocado nada en específico, o al menos eso creía. Hasta donde sé anduve tocando cualquier melodía que se me venía la mente.

—Cosas sin sentido. —resumí. Tomé la guitarra otra vez, pues noté la fija mirada de JungKook en ella y supuse su interés, así que se la ofrecí— ¿Quieres tocar?

—No sé hacerlo. —dijo despegando sus ojos del instrumento y mirándome a mí.

—Así se empieza en todo. —insistí y él dudó. Miró nuevamente la guitarra en mis manos y luego a mí, alzando yo mis cejas en forma de aliento a hacerlo. Entonces lo hizo, tomó la guitarra sin saber cómo exactamente y tocó— Eres malísimo. —reí al oír el desafinado y desorganizado sonido, recibiendo así su mirada molesta— ¿Qué? Era momento de que yo te lo dijera. Pero mira el lado bueno, sabes tocar el piano y yo no. —me defendí.

Para ser sincera, esperaba mucho más de él. O sea, sólo faltaba que el desgraciado fuera un prodigio de la guitarra también. Afortunadamente no lo era, ese título era mía y podía presumirlo con orgullo.

—Creo que esto es lo tuyo. —me la devolvió. Pero por supuesto que lo era—¿Qué música te gusta? —preguntó de repente y sin mirarlo sonreí, porque creo que nunca nos habíamos detenido a hablar de nuestros propios gustos, una charla normal para cualquiera.

—Es muy variada. —respondí luego de que en menos de cinco segundo toda mi playlist se atravesara por mi mente— Hasta mi favorita depende del día y cómo me siento. —reí levemente porque, sí, si un día me siento triste, mi canción favorita será una triste y dependerá de la razón por la que esté triste— ¿Y a ti?

Ya que sacaba el tema, ahora me daba curiosidad a mí saber su canción favorita, si es que no es como yo.

—Tampoco tengo favoritas. —oh, sí es como yo— ¿Cuál es tu favorita ahora?

—Pues... —lentamente fui dejando a un lado la guitarra— EunRin me estuvo mostrando canciones de un grupo de aquí llamado twice.

—No me jodas... —se me hizo graciosa su reacción. Parecía padre de familia frustrado por no poder ir al partido de su hijo, ¿Quién verá el gol del pequeño Chayanne?— TaeHyung escucha eso todo el tiempo.

Meramente por molestarlo sonreí y me colgué de su brazo, acercándome a su oído para cantar de una forma muy potente.

¡You have stolen my heart! ¡Oh, yeah! —me detuve por unos momentos para ver si cara de fastidio— Never let ti go-oh-oh.

—Basta.

Y continué.

No, never let it go oh oh oh. —le fui dando pequeños empujones mientras cantaba, hasta que escucho un resoplido de su parte— ¿No te gusta mi dedicatoria romántica? —cuestioné ofendida, porque nunca había sido tan romántica en mi vida.

—Estoy harto de ella. TaeHyung me la dedica casi todos los días.

Dios, TaeHyung está en todo. Hasta pensaría que en algún momento de su vida fueron novios. Plot twist, HaNeul no era el obstáculo.

—Pero yo no soy TaeHyung, JungKook. —me quejé dándole otro empujón, aunque rápidamente volví a abrazarlo— ¿Y tú que canción me dedicas a mí?

—No sé.

—¿Cómo que no sabes? —no sé si me ofendía más la respuesta o que no siquiera haya hecho un mínimo esfuerzo de pensar una canción— ¿Ni un «Baby» de Justin Bieber?

—No. —confundida lo miré por su respuesta tan cortante. Hasta quitó su brazo de entre los míos y se acostó en mi cama dándome la espalda.

Detesto cuando me pongo romántica y me rechazan.

—¿Y ahora por qué andas así?

—Dije que te extrañé y no te importó. —más que molesto, lo oía como un mocoso. Quiso ignorarme y se concentró en la pantalla de su celular.

Oh, ¿Era venganza?

—No te pongas así, Jeon. —me le acerqué, apoyando mi mentón sobre su brazo, pero no recibí respuesta— Is it too late now to say sorry?

—¿Me tratas de persuadir con la frase de una canción de Justin Bieber? —por primera vez volteó a verme y yo sonreí, acercándome más a su rostro.

¡I'm Sorry! —grité casi en su oído afirmando a su pregunta, pero en ningún momento me despegué de él— ¡Sorry!

—Para de una vez. —intentó empujarme, pero ni siquiera usaba fuerza para ello.

Yeah, I know that I let you down! Is it too late to say I'm sorry now!?

Mis muy persuasivos métodos de disculpa se vieron interrumpidos por el vibrar de su celular. Me alejé de él para darle espacio a acomodarse y responder su celular, mientras yo pensaba en alguna otra canción de disculpas. Sabía que debí haber tomado esas clases de español para poder cantar las canciones de Chayanne.

Jeon JungKook

—Jeon JungKook, ¿Por qué no le contestas el teléfono a HaNeul? —lo primero que recibí fue un regaño.

—Hola también, TaeHyung. —respondí sarcástico y continué contestando a su pregunta— No quiero hablar con ella.

—¿Por qué? ¿Porque discutieron? —bufó— No van a arreglar nada si te pones así.

—Lo arreglaré cuando yo quiera.

—No te pongas como niño odioso, JungKook. ¿Vas a dejar que una discusión los hagan pelear de esa forma? Siempre piensas con la cabeza fría, hazlo ahora.

Esto comenzaba a estresarme. Sé que TaeHyung lo hace por el bien de los dos, no quiere que HaNeul y yo peleemos por estupideces. Pero ahora mismo, con todo lo que estaba pasando, ese era el menor de mis problemas.

—Ahora... —suspiré— Ahora no puedo, TaeHyung.

—¿Por qué?

—Pasó algo... con mi madre.

Apenas decir ello lo pude escuchar alterarse.

—¿Algo? ¿Grave? ¿Muy grave?

—Ella... —el flash del recuerdo me hizo trabarme— Ella está en el hospital.

—¿¡En el hospital!? ¡JungKook, dime qué sucedió! ¿¡Necesitas ayuda o algo!? ¿¡Quieres venir a mi casa!?

—Fue mi culpa. —dije en un nada informante resumen— Pero ahora mismo está estable y la internaran en un centro de salud mental.

—Tú... —sabía lo sorpresivo que era esto para él— JungKook, ¿Estás bien?

—¿Podemos hablar de esto después? —pedí, sabiendo perfectamente que me entendería. Al menos así tendría algo menos por lo qué preocuparme por ahora.

—¿Quieres quedarte en mi casa mientras tanto?

Sonreí por su gesto. Ya que no me veía debía aprovechar para expresarme.

—Ya tengo donde quedarme, descuida.

—¿En serio? ¿Dónde?

Ahí mismo me maldije.

—Ah... No importa. Ya debo colgar. —traté de cortar la conversación lo antes posible.

—Bien. Entonces no te seguiré molestando. Adios.

—Adios. —dije para seguidamente oír la llamada ser cortada.

Suspiré al saber que debía arreglar todo esto con HaNeul, pero bien. Esto no era algo que simplemente pudiese continuar y debía pararlo antes de que en el futuro fuese algo peor.

Quiero a Cleo June, la quiero a ella a mi lado. Para eso, para darle a ella el lugar que se merece, debo terminar de una vez con HaNeul.

Ese simple pensamiento me había estremecido la piel. No era que no quisiese hacerlo, sinó que me asustaba lo que pudiese pasar. HaNeul tiene y por años ha tenido un lugar importante en mi vida, y yo en la de ella. Pero desde el inicio nuestra relación había sido un mero consuelo para ella, porque yo sabía que no estaba bien y creí que de esta forma la ayudaba. No me molestaba saber que nuestra relación no estaba formada ni sostenida por el amor romántico de una pareja porque nunca creí que llegaría a sentir eso por alguien.

Una cálida presencia me envolvía, y sabía que se trataba de ella.

—No fue tu culpa. —me susurró al oído.

Pero de repente llegó ella. Kim Cleo June apareció de la nada y, sabiendo que no soy la mejor elección, está conmigo. Ella llegó a cambiar todo eso, a demostrarme que yo también necesitaba a alguien que me contuviera. Le importé a pesar de lo mal que nos llevabamos. Me abrazó a pesar del idiota que soy. Me quiere a pesar de todo lo que contamina mi vida.

No le puedo encontrar motivo lógico a ello. ¿Por qué después de tantas cosas malas recibía algo tan bueno como ella? ¿Por qué si la vida ya me demostró mil veces que no puedo ser feliz?

Por alguna razón, alguien como ella podía sonreír junto a alguien como yo. La veía genuinamente feliz conmigo a su lado. ¿En serio yo podía hacer eso?

No sé qué ángel se haya apiadado de mí para ponerla a ella en mi camino, pero le estoy infinitamente agradecido. Y por esta oportunidad que me había dado, debía saber apreciarla.

You know you love me.

Con una risa aireada terminé de disipar esos pensamientos.

—¿Es en serio? —la miré de reojo.

I know you care. Just shout whenever. And I'll be there. You are my love. You are my heart. —aunque fuese la letra de una canción, esas palabras me llenaban de un calor cosquilleante— And we will never ever, ever be apart. —cantó rozando repetidas veces su nariz en mi mejilla.

Ante el cosquilleo y el significado de esas palabras traté de ocultar mi rostro avergonzado.

—Eres una pesada. —dije con falsa indiferencia.

—Estoy siendo cariñosa. —chilló indignada restregando su mejilla con la mía.

Claro, pero cuando yo soy cariñoso ella puede maltratarme.

—Yo también lo fui y me trataste mal.

Repentinamente se separó de mí y se oyó débilmente el ruido de la piel de mi brazo ser golpeada por su palma.

—Por eso te canté Sorry. ¿Por qué no aprecias nada, Jeon?

—¿Yo? Nunca dejo de abrazarte y te dije que te extrañé. —ahora quién se volteaba ofendido era yo— Tú no aprecias nada.

—Yo siempre te ando dando mimos y tú me empujaste en el gimnasio.

—¿Vas a empezar con eso otra vez?

—Yo perdono pero no olvido, Jeon. —se cruzó de brazos dedicándome una mirada matadora.

—En ese caso tú me vas rompiendo dos celulares. —la señalé.

—Tú coqueteaste con una repartidora. —esto había superado. Miré hacia otro lado y resoplé fastidiado. Pronto la sentí volver enrollar sus brazos en mi cuello soltando una risa traviesa— Te estresé.

No es ninguna novedad.

—Siempre lo haces.

—Pero te gusta. —la sentí reforzar su abrazo.

Sentir cada vez más su cuerpo pegarse a mi espalda terminaba de persuadirme y caer rendido a ella.

—Lamentablemente.

—Tú también me estresas, bebé llorón. —dejó un beso en mi mejilla y pronto cambió a otro tema de conversación— Por cierto, ¿Cómo te fue?

—Ya te dije que salió bien.

—No me refiero a eso. —giré a penas mi cabeza para darle una mirada confusa— Al ir a tu casa, ¿Cómo te sentiste?

Recordé el momento en el que entré con el señor Kim, no me dejó siquiera acercarme a la cocina. Por primera vez en mucho tiempo había visto la casa iluminada por luz natural, pero ni los reflectores más potentes podrían quitarle la oscuridad que por naturaleza ya poseía; seguía siendo igual de inquietante y sombría.

Sí, me había sentido mal al estar ahí otra vez. Inevitablemente no pude evitar recordar el momento en el que entré a esa cocina y vi la imagen más desgarradora a mi alma. Pero traté de evadir todos esos pensamientos, porque sabía que Cleo June no estaba conmigo y si comenzaba a llorar no tendría sus brazos para refugiarme. En un momento como ese, en el que hiciese pedazos, sólo me permitiría ser contenido por sus brazos. Sólo ella podía confiarle cada pedazo de mi alma rota.

—Supongo que no estuvo tan mal. —inmediatamente me sentí culpable de mentirle.

—¿Aún sientes miedo?

—Bastante. —susurré.

—¿Y qué harás?

—¿Con qué?

Dejó unos pequeños segundos en silencio—¿La visitarás?

Me preguntaba eso a mí mismo y la inseguridad comenzaba a apoderarse de mí. No tenía idea de la respuesta a ello, ¿Debería ir a verla? Yo quería, pero...

—No creo que ella quiera verme.

Si mamá iba a comenzar su rehabilitación creo que lo mejor sería desaparecerme de si vida para siempre, así ella podría superar el gran trauma que he sido yo durante toda mi vida.

Por más que me duela. Lo que yo quería era ver a mi madre, sonreírle y que ella pudiese devolverme el gesto. Eso no iba a pasar. Yo no podría ver su sonrisa porque no me la merezco.

—¿Y tú a ella sí?

—Yo sólo quiero verla bien.

Por una fracción de segundo me la imaginé, me imaginé a mamá como una mujer normal y sonriente. Aquél pensamiento hizo feliz.

—Si cambias de opinión, sabes que yo estaré contigo en lo que sea. —murmuró en el más dulce consuelo.

Lo sabía perfectamente. Sé que ella está conmigo.

...

Kim Cleo June

Okey, hoy sí debo levantarme de la bandita cama e ir a estudiar.

El día de ayer fue aburrido, pero no tanto gracias a la compañía de JungKook, con quien me la pasé gastando mis horas en ver malas películas de terror. Era tierno ver como él quería asegurar mi bienestar y comodidad en todo momento, preguntando si tenía hambre, si sentía frío, o si simplemente quería que me lleve afuera a tomar aire fresco.

Pero los días libres se terminaron, porque mis patitas ya estaban bien y hoy debía encarar por mi futuro dudoso. Por lo menos había que intentar tener uno.

Ahora mismo me encontraba caminando por los pasillos con una alterada EunRin que me contaba sus preocupaciones.

—Y es que mi hermano me dijo que no tenía semillas y me la comí. Pero sí tenía semillas. Entonces, ¿Me puede crecer una planta de sandía en mi pancita? —preguntó abrazandose a sí misma con miedo— Pareceré una embarazada. ¿Cómo la van a quitar?

—Conocí a alguien que le sucedió eso. —mentí reteniendo una risa al ver su cara alarmada, preguntándome qué fue lo que sucedió— Tuvieron que abrirle el estómago, pero fue demasiado tarde. La sandía había enredado sus hojas con el resto de sus órganos... ¡y explotaron!

—¡Aaah! —chilló tapando sus oídos aterrada— ¿¡O sea que voy a morir!? —ahora sí me había permitido reír en voz alta.

—Estaba bromeando, Rin. Así no funcionan las plantas.

Extrañamente comenzó a reír, sorprendiendome de su repentino cambio de humor. Hace apenas unos segundos estaba a punto de llorar del miedo y ahora reía de mi "buen chiste".

Adoro que Rin sea una mente tan abierta.

—Por cierto, me pasó algo raro ayer. —soltó de repente.

—¿Raro cómo?

¿Qué es raro para EunRin?

—Creo que JungYul está enojada conmigo. —dijo abultando su labio inferior resultandome demasiado tierna. Pero... ¿JungYul enojada con ella? ¿JungYul enojada?

Si me lo dijera cualquier otro pensaría que es una broma.

—¿Por qué lo dices?

—Me dijo que le gusta HoSeok, pero que últimamente él no está con ella por mi culpa. —mi boca se abrió por la sorpresa de ello. O sea, sorpresa no porque era bastante obvio. Pero... no sé, no me lo esperé así— Pero yo no sabía que a ella le gustaba. ¿Soy una mala amiga? —me miró preocupada.

Ay, no... Esto es un problema para mi ship.

—Pff, claro que no. Son cosas típicas en adolescentes, EunRin. —dije como si no fuese la gran cosa. Y es que no lo era. EunRin no debería hacerse la cabeza por algo bastante común en esta etapa de la vida que es pelear por la persona que te gusta. Aunque, por favor, eso hay que dejarlo para las telenovelas.

—¿Pero tú crees que yo hice mal? No quiero tener problemas con nadie, y menos con una amiga.

—No es tú culpa. Tú pasas tiempo con tu mejor amigo, eso está bien. —pasé mi brazo por encima de su hombro de forma reconfortante— Si a ella le gusta HoSeok no puede esperar a que el mundo se ajuste a sus deseos. Así son muchas chicas.

—Tal vez...

Okey, hora de lanzar la indirecta muy directa pero que EunRin no captará. Pero no pierdo nada intentando.

—Además, HoSeok y tú se ven mucho mejor juntos.

Nada personal, JungYul, pero lamentablemente para ti ellos hacen mejor pareja.

—Pues sí. Somos mejores amigos. —sonrió.

Es tan tierna, por eso no la he pateado.

—No me refiero a eso. —ella frunció ligeramente sus cejas sin entenderlo muy bien— Ya sabes, a veces los mejores amigos terminan juntos.

Sus ojos se abrieron de una forma un tanto chistosa, estaba más impactada que con el tema de la sandía. Comenzó a mirar hacia todos lados, perdida en lo aue dije y tratando de recalcularlo.

Este era mi plan, ya que parece que HoSeok no pondría mucho de su parte. Usaría la típica estrategia; insinuar e insistir. Molestas tanta veces a una persona con otra que esta terminará viéndola con otros ojos. Eso es lo que necesita Rin, no ver a HoSoek como su mejor amigo.

—Muchos dicen que eso nunca sale bien. —dijo insegura.

—Esos muchos son unos envidiosos. Yo sólo digo. —quise dejarlo ahí, como algo para que EunRin se quede pensando. Esperemos por favor que no lo olvide en menos de un minuto— ¿Pero qué...?

—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Una colonia marciana? —miró hacia todas partes.

—No, es que... Este no es mi celular. —dije viendo ese viejo aparato— O sea, sí, pero no.

—Oh, ¿ese es el que encontraste en la caja? —asentí a su pregunta.

No entendía por qué tenía este celular en mi bolsillo, hasta que recordé que esta mañana me levanté tarde. Okey, sí, no es algo raro en mí. La cosa es que JungKook tuvo que correr detrás de mí para ayudarme, porque por alguna extraña razón no encontraba mi uniforme y cuadernos. Estando a punto de salir fue JungKook quien me dió mi celular y rápidamente tuve que irme.

—El idiota de JungKook. —dije sin apartar mi vista de esos stickers de Ironman.

El tonto debió confundir los celulares.

—¿Qué tiene que ver?

—Ah, ¿No se los conté? Se está quedando en mi casa.

Ella abrió la boca de una forma demasiado exagerada. Como siempre digo, chica anime.

—¿¡Qué!? ¡O sea... Tú y él...!

—¿Él y yo qué? —la miré sin entender qué idea se había hecho

—¿Están procreando? —susurró.

No podía creer que un pensamiento como ese podía pasar por la cabeza de EunRin. Y, a ver, Jeon y yo sí nos besamos como desesperados, pero ni que estuvieramos tan urgidos.

—¡Maldita sea, EunRin! ¿Dónde aprendiste eso? —alterada sentí mi rostro enrojecerse.

¿Quién le había enseñado a pensar de esa forma?

—No me cambies el tema, tonta.

Ella y su nuevo vocabulario.

—No, no estamos... procreando. —musité avergonzada— Tuvo unos problemas y mientras tanto está conmigo.

—¿Problemas? —ladeó ligeramente su cabeza curiosa.

—Son cosas privadas de él, girasol.

Nuevamente, no hablaría de la vida privada de JungKook. Así que EunRin tendrá que quedarse con las ganas.

Paramos unos momentos de caminar y decidimos quedarnos en una de las ventanas que daban al patio de la institución.

—¿Y qué hay en ese celular? —preguntó cuando ambas nos paramos frente a ka ventana abierta, dejando que el aire refrescara nuestros rostros.

—Fotos con mis viejos amigos y sus contactos. Esos que me golpearon.

—Uuuh, ¿Y les hablaste? —por alguna razón se vió emocionada por ello.

¿Acaso no escuchó que me refiero a los tipos que me rompieron la cara?

—¿Estás loca? Te acabo de decir que son los que me golpearon.

—¿Y? —ladeó su cabeza, como si no terminara de entenderlo.

—¿Cómo que «y»? Me odian, los odio. Y son malas personas. —agregué.

Porque más allá de haberme golpeado, me influenciaron actitudes asquerosas.

—¡La gente cambia! —sonrió como si esa fuese la mejor razón del mundo— Tal vez ahora son mejores personas.

—Con toda la mierda que han hecho esos locos dudo que de un día para otro hayan ido por voluntad propia a un psiquiatra.

—Ya, pero les dices «Holis, ¿Cómo estás?» y si te dicen que ahora asaltan bancos es una red float. —hizo una cruz con sus brazos.

—¿Quisiste decir «flag»?

—¿Qué es eso?

—Nada. —le resté importancia y retomé la conversación— No les hablaré. Ni siquiera sé si esos siguen siendo sus números, pero no me arriesgaré.

Ella hizo un puchero y se cruzó de brazos. Claro, como si fuese malo que no quiera volver a hablar con los tipos que me dejaron casi inconsciente en un callejón.

—¿Puedo ver las fotos al menos? —preguntó emocionada, rápidamente cambiando de semblante. Rodé los ojos y desbloqueé el celular, abriendo luego las fotos y se lo entregué para que mirara lo que quisiera. Si así es feliz— Waw...

—¿Qué? —curiosa me asomé a ver qué la impresionó.

—¡Es lindo! ¡Muy lindo!

—Oh, Chris. —lo nombré al ver que era en él en quien hacía zoom— Sí, es guapo.

Chris siempre había tenido ese encanto a pesar de tener la misma gracia que una piedra. Porque, en serio, si crees que JungKook tiene una cara de culo, sólo tienes que ver lo inexpresiva que es la de Chris. Aunque enamoraba a muchas con sus ojos azules.

—Él también es lindo. —señaló esta vez a Liam— Él también. —Andrew, también era bastante lindo— Bueno... Ese no tanto.

No la culpo, Harry siempre tuvo una cara de loco. Bueno, sí era un loco con problemas de violencia.

—¿Esa eres tú? —me señaló en una foto que, si no mal recuerdo, fue tomada por Andrew— Tu pelo estaba super cool. ¿Te lo cortaste tú?

—Sí, lo hacía para que mamá se enojara. —sonreí recordando los tiempos en los que arruinaba mi cabello porque lo cortaba con tijeras de escuela.

—Deberías volver a cortarlo, ese estilo te queda muy bonito.

—Por ahora quiero dejarlo crecer. Además, eso era sólo rebeldía. Ahora estoy soft.

—Tus amigos eran muy lindos, deberías volver a hablarles.

Ay, sí. Que buena razón, no sé por qué no lo pensé antes.

—¿Porque son lindos? ¿Te estás escuchando? Me reventaron la cara, Rin. —le recordé como por tercera vez.

—Pequeños detalles que hacen maravillosa esta vida.

Siento que EunRin me quiere muerta.

—EunRin. —una voz a nuestras espaldas nos asustó. No entiendo cómo mierda hace JungYul para siempre aparecer de la nada— ¿Podría hablar contigo?

Eso lo interpreté como un «a solas», así que supuse que debía irme para dejarlas arreglar sus problemas.

—Ah... yo debo ir con JiMin. Arreglense, niñas. —dije y me despedí de Rin con una jaladita a su mejilla.

Choi EunRin

Tras CJ irse, JungYul se me acercó algo tímida.

—Yo... venía a disculparme contigo. —bajó aparentemente avergonzada su cabeza— Me siento realmente mal por lo de ayer, tuve un mal día y lo desquité contigo. Fue muy inmaduro.

Una enorme paz abundó mi ser al escuchar eso. Pese a lo que me dijo CJ, yo tenía planeado disculparme con JungYul, porque sentía que fue mi culpa. Aunque ella había sido algo grosera.

Me hacía feliz sus disculpas, significaba que ya no estaba molesta.

—Descuida, lo entiendo. —dije para tranquilizarla ya que la veía nerviosa— Y si es eso de que te gusta HoSeok yo no me interpondré.

—¿En serio? Que tonto de mi parte pensar así de ti. —me miró apenada— Lo lamento tanto. Eres una buena amiga.

Eso último me hizo mucho más feliz.

—¡Es una de mis grandes cualidades! —sonreí alegre, generando en ella una pequeña risa.

Esto era bueno, seguíamos siendo amigas y ese problema no nos afectó tanto como pensé. Me iba a sentir culpable si alejaba a JungYul de nosotros.

—Me comentó HoSeok que planean algo para Cleo June.

—¡Oh, sí! Es para su cumpleaños. —me emocioné con sólo pensarlo— ¿Quieres ayudarnos?

—Claro. —sonrió— Y... hablando de Cleo June, ¿Podría hacerte algunas preguntas sobre ella?

—¿Sobre Cleo? —torcí mi cabeza— ¿Por qué?

—Es una chica muy simpática y me gustaría saber más de ella. Tú eres la más cercana a Cleo June, ¿No? Sabes muchas cosas sobre ella.

No lo entendí, aunque pronto pensé que podría querer hacerle un regalo, como JiMin. ¡Y sí! ¡Sé muchas cosas sobre Cleo June!

—¡Soy su super mejor amiga! ¿Quieres saber sobre sus gustos? Pues... —iba a comenzar a enumerar— Le gusta los nachos...

—Me gustaría saber algo más que sólo sus gustos. —me interrumpió— Ya sabes, conocerla más a fondo. Sólo... mantenlo en secreto, ¿Sí? Me daría vergüenza si Cleo June se enterara.

¿Se refería a que quería ser más amiga de Cleo June? ¿Familiarizarse más con ella? Tal vez era eso y yo, como buena amiga, debería ayudarla.

—¡Entiendo! Dime, ¿Qué quieres saber?

...

Kim Cleo June

—No sabía que tocas el piano. —dije viéndolo sentado frente a él.

JiMin ya estaba aquí en el salón de música algo ausente de alumnos.

—Oh, no sé tocarlo. Pero YoonGi me estuvo ayudando ayer.

Bueno, al menos mi ausencia no fue del todo un problema. Y... uff, Park tocando el piano. ¿He dicho que los músicos me parecen demasiado atractivos?

Me acerqué y me senté junto a él frente al instrumento, viendo esa gran cantidad de teclas que estaba tentada a tocar como una niña con su juguete.

—¿Qué aprendiste? —pregunté con curiosidad.

—Pues... —puso sus dedos sobre las teclas y comenzó. Sólo seis notas, apenas las tocó se detuvo y me miró con una sonrisa inocente— Me olvidé del resto.

—¿Es en serio? —me reí.

Eran notas tan sencillas que podía tocarlas con una sola mano, aunque esas seis notas formaban la melodía principal y más característica de la canción.

—Tenme paciencia.

Suspiré, aunque no me preocupaba del todo, sé que JiMin lo lograría. Además, esas seis notas las tocaba con una perfecta fluidez, así que íbamos bien... Creo.

Ninguno dijo nada, hubiéramos quedado en total silencio si no fuese porque JiMin comenzó a tocar esas sencillas pero melodiosas notas. Me gustaba demasiado el sonido del piano.

—¿Y... cómo vas con tu chica? —quise comenzar una conversación con ese acompañamiento musical.

—Mi chica... —repitió y el sonido de las teclas se hizo un poco más lento, desanimado.

—¿Qué?

—Nada. Todo sigue igual. —se encogió de hombros.

—Que tonto. —rechisté— ¿Cuándo se lo vas a decir?

—Por un momento casi se lo digo, pero... —atenta lo miré, queriendo saber qué se lo impidió— ella es muy despistada.

Pff, estúpida.

—Agh, odio a ese tipo de chicas. Es que... son tan tontas. —escupí con asco. Me recuerda a esas películas de mierda donde la protagonista es tan idiota que no se da cuenta que un chico tierno la quiere. Porque claro, esas protagonistas de mierda prefieren al tipo malote que les hace sufrir todo el tiempo— A EunRin le pasa con HoSeok, pero al menos ella es graciosa y linda.

EunRin tiene su gracia. Es tierna y por lo menos te ríes de lo despistada que es. Pero después están esas idiotas que sólo se quieren sentir especiales. Y siento que si conozco a esa chica que le gusta a JiMin me caerá muy, pero muy mal.

Por alguna razón, lo que dije le resultó gracioso. ¿Por qué? Ni idea. Tal vez le gusta ser un cobarde.

—Hey, mi chica también es linda.

Dudosa lo miré de costado.

Pff, ¿Más linda que yo?

—¿En serio?

Él también clavó sus ojos en los míos, mirándome fijamente.

—Es hermosa. —aseguró. Parecía estar diciendo la verdad, o está tan enamorado que la ve así.

—¿Qué tanto?

—No me gusta calificar apariencias, pero si tuviera que hacerlo ella sería siempre un veinte de diez, por ponerte un ejemplo.

Mordí internamente mi labio inferior, apartando yo mis ojos de lo suyo. Me hacía feliz que JiMin tuviese a alguien tan especial. Agradezco no haberme enamorado de él, porque sinó me sentiría muy estúpida ahora mismo. Es que cuando lo conocí me dije «este es mío». Me salvé de una fuerte desilusión.

Bien hecho, CJ.

—Siento que estás exagerando. —reí, un poco celosa de que esa chica sea tan bonita.

—La belleza es subjetiva.

¿Qué significa eso? ¿Qué es fea pero para él bonita?

Recosté mi cabeza sobre su hombro y con una mirada melosa lo traté de persuadir, y creí que lo logré cuando vi su sonrisa.

—Múestrame una foto de ella.

—No.

Que seco.

—¿Por qué? Te dije que no me burlaré, sea quien sea. Ni aunque fuese el estereotipo más feo de nerd. —en silencio, un poco nervioso también, comenzó a acomodar su cabello— ¿Es una nerd?

Estaba convencida de que era una nerd.

—Ya te dije que no es una nerd.

—JiMiin... —chillé como niña pequeña proporcionándole algunos golpes con mi cabeza— Quiero saber.

—Sigue queriendo. —rió con sus manos en el teclado, repitiendo las tres mismas y únicas notas que se sabe— ¿A ti te gusta alguien?

A JiMin sí que no puedo decirle.

—No. Todos son tontos. —me excusé con lo más barato pero eficaz.

—Auch.

—No te hagas el tocado. —le dí otro cabezazo.

Guardó silencio unos momentos en los que lo noté dudoso de volver a hablar. Y trás su pregunta entendí por qué.

—¿Podrías... estar con alguien luego de lo que pasó con tu ex? ¿No te sentirías...?

—¿Sentirme cómo? ¿Mal? —bufé— Dane tomó su decisión, que fue dejarme. ¿Por qué yo no podría simplemente continuar? —contesté simple. Porque yo no iba a estar atada a una persona que al final de cuentas, no pensó en mí— ¿Tú has tenido novia? Por lo que sé hay varias a quienes le gustas.

—Algo así... Pero ella me decepcionó.

—Tú eres bonito, JiMin. —traté de consolarlo, pero ante tan nefasto intento el rió. No quise preguntar de más al respecto en caso de que fuese un tema del que no quisiera hablar— Pero... ¿Y ya? ¿Sólo has tenido una novia? —afirmó con un «mjm»— Waw.

—¿Qué?

—Es que... en serio, tienes varias detrás, ¿Y sólo has salido con una? —reí de lo poco creíble que sonaba.

Ya sé que JiMin no es esos que andan atrás de las chicas, pero me esperé al menos, no sé, tres ex novias de su parte.

Oí una pequeña risa de su parte y habló— En realidad, no siempre he sido muy querido por las chicas.

—¿No? —lo miré, pero él no me correspondía, sólo miraba las teclas del piano— ¿Por qué?

—Yo antes... no era tan atractivo. Tenía sobrepeso. —esto último lo dijo en un tono más bajo y hasta lo noté con algo de pena al decirlo.

—¿En serio?

—Sí. Vivía en Busan en ese entonces y tenía a un pequeño grupo de idiotas que me hacían la vida imposible. —explicó— Antes de venir a Seúl ya había cambiado mi apariencia, y recién aquí comencé a tener más popularidad.

Con sólo imaginar a un JiMin más pequeño siendo intimidado por una manada de idiotas me hacía molestar. Aunque también recordaba cuando yo abusaba de la misma forma de los demás por razones tan estúpidas como su apariencia. Juraba que veía genial en ese momento, pero ahora mismo me veo como una estúpida. Y pensar que yo debí haber lastimado a gente tan bonita como JiMin.

—¿La pasaste muy mal?

—Demasiado allá en Busan. Pasé varías vergüenzas en público y mi autoestima estaba por los suelos. Hice muchas cosas para bajar de peso, incluso algunas... desagradables. —ya tenía una leve idea de ello y aunque ahora no lo hiciera, me hacía preocupar por su salud de aquél entonces— Afortunadamente mamá se dió cuenta de todo y me llevó a un psicólogo.

Sonreí levemente para mí misma saber eso, que JiMin contó con la ayuda que necesitaba. Saber lo mal que lo hicieron sentir a él mismo con su apariencia al punto de someterse a métodos peligrosos y dañar de esa forma su mente me hacía recriminarme nuevamente por lo mismo. Porque, ¿A cuántas personas dejé yo en esa situación?

JiMin estaba avergonzado, lo entiendo porque es algo de lo que no debe estar orgulloso. Pero apreciaba que compartiera conmigo un momento tan privado de su vida, me hacía sentir su amiga de confianza. Me daba esperanzas de que en el futuro me contara sobre él y JungKook.

—¿Y sentiste que te ayudó?

—Bastante, sí. Aunque al principio me hacía sentir peor porque... no lo sé, me hacía sentir como un enfermo. Tampoco quería que me juzgaran aún más por ello. Pero siempre tuve el apoyo de mi madre.

—¿Y tu padre?

—Bueno... —resopló resignado— él también me apoyó. A su manera, pero me apoyó. Bajé de peso con los métodos correctos y ahora trato de cuidarme lo mejor posible.

—¿O sea que ya estás bien? —le sonreí. Por unos momentos me miró y correspondió tímido el gesto— Eres un chico muy dulce como para pasar por cosas tan feas. En mi opinión, aunque tuvieras peso de más, estoy segura de que serías muy lindo.

¿Sus mejillas serían más gorditas? En ese caso me atrevo a decir que se vería adorable.

—No mientas.

—¿Me estás tratando de mentirosa, Park JiMin?

—Eres una mentirosa, Kim Cleo June. —enojada lo ataqué con mi mirada— No me mires así. ¿Pulmonía?

—Bueno, sí lo soy, pero ni tanto. —bufé— Tú eres un chico guapo, Park, y estoy segura que lo serás sin importar tu apariencia.

—¿Por qué crees eso?

—Sonará tonto, pero es porque eres una hermosa persona. —dije y trás unos segundos de silencio me di cuenta— Waw, ahora que lo escucho sí suena muy estúpido y cliché.

—Sí sonó a cliché de telenovela.

Okey, que lo diga yo está bien, pero no significa que él deba basurearme.

—¡Estoy tratando de ser dulce, Park! —me separé de él, oyendo un quejido de su parte luego de que mi codo se clavara en sus costillas. Poco me importa si le duele y me crucé de brazos para demostrar mi indignación— ¿Por qué ningún hombre me aprecia? —justo recordé como le dediqué canciones de Justin Bieber a JungKook y me trató de fastidiosa.

¿Entienden lo que digo? Justin Bieber ¡Justin Bieber! Yo no le dedico a cualquiera una canción de Justin Bieber, eso es sagrado.

—¿Acaso eres dulce con algún otro chico?

Por unos segundos me sentí expuesta, como si JiMin pudiese saber lo de JungKook y yo, aunque era imposible. Tal vez era el mero miedo de que lo descubriera.

—Pues... Claro... Mi padre, por ejemplo. Le dije «te quiero» y me empujó por las escaleras. —su tierna risita me hizo saber que lo había hecho bien, no sospechaba de mi mentira. Así que reí junto a él, y antes de que se hiciese el silencio volví a hablar— Dane una vez me dijo que las personas solemos exteriorizar cómo nos sentimos con nosotros mismos. Por eso creí por años que realmente era horrenda.

—¿Horrenda tú? —sonó incrédulo— Tal vez las cosas que hacías sí, pero...

—Es lo que hace la baja autoestima, supongo.

Un peso se hizo presente en mis hombros y supe que eran sus brazos que me atraían hacia él otra vez, por lo que volví a acomodarme sobre su hombro.

—Tú eres hermosa. —oí muy cerca de mi oído.

—Lo sé. —sonreí— Me siento en la cima de cualquier estándar. Y más te vale a ti sentirte hermoso todos los benditos días de tu bendita vida, Park. —levanté exageradamente mi cabeza para poder mirarlo a los ojos.

—Descuida, —rió— ahora me siento bien conmigo mismo.

—Pero hazlo porque la persona que eres hoy en día te hace sentir así. No porque tienes unos abdominales de infarto.

Aunque sí son una bomba esos abdominales.

Con la mano que me abrazaba la llevó a mi cabeza, deslizandola por mi frente a mi cabello. Cerré mis ojos a gusto con esa caricia, y apenas volví a abrirlos vi su dulce mirada.

—Eres maravillosa, CJ.

Y aunque podría decir que era un tierno momento, yo tenía que sacar a relucir mi autoestima.

—Lo soy. —reafirmé.

••••
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tatakae

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