¿Escuchas Girl in Red? | PRON...

Bởi Ash-Quintana

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Las cosas comienzan a complicarse para Andy cuando descubre que siente algo más que una simple amistad por su... Xem Thêm

1. Ahora soy tu novia
2. Hay que pegarle
3. Los amigos no te cuernean
4. Quedé como estúpida
5. Jade con J de "Joder, qué pesado"
6. Me sacan del armario
7. Tengo un gay panic
8. Una pelea (finalmente)
9. LA BESÉ
10. Reforzamos la amistad
11. ¿Charlie escucha Girl in Red?
12. He dicho algo malo
13. Ahora ella es mi novia
14. ¿Qué somos?
15. No salió como esperaba
16. Expongo a Charlie y Jade me expone a mí
17. La novia de Noah (no soy yo)
18. La estampo contra la pared (padre nuestro que estás en el cielo)
19. Mamá, papá, soy gay
20. La hice llorar (verga)
21. Ahuevo chismesito
22. Alana esconde algo
23. Ay, atrapadaaaa
24. ¿Noah?
25. Jade me es infiel
26. Se me junta el ganado
27. Reunión en la ducha
28. Sexo telefónico
29. No puede ser
30. Hay destinos más ricos que otros
31. Chica promiscua ¿Me estás coqueteando?
32. F
34. Lo lograron. Finalmente la rompieron
35. Hoy es noche de...
36. El no novio de Jade
37. Caballo homosexual de las montañas
38. Charlie me acorrala
39. Un último baile
40. Epílogo
Ash llorando
Extra 1: Que me bese la cumpleañera
¡Segundo libro!
¡Libro en físico!

33. ¿Lo que pasa en el ascensor se queda en el ascensor?

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Bởi Ash-Quintana

33. ¿Lo que pasa en el ascensor se queda en el ascensor?

Katherine y Tania me tenían harta.

La tensión entre ellas, en lugar de mejorar luego del incidente con Jade, había empeorado. Antes era sólo un juego de ida: Tania siendo Tania y molestando de vez en cuando.

Pero ahora Katherine también se había metido en el "tira y afloja" y no sólo le respondía las provocaciones, sino que también la molestaba cada vez que se le daba la oportunidad.

No debió de haberme sorprendido cuando, unas semanas después, Tania abandonó el chat del equipo de lacrosse.

—Puta madre.

Miré la pantalla del teléfono con exasperación y escribí un mensaje rápido antes de guardarlo de regreso al bolsillo de mi pantalón. Me encontraba peligrosamente cerca de las puertas del tren y no quería que me robaran cuando se abrieran.

Estaba llegando tarde al entrenamiento.

¿Ahora qué mierda pasó?

Katherine está escribiendo...

Se ofendió.

?????

No te preocupes. Volverá.

—Ni ti priquipis —resoplé y enganché mi brazo alrededor del stick.

Llegué un poco tarde, pero por suerte la entrenadora no se encontraba cerca aún. Cuando conseguí cambiarme y dejar mis cosas en las gradas, las chicas ya estaban haciéndose pases.

El invierno estaba llegando y con él se acababan los días de sol. El viento soplaba fuerte en la tarde y cerca del río. El cielo se estaba tornando anaranjado y una bandada de urracas volaba sobre la cancha formando una V.

Katherine reía a un par de metros mientras corría con Jade. Los dos sostenían un stick de mujer cada uno mientras intentaban quitarse una pelota. Ella golpeó la canasta de él y la pelota rebotó. La atrapó antes de que cayera al suelo e intentó alejarse.

Corrí directo hacia ellos. Kath gritó sorprendida e intentó devolverle la pelota a Jade, pero la atrapé en el aire. En lugar de salir corriendo, me detuve. Los dos notaron que yo no había ido con intención de jugar y ralentizaron su paso hasta acercarse.

Tomé la pelota de mi canasta con la mano.

—¿Qué ha sucedido con Tania? ¿Por qué no está aquí? —les pregunté.

—Oh, ella estaba aquí —Katherine acomodó su trenza cosida sobre el hombro y señaló la salida de la cancha con su canasta—. Se fue hace unos minutos.

—¿Qué le has hecho? —miré a Jade furiosa—. ¿Qué le han hecho?

Jade levantó las manos alarmado e intentó enseñarme una de sus medias sonrisas para calmarme, pero no funcionó.

—Esta vez yo no he tenido nada que ver.

—¿Cómo que no has tenido nada que ver? —Katherine le entrecerró los ojos y negó—. La pelea ha comenzado por tu culpa.

El muchacho separó los labios con indignación.

—Está comenzando a molestarme que me usen de excusa para sus discusiones homoeróticas.

Katherine abrió la boca para decir algo, pero no supo qué.

—¿No pueden quedarse tranquilas por dos putas semanas? —les pregunté—. O cogen, o se matan, pero ya estoy harta de que hagan esto todo el tiempo.

—¿Sabes de qué estoy harta yo? —preguntó una voz adulta a mi espalda. Me estremecí al reconocer el tono molesto en la voz de la entrenadora. Cuando me volteé ella estaba justo detrás de mí, de brazos cruzados—. De llegar y verlas vagueando ¿Está lindo el sol? ¿Están cómodas? ¿Les traigo café?

Sentí calor en las mejillas. No podía ver a cuál de los tres estaba mirando en concreto por sus lentes de sol, pero estaba segura de que eso iba dirigido a todos.

Jade se rascó la nuca con incomodidad e intentó sonreírle.

—Buen día, señorita.

—Buenas tardes. —Arrugó la frente—. Y "Entrenadora" para ti también, mocoso maleducado. —Volteó el rostro hacia nosotras esta vez—. Ustedes dos deberían estar quemándose las piernas corriendo. Tenemos hasta las vacaciones de invierno para prepararnos.

Katherine y yo nos miramos sin comprender.

—¿Prepararnos para qué? —preguntó ella.

—Para el torneo del fin del mundo —respondió Tania. Ella llegó detrás de la entrenadora. Sostenía un par de papeles en su mano y nos miraba como si fuéramos estúpidas—. ¿No vieron los tableros de clasificaciones?

Nos miramos entre nosotras. El año anterior no clasificamos para nada y este año se me pasó por completo la fecha en la que publicarían las clasificaciones.

Tania nos entregó los papeles y los examinamos. No teníamos las mejores puntuaciones, pero estábamos, definitivamente, mucho mejor que el año pasado.

—¿Por qué se ven así de sorprendidas? —nos preguntó la muchacha de mal humor—. Yo no entreno con perdedoras. Si no quedamos en el top tres de ese torneo les haré la vida imposible.

Katherine carraspeó.

—¿No estarás pidiendo mucho? El top tres es...

—Posible si dejaran de discutir tanto —la interrumpió la entrenadora antes de dar un paso hacia atrás para examinarnos a todas—. Y Andrea tiene razón. Sus problemas personales se solucionan fuera de la cancha. Aquí serán todas hermanas o no juegan.

Tania pareció querer replicar algo, pero la profesora aplaudió y nos ordenó que corriéramos alrededor de la cancha para entrar en calor. Jade no tuvo mejor suerte cuando su entrenador lo llamó para comenzar con los ejercicios.

Las tres nos echamos a correr. Katherine parecía querer decirle algo a Tania, pero ella le dio un empujón en el brazo con molestia.

—No me mires así —dijo—. ¿En verdad creíste que me iba a ir sólo porque eres molesta?

Puso los ojos en blanco y nos adelantó.

-.-.-.-.-.-

El buen humor y la energía no me duro sólo durante el entrenamiento, sino también cuando regresé a casa y cuando me encontré con Charlie y Alana en el instituto.

Me abalancé sobre ambas sin saludarlas y me colgué de ellas. Las dos eran más altas que yo, así que se tuvieron que agachar un poco cuando pasé mis brazos por sobre sus hombros y dejé caer todo mi peso.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Charlotte.

Ella se veía mucho más animada estos últimos días. Quizá más relajada. Como si se hubiera quitado varios pesos de encima.

Le estampé un beso en la mejilla.

—Alana y yo iremos al torneo del fin del mundo —dije.

La rubia sonrió como si acabara de recordarlo. Al principio, cuando la profesora se lo dijo a todas, no parecía entender lo que eso significaba, pero cuando le dije que tendríamos que viajar todas al Sur para competir, su rostro se iluminó.

—Es la primera vez que viajo con amigos —me había dicho en el cambiador en voz baja, una vez que acabamos de entrenar.

A mí también me entusiasmaba la idea de viajar con amigos. Competiríamos con otros equipos de todo el país. Dos semanas enteras.

—¿Cuándo es eso? —nos preguntó Charlie mientras nos dirigíamos hacia nuestro salón.

Las tres juntas en el centro del pasillo obstruíamos el camino de la gran mayoría y muchos debían esquivarnos para pasar, pero nadie se atrevía a decirnos nada. No sabía si le tenían más miedo a ella, a mí o a Alana.

—Vacaciones de invierno —dije.

La sonrisa de Charlie vaciló.

—¿Invierno? —preguntó.

La miré con curiosidad.

—Sí ¿Qué sucede?

Ella volvió a sonreír.

—Ah, no es nada. Iba a preguntarte si podía pasar las vacaciones de invierno en tu casa, pero tu entrenadora se me ha adelantado.

Hice una pequeña mueca. La idea de pasar quince días con ella me hacía ilusión, pero tendríamos que dejarlo para otra ocasión.

—Tal vez en las de verano —le sugerí—. Podemos ir a algún lado un par de días.

Comencé a trabajar el verano pasado luego de entrar al equipo de lacrosse. Sabía que para las competencias debíamos viajar, así que comencé a ahorrar todo lo que ganaba. El dinero quedó bajo mi cama por tanto tiempo que se sentía extraño pensar en que pronto tendría que usarlo.

Ahora fue el turno de ella de hacer una mueca.

—En las de verano tengo la mudanza —dijo.

Recordar eso me hizo sentir un vacío extraño en el pecho.

—Qué feo es tener pareja —bromeó Alana.

Abrí la boca para decirle que encontraríamos la manera de pasar algún tiempo juntas, cuando una mano se cerró alrededor de mi camiseta y jaló de mí hacia atrás.

Me zafé con molestia, lista para pelear, cuando conseguí girarme y me encontré con el rostro anciano de nuestra profesora de historia.

—Tú tienes brazos fuertes, querida —me saludó—. Baja esto. Dile a secretaría que se han equivocado de mapas, ten.

Me entregó dos tubos enormes y pesados con los mapas. Los atrapé con cuidado de que no se me cayera ninguno y la miré. Quería decirle que jalarme así era de mala educación, pero me daba pena molestarme con alguien tan anciano. ¿Y si la disgustaba y le daba un infarto?

—Ve, ve —dijo.

La puerta del elevador se abrió en ese momento y ella me empujó dentro junto con otra chica que sostenía más mapas. Miré hacia Charlie y Alana antes de que las puertas se cerraran, como si alguna de ellas pudiera ayudarme, pero ellas sólo se alzaron de hombros antes de que la profesora las empujara para meterlas al salón.

—Vieja maleducada —protesté una vez que las puertas se cerraron.

La chica a mi lado rio detrás de los mapas y tardé sólo medio segundo en reconocer su voz. Moví un poco la cabeza para intentar ver su rostro y me encontré con los enormes y oscuros ojos de Noah.

Ella tampoco parecía haberse dado cuenta de que se trataba de mí en primer lugar. Su expresión pasó de sorpresa a terror y luego apartó la mirada.

Me alejé un paso para no estar tan cerca de ella en un espacio tan pequeño.

El ascensor comenzó a moverse. Una pequeña y opaca luz amarilla se encendió sobre nosotras.

Olía a metal y humedad.

—Hola —dijo ella.

—Hola —respondí de mala gana.

Hubo un silencio incómodo entre nosotras durante un momento en el que sólo oímos el traqueteo del ascensor funcionando. Esta caja metálica era de pesadilla. Estaba más escrita que los baños públicos y podría competir con su limpieza.

—¿Qué sucede con Alana? —preguntó entonces Noah desde su sitio—. Se veía contenta.

—Pregúntale tú —respondí a secas.

Oí a Noah resoplar antes de dejar los mapas en la esquina más cercana a ella. Parecía estar preparándose para discutir.

Me puse en guardia.

—Sí te lo he preguntado es porque... —El elevador se sacudió. Las dos miramos a nuestro alrededor con terror—. ¿Qué fue eso?

Miré al techo del ascensor, como si con eso pudiera adivinar lo que acababa de suceder.

—Finalmente se va a caer esta mierda —respondí sin interés.

Era tan viejo que tarde o temprano debía pasar.

—No digas eso —murmuró Noah.

Bajé la mirada al notar el cambio en su voz. Cuando volví a mirarla me percaté de que se veía un poco enferma. Ella miró a su alrededor, nerviosa.

—¿Eh... estás bien? —pregunté.

Me miró furiosa.

—¿Te parece que estoy bien? —Colocó los brazos en jarra y tragó con fuerza—. El elevador ha parado. ¿Qué hacemos?

Saqué el teléfono del bolsillo de mi pantalón para poner en aviso a Charlie y hacerla buscar ayuda, pero no tenía señal. Ahora sí estaba comenzando a preocuparme.

—Pues habrá que esperar a que alguien se de cuenta de que estamos aquí. Espera sentada —bromeé mientras intentaba pensar en qué hacer.

A Noah no pareció gustarle mi respuesta, porque me miró aterrada.

—¿Qué pasa si no se dan cuenta?

Arrugué la frente con molestia. No podía pensar en qué hacer si ella me estaba preguntando cosas al mismo tiempo

—No lo sé, Noah. Recurrir al canibalismo —la miré de reojo—. Lo siento mucho por ti, pero que sobreviva el más apto.

Le envié un mensaje a Charlie y luego otro al grupo de whatsapp del salón, por si llegaba a volver la señal y alguien lo veía, pero no le tenía tanta fe.

—¿¡Hola?! —gritó Noah, a la espera de que alguien nos oyera—. ¡Nos hemos quedado atrapadas en el ascensor!

Miré hacia el techo, a la pequeña puerta que estaba arriba.

Había visto mil maneras de morir. Sabía que estaba mal siquiera intentarlo, pero...

—Noah, hazme pie.

—¿Qué?

La miré con exasperación.

—Que me hagas pie. Voy a asomarme por arriba. Quizá alguien nos escuche.

Ella comenzó a sacudir la cabeza con fuerza.

—¿Te quieres morir?

Coloqué mis manos una encima de la otra para ordenarle que imitara mi gesto y ella accedió.

Noah no era la chica más fuerte del mundo y tampoco estaba tan en forma que digamos, así que cuando tuve que apoyar mi pie en sus manos para impulsarme hacia arriba, ella casi me dejó caer. Abrí la puerta lo más rápido que pude y saqué la mitad de mi cuerpo.

Honestamente, me sentí más segura así, sosteniéndome mitad afuera y mitad adentro, que dependiendo únicamente de ese escarbadientes.

Arriba estaba completamente oscuro. Podía ver un poco de luz de las rendijas de los pisos de las otras plantas y me pareció escuchar el llanto de palomas bebés. Me estremecí y me obligué a no pensar en lo que sea que hubiera aquí, o qué tan limpio estaba el exterior del ascensor en el que me apoyaba.

Conseguí sentarme afuera.

Noah, dentro del ascensor, no dejaba de pedirme que me metiera si no quería morir cortada por la mitad.

—¿Cómo me voy a morir cortada por la mitad? —pregunté sin comprender su lógica. Hice un megáfono con mis manos y grité hacia arriba— ¿HOLAAAA? ¿¡Nos escuchan!? ¡Estamos atrapadas!

Silencio.

Lo intenté un par de veces más, hasta que la voz de un niño me respondió.

—¿Hoooolaaaaaa? —preguntó el niño. No se escuchaba mucho más joven que nosotras. Quizá fuera dos o tres años menor.

Me pareció ver una sombra dos pisos más arriba.

Balanceé mis pies con entusiasmo.

—¿Me escuchas? ¡Estamos atrapadas en el ascensor!

Silencio.

—¿Quieres que lo llame, a ver si sube?

—¡No! —me apresuré a gritar—. ¡Dile a algún profesor! —eché una mirada hacia abajo—. ¡Y que tengan prisa! ¡Creo que mi amiga se está por desmayar!

El chico me respondió que volvería en seguida y se lo agradecí, aunque no sé si llegó a escucharlo.

Balanceé mis piernas y salté dentro del elevador. Éste se estremeció con el movimiento brusco y Noah gritó. Se aferró a la barandilla que estaba contra la pared y cerró los ojos con fuerza.

Di un paso hacia ella para tranquilizarla.

—¿Estás bien? Mira, ya he...

—¡No me toques! —me advirtió. Abrió los ojos y me los entrecerró en amenaza—. Es más, no te muevas ¿Quieres? Quédate quieta, mierda. Nos vas a matar.

—¿Qué me quede quieta?—repetí sin creérmelo. Acababa de subir al asqueroso techo del ascensor para salvar nuestros culos—. No me decías eso el mes pasado.

Eso pareció acabar con el último gramo de paciencia que quedaba de ella.

—¿Puedes callarte? ¡Cállate!

Cerré la boca.

Noah se deslizó hasta el suelo, donde se sentó y hundió el rostro entre sus rodillas. Parecía estar esforzándose por mantener la calma y me sentí culpable de repente. Probablemente estuviera muy asustada.

—Van a venir por ayuda —le aseguré, un par de tonos más bajo, y me senté a su lado—. No tienes que asustarte.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó con el rostro aún entre sus rodillas.

—Porque me han escuchado. Les he dicho que pusieran en aviso a un profesor. —Ella sacó la cabeza de su escondite y se pasó las manos por el rostro antes de tomar una gran bocanada de aire—. Lo siento ¿Estás mejor?

Me miró furiosa desde el suelo.

—¿Qué te importa?

La pregunta me ofendió.

—Pues me importa, a diferencia de ti —respondí como si no fuera obvio—. A mí si me importa la gente.

—A mi también me importa la gente —Respondió con molestia. Parecía ser que estando al borde de un ataque de pánico uno perdía la calma más fácil—. ¿Quieres superarlo?

—¿Qué lo supere? —reí—. Lo dices como si sólo te hubieras comido mi helado ¿Cómo quieres que lo supere? ¡Me has metido los cuernos!

Ella cerró los ojos con fuerza.

—¡No te estaba metiendo los cuernos! Sólo te he devuelto lo que me estabas haciendo.

—¿Así que estábamos jugando al UNO y no me di cuenta? —me burlé.

Ella chasqueó la lengua y me empujó. Al estar de cuclillas casi caí contra los mapas enormes. Me aferré con fuerza de la barandilla y me levanté.

¿Pero quien se creía? Maleducada.

—¿Y si te quedas quieta, enana de mierda? —solté furiosa—. ¡Me has manipulado todo este tiempo y encima te enojas!

—Yo no te he manipulado —Respondió Noah como si fuera lo más obvio del mundo. Alzó el rostro para verme y noté que ahí estaba de vuelta, su expresión calmada, impasible. Casi parecía que disfrutaba haciéndome enfadar. Sopló para apartarse el cabello del rostro—. Te he dado lo que querías: A alguien más fácil que ella.

—Yo no quería eso —respondí horrorizada.

—¿Estás segura? —preguntó—. ¿Entonces por qué fuiste tú la que me besó esa noche en la casa de Charlie? Cuando nos escondimos detrás de la cama ¿Yo te pedí que lo hicieras? ¿Acaso te manipulé para eso? Qué cómodo que es culparme de todo para no cuestionarte tus comportamientos.

—Yo... yo no sabía lo que quería en ese momento.

—¡Y yo tampoco! —respondió Noah—. ¿No se te ocurrió pensar que yo tampoco tenía idea de la mitad de las cosas que estaba haciendo? ¿Que sólo te estaba siguiendo la corriente la mayoría del tiempo?

Comencé a negar con la cabeza. Noah no era tan inocente como quería hacerse ver.

—Has llevado a Clara al cine para que yo te viera con ella, Noah.

—Me arrepiento de eso —contestó. y bajó la cabeza. Yo estaba preparada para que volviera a culparme de algo, así que esa respuesta me tomó por sorpresa y no supe qué decir—. Estaba celosa. —Buscó mis ojos—. ¿Contenta? Sólo quería que te dieran celos como a mi me daban cuando te veía con Charlie. No tenía idea de que vendrías a buscarme y mucho menos que me pedirías ser tu novia, dios mío; me estampaste contra una pared y no me soltaste hasta que te dije que sí. No estaba preparada para eso. No soy tan lista como Alana y tú quieren creer —Volvió a tragar saliva—. Sí pudiera volver el tiempo atrás no lo habría hecho. No quería llegar tan lejos.

Las dos guardamos silencio un momento. Volví a sentarme en el suelo a su lado cuando noté que Noah ya no estaba alterada. Se veía más bien derrotada.

—¿Qué pasó con Clara? —pregunté luego de unos minutos.

Ella rodó los ojos.

—Estoy intentando reparar las cosas con Clara. —Me contó—. Lo siento. —Suspiró—. De verdad, lo siento. No debí haber dejado que esto llegara tan lejos.

Se cubrió el rostro con frustración.

—Yo también lo siento —me sinceré. Noah no fue la única que actuó por impulso—. No significa que todo está bien ahora. Le has hecho cosas malas a Charlie y a Alana. Y a mí también. —Suspiré—. Pero tienes razón... Aunque yo no me arrepiento de haberte besado ese día.

Noah me levantó una ceja con curiosidad.

—Si no lo hubiera hecho, Charlie nunca se hubiera enterado que me gustan las chicas. Y tal vez yo nunca le habría preguntado lo que sentía por mí...

—¿Andy? —dijo una voz desde afuera del ascensor.

No supe exactamente de donde venía, pero las dos alzamos la cabeza en busca de ella.

—¿Charlie? —pregunté cuando la reconocí.

—Sí, soy yo —respondió. Creó que venía de abajo—. Princesa ¿Puedes guardar silencio un momento? Los bomberos acaban de llegar y estamos todos escuchándolas pelear.

-.-.-.-.

Holaaaa. Llegando tarde como siempre *llora*

¿Cómo están? ¿Qué tal les fue en la semana? Espero que bien *corazoncito*

Yo estuve estudiando y dibujando. Acabo de abrir comisiones y tengo parciales así que esta semana va a ser mucho más intensa jajaj deseenme suerte. El profesor aún no corrigió mi monografía.

Entre otras noticias ¡Llegamos a los 200K! Estoy super feliz. Nunca antes había llegado tan lejos con una novela, y mucho menos con una en proceso. Estoy super agradecida con todo el amor que le están dando a la historia y creanme que me hace muy feliz saber que les gusta y que significa algo para ustedes.

Hice varias ilustraciones esta semana pero como voy de nuevo tarde las veremos la proxima vez que actualice AJAJ perdoooon. 

Pero si tienen curiosidad, pueden ir a verla en mi instagram. Ya les he presentado a las protagonistas de mi próxima historia.

Otra cosa. Hay un grupo de discord para que ya no usemos el de whatsapp porque 1. Me es mas comodo y soy más activa en discord. Y 2. Es mucho más seguro ya que no hay que compartir información personal como números de teléfono y tal. 

El link para unirse está en mi bio.

Para los que son nuevos les informo que actualizo todos los domingos a las 9.30 pm en argentina.

¡Nos vemos el próximo domingo! 

Los quiero mucho. 

Baiii.


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