41. Espíritu Rebelde.

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- Ha ido todo rápido, y ella está radiante. 
- Gracias a Satanás, Harold. Alexei, ahora eres el hermano mayor, deberás cuidar de tu hermanita.
-¡Si!- Alexei me quitó el sombrero y se lo puso.
- Vas a ser el hombrecito de la casa, vas a cuidar de tu hermanita.
Alexei con sus bromas, me despeinó, jugando con mi pelo.
- Ya empezamos...¡ Alexei!
- ¡Papi pelos tiesos!
La reina y sus primos se reían con ganas 
- Ay, eres igualito a Amenadiel...
- Lo que me espera cuando crezcas...aún así, eres lo más lindo del mundo para mí- Besé su mejilla mientras lo abrazaba.
- Bueno, pequeños míos, Axel, Aradia, debo irme, mami estará recuperada en breve y debo prepararlo todo para Mérida, Alexei, pórtate bien eh, que el abuelo no se queje.
- No te preocupes, querido, estará bien aquí.
- Majestad.
La limusina apareció en palacio para recogerme, y de camino encargué que dispusieran todo para recibir a las dos mujercitas de mi vida.
No dejé escaparse un detalle: cuna, adornos, juguetes, su ropa, pañales, todo.
Me tumbé a recargarme, sobre mi cama, me quedé dormido, debido al cansancio, de todas las emociones.
A la tarde me despertó una llamada de teléfono.
-¿Si?
- Cocodrilo mío, ¿ Cómo estás?- La dulce voz de Evelyn me despertó.
- Dormía un poco, mi vida. ¿ Qué tal te encuentras?  ¿ Y mi niña?
- Se encuentra perfectamente, sana y durmiendo.
- ¿ Cuándo os darán el alta?
- Mañana mismo, Sevi, me curo muy rápido.
- Esa es mi chica. Tengo todo preparado para mi nenita, en cuanto veas todo te va a encantar, Evy.
- No lo dudo,mi vida, oye, Satanás estuvo aquí, y estuvo mirando a Mérida, por un largo rato, luego estuvo hablando contigo, ¿ Qué pasó? Sé que es poderosa...pero no sé hasta qué punto.
- Pues mi vida...es el nuevo Leviathán...
- Oh, así que mi niña lleva el poder de papi en sus venas. Me enorgullece estar a tu lado, Seviathán.
Noté como se me trababa la voz y me subía el rojo a la cara.
- Gracias Evelyn...siempre fuiste la indicada para mí...te quiero mi vida...
- Y yo a ti...Oh, viene el doctor, luego hablamos, te quiero.
- Y yo a ti...
Me dejé caer sobre la cama, feliz en una nube. volvíamos a recuperar el prestigio del Leviathán y era padre por segunda vez. Mi vida no podría ser mejor.
- Ay...eres lo mejor de mi vida, Evelyn de mis amores...
El resto del dia pasó sin novedades. apenas dormí en la noche, nervioso, esperando poder ver a mi familia.
Estuve en la cama dando vueltas, a la mañana, me puse a disponer todo a punto, ya que los reyes iban a recibirnos en palacio.
La limusina paró en la puerta del hospital. Bajé de la limusina y me encontré a los periodistas esperando, con los flashes deslumbrándome. Me dirigí al guarda.
- Échalos a todos. Ahora mismo.
- A sus Órdenes alteza.
No quería que mi familia fuera un show. Si a Alastor le gusta, ése no era mi problema, mi familia no es el espectáculo del infierno.
Evelyn me recibió con una cálida sonrisa.
- Hola mis amores...¿ cómo están mis nenas?
- Todo bien, cariño. Mérida, mira, es papi.
Besé cortamente a Evelyn y tomé a Mérida en brazos.
- Eres junto a Alexei,el orgullo de la familia...vamos, los abuelos nos esperan.
Por suerte nos habían despejado el camino de mirones y de periodistas, metí a mi esposa y a mi hija dentro, y le di la orden al chófer.
A la llegada a palacio, nos recibieron los reyes. Evelyn saludó con el habitual respeto y cariño a su padre, mientras Lilith tomaba a Mérida en brazos.
- Padre, me alegro tanto de verte.
-El sentimiento ea mutuo, pequeña.
Llegó uno de los criados.
-Majestades, los Von Eldritch han llegado.
-Hazlos pasar.
Mi familia entró, a saludar siguiendo el protocolo.
-¡ Salve Lucifer, salve Satanás! ¡Señor del infierno, en dichosa hora nos reunimos!
- ¡ Señores Von Eldritch! ¡ Pasen, descendientes del Leviathán!
Mis padres saludaron a los reyes, y a Evelyn.
-¡ Evelyn, te ves estupenda, cielo!
- Gracias, me mantengo en forma, mis señores.
- ¿ Y esta hermosura es Mérida?
- Así es. Saluda a tus abuelos, peque.
mi madre tomó a Mérida en brazos.
- Divina criatura...eres tan hermosa como tu hermanito...
De repente entraron los pequeños. Con casi dos años caminaban.
-¡ Mami! - Alexei fue hacia su madre.
- Mira mi sol, ven aquí, ella es Mérida, tu hermanita.
Evelyn la acercó, a Mérida, que estaba en brazos de mi madre.
Nadie dijo nada, hubo un silencio, pero Alexei habló.
- hermanita.
Besó su cabecita, y la abrazó.

El Maestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora