t r i g g e r
w a r n i n g:
s u i c i d i o
—. ¿Yoongi?
Abrí la puerta del estudio donde solía practicar el pelinegro. El suelo estaba lleno de hojas con partituras y otros objetos que solían estar en el escritorio, todo había sido arrasado por Yoongi. El piano en el medio completamente solo y en una esquina, Yoongi enfundado en su traje, hecho un ovillo y llorando.
Cerré la puerta detrás de mi y caminé hasta donde estaba sentado arrodillándome en el suelo y sentándome sobre mis talones mientras le observaba lamentarse en silencio.
—. ¿Vienes a ver el fracaso que tienes por novio?—preguntó de mala gana mirándome de reojo. Suspiré frunciendo mi ceño y sentándome completamente sobre el suelo.
—. Eres un ser humano, Yoongi, y tienes derecho a equivocarte.—le dije tratando de calmarlo—. Tu talento no lo define ese escenario ni lo qué pasó.
No me contestó, tampoco dijo si estaba de acuerdo con mis palabras o si le habían hecho sentir mínimamente mejor. En su lugar, sus orbes comenzaron a derramar lágrimas de nuevo y los músculos de su rostro se contrajeron. Cuando llevó sus manos a su rostro para cubrirlo pude observar sus nudillos rojos y algunos rasguños en ellos.
—. Yoongi...—le reclamé en voz baja tomando sus manos entre las mías y acercándolo a mi.—. ¿Por qué te hiciste esto?
No me respondió. Sobé sus manos con mis pulgares tratando de pasarle calor a sus eternamente heladas manos y dejé un beso sobre sus nudillos lastimados. Él se acercó a mi pecho para poder acurrucarse y seguir sollozando de forma silenciosa. Rodeé su cuello con mis brazos y acaricié su cabello sintiendo cómo Yoongi se aferraba a mi ropa completamente destruido.
[ 🌫 ]
Abrí mis ojos lentamente. Me había costado mucho trabajo arrastrar a Yoongi ebrio hasta el departamento después del concurso y ahora que había despertado no lo encontraba a mi lado como casi siempre lo hacia.
Me enderecé sobre la cama y me asomé a la puerta del baño de la habitación, no estaba ahí. De pronto la puerta de la habitación de abrió, Yoongi entró con su expresión siempre somnolienta, sus habituales sudaderas cuando no le gustaba vestir formalmente y sus pantalones rasgados.
—. Voy a salir un rato.—dijo tomando las llaves de la mesa de noche a un lado de la cama, yo asentí sin estar muy convencida de que hiciera eso, pero sabía cómo debía sentirse y probablemente quería estar solo por un rato.
—. Ve con cuidado.—le pedí mirándole con una sonrisa pequeña.
Él asintió e imitó mi expresión acercándose a mi y dejando un beso en mis labios como despedida antes de irse del departamento y dejarme sola en la cama.
Suspiré profundamente, no quería quedarme en casa sin hacer nada, pero no tenía otra cosa que hacer. No iba a haber actividades del todo en el conservatorio, Jimin debería estar ocupado con su tesis, Seokjin tenía que trabajar y no tenía más amigos a los cuales recurrir para pasar el tiempo. Hasta que mi mente llegó al único ser que está disponible un lunes por la mañana.
Me cambié de ropa y salí del departamento hasta llegar a la calle que ya conocía. Esta vez no encontré a Bo Won estancado en un árbol, estaba estancado en una escalera junto al árbol. Literalmente.
—le observé estando ahí sentado sobre uno de los escalones de la escalera de metal y sus demás extremidades atoradas en esta misma. Intercambiamos miradas por un rato hasta que finalmente pregunté—. ¿Necesitas ayuda?
—. Por favor.
Bufé con simpleza y procedí a tratar de liberar a Bo Won de la escalera. Me tomó menos de cinco minutos sacarlo de ahí y mirarle como siempre le miraba cada vez que hacía algo cuestionable.
—. ¿Qué hacías metido ahí?
—. Mi doctor me recomendó un quiropráctico al decir que tenía mucho estrés debido al trabajo. Pero es muy caro ir a un servicio así, por eso...
—. ¿Por eso te estancaste en una escalera esperando que liberara tu estrés mejor que un quiropráctico?—pregunté enarcando una ceja.
—. Exactamente.—respondió señalándome con su dedo índice—. ¿Cómo está Yoongi?
—chasqueé la lengua—. No se ve bien. Salió esta mañana. Imagino que quiere estar solo, así que lo dejé.—Bo Won me miró atento mientras se sentaba en la acera escuchándome, yo lo imité sentándome a su lado y suspirando—. Debiste ver su rostro cuando entré al estudio. Te rompería el corazón en mil pedazos.
—. Ya lo creo...—dijo haciendo una mueca—. Le cayó como un balde de agua helada, ¿ah?—suspiró—. Creo fielmente que el peor error de un artista, es no soportar la crítica.
—. Es que no se trata de lo que los demás digan de él...sino de lo que él mismo piensa sobre sí.—expliqué encogiéndome de hombros y abrazándome a mi misma por el viento que de pronto azotó la calle.—. Hace frío...—murmuré.
—. Oh, tienes razón. Ven, vamos a entrar.—dijo levantándose de la acera y tendiéndome su mano para que la tomase, me levanté con su ayuda y entramos a la casa del físico.
Siempre era característico que dentro de su casa hubiese numerosos relojes que nunca marcaban la misma hora, y no tenían el mismo tiempo todos los días, el desafío de quien fuera invitado en la casa de Bo Won era descifrar cuál de todos los relojes tenía el tiempo correcto.
Bo Won se dirigió a la cocina y comenzó a sacar dos tazas de su alacena y el café del estante. Observé cada reloj y escuché cada tic tac que metía cada uno hasta que di con el correcto sobre la mesa de la sala de estar.
—. Es el de la mesa.—respondí recargándome en el marco de la puerta que daba a la cocina. Bo Won se volteó ligeramente para verme.
—. ¿Cual de todos, querida?
—. Borde negro, imita los relojes de Salvador Dalí, son las nueve con cuarenta y siete de la mañana.—respondí con una sonrisa victoriosa. Bo Won asintió con su cabeza satisfecho mientras seguía preparando las tazas de café para ambos.
—. Muy lista.—dijo finalmente dejando mi taza de café sobre la pequeña mesa del comedor colocada justamente en una de las paredes de la cocina. Me senté frente a la taza y tomé de ella lentamente para no quemarme—. Por eso nunca reprobaste física.
—. En primera estancia, no tienen relación una cosa con la otra. En segunda, tú me pasabas aunque fuese la peor alumna del salón.—respondí cruzándome de brazos.
—. Razón por la cual nos corrieron a ambos.—comentó riendo.
De alguna forma, pasar tiempo en casa de Bo Won hablando de cosas triviales y jugando juegos de mesa viejos hacía todo más ameno en mi vida. No necesitaba salir a lugares ostentosos con adolescentes que no saben apreciar su hígado si tenía a mi mejor amigo de casi cuarenta años conmigo para jugar twister dos o tres horas seguidas para después encender el televisor y ver telenovelas de los 2000's con una mascarilla de papel en el rostro.
Sin embargo, esa felicidad era momentánea, porque mientras yo estaba tratando de despejar mi mente con Bo Won, decisiones importantes y peligrosas cruzaban la mente de la persona que más quería en el mundo.
Después de que ambos nos lavásemos el rostro después de quitarnos la mascarilla, pudimos escuchar las sirenas de las ambulancias y los policías al mismo tiempo por la avenida dirigiéndose hasta mi calle. A su vez, Jimin me había llamado alertado y terriblemente preocupado.
Corrí lo más rápido que pude hasta los edificios que rodeaban el mío y observé a los oficiales rodear la zona con una cinta amarilla con la leyenda precaución en ella. La ambulancia parecía justo acabar con su labor y uno de los enfermeros cerró las puertas del vehículo sin dejarme ver quien estaba adentro.
Mi corazón se aceleró y corrí hasta la patrulla de los policías, al verme intentaron tranquilizarme y explicarme todo lo que había sucedido.
—. Estuvo parado sobre la azotea del edificio durante casi dos horas, señorita.—explicó uno de ellos—. La gente nos llamó para que acudiéramos lo más pronto posible.
—. Pero está bien, ¿no es así?—pregunté preocupada—. Estará bien, ¿no?—volví a preguntar cada vez más inquieta—. ¡Díganme que mi novio no está muerto!—grité sintiendo mis mejillas humedecerse.
—. Están camino al hospital.
Fue lo único que dijo el oficial antes de volver a entrar a su patrulla y alejarse de la escena, junto con ellos la ambulancia también partía hacia la avenida hasta el hospital. Sentía mis piernas temblando por frío y miedo, sentía que desfallecería en cualquier momento y que me desmayaría. No me equivoqué, cuando traté de caminar hasta la avenida para tomar un taxi que me llevase al hospital, mis piernas cedieron y mis rodillas se doblaron dejándome sobre el suelo llorando a mares.
—. Yoongi...—sollocé angustiada tomando mi pecho entre mis manos por miedo a que mi corazón se saliese de un sólo respiro que diera.
Después de unos minutos derrumbada sobre la banqueta, Bo Won me tomó por los hombros y me levantó con toda la fuerza posible para que ambos pidiéramos un taxi que nos llevase al hospital.
Mi corazón no dejaba de palpitar preocupado por ver a Yoongi y ver que estuviese bien y que nada le haya pasado, pero había algo dentro de mi, una parte llena de miedo que no quería enterarse realmente del estado de Yoongi, por miedo a que lo peor hubiese pasado. Esperé en el frío pasillo del hospital por media hora junto con la madre de mi novio, se veía cansada y en algún momento su cabeza cayó sobre mi hombro intentando dormirse, pero en cuanto el doctor salió de la habitación, ambas nos levantamos para mirarle a los ojos.
Sus ojos cafés llenos de pena y tristeza.
La madre de Yoongi se colgó de mi llorando estruendosamente como cualquier madre que ha perdido a su hijo. Jimin, Seokjin y Bo Won que esperaban conmigo en el hospital y habían llegado a presenciar aquella terrible noticia también se derrumbaron, un poco más discretamente, pero también se les veía destruidos.
Acompañé a la señora Min hasta su casa y Bo Won me devolvió a mi departamento, después de fue a casa. Fue entonces cuando sentí el ambiente de lo que solía ser mi hogar. No había rastro alguno de las mañanas donde Yoongi y yo desayunábamos juntos pan tostado con mermelada, no quedaban marcas de las veces que nos acurrucamos en el sofá viendo películas viejas, ya no existían las escenas donde me hacía el amor en nuestra habitación.
Ya no había nada. Tan sólo era la sombra de lo que alguna vez fueron todos esos recuerdos que no volverían.
Grité.
Cualquiera en mi edificio podía creer que lo que sucedía en mi piso era la escena del crimen de un asesinato debido a los sonidos horrorizados que mi garganta soltaba desgarrándose completamente, soltando el dolor más puro de mi alma y mi corazón agonizando de punzante dolor.
Me había odiado muchas veces en la vida. Cuando el cierre del vestido no había llegado hasta donde debía llegar haciéndome notar de mis kilos de más, cuando había reprobado literatura debido a que no escribí un ensayo de doscientas palabras, cuando me corrieron del colegio...pero ninguna de esas veces me había odiado tanto como en ese momento.
Porque yo había sido la única persona que había estado ahí para Yoongi, la única y aún así no fue lo suficiente para evitar que se suicidara. Si hubiese dicho algo más, si le hubiera convencido de quedarse conmigo en casa y hacerlo sentir mejor, si hubiéramos salido a hacer otra actividad que lo distrajera, si lo hubiera hecho tocar otra canción en el concurso...si hubiera sido suficiente para que Yoongi tuviera una razón importante para quedarse en la tierra...él estaría aquí, conmigo.
Pero no lo fui, y por eso me odiaba. En la cabeza de Yoongi, él me había perdido cuando lo dejé solo un momento en los vestidores, y había perdido su música olvidando las partituras de la canción. Todo aquello por lo que vivía ya no estaba y por eso hizo lo que hizo.
Yo había matado a Min Yoongi.
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Holu
Como pueden ver les puse un trigger warning, lo pondré en los capítulos que considere traten temas sensibles. Creo que este es el momento más fuerte de la historia así que no se preocupen.
Espero les vaya bien. Les quiero.
Bye Bye
- Sof ✨