𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴

By blossxm_s

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❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue... More

Prologo: latidos
El rostro de la verdad
Antidoto de ti
Domesticar
Una Nueva Rutina
Reminiscencia de una deidad y una montaña
Leyes de piedra y ceniza: mi primer viaje.
El otro lado de mi soledad
Su Suelo Es Mi Tumba
Los Tintes Del Trauma
Te Recuerdo Sonriendo En Tu Siesta
El Album Del Pasado
Viajar A Mi
El Fantasma De La Opera
Coronas y Espinas
Segundas Opiniones
Porque El Me Ama
Los Colores De Su Alma
Abuela, Madre e Hija
La Ultima Gran Dinastía
Bicho de Amor
Ojo por Ojo
El Camino a Busan
La Nueva Reina
Culpa Y Lastima
Promesa
Lady Kim Hanam
Llamado de emergencia
Realización
Tres de Copas
Bendicion o Maldicion
El Otro Lado
Imparable
Barrera
Estallido Emocional
Mal Entendido
Listos o No
Un Lugar Hermoso
Superheroe
Revelación
Tigre Adiestrado
Mascaras
Efecto Sorpresa
Parecer
Latidos: manzana
Latidos: niño interior
Felices Juntos
Save Me

La niña que convencio a una bestia

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By blossxm_s

Devuelvanle los escenarios a Gfriend :(

Abrí mis ojos agitada y me senté en la cama rápidamente. Gire a ver el reloj en la mesa de noche y faltaban al menos media hora antes de que sonara la alarma. Me queje detrás de mi garganta mientras pasaba mis manos por mi rostro.

Quité las sábanas y salí a pasos lentos a la cocina.

— Isie, buenos días. Hoy rompes un nuevo récord. Apenas y son las cinco. — mi abuela me esperaba en la cocina del departamento.

Y yo bostecé un par de veces antes de contestarle.

— Fue por uno de esos sueños.

— ¿Lindo o feo?

— Solo un sueño, abuela. — le sonreí aceptando su taza de café agradecida.

Nos sentamos en el balcón el resto de la madrugada hasta que amaneció, fui a bañarme con calma y colocarme el uniforme de nuevo.

— Isie, ¿le llevaras estas galletas al rey Jeon? — mi abuela interrumpió mi desayuno con una bolsa de papel. — también empaqué tu almuerzo.

— No tiene que hacer todo eso por mí, tampoco por Jeon. No lo agradece.

— Son momentos difíciles para el... se mas comprensiva, pequeña.

— Lo soy Nana, pero es un momento difícil para todos, si no fuera por Hanam regresaría a Seúl de inmediato.

Hice un puchero tomando el ultimo rastro del jugo de naranja.

Mi abuela dejo salir una risa mientras me acompañaba a la puerta. Peiné mi cabello negro con perfección hasta mis hombros y aplicando un poco de bálsamo sobre mis labios tomé el casco en la puerta.

Calcé mis zapatillas y corrí escaleras abajo hasta el estacionamiento. Ahí encima de mi motocicleta color menta estaba Quelpart durmiendo.

El gato de mi abuela que tenía cien años y cien kilos.

— Quelpart, voy a llegar tarde. — me incline hasta acariciar el lugar entre sus orejas y con un maullido bajo al suelo. — ve a cuidar a la abuela y con suerte te traeré atún en la noche.

Puse mi almuerzo en la canasta y emprendí mi viaje por las colinas de Gamcheon.

Mi madre me reclamaba cada vez que me veía manejar algo tan "peligroso" para ella, pero era el viento chocando mis mejillas y mis manos sobre el control lo que más me gustaba. Creía firmemente que podría ir a cualquier lugar del mundo.

Al llegar al hospital y atravesar las puertas escuché el murmullo matutino de las enfermeras y doctoras. Todas cuchicheaban sobre como Jeon ayudaba a los auxiliares de cocina a llevar los cilindros de leche.

Mire por una de las ventanas al patio trasero, justamente vestía de negro para alimentar todos los deseos pecaminosos de las mujercitas.

— Buenos días. — interrumpí su momento de gloria y todas giraron a verme. — parece que hoy todos amanecieron sanos, que alivio.

— No seas aguafiestas, Yan.

— ¿Yo? No era sarcasmo.

Las miré confundida y las contagié de una risa mientras abría mi casillero. Me quite el casco y peine mi flequillo con las manos mientras sacaba la bata blanca.

— ¿Cuándo nos presentas al adonis Jeon? Cada día se ve más guapo...— una compañera murmuró a mi lado.

— Su novia ha estado cinco meses en coma, no es un buen momento para hacer amistades.

— ¡Pero yo no quiero amistades! ¡Yo quiero un viaje a Paris y tenerle tres hijos!

Yo deje salir una risa tímida chocando mi frente en el metal del casillero.

Suavicé más mi voz.

— No es tan bueno como parece.

— Seguro es mejor.

Nos callamos al sentir la presencia de alguien más.

— Huele a hormonas, chicas... a trabajar. — entro el doctor que lideraba el hospital y me señalo con su dedo. — Yan, te necesitan en la sala 7 y me asistirás en urgencias hoy. Traumas cerebrales y reanimaciones.

— ¡¿Por qué Jeon solo la deja entrar a ella?!

Les había explicado a todos que era un amigo de la infancia, pero ya me ganaba enemigos por el simple hecho de ser la "favorita "del rey.

Ellos no sabían que era rey del océano y que en verdad me dejaba entrar para gritar cada dos por tres. Pero eso no debían saberlo y tampoco importarles. Camine el tan conocido pasillo saludando a demás pacientes y dando los buenos días con una sonrisa.

Al entrar a la sala el típico olor a vainilla me embargó.

— Hasta que llegas... creí que habías regresado a Seúl a llorarle a tu mami. — Jeon dijo al instante y yo suspiré.

— Buenos días a ti también.

— Su alteza, no sea tan grosero. — Raeki le regaño a un lado de la ventana y se inclinó con respeto — buenos días, lady Yan.

Gire a ver a Jeon Jungkook.

Sentado en el sillón al lado de una camilla bastante lujosa. En realidad, era el pabellón más exclusivo de todo el hospital. No es para menos, el rey del océano de Busan sostenía la mano de su inconsciente pareja.

Una chica un año menor, de cabellos castaños claros y expresión serena. Parecía que durmiera profundamente, sin una sola preocupación.

Pero el rostro de Jungkook era todo lo contrario. Una persona afectada por los accidentes y la tristeza. Se esforzaba por ocultarlo o mantenerse fuerte. Pero incluso detrás de su largo cabello negro podría ver el rostro puro del dolor.

Al final era eso lo que me hacía entenderlo.

— Jungkook, mi abuela te manda galletas.

— Que bien. Gracias. — dijo cortante recibiéndolas y mordió su mejilla inferior. — Revisa bien sus signos vitales, anoche tuvo un poco de fiebre.

Di un suspiro e hice mi trabajo en silencio, bajo su mirada. Sentía que si movía una mano de más o siquiera pinchaba en el lugar equivocado ya tendría a Jungkook matándome con sus dos manos.

Gire a verlo sonriente.

— Hanam va a despertar pronto, es bueno que tenga reacciones a los cambios climáticos.

— La quiero despierta, no con fiebre. ¿Es tan difícil hacer bien tu trabajo?

Raeki le dio una amenaza entre dientes y salió de la habitación para conseguirle un calmante. Yo di un par de palmadas en su espalda tranquilizandolo.

A lo largo de los años había aprendido a entenderlo y consolarlo con pequeños gestos. Lo pensé mejor viendo ambas manos juntas, una aferrándose con más fuerza que la otra.

Susurro unas disculpas mientras le ayudaba con las terapias matutinas.

Cuando se fue y me regaló una caja de chocolates que había comprado por ahí entendí que nuestra relación había dado otro paso más grande. Jungkook ya no era ese niño que se quejaba de los humanos y siempre veía a todos por encima de su hombro.

Un niño que empezó a gobernar un océano tan inmenso, después de la muerte de sus padres.

Ahora consideraba como aliada a la humana que le vomitó el primer día de conocernos. Tenía por pareja a una humana en coma y ayudaba a los demás en el hospital para tener más tiempo de visita.

Su madre sin duda estaría sonriendo entre las olas saladas de Quelpart al ver el crecimiento de su hijo.

Me sentí melancólica toda la semana, aun mas por la lluvia que caía contra los cristales de todo el hospital. Cuando despertó Hanam más tarde esa misma semana sentí que el dolor en mi corazón se intensificó, al punto que Jungkook me encontró llorando contra las ventanas llenas de agua.

Pasaba una toalla por sus cabellos y me vio con curiosidad.

— Estoy seguro que no lloras de felicidad por ver a mi Hanie despertar... ¿Qué sucede? No sabía que alguna vez lloraras.

Su semblante era más sonriente y sus dientes de conejo altanero se burlaban de mi suerte.

Sus ojos brillando de esperanza. Yo me apresuré por darle la espalda.

— Yo también extraño a alguien.

— Dudo que sea mi hermano mayor, así que los rumores del chico selva son reales.

— ¡Jungkook! — me quejé con voz quebrada.

El alzó sus manos inocentes y volvió a sentarse al lado de Hanie que ahora si le tomaba de la mano con más fuerza.

Le había dado un sedante, pero pronto volvería a vernos con esos ojos rasgados tan lindos. Cuando los abrió sentí tanta calma y felicidad, por un momento creí ver a alguien más. Su lunar debajo de su ojo izquierdo era muy familiar. Sus gestos y facciones eran tan sutiles que no podía sacarme de la cabeza a alguien más.

— ¿No es preciosa? Ahora que despertó puedo llevarla al océano y-

— No puedes hacer eso.

— ¿Qué? — alzó sus cejas.

— No recuerda nada Jeon, tienes que tener paciencia.

— La he tenido por cinco meses, recordará muy pronto.

— La lastimarás si le cuentas toda la verdad de una sola vez, sin anestesia. — recogí los implementos antes usados. Mi voz salía en aegyo natural, pero a veces deseaba tener una voz más profunda y serena. — se cómo te sientes... pero debes tener mucha paciencia o ella se volverá a ir.

— Iseul, tu no entiendes nada sobre nosotros.

— Entonces enséñame o la llevaré conmigo a Quelpart. Donde debió quedarse.

Dejo salir un sonido de molestia antes de cerrar. Tenía que convencer a todos que no entraran ni por equivocación a este lugar. Con Hanam despierta, Jungkook solo sacaba sus instintos más territoriales y de pez gordo.

En el próximo par de días conversé un poco con Hanam, demasiado tímida y perdida para siquiera mantener una conversación de más de cinco minutos.

Pero tenía curiosidad por Jungkook y el me demostraba que podía manejarlo bien.

— ¿No extrañas Seúl? — me preguntó Hoseok una vez mientras hacía guardia en su habitación vacía y yo revisaba sus exámenes de laboratorio.

— No, aquí también me necesitan.

— Pero debe ser extenuante, lady Yan... necesita de un buen masaje.

Empezó a pasar sus manos huesudas por mis hombros y yo me reí por su exceso de confianza.

— Hoseok, eres un verdadero sol. Si no fueras consejero del rey Jeon te contratara. Gracias.

— Ah, no es nada mi lady. Debería regresar a Quelpart cuanto antes. — paso un brazo sobre mis hombros y apoyo su cabeza llena de cabellos naranjas en la mía. — la estrellita de mar de su alteza despertó, ya fue al norte a solucionar los problemas de Dojin y ese extraterrestre del que tanto hablan parece vivir una vida normal.

— ¿Debería?

Giré mi cabeza en uno de los ventanales y vi el mar extenso frente a mis ojos. La imagen de su rostro me hizo sonrojar.

Solo era tomar un bote y los abrazaría en unas horas.

— Le diré a su alteza que prepare su barco y sus hombres. ¡Partiremos el fin de semana!

Amaba al consejero del rey Jeon, era sin duda un ser lleno de luz y sonrisas. El y Raeki no habían cambiado mucho desde nuestro encuentro en uno de los tantos viajes a Quelpart.

Me senté a almorzar en el patio al lado de Hanam y recordé al pequeño niño selva. Viendo a sus ojos llenos de densa tristeza por última vez recordé lo que paso después de mi encuentro con la bestia en la selva.

En esa época, desperté en el patio trasero de la cabaña. Nadie se explicaba cómo había llegado ahí y nadie había visto al dichoso niño desnudo.

— Abuelito, tú me crees... ¿verdad? Hay un niño viviendo en la selva. — más tarde ese día mi abuelo vendaba mi pie y lo podía mover con un poco de dificultad. — es solo un poco más alto que yo, ¿estará perdido?

— Si te creo Isie, lo he visto también. Sin embargo... él no se deja ver muchas veces, he intentado convencerlo de venir con nosotros a la aldea humana, pero prefiere vivir lejos de aquí.

— ¿Por qué? ¿Dónde están sus padres?

— Creo que esa sería la mayor razón de su miedo a los humanos.

No entendí, pero por más que les grite a todos que debíamos ir por el nadie me apoyo.

Además, estuve castigada una semana entera por huir tan tarde.

Mi tío Yuseob cedió, pero en las próximas semanas lo buscamos sin éxito. Era una isla inmensa y ahora que la empezaba a entender mejor, todos los días los senderos cambiaban. No había vuelto a ver el árbol mágico, aunque juré que quedaba cerca aquella noche.

Yo no me rendí y una tarde después de atar mi cabello en una trenza salí a buscarlo sola.

— ¡Niño desnudo! ¡Soy yo!

Aprendí a gritar en mi búsqueda.

Traía ropa conmigo para obligarlo a usarla. También traía galletas que aún me quedaban de la mamá de Junghyun.

Escuché un movimiento entre los arbustos y me detuve.

Siempre sentía que tenía dos pares de ojos en mi pero nunca se atrevía a dejarse ver. Pensé en algo que lo haría mostrarse y fingir que un animal me atacaba tenía sentido, al final, el apareció la primera vez por un tigre.

— ¡Auch! Una serpiente... una serpiente me mordió. — exageré a sobremanera mientras caía y frotaba mi tobillo por debajo de mi vestido de lino.

Seguí quejándome y en segundos tenía al niño desnudo de pie frente a mí.

— U-una serpiente.

Dejé de exagerar cuando se agachó a mi altura y yo cerré mis ojos para no ver de más.

Mi valentía se había ido al caño.

Empezó a rugir como un tigre y quito la mano de mi tobillo sin mucha delicadeza. Me alzó el pie tan fuerte que mi espalda toco el suelo y yo le di una patada por alzar mi falda tan irrespetuosamente.

El dio dos pasos atrás y yo lo mire a los ojos.

Tienes que ser valiente, Iseul. No tienes que dejar que se vaya.

Iba a dar media vuelta, pero yo lo tome del brazo. Parecía pelear para liberarse, pero lo tome con más fuerza cuidando de no enterrar mis uñas en su piel.

— Lo siento. — me disculpé y algo sobre esas dos palabras lo hizo dar la vuelta.

Estaba sorprendido y emitió sonidos irreconocibles.

— Lo siento. — vocalicé mejor y sonreí. — ¿te gustan esas palabras?

Hizo su cabeza a un lado y yo me acerque más.

— Mi nombre es Yan Iseul, ¿cómo te llamas?

El vio mi mano extendida y sólo acercó su nariz, su nariz era cálida. Me quede ahí estática hasta que sacó su lengua y lamió mis dedos.

Hizo una mueca y se alejó.

— ¿Por qué hiciste eso? Debe ser la crema. — me burle mostrándole el pequeño contenedor. — ¿quieres un poco?

Parecía una invitación para el porqué se acercó más a tocarme la cabeza como si fuera un juguete. La movió a ambos lados y la olió. Yo intentaba no escandalizarme por su cercanía y desnudez. Mi abuelo me había dicho que había vivido la mayoría de su vida aquí sin otro humano.

— No, no toques ahí. — me quejé cuando sentí su nariz en mi estomago haciendo cosquillas. — prohibido, prohibido.

Se alejo un poco y trazó una equis en la hierba.

Me vio con curiosidad.

— Sí, es una equis. Prohibido. — señale las partes de mi cuerpo que no podría oler.

El asintió y solo se sentó frente a mi otro rato viéndome comer una manzana.

Me veía con tanta curiosidad que empecé a preguntarme cuál de los dos estaría más interesado. Paso la tarde y el me trajo muchas cosas. Se iba por instantes y me traía una roca, luego me traía el huevo de un pájaro, se fue por un tiempo y me trajo un sapo incrustado en una rama.

Todas las ofrendas las rechacé.

— Tengo que irme. ¿Quieres venir conmigo?

Intenté tomarlo de la mano, pero no se dejó.

— Yo soy Yan Iseul. No temas. — le anime, pero el solo abrió su boca sin sonido.

¿Es mudo? No puede ser. Le había escuchado rugir.

— ¿Como te llamas?

Me miro más confundido y un toque de tristeza en sus ojos. Le había convencido de ponerse el pantalón, pero lo usaba al revés.

Al menos me daba más confianza de verlo.

Tomé una rama pequeña y escribí mi nombre en la arena.

Se la di y el entendió mi petición.

Empezó a escribir con dificultad. En realidad, tardo una hora para hacer una sola letra pero al terminar eran caracteres difíciles de leer.

— ¿Taehyung? — le pregunté emocionada con mis manos a cada lado de su cabeza. — ¡Taehyung-ssi! Tienes un lindo nombre. Tu apellido es Kim, bueno puede ser Kim o Kang... no reconozco muy bien tu letra.

Me reí y él me sonrió por primera vez.

— Iseul. — murmuró mi nombre y luego tocó mi frente con su nariz — Iseul. Yo. Taehyung.

Este fue el primer reconocimiento de un animal y su dueño.

Convencer a Taehyung de que fuera a vivir a la aldea humana no fue un trabajo fácil, creo que en mis 23 años nunca he trabajado tanto por algo. Supongo que por eso nunca he vuelto a sentir la misma satisfacción que sentí en mis escasos nueve años.

— Taehyung. Taehyung. Taehyung. — lo llamaba una tarde cerca de un lago, mis pies descalzos en el pequeño arroyo.

El no quería salir de su escondite. Cada vez me costaba más llamar su atención y no podía volver a mentirle.

— Taehyung, lo siento.

Vi su cabeza asomarse entre las piedras y yo corrí hacia él.

— ¿Eres tímido? Te gusta demasiado esas dos palabras. — me reí mientras intentaba atrapar los peces con mis manos. — ayúdame a pescar, quiero llevarle unos a mi tío.

Él se fue por un momento y luego trajo una lanza más grande que él. Yo lo mire curiosa y con destreza empezó a recolectar todo tipo de peces que nadaban frente a él.

Yo intentaba ganarle revolcándome en el agua tome dos y uno incluso logró morderme en el pulgar.

— Aish, pez malo. — me quejé, pero lo dejé vivir.

Me recosté en la hierba esperando que mi ropa se secara y Taehyung se acercó con sigilo.

Ahora que pasaba más tiempo con el entendía que prefería caminar en cuatro como un minino. Se agachó un lado a lamer mi mano, más específicamente mi pulgar y yo reí por las cosquillas.

— No, Taehyung. Gracias, pero no lo hagas. — me ignoró y yo aparte la mano viéndolo de cerca.

Ahora el agua había quitado la mayoría de suciedad y hierba de su rostro.

Rostro ovalado color más claro que la canela. Mejillas rellenas y labios delgados. Orejas prominentes debajo de su cabello que seguía siendo una maraña. El noto mi mirada y solo se acostó a un lado tranquilo, se durmió. Se durmió tan profundamente que me pregunté hace cuanto no lo hacía tan tranquilo.

Sin duda, era un tigre en la selva. Mi tio Yuseob nos encontró tiempo después y con ayuda de otro hombre le inyectaron un calmante.

Lo llevaron a la aldea y fue un desastre cuando despertó.

Destruyó la habitación donde se quedaba y escapó al llegar la noche. Pensé que nunca me vería de la misma forma, pero tiempo después seguía acompañándome hasta el árbol donde nos conocimos.

Intenté llevarlo tantas veces que perdí la cuenta de intentos y días.

— ¿Por qué no quieres ir conmigo? Ellos no te harán nada. — le hablaba, aunque no me entendiera y se entretuviera en mi diario de campo arrancando sus hojas. — Taehyung, te estoy hablando. Por favor escúchame.

El alzó sus ojos sorprendidos por mi repentina petición.

Yo le di la espalda en el tronco mientras sentía mis ojos llenarse de lágrimas. Mi abuelo me había dicho que no iba a dejar que me siguiera involucrando con Taehyung si este no recibía un mínimo de educación.

Porque según él no era seguro que yo anduviera en la selva buscando a alguien, mucho menos con lo sucedido con aquel tigre.

— Ti-tienes que ir conmigo... no será por siempre, solo hasta que me vaya. Por favor. — empecé a llorar de tristeza imaginando mis días entre conversaciones de adultos y mis paseos sola entre las llanuras. — paso mucho tiempo sola en el otro lado, ya no quiero sentirme así. Por favor. No quiero crecer si eso significa hacer todo sola.

Empecé a desahogarme de todo lo que oprimía mi corazón desde antes de llegar. Llore tanto que mi vista se puso borrosa y mis sollozos asustaron a Taehyung.

Caminaba de un lado a otro examinando mi rostro. Levanto mis brazos y miro minuciosamente el lugar. Tal vez buscando un animal o la razón de mi llanto desconsolado.

Su sonido al oler era amortiguado por mis lágrimas.

— Iseul. Iseul. Iseul. — decía mi nombre con temor mientras me daba palmadas en la cabeza.

— Lo siento, no tengo derecho de exigirte nada... supongo que los animales son mejor compañía que una niña molesta como yo.

— Iseul. Iseul.

Chocó su cabeza con la mía y yo enfoque mi atención a lo que tenía entre manos.

Me ofrecía a una mariposa que luchaba por salir de sus manos.

— Gracias, Taehyung, pero tienes que dejarla salir.

— Regalo.

— ¿Regalo? — pregunte sorprendida por escucharle otra palabra. — ¿De dónde sacaste eso?

— Iseul, Iseul mmn... Iseul.

Al parecer usaba mi nombre para decir sus ideas. Me reí un poco de su torpeza y sequé mis lágrimas.

La mariposa salió volando entre nosotros.

Pero algo cambio en ambos corazones esa tarde. Al anochecer me acompaño a la aldea de los humanos sin desaparecer. Estuvo todo el tiempo a mi lado, bueno... caminando en cuatro a mi lado. Pensé que se iría al llegar a la barrera pero no fue así.

— ¿Vas a entrar? No quiero que destruyas todo de nuevo... — le pregunte, pero el seguía seguro a mi lado.

Deje salir un suspiro cruzando mis dedos para no encontrarnos a nadie.

— ¿Iseul?

— Si, estarás bien. Aquí nadie te hará daño. Yo me quedare contigo todo el rato.

Debía aprender a traducir mi propio nombre con diferentes acentos.

Mi tío Yuseob era el que estaba afuera de la campaña esperando mi regreso. Al ver a Taehyung fingió no hacerlo y siguió con su trabajo armando una silla de bambú. Trague en seco en cuando Taehyung se sentó en toda la puerta y mi tío rompió el silencio.

— ¿Vás a meter a tu amigo a casa?

— Le dije que esperara afuera... pero ahora no quiere separarse de mí. — murmuré dando un paso y Taehyung dio otro.

Si daba uno atrás, el también daba uno atrás.

— Si se queda toda la noche a tu lado considéralo un éxito.

— ¿En serio? ¿Dejaría que se quedara conmigo? — le pregunté emocionada y mi tío me ofreció una lampara de aceite.

Taehyung dejo salir un gruñir cuando mi tío se acercó a nosotros.

— No parece que le importe si lo dejo o no. — tomo la delantera y yo le seguí con Taehyung en mis talones. — dormirán en futones diferentes y tu abuelo no debe saberlo por ahora.

— ¡Usted es el mejor, tío Yuseob!

Mi grito asustó a Taehyung que saltó un poco.

En realidad, Taehyung no necesito de ningún futón, dormía enroscado en el suelo o simplemente no lo hacía. A veces me despertaba en la noche y él estaba sentado frente la ventana viendo la luna.

A veces me veía a mi o jugaba con mis cosas.

Fue así como poco a poco lo involucré a la aldea de humanos. No se le dijo a nadie que él estaba ahí y todos actuaban como si no lo vieran caminar a mi lado en la noche.

Fue mi abuelo quien ganó su confianza de segundo.

— Estatura promedio de un niño de once años o tal vez doce... dentadura completa, más afilada de lo normal. Vista perfecta y oídos sensible a los sonidos agudos. Corre veloz estando en sus manos y pies. — mi abuelo le hacia un examen físico en su pequeño consultorio. Yo permanecía al lado de Taehyung para que no desconfiara. — peso un poco menor del normal, dos cicatrices en la pierna izquierda y una en el cuello. Al parecer presenta problemas en el habla...

— No es verdad, abuelito, él dice su nombre y mi nombre.

— ¿Dice tu nombre?

Yo asentí y pensé en una forma de hacer que lo dijera. Últimamente prefería gruñir en presencia de extraños.

Deje su lado para caminar hasta la puerta y cerrarla tras de mí.

— ¿Iseul? ¿Iseul? Iseul, Iseul. — empezó a llamarme y escuche que tiro al suelo algunas cosas del consultorio.

Regrese con una sonrisa.

— ¿Ve? Usa mi nombre como alfabeto.

— Tal vez deberíamos enseñarle con sonidos que tengan tu nombre... no parece contento con tu forma de enseñarle. — mi abuelo sonrió cómplice por la forma en que terminó su consultorio.

Fue así como yo le enseñaba con libros que traía conmigo.

Se distraía muy fácil y muchas veces huía por días en la selva, estresado por las clases. Me dije que debía dejar de ser una profesora como las que tenía en la escuela. Así que volví a los paseos juntos por la pradera.

— Mango. Mango. — le mostraba la fruta y movía mis labios lentamente.

El intentaba quitarlo de mis manos, pero hasta que no dijera la palabra no se lo daría.

— Mango. Mango.

— Jimin.

Yo entrecerré mis ojos confundida y el aprovechó para tomar el mango y comérselo. Ensucio su boca, barbilla y ropa nueva pero no importaba.

— Taehyung, ¿quién es Jimin?

— Mango.

— No, no, dime quien es ella... o el.

— Iseul. Mango. Taehyung. — dijo con un murmuro y yo perdí la paciencia lanzándome en la hierba.

— Probemos con otra cosa. Iseul. Isla.

— Iseul. Iseul.

— No, pronúncialo mejor: is-la.

— Is. Eul. — le costaba demasiado y pronto soltó una rabieta.

Yo lo acompañe y regresamos a casa practicando palabras con la vocal I.

Enseñarle a escribir no fue tan difícil, al parecer, mi abuelo inició una investigación exhaustiva del pasado de Taehyung. Alguien tuvo que dejarlo aquí y sin duda aprendió a hablar y escribir antes de vivir como un niño salvaje.

Lo perdió con el tiempo por la falta de uso... a decir verdad saber hablar y escribir no sirve de mucho cuando estás solo en una isla.

— A los seis años el niño aprende a hablar y escribir su nombre, seguro desde esa edad vivió solo — me había dicho mi abuelo. — si tuviera menos no hubiera sobrevivido. Tuvo que aprender a matar y esconderse para sobrevivir, es una pena.

— ¿Quién dejaría a un niño así?

— Tal vez no lo dejaron... tal vez solo se perdió y nunca regresó. — mi tío Yuseob dijo frente al fuego.

Yo gire a ver a Taehyung acurrucado en una manta en mi regazo.

Mi abuelo era más severo en sus clases de conducta, le daba castigos y este incluso lo mordió varias veces.

Pero el verano termino antes de siquiera ver un avance significativo en él. Ahora vestía ropa, pero varias veces regresaba a casa sin ropa o simplemente no la quería. Mi abuelo entonces le enseño exponiéndole a varios climas. Todo lo que Taehyung hacia o decía era por instinto.

No había una razón más allá de su cerebro intentando sobrevivir y yo no podía culparlo.

— Taehyung, no estoy jugando. — a veces creía que yo era mayor que el por muchos más años. — no es juego... debo irme mañana.

El seguía sacando mis libros de mi maleta como si fuera un juego.

— No quiero dejarte aquí, pero mi abuelo me promete volver cada verano. ¿No será divertido? Ojalá pudiera llevarte o mejor quedarme.

— Iseul...

— Sí, lo sé. Yo también Iseul.

Deje salir una risa y el me acompaño, ahora con su cabello más corto lucia más un niño de su edad.

Su sonrisa era rectangular.

— Mango. Isla. Iris. Sopa. Sol. Soledad. — empezó a enumerar las palabras que hasta ahora se sabía y pensó mejor en otra. — Mariposa.

— ¿Mariposa? ¿Quién te enseño esa?

— Abuelo.

Sonreí enternecida pasando mi mano por su cabello y él se recostó entre mis manos.

— Taehyung, tengo que irme.

— ¿Iseul?

— No, Ir-me.

El no entendió esa noche y yo tampoco quise explicarle mucho. La mañana siguiente el gran bote con el rey Jeon a cargo me esperaban en la orilla.

Mi abuelo no me acompañaría porque seguiría su proceso de observación con Taehyung.

Este último solo veía confundido como montaban mis cosas en el barco.

— Cuando regrese espero verte hablarme con más palabras. — me despedí con mi mano en la suya. — tienes que prometerme que te quedaras con abuelo y aprenderás a leer, el me escribirá si te comportas mal.

— ¿Mariposa?

— No, Taehyung, no me iré con mariposa.

— Iseul. — intentó arrastrarme hasta el árbol pero yo me aleje otros pasos.

Di un largo suspiro grabando su imagen en mi cabeza.

— Adiós, Taehyung.

Me despedí con un pequeño abrazo antes de subir al barco con rapidez. Mi tío y mi abuelo me despedían, pero Taehyung seguía estático en la arena. El no entendía que lo dejaba y me dolía en el corazón que lo entendiera ya después cuando no estuviera.

Yuseob y abuelo tendrían mucho trabajo por delante sin mí.

Yo me tragué las lágrimas durante todo el viaje e incluso cuando Junghyun se unió a nosotros, pude fingir perfectamente una sonrisa.

— Vienes más triste que como te fuiste. — fue lo que me dijo mamá en un avión hacia Seúl.

Y yo no pude contarle a nadie lo vivido durante un año entero.

Solo lo escribía con mi abuelo que me enviaba cartas cada tres meses con los avances de mi gran amigo. Taehyung como era de esperarse huyó una semana después de esperarme pacientemente en la orilla donde me fui, la simple imagen me hizo muy triste. Taehyung era mi compañía más fiel... no me conocía, no sabía quién era mi familia y mucho menos le importaba que era o lo que sabia.

El solo coexistiría en cualquier logar en el que yo estaba.

Esos meses en la escuela y rodeada de tantos niños malvados me hizo atesorar más los recuerdos. Si, Taehyung no hablaba y tampoco podíamos jugar muchas cosas pero al menos su compañía era desinteresada.

— Isie, tienes correspondencia. — mi madre entro a la habitación y yo alcé mi mirada.

Era mi cumpleaños número diez.

En el sobre no había una carta... en realidad solo había una palabra escrita. Iseul. Con líneas chuecas y círculos irregulares. ¡Taehyung había aprendido a escribir mi nombre! Luego supe a boca de mi abuelo en su regreso que el había regresado hace un par de meses.

Luego de un tiempo seguía esperándome en la orilla y mi abuelo le convenció que me llevaría de vuelta si asistía más seguido a la aldea a recibir educacion.

— Tienes que verlo, Isie. Ha crecido más que nunca. — mi abuelo murmuraba conmigo en el auto de camino al puerto el verano siguiente.

— ¿Tan alto como los árboles?

— Sí, también descubrimos un poco sobre lo que pudo haber pasado. Unos piratas pudieron atacar a sus padres cuando era niño.

— No... es muy triste. — dije escandalizada. — ¿Quién pudo hacer eso? Hay mucha seguridad en la isla.

— Lo hablaré con el rey Jeon. Tal vez solo tiene confianza en ti porque eres una niña... como el, no tiene miedo de que seas como esos hombres malvados.

Mi corazón se arrugó más de camino a Quelpart. Esta vez sin muchos protocolos.

Solo Junghyun que ahora tenía diecisiete y acompañaba a su padre.

No tuve mucho tiempo de preguntarle mucho porque se le veía más maduro y yo seguía siendo una niña molesta a mi parecer. Esta vez llevaba menos equipaje, pero también había acumulado cosas que mostrarle y enseñarle a Taehyung.

— Junghyun-ssi, ¿por qué tienen que acompañarnos?

Tomé el valor de hablarle.

— La isla Quelpart es secreto. Nadie debe saber dónde está y como llegar.

— ¿Por qué tu no vas con nosotros? — ni él ni su hermano menor habían permanecido en el barco hasta el final.

El alejo su mirada seria en el agua para verme sobre su hombro.

— Porque yo tampoco puedo saber eso.

— Ah... es muy extraño. Tal vez si fueran pudieran haberlo conocido antes. — murmuré apenada y jugué con mis dedos descalzos. — Junghyun-ssi, ¿tú serás el próximo rey del océano?

— No lo sé.

— Seguro que sí...

— Mn.

No era grosero, solo había cierta incomodidad que mi abuelo atribuyó a la pubertad.

¿Eso que significaba?

Llegamos a la isla casi al atardecer y vi una figura sentada en toda la orilla donde se desembarcaba. Agudicé mi vista y tuve que contener las ganas de saltar del barco en movimiento para ir por él.

— Te vas a caer, pequeña. Ten cuidado. — mi abuelo dijo entre risas y al detenerse yo fui la primera en bajar las escaleras.

Al poner mis pies en el agua la cabeza de Taehyung volteó a verme con sorpresa. En realidad, pensó bastante tiempo antes de correr a donde estaba. Vestía ropas bastantes cómodas y envidie la libertad con que corrió a mi encuentro.

— Taehyung, estas gigante. ¿Me recuerdas?

Se detuvo a unos metros a sonreírme con alivio.

— ¡Iseul! ¡Iseul! ¡Iseul! — intentaba decir algo más, sé que tal vez había aprendido una frase, pero no podía formular otra palabra que no fuera mi nombre.

Yo solo le di un gran abrazo en su cintura y me separé para reír juntos.

Tomó mi mano con más delicadeza que la última vez y la puso encima de su cabeza. Mi palma contra su cabello ahora un poco ondulado y repitió la acción con sus mejillas, lo hizo por varios minutos mientras murmuraba mi nombre.

— Aprendió un poco de afecto... a su manera, eso es un abrazo en su lenguaje corporal. — mi abuelo llego a mi lado. — uno bastante largo a mi parecer.

Cuando paso otro tiempo repitió la acción con sus manos más grandes en mi rostro y empezó a olerme sin mucho descaro.

Al parecer recordaba los lugares prohibidos.

— Bienvenida. Mariposa. Iseul. Bienvenida. Bienvenida. — murmuró de camino a la orilla y yo sonreí orgullosa.

— Al parecer tienes nueva palabra favorita.

— Bienvenida.

Esa fue la primera bienvenida de muchas que no tuvieron fin los siguientes años.

Taehyung era el único que me haría sentir bienvenida incluso en el límite del mundo.

He vuelto y para hacer algo que veia muy lejano... por fin mis borradores van a ver la luz del sol. Se que con el prologo y el primer capitulo puedan pensar en Tarzan pero les aseguro que es incluso mas complicado que eso. Si han leido las tres primeras partes de la saga (Rain, Wind y Earth) sabran que esta es la historia que une a todas desde una perspectiva mucho mas profunda. Iseul es un personaje lleno de capas y matices que espero encuentren entretenido descubrir al pasar los capitulos. 

Taehyung por su parte tiene un desarrollo INCREIBLE, creo que de todos los personajes principales masculinos que he escrito es quien mas crece y madura durante toda la historia. 

No es necesario leer las tres primeras partes pero sin duda es emocionante para mi que soy escritora y para ustedes, ir enlazando lugares, personas y tiempos. Tal vez se animen a leerlas cuando lean un poco mas. 

Sin mas, espero le den mucho amor a este proyecto que tal vez sea de los ultimos que haga de este tipo en un buen tiempo. Estoy pensando en un hiatus mas extenso o proyectos mas cortos al finalizar esta historia... muchas gracias por su apoyo. 

Con amor,

Blossom x

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