Capítulo 1.

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Camino como pudo hasta llegar al cuarto donde tenían a su pequeña bebé en la encubadora conectada a varios cables, su pequeña princesa de siete meses, su parto se había complicado debido a una pelea fuerte con su "prometido" odiaba con todo su ser a sus padres por hablerlo alejado de la única persona que había amado en toda su vida.

Subió una de sus manos dejándola en el vidrio de ese lugar, dejando que sus lágrimas corrieran por sus mejillas, si algo le sucedía a su pequeña nunca se lo perdonaría a esos seres que le dieron la vida. Quería tomar en sus brazos a su hija y protegerla de todos aquellos que quisieran hacerle daño, quería a su KiBum, quería sentir sus labios, sus manos acariciando su cabello, estar entre sus fuertes y delgados brazos escuchando sus tiernas palabras llenas de amor.

Más lágrimas rodaron por sus mejillas al recordar como lo habían separado de su novio, de su KiBum. Recordando su rostro lleno de ira al ver como lo alejaban de él, sus palabras al tratar de soltarse de los fuertes hombres de negro "Amor, cálmate, nadie nos separará. Prometo buscarte".

Estaba decidido, iría a buscar a su KiBum junto con su hija.

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|Meses antes|

Un pequeño chico de 18 años caminaba por un sendero de árboles, viendo como las hojas caían. Podía sentir claramente como sus lágrimas caían por sus mejillas, subía sus manos algunas veces limpiando sus mejillas las cuales se encontraban húmedas debido a sus lágrimas, ¿Cómo era posible que su vida estuviera llegando a su fin? ¿Cómo era posible que vida estuviera dando giros tan drásticos? Él no quería esto. Él quería vivir y ver a la persona que tanto amaba en este mundo, aun que este solo le mirara como un compañero de instituto nada más. Se conformaba con verlo sonreír, ver esos ojos que tenían ese brillo que tanto le encantaba. Se sentó bajo un gran árbol de hermosas flores rosas las cuales sus pétalos caían al son de la brisa, se quedo viendo las ramas de los árboles viendo cómo estás caían de las variadas ramas de donde se encontraban.

Saco su celular y miro la hora, ya era hora de ir a su casa pero no quería ir sin antes pasar por donde se encontraba su amado KiBum, así que se limpio las lágrimas, escondió su celular junto a los análisis y se levanto de donde se encontraba. Camino con lentitud sin dejar de ver las hojas que volaban junto a la brisa volteando a uno de sus lados pudo ver con claridad a uno de sus compañeros de escuela Soo Hyun. La persona más rica de todo Corea ¿Cómo podía haber gente tan creída en este mundo? Se preguntaba una y otra vez sin dejar de seguir su camino, no se preocuparía por nada, si le quedaba poco tiempo de vida no se tomaría aquel medicamento que su doctor le había dado minutos atrás; luego de un par de segundos llego hasta donde se encontraba la universidad y ahí estaba... Su querido KiBum venia en su dirección, con una sonrisa se acerco hasta donde este y le abrazo con fuerza. Una fuerza que cada vez más se hacía un poco mayor, sin evitarlo sus lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, era imposible no sentirse mal al saber tal situación. Debía disfrutar lo que le quedará de vida, lo haría sin duda alguna.

-Minnie... ¿Qué sucede? -Pregunto el mayor quien comenzó a corresponder al abrazo de su contrario, se notaba preocupación en su voz.

-No sucede nada Kibummie... Solo estoy emocionado por verte... -Mintió escondiendo su rostro en el pecho de su contrario, trataba de deshacer el nudo que se encontraba en su garganta, mordió su labio inferior separándose de la anatomía de su contrario mirando los ojos gatunos de este con detenimiento.- ¿Vamos a comer juntos hoy Kibummie?

-Asintió sonriendo de lado, mirando a este con preocupación, ¿Cómo podía decir que estaba bien, si se notaban sus ojos tristes? Extendió su mano tomando la contraria para ponerse a su lado.- vamos al café que tanto te gusta, ¿Quieres? Gracias a ti... Es uno de mis lugares favoritos, siempre me recuerda a ti.

-¿En serio? -Abrió sus ojos ampliamente por la impresión que sus palabras le habían causado en esos momentos, de seguro le recordaría mucho cuando él ya no estuviera más en la tierra, suspiro profundo limpiando sus lágrimas con la manga de su suéter.- ¡Vamos Kibummie! Quiero que comas muchas cosas dulces, quien sabe... Tal vez te recuerden a mi algún día no muy lejano... -Frunció un poco sus labios comenzando a caminar sin soltar la cálida mano de su adverso, estaba tan cómodo que no quería hacerlo, esa mano le daba seguridad y de eso estaba consiente.- quiero que comamos pastelillos de chocolate... Y un café con crema de chocolate de esos que tanto te gustan, ¿Qué dices?

Volteo a ver a su mayor viendo como este arqueaba una de sus cejas, esa mirada le decía todo.. Este tenía dudas y ni muerto contestaría alguna, "¿Por qué eres tan tonto Lee Taemin?" se maldecía para sus adentros.

-Me parece bien Minnie, aún que no me gustan los pastelillos.. Son muy dulces y bueno, sabes bien que no los como mucho.

-¡Anda! Compláceme un poquito aún que sea... Quiero que comas muchas cosas dulces para que me recuerdes siempre que las veas... O cuando las estés comiendo.. -Bajo su cabeza apenado viendo como cosa interesante este, miro sus pies al seguir el camino que daba hasta esa cafetería que tanto le gustaba ya que ahí fue su primera salida con su contrario, de algo estaba seguro nunca olvidaría los buenos momentos que tenían juntos.

-Lo haré Minnie... Solo que ciento que te sucede algo. Tú nunca me miras con esos ojos tristes, esa mirada que me gustaba de ti no está.. -Dijo aquellas palabras siguiendo a su contrario viendo la delgada anatomía de su adverso mientras este caminaba con su cabeza abajo.- ¿Podrías decirme que sucede?

-Ya dije Kibummie, no es nada...

Llegaron hasta esa cafetería que TaeMin amaba tanto entrando con algo de rapidez yendo directamente hasta una de las cuantas mesas para pedir su orden. Una vez que sus ordenes llegaron y comieron KiBum tenía sus sospechas de que algo andaba mal con su niño ¿Cómo no preocuparse si ese chiquillo lo traía loco desde hace más de un año? Y si seguía estando lejos pero a la vez cerca de él era porque sus padres eran una mierda. Querían a alguien rico quien los mantuviera sin importarle la felicidad de su único hijo. KiBum sabía bien qué hacer para que su pequeño le dijera las cosas y eso haría sin duda alguna.

De regreso a la mansión de Taemin donde KiBum siempre lo dejaba en la puerta y se iba caminando directo a su casa, vio que algo sobresalía de la mochila del pequeño. Sin que este se diera cuenta tomo los papeles con cuidado y los guardo en su mochila para verlos después, ¿Serían algunos papeles acerca del matrimonio de este? ¿Sería algo importante? Miles de preguntas se formaron en su mente a cada cuadra que pasaban; vio a su contrario acercándose a este con cuidado como siempre lo hacía, viendo cada facción del rostro blanquecino de este. Sus gruesos y rojos labios que tanto le llamaban la atención ¿Sabían a fresa como siempre lo había pensado? O ¿A cereza? Sus ojos profundos que le miraban con detenimiento serían unos de los muchos que nunca vería en su vida; solo él tenía todo lo que le encantaba. Al diablo la diferencia de edad... Él lo quería, lo amaba, lo quería en su cama gimiendo su nombre una y otra vez mientras lo penetraba profundo declarándole todo su amor, ¿Era un depravado sexual? Quizá.

-Minnie... Prométeme que mañana estarás mejor, quiero verte en mi casa, ¿Vendrías? -Se relamió sus labios por costumbre de él tomando su mano con cuidado como si esta se fuera a romper.- quiero decirte algo...

-¿Huh? -En su cabeza se había formado una gran duda y curiosidad, pensó unos segundos antes de poder asentir con suavidad.- nos vemos ahí. Tú familia es muy agradable, no como la mía.. -Bajo su cabeza soltando un suspiro pesadamente.- quiero ver a tus perritos, me llevo muy bien con ellos.

-Y a ellos les agradas cielo... Nos vemos -Se acerco al rostro de este y sin pensarlo dos veces estampo sus labios con los gruesos de su contrario.- a-adiós.

Se dio media vuelta yéndose rápidamente de la casa de TaeMin, lo había besado y eso le había encantado, sin duda mañana mismo este se enteraría de todo lo que le hacía sentir desde un año aproximadamente.

La hija de Kim KiBum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora