La profecia.

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Estaban por cumplirse los ocho inviernos de aquel pequeño hijo de hombre lobo, cualquier profecía dicha a su nacimientos se había quedado en el olvido casi por completo. El niño se parecía mucho a su madre físicamente; los ojos azules tan claros y brillantes como los cielos de la primavera, el cabello de un blanco platinado, en su rostro se reflejaba una sonrisa con forma de corazón gracias al amor de su abuela y de su padre que lo cuidaban mucho.

Tanta felicidad que andaba por el bosque se veria opacada por un mal que salio de aquella misma aldea. Ante el descontrol del hombre lobo no solo acabo con el amor de su vida sino también mató a sus padres e hirió a su hermano menor, pasando su maldición por la mordida y eso hizo que dicha maldición se esparciera por todo el frío continente de una forma muy rápida. Esa noche fatídica hubo un juramento de venganza por la muerte de aquella pareja y alimentado por aquel sentimiento de odio el hermano se transformó en la primera noche de luna llena y fue en búsqueda del causante de sus males.

El hombre lobo se enteró que uno igual lo buscaba para matarlo a el y a su familia, el viento que fue el mensajero tambien intento convencerle de que escapara y buscará ocultarse para proteger a su pequeño hijo que le necesitaba, el hombre no escucho palabras más y envió a su hijo con la madre luna para que buscaran un lugar donde resguardarse hasta que el acabara con el mal, se transformó en la enorme bestia que tanto había odiado por años pero que ahora le ayudaría a salvar el único recuerdo de su amada. Llegando al claro más profundo del bosque lo encontró al otro lado de este, una bestia movida solamente por el odio y el deseo de cumplir su venganza, un lobo azabache se dejó ver por la claridad de la luna y ambos gruñeron en amenaza para intimidarse.

La lucha fue algo brutal, zarpazos y mordidas por todos lados, la sangre salpicó la blanca nieve del claro y ninguno de los dos se iba a detener hasta que el contrario muriera. El bosque se quedó en silencio, el lobo azabache cayó al suelo sin aliento, habia muerto; la madre luna y el joven niño fueron avisados de aquel hecho gracias al padre viento y sin pensarlo el pequeño corrió en busca de su padre, pero cuando le encontraron a duras penas podía mantenerse en pie y gostar carmesí teñían el suelo a su paso. El Hombre lobo estaba cansado y muy mal herido, el niño corrió hacia el en llanto cuando le vio desplomarse bajo un cedro, la madre luna penso que quizas podria hacer algo para sanar sus heridas sin embargo ya era un caso perdido, su último aliento de vida lo dio cuando su hijo le acarició la cabeza.

El pequeño estaba sumergido en un mar de lágrimas dolidas por la muerte de su padre, la madre luna se llenó de dolor y una vez más esa noche la una se tiño de rojo escarlata que baño a la pulcra nieve del suelo. El destrozado corazón del niño se dejó llenar por el sentimiento de la ira y el dolor de ver a su padre muerto haciendo que esa bruma despertara algo profundamente dormido dentro de su ser, dando paso a un cambio que ninguno de los dos testigos esperaba ver jamás. 

Se transformo a voluntad, tal cual su padre lo hacía, un lobo pequeño que tenía el pelaje de color blanco platinado, la madre luna se sobresaltó cuando el pequeño dio un gruñido y le vio a los ojos antes de perderse entre los árboles congelados del bosque, el padre viento detuvo a la mujer de que no fuera a perseguirle porque era muy riesgoso sin embargo él sí pudo enviar a sus vigilantes a vigilar al chico, acababan de ver al hijo del hombre lobo original tomar el legado de su padre. La noche llevó de nuevo al pequeño lobo a su hogar donde la madre luna lo acogió en su pecho para acariciar con ternura su cabeza mientras le escuchaba chillar de dolor y angustia, aquel acto de amor hizo que el niño recobrara el control sobre su legado y volviera a ser quien era, el padre viento decidió marcharse de la cabaña, se elevó por las nubes siendo presa de su propio dolor por la muerte de aquel joven, respiro profundamente y trato de mantener su mente lo más clara que pudiera hasta que un grito agudo capto su total atención.

El viento bajo sintiéndose atraído a saber de donde salía aquel grito tan desgarrador, se dio cuenta de que provenía de la aldea y fue pasando desapercibido por aquellas cabañas de madera elevadas del suelo por pilares de madera para prevenir que cualquier otra bestia invadiera su interior, se detuvo frente a una de ellas y con toda cautela subió para asomarse por la ventana y ahí vio a una mujer acostada en la cama con lágrimas en los ojos gritando a todo pulmón, se retorcia de un lado a otro y parecía querer romper las sabanas que estaban bajo sus manos. Aquella mujer estaba en labor de parto y su esposo estaba acompañado de la matrona de la aldea junto a sus hijas que estaban ayudando en la labor, sus ojos curiosos observaron por todos lados y cada detalle era interesante hasta que su mirada se posó sobre una pequeña niña que le observaba con la misma curiosidad, con su magia la puso a dormir sobre la mecedora en la que estaba y entonces vio llegar a otra mujer con un cuenco de agua entre las manos.

El padre viento jamas se habia sentido tan curioso de ver lo que pasaría en aquel momento, la media noche llegó y la luna roja se posiciono en el punto más alto en el cielo, esa noche la luna se veia mucho mas grande de lo habitual y eso era un suceso sumamente extraño para el padre viento, el padre viento sabía que las noches donde la luna se veia asi de grande era para que naciera algún tipo de magia poderosa. Todo se quedó en silencio y eso lo hizo salir de sus pensamientos, al observar hacia adentro un llanto agudo lo hizo tener un sobresalto ya que el recién nacido parece tener muy buenos pulmones, la emoción de toda la familia hizo que se alejara de la cabaña y subió de nuevo a las nubes esperando pacientemente que toda la algarabía pasara, cuando la madrugada estaba en su mitad decidió bajar para poder ver al bebé, saber su género y quizas dejarle algun presente. 

Se escabullo hasta el cuarto del bebé y lo vio acostado en una hermosa cuna de madera tallada, era un varón de un rostro hermoso con la piel blanquecina y cuando le escuchó quejarse le acaricio la frente esperando mantenerlo en silencio, lo logró pero no hizo que el pequeño se quedara quieto, en un momento fugaz los ojos del niño se abrieron y fue ahí cuando el padre viento se vio sobrecogido por el recuerdo de aquella profecía.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2020 ⏰

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