Señora luna, usted que me ve caminar desde lo alto de las estrellas,
Usted, que ha sido la única presente mientras derramo lágrimas, y a quien le sonrío sin falta.
Usted, la guardiana de mis secretos más profundos y la confidente de mis anhelos fervientes, permítame confiarle esta noche en medio de su esplendor un secreto de mi corazón.
Siento, señora luna. Después de tanto tiempo, he vuelto a sentir. No sé que es, tampoco puedo decirle cuánto tiempo durará. Solo puedo asegurarle que los latidos de mi corazón se escuchan con fuerza.
¿Qué se avecina? No podría precisarle, pero puede estar segura de que será usted la primera en enterarse. Deséeme luz, señora mía. Tanta como sea posible, tanta como pueda recibirse de sus haces.
No tengo más que contarle por ahora, lo demás lo guarda usted en mis susurros.
-N.