El Rostro de una Mentira

By darlis_steff

2.2M 319K 204K

En un país multicultural cómo Australia, en un día puedes toparte con más de mil rostros y diversas personali... More

El Rostro de una Mentira
El día que nací
Prefaccio
Capítulo Uno: Hola, Leonid
Expediente abierto
Capítulo Dos: Gracias por tu compra
El Caso de Carolie Cox
Capítulo Tres: Espíritu, tumor o locura
Mensajes enviados entre Shaina y Azhar
Capítulo Cuatro: Cocodrilo
El caso de Lane Cove
Capítulo Cinco: ¿Quién es Rebecca?
Capítulo Seis: Crocodrile Woman
Capítulo Siete: Dos opciones
Capítulo Ocho: Hola, Traviesa
Capítulo Nueve: Primer paso
Capítulo Diez: Tres no son multitud (+)
Capítulo Once: Tentar
Encontrado cuerpo a las afueras de Ryde
Capítulo Doce: Ser mala
Capítulo Trece: Rara Vs. Normal
Capítulo Catorce: Miedo
Capítulo Quince: La niña
Capítulo Dieciséis: ¡Bienvenida al mundo de los raros!
Capítulo Diecisiete: Las voces
Capítulo dieciocho: Dependencia
Capítulo Diecinueve: El loco mundo de Azhar
Capítulo Veintiuno: alucinación vs realidad
Capítulo Veintidós: El despertar de Shaina
Sydney amanece con hallazgos escalofriantes
Capítulo Veintitrés: El beso de la muerte
Capítulo veinticuatro: el eslabón débil
La niña que ya no quiso creer en la ciencia (+)
Capítulo Veinticinco: Libre albedrío (+)
Capítulo Veintiséis: ¿Me crees? (+)
Capítulo veintisiete: La liberación de Shaina (Parte I)
Capítulo Veintisiete: La liberación de Shaina (+) (Parte II)
Capítulo veintiocho: Víctima
Capítulo veintinueve: No una víctima
Capítulo Treinta: Los cocodrilos tienen hambre
Annie ya no será la chica mala.
Capítulo Treinta y Uno: Soy Azhar Beckett
Capítulo treinta y Dos: Ya no hay grietas, está roto (+)
Capítulo Treinta y Tres: Hola ¿...?
Capítulo Treinta y Cuatro: Odette(+)
Capítulo treinta y cinco: De cuando Odette le sonrío a André
Capítulo Treinta y Seis: La fiesta del pecado
Capítulo Treinta y Siete: La fiesta del orgullo
Capítulo treinta y ocho: la fiesta de la revelación
Capítulo treinta y nueve: Ser superior
Capítulo Cuarenta: ¿Familia?
Capítulo Cuarenta y uno: Reuniones
Capítulo Cuarenta y Dos: Los amantes trágicos
Capítulo Cuarenta y tres: No uno ni dos, son tres (+)
Capítulo Cuarenta y Cuatro: Fiesta de sangre
Capítulo Cuarenta y Cinco: Una víctima, una victimaria
Capítulo Cuarenta y Seis: bajarse del barco
Capítulo Cuarenta y Siete: «Crocodrile Woman & Fire Woman dejan huella» (Final)
Epílogo

Capítulo Veinte: ¿Demasiado?

36.1K 5.3K 5.7K
By darlis_steff




Capítulo Veinte: ¿Demasiado?

Shaina.


Odette, soñé con una mujer llamándome Odette.

En mis sueños sus brazos estaban cubiertos de moretones, su piel era clara y cabello castaño. Ella gritaba mientras la observaba, me imploraba que la ayudara y cuando vi finalmente su rostro, no había reconocimiento porque estaba desfigurada, era grotesco.

Me vi de pequeña, vestida igual que en mis alucinaciones, agachada en el suelo en completo silencio mientras la mujer gritaba y su cuerpo se descomponía, pude verme sonreír y luego me escuché decir:

—Te dije que no, eres mala. Muere.

Mientras a mi lado alguien lloraba y lloraba diciendo que no quería ver. La pequeña Shaina si vio, lo hizo hasta el final, hasta que la mujer dejó de gritar y uno de sus ojos quedó colgando. Estaba muerta y esa pequeña versión de mí, sintió paz.

No hace falta decir lo afectada que me dejó el sueño o tal vez tenga que llamarla pesadilla, se sintió tan real que mis manos temblaban y sentía nauseas por el recuerdo, pero supongo que solo pude dedicarle dos horas de mi vida a la pesadilla cuando tuve que enfocarme en algo mucho más preocupante: había perdido días de mi vida porque de nuevo mi madre lo hizo, ella me drogó, me durmió, me quitó días de mi vida sin mi consentimiento.

Debo hacer algo, no puedo permitir que mamá siga haciéndome esto.

Dos días y medios, ese es el tiempo que me ha robado esta vez, es tiempo de mi vida que mi mamá me ha quitado, es el tiempo en el que he estado inconsciente y aunque ella asegura que fue provocado por un ataque de pánico, sé la verdad, sé lo que hizo, lo que me hace.

Recuerdo haber tenido una crisis mientras veía a Azhar ser llevada por emergencia tras convulsionar; el pánico me embargaba acompañado de la angustia, puedo recordar mis manos y cuerpo temblando mientras Priscila me ordenaba quedarme porque no sería responsable de dos desastres – esas fueron exactamente sus palabras – y luego supongo que ella llamó a mi mamá para que supiera lo que sucedía y viniera a chequearme porque estoy suponiendo que mi estado mental en ese momento era caótico. Cuando mamá llegó me encontró en silencio y sentada en el sofá abrazándome las piernas.

Lloré por miedo a cómo estaría Azhar, lloré dejando ir la adrenalina ante la impotencia de no haber sabido qué hacer cuando la vi convulsionar y me refugié en los brazos de mamá, pensé que era un momento de apoyo y cuando me dijo que fuese a casa, lo hice. Le conté todo a tía Francis antes de que ella se fuera, tomé un té y luego...Luego solo desperté y lo supe: mamá lo había vuelto a hacer.

El resentimiento y la amargura que me ha hecho sentir este hecho no sé cómo explicarlo. De una manera vulnerable confié en ella para que me cuidara, para que me consolara y en lugar de ello solo me controló a su antojo, pisoteó de nuevo la confianza que aún le doy.

No hablé al respecto, solo llamé a tía Francis para saber de Azhar cuando ésta no me respondió y me alivió saber que mi ella estaba bien. Actúe indiferente con mamá, no respondí sus preguntas y de alguna manera cuando conseguí darle una larga mirada de reproche, ella no fue capaz de sostenerme la mirada, lo que hizo que nos tomara por sorpresa a ambas cuado murmuré un "cobarde", tal vez eso contribuyó a que no me detuviera cuando sin decir ninguna otra palabra me fui de la casa.

Cuando llegué a mi apartamento escuché una voz masculina desde la habitación de Priscila y supuse que una vez más su hermano estaba ahí, ni siquiera me molesté en anunciar mi llegada. Tomé una ducha muy larga mientras mis pensamientos se chocaban y en mi paladar saboreé el regusto de la ira ante lo que mamá no dejaba de hacerme. Temblé de impotencia y quise gritar de frustración. No puedo permitir que ella me siga haciendo esto.

Ponerme al día con mi teléfono no fue difícil, solo Sun Hee me había escrito y por alguna razón parecía que habíamos hablado anteriormente, lo que me hizo sospechar de que mamá podría estar enviando mensajes por mí, cambié mi clave.

Desde luego no había mensajes de Anders porque él no hace eso y soy la que tiene que dar el primer paso, lo que supongo ha sido conveniente ahora que sospecho que mamá tuvo acceso a mi teléfono  mientras me mantuvo dopada.

No pude evitar pensar en el encuentro en la playa que tuve con Anders, en su tacto, sus labios, el placer que conocí bajo su toque y ni siquiera lo pensé demasiado cuando lo llamé. Fue una conversación torpe de mi parte, pero de alguna manera conseguí hablar de la manera torpe que me caracteriza  y luego él dijo cosas...Cosas sobre tocarme, besarme y la manera en la que escuchaba el eco de mis sonidos de placer cuando cerraba sus ojos, dijo cosas que me aceleraron el corazón y estropearon mi ropa interior, cosas que solo leí y que quería escuchar una y otra vez.

Quise susurrar que yo también pensaba en ese encuentro, que me marcó, que me gustó de una manera en la que no podía explicar, pero no era lo suficiente valiente y en lugar de ello Anders se conformó con escuchar mi respiración acelerada y pequeños suspiros que no podía controlar. Lo llamé al siguiente día y el que vino después, nunca dije que deseaba volver a verlo, pero él sí repitió un par de veces que le gustaría verme.

También hablé por mensajes con Azhar, muy a su manera evadió hablar de lo sucedido y tampoco lo mencioné, vi a Priscila una vez y ella lucía molesta por lo que ni siquiera me dio una segunda mirada.

Poco a poco en cuatro días me he organizado de nuevo en mi vida, tratando de recuperar ese par de días que mi madre me quitó y tratando de despejar la ira que me invade de tan solo recordarlo.

—No puedes dejar que ella siga haciéndote esto —susurro viendo a la  noche oscura que se extiende ante mí.

Pocas veces salgo tan tarde del trabajo, pero hoy me distraje demasiado ordenando los libros nuevos, estaba tan emocionada por ello que no me di cuenta de lo tarde que era hasta que salí de la librería y noté el cielo oscuro.

Caminar de noche por las calles me pone ansiosa porque de alguna manera todo pensamiento negativo y de posible peligro que mi mamá me ha inculcado, está arraigado en mí, pero esta noche descubro que no se siente tan mal caminar sola entre tantas personas que albergaran alguna historia, tengo miedo, pero también tengo ansias de conocer más, de hacer cosas que antes por temor no hacía.

Me detengo ante el semáforo esperando que cambie su color y cuando lo hace, cruzo la calle con una sensación de ligereza que no suele estar en mí. Reprimiendo unos cuantos bostezos hago el resto del camino hacia al apartamento y cuando estoy frente a la entrada del edificio, me paralizo reconociendo al hermano de Priscila que sonríe en cuánto me ve. Retomo la caminata y al llegar frente a él me aclaro la garganta.

—Hola, Shaina —dice y le devuelvo el saludo viendo por demasiado tiempo su rostro atractivo—. No esperaba verte, no creí que tuviese tanta suerte.

—Bueno...Uhmm ¿Buscas a tu hermana?

—Sé que no está —Me dice sin perder la sonrisa y pasando una mano por su cabello castaño.

El movimiento me atrae y hay un aleteo en mi interior. Pocas veces he visto a Preston, pero siempre trato de ignorar una atracción que despierta en mí. A veces incluso creo que él me coquetea, cómo en este momento.

— ¿Y por qué viniste? —Tarde me doy cuenta de cuán grosera ha sido mi pregunta, pero él sonríe y me relajo un poco.

—Vine a traerle su medicamento, me dijo que lo dejara con alguna de sus compañeras, pero nadie abría y decidí esperar.

Recuerdo las píldoras de distintos tamaños y colores que ella tomó una mañana en la cocina "esta es mi droga" o algo parecido había dicho.

—Está bien, puedo dárselas.

Murmura un agradecimiento mientras saca de una mochila, que antes no noté, una bolsa de papel que no dudo en tomar. Nuestros dedos se rozan y no puedo evitar bajar la vista ante ese toque sutil y cuando vuelvo mis ojos a él, me está viendo con un brillo en su mirada. Mi reacción de es planeada, pero me lamo los labios, él también lo hace y mi corazón tartamudea antes de latir a un ritmo más rápido.

Clavo la vista en sus labios entreabiertos y me sonrojo desviando la mirada a un lado, aferrando mi agarre en la bolsa y alejándome de su toque. No ha sido intenso cómo el tacto de Anders, pero ha sido algo significativo que me ha despertado una curiosidad que no quiero explorar.

— ¿Quieres ir por algo? ¿Tal vez cenar? —pregunta de manera tentativa y repentina.

Vuelvo a dirigir mi mirada hacia él encontrándolo con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón y aun sonriéndome, solo que está vez su sonrisa es diferente, mucho más atractiva.

—Sí... —Respondo y luego doy un respingo—. Quiero decir, no puedo, quisiera, pero...Debo subir y hacer...Cosas.

— ¿Cosas? —Luce divertido mientras asiento con demasiada fuerza—. Está bien, Shaina, tal vez podamos cenar o hacer algo un día en el que no hagas cosas.

—Bien.

Se acerca acortando la distancia entre nosotros y el nerviosismo me invade. Normalmente me aterra la cercanía y contacto físico, pero extrañamente no retrocedo cuando está tan cerca que siento el calor de su cuerpo contra el mío. Su mano baja y luego la siento en la mía afianzando mi agarre sobre la bolsa de papel.

—No la dejes caer ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

Creo que su mirada viaja a mi boca y veo cómo una vez más se lame los labios.

—Gracias, Shaina.

—No hay...Problema —alcanzo a responder antes de alejarme.

Abro la reja y al voltear le doy una última mirada, pero me doy cuenta de que él también y lo escucho reír cuando con rapidez me volteo de nuevo y comienzo a alejarme ¿Qué me sucede con Preston?

***

Llevo una cucharada de avena a mi boca mientras mantengo la vista frente a mí, en esa entidad, esa cosa que no puede ser real: la niña que imagino, mi yo infantil.

La sonrisita en sus labios está llena de malicia y su piel luce extremadamente pálida, mi piel siempre ha sido más trigueña que porcelana, eso incluso de pequeña, pero esta versión de mí luce enfermizamente pálida y debido a que hoy viste un vestido de mangas cortas de color gris, en sus brazos vislumbro moretones y marcas de lo que pensaría que son huellas de algunos pinchazos.

Trago la avena sin dejar de verla y ella me devuelve la mirada, no le hablo, tampoco huyo, solo me digo que es una ilusión, que no es real y que es una consecuencia de efectos secundarios de la dosis de mi medicación.

— ¿Por qué apareces ahora? —pregunto a la nada.

Por la muerte —Me sorprende su respuesta en voz infantil.

Dejo caer la cucharilla sobre el envase haciendo que avena me salpique, la niña ríe y pasa sus pálidas manos sobre su vestido. Los moretones sobre su piel van incrementando, aparecen rasguños, raspones, costras.

— ¿La muerte de quién? —pregunto, dejando por primera vez parte de mi miedo a un lado.

Muere.

— ¿Quién muere? —pregunto y hace un puchero antes de sonreír.

Todos.

¿Puedo tener una alucinación que se ve tan real? ¿Y por qué alucinaría a ésta niña dándome tales respuestas? Pero por otra parte, es imposible que esto sea real.

Todos, todos mueren —dice una vez más.

— ¿Todos? —repito mientras siento un escalofrío recorrerme— ¿Quiénes son todos?

Lo que tocas —Me sonríe con dientes sangrientos mientras la sangre comienza a gotear por su boca—. Eres mala, muy mala.

—Soy buena —susurro. Lo soy.

Todos mueren —Más sangre sale de su boca y ahora también de los orificios de su nariz.

—Cállate, solo desaparece o muérete. Vete y déjame en paz.

Morir —canturrea— ¿Quieres morir? ¿Morimos?

—Solo desaparece de una maldita vez —grito.

— ¿Hablas siempre sola? —escucho una voz detrás de mí que me hace sobresaltarme.

Volteo para ver a Priscila sacar una botella de agua del refrigerador y beber el agua tras tomar un par de píldoras. Luego se deja caer en una de las sillas, dejando una vacía entre nosotras, y parece entretenida viendo algo en su teléfono.

Parece que ella ni siquiera espera que responda y eso es bueno, porque no sabría cómo explicar que hablo con mi versión de niña que al parecer le gusta creer que todos morirán y que acaba de cuestionarme si quiero morirme. Al volver la vista al frente, la niña ya no está.

—Gracias por traer mi medicamento, se supone que el idiota de mi hermano la traería hoy, no ayer, pero no me extraña de Preston.

— ¿Él sabía que no estarías?

—Lo olvidó, Preston siempre olvida cosas, es un imbécil —dice sin despegar la vista de su teléfono.

Repentinamente quisiera hacer muchas preguntas sobre su hermano, pero me reprendo por dicha curiosidad y consigo controlarme.

—Oye, Shaina, te gustan los penes ¿Verdad? —Ante mi silencio voltea a verme— ¿No? ¿Eres lesbiana, bisexual o pansexual y no lo sabía?

—Me gustan los hombres —respondo cortándola en sus suposiciones.

— ¿Por qué tardaste tanto en responder?

No queriendo prestarme a cual sea su humor para socializar esta mañana, me pongo de pie sin terminar mi avena y camino hacia el fregador. Solo cuando termino de lavar lo que ensucié, volteo para encontrarla viéndome y su mirada estaba tan baja que casi creería que veía mi trasero, pero eso no es posible ¿Correcto? Es decir, a Priscila le gustan las mujeres, pero no quiere decir que yo le gustaría, eso sería absurdo, ilógico, poco probable.

Cuando sus ojos suben y se encuentran con los míos, una lenta sonrisa aparece en su rostro mientras se pone de pie y camina hacia mí, por alguna razón retrocedo, cómo si un mecanismo de autodefensa se activara en mí haciéndome saber que mantenerme alejada de ella posiblemente sea lo mejor.

Mi espalda choca con las alacenas y su sonrisa crece, se detiene cuando está demasiado cerca de mí y el brillo en sus ojos me da la sensación de que disfruta de ponerme en esta situación en donde el corazón se me acelera y comienzo a transpirar por su cercanía, me siento ansiosa.

—Si te gustan los hombres —susurra y siento su aliento contra mis labios— ¿Qué opinas de éste?

Una larga respiración me abandona cuando finalmente retrocede dándome espacio. Mi corazón todavía se encuentra acelerado cuando me muestra una imagen en su teléfono, específicamente la imagen de un hombre indudablemente atractivo.

Rastro de barba, ojos grises, cabello más corto a los lados que en la cima, tez clara, labios carnosos y mirada intensa hacia la cámara, alcanzo a ver un tatuaje sobresaliendo en su cuello y perdiéndose debajo de su camisa. Es atractivo y seductor de una manera en la que parece problemas, pero en la que no te podrías resistir si su atención cae en ti. Es cautivador porque me encuentro detallando la foto tanto cómo puedo.

— ¿Te gusta? —pregunta en un tono burlón— Tu mirada dice mucho, te parece caliente, pero es una lástima...

— ¿Qué cosa? —No puedo evitar preguntar.

—Éste es Jagger, Jagger vive en otro país y Jagger está en problemas —Hace una pausa—. Lamentablemente se metió con el equivocado y ahora lo castigan. La pasará mal.

— ¿De qué hablas? ¿Qué le estás haciendo?

Siento angustia y empatía por éste desconocido del que habla, no creo que una persona tenga el poder o derecho de castigar a otro ¿No es eso el deber de los poderes judiciales? Y Priscila lo hace sonar todo muy perverso.

Una vez más, ella acorta la distancia entre nosotras y uno de sus dedos enrolla un mechón de mi cabello.

—Yo no estoy haciéndole nada, ni siquiera sé lo que hizo, pero sé que está en problemas, van a castigarlo...

—Debes decirle a alguien, reportarlo...Tú debes ayudarlo o... —Balbuceo, contrariada con la idea de que lastimen a alguien, de saberlo y no hacer nada.

—No puedo ayudarlo y tú tampoco.

No lo pienso demasiado cuando tomo su mano y le aprieto la muñeca con fuerza, alejándola de mi cabello; eso la toma por sorpresa y a mí también. Experimento una sensación amarga porque ella acaba de hablarme sobre las posibilidades de que alguien será lastimado y no sé cómo podría ayudar y ella tampoco va a hacerlo. Instauró en mí una preocupación por un hombre que no conozco y de cuya vida no sé nada.

— ¿Te lo creíste, Shaina? Es una broma —dice sonriendo, pero no le creo—. De verdad, éste si es Jagger, pero es solo un tipo que conoce un amigo...Nadie le está haciendo daño.

No le creo, no le creo ni un poco y mi agarre en su muñeca se aprieta un poco más, creo que podría estarla lastimando.

—Mientes.

—No miento —aprieto mi agarre todavía más—. ¿Sabes, Shaina? Para ser una chica buena, estás infligiendo bastante daño en este momento.

Su vista se clava en mi agarre y de inmediato la libero notando la marca que mis dedos han dejado en su piel. Priscila hace una mueca de dolor cuando se acaricia la zona y retrocede sin quitarme la mirada de encima.

—Siempre supuse que no podías ser tan buena —Se guarda el teléfono en el bolsillo trasero de su jean—. Tu mamá miente, no eres ningún ángel bueno, Shaina, no eres lo que ella dice ser.

» ¿Y sabes? Encuentro que eso es interesante y atrayente.

Aturdida por todo este extraño encuentro, la veo irse. Mi primer movimiento es enredarme las manos en el cabello mientras pienso en su cercanía, la foto del chico, sus palabras, su intento de decir que era mentira y palabras finales que se repiten en mi cabeza.

—Deja de exagerarlo todo —Me digo tras un ejercicio de respiración—. No hagas de esto algo más grande de lo que es. Alístate y ve a trabajar, no pasa nada, Shaina. Todo está bien.

Me digo esto durante largos minutos, pero no consigo creérmelo mientras el  rostro del chico que ella llamó "Jagger" parpadea en mi mente cómo alguna posible víctima de algo malo ¿Pero qué podría hacer yo? Odio ser tan débil.

***

Él se encuentra chupándole los pezones mientras su mano viaja debajo de su falda, no les importar estar en un lugar público y que alguien pueda atraparlos. La adrenalina y el deseo los consume, ella le pide más y él ríe de manera enronquecida llevando sus dedos más allá de su ropa interior, tanteando el rastro de humedad que su toque ha despertado en ella al mismo tiempo en el que sus dientes se clavan con rudeza en el pico endurecido de uno de sus pechos, en consecuencia ella se muerde el labio inferior con tanta fuerzas – para contener el gemido – que saborea su propia sangre, eso la excita todavía más.

Me lamo los labios deslizando mi dedo por la pantalla, necesitando saber qué es lo siguiente y una emoción se acumula en mi bajo vientre cuando todo se pone incluso mejor. La boca del héroe, nuestro protagonista, suplanta a sus dedos y le sacude el mundo con un juego de lengua y dientes que la hacen delirar. La narración es explicita, demasiado detallada y eso consigue hacer que cruce las piernas...Desearía ser ella.

La advertencia de batería baja en el teléfono me interrumpe en la lectura, haciéndome parpadear a la realidad, de repente veo a mi alrededor notando mi soledad y dándome cuenta al ver la hora, que diez minutos se han convertido en dos horas, simplemente me perdí en la lectura.

Decidiendo que necesito cargar al menos un pequeño porcentaje del teléfono antes de irme, lo conecto y bostezo mientras veo alrededor algunos libros que tal vez pueda ordenar. Annie y Pablo se fueron hace dos horas, hoy la librería cerró un poco más temprano, sin embargo, es tarde. Faltan poco menos de cuarenta minutos para las once de la noche y aunque aún me da miedo caminar sola por las calles, los últimos días no ha sido tan aterrador hacerlo, no es que se lo mencione a mamá, de la misma manera en la que no he mencionado el asunto de haberme dormido por dos días.

Salgo del mostrador tras estirarme, decidir no pensar en mamá  y dejar ir otro bostezo, caminando hacia la puerta para verificar que está cerrada y al llegar, noto detrás de ella, en el otro lado de lado de la calle la sombra de un hombre o al menos creo que pertenece a un hombre.

Es inevitable que no me tense, a pesar de ver que aún hay personas transitando me enfoco demasiado en la sombra y en mi mente poco a poco comienzo a hacerme escenarios perturbadores sobre muchas maneras en la que podría salir lastimada y cómo podría suceder muchas de las cosas de las que mi madre dice siempre estar protegiéndome, pero logro controlarme a tiempo, antes de caer en las garras de la ansiedad y el terror, me digo que estoy imaginado demasiado, que solo es alguien al otro lado de la calle, que no tiene que ver conmigo y que no van a lastimarme; eso trae algo de tranquilidad, no lo suficiente, pero algo es algo.

Para no sentirme tan sola ni desamparada, decido llevarme el teléfono con el cargador al área de la librería en dónde me refugio y tras conectarlo, dejo que una balada tranquila se reproduzca mientras ordeno los libros, eso me trae calma.

Al ordenar los libros, los párrafos subidos de tono que estuve leyendo durante dos horas, se repiten en mi cabeza causándome de nuevo la inquietud que me hace sonrojar al reconocer que se trata de excitación, no puedo evitar imaginarlo y lo que es aún más vergonzoso es que plasmo el rostro de Anders en el protagonista. Imagino su tacto basándome en el recuerdo de lo que ocurrió en esa playa...No dejo de pensar en ello y en ese vacío en mi interior que ansía más.

Imagino que es su boca descendiendo sobre mi pecho, que de nuevo su mano se está deslizando por mi abdomen con lentitud pasando con sutileza sus uñas, lo suficiente cortas, por mi piel antes de adentrarse en la cinturilla de mi pantalón y luego más allá de mi ropa interior. Cerrando los ojos, lo imagino sonriéndome antes de chupar la punta de uno de mis pechos y entonces está esa caricia sutil contra mi entrada, cómo si tanteara la humedad reunida en ella, me hace ansiarlo, desearlo y cuando pienso que todo será una burla, sus dedos presionan y yo gimo.

Abro los ojos de golpe porque el gemido es muy real cuando escapa de mis labios y porque de hecho una de mis manos está entre mis piernas por encima de mi falda, la quito con rapidez.

— ¡Dios mío! ¿Qué se supone que hago? —doy una risa nerviosa viendo a mí alrededor aun cuando sé que me encuentro sola.

He estado fantaseado con Anders desde la playa, cada escena erótica que leo termina transformándose en una imagen de él tocándome una vez más, pero nunca me había atrapado de manera inconsciente con mis propias manos sobre mí mientras imaginaba que eran las suyas. ¿Tanto lo deseo? ¿Estoy así de lujuriosa?

Mi cuerpo está protestando por la falta de atención que le estaba dando, me exige que continúe, que le dé más de ese material fantasioso mientras me toco. Me he tocado antes, mucho, porque siempre tuve la creencia – luego de mi primera vez y aquella relación – que no compartiría intimidad con otra persona, al menos no con prontitud, y mientras que la idea de otro tocándome no me parecía una prioridad inmediata, la idea de tocarme a mí misma no parecía tan aterradora.

Puede que desconozca mi reflejo frente a un espejo, pero ignorar mi cuerpo es más difícil cuando lo veo desnudo y lo he tocado en busca de algún placer y cuando lo hago, me siento un poco más normal, me siento cómo cualquier chica de mi edad porque descubro que estoy tan viva cómo cualquier mujer, que siento cómo otras.

Ahora, descubrir el tacto de Anders sobre mí, desbloqueo algo más porque ahora mi toque sencillo en la soledad no parece suficiente para esa hambre que él ha despertado.

Lo dejé meterse demasiado en mi mente, lo dejé seducir lo suficiente a mi cuerpo para que ahora no haga más que desearlo.

Veo el teléfono en el suelo, aun cargándose, tentándome a que lo tome y sea valiente, a que dé otro primer paso.

Le interesas, Shaina, deja el autodesprecio y acepta que le gustas a alguien, le interesas. Me lo digo un par de veces antes de gatear hasta el teléfono, desbloquearlo y presionar en la pantalla "llamar" antes de que pueda arrepentirme.

—Hola, Traviesa —No tarda en saludarme su voz y mis piernas se aprietan sin que las pueda detener, el corazón me late más deprisa.

—Hola, Anders —Mi voz suena diferente, suena cómo en aquella oscuridad en la playa en donde nuestras voces y mis gemidos se mezclaban con el sonido de las olas.

—Uhmm ese tono de voz sexy me suena tan familiar —su voz se vuelve más baja, seductora—. Me recuerda a una playa oscura en donde mis dedos se adentraron entre humedad, tocando una y otra vez hasta que en un tono más ronco gemiste y te estremecías sobre mí.

Siento mi mano, sobre mi rodilla, moverse un poco más arriba y sin planearlo acaricio mi muslo, no lo puedo evitar, porque se siente bien y en mi vida pocas cosas se sienten así de increíbles así que me aferro a ello.

— ¿Traviesa?

—Lo recuerdo —susurro—...Mucho.

—Yo también lo recuerdo, pero paso más tiempo imaginando...

— ¿Qué imaginas? —Aprieto el teléfono con fuerza en mi mano mientras que la otra sube un poco más por mi muslo.

—Me imagino volver hacerlo, pero también imagino que esta vez cuando te saboreo, no es sobre mis dedos, que esta vez te pruebo directamente con mi boca mientras esa voz sensual tuya me pide más...

Puedo imaginarlo de una manera muy vívida.

— ¿Qué más?

—Llevaría tus piernas sobre mis hombros para tener mejor acceso, primero pasaría mi lengua lentamente mientras mis dedos acarician tus muslos subiendo, ascendiendo lo suficiente para acariciarte sobre toda esa humedad antes de chupar con fuerza...

Un sonido profundo escapa de mí, específicamente un gemido y me paralizo una vez más con la mano entre mis piernas, esta vez presionando sobre la tela de mi falda larga el nudo de nervios que palpita ante sus palabras.

— ¿Demasiado? —pregunta, cómo si tanteara el haberlo llevado demasiado lejos.

—Quiero...

— ¿Qué quieres? Dime y será tuyo, dime y será realidad.

Muevo mis dedos sobre la tela y me estremezco. Ese miedo que siempre parece parte de mí, se vuelve un eco lejano mientras la adrenalina y el sabor de la emoción me invade, se vuelven más fuerte que el constante temor de analizar todo lo que hago y querer ser una chica buena.

—Quiero que sea...Real.

Ahora es él quien emite un sonido ronco y escucho algo de movimiento antes de que susurre mi nombre haciendo que me estremezca y que apriete la palma de mi mano contra mi entrepierna.

—Déjame ir a verte.

Uno, dos, tres...

—Ven a la librería, Anders.





Holissss, al menos este capítulo estuvo suave sin nada tenebroso. Lamento los dolores de cabeza, pero la idea siempre fue volverlos locos antes de darles respuestas, antes de llegar a estos capítulos. Algunos han atinado a algunas teorías y otros está bien lejos. Así que tranquis, ya todo comienza a caer jejeje.

Para más noticias de la historia: Instagram/Tiktok: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Younow: DarlisStefany

Espero les guste.

Un beso.

Continue Reading

You'll Also Like

71.1M 3M 60
Culpa mía es una película basada en la trilogía "Culpables" - Próximamente disponible en Amazon Prime. ¡Disponible los 16 primeros capítulos! **Ganad...
60.6M 3M 42
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
70.9M 7M 49
[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con todo lo que amo y por alguna razón me d...
18.9M 2.1M 58
Dexter Jefferson tiene la palabra desastre adherida a su nombre y últimamente eso parece estar más que científicamente comprobado. La prueba de ello...